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PARA EL PROGRESO
¡Decir que Guatemala tuvo un gobierno comunista! ¿Por qué? ¿Se nacionalizaron las industrias? ¿Se expropió la tierra
en su integridad? ¿Se terminó con la propiedad privada? No, señor Presidente. Entonces, ¿qué razones se tienen?
(Discurso de Salvador Allende el 4 de octubre de 1956, Senado de la República de Chile).
Resumen
En junio de 1952, Jacobo Arbenz, por entonces presidente de Guatemala, impulsó una reforma agraria
sin precedentes en su país. Si bien los resultados de esa medida fueron exitosos en la distribución y
modernización del espacio rural guatemalteco, la decisión generó el descontento de los Estados
Unidos y Arbenz, acusado de comunista, fue removido del poder por un golpe de Estado impulsado
por la CIA en 1954. Sin embargo, siete años después, John F. Kennedy impulsó en el marco de la
Alianza para el Progreso, la necesidad de encarar reformas agrarias en América Latina, con
características muy similares a las que había postulado Arbenz años atrás. Este trabajo investiga las
similitudes y diferencias entre la reforma agraria propuesta por Arbenz y la propuesta por Kennedy,
diez años después, así como también las causas que llevaron a este giro de 180° en la política exterior
norteamericana hacia América Latina.
1
Investigador Coordinador del Centro de Estudios Internacionales (UCA). Licenciado en Ciencias Políticas y
Licenciado en Relaciones Internacionales (UCA). Magister en Estudios Latinoamericanos – Universidad de
Salamanca (En Curso).
1. Introducción
Un lector mínimamente informado, se sorprendería rápidamente del título esbozado para esta
investigación. Podría, con razón, acusarlo de ser un anacronismo histórico, desubicado en
términos de espacio y de lugar. Efectivamente, podríamos decir que estaría parcialmente en
lo correcto, ya que cuando se lanzó la Alianza para el Progreso, Juan Jacobo Arbenz Guzman
había dejado de ser presidente de Guatemala hacía siete años. Sin embargo, el argumento
principal de este trabajo es que estos conceptos pueden articularse, están íntimamente
relacionados y de hecho permiten comprender el giro de la política exterior norteamericana
hacia la ruralidad en Latinoamérica de los años sesenta, y más específicamente me refiero a
la posición acerca de la reforma agraria. La relevancia del tema se desprende de lo importante
que resulta Estados Unidos para América Latina, tanto en su rol intervencionista como
inversionista, donde la Alianza para el Progreso fue una política fundamental y muy
ilustrativa.
En el presente apartado, tal como se estableció en la introducción, se busca a partir del análisis
de fuentes primarias, establecer las similitudes y diferencias entre la reforma agraria
propuesta por la ALPRO y la aplicada en Guatemala durante el gobierno de Jacobo Arbenz,
diez años antes. Para dicho propósito se utilizarán principalmente el decreto 900 de Reforma
Agraria en Guatemala, documentos básicos de la ALPRO y discursos de John F. Kennedy y
Jacobo Arbenz. La comparación se hará en torno a cuatro grandes cuestiones: el ideal
democrático, la concepción teórica o el espíritu de la reforma, los objetivos del proceso y la
aplicación efectiva de la reforma agraria. Por último, se buscará comparar los resultados de
la reforma guatemalteca con los de las reformas amparadas por la ALPRO en Perú y
Colombia.
2
Discurso inaugural de la Alianza para el Progreso, 13 de marzo de 1961. Disponible en:
http://www.jfklibrary.org/JFK/Historic-Speeches
A partir de lo investigado, se ha llegado a la conclusión de que en todos los elementos
comparados hay coincidencia en las reformas planteadas tanto en sus objetivos como en su
aplicación. De hecho, resulta sumamente curioso que el razonamiento de Arbenz es bastante
acercado a la teoría de la modernización, años antes de que esta sea esbozada por académicos
norteamericanos. El principal elemento que diferencia ambas concepciones tiene que ver con
el rol asignado a los Estados Unidos. En este sentido, Arbenz se inserta en la concepción
“antiimperialista” o “nacionalista” que marcó a varios líderes latinoamericanos de la época.
