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En los siguientes capítulos veremos el protocolo de intervención, en
donde se detalla por tres niveles de intervención; conteniendo el primero
las primeras acciones a realizar por el personal de salud dando el apoyo
psicológico logrando una homeostasis en el estado emocional de la
persona afectada.
En el segundo nivel de intervención se da a conocer las diversas técnicas
psicológicas detalladas una por una según las edades para la aplicación
en caso de muerte inminente, teniendo como objetivo restablecer el
estado emocional y psíquico de la persona afectada, se describe cada
una de las técnicas, su procedimientos, objetivos y materiales a emplear.
Como capitulo tenemos el tercer nivel de intervención, en donde se
describe los instrumentos a utilizar durante la evaluación y el seguimiento
de los casos encontrados; dando a conocer su pronóstico y
consecuencias encontradas en el comportamiento de las personas
afectadas.
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OBJETIVO
La salud mental en emergencias o desastres es un proceso de ayuda
dirigida a auxiliar una persona a soportar un suceso traumático de modo
que se reduzca la probabilidad de que tenga efectos nocivos y que
fomente la oportunidad de crecimiento.
JUSTIFICACION
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ESTRATEGIAS
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CAPITULO I
BASES TEORICAS
1.2 IMPACTO
Las posibilidades de supervivencia de las personas que viajan en el
interior de un avión comercial, cuando este sufre un accidente,
dependen directamente de la fuerza del impacto. De esta forma, las
posibilidades de supervivencia se reducen casi por completo
cuando el accidente aéreo ocurre fuera del aeropuerto. Por el
contrario, cuando el accidente ocurre dentro o en las proximidades
del aeropuerto, el impacto no es tan violento y puede permitir la
supervivencia de un cierto número de ocupantes.
En estas ocasiones, la secuencia de los impactos durante la brusca
deceleración de la aeronave va a deformar e incluso fragmentar la
estructura del avión. Las probabilidades de las deformaciones y las
fragmentaciones son infinitas, pero lo más habitual es que se
desprendan una o ambas alas, lo que conlleva el derrame del
combustible almacenado en su interior. En otras ocasiones se
desprende el tren de aterrizaje, y alguno de los motores situados
en el estabilizador vertical.
Las características de la cabina de pasajeros de una aeronave
comercial, la hacen especialmente vulnerable a la acción de
fuerzas perpendiculares a su eje mayor, produciéndose
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deformaciones del fuselaje del avión que puede llegar a dejar
atrapados a un determinado grupo de pasajeros. Las tareas de
liberación en este supuesto no encierran, a priori, dificultades
específicas, dado que se tratan de estructuras fácilmente
deformables y seccionables. En cualquier caso la existencia de
riesgos evolutivos puede dificultar notablemente estas tareas de
liberación.
También existe la posibilidad de quedar atrapado dentro de la
aeronave cuando las hileras de butacas se han soltado de sus
anclajes del suelo del aparato, desplazándose hacia adelante,
aprisionando entre dos hileras las piernas del pasajero que se halla
sentado en esta fila. Este tipo de atrapamiento es muy similar al
que solemos ver en los accidentes de tráfico rodado, donde las
piernas de la víctima quedan atrapadas entre la parte inferior del
salpicadero y la propia butaca. Este tipo de aprisionamiento
requiere de técnicas más complejas para su resolución, lo que
encierra el manejo de material más sofisticado y de más tiempo de
trabajo.
En el caso de que la fuerza actuante tenga la suficiente entidad se
puede producir la sección del fuselaje de la aeronave en dos o más
fragmentos. Los cuales pueden terminar tras el impacto próximo o
muy alejado entre sí, lo que vendría a complicar de manera
importante las tareas de control del fuego, rescate y evacuación de
las víctimas, al requerir que el Equipo de Emergencia se divida en
dos o más grupos, que deben trabajar coordinados entre sí.
1.2 INCENDIO
Tras el accidente, se produce con mucha frecuencia el incendio de
los restos del aparato al prender el combustible derramado de las
alas con las chispas que genera el rápido deslizamiento del
fuselaje sobre la superficie asfaltada de la pista. También ocurre
que un pequeño incendio localizado en alguno de los motores, en
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el tren de aterrizaje o en los frenos se expanda con rapidez al
incendiar el combustible derramado.
Este riesgo de incendio ensombrece de manera notable las
perspectivas de supervivencia de las personas que se hallan
todavía en el interior del avión. Y en esto estriba la mayor diferencia
entre un accidente aéreo y un accidente de cualquier otro medio de
transporte. Este peligro, dada en su rápida capacidad para
propagarse y las elevadas temperaturas que se alcanzan en el
exterior del aparato (en torno a los 900 ºC) ponen en franco peligro
la supervivencia de las personas que se encuentren todavía en el
interior. El margen de tiempo que ha sido estimado para la
supervivencia de las personas que se encuentran dentro de la
aeronave, ante la presencia de un "Incendio Mayor", es de unos
dos minutos, siempre que el fuselaje se encuentre más o menos
intacto. En este tiempo el Equipo de Emergencia debe comenzar la
extinción del incendio y el enfriamiento del fuselaje.
La primera actuación de los Equipos de Emergencia estará
encaminada a sofocar el incendio, evitar posibles explosiones de
los depósitos de combustible, enfriar las estructuras de la aeronave
y evitar que otros riesgos, como el humo en la cabina de pasajeros,
acaben de manera rápida con la vida de los supervivientes.
El Equipo de Emergencia debe proceder a extinguir, controlar y/o
evitar el fuego en la aeronave y sus proximidades. En este sentido
se ha definido como Área Critica a aquella zona de terreno en la
que el control del fuego resulta imprescindible para permitir la
evacuación de la aeronave.
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ser su origen (Tren de Aterrizaje, Motor, Roces de
Estructuras Metálicas, aparataje o instrumental de a bordo)
se ha producido el incendio de gran cantidad de
combustible, que se ha derramado sobre el terreno de la
Zona Crítica, a consecuencia de la rotura de alguno de los
depósitos de combustible durante el impacto. En este caso
el control del incendio en el Área Crítica es la máxima
prioridad.
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bomberos deberá proceder a la apertura de tantas salidas de
emergencia como le sea posible, una vez que el fuego haya sido
controlado. Al finalizar la Evacuación Espontánea se debe proceder al
rescate de los ocupantes de la aeronave. En este punto de los
acontecimientos caben dos supuestos:
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vía de escape hacia un punto seguro, donde deberán
congregarse para ser atendidos y transportados.
B. LA EVACUACION NO HA COMENZADO
Los esfuerzos realizados desde el interior de la aeronave no
han dado resultado y el Equipo de Emergencia debe proceder
a la apertura de una o más vías de acceso para proceder
posteriormente a la evacuación de las personas que se hallan
en el interior de la aeronave. En este supuesto caben dos
posibilidades algo distintas:
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penetración del Equipo de Emergencia al interior de la
aeronave.
Para penetrar en el interior de la aeronave se requiere por
lo menos tres bomberos dotados de Equipos de
Respiración Autónoma y Lanzas Fogfighter. Un bombero
permanecerá en la puerta de entrada dando apoyo a los
dos compañeros que penetran en el interior, teniendo en
cuenta que el aumento de la concentración de oxígeno
producido por la entrada de aire fresco desde el exterior
puede suponer la reignición de algún fuego latente.
Una vez en su interior la tarea de estos bomberos
consistirá en facilitar la evacuación, actuando según las
circunstancias del momento:
• Presencia de humo en la cabina que dificulta la
respiración de los supervivientes. El Equipo de
Emergencia compuesto por dos bomberos penetrará en la
aeronave provistos de E.R.A. y lanzas Fogfighter,
evacuando el humo mediante Ventilación a Presión
Positiva, Ventilación por Depresión o Ventilación Natural.
• Existencia de incendio en el interior de la cabina de
pasajeros por combustión de alguno de sus elementos.
En este caso se debe proceder a la penetración en la
aeronave de igual manera que en el caso anterior, pero
aquí el objetivo prioritario es sofocar el incendio, antes de
que su magnitud pueda poner en peligro las tareas de
evacuación.
• Existencia de completa oscuridad en el interior de la
cabina, lo que dificulta las tareas de evacuación. En este
caso se debe proceder a la penetración en la aeronave
según lo dicho para los casos precedentes, pero con el
objetivo de proceder a la iluminación de la cabina de
pasajeros mediante lámparas portátiles, al objeto de
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facilitar la evacuación de las personas que todavía
permanezcan en su interior.
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otras víctimas vivas o corran el riesgo de ser destruidos completamente
por el fuego. En este último supuesto, es posible proteger parcialmente la
conservación de los cadáveres cubriéndolos con una manta de amianto.
Durante las tareas de rescate, el equipo de emergencia necesitará
diferenciar entre fallecidos y supervivientes. Tarea que en la mayor parte
de las ocasiones es sumamente sencilla, ya que las víctimas se quejan,
piden ayuda o sencillamente respiran ruidosamente. Sin embargo, hay
ocasiones en que la apreciación de alguno de los signos vitales es una
tarea más sutil, que va a requerir la realización de una rápida valoración.
