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CONSTITUCIONALES
Daniel Ronald Raa Ortiz
SUMARIO: I. El derecho a la prueba como derecho fundamental. II. El derecho a
la prueba en los procesos de garantía constitucional. – II.1. La naturaleza de los
procesos de garantía constitucional y el derecho de toda persona a un proceso sin
dilaciones indebidas. – II.2. El Art. 9º del Código Procesal Constitucional como
parámetro al derecho a la prueba en los procesos constitucionales. – II.3. La
actividad probatoria del juez en los procesos de Hábeas Corpus por detención
arbitraria. – III. El derecho a la prueba en los procesos de control constitucional.–
IV. Conclusiones.
I. EL DERECHO A LA PRUEBA COMO DERECHO FUNDAMENTAL.-
El derecho a la prueba es el derecho fundamental de toda persona a que se
admitan y actúen los medios probatorios ofrecidos por los sujetos procesales
distintos al Juzgador y los valore debidamente, teniéndolos en cuenta en su
sentencia o decisión, prescindiendo el resultado de su apreciación( ). Dicho
derecho forma parte integrante del derecho a un debido proceso legal y del
derecho a la Tutela Judicial Efectiva. Éste tiene cinco elementos:
Derecho a ofrecer determinados medios probatorios.
Derecho a que se admitan los medios probatorios.
Derecho a que se actúen dichos medios probatorios.
Derecho a asegurar los medios probatorios (su actuación).
Derecho a que se valoren los medios probatorios.
En efecto, el derecho a la prueba es aquel derecho subjetivo que tiene todo sujeto
de derecho que le permite utilizar dentro de un proceso o procedimiento en el que
interviene o participa, conforme a los principios que lo delimitan y le dan contenido,
todos los medios probatorios que resulten necesarios para acreditar los hechos
que sirven de fundamento a su pretensión o a su defensa( ).
El carácter de derecho fundamental del derecho a probar se determina dentro del
marco de lo que entendemos por Debido Proceso Legal, que es el derecho de
toda persona a que todo proceso (judicial, administrativo, privado, etc.) se
desarrolle con el respeto de ciertas garantías mínimas que aseguren un resultado
justo. Un elemento esencial es el derecho a probar, ya que no existiría Debido
Proceso Legal si no permitiera a la persona admitirse sus medios probatorios
dentro de un proceso, o que admitiéndolos, no sean valorados.
Lo expuesto ha sido referido por el Tribunal Constitucional en la Sentencia del 17
de octubre del 2005 (Exp. Nº 6712-2005-HC/TC – Caso Magaly Medina),
conforme detallamos a continuación:
“13. El derecho a probar es uno de los componentes elementales del derecho a la
tutela procesal efectiva, pues, como ya lo ha señalado este Tribunal en la
sentencia del Expediente N.º 010-2002-AI/TC, constituye un elemento implícito de
tal derecho. Por ello, es necesario que su protección sea realizada a través del
presente proceso constitucional.
(…)
15. Existe un derecho constitucional a probar, aunque no autónomo, que se
encuentra orientado por los fines propios de la observancia o tutela del derecho al
debido proceso. Constituye un derecho básico de los justiciables de producir la
prueba relacionada con los hechos que configuran su pretensión o su defensa.
Según este derecho, las partes o un tercero legitimado en un proceso o
procedimiento, tienen el derecho a producir la prueba necesaria con la finalidad de
acreditar los hechos que configuran su pretensión o defensa.
(…)
Reconocido el derecho a la prueba desde el punto de vista constitucional, este
Tribunal considera pertinente señalar que no todos los supuestos de su contenido
merecen protección a través de un proceso constitucional de la libertad (amparo o
hábeas corpus). Tal como lo establece el artículo 200° de la Constitución, estos
tipos de procesos han sido establecidos para proteger derechos de rango
constitucional. Los derechos que tengan su sustento en normas de rango legal o
inferior no podrán ser acogidos mediante estos procesos; el artículo 5°, inciso 1,
del Código Procesal Constitucional señala, contrario sensu, que solamente serán
amparables en sede constitucional aquellas pretensiones que estén referidas en
forma directa al contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado, tal
como se expresara en la sentencia del Expediente N.° 1417-2005-AA/TC.
(…)” (subrayado agregado)
Si bien se reconoce el carácter constitucional del derecho a la prueba, no todo
aspecto relacionado a dicho derecho es susceptible de ser protegido a través de
un proceso constitucional, debido que existen elementos de dicho derecho que
tienen protección legal. El Tribunal Constitucional ha determinado que la
vulneración del contenido esencial del derecho a la prueba tiene relación con la
afectación de otro derecho fundamental, tal como el derecho a la defensa dentro
de un proceso.