Hay que destacar que esta tradición se encuentra sumamente presente en América Latina de
los años cuarenta y cincuenta y que responde más al nacionalismo que al marxismo
(Rodriguez de Ita, 2003). El segundo gran factor de diferenciación es más técnico, y tiene
que ver con la creación de organizaciones agrarias locales, como canales para realizar la
reforma agraria “desde abajo”, en el caso de Guatemala, cosa que se encuentra ausente en el
resto de las reformas (Gleijeses, 1992).
Como se verá más adelante, los años sesenta implicaron para Estados Unidos un cambio en
la forma de ver la política latinoamericana. A diferencia de las estrategias de los años
anteriores, donde en aras de “la estabilidad” o la sencilla defensa de los intereses comerciales
de particulares norteamericanos, no se dudaba en instalar y dar apoyo económico a dictaduras
militares (Kinzer, 2013), en los años sesenta y especialmente en la administración Kennedy,
se apoyó a los gobiernos democráticos (Gilderhus, 2000). Esta idea se encuentra presente en
el discurso del 13 de marzo de 1961 brindado por John F. Kennedy:
Dejando a un lado lo paradójico que puede resultar este fragmento, es necesario observar la
concepción democrática de Arbenz. En este sentido, esta particular idea de democracia
3
Discurso inaugural de la Alianza para el Progreso, 13 de marzo de 1961. Disponible en:
http://www.jfklibrary.org/JFK/Historic-Speeches
también fue dada de un discurso, casi exactamente diez años antes, (15 de marzo de 1951),
en el acto de asunción presidencial guatemalteco.
4
Discurso de asunción presidencial de Juan Jacobo Arbenz Guzman (15 de marzo de 1951) Disponible en:
https://es.wikisource.org/wiki/Discurso_de_toma_de_posesi%C3%B3n_del_Presidente_Jacobo_%C3%81rbe
nz
oportunidades de todos nuestros pueblos; a menos que la gran meta de
americanos comparta la creciente prosperidad -- nuestra alianza, nuestra
revolución y nuestro sueño habrán fracasado.5
Aquí, se deja evidencia de que la reforma agraria, no era para Kennedy sino una parte de las
reformas que tenían que ocurrir en América Latina con el objetivo de garantizar el desarrollo
económico, - que generaría como estabilidad política, lo que hoy se conoce como teoría de
la modernización6. Esta idea, ya estaba presente en las ideas de Jacobo Arbenz que en su
discurso inaugural, dio una impronta muy marcada a su gobierno:
5
Discurso inaugural de la Alianza para el Progreso, 13 de marzo de 1961. Disponible en:
http://www.jfklibrary.org/JFK/Historic-Speeches
6
Con gran importancia académica en los años cincuenta y sesenta, la Teoría de la Modernización suponía que
las sociedades no desarrolladas en términos económicos, deberían pasar por una serie de etapas de desarrollo
iguales a las vividas por los países más avanzados, principalmente aquellos de Europa Occidental y Estados
Unidos.
7
Discurso inaugural de la Alianza para el Progreso, 13 de marzo de 1961. Disponible en:
http://www.jfklibrary.org/JFK/Historic-Speeches
2.3. Los objetivos de la Reforma Agraria
Uno de los documentos más importantes de la ALPRO fue la Declaración de Punta de Este.