Si las condiciones del momento fueran adversas (Humo, Oscuridad, etc.)
o existiera un riesgo inminente para rescatadores y víctimas, el rescate se
realizará de manera rápida, respetando en la medida de lo posible la
constatación de supervivencia y el mantenimiento del control cervical y
vertebral.
Los trabajos de rescate en el interior de un avión siniestrado se deben
realizar por equipos de tres bomberos dotados de E.R.A. y lanzas
Fogfighter. Estos equipos se encargarán de ir transportando a las víctimas
hasta la salida al exterior del aparato, en que transferirán al herido al
equipo de camilleros que se encuentra en exterior de la aeronave,
comenzando inmediatamente un nuevo rescate. Este hecho, evita la
innecesaria pérdida de tiempo en el acceso/salida del aparato siniestrado
del equipo de rescate, así como que este pueda conocer con exactitud la
parte del aparato que ya ha sido revisada. Dada la pronta fatiga de los
componentes de los equipos de rescate, debe contemplarse su relevo
periódico.
El rescate de víctimas del interior de la aeronave conlleva las siguientes
fases:
A. Pre-clasificación
Con demasiada frecuencia los equipos de salvamento ocupan largos
periodos de tiempo en el rescate de víctimas fallecidas, debido en buena
medida a las prisas con se realiza el rescate y a las malas condiciones de
supervivencia y visibilidad del interior de los espacios cerrados de donde
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deben ser rescatadas. Este tiempo empleado en el rescate de una víctima
por la que ya nada podemos hacer, puede ser valiosísimo para otra que
se encuentra en situación crítica. Estos hechos hacen que los equipos de
bomberos que se afanan en las tareas de rescate del interior de una
aeronave siniestrada deban comprobar la supervivencia de la víctima
antes de proceder a su rescate. Esta comprobación se realiza de la
manera más sencilla posible comprobando, en primer lugar, si la víctima
nos contesta, y en caso negativo si respira o tiene pulso.
B. Zonificación de la aeronave
Esta faceta contempla el trabajo coordinado de uno o más equipos de
bomberos que trabajan en el interior del avión siniestrado, en condiciones
adversas (oscuridad, humo, obstáculos, premura por los riesgos
evolutivos mal controlados, etc.). Con este sentido los equipos de rescate
formados por dos bomberos dotados de equipo de respiración autónoma
y lanza fogfighter actuarán coordinadamente para no tener que pre-
clasificar a aquellas víctimas que ya han sido valoradas por ellos o por
otro equipo de rescate con anterioridad.
Las posibilidades de zonificación de una aeronave durante las tareas de
rescate dependen fundamentalmente del número de equipos que
participan en el rescate y en las vías de acceso/evacuación empleadas.
De manera básica distinguimos son las siguientes
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interfieran entre ellos y actuando en su lado como si de un solo equipo se
tratara.
Para el caso de aeronaves con más de un pasillo central, se zonificará el
aparato en tres o más secciones, procediendo al rescate de dos de ellas
en tanto solo existan dos equipos. Cuando se concluya los trabajos de
rescate en una de estas secciones, se comenzarán las tareas de rescate
de la sección intermedia, si antes no se ha incorporado a estas tareas un
tercer equipo.
c) Rescate por dos equipos que utilizan dos vías de
acceso/evacuación alejadas entre sí.
En este caso se hace precisa la coordinación entre los equipos, de tal
forma que cada equipo trabaje desde su acceso como si tratara de un
solo equipo, con la condición de que cuando se llegue a la mitad del
aparato (será necesario establecer previamente el número de la fila
central) deberá coordinarse en su actuación con el otro equipo. El trabajo
en dos secciones, a ambos lados del pasillo central, tiene el inconveniente
en este caso de los equipos precisarán cruzarse en el estrecho pasillo
interior.
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rescatadores tienen tiempo para colocar un collar cervical y poner a la
víctima sobre un tablero espinal. En última instancia puede ser preciso,
incluso la utilización de un chaleco espinal, ante la sospecha de lesión de
la columna vertebral. La camilla tipo cuchara es poco práctica en el
interior de un avión, pues no existe él suficiente espacio para poderla abrir
y no permite el deslizamiento de la víctima sobre la misma.
b) Víctima tumbada
Es difícil que una víctima de un accidente aéreo aparezca inicialmente
tumbada dentro de la aeronave, ya que por un lado se encuentra sujeta
por el cinturón de seguridad y por otro la cabina de pasajeros presenta
escasos lugares que permitan el decúbito.
Por este motivo, lo más probable es que este tipo de víctimas se
encuentre ya en el exterior de la aeronave o en el pasillo interior. En el
primer caso, colocaremos a la víctima sobre un tablero espinal mediante
la maniobra de rodadura o de elevación plana. También esta indicado la
utilización de una camilla cuchara, que permite colocar a la víctima sobre
la camilla con una mínima movilización. Si el rescate se debe realizar en
el pasillo del interior de la aeronave solo podremos utilizar un tablero
espinal, tirando de los ropajes de la víctima (a la altura de sus hombros) y
deslizando a la víctima sobre él. En todos los casos, si disponemos de
tiempo, debemos colocar previamente un collar cervical.
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respetando eso sí los requisitos para la movilización de heridos (Control
Cervical, Aseguramiento de la Vía Aérea e Inmovilizaciones de las
extremidades lesionadas).
A. Mecanismos lesionales:
Para que existan unas mínimas posibilidades de
supervivencia en el interior de una aeronave que sufre un
accidente, resulta necesario que la estructura exterior de la
misma (fuselaje) se conserve al menos parcialmente. De otra
forma el fuego o sencillamente los impactos contra el suelo y
estructuras desprendidas del aparato, van a disminuir casi por
completo estas posibilidades. Anecdóticamente, se han
descrito casos de pasajeros o tripulantes que pudieron salvar
su vida gracias ha haber resultado despedidos del aparato.
Cuando la estructura de la aeronave ofrece una cierta
protección contra impactos directos, las lesiones que se van a
producir están en relación con las fuerzas de deceleración
que se producen por el violento frenado del aparato,
alcanzando aceleraciones de hasta 25 G en el eje -Gx (4,5). A
partir de esta deceleración las posibilidades de supervivencia
son muy escasas.
Ante este tipo de siniestros cabe esperar que se produzcan
lesiones traumáticas múltiples, fundamentalmente a nivel de
la cabeza, columna vertebral, pelvis y extremidades inferiores.
Otros mecanismos lesionales como impactos directos de
materiales proyectados, o impactos con otras estructuras de
la cabina de pasajeros pueden ocasionar lesiones muy
diversas en las áreas más expuestas: fundamentalmente
cabeza y espalda.
Añadidamente, en la mayoría de los accidentes aéreos suele
existir un mayor o menor incendio que va provocar la
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aparición quemaduras y cuadros asfixiantes por inhalación de
humo de todo tipo de severidad.
En concordancia con estos razonamientos, los análisis de las
lesiones sufridas por los supervivientes y por los fallecidos en
accidentes aéreos reales muestran una distribución
consecuente de las lesiones.
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adiestramiento y un alto porcentaje de éxito. Su última versión
permite, además, la colocación de un tubo endotraqueal
(hasta del nº 8,5) a través de la misma sin necesidad de
retirarla previamente, con un porcentaje de éxito superior al
95%. Su mayor inconveniente su precio.
b) Apoyo respiratorio
Las precarias condiciones en que se produce el intercambio
gaseoso en un paciente politraumatizado, hacen que siempre
este indicado en los mismos la administración de oxígeno a
alto flujo (10-15 litros minuto). Si la administración de oxígeno
se realiza mediante una mascarilla que disponga de
reservorio, la mezcla que alcanza el pulmón tendrá una
riqueza de oxígeno de alrededor del 80 al 90%, favoreciendo
el aporte de oxígeno a los tejidos. Serán necesarios equipos
de oxígenos portátiles y fijos. Los primeros son fáciles de
acercar al herido, pero se agotan rápidamente a este régimen
de suministro. Los segundos, permiten suministro de oxígeno
por largos periodos e incluso el suministro simultáneo a varios
heridos a través de aparatos de distribución.
Además, pueden ser necesarios equipos para la realización
de respiración asistida (respiradores mecánicos o manuales) y
la atención a traumatizados con Neumotórax a Tensión, Tórax
Abierto o Hemotórax importante, que requieren la disposición
de materiales específicos para una primera resolución del
problema. Así el Neumotórax a Tensión puede ser inicialmente
resuelto mediante un Angiocáteter de grueso calibre, o mejor
aún mediante un sistema de evacuación dotado de una
válvula unidireccional (PeurCath, Tubo Torácico, Válvula de
Heimlich). El tórax abierto puede ser resuelto
provisionalmente mediante el uso de un Parche de Asherman,
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el cual está dotado también de una válvula de estas
características.