La consagración del derecho a probar como un derecho fundamental, determina
que su vulneración supone una afectación directa al orden constitucional e
internacional. Asimismo, supone que las normas jurídicas deben ser interpretadas
de la forma más favorable para la efectividad o maximización del derecho.
II. EL DERECHO A LA PRUEBA EN LOS PROCESOS DE GARANTÍA
CONSTITUCIONAL.-
II.1. La naturaleza de los procesos de garantía constitucional y el derecho de toda
persona a un proceso sin dilaciones indebidas.-
Los procesos de garantía constitucional tienen como objeto la protección de los
derechos fundamentales de las personas, de carácter residual y de trámite
sumario. Esto se enmarca en función a lo establecido en la parte ab initio del Art.
25º de la Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José:
“Art. 25º.- Protección Judicial.-
1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro
recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra
actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la
ley o la presente Convención, aún cuando tal violación sea cometida por personas
que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
(…)(Subrayado agregado)”
Este deber de los Estados de tener un recurso sencillo y efectivo para la
protección de derechos fundamentales se enerva cuando el proceso en el cual se
canaliza el mismo no genera efectividad y protección al afectado. En efecto, este
deber se enmarca en lo que la doctrina constitucional denomina “derecho a un
proceso sin dilaciones indebidas” que garantiza que el proceso se seguirá a través
de sus trámites, sin paralizaciones ni interrupciones improcedentes, que se va a
pasar de una fase a otra sin dilaciones, etc.
La naturaleza de los procesos de garantía constitucional –debido a su especial
objeto referido a la protección de derechos fundamentales- determina la necesidad
de generar mecanismos que permitan al órgano jurisdiccional otorgar una
adecuada tutela constitucional, ello sin dejar de tener presente las deficiencias del
sistema judicial peruano referidas a la excesiva carga procesal.
Una tutela judicial es eficaz si el proceso (especialmente, los procesos de
protección de derechos constitucionales) se desarrollan sin mayores demoras.
Nuestra anterior legislación procesal constitucional permitió –debido a su dispersa
legislación- que se hiciera un mal uso de los procesos constitucionales, en
perjuicio de la seguridad jurídica.
En dicho marco, el sistema procesal establecido por el Código Procesal
Constitucional se ha sustentado en función a la necesaria tutela de los derechos
constitucionales, dado que la finalidad de los procesos constitucionales es la
vigencia de los derechos constitucionales y la primacía de la Constitución,
conforme lo señala el Art. II del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional y estableciendo la exigencia que el Juez y el Tribunal Constitucional
deben adecuar la exigencia de las formalidades previstas en este Código al logro
de los procesos constitucionales (tercer párrafo del Art. III del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional).
En función a lo expuesto se deberá analizar la vigencia del derecho a la prueba en
los procesos constitucionales, conforme desarrollaremos a continuación.
II.2. El Art. 9º del Código Procesal Constitucional como parámetro al derecho a la
prueba en los procesos constitucionales.-
El Art. 9º del Código Procesal Constitucional (en adelante CPConst) señala lo
siguiente: “En los procesos constitucionales no existe etapa probatoria. Sólo son
procedentes los medios probatorios que no requieren actuación, lo que no impide
la realización de las actuaciones probatorias que el Juez considere
indispensables, sin afectar la duración del proceso. En este último caso no se
requerirá notificación previa”.
En una interpretación literal de la norma se llegaría a la conclusión que el derecho
a la prueba es inexistente en los procesos constitucionales debido que no existe
etapa probatoria, ergo –si continuamos con dicho razonamiento- la norma sería
inconstitucional debido que restringe a las partes demostrar sus pretensiones en el
proceso constitucional. Sin embargo, advertimos que dicha interpretación es
errada, dado que no se condice ni con la finalidad y naturaleza de los procesos
constitucionales.