En ella se describen entre otras cosas, los objetivos que tendría la reforma agraria:
En este mismo sentido, el decreto 900, definía como uno de sus objetivos fundamentales “la
necesidad de realizar un cambio substancial en las relaciones de propiedad y en las formas
de explotación de la tierra, como una medida para superar el atraso económico de Guatemala
y mejorar sensiblemente el nivel de vida de las grandes masas de población”. Sin duda, el
espíritu del decreto 900, era eminentemente capitalista, tal como lo había expresado Arbenz
en su discurso inaugural. Para reforzar esta idea, se pueden observar los objetivos esenciales
del decreto, descriptos en los artículos 1 y 3 del mismo, y de los cuales se hace una selección
a continuación:
Artículo 3°. Son objetivos esenciales que la Reforma Agraria debe realizar:
8
Declaración de Punta del Este, 20 de agosto de 1961. Disponible en:
https://otraclasedehistoria.files.wordpress.com/2011/06/documentos-de-alianza-para-el-progreso1.pdf
e) Incrementar el crédito agrícola para todos los campesinos y agricultores
capitalistas en general9
La reforma agraria, fue uno de los instrumentos al servicio del objetivo principal del
gobierno: modernizar económicamente a Guatemala. De hecho, muchos analistas describen
la medida como una ley moderada viciada en un molde capitalista (Gleijeses, 1992).
Con lo descripto anteriormente, se podría afirmar que al menos en sus objetivos, el decreto
900 y la reforma agraria propuesta por la ALPRO, a pesar de que esta última fue hecha diez
años después, van en un mismo sentido, que era convertir a los países latinoamericanos en
economías capitalistas. Vale destacar por último, que si bien el gobierno de Arbenz se
autodefinía como revolucionario, no hacía referencia a una revolución marxista o proletaria
(Mobil, 2010). De hecho, el concepto Revolución en esta época era transversal a las
ideologías y era un vocablo aceptado y bien visto por la mayoría de las personas en América
Latina y el mundo (San Francisco, 2007). Sin ir más lejos, Teodoro Moscoso, director para
América Latina de la Administración para el Desarrollo Internacional y uno de los mentores
de la Alianza para el Progreso, en su discurso del 15 de febrero de 1962 se refería en los
siguientes términos al proceso revolucionario en Latinoamérica:
En cuanto a los métodos para aplicar la reforma, quizás encontremos la mayor diferencia
entre ambos proyectos. Comenzando a analizar por las similitudes, el crédito agrícola y la
asistencia técnica son un punto fundamental para cualquier reforma agraria (Chonchol,
2003). Es decir, brindar tierra a los campesinos pero no los medios necesarios para trabajarla,
no solucionaría los problemas de fondo y por consiguiente no lograría los objetivos
9
Decreto 900, emitido por el Congreso de Guatemala, 17 de junio de 1952. Disponible en:
http://old.congreso.gob.gt/archivos/decretos/1952/gtdcx900.pdf
10
Discurso de Teodoro Moscoso, 15 de febrero de 1962. Disponible en:
http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0016012.pdf
ambiciosos que se proponen las políticas estudiadas. En ya mencionada Declaración de Punta
del Este, se podían ver la importancia brindada a estos aspectos:
Asimismo, esto fue un pilar fundamental de la política del decreto 900, y fue uno de los
puntos que le aseguró el éxito económico y el aumento de la productividad agrícola en el
periodo (Gleijeses, 1992). Como ya se citó más arriba, entre los objetivos del decreto 900
(Artículo 3, “e”), se detallaba la importancia del crédito agrícola.