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El mantenimiento en alto de las bolsas de suero, es un
problema no resuelto, ya que parece impensable disponer una
persona para su sujeción o el que se deba disponer de un
soporte de suero por persona.
d) Equipos de inmovilización
En la actualidad se tiende a inmovilizar el cuello de todos
aquellos heridos que hayan sufrido un traumatismo por
encima del plano de las clavículas. Ello supone la utilización
del Collar Cervical adecuado, del que en la actualidad se
encuentran en el mercado 6 tamaños: Grande, Mediano,
Pequeño, Cuello Corto, Pediátrico y Lactante. La utilización de
un Collar Cervical no inmoviliza completamente el cuello de la
víctima por lo que se recomienda el uso supletorio de un
Estabilizador Cervical adosado a la camilla de transporte.
Desde hace algún tiempo, disponemos en el mercado de un
collar cervical único para las cuatro tallas de adulto, el cual
está dotado de un mecanismo que permite la selección de la
talla del paciente.
La sospecha de lesión vertebral a nivel torácico o lumbar
requiere el uso del adecuado sistema inmovilizador. El empleo
de un sistema o de otro va a depender de la posición inicial
del herido. Así, si este se encontrara en el suelo, lo más
práctico será colocarlo directamente sobre un Tablero Espinal
Largo mediante una correcta maniobra de elevación plana o
puente holandés, fijándolo posteriormente a la camilla
mediante un mínimo de tres correas y el uso de cuñas
laterales que eviten los movimientos de balanceo del cuerpo
del herido. En el caso de que la víctima se halle aún sentada
en su asiento y se vaya a proceder a su rescate, se
recomienda la utilización de un Chaleco de Inmovilización
Vertebral (de preferencia) o un tablero espinal corto. El
chaleco de inmovilización consigue una mayor fijación de la
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columna y permite tirar de él para el rescate del herido. Por
contra, el tablero espinal corto consigue una menor
inmovilización de la columna, no debiéndose tirar de él para
rescatar al herido. Las ventajas que presenta este tablero
sobre el chaleco inmovilizador son su economía, la posibilidad
de utilización como tablero de RCP y su más sencillo manejo.
Las fracturas de las extremidades requieren la inmovilización
de las mismas mediante el uso de férulas específicas. Las
férulas hinchables son las más económicas y permiten al
mismo tiempo contribuir a la hemostasia de heridas en los
miembros. Entre sus inconvenientes se citan las molestias
que pueden provocar a consecuencia de la compresión de la
lesión. Las férulas de vacío, mucho más caras, tienen la
ventaja de no comprimir el miembro y en ocasiones nos
permiten inmovilizar luxaciones manteniendo su posición
inicial. Las férulas de tracción son las únicas que permiten
inmovilizar adecuadamente las fracturas femorales, ya que el
resto no consigue inmovilizar la articulación de la cadera.
e) Quemaduras
Las quemaduras extensas y graves solo podrán ser tratadas a
nivel del siniestro a tres niveles:
Evitar su contaminación y pérdida plasmática, para este
menester son adecuadas las mantas embebidas en gel
antiséptico destinadas al tratamiento de grandes
quemados.
Reposición de volumen, de la misma manera que lo
establecido para los traumatismos.
Control del Dolor y Agitación mediante el uso de
medicación analgésica y sedante.
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médico-quirúrgicas (intubación, operaciones de
excarceración, etc.), se hacen necesarios en la mayor parte
de los pacientes traumatizados y/o quemados.
g) Aislamiento térmico
En este mismo sentido, con objeto de evitar la hipotermia de
estos pacientes, a las que por otro lado son tan propensos, es
preciso aislarlos del frío del suelo, mediante una colchoneta
aislante o una camilla, y cubrirlos con una manta impermeable
(las mantas de aluminio son económicas, impermeables,
ocupan poco espacio de almacenamiento y no contaminan
heridas y quemaduras expuestas).
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CAPITULO II
PRIMER NIVEL DE INTERVENCION
2.1 OBJETIVO
Brindar la primera respuesta de atención en salud mental a la persona
afectada en una situación post desastre o emergencia por prestadores de
la salud.
A. Niños de 0 a 2 años
En el caso de los bebés, es posible que ellos se irriten con mayor
facilidad, lloren con más frecuencia y necesiten ser alzados y abrazados
más seguido. Sin embargo, pueden responder a la atención que les
ofrece un adulto. Al no poder hablar, los niños no pueden describir lo que
han vivido y tampoco expresar sus sentimientos respecto a esto. Pueden
recordar determinadas imágenes, sonidos u olores. Cuando crecen, estos
recuerdos pueden reaparecer en determinadas circunstancias, como por
ejemplo, cuando están jugando.
a) Reacciones presentes
Llanto
b) Acciones a realizar
Estrecharlo entre los brazos al niño, trasmitiéndole seguridad,
protección, afecto, calor maternal.
B. Niños de 2 a 4 años
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Ante un acontecimiento abrumador, los niños muy pequeños pueden
sentirse indefensos, impotentes e incapaces de protegerse a sí mismos.
Cuando la seguridad del mundo en que viven se ve amenazada, se
sienten inseguros y tienen miedo a quedarse solos. El abandono es el
miedo más grande de la infancia, por lo tanto, es necesario asegurar a los
niños que se les cuidará y que no se les abandonará.
Los niños de esta edad no pueden entender el concepto de pérdida
permanente. Creen que las consecuencias se pueden revertir. Cuando
juegan, recrearán parte del desastre o de la emergencia una y otra vez.
a) Reacciones presentes
Llanto
Miedo
Inseguridad.
Angustia.
Frío o calor.
Hiperactividad.
Nudo en el estómago y la garganta.
Cambios de humor.
Emociones variables y/o incontroladas (llantos, confusión,
embotamiento, irritabilidad…).
Dificultad al recibir o demostrar afecto.
Tendencia a evitar hablar y pensar en lo que ha pasado.
Silencio
b) Acciones a realizar
Crear un clima de confianza y seguridad
Brindar apoyo emocional
Asegurar el acompañamiento en el periodo inmediato posterior
al evento-traumático; especialmente para quienes han quedado
solos y han tenido más pérdidas; asegurar su continuidad.
Entender y aliviar los síntomas
No restar importancia a los síntomas actuales, sino ayudar a la
persona a entenderlos y afrontarlos.
Permitir (pero no forzar) la expresión de sentimientos
Señalar la relación que los síntomas y su reacción tienen con la
situación vivida y con las circunstancias actuales.
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Dialogar con el niño sobre sus penas actuales a raíz del evento
traumático, sin descalificar sus ideas o sentimientos por ser
infantiles, bobos, etc.; usando un lenguaje sencillo.
Animarlos a expresar lo que sienten y ayudarles a poner
nombre a sus sentimientos: tristeza, miedo, inseguridad, etc.;
ayudar a que esto suceda desahoga y sirve de cauce para que
las penas fluyan.
Ser sincero con el niño acerca de nuestros pensamientos y
sentimientos. Bajo ninguna circunstancia se justifica mentirle.
Mostrar tolerancia y dar consuelo ante la desolación y el llanto,
síntomas muy frecuentes en un primer momento.
Recordar que los niños o niñas, tanto los que se muestran
agresivos como aquellos que se retraen de su grupo, necesitan
ayuda y no castigo.
Disminución del sufrimiento psicológico originado por el evento
traumático.
Prevención de secuelas a corto y mediano plazo, en especial,
las que afecten la capacidad de aprender, la forma de
relacionarse con los demás y cómo enfrentar las situaciones
difíciles en el futuro.
C. Niños de 5 a 12 años
Los niños a esta edad son capaces de entender el efecto permanente de
una pérdida debida a un acontecimiento traumático. Se pueden preocupar
por los detalles del desastre y pueden querer hablar sobre éste
continuamente. Es posible que no puedan concentrarse en sus estudios y
que sus notas bajen.
Dado que son más maduros en su pensamiento, su entendimiento del
desastre o situación de emergencia es más completo. Esto puede
expresarse en una amplia gama de reacciones: culpa, sentimientos de
fracaso y enojo.
Los niños en edad escolar también pueden volver a repetir
comportamientos de una edad más temprana.
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Al igual que en los niños pequeños, pueden surgir problemas para dormir.
La ansiedad y el miedo que sienten pueden expresarse en un aumento en
las quejas de dolores físicos.
a) Reacciones presentes
Angustia.
Mareo.
Frío o calor.
Hiperactividad.
Nudo en el estómago y la garganta.
Pequeñas pérdidas de memoria.
Pérdida de concentración.
Desorientación durante el día.
Cambios de humor.
Emociones variables y/o incontroladas (llantos, confusión,
embotamiento, irritabilidad…).
Dificultad al recibir o demostrar afecto.
Reacciones exageradas. Sobresaltos.
