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Notas sobre Adam Kadmón

¿de que se trata todo esto? ¿de que se trata realmente la tradición kabbalista? ¿Se trata de darle
normas morales al salvaje humano? ¿Se trata de un sistema de culpa para manejo muy efectivo de
la población? Mi percepción de la tradición bíblica no va muy de acuerdo con la ostentación,
tampoco va muy de la mano con la riqueza del Vaticano, tampoco va muy de la mano con el apañe
que tienen los religiosos de los lugares santos, en donde si no estás vestido como debes, en lugar
de compasión por los pobres paganos que vamos a peregrinar hay una lluvia de odio por como nos
atrevemos a pisar esos lugares santos. Yo siento que todo eso ha sido perversión de la tradición
bíblica y básicamente porque no hay comprensión del aspecto místico de la tradición kabbalista.
En un entendimiento de esos, no puede haber tal manifestación. Yo creo que lo hemos errado por
muchísimos siglos no solo los católicos o los protestantes, no hemos entendido de qué se trata la
riqueza que tenemos en nuestras manos y hemos creado juegos terribles. La visión kabbalista en
una forma muy simple es la siguiente: DIOS ES PERFECTO, ES TOTAL, ES UNO, Dios en si
mismo, y aquí lamento no tener una palabra para decir, en si misma, porque no tenemos una
palabra precisa para referirnos a la otra parte, es inconocible por nosotros. Nuestra capacidad no
puede penetrarlo o penetrarla. Es femenino o masculino, es igual, es innombrable, es inconocible,
es absoluto, es perfección total y el dilema que plantea la biblia, es: cualquier extensión, cualquier
creación de Dios está atribuida de esa perfección y por lo tanto no puede estar separado de la
divinidad.

Entonces digamos en ese estado de perfección, si Dios dice hagamos la luz, la luz es tan perfecta,
tan total, que está en completa unión con el origen y Dios es el origen. Y no hay diferencia entre
Dios y la creación. Hagamos cualquier cosa es nada más, más de lo mismo. El dilema que plantea
la Kabbalah es como existimos nosotros que estamos definitivamente no perfectos, que andamos
perdidos, decaídos, que andamos fragmentados, que andamos en pecado, como quiera decirse,
¿Qué pasó ahí, como le hizo Dios? Aquí es bueno, Dios encontró una forma, la forma fue
rechazando o negando su naturaleza. Y esto lo vamos a tratar de entender a nuestro nivel, que ya
está muy difícil, porque en su nivel olvídenlo.

Entonces el planteamiento es: hay un nivel en esta realidad perfecta que implica movimiento, que
implica un deseo de dar o compartir, íntimamente asociado con el amar. Cuando Ustedes aman, lo
primero que quieren es compartir, pues en esa perfección, en ese estado de divinidad absoluta
empieza a ser una repetición de su propia divinidad pero no hay alguien separado que pueda
recibir ese amor. Entonces hay una situación en donde ese dar, que puede traducirse como luz, un
flujo de luz que se está extendiendo, que se está dando, está siendo recibido por un espacio
absoluto que es Ein Sof. Entonces la luz infinita está dando infinitamente y el espacio está
aceptando también infinitamente, y entre más luz más espacio, y todo es infinito y hay perfección.
Entonces no hay nada que hacer porque solamente es una extensión de la perfección.

Entonces la forma de solucionar desde nuestro nivel, digamos desde acá para allá, fue que Dios
negó su perfección por un instante, en donde rechazó esa luz. En donde Ein Sof se cerró por un
instante y la luz rebotó y ese rebote crea una especie de succión en esa perfección crea la nada, lo
que llaman los teólogos la Nada Ex nihilo, no hay nada, absolutamente nada. Pero en esa succión
que se llama Tzim Tzum, básicamente esa nada queda sostenida por un punto de luz, entonces
imagínense todo este cuarto y todos los presentes, es esa realidad perfecta. Entonces todos los
que somos, somos luz y el espacio nos está conteniendo, entonces hay más luz y mas espacio,
mas cuarto, mas personas, así sucesivamente. Entonces cuando haces el rechazo se crea un
espacio nuevo, digamos un cuarto nuevo, distinto al que existía. Ese vacío, ese cuarto nuevo es la
nada. Pero en vez de ser una existencia totalmente separada a lo divino queda conectada a lo
divino a través de un punto de luz. Ese punto de luz es básicamente el puente entre lo creado y lo
divino, ese punto de luz, es la presencia de la creación.