Ahora bien, las diferencias entre el decreto 900 y las propuestas de la ALPRO tenían que
ver con la construcción de la reforma. El modo en que se aplicaría la reforma puede
entenderse desde dos de las dimensiones propuestas en los proyectos: uno que podríamos
denominar “desde abajo” y otro “desde arriba”. En el proceso llevado a cabo en Guatemala,
los Comités Agrarios Locales (CAL), establecidos en el artículo 57 del decreto, resultaron
fundamentales para su efectiva aplicación. Estos se componían de cinco miembros de los
cuales tres eran elegidos por la Organización campesina o el sindicato local. Esto nos
demuestra que las políticas aplicadas en Guatemala, fueron hechas desde abajo, y en este
sentido se diferencia de lo propuesto y aplicado por la ALPRO. Para ser más precisos, en
palabras de José Manuel Fortuny, dirigente del Partido Guatemalteco de los Trabajadores
(PGT), “la reforma fue hecha en dos direcciones: por arriba y por abajo”. Esta decisión
permitió el aumento de la participación campesina (Gleijeses, 1992)
Por su parte, las medidas tomadas en el marco de la ALPRO, no buscan realizarse desde
abajo, sino más bien desde arriba, como una forma del Estado para canalizar y cooptar la
movilización campesina, en lugar de fomentar su participación en el proceso reformista
agrario (Arneda Undurranga, 2003); (Morales, 1986)
11
Declaración de Punta del Este, 20 de agosto de 1961. Disponible en:
https://otraclasedehistoria.files.wordpress.com/2011/06/documentos-de-alianza-para-el-progreso1.pdf
2.5. Resultados
Por último, para analizar dos distintos procesos de reforma agraria resulta fundamental
comparar sus resultados. En este sentido, dado que no pueden estudiarse los resultados del
proyecto de la ALPRO sin aplicarlo a un caso concreto, se tomará como parámetros las
reformas agrarias realizadas en Perú en 1964 y el Colombia en 1968.
En el caso de la reforma llevada a cabo en Guatemala, se ha definido como una de las pocas
que han provocado alteraciones significativas en los índices de concentración de la propiedad
de la tierra (Sampaio, 2005), uno de los objetivos tanto del decreto 900 como de la ALPRO.
Además, esto fue logrado sin generar grandes situaciones de violencia en el campo y sin
perder la productividad agrícola (Gleijeses, 1992).
En el caso peruano, las bases para la reforma agraria junto con la creación del Instituto de
Reforma Agraria y Colonización (IRAC), se dan durante el gobierno militar de Nicolás
Lindley López. Sin embargo, la ley de Reforma Agraria que se dictó bajo el paraguas de la
ALPRO, tuvo lugar en la administración de Fernando Belaúnde Terry en 1964. Su elección
en 1963, pareció marcar el camino para un conjunto de reformas sociales de tinte
antioligárquico. A pesar de las altas expectativas depositadas, la reforma agraria fue débil y
no logró distribuir gran cantidad de tierra, ya que no se ocupó de las grandes propiedades de
la costa norte. Solo se expropiaron 834.000 hectáreas y se adjudicaron 384.254 (Robles
Mendoza, 2002). Uno de los motivos del fracaso del proyecto tuvo que ver con que la
coalición gobernante se opuso a la movilización popular, y consecuentemente no contaron
con el apoyo campesino (Cotler, 1983). Por otro lado, vale aclarar que otras medidas del
gobierno como los controles de precios a los alimentos, generaron problemas de
abastecimiento y consecuentemente la caída de la producción en el campo (Schyndowsky &
Wicht, 1983). Ante este fracaso, la tarea de la reforma fue dejada al Gobierno Revolucionario
de las Fuerzas Armadas que asumiría en 1968 (Stallings, 1983).
Por último, la reforma colombiana, fue entendida por algunos autores como una reforma
superficial, que no logró alterar significativamente los índices de concentración de propiedad
de la tierra, como la mayoría de las reformas encaradas por la Alianza para el Progreso
(Sampaio, 2005). Hacia fines del segundo gobierno del liberal Alberto Lleras Camargo, en
1961 nació la Ley 135 sobre reforma social agraria. Esta ley creó el Instituto Colombiano de
Reforma Agraria (INCORA), que se encargaría de la expropiación y distribución de tierras
junto con el Consejo Nacional Agrario (CNA), el Fondo Nacional Agrario (FNA). Esta
política continúa en 1962 con el conservador Guillermo León Valencia, en el contexto del
Frente Nacional, que fue uno de los factores que permitió darle continuidad a la reforma más
allá del sello político del presidente. Según estadísticas del INCORA, durante este período
ingresaron al FNA 357.861 hectáreas de tierra, de las cuales apenas un 1,6% correspondían
a expropiaciones, con lo cual la modificación en la estructura de propiedad fue mínima (De
los Ríos, 2011). En 1968, en el gobierno de Caros Lleras Restrepo, primo de Lleras Camargo,
la Reforma Agraria entró en una nueva fase y se crea la Asociación Nacional de Usuarios
Campesinos (ANUC) que permite canalizar desde el Estado las demandas y la movilización
campesina.