Flashbacks: aparición repentina de imágenes, como fotografías
mentales de los hechos, que hacen revivir la situación como si
volviera a pasar de verdad.
Sentimientos de culpa.
Plantearse constantemente ¿por qué?
Miedo
Tendencia a evitar hablar y pensar en lo que ha pasado.
Silencio
b) Acciones a realizar
Crear un clima de confianza y seguridad
Brindar apoyo emocional
Asegurar el acompañamiento en el periodo inmediato posterior
al evento-traumático; especialmente para quienes han quedado
solos y han tenido más pérdidas; asegurar su continuidad.
Entender y aliviar los síntomas
No restar importancia a los síntomas actuales, sino ayudar a la
persona a entenderlos y afrontarlos.
Permitir (pero no forzar) la expresión de sentimientos
Explorar lo que las personas piensan acerca de la expresión
abierta de sentimientos para contrarrestar la creencia de que
ello implica debilidad.
27
Señalar la relación que los síntomas y su reacción tienen con la
situación vivida y con las circunstancias actuales.
Reforzar la autoestima
Dialogar con el niño sobre sus penas actuales a raíz del evento
traumático, sin descalificar sus ideas o sentimientos por ser
infantiles, bobos, etc.; usando un lenguaje sencillo.
Animarlos a expresar lo que sienten y ayudarles a poner
nombre a sus sentimientos: tristeza, miedo, rabia, etc.; ayudar
a que esto suceda desahoga y sirve de cauce para que las
penas fluyan.
Ser sincero con el niño acerca de nuestros pensamientos y
sentimientos. Bajo ninguna circunstancia se justifica mentirle.
Mostrar tolerancia y dar consuelo ante la desolación y el llanto,
síntomas muy frecuentes en un primer momento.
Recordar que los niños o niñas, tanto los que se muestran
agresivos como aquellos que se retraen de su grupo, necesitan
ayuda y no castigo.
Disminución del sufrimiento psicológico originado por el evento
traumático.
Prevención de secuelas a corto y mediano plazo, en especial,
las que afecten la capacidad de aprender, la forma de
relacionarse con los demás y cómo enfrentar las situaciones
difíciles en el futuro.
D. Niños de 11 a 14 años:
Dado que son más maduros en su pensamiento, su entendimiento del
desastre es más completo. Esto puede expresarse en una amplia gama
de reacciones: alteraciones del sueño, del apetito, rebelión en el hogar,
rehusar hacer las tareas, sentimientos de fracaso y enojo.
Los niños en edad escolar también pueden regresionar a
comportamientos de una edad más temprana, como chuparse el dedo
pulgar.
Al igual que en los niños pequeños, pueden surgir problemas para dormir.
La ansiedad y el miedo que sienten pueden expresarse en un aumento en
las quejas de dolores físicos.
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a) Reacciones presentes
Angustia.
Mareo.
Frío o calor.
Hiperactividad.
Nudo en el estómago y la garganta.
Pequeñas pérdidas de memoria.
Pérdida de concentración.
Desorientación durante el día.
Cambios de humor.
Emociones variables y/o incontroladas (llantos, confusión,
embotamiento, irritabilidad…).
Dificultad al recibir o demostrar afecto.
Reacciones exageradas. Sobresaltos.
Flashbacks: aparición repentina de imágenes, como fotografías
mentales de los hechos, que hacen revivir la situación como si
volviera a pasar de verdad.
Sentimientos de culpa.
Plantearse constantemente ¿por qué?
Miedo
Tendencia a evitar hablar y pensar en lo que ha pasado.
Silencio
b) Acciones a realizar
Crear un clima de confianza y seguridad.
Brindar apoyo emocional
Asegurar el acompañamiento en el periodo inmediato posterior
al evento-traumático; especialmente para quienes han quedado
solos y han tenido más pérdidas; asegurar su continuidad.
Entender y aliviar los síntomas
No restar importancia a los síntomas actuales, sino ayudar a la
persona a entenderlos y afrontarlos.
Permitir (pero no forzar) la expresión de sentimientos
Explorar lo que las personas piensan acerca de la expresión
abierta de sentimientos para contrarrestar la creencia de que
ello implica debilidad.
Señalar la relación que los síntomas y su reacción tienen con la
situación vivida y con las circunstancias actuales.
Reforzar la autoestima
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Dialogar con el niño sobre sus penas actuales a raíz del evento
traumático, sin descalificar sus ideas o sentimientos por ser
infantiles, bobos, etc.; usando un lenguaje sencillo.
Animarlos a expresar lo que sienten y ayudarles a poner
nombre a sus sentimientos: tristeza, miedo, rabia, etc.; ayudar
a que esto suceda desahoga y sirve de cauce para que las
penas fluyan.
Ser sincero con el niño acerca de nuestros pensamientos y
sentimientos. Bajo ninguna circunstancia se justifica mentirle.
Mostrar tolerancia y dar consuelo ante la desolación y el llanto,
síntomas muy frecuentes en un primer momento.
Recordar que los niños o niñas, tanto los que se muestran
agresivos como aquellos que se retraen de su grupo, necesitan
ayuda y no castigo.
Disminución del sufrimiento psicológico originado por el evento
traumático.
Prevención de secuelas a corto y mediano plazo, en especial,
las que afecten la capacidad de aprender, la forma de
relacionarse con los demás y cómo enfrentar las situaciones
difíciles en el futuro.
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Dolores de cabeza
Malestares físicos
Tristeza
Confusión o escasa concentración
Conducta agresiva
Aislamiento
b) Acciones a realizar
Observando
Dejar que se expresen
No mentirles.
Dialogar con el adolescente sobre sus penas actuales a raíz del
evento traumático, sin descalificar sus ideas o sentimientos por
ser infantiles, bobos, etc.; usando un lenguaje sencillo.
Animarlos a expresar lo que sienten y ayudarles a poner nombre
a sus sentimientos: tristeza, miedo, rabia, etc.; ayudar a que esto
suceda desahoga y sirve de cauce para que las penas fluyan.
Disminución del sufrimiento psicológico originado por el evento
traumático.
Prevención de secuelas a corto y mediano plazo, en especial,
las que afecten la capacidad de aprender, la forma de
relacionarse con los demás y cómo enfrentar las situaciones
difíciles en el futuro.
Crear un clima de confianza y seguridad.
Brindar apoyo emocional
Asegurar el acompañamiento en el periodo inmediato posterior
al evento traumático; especialmente para quienes han quedado
solos y han tenido más pérdidas; asegurar su continuidad.
Entender y aliviar los síntomas
Explicando las reacciones
Dejar que se expresen
No restar importancia a los síntomas actuales, sino ayudar a la
persona a entenderlos y afrontarlos.
Permitir (pero no forzar) la expresión de sentimientos
Explorar lo que las personas piensan acerca de la expresión
abierta de sentimientos para contrarrestar la creencia de que ello
implica debilidad.
Señalar la relación que los síntomas y su reacción tienen con la
situación vivida y con las circunstancias actuales.
31
F. Adultos y adultos mayores:
Ante una situación anormal como los accidentes, ciertos sentimientos y
reacciones son frecuentes cada persona es diferente y puede responder
de distinta manera según los momentos. Puede ser que alguna de esas
emociones no se haya experimentado anteriormente.
Los adultos mayores, además, ponen de manifiesto aspectos de
exclusión. Algunos se encuentran aislados, carecen de redes de apoyo,
son percibidos como una carga para sus familiares, no son tomados en
cuenta como factores activos y productivos, se les mantienen
desinformados para no preocuparlos y angustiarlos y se toman decisiones
sobre sus vidas y pertenencias sin consultarlos. Todo esto hace más
complejas las manifestaciones psicosociales que presenten como
consecuencia de un desastre.
Entre las manifestaciones más frecuentes que presentan encontramos
depresión, nerviosismo y ansiedad, pobre desempeño laboral y social,
cambio de hábitos alimenticios, ideas de suicido, culpa a los demás,
aislamiento, sentirse “frio” emocionalmente, dolor de cabeza, náuseas,
temblores, palpitaciones, aumento de la presión arterial, dificultad para
respirar.
a) Reacciones presentes
Negación de lo sucedido
Embotamiento
Confusión
Anestesia emocional.
El llanto
La hiperactividad
El aislamiento
Expresiones de rabia e impotencia
Abatimiento
Reacciones agudas de dolor
b) Acciones a realizar
Crear un clima de confianza y seguridad.
Brindar apoyo emocional
32
Asegurar el acompañamiento en el periodo inmediato posterior
al evento traumático; especialmente para quienes han quedado
solos y han tenido más pérdidas; asegurar su continuidad.
Entender y aliviar los síntomas
Explicando las reacciones
Dejar que se expresen
No restar importancia a los síntomas actuales, sino ayudar a la
persona a entenderlos y afrontarlos.
Permitir (pero no forzar) la expresión de sentimientos
Explorar lo que las personas piensan acerca de la expresión
abierta de sentimientos para contrarrestar la creencia de que ello
implica debilidad.