Ese puente de luz, es por ejemplo cuando leemos el génesis, la primera palabra que es Bereshit,
que es el Principio. En la teología cristiana es el Logos, el Verbo de donde todo nace. Este mundo
que es Bereshit, la esfera de luz, con el vacío, con la nada, distinta a la nada, es un mundo creado
en perfecto equilibrio, en perfecto balance entre Dios y esa creación. Este mundo en kabbalah se
llama Adam Kadmòn, el primer mundo, y de ese mundo van a partir, a nacer todos los demás
mundos. De esa luz va a nacer todo y va a ser contenido en esa nada. En kabbalah es muy
interesante entender que la creación es algo que ocurrió hace siete mil años y se acabó. La
creación es un momento eterno, porque la creación, ese rechazo, ese Tzim Tzum, que nosotros
explicamos como un momento de negación, en realidad para lo creado es la eternidad, ese
momento de creación es eterno; entonces la creación es algo que va sucediendo cada instante, no
fue algo que pasó como un big bang que pasó hace mucho y va hacia un final, es algo
eternamente presente. Hasta ahí vamos muy bien porque no existía.

De aquí en adelante va a empezar a haber muchos niveles en la creación que van a dar toda la
variedad de formas, de seres, de conciencias, de estructuras, pero cabalísticamente entendemos
que como ese punto es Dios mismo, la presencia de Dios mismo en la creación, ese puente
abierto, todo lo que se va a manifestar a través de ahí va a ser bueno, va a ser puro, y ahí viene la
paradoja, si todo fuera bueno y puro no puede haber libre albedrío.

Cualquier ser que fuera creado a partir de ahí nacería sin libre albedrío, no hay posibilidad de elegir
porque no hay otra posibilidad, aunque tuviéramos la posibilidad de elegir, no la podríamos ejercer
porque no hay otra posibilidad. Todo seria pureza, bendición y totalidad en esa relación con Dios.
Esa era una posibilidad, a la mejor si nos hubieran preguntado hubieran dicho: Yo me quedo con
esa. Igual les preguntaron, yo que sé. Pero la solución, es entonces hacer una primera creación
donde la luz emitida por Bereshit tiene tal potencia que los vasos que también están hechos de luz,
los vasos que reciben esa luz no la pueden contener. Entonces vamos a ver en algunos versículos
de la biblia donde se compara a Dios con un alfarero y básicamente la idea es que en la primera
creación se producen vasos de luz, que reciben luz, pero la luz trae todo el voltaje y todos los
vasos se rompen y de hecho así se llama esta fase, rompimiento de los vasos. Al romperse los
vasos se produce por primera vez caos, desorden, Toju es en hebreo. Porque ahí empezó el
problema. Pero vean que inteligente es Dios porque primero se las arregla para crear algo
separado a través del Tzim Tzum, pero “si sigo creando va a haber muchas formas de vida pero
todas van a estar completamente en armonía diciendo siempre “Si Dios” y todo mundo contento
pero el problema es que no hay libre albedrío. Y si no hay seres con libre albedrío ¿cómo puedo
compartir amor consciente?. El plan con maña de lo divino, es como crear seres con los cuales
pueda compartir conscientemente ese amor, no como comprar un perico y como le damos de
comer está con nosotros; sino un perico que conscientemente diga, si, no, de esta me gusta, de
esta no y aunque no me des galletas yo también te quiero. Es muy distinto. Entonces la segunda
etapa, la creación del caos tiene esta posibilidad.

Vamos a crear una segunda posibilidad, para que haya libre albedrío. Entonces viene el
rompimiento de los vasos y a esto podríamos llamarle a muchos niveles una materia caótica pero
que tiene escondido, retenido: luz. Porque fue una luz fuerte y muy pura, entonces cada pedazo de
caos es pureza potencial y sabiduría potencial. Entonces el plan de Dios es, voy a crear caos para
que haya luz potencial pero aún en la superficie, aunque la veamos mala y que hay sufrimiento e
ignorancia, ese caos va a tener en forma potencial una gran luz que si podemos rescatar de ese
caos, se transforma en pureza y plenitud.