El análisis de los resultados nos permite ver que paradójicamente, la Reforma Agraria más
exitosa y que más fielmente cumplió con los objetivos propuestos por la ALPRO, fue la
realizada en Guatemala durante el gobierno de Jacobo Arbenz, habiendo sido ésta realizada
diez años antes de que se estableciera la propia Alianza para el Progreso. Esto nos permite
responder afirmativamente nuestra primera pregunta, y confirmar que efectivamente hubo un
cambio en la política exterior norteamericana, que torna esta situación paradójica.
La literatura latinoamericana tendría para esta pregunta una explicación sencilla. La primera
reacción de la academia tendería a decir que el factor primordial para que Estados Unidos
haya cambiado su política hacia América Latina fue la Revolución cubana (Morgenfeld,
2012). Sin duda este evento fue sumamente influyente y generó reacciones de todo tipo. Sin
embargo, no fue el único factor que llevó a este cambio.
En la literatura que se refiere a los cambios de rumbo en las políticas públicas, algunos
autores hacen referencia a factores tales como la posición ideológica de los tomadores de
decisiones, la distribución de la autoridad gubernamental y el accionar de los actores de
veto, como los grupos de presión (Castiglioni, 2005). Sin embargo, en la política exterior
deben considerarse otros factores extra que no siempre se tienen en cuenta en la política
interna, especialmente en un país como Estados Unidos. Por esto, para el análisis en el
presente apartado, propongo utilizar las siguientes variables: posición de los tomadores de
decisión, accionar de los actores de veto, y cambios en la situación internacional. Este tercer
factor resulta indispensable para comprender los cambios de rumbo política exterior de
cualquier país, y más especialmente de los países con un papel primordial en el ámbito
internacional como los Estados Unidos de los años 1960.
En este giro de la estrategia para relacionarse con América Latina de la política exterior
norteamericana, el cambio de gobierno es un dato no menor. Sin embargo, en las
democracias, a pesar de que sean presidencialistas, los presidentes no toman decisiones por
si solos, sino que están influidos por un grupo de tecnócratas y burócratas, tal como lo
hicieron los trabajos de Alfred Thayer Mahan (Mahan, 1897) en la política exterior de
William McKinley y Theodore Roosevelt. El giro en cuanto a la concepción de la política
exterior hacia Latinoamérica, empieza a darse en la segunda administración de Dwight
Eisenhower. Existen tres factores por los cuales se comienza a entender el que el enfoque
anterior de rechazar la ayuda económica a América Latina para concentrarla en Europa, había
fracasado. El primero de los factores que justifican esta variación, son los informes de Milton
Eisenhower, hermano del presidente, quien tras realizar una serie de viajes a Latinoamérica,
llegó a la conclusión de que la ausencia de desarrollo y democracia en la región, implicaba
una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos (Rehren, 1992). Si bien el primer
informe fue publicado en 1954, empezaron a tener relevancia hacia 1958, a causa del segundo
factor que describiremos a continuación. En mayo de 1958, el vicepresidente Richard Nixon,
realizó visitas oficiales en Bogotá, Buenos Aires, Lima, Caracas y algunas otras ciudades
sudamericanas. Fue en la capital venezolana, donde iba a realizar un acto en homenaje a
Simón Bolívar, que fue escupido y herido por manifestantes que reclamaban principalmente
por unas restricciones norteamericanas a las importaciones de petróleo de Venezuela12. Este
evento llevó a las autoridades a replantearse su relación con América Latina. Por último, un
argumento académico no menor, tiene que ver con la propuesta de Rostow y Millikan
conocida como A proposal: Key to an Effective Foreign Policy (1957), que sería uno de los
pilares académicos fundamentales de la teoría de la modernización. En este mismo periodo,
12
La Nación(Buenos Aires), 18 de mayo de 1958.