Señalar la relación que los síntomas y su reacción tienen con la
situación vivida y con las circunstancias actuales.
Dialogar con el adolescente sobre sus penas actuales a raíz del
evento traumático, sin descalificar sus ideas o sentimientos por
ser infantiles, bobos, etc.; usando un lenguaje sencillo.
Animarlos a expresar lo que sienten y ayudarles a poner nombre
a sus sentimientos: tristeza, miedo, rabia, etc.; ayudar a que esto
suceda desahoga y sirve de cauce para que las penas fluyan.
Disminución del sufrimiento psicológico originado por el evento
traumático.
Prevención de secuelas a corto y mediano plazo, en especial,
las que afecten la capacidad de aprender, la forma de
relacionarse con los demás y cómo enfrentar las situaciones
difíciles en el futuro.
33
Hable con el niño sobre sus sentimientos acerca del desastre.
También comparta con ellos sus sentimientos. Proporcióneles
información que ellos puedan entender.
Hábleles sobre lo sucedido.
Comparta con sus niños más tiempo al acostarlos.
Permítales al niño afligirse por sus objetos valiosos perdidos: un
juguete, una mascota, etc.
Hable con el niño sobre lo que harían si ocurriera otra desastre,
deje que sus niños ayuden con la preparación y planificación para
enfrentar desastres futuros.
Trate de pasar más tiempo juntos en actividades familiares para
comenzar a reemplazar los miedos con recuerdos placenteros.
Si el niño tiene problemas en la escuela, hable con sus maestro
para, juntos, ayudar a sus niños.
34
CAPITULO III
OBJETIVO:
Aplicar las técnicas para lograr el bienestar emocional de la salud
mental de la víctima en caso de muerte inminente.
35
fortalecido; en caso contrario, quedara secuestrado en grado variable, que
irán en detrimento de su calidad de vida.
Por esta razón, cuando se habla de este tipo de accidente poco común,
en el niño, se debe considerar la psicoeducacional para los padres o
familiares cercanos; para la resolución a mediano plazo de lo que se ha
vivido en el suceso traumático.
a. Objetivos
Confortar y brindar seguridad emocional a través de los sentidos.
b. Técnicas
a. Masajes Afectivos
El toque es delicado y se realiza en todo el cuerpo del bebe, de
la cabeza a los pies.
Los masajes deberán hacerse con suaves apretujones,
deslizando las manos con toques largos, girándolas rítmica y
paralelamente.
La duración del masaje es relativa, puede durar de 10 a 15
minutos, siendo la frecuencia variable: todos los días, interdiario
o una vez a la semana. Este se debe realizar una vez concluido
el baño del bebé o antes de dormir.
Pueden disfrutar de los masajes afectivos todos los bebés a
partir de los 15 días de nacidos.
El niño estará de preferencia desnudo o con ropas anchas,
echado sobre una toalla o sábana ancha. Cuando se comienza a
tocar al niño se recomienda no levantar las manos para
cambiarlas de un lado a otro del cuerpo, ni interrumpir el masaje
por ninguna razón (por considerarse éste un momento de
contacto íntimo).
36
b. Protocolo de intervención en salud mental Niños de 5 a 12 años
a. Objetivos
Captar la atención de los niños y establecer rapport con ellos. Esto
se logrará mediante la aplicación de la técnica a cargo del personal
de salud mental.
Establecer empatía y confianza entre los niños y el facilitador, de
tal manera que puedan expresar emociones y sentimientos.
b. Técnicas
El abrazo de la mariposa
OBJETIVO
Generar emociones positivas junto a una sensación de seguridad,
mientras se reprocesan los recuerdos traumáticas.
APLICACIÓN
Grupos de 08 a 20 niños.
FACILITADORES
02 Profesionales de Salud Mental como mínimo.
DURACIÓN
La duración de este ejercicio es según los deseos de la persona
(aproximadamente de 3 a 5 minutos).
DESCRIPCIÓN DEL PROCEDIMIENTO
Inicialmente el personal de salud mental muestra la técnica:
Extiende los brazos a los lados del cuerpo y lentamente los va
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cerrando, para finalmente entrecruzarlos, a la altura del pecho, a la
vez que va agachando la cabeza.
Observaciones:
a) Se pueden cerrar los ojos o tenerlos semi abiertos.
b) Se pueden mover las manos conjuntamente simulando el aleteo
de una mariposa.
c) Se respira suave y profundamente, mientras uno se imagina
algo.
d) Durante este proceso, los niños están bajo estrecha supervisión
del personal de salud mental, los que forman el cuerpo de
protección emocional, guiando al niño en la mejor ejecución del
ejercicio.
e) Esta técnica puede ser aplicada como un método auto
tranquilizante, durante la aplicación de otros protocolos de salud
mental. Puede ser también utilizado por el niño y su familia o en los
centros educativos ante eventos estresantes.
f) Algunos profesionales de la salud mental, lo emplearán como
sustituto afectivo, pidiéndoles: por favor, date un abrazo de la
mariposa por mí.
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PROCEDIMIENTO
1. Al inicio de la sesión el personal de salud mental se presentará
ante el grupo. Luego saca una bolsa de plástico y les pregunta a
los niños:
¿Conocen lo que es una piñata?
Si los niños no saben lo que es una piñata se les explica.
2. Ante la respuesta afirmativa de los niños agrega:
Esta piñata la van a llenar con todas las cosas que ustedes quieran
poner aquí dentro, para que se vayan, para que desaparezcan.
3. El personal de salud mental, reparte los pedacitos de papeles de
colores entre los niños y les pregunta de qué color son. Los niños
responden: rojo, verde, azul, etc.
4. El facilitador les dice:
Cada niño va a pensar algo que le dio miedo, tristeza, enojo o
malestar durante el momento difícil que le tocó vivir; y va a frotar
con el papelito su cabeza, para que estos sentimientos sean
absorbidos por el papelito; entonces con nuestra mano iremos
bajando el papelito por nuestra oreja, cuello, hombro, hasta llegar a
nuestro brazo, y de ahí a la mano.
Finalmente, se les indica a los niños.......
Estrujen fuertemente este papelito que contiene estos sentimientos
negativos.
5. El personal de salud mental pasará con la bolsa ante cada uno
de los niños, preguntándoles:
¿Qué es lo que depositan dentro de la bolsa?
Algunas de las respuestas pueden ser: un monstruo, un tigre, una
culebra, el fuego, el temblor, el viento, la lluvia, etc..
6. Cuando todos los niños han terminado de depositar su papelito
en la bolsa, el facilitador les dice que está muy pesada y camina
con ella como si pesara mucho.
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Entonces comienza a enviar mensajes significativos para ellos,
como forma de alejar los miedos o temores presentes (p.e.,
diciendo: que se vaya, que se aleje, que lo boten, etc ; )
Seguidamente, el facilitador se va acercando a la puerta para
arrojar fuera del ambiente (imaginariamente), la bolsa.
7. También al final se destruye la piñata, se quema o se entierra (el
objetivo es simbolizar la desaparición de lo depositado en ella).
40
2. El facilitador continúa:
Y por esa razón los niños se pusieron muy tristes, tenían
pesadillas, no podían dormir, ¿qué más les pasaba?
Ante la pregunta del facilitador los niños usualmente responden: se
acordaban del terremoto / del incendio o fuego / del viento fuerte /
de la lluvia intensa y de todo lo que vieron en ese instante, sentían
mucho miedo y lloraban al acordarse, soñaban feo (pesadillas).
3. El facilitador agrega:
Al principio, era normal sentirse así después de lo que habían
vivido, pero ya había pasado mucho tiempo (indicar los meses o
días) y parecía que esos niños habían perdido su corazón, pues no
tenían ganas de reír, estudiar o jugar.
CUENTO
Un día, conocieron a un niño que se veía tranquilo (se evitarán
adjetivos calificativos como feliz, encantado, muy contento) y le
preguntaron cómo lo había logrado; él niño les dijo, que lo primero
que hizo fue hablarle a quien más confianza le tenía cuando se
sentía triste, lloraba mucho o tenía pesadillas y estaba algo
intranquilo (el objetivo es ayudar al proceso de recuperación).
Es entonces, que pudo imaginar los colores del arco iris que se
formó cuando terminó el suceso traumático, y vio a su papá o
mamá / llegaron las ayudas y salió el sol.
Al ver al niño tranquilo, los tres niños de nuestra historia decidieron
hablar con quien más confianza tenían acerca de cómo se sentían
y después ellos también pudieron imaginar los colores del arco iris.
Es así, que nuestros niños caminaron ya más tranquilos y seguros
al verse a salvo de lo había pasado y cuando estaban cansados se
acostaron bajo un árbol grande y fuerte y se quedaron dormidos.
Pregunta:
Al despertar los tres niños del cuento, ¿qué creen ustedes que
vieron?