Por ejemplo en una visión maniqueísta donde vemos que la dualidad del bien y del mal esta en
balance, que es una visión muy antigua que entró a través del gnosticismo a la visión cristiana, que
en muchos lados la gente piensa que el Satán o satanás, o el mal tienen el mismo poder que el
bien. O vean muchas de nuestras películas y el mal siempre le gana al bien. O la otra posibilidad
de elección es tan grande o tan fuerte como la elección del bien, pero Dios metió un seguro y es
que ese mal, en su profundidad, en su misterio es luz contenida. Entonces desde la visión bíblica,
desde la visión kabbalista el mal no tiene el mismo valor que el bien, porque aunque en apariencia
si sea igual que el bien, incluso se vea más grande, en un nivel único de existencia, el mal contiene
luz.
Entonces, aquí es muy importante. Uno de los trabajos esenciales de los cabalistas es liberar las
chispas divinas que están retenidas en el caos. Por eso les decía que la creación bíblica tiene una
visión muy distinta a lo que sería por ejemplo la budista, porque desde su esencia uno de los
trabajos es liberar las chispas para que tarde o temprano el mal deje de existir. El precio por tener
libre albedrío es el caos, pero sin embargo está la medicina última, erradicar el sufrimiento, que es
liberar la luz divina que está contenida en ese caos.

Entonces tenemos en la primera existencia Dios puro absoluto. En la segunda el tzim tzum, el
rechazo, la nada con Bereshit. El tercer punto es el rompimiento de los vasos que crea la
posibilidad de elección, pero eso si, hay sufrimiento, hay caos. Pero eso si, hay un universo donde
puede haber libre albedrío y desde ese universo nacen múltiples mundos. Que normalmente en la
visión del Zohar se habla de los cuatro mundos (Atzilut, Beriah, Yetzirà e Ibrià) cada uno con
distintas esferas, que nacen simultáneamente de Adam Kadmòn, de este mundo primordial.

Eso está representando los cuatro mundos, cada uno con diez esferas, cada esfera es un nivel de
realidad del más sutil al más físico. Pues la esfera más física es la del reino (Maljut) es este mundo
como lo conocemos, como lo tocamos. En un nivel de realidad podemos decir que de esas
cuarenta esferas en realidad estamos viviendo conscientemente en la primera, en la de hasta
abajo. Y todos los demás son niveles cada vez más espirituales, pero todos están contenidos en el
primer mundo que es Adam Kadmòn.

Ahora, ¿Qué es la idea? La idea es que ya encarnados en el mundo físico estamos en el fondo de
la botella, cualquier cambio que hagamos va a afectar toda la botella, si hacemos un cambio a otro
nivel no necesariamente afecta a lo de abajo. Entonces es un regalo de Adàm Kadmòn que
podamos afectar a todo, es un regalo a veces pero también es una gran responsabilidad, porque
todo lo que se teje acá abajo afecta todos los mundos superiores. El sentido del ser humano, por lo
menos como nos conocemos, es que al estar encarnados en el fondo de la botella, el trabajo
espiritual que hagamos va a liberar todas las chispas divinas contenidas en la botella, en todos los
niveles.

En general hay dos visiones en kabbalah. Bueno ¿por qué no bajamos la luz?. A eso se le llama el
Descenso del Espíritu, el Ungimiento de la Shejinà. O ¿por que no subimos?. Esta es la práctica de
la Merkabà, el ascender espiritualmente por todos los mundos hasta regresar a Bereshit. O más
inteligentemente, porque no subimos y bajamos. Ese es realmente lo que fundamenta la práctica.
Que puedo hacer para que la luz descienda a través de los distintos niveles espirituales hasta el
mundo físico e identificamos esa luz cotidianamente con la Shejinà, el Espíritu Santo.