La interpretación en materia constitucional –lo cual incluye a las normas
procesales que regulan los procesos constitucionales- debe ser a través del
principio pro hómine, es decir utilizando la interpretación que mejor favoreciera a la
protección de los derechos constitucionales, como se pretende con el presente
proceso constitucional, conforme lo ha señalado el Tribunal Constitucional en la
Sentencia recaída en el Exp. Nº 1049-2003-AA/TC( ) “(…) este Tribunal tendría
que utilizar la interpretación que mejor favoreciera a la protección de los derechos
constitucionales. Esta opción responde al principio pro homine, según el cual
corresponde interpretar una regla concerniente a un derecho humano”del modo
más favorable para la persona, es decir, para el destinatario de la protección”
(SAGÜÉS, Néstor Pedro. La interpretación de los derechos humanos en las
jurisdicciones nacional e internacional. En: Derechos Humanos y Constitución en
Iberoamérica – Libro Homenaje a Germán J. Bidart Campos. Instituto
Iberoamericano de Derecho Constitucional (Sección Peruana), Primera Edición,
abril de 2002, Lima-Perú, p.36) (…)”.
La interpretación literal reseñada con anterioridad es de carácter restrictivo debido
que niega la existencia del derecho a la prueba en los procesos constitucionales.
En realidad, el Art. 9º del CPConst. se refiere a que en los procesos de garantía
constitucional, a diferencia de los procesos ordinarios, no existe una etapa
procesal de pruebas, o más específicamente, una etapa de actuación de pruebas,
debido a la naturaleza de dichos procesos que es la protección de derechos
fundamentales, máxime si la duración del proceso podría generar una
irreparabilidad en la afectación de éstos.
No obstante ello, la actividad probatoria en los procesos constitucionales está
restringida, debido que solo se permite el ofrecimiento de medios probatorios que
no requieren actuación, lo que es contradictorio, porque –en estricto- todos los
medios probatorios requieren actuación por el juez, aunque no sea necesaria una
audiencia especial para ello. Desde una perspectiva general, el legislador se ha
referido a que solo son procedentes los documentos. Como hemos señalado con
anterioridad, ello en aras de una efectiva Tutela Judicial a las partes del proceso a
través de un proceso sin dilaciones innecesarias.
Si bien el Art. 9º del CPConst. tiene como regla general la restricción de medios
probatorios, ello no impide a las partes ni al juez realizar actividad probatoria
distinta a la expuesta, teniendo como único límite la duración del proceso. Se
advierte que el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas, dentro del contexto
desarrollado con anterioridad, se impone al derecho a la prueba, sin afectar su
contenido esencial.
Por ello, el Art. 9º del CPConst. no elimina el derecho a la prueba en los procesos
de garantía constitucional, sino que lo restringe en función a su naturaleza y a la
tramitación especial y urgente de éstos. La práctica judicial ha demostrado que los
juzgadores no han sido flexibles en la incorporación de medios de prueba distintos
al documental en los procesos de garantía constitucional, debido que la
incorporación de medios probatorios distintos desnaturalizaría el proceso, razón
por la cual si se requiere de otro tipo de medios probatorios, la materia
controvertida debería analizarse en un proceso ordinario.
II.3. La actividad probatoria del juez en los procesos de Hábeas Corpus por
detención arbitraria.-
El proceso constitucional de Hábeas Corpus es un proceso de garantía
constitucional que tiene como objeto principal la protección del derecho a la
libertad individual, a la integridad personal y los derechos conexos a éstos,
conforme se desprende del Inc. 1) del Art. 200º de la Constitución Política del
Estado. A diferencia de los otros procesos de garantía constitucional, el proceso
de Hábeas Corpus tiene un trámite más expeditivo debido a que los derechos
constitucionales objeto de protección tienen vinculación directa con el derecho a la
vida de la persona.
Por ello, la doctrina constitucional señala que el proceso de Hábeas Corpus se
rige por el principio de liberalidad de formas, siendo que cualquier requisito
procesal de carácter formal que impida el trámite expeditivo del proceso o genere
una dilación indebida del mismo, deberá ser desestimado por el juzgador. Lo
expuesto se advierte en el procedimiento aplicable al proceso de Hábeas Corpus,
que permite la presentación de la Demanda sin firma de letrado e incluso de
manera verbal o por correo electrónico.
Si bien del Art. 9º del CPConst. se desprende como principio general que solo los
medios probatorios de carácter documental son procedentes en los procesos de
garantía constitucional, debemos señalar que el Art. 30º del mismo cuerpo
normativo permite al juez que realice una inspección judicial en los procesos de
Hábeas Corpus donde se cuestione la detención arbitraria de la persona o la
afectación a su integridad personal.