41
Y los niños dan ideas. Por ejemplo, uno de ellos dirá: el arco iris,
sus animalitos, su casa, el sol etc.
Para finalmente agregar:
Hay muchas cosas buenas que todavía nos quedan después de lo
vivido; pero hay todavía algo más cerca, que lo podemos sentir latir
muy dentro de nosotros como un tesoro, ¿qué creen que sea ese
tesoro?
Pueden haber varias respuestas de los niños. A lo que se
responde:
¡¡ES NUESTRO CORAZÓN!!
Sientan ahora ustedes su corazón, como late dentro de cada uno y
les dice que a pesar de todo seguimos vivos (se indica a los niños
que se den el abrazo de la mariposa o el abrazo del amor a sí
mismos).
Cierren sus ojos mientras se dan el abrazo de amor a sí mismos.
Sientan como palpitan sus corazones y como con cada latido se
llenan sus vidas de tranquilidad y seguridad.
4. Para terminar el taller el facilitador dice:
Ahora abran los ojos, tómense de las manos y sientan como
estando todos juntos, sus corazones se hacen más fuertes.
Los que conforman el cuerpo de protección emocional - entre el
personal de salud mental - se acercará a cada uno de los niños y
les dará un abrazo de protección.
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FACILITADORES
- 02 Profesionales de Salud Mental como mínimo.
MATERIAL
- 50 Hojas de papel Bond A4.
- 20 Cajas de crayolas o colores x 12 unidades.
- 20 lápices Mongol N° 2.
DURACIÓN
- La duración de este ejercicio es aproximadamente de 60 minutos.
PROCEDIMIENTO
1. El personal de salud mental se presentará al grupo.
Seguidamente les repartirá las hojas, las crayolas y el lápiz a cada
uno.
2. Se les pide a los niños que escriban su nombre y edad en cada
hoja de papel (en letras chiquitas, para que no ocupen toda la
hoja). Si los niños no saben escribir, los miembros del Cuerpo de
Protección Emocional (CPE) lo harán por ellos.
3. Inmediatamente se solicita a cada niño (a) que dibujen lo que
quieran.
4. Los integrantes del CPE deben de numerar los dibujos en el
orden en que fueron dibujados, con el objeto de estudiar más tarde
el procesamiento del material gráfico.
Conforme los niños dibujan, los integrantes del CPE los observan,
pasando por detrás de ellos constantemente a fin de detectar a los
niños que están presentando síntomas resaltantes mientras dibujan
(p.e. usar solo el color negro, hacer trazos caóticos, hacer solo
rayas, solo genitales, omisión de manos, omisión de dedos, cabeza
sin detalles, etc.). Los integrantes del CPE se colocan detrás del
niño (en cuclillas o sentados)
Una vez que el niño ha terminado se le puede preguntar qué
dibujó. Si el niño no contesta, no importa, puede hacer otro dibujo y
43
el terapeuta sigue haciéndole la misma pregunta en el subsiguiente
dibujo.
El personal de salud mental debe mantener en todo momento una
actitud cálida y de respeto hacía el niño (evitando hacer
comentarios).
6. Al terminar: todos los niños devuelven las crayolas y los
integrantes del CPE guardan todos los dibujos, cerciorándose de
que tengan nombre y edad. Esto es importante para poder
estudiarlos posteriormente e identificar a los niños que de acuerdo
a los indicadores gráficos y comportamentales, necesitan ayuda
especializada.
7. Finalmente, el facilitador pide a los niños que:
Cierren los ojitos y se vayan a su lugar seguro (utilizando el
protocolo básico: botón invisible).
Por último, se les solicita: “Respiren profundamente tres veces y
que abran sus ojitos”.
Relajación Rápida
Paso 4.
Proseguiremos solicitando al niño que afloje los músculos de su
rostro, tórax, abrazos y piernas
Paso 5
44
Se finaliza con una respiración profunda, abriendo lentamente los
ojos.
Al terminar con la relajación se hará énfasis en el sentimiento de
tranquilidad experimentado en ese momento, y se propiciará
reproducir la experiencia ante nuevas situaciones de estrés.
Procedimiento:
1. El persal de salud mental pide a los niño(a): cerrar los ojos e
irse con la imaginación a un lugar donde se sientan tranquilos y
a salvos.
Una vez ahí, y con los ojos aún cerrados, se les pide que: con
el pulgar de una mano toque la palma de la otra mano. Ahí,
donde se tocaron, hay un botón invisible para que en el futuro,
con solo tocarlo puedan volver a ese lugar seguro.
2. Luego el personal de la salud mental les dice:
Levanten la mano los que han ido a la costa / sierra o selva;
ahora levanten la mano los que han ido al polo norte; ahora los
que tienen problemas para dormir; ahora los que tiene miedo;
¿Cuántos niños sienten todavía tristeza? ¿Quién tiene
pesadillas en la noche? ¿Quiénes están enojados? ¿Quiénes
recuerdan a menudo el accidente?
En el transcurso de esta actividad, el responsable o encargado
de la actividad, registrara el nombre del niño(s) que levanten la
mano y den respuestas cuyos contenidos pueden ser
considerados indicadores de un problema emocional, pero si
requieren atención individual.
También se puede utilizar hojas de papel blanco, para que los
niños expresen gráficamente la experiencia vivida.
45
Es normal que algunos niños y niñas se sientan así ya que
ellos vivieron una experiencia diferente. Es normal que tengan
esos sentimientos.
También es normal a tener sentimientos diferentes a los de
otros niños, pues cada quién siente distinto y eso es normal (El
objetivo es validar los signos y síntomas del duelo)
4. Para concluir, el personal de salud mental dirá
Es importante que le cuenten a quien más confianza le tengan
como se sienten: hablar los va a ayudar a sentirse mejor (el
objetivo es ayudar al proceso de recuperación)
b. Técnicas
La desmovilización emocional
Objetivos
Establecer los objetivos de la desmovilización emocional implica
distinguir dos espacios de acción diferenciados, aunque en
permanente interrelación. Las figuras que los conforman son: por
un lado, las víctimas del incidente traumático y, por otro, aquel que
tiene a su cargo la coordinación del grupo.
El coordinador define su lugar, dentro de la organización
metodológica, de acuerdo a las funciones que cumple. Las mismas
son enumeradas a continuación:
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1. Alentar en los pacientes la exploración de los significados
simbólicos de la pérdida.
2. Contener a los participantes, insistiendo en el hecho de que las
reacciones resultan, no solo normales sino también esperables,
teniendo en cuenta las circunstancias. Al mismo tiempo, se
cuestionan las vivencias de singularidad presentes en frases como:
Soy el único al que le pasó o Solo yo debo estar sintiéndome así.
3. Buscar elementos comunes entre las vivencias relatadas por los
participantes, con el fin de favorecer la identificación grupal.
4. Estudiar las formas posibles de reducción de la ansiedad y de
las tensiones producidas por el trauma.
5. Facilitar la recuperación de los hábitos previos al incidente. Y, a
la vez, estimular que continúen con ayuda profesional o con grupos
de autoayuda, previniendo así, posibles recaídas.
6. Monitorear y detectar a los pacientes de alto riesgo y, derivarlos
a una asistencia profesional especializada.
7. Señalar que uno de los propósitos de este método es el de
reconstruir (recodificar) lo que pasó. De esta forma el grupo se
beneficia de la lección aprendida, luego de la dolorosa experiencia
vivida.
Metodología
La desmovilización emocional (DE) es un método organizado en
base a reuniones, cuya duración oscila entre los 60 y 90 minutos,
pudiendo extenderse hasta 2 0 3 horas.
Existen versiones reducidas en tiempo (20 ó 45 minutos) llamadas
Desactivación.
La DE se inicia 48 ó 72 horas después de ocurrido el hecho.
Cuando las víctimas comienzan a experimentar reacciones físicas y
emocionales ante el incidente traumático, que pueden resultar
47
inhabituales, dramáticas y generadoras de reacciones negativas en
el corto y largo plazo.
Fases de la desmovilización emocional
El método de la DE comprende una serie de siete fases que deben
ser respetadas si se desea alcanzar resultados óptimos.
• Fase Introductoria
En esta primera fase se dan a conocer los objetivos y la
metodología de las reuniones, estableciendo las expectativas y
metas de cada uno de los participantes.
Como miembros de un grupo se les estimula a compartir sus
vivencias (aunque la participación silenciosa es aceptada); se
intenta que el paciente no se retire anticipadamente. No se
permiten las criticas ni se juzga a nadie. Se omiten también los
títulos que establezcan jerarquías y se proscribe el uso de la jerga
psicológica y psiquiátrica. De debe recordar a los participantes que
existe la posibilidad de que los síntomas se agraven temporalmente
luego de las discusiones grupales.
No se trata de una terapia, en el sentido formal del concepto, sino
de un método que ayuda a controlar el estrés y las reacciones
inmediatas del trauma.