Por ejemplo, la visión cristiana del bautismo de fuego es un símbolo del descenso de la Shejinà
iluminando todos los mundos hasta llegar al mundo físico y en ese descenso todo se va liberando
todo se va purificando, la visión del bautismo de fuego es que ese descenso y ese efecto va a
suceder cuando venga el Mesías. Que es la misma visión judía pero explicada de otra manera.
Entonces lo que vamos a tener en kabbalah, son prácticas para que se produzca el descenso del
Espíritu y prácticas para que nuestro ser ascienda y por decir así nos encontremos más o menos a
la mitad. Pero de todos modos, tarde o temprano tiene que venir un llenamiento del Espíritu en la
creación, en todos los niveles.

A veces con la Merkabà decimos que yo doy un paso para adelante y Dios da diez hacia mí. En
ese sentido cualquier impulso hacia Dios causa una respuesta, por eso decimos que es un camino
de dos vías, cualquier movimiento ascendente causa un movimiento descendente de la Shejinà.
Bíblicamente se nos enseña que esto es muy difícil y creo que ustedes ya se dieron cuenta que la
vida no es fácil y menos que el Mesías venga. Entonces la biblia plantea un plan paso por paso
para que esto pueda suceder. Esto hace distinta la tradición bíblica de otras tradiciones.
En el principio… primero, en el principio, Bereshit, implica el tzim tzum, la nada, todo lo que
hemos hablado hasta hoy, creó Dios el alfabeto, el Verbo, esa radiación que está cubriendo todo.

Los cielos… se está refiriendo a los cuatro mundos siguientes, que vienen como el segundo
mundo, decimos que Adam Kadmòn es el primer mundo, Atzilut, los cuatro mundos que van
descendiendo, pero no es que primero se generara una cosa y luego la otra, sino que de manera
simultánea fueron creadas y existieron todas las esferas. Entonces tenemos en el mundo de
Atzilut, que quiere decir Emanación. Es la emanación más pura de la luz divina y tiene diez
esferas. En este mundo tenemos la presencia divina todavía sin forma, sin embargo, aunque no
tiene forma, cada nivel de este mundo está manifestando un impulso distinto por llamarlo así de la
divinidad. Este impulso distinto de la divinidad está asociado con un nombre de Dios. Entonces eso
hace que tengamos diez nombres de Dios asociados con el segundo mundo Atzilut. Atzilut, esto
debo aclararlo es el primer mundo con esferas. El primer mundo en general es Adam Kadmòn,
pero tiene nada mas vacío y luz. El primero con esferas, aunque sea el segundo digamos de arriba
hacia abajo, es Atzilut. Entonces en Atzilut, Keter que es la esfera más alta que representa lo más
profundo de la divinidad, está asociado con un nombre superior, que de hecho no lo pronunciamos
nunca bien, porque los nombres de Dios para pronunciarlos hay que purificarnos.

Después tenemos Hojma y tenemos el famoso tetragrámaton o Hashèm, y es lo que en la Biblia


cristiana traducen como Jehová o Yahvé, y que básicamente, los Judíos este nombre lo consideran
tan sagrado que lo cambian por la palabra Adonai que quiere decir Señor. Entonces cuando
decimos Adonai nos estamos refiriendo al tetragramaton, y decimos Adonai precisamente por la
reverencia que tenemos a través de este nombre y porque no tenemos idea de cómo se pronuncia.
En realidad la pronunciación del tetragrámaton es uno de los grandes secretos guardados en
kabbalah.

En el segundo mundo, de Briah, lo que tenemos es la creación de las primeras formas. Y las
asociamos con los nombres de los arcángeles o de la jerarquía de mensajeros divinos más altos
que hay. En el tercer mundo, tenemos la asociación con todas las realidades espirituales que
podíamos llamar intermedias, que no están relacionados con el universo físico que son realidades
espirituales pero que no tienen el nivel digamos de arcángeles, y mucho menos el nivel divino. En
este mundo que es ya el cuarto, básicamente cuando no estamos encarnados es donde nuestra
alma vive. Y por último tenemos el quinto mundo de arriba hacia abajo, que es el mundo de la
forma, ahí tenemos todo lo que nos rodea físicamente. digamos los planetas, hay planetas
asociados con distintas esferas, y obviamente estamos en Malkut que es la última esfera.

