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Historia de la música II: madrigales

Madrigales de primera mitad S.XVII.

Claudio Monteverdi (1567 – 1643) nace en Cremona, la ciudad donde nacen los Stradivarius.
Comienza a estudiar música desde muy pequeño siendo su profesor el maestro de capilla de la catedral
de Cremona. Éste le dio una excelente formación en contrapunto, canto y lecciones de viola. Terminó
tocando la viola da gamba y la viola da braccio.

Empezó a publicar desde muy joven con música religiosa pero cuando tuvo que buscar su primer
empleo, se dirigió a Verona. Allí publica su primer libro de madrigales en el año 1587. Todos son
madrigales a cinco voces que era la configuración habitual de los madrigales de finales del S. XVI. Se lo
dedica al conde que pretendía que le diera trabajo, el conde Marco Verità.

De Verona se dirige a Milán donde interpretó la viola ante un notable de la ciudad y a quien le dedicó su
segundo libro de madrigales. Todos estaban hechos a cinco voces de nuevo. Se publicó en enero de
1590. Finalmente fue contratado como instrumentista de viola en la corte de Mantua al servicio del
Duque Vincenzo Gonzaga. Entró por tanto en el escalafón musical más bajo de la corte.

Los Gonzaga tenían a su servicio a un grupo selecto de músicos y cantantes. Entre ellos estaba el que era
maestro de música de la corte, Giaches de Wert, un madrigalista franco – flamenco renacentista (1535
– 1596). Su influencia se deja sentir inmediatamente en el tercer libro de madrigales de Monteverdi
que dedica a su patrón (el duque) en el año 1592). Nuevamente eran madrigales a 5 voces.

En Mantua, Monteverdi comenzó desde lo más bajo, pero poco a poco fue escalando puestos y
aprendiendo los entresijos cortesanos y a moverse en la corte. En 1599 se casa con Claudia Cattaneo
(cantante de la corte) y sigue mejorando su consideración musical por parte de sus compañeros. Sus
obras por lo tanto comienzan a aparecer publicadas en distintas antologías.

En 1601 es nombrado maestro de música de la corte de Gonzaga. En 1602 recibe el título de


‘Ciudadano de Mantua’. Además, comienza a ser conocido fuera de Mantua por la fama que va
cogiendo. Publica su cuarto libro de madrigales en 1603 y a cinco voces. El quinto libro de madrigales
lo publica en 1605 dedicado a Gonzaga y a cinco voces también.

No obstante, a los últimos seis madrigales de este libro les añade el bajo continuo, elemento que ya no
abandonará en el resto de su producción madrigalesca. Como maestro de música de Vincenzo Gonzaga
tenía numerosas obligaciones. Tenía que ocuparse de la capilla musical religiosa, dar lecciones de canto
a los cantantes de la corte y además componer la música profana incluida la música teatral. Así vemos
como en 1607 compone Orfeo. Poco después de estrenar Orfeo, su mujer cae enferma en
Cremona y él parte a esta ciudad. En septiembre muere su mujer y él cayó en una profunda
depresión. Esto le hizo que no quisiera volver a Mantua y por lo tanto escribía y enviaba música a la
corte desde Cremona. Cuando vuelve a Mantua compone la ópera Arianna (1608) que está toda
perdida y solo se conserva el lamento.

En Mantua lo tratan bastante mal y cada vez tiene más problemas. Este ambiente cambia cuando muere
Vincenzo Gonzaga repentinamente en 1612 y Monteverdi es despedido. La fortuna quiso que por esas
fechas, al año siguiente muriera el maestro de capilla de la catedral de San Marcos de Venecia, puesto al
que Monteverdi se presentó y consiguió en 1613. A partir de este momento hasta su muerte 30 años
después, permaneció en este puesto.

Para Monteverdi fue una lotería. En Venecia, Monteverdi, tenía bastantes obligaciones como dirigir,
componer para la propia basílica y para las fiestas religiosas de la ciudad como semana santa, san
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marcos, día de la ascensión y también para otras iglesias. También componía para ciudadanos
adinerados de la ciudad. En 1614, publica su sexto libro de madrigales para cinco y siete voces más bajo
continuo y en esta ocasión no se lo dedica a nadie, lo que se considera una clara manifestación de
independencia por parte del compositor.

El séptimo fue publicado en 1619. Ahí abandona la configuración de cinco voces y encontramos
madrigales de una a cuatro y seis voces más bajo continuo e instrumentos. No volverá a publicar
otro libro de madrigales hasta 1638 y será el octavo y es el más interesante de todos. Se encontrarán de
una a ocho voces con bajo continuo e instrumentos. Durante estos años, no publica tantos madrigales
porque ahora solo escribe los que desea escribir. No tiene ninguna obligación entre el séptimo al octavo
porque es un músico conocido internacionalmente. Incluso compositores famosos vienen a estudiar con
él como el alemán Henrich Schüz.

El hecho de ser maestro de capilla de San Marcos, hace que su catálogo aumente de forma prodigiosa y
baje la producción profana. Finalmente, tiene un noveno libro de madrigales póstumo publicado en
1651 y tiene madrigales a dos y tres voces más bajo continuo. Los madrigales de este libro son de sus
últimos cinco años de vida. Al final de su vida, a dos voces es su configuración favorita.

De todo este grupo de libros de madrigales, en el tercero, cuarto y quinto fueron los más populares y se
reimprimieron hasta 15 veces. Se puede observar como a partir del séptimo libro de 1619, la
naturaleza de los libros cambia significativamente ya que los títulos son más poéticos, los
contenidos en cuanto a dotación y estilos son mucho más variados y el bajo continuo.