Una inspección judicial tiene como objeto que el juzgador pueda apreciar
personalmente los hechos relacionados con los puntos controvertidos, siendo que
en el proceso de Hábeas Corpus el objeto controvertido es la presunta vulneración
de la libertad individual por un tercero, siendo necesario que el Juzgador deba
concurrir –si lo estima conveniente- al lugar de la violación del derecho
constitucional a efectos de constatar in situ lo expuesto. Similar criterio se aplica al
caso de violación a la integridad personal, la cual puede ser psíquica o física.
La resolución judicial que dispone la realización de la inspección por el juzgador
no debe ser notificada a la otra parte a efectos de evitar situaciones de
irreparabilidad. El efecto de ello es permitir al juez constatar los hechos lesivos a
los derechos a la libertad individual o integridad personal, y disponer, si fuera
necesario, el cese de los actos lesivos. La indebida redacción de la norma,
implicaría solo que dicha facultad solo es aplicable a la detención arbitraria dado
que señala que “(…), y verificada la detención indebida (el Juez) ordenará en el
mismo lugar la libertad del agraviado (…)”; pero consideramos que es aplicable a
los supuestos de afectación a la integridad personal, en una interpretación
conforme al primer párrafo de la norma.
III. EL DERECHO A LA PRUEBA EN LOS PROCESOS DE CONTROL
CONSTITUCIONAL.-
Los procesos de control constitucional son de carácter abstracto; es decir, no
referidos a un conflicto de intereses concreto y particular. En efecto, el juzgador de
una causa que verse sobre control constitucional, tendrá bajo su conocimiento una
pretensión “abstracta”. En otros términos, se deberá apreciar a la luz de los
hechos expuestos, en una tarea “subsunción legal”, si realmente la norma legal
transgrede o no los límites impuestos por el texto constitucional, debido que se
protege es la jerarquía de la Constitución.
Por tanto, la controversia es de carácter netamente jurídico, debido que el
juzgador (el Poder Judicial o el Tribunal Constitucional, según sea el caso) deberá
efectuar un análisis de carácter interpretativo, en donde se analiza la
constitucionalidad, legalidad o no de una norma legal (o de rango legal o
infralegal).
Si el objeto de la prueba es todo aquello que se puede probar dentro de un
proceso o todo aquello sobre lo que puede recaer la actividad probatoria, siendo
que necesariamente recae sobre hechos. En tal sentido, si la “controversia” en los
procesos de control constitucional es de carácter esencialmente jurídico, resulta
innecesario que se realice actividad probatoria en éstos.
Dada la naturaleza de los procesos de control constitucional, el Código Procesal
Constitucional no ha incorporado norma expresa respecto a la actividad probatoria
en éstos. En efecto, una lectura sencilla de los Arts. 86º (referido al proceso de
Acción Popular), 101º (referido al proceso de Inconstitucionalidad) y 109º (referido
al proceso Competencial) del mencionado cuerpo normativo nos advierte que no
es requisito esencial de la demanda, el ofrecimiento de medios probatorios.
Sin perjuicio de ello, el Tribunal Constitucional ha establecido matices en el control
abstracto de constitucionalidad, específicamente en el proceso de
inconstitucionalidad. En la Sentencia del 18 de febrero de 2005 (Expediente Nº
002-2005-PI/TC) el Supremo Intérprete de la Constitucional señaló –con la
finalidad de analizar cuestiones de carácter intersubjetivo- que “El proceso de
inconstitucionalidad si bien es de naturaleza abstracta tiene una doble dimensión:
objetiva y subjetiva. En reconocimiento de la dimensión objetiva se debe ejercer
un control de constitucionalidad acorde con los valores y principios consagrados
por la Constitución Política; es decir, que no se reduce, únicamente, a un mero
examen de la ley, sino que se orienta a hacer respetar la unidad o núcleo
constitucional. Esto es promoviendo la superación de las situaciones reales
conflictivas de los diversos intereses que coexisten en el marco del Estado
Constitucional de Derecho, a fin de otorgar una razonable aplicación de las
normas constitucionales. En mérito a la dimensión subjetiva, el Tribunal
Constitucional puede valorar la constitucionalidad de los actos concretos
realizados al amparo de la norma legal impugnada, lo cual definitivamente no
supone la resolución del problema en un caso concreto; sino otorgarle un canon
valorativo constitucional–función de valoración, para la resolución del presente
proceso de inconstitucionalidad.”
El carácter subjetivo del proceso de inconstitucionalidad permitiría que sea factible
ofrecer medios de prueba referidos a la aplicación inconstitucional de la norma
materia de análisis en el proceso de inconstitucionalidad, siempre teniendo en
consideración que los medios probatorios deben estar referidos estrictamente a la
aplicación de la norma cuestionada en el proceso de control constitucional.