Si vamos de abajo hacia arriba, en el quinto mundo, tenemos el origen de Nepesh que es el alma
que nos da vida. En el esoterismo le llamamos el doble etérico. En el cuarto mundo, siguiendo de
abajo hacia arriba, tenemos el nivel de nuestra alma que se llama Ruach, el aliento divino y
básicamente es lo que llamamos el alma. Hace un momentito les dije que cuando no estamos
encarnados ahí es donde habitamos, nuestro Ruach habita ese segundo mundo de abajo hacia
arriba. Cuando encarna significa que se mete en un cuerpo biológico, quiere decir que si un cuerpo
biológico si tiene vida, tiene Nepesh, o sea doble etérico. Si Nepesh se separa del cuerpo físico, el
cuerpo físico muere, entonces Nepesh es el soplo de vida. Ahora Ruach, es por ejemplo lo que en
griego se llama la Psique, el alma, todo rollo de percepción, de mente dual, es parte de Ruach. En
Briah, que es el tercer mundo de abajo hacia arriba, tenemos lo que se llama Neshama, que de
alguna manera es la parte más alta que vivimos y experimentamos normalmente.

Entonces Nepesh, Ruach y Neshamà, están asociados en ese orden con los tres mundos más
bajos. Es donde básicamente la experiencia del alma sucede. Briah equivale a la parte del alma
que se llama Yejidà. En realidad sería más lo que representaría la experiencia de conciencia
cósmica o la perla azul. Y Hayà, que es el último nivel de alma, que equivale a Adam Kadmòn,
equivaldría a lo que llamamos la chispa divina. O nuestra verdadera identidad divina, o esa
partícula de luz, de Bereshit, que a la hora de crear seres se deposita en cada uno de nosotros.
Esa pequeña chisa esa es Hayà. Entonces decimos que nuestra verdadera identidad está ahí. Esa
es la imagen y semejanza de Dios en nosotros. Normalmente Hayà y Yehidà, que sería Adàm
Kadmon y el siguiente primer mundo divino, quedan como fuera de la experiencia humana
cotidiana, a menos que estemos haciendo prácticas profundas de contemplación. Nepesh, Ruach,
Neshemà, y luego Yehidà y Hayà, en esos tres niveles. Y luego si vamos por ejemplo a la Mikve, o
sea baño ritual, nos sumergimos tres veces, para limpiar Nepesh, Ruach y Yehidà. Al usar el
Tefilim por ejemplo, anudamos tres veces el dedo porque estamos trayendo luz o estamos
casándonos con la Shejinà en esos tres niveles, pero por ejemplo el Tefilim ya no toca Yehidà
Hayà. La práctica del Tefilim, del Talit, del Chal, etc. Está diseñada para alimentar, para casarnos
con la Shejinà en esos tres niveles.

Adam Kadmón, sostiene el árbol, es el árbol y dentro de él están los mundos. Cuando el ser
regresa a Adám Kadmón puede ver a Dios cara a cara y establecer una relación consciente con él
ella ello.

En síntesis: La primera realidad que es Adám Kadmón, se compone de la luz primordial de


Bereshit, y en ese vacío y en esa realidad, y en todo lo que sigue, porque todo lo que sigue está
contenido en Adám Kadmón, hay un residuo o Reshimu de Dios, porque nada existe sin esa
presencia. Como esta es una realidad perfecta tiene que haber otro fenómeno que es Shevirat Ha
Kelim, (el rompimiento de los vasos), que causa la aparición del espacio-tiempo y la posibilidad de
existencia de fenómenos e individuos. Este universo tiene un regreso natural a través del principio
de Entropía y también tiene a través de los seres conscientes una regresión propositiva a la
unidad, que generalmente se asocia en el lenguaje común con la evolución.

Adam Kadmón es el universo de regreso, cuando seamos glorificados, tengamos un cuerpo de luz
o resurrección, no es estacionarse en alguno de los otros cuatro mundos sino regresar a Adám
Kadmón, pero como individuos, ya que aquí existen todos los planos de liberación. La tecnología
específica para acceder a Adam Kadmón es la oración.

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