la CEPAL desarrolla también argumentos similares. Hay que decir que este marco teórico
tuvo mucho más impacto en Kennedy y su círculo (Tulchin, 1988). Sin embargo, la
administración Eisenhower fue la que sentó las bases de la nueva política hacia América
Latina, por ejemplo con la creación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 1959.
Vale aclarar que durante que en la clase política norteamericana en general, y en los
tomadores de decisión republicanos en particular, existe una fuerte creencia durante los
cincuenta y sesenta de que los pueblos latinoamericanos con una cierta tendencia hacia el
infantilismo, no estaban aún capacitados para elegir a sus gobernantes (Hunt, 2007).
Por último, cabe analizar brevemente la posición ideológica de John F. Kennedy, que se
apartaba de la de su predecesor. El líder demócrata no solo cambió la forma de relacionarse
con América Latina, sino que revolucionó la política norteamericana debido a su juventud,
en un periodo donde juventud y revolución eran conceptos en boga (Hobsbawm, 1994). Por
un lado, tanto él como su esposa se dirigían a los latinoamericanos en español y su idealismo
wilsoniano era bien visto por los latinoamericanos. Su coalición gubernamental está
fuertemente influida por los liberales, dirigidos por Adolph Berle, quienes consideraban que
el apoyo a la democracia latinoamericana era fundamental para evitar el comunismo en la
región (Tulchin, 1988). En conclusión, podemos afirmar que tanto la personalidad y la
posición ideológica de Kennedy como el cambio en el consenso académico y burocrático
permiten un cambio en la concepción norteamericana sobre el cómo intervenir en América
Latina.
La presión externa e interna para que se realicen este tipo de inversiones y el consecuente
giro de la política exterior norteamericana no es un dato menor. En cuanto a la presión
externa, podemos identificar el memorándum conocido como Operación Panamericana, que
por iniciativa de los presidentes Juscelino Kubitschek (Brasil) y Alberto Lleras Camargo
(Colombia), propuso un programa hemisférico de ayuda pública para aliviar las condiciones
de subdesarrollo e inestabilidad en junio de 1958 (Fernandez Shaw, 1962). La estrategia de
ambos presidentes tuvo sus frutos, debido a que se realizó tan solo un mes después de que el
vicepresidente Nixon sufriera los ya mencionados ataques en Venezuela, y fue respondida
favorablemente por Dwight Eisenhower.
El escritor libanés Nassim Taleb define como Cisnes Negrosa eventos inesperados y de alto
impacto que conllevan cambios y situaciones no imaginadas (Taleb, 2008). El giro marxista
de la Revolución cubana, y no el derrocamiento de Fulgencio Batista, podría ser definido
como un Cisne Negro. Sin embargo, estos eventos no tienen el poder para modificar por sí
mismos una profunda concepción de la política exterior norteamericana, aunque puedan ser
detonantes.
La conversión al marxismo de los revolucionarios cubanos es uno de los factores sin los
cuales no se entendería el cambio en la política exterior de Estados Unidos hacia América
Latina. A partir de este momento, Washington intentará evitar de diversos modos, con gran
ahínco, el surgimiento de otro bastión comunista en el hemisferio occidental, actividad que
ya se realizaba anteriormente, pero ahora lo hará prestando especial atención a la situación
de las clases más bajas, y fundamentalmente de los campesinos. Es así, que luego de la caída
del régimen de Batista, el periódico norteamericano The New York Times, afirmó que “la
gran mayoría de guajiros o campesinos en las zonas rulares vivían en la miseria, a nivel de la
subsistencia”13.