Veremos el madrigal ‘Ecco mormorar l’onde’ del segundo libro de madrigales de 1590. Este madrigal
es un ejemplo bastante típico de un madrigal a 5 voces de finales del siglo XVI. El texto pertenece a uno
de los más grandes poetas renacentistas italianos como es Torquato Tasso (1544 – 1595). El poema es
pastoril y recrea un lugar soñado ensalzando los placeres de la naturaleza y su impacto sobre los
amantes.

La primera parte es rica en palabras susceptibles de ser imitadas con música sobre las que utilizar los
madrigalismos. La segunda parte del poema, sin embargo no tiene expresiones o palabras que
puedan representarse musicalmente. Aquí Monteverdi se contenta con utilizar una escritura
contrapuntística que enfatice lo pacífico de la atmosfera. Es una obra no muy difícil de interpretar pero
tampoco fácil pero nos muestra que Monteverdi parece tener en mente a músicos aficionados que era el
mercado típico de los madrigales en la época y está escrito más para el placer de los intérpretes que el
de los oyentes.

 Madrigal “Cruda Amarillo, che col nombe ancora” (quinto libro de madrigales publicado
en 1605.

Cuando Monteverdi es contratado en la corte de Mantua en 1590, era maestro de música de la corte el
músico franco-flamenco Giaches de Wert. Era un compositor que se encontraba en la vanguardia de la
música profana italiana y cuyas obras se caracterizaban por una violenta e intensa representación de
los textos sin precedentes.

En su producción madrigalesca, encontraremos dos tipos. Un primer tipo de madrigales que se


denominan declamatorios, que son aquellos que van a utilizar textura homofónica y
contrapuntística con disonancias y cromatismos ocasionales y que recurren también a la declamación
del texto. (El texto declamado es de los actores de teatro, es un texto hablado y afectado)
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El otro tipo de madrigales es denominado “expresionistas” en los que va a utilizar tritonos, séptimas,
novenas, texturas extremas, cambios de tempo o silencios bruscos que buscan representar el texto y
que son todo recursos que apuntan ya hacia la Seconda Prattica de la que Monteverdi va a hablar en el
prefacio de su quinto libro de madrigales.

Este nuevo estilo fue anunciado en los últimos años del siglo XVI por las obras de compositores como
Giaches de Wert o Luca Marenzio, Carlo Gesualdo cuyos textos emocionalmente intensos requerían
medios musicales infrecuentes e incluso prohibidos que acaban por perturbar definitivamente el estilo
equilibrado de la polifonía renacentista.

El tercer y cuarto libro, Monteverdi los publica en Mantua y en ellos se nota la influencia de Giaches de
Wert. Pero en este quinto libro, el uso de la disonancia se hace más audaz cuando el texto así lo
requiere y además en los últimos seis madrigales incorpora el bajo continuo que pasa a ser un elemento
fijo y obligado en toda su producción madrigalesca.

En la poesía italiana del siglo XVI, el madrigal era un poema de una sola estrofa en el que se alternaban
versos heptasílabos y endecasílabos con rima libre. El texto de Cruda Amarilli proviene de un poema
pastoril de Giovanni Battista Guarini (1538-1612). Fue junto con Tasso los poetas cuyos textos más
musicados del renacimiento. El poema pastoril se llama “il pastor fido” (el pastor fiel). El poema
cuenta las vicisitudes que le ocurre a dos parejas de amantes. Una es Amarilli y Mirtillo. La otra
pareja es Dorinda y Silvio.

 “O sia tranquilo il mare, o pien d’orologio” del octavo libro publicado en 1638.

Este libro es considerado la obra cumbre de la producción de Monteverdi ya que es el último que
publicó vivo pero sobre todo porque lo publicó en un momento en el que recoge los madrigales de todos
los años en los que ya era una figura internacional. Era conocido, componía para fuera y compone lo que
él quiere y por lo tanto esto es lo que se ve en el octavo libro. En diferencia con el anterior hay 20
años de distancia. La forma que más le gusta a Monteverdi es la de dos voces con dos tenores y bajo
continuo y las usa en este madrigal.

El texto de este madrigal es anónimo. Es un soneto (dos cuartetos y dos tercetos) y su texto tiene
elementos pastoriles, referencia a la naturaleza, así como el tono de lamento que tiene el Cruda
Amarilli y se aleja definitivamente de la textura de las 5 voces de finales del XVI y principios del XVII.
La textura es la del dúo y su ventaja es que el texto puede ser presentado de un modo relativamente
claro y a diferencia de la canción a solo, es posible utilizar una escritura contrapuntística que
intensifique o subraye la expresión del texto además de poder explorar las disonancias entre las voces.

Las voces aquí se van a comportar como solistas, posibilidad que le ofrece la incorporación del bajo
continuo. El bajo continuo es el que se ocupa del sostén armónico. Antes de que hubiera bajo continuo,
las voces tenían que hacerlo todo. Lo más llamativo de este madrigal ocurre en el verso 12 sobre el texto
“Ma tu non torni, o Filli” que es donde se centra la queja del amante y en el que Monteverdi va a
utilizar un tiempo ternario que contrasta con el recitativo anterior y posterior.

En esta sección, la música no se parece al texto y tampoco es la sirvienta de la poesía. Se repiten


palabras en una expansión lírica. Esta sección, que concede un poder expresivo al estilo Aria sugiere
que Monteverdi se ha alejado de la Seconda Prattica anticipando importantes desarrollos posteriores
del Barroco.

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