48
ustedes. Nos gustaría que se presenten ante el grupo, que nos
digan cual era el rol o tarea que estaban cumpliendo en el
momento del incidente y, brevemente, qué pasó según su
perspectiva y entonces, lo que y entonces, lo que nos interesa
saber es: quien es cada uno de ustedes, cual era su tarea, que
lugar ocupaba durante el evento y que vio o experimentó.
En caso de un familiar fallecido, hay que indagar sobre las
condiciones en que les fue dada esta noticia, con el fin de
proporcionar la contención adecuada. Por otro lado, si hubo daños
materiales, puede ser útil saber qué fue lo que se perdió y las
consecuencias psicológicas y personales que acarreó esta pérdida.
• Fase Cognitiva
En esta fase cada participante tiene que describir sus reacciones
cognitivas; para ello se les pide que den a conocer el primer
pensamiento, o el que fue más relevante durante el momento del
incidente. En este sentido, algunas preguntas pueden ser de ayuda
al iniciarse el hecho traumático, ¿qué fue lo primero que pensó?
¿puede obtener algo positivo a partir de este incidente? ¿qué cree
que le deja el incidente ? De esta manera se comienzan a procesar
y reformular las cogniciones.
49
aquella que no lo es. Con ello se logran legitimar las reacciones y
emociones de los participantes, evitando el temor de que las
mismas sean suscritas a un estigma de locura. Se les debe
encomendar la tarea de estar en contacto con esas sensaciones y
emociones con el fin de comprenderlas, aceptarlas y procesarlas.
El uso de ciertas preguntas puede ser de gran utilidad: Para usted,
¿cuál es el peor aspecto del evento? ¿Cómo le afectó físicamente,
emocionalmente? ¿Cómo se sintió durante el incidente? ¿Cómo se
siente ahora?
• Fase Educacional
El principal objetivo en esta fase es que los participantes adquieran
información respecto a los acontecimientos que vivieron ; así como
de las reacciones de estrés que suelen suscitarse y de los patrones
de recuperación.
50
Se debe instruir a los participantes a fin de que puedan superar el
incidente y enfrentar situaciones potencialmente similares. Si es
necesario, se puede incluir a familiares y amigos.
• Fase de Cierre
En esta última etapa se comparten los aspectos relevantes de lo
acontecido; al mismo tiempo que se completa la información
requerida por cada miembro del grupo. Se identifican los aspectos
que no han quedado claros, junto a las dudas que pudieran
haberse presentado, o que hayan quedado sin revisión.
Finalmente, se deja abierta la posibilidad a futuros encuentros de
seguimiento.
Fichas de tamizaje
Para la detectar personas en situación de estrés agudo y otros
problemas de salud mental.
De sensibilización Sistemática
La de sensibilización sistemática es uno de los métodos para
contrarrestar gradualmente los hábitos neuróticos de la respuesta
de ansiedad. se induce en el paciente un estado fisiológico
inhibidor de la respuesta de ansiedad por medio de la relajación
muscular y, luego es expuesto a un débil estimulo excitador de la
respuesta de ansiedad. Luego se van presentado estímulos
sucesivamente más "fuertes", que son tratados en forma
semejante, este método nos ha dado el poder de superar un gran
número de hábitos neuróticos, a menudo en un poco tiempo.
1. Adiestramiento en relajación muscular profunda
2. Establecimiento del uso de una escala que mida la respuesta de
ansiedad subjetiva en métodos cuantitativos.
3. Construcción de jerarquías de los estímulos provocadores de
respuestas de ansiedad
4. Contraposición de la relajación y los estímulos provocadores de
respuesta de ansiedad que constituyen las jerarquías.
51
Relajación
La relajación es un estado de conciencia, en muchas ocasiones se
define como un estado del cuerpo en que lo músculos están en
reposo, sin embargo en las personas deprimidas el reposo no suele
ir acompañado de una experiencia consciente de felicidad. La
relajación es mucho más, es un estado de conciencia que se busca
voluntaria y libremente con el objetivo de percibir los niveles más
altos que un ser humano puede alcanzar, de calma, paz, felicidad,
alegría.
Cuesta percibir que a lo largo del día varía nuestro nivel de
conciencia, aunque tenemos prueba de ello: un nivel es el del
sueño, e incluso en el sueño hay diversos estados, otro es el de la
mañana cuando recién me levanto, otro es cuando me encuentro
lleno de energía y otro muy distinto cuando vuelvo a casa después
de una larga jornada de trabajo. No trato igual a las personas
cuando me encuentro lleno de vitalidad o agotado por el esfuerzo
de un día lleno de responsabilidades.
Con estrés mi cuerpo se levanta cansado por las mañanas, con
estrés mis emociones se disparan y en ocasiones puedo tratar de
forma impropia a personas que aprecio. La relajación es el medio
por el cual podemos llegar a experimentar la libertad de vivir en el
estado de conciencia que deseamos.
52
Mientras está actuando sobre una serie de músculos en particular,
trate de concentrarse por completo en ellos y no permita que su
mente se distraiga en nada más.
Asegúrese de que realiza los ejercicios durante las primeras
ocasiones en un medio ambiente tranquilo y cómodo.
Adopte una actitud de concentración pasiva mientras despliega los
músculos y se relaja después de cada ejercicio. No trate de forzar
la relajación, pues con ello solo logrará ponerse tenso. En vez de
ello, deje que la relajación se presente de un modo natural, y una
vez iniciado el proceso concentre toda su atención en la sensación
de dejarse llevar a medida que se va relajando más y más.
Repita la palabra "relajación" cada vez que relaje un grupo de
músculos después de haberlos mantenido en tensión. Una vez
finalizados los ejercicios de los músculos del pecho, debe empezar
a concentrarse en los efectos relajadores de la exhalación.
¿Cómo? Manteniendo la respiración superficial y cada vez que
exhale repita mentalmente la palabra "relajación", mientras relaja
su cuerpo un poco más. Mantenga la respiración regular y
uniforme.
Si siente frío durante los ejercicios, eso es normal y es indicación
de que las respuestas parasimpáticas están empezando a
predominar. Significa que su circulación sanguínea ya no se
apresura en dirección a la superficie de su piel para suministrar
energía de emergencia, sino que está siendo dirigida hacia
actividades más recuperadoras, como la digestión.
Trate de mantener su mente libre de otros pensamientos o
preocupaciones durante los últimos minutos cuando este relajando
su cuerpo entero. Concéntrese en repetir la palabra clave:
"relajación". Si durante los primeros días de realizar estos
ejercicios, tiene dificultades para lograr esto, le será útil fijar sus
53
pensamientos en una imagen agradable como una puesta de sol,
un paisaje campestre, una playa o algún color sedante.
Al final de su sesión de relajación, abra los ojos y mueva el cuerpo
con lentitud de un lado a otro. Siéntese lentamente y vuelva a su
vida rutinaria normal mientras trata de seguir manteniendo la
sensación de relajación que ha desarrollado.
Este método de relajación profunda, debe tratar de practicarlo por lo
menos una vez al día, unos 30 minutos. Obtendrá más y mejores
resultados si pudiera hacer tiempo para practicarla dos veces al día. Al
termino de cinco días se dará cuenta que puede relajarse con mayor
rapidez y facilidad. La respuesta de su mente y cuerpo a este ejercicio, le
hará sentirse diferente. Descúbrala y disfrútela.
El ejercicio consiste en relajar los siguientes grupos de músculos:
1. Manos y brazos.
2. Nuca y hombros.
3. Ojos, cejas y frente.
4. Cuello y boca.
5. Tronco y pecho.
6. Piernas y caderas.
De manera alternativa, usted podrá grabar en una cinta estas
instrucciones a partir del texto que le hemos dado y escucharlas mientras
se relaja. Deje bastante tiempo entre cada serie de instrucciones de forma
que pueda relajarse por completo.
Grupo 1:
Manos: Cierre los puños todo lo fuerte que pueda durante cinco
segundos y sienta la tensión que esto produce. Después, relájelos por
completo y note la diferencia entre la tensión y el relajamiento. Siga
desplegando los músculos durante aproximadamente un minuto.
Parte anterior de los brazos: Ahora doble los brazos por los codos para
tensar los músculos de la parte anterior de los brazos. Mantenga esta
posición durante unos cinco segundos, después relájese y deje colgar los
54
brazos a lo largo del cuerpo. Continúe desplegando los músculos y
concéntrese en la sensación de dejarse ir durante un minuto más o
menos.
Parte posterior de los brazos: En esta ocasión debe extender los
brazos todo lo rígidamente que pueda. Sienta la tensión en la parte
posterior de sus brazos durante unos cinco segundos y después relájese.
Extienda los brazos a lo largo de su cuerpo y siga dejando que los
músculos se relajen durante aproximadamente un minuto.
Ahora utilice un tiempo extra y concéntrese en todos los músculos de las
manos y de los brazos, dejando que los sientas cada vez más y más
profundamente relajados.