IV. CONCLUSIONES.-
IV.1. El derecho a la prueba, que forma parte del contenido del Derecho al Debido
Proceso Legal, es un derecho constitucional de toda persona a que se admitan y
actúen los medios probatorios ofrecidos por los sujetos procesales distintos al
Juzgador y los valore debidamente, teniéndolos en cuenta en su sentencia o
decisión.
IV.2. La naturaleza de los procesos de garantía constitucional –debido a su
especial objeto referido a la protección de derechos fundamentales- determina la
necesidad de generar mecanismos que permitan al órgano jurisdiccional otorgar
una adecuada tutela constitucional, ello sin dejar de tener presente las deficiencias
del sistema judicial peruano referidas a la excesiva carga procesal.
IV.3. El Art. 9º del CPConst. no elimina el derecho a la prueba en los procesos de
garantía constitucional, sino que lo restringe en función a su naturaleza y a la
tramitación especial y urgente de éstos. Asimismo, el Art. 30º del mismo cuerpo
normativo permite al juez que realice una inspección judicial en los procesos de
Hábeas Corpus donde se cuestione la detención arbitraria de la persona o la
afectación a su integridad personal, dada la naturaleza de dicho proceso
constitucional.
IV.4. En los procesos de control constitucional no existe actividad probatoria del
juzgador (el tribunal Constitucional o el Poder Judicial), debido a su carácter
abstracto y de interpretación jurídica (de puro derecho). Sin embargo, el Tribunal
Constitucional ha establecido la posibilidad que el control abstracto sea relativo
con relación a los procesos de inconstitucionalidad, al otorgarle un carácter
subjetivo que permitiría la producción de material probatorio.
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se debe otorgar protección adecuada de derechos constitucionales
El mito de la ausencia
de estación probatoria
en los procesos de
amparo
Juan Carlos Ruiz Molleda| 678Jueves, 03 de Mayo del 2018
No obstante, el artículo 9 del CPC tiene dos reglas que deben ser
leídas en forma conjunta y sistemática[2]. La primera parte del
artículo 9 establece la regla general, según la cual no existe etapa
probatoria en los procesos de amparo, ni se permite medios
probatorios que necesiten ser actuados. Se entiende solo aquellos
que sean prueba evidente. No obstante, la segunda parte del
artículo 9° admite una excepción a esta regla. Permite la posibilidad
de actuar prueba compleja siempre que no afecte la duración del
proceso. En palabras del artículo 9 del CPC “lo que no impide la
realización de las actuaciones probatorias que el Juez considere
indispensables, sin afectar la duración del proceso”.
6. Conclusiones
(*) Juan Carlos Ruiz Molleda es abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú,
con postítulo en Derecho Procesal Constitucional y estudios concluidos en la Maestría
en Derecho Constitucional en la misma casa de estudios. Es coordinador del Área de
Litigio Constitucional del Instituto de Defensa Legal y profesor en la Facultad de Derecho
de la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.
_____________________________________________________
______________
[1] Berly Javier López Flores, Los medios probatorios en los
procesos constitucionales, Gaceta Jurídica, Lima, 2012.
[2] Ibídem, pág. 56.
[3] Ibídem, pág. 196.
[4] César Landa, Autonomía procesal del Tribunal Constitucional,
En: Justicia Constitucional, Año II, No 4, Lima, pág. 12.
[5] Berly López, op. cit., pág. 194.
[6] Ibídem, pág. 199.
[7] Ibídem., pág. 189.
[8] Ibídem.
[9] Ibídem.
[10] Ibídem.
[11] Ibídem.
[12] Ibídem, pág. 197.
[13] Ibídem, pág. 196.
MATERIA: AMPARO
RESOLUCIÓN Nro.
En Chiclayo, a los 05 días del mes de enero de 2011, la Sala Constitucional de Lambayeque, integrada
por los magistrados Carrillo Mendoza, Figueroa Gutarra y Rojas Díaz, pronuncia la siguiente resolución:
ASUNTO
ANTECEDENTES
La liquidación de intereses legales a favor de la demandante (p. 41-56), es objeto de observación por
la parte demandante (p. 61-64), invocando ésta como fundamento que el incremento por aumento de
costo de vida, lo ha venido percibiendo hasta el 18 de enero de 2010 y que se le ha retirado dicho
beneficio indebidamente, así como que se ha desnaturalizado los principios que sostienen el derecho
pensionario. Invoca la Ley 28110 en cuanto prohíbe recortes, descuentos y otros.