13
Lamrani, Salim, ”50 verdades sobre la dictadura de Fulgencio Batistaen Cuba”, 19 de octubre de 2013.
Disponible en: http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/10/19/50-verdades-sobre-la-dictadura-de-
fulgencio-batista-en-cubas/#.Vjurqrcvcgs)
14
Discurso inaugural de la Alianza para el Progreso, 13 de marzo de 1961. Disponible en:
http://www.jfklibrary.org/JFK/Historic-Speeches
un vendido y un incondicional miserable de los norteamericanos, entonces
es un comunista; pues yo no soy comunista, ni me vendo a los
norteamericanos, ni recibo órdenes de los norteamericanos (…).15
La importancia de este hecho no es menor si tenemos en cuenta que la reforma agraria es uno
de los conceptos políticos más emblemáticos del siglo XX en América Latina. La imagen
más prevaleciente del proceso en el inconsciente colectivo de la sociedad se relaciona con el
reparto de tierras expropiadas a grandes latifundistas, para dárselas a campesinos pobres y
sin tierra que la cultivarán según la noción colectiva o individual de la propiedad. Esta
15
Discurso de Fidel Castro Ruz en el Club Rotario, 15 de enero de 1959. Disponible en:
http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1959/esp/f150159e.html
imagen, es sin duda producto de los procesos de construcción del relato histórico de grandes
revoluciones como la cubana o la mexicana, emblemas de la cuestión social agraria en la
América Latina del pasado siglo. Lo descripto anteriormente nos podría llevar a pensar que
la mayoría de las reformas en el mundo rural, y especialmente las propuestas por la ALPRO
(aunque también la de Arbenz en Guatemala) no han sido en contextos ni con propósitos
revolucionarios. Enmarcando esta idea en el contexto de la guerra fría, las reformas agrarias
más importantes, exceptuando la cubana no han tenido concepciones revolucionarias en el
sentido marxista o colectivista de abolición de propiedad privada con la que en algunos casos
se las pretende evaluar. ¿Podría esto ayudarnos a entender por qué se habla del fracaso de las
reformas agrarias? La reflexión de diversos momentos políticos e históricos, nos permite
establecer que la noción de fracaso o éxito se da a partir de las expectativas depositadas en
determinada política, gobierno, persona o circunstancia. Sin duda, debido a la concepción
que acabamos de describir, las expectativas depositadas en las reformas agrarias no solo son
excesivas, sino que la entienden más que como una reforma, como una revolución. Por lo
explicado anteriormente, me permito ir más allá, e introducirme brevemente en una discusión
ya planteada por la academia que tiene que ver con el éxito/fracaso del reformismo rural, que
si bien no corresponde al presente ensayo, podría desprenderse de sus conclusiones para
futuros trabajos ¿Por qué se juzga a las reformas agrarias como si fueran revolucionarias?
Para concluir, quisiera hacer una breve mención al segundo gran tema de este ensayo: el
paradojal giro de la política exterior norteamericana con respecto a la reforma agraria.
Considero importante enmarcar esto en un fracaso constante de las estrategias de desarrollo
propuestas por Estados Unidos para América Latina. En más de un siglo casi ininterrumpido
de intervencionismo norteamericano en la región, han fracasado gran cantidad de propuestas
hasta la actualidad. En este ensayo se ha visto el fracaso de la ALPRO como modo de
acercamiento hacia América Latina. ¿Por qué las propuestas de Washington fracasan
constantemente en el contexto latinoamericano? ¿Por qué las elites y gobiernos
latinoamericanos se empeñan en seguir buscando recetas desarrolladas para otras latitudes?
Sin duda, estas preguntas son otro interesante aspecto que se desprende de esta investigación.
Algún día serán vencidas las fuerzas oscurantistas que hoy oprimen al mundo a trazado y
colonial. Seguiré siendo, a pesar de todo, un combatiente de la libertad y del progreso de
mi patria(Discurso de Renuncia de Jacobo Arbenz)
5. Bibliografía