Grupo 2:
Nuca: Apriete duramente la parte posterior de la cabeza contra el
respaldo de la silla o de la cama, tensando así los músculos de su nuca y
manteniendo esa posición durante cinco segundos. Sienta la tensión y a
continuación relaje la nuca y note cómo su cabeza descansa suavemente.
Concéntrese en la sensación de dejarse llevar durante el siguiente
minuto.
Hombros: Encoja los hombros, elevándolos hacia la nuca todo lo que
pueda y sintiendo la tensión entre ellos. Mantenga esa misma posición
durante cinco segundos y después relájese. Deje que sus hombros caigan
y se desplieguen. Déjese llevar de este modo durante un minuto.
Después, deje que se relajen por completo durante otro minuto los
músculos de la nuca, los hombros y brazos.
Grupo 3:
Ojos y cejas: Póngalos en tensión frunciéndolos todo lo fuertemente
que pueda al mismo tiempo que cierra con fuerza los ojos. Mantenga esa
misma posición de tensión durante cinco segundos y después relájese.
Sienta el alivio de dejarse llevar y siga suavizando la caída de las cejas y
la zona situada alrededor de los ojos durante el siguiente minuto.
55
Frente y cuero cabelludo: Ponga en tensión estos músculos elevando
las cejas como en un signo de interrogación. Trate de elevar las cejas
todo lo que pueda y mantenga esa misma posición durante unos cinco
segundos. Sienta la tensión y después relájese. Note la diferencia
existente entre la tensión y el relajamiento y mantenga la sensación de
dejarse llevar. Permanezca con los ojos quietos y mirando directamente
hacia delante, durante aproximadamente un minuto.
Después, y durante otro minuto deje que se relajen por completo los
músculos existentes alrededor de los ojos, en la frente, nuca, hombros y
brazos.
Grupo 4:
Boca: Tense los músculos de los labios y del rostro presionando
ligeramente los labios. Mantenga esta posición durante cinco segundos y
después relájese. Deje que sus labios descansen juntos y siga notando la
sensación de dejarse llevar durante aproximadamente un minuto.
Mandíbula: Apriete los dientes durante unos cinco segundos y sienta la
tensión en su mandíbula. A continuación, relaje los músculos de la
mandíbula separando ligeramente los dientes, de modo que no se
produzca ninguna tensión en la mandíbula y concéntrese en la sensación
de dejarse llevar durante aproximadamente un minuto.
Cuello: Tense los músculos del cuello colocando la punta de la lengua
sobre el paladar y presionando hacia arriba todo lo fuerte que pueda
durante unos cinco segundos. Sienta la tensión en la lengua y en el cuello
y después relájese. Note la sensación de dejarse llevar y permita que su
lengua se hunda en el fondo de su boca. Mantenga la sensación de
relajamiento durante un minuto.
Grupo 5:
Pecho: Haga una aspiración profunda y contenga la respiración durante
unos cinco segundos. Sienta la tensión en el pecho y después exhale el
aire, concentrándose en la sensación de relajación. A continuación vuelva
a respirar profundamente. Sienta la tensión. Contenga la respiración
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durante unos cinco segundos, exhale y relájese. Mantenga la respiración
superficial y relájese como antes. Cada vez que exhale debe sentir el
alivio de dejarse llevar. Continúe practicando este ejercicio durante un
minuto.
Estómago: Encoja los músculos situados alrededor de la zona del
estómago como si se estuviera preparando para recibir un golpe. Sienta la
tensión mientras los músculos están encogidos y rígidos. Mantenga esa
posición durante unos cinco segundos. Después, relájese y deje caer los
músculos de estómago, relajados. Siga notando la sensación de dejarse
llevar durante el minuto siguiente.
Y ahora, durante otro minuto, concéntrese en relajar todos los músculos
situados alrededor de su estomago, en el pecho, boca, cuello, ojos, frente,
nuca, hombros, brazos y manos.
Grupo 6:
Piernas y caderas: Tense los muslos y las nalgas apretándolas,
extendiendo las piernas hacia adelante y dirigiendo los dedos de los pies
hacia abajo. Mantenga esa misma posición durante cinco segundos.
Sienta la tensión en sus piernas y caderas y después relájese por
completo. Sienta cómo la tensión va desapareciendo de sus piernas y
caderas y siga dejándose llevar, desplegando todos los músculos durante
el minuto siguiente.
Durante los próximos dos o tres minutos concéntrese en relajar todos los
grandes grupos de músculos: piernas, nalgas, estómago, pecho, boca,
cuello, ojos, frente, nuca, hombros, brazos y manos.
Sienta cómo se va hundiendo cada vez más y más profundamente en la
cama o sillón, mientras su cuerpo se hace más y más pesado, y se relaja
cada vez más profundamente.
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desmitificarla proporcionando las siguientes instrucciones sencillas
para conseguir la relajación:
Sentarse o estirase en silencio en una postura cómoda.
Cerrar los ojos.
Relajar a fondo todos los músculos del cuerpo dejándolos
"sueltos", apoyados en la superficie donde nos encontremos,
como si tuviéramos la sensación de que esa parte nos pesara
más de la cuenta.
Empezar por los pies, pensar que nos están pesando, que se
apoyan libremente sobre el sofá, cama, etc., avanzar lenta y
progresivamente esta sensación de pesadez con el resto del
cuerpo: las piernas, las manos, los brazos, el abdomen (sentir
que toda la espalda se apoya relajadamente sobre la superficie
donde nos encontremos) y así hasta los músculos de la cara.
Mantenerlos relajados.
Respirar por la nariz. Tomar conciencia de la respiración. Al
aspirar, decirse a sí mismo la palabra "uno", luego "dos", y así
progresivamente. Respirar con naturalidad, no profundamente.
Continuar durante diez a veinte minutos. Pueden abrirse los
ojos, para comprobar el tiempo, pero no utilizar un despertador
ni un sistema de alarma. Al terminar, permanecer sentado
durante algunos minutos más, primero con los ojos cerrados y
después abiertos. No levantarse hasta que hayan pasado
algunos minutos.
No preocuparse por conseguir un nivel de relajación profunda.
Mantener una actitud pasiva y dejar que la relajación se
presente según su propio ritmo. Si aparecen pensamientos
perturbadores, debe intentar ignorarlos no ocupándose de ellos
y volviendo a repetir "uno". Con la práctica, la respuesta
sobrevendrá sin apenas esfuerzo. Debe practicarse esta
técnica una o dos veces al día, pero no durante las dos horas
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siguientes a una comida, porque los procesos digestivos
interfieren en el surgimiento de la respuesta relajante.
LA RESPIRACIÓN
Un control adecuado de nuestra respiración es una de las estrategias
más sencillas para hacer frente a las situaciones de estrés y manejar
los aumentos en la activación fisiológica provocados por estas.
Unos habitos correctos de respiración son muy importantes porque
aportan al organismo el suficiente oxigeno para nuestro cerebro. El
ritmo actual de vida favorece la respiración incompleta que no utiliza la
total capacidad de los pulmones.
El objetivo de las técnicas de respiración es facilitar el control
voluntario de la respiración y automatizarlo para que pueda ser
mantenido en situaciones de estrés.
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Vamos a pasar a realizar una serie de ejercicios sobre la respiración.
EJERCICIOS DE RESPIRACIÓN
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Este ejercicio es continuación del 3º, se deben realizar los mismos
pasos y después, al espirar, se deben de cerrar los labios de forma que
al salir del aire se produzca un breve resoplido. La espiración debe ser
pausada y controlada.
Ejercicio 5: Ritmo inspiración - espiración
Este ejercicio es similar al anterior pero ahora la inspiración se hace de
forma continua, enlazando los tres pasos (abdomen, estomago y
pecho). La espiración se hace parecido al ejercicio anterior, pero se
debe procurar hacerlo cada vez más silencioso.
Ejercicio 6: Sobregeneralización
Este es el paso crucial. Aquí se debe de ir utilizando estos ejercicios en
situaciones cotidianas (sentados, de pie, caminando, trabajando, etc.).
Hay que ir practicando en las diferentes situaciones: con ruidos, con
mucha luz, en la oscuridad, con mucha gente alrededor, solor, etc.
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CAPITULO IV
TECER NIVEL DE INTERVENCION
3.1. OBJETIVOS
3.2. PROCEDIMIENTOS:
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o Escala de Hamilton para ansiedad y depresión.
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Si se detecta que estos síntomas perduran más allá de tres
meses, o que dificultan demasiados aspectos fundamentales
de nuestra vida cotidiana, hará falta consultar a un especialista.
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pueden asimismo influir en la aparición de dichos trastornos. Si
las reacciones iniciales no desaparecen y no se proporciona el
tratamiento adecuado, estos trastornos tienden a degenerar y a
cronificarse, ya que el paso del tiempo en sí mismo, no los
resuelve, se puede presentar diferentes tipos de adiciones
como:
Alcoholismo
Cuadros de histeria y ansiedad
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