El auto apelado (p. 73-75) precisa que los descuentos proceden en razón de que ha desaparecido el
estado de necesidad requerido y que por ello, los descuentos se encuentran arreglados a ley.
La impugnación formulada por la parte demandante (p.78-79) señala que los descuentos se han
producido en forma arbitraria y abusiva, al tiempo que en autos no existe mandato judicial de
descuentos.
La apelación de la parte demandada (p. 80-83) señala que no es mandato de la sentencia la aplicación
de la tasa de interés legal efectiva, como lo ha ordenado el juzgador y que la ONP es la única entidad
facultada por ley para liquidar las pensiones.
FUNDAMENTOS
4. Frente a los incumplimientos reiterados de la ONP en los procesos constitucionales en donde resulta
parte demandada, en especial respecto a sus obligaciones pensionarias, el Tribunal Constitucional ha
establecido objetivamente[3] que el pago de los intereses legales correspondientes debe efectuarse en
base a los artículos 1242 y 1244 del Código Civil, invocando como fundamento la naturaleza alimentaria
de las pensiones. En consecuencia, éstas merecen un rango especial de liquidación, dado que no son
abonadas oportunamente.
7. La referida actitud, frente a una posición reiterada de la Sala en continuas resoluciones, implica
abuso del derecho de defensa y sobre estos ítems, ya ha venido trabajando la línea jurisprudencial del
Tribunal Constitucional en sendas decisiones[5] respecto a un ejercicio inadecuado del derecho a la
pluralidad de instancias y al revisorio en sede en especial constitucional, dado que aquí se discierne
sobre derechos personalísimos tutelados por la Constitución. Por tanto, no pueden tener lugar
apelaciones con fundamento repetitivo sobre el cual ya existe posición de la Sala en forma reiterada.
DECISIÓN:
Por las consideraciones expuestas, la Sala Constitucional de Lambayeque, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú, CONFIRMA el auto apelado en todos sus extremos.
Publíquese y notifíquese.
SS.
CARRILLO MENDOZA
FIGUEROA GUTARRA
ROJAS DÍAZ
10. La ausencia de etapa probatoria en el proceso de amparo se deriva de la finalidad y del objeto del
proceso, ya que en él no se dilucida la titularidad de un derecho, como sucede en otros, sino sólo se
restablece su ejercicio ante una afectación manifiestamente arbitraria o irrazonable. Por ello, para que
se pueda emitir un pronunciamiento de fondo, es preciso no solo que no se encuentre en discusión la
titularidad del derecho constitucional que se alega vulnerado, sino, incluso, que quien sostiene que ha
sido afectado en su ejercicio acredite la existencia del acto reclamado. Ello quiere decir que la titularidad
del derecho cuya vulneración o amenaza de vulneración se alega debe ser cierta e indubitable, y no
controvertida o dudosa.
(…) 12. Por ello es que, en los procesos de amparo no pueden dilucidarse pretensiones que tengan como
finalidad la restitución de un derecho fundamental cuya titularidad sea incierta o litigiosa, o que se
fundamenten en hechos contradictorios, o controvertidos, o que requieran la actuación de medios
probatorios complejos. (…)
[4] Vid. Sala Constitucional de Lambayeque, exp. 2004-6030, caso Juana Ayasta, ponente señor Carrillo
Mendoza, resolución de fecha 27 de diciembre de 2010.
[5] Entre otras, Vid. STC 04650-2007-PA/TC: 5 abogados son sancionados con el pago solidario de 12
Unidades de Referencia Procesal URP, por concepto de sanción por incumplimiento de los deberes
propios del ejercicio profesional, al haber interpuesto un amparo contra amparo de forma temeraria;
STC 00271-2010-HC/TC: impone al abogado 20 URP por su actuación temeraria y de falta a los deberes
de lealtad, probidad y buena fe, por manifiesta negligencia en el patrocinio del protegido; STC 02738-
2010-PA/TC: condena al demandante y a su abogado a una multa de 10 URP, al haber presentado
documentos que presentan irregularidades con el fin de obtener una pensión; STC 02417-2010-PA/TC:
el abogado es multado con 10 URP por insultos que profiere a la magistratura del Poder Judicial y del
Tribunal Constitucional sin aportar medio probatorio alguno; STC 06759-2006-PA/TC: impone 20 URP
de multa al accionante por haber solicitado la nulidad de la vista de la causa con temeridad y malicia.