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JACOBO ARBENZ: EL POSTER CHILD DE LA ALIANZA

PARA EL PROGRESO

AUGUSTO NICOLÁS SALVATTO1

¡Decir que Guatemala tuvo un gobierno comunista! ¿Por qué? ¿Se nacionalizaron las industrias? ¿Se expropió la tierra
en su integridad? ¿Se terminó con la propiedad privada? No, señor Presidente. Entonces, ¿qué razones se tienen?
(Discurso de Salvador Allende el 4 de octubre de 1956, Senado de la República de Chile).

Resumen
En junio de 1952, Jacobo Arbenz, por entonces presidente de Guatemala, impulsó una reforma agraria
sin precedentes en su país. Si bien los resultados de esa medida fueron exitosos en la distribución y
modernización del espacio rural guatemalteco, la decisión generó el descontento de los Estados
Unidos y Arbenz, acusado de comunista, fue removido del poder por un golpe de Estado impulsado
por la CIA en 1954. Sin embargo, siete años después, John F. Kennedy impulsó en el marco de la
Alianza para el Progreso, la necesidad de encarar reformas agrarias en América Latina, con
características muy similares a las que había postulado Arbenz años atrás. Este trabajo investiga las
similitudes y diferencias entre la reforma agraria propuesta por Arbenz y la propuesta por Kennedy,
diez años después, así como también las causas que llevaron a este giro de 180° en la política exterior
norteamericana hacia América Latina.

Palabras clave: Reforma Agraria; Alianza para el Progreso; Jacobo Arbenz;

1
Investigador Coordinador del Centro de Estudios Internacionales (UCA). Licenciado en Ciencias Políticas y
Licenciado en Relaciones Internacionales (UCA). Magister en Estudios Latinoamericanos – Universidad de
Salamanca (En Curso).
1. Introducción

Un lector mínimamente informado, se sorprendería rápidamente del título esbozado para esta
investigación. Podría, con razón, acusarlo de ser un anacronismo histórico, desubicado en
términos de espacio y de lugar. Efectivamente, podríamos decir que estaría parcialmente en
lo correcto, ya que cuando se lanzó la Alianza para el Progreso, Juan Jacobo Arbenz Guzman
había dejado de ser presidente de Guatemala hacía siete años. Sin embargo, el argumento
principal de este trabajo es que estos conceptos pueden articularse, están íntimamente
relacionados y de hecho permiten comprender el giro de la política exterior norteamericana
hacia la ruralidad en Latinoamérica de los años sesenta, y más específicamente me refiero a
la posición acerca de la reforma agraria. La relevancia del tema se desprende de lo importante
que resulta Estados Unidos para América Latina, tanto en su rol intervencionista como
inversionista, donde la Alianza para el Progreso fue una política fundamental y muy
ilustrativa.

En 1954, un grupo comando de la CIA, en el marco de la operación denominada con el


nombre clave PBSUCCESS, apoyó militarmente a rebeldes guatemaltecos comandados por
el coronel Castillo Armas, y a pesar de ser infructuoso en la batalla militar, obligó a Jacobo
Arbenz a renunciar a su cargo (Schlesinger & Kinzer, 1982). En palabras del entonces
presidente norteamericano Dwight Eisenhower: “El pueblo de Guatemala, con un gran
esfuerzo, se ha liberado de las cadenas del comunismo internacional” (Immerman, 1982). El
motivo de la intromisión de la CIA en esta operación y otra anterior que fracasó
(PBFORTUNE), es la acusación hecha al gobierno de Jacobo Arbenz, de ser comunista, en
un contexto donde el macartismo dominaba la escena de la guerra ideológica en Estados
Unidos (Fitzgerald, 2007). ¿El motivo de la acusación? Sencillamente que Arbenz había
impulsado una reforma agraria que tuvo como consecuencia la expropiación de 156 mil
hectáreas a la United Fruit Company (Chapman, 2007). Sin embargo, siete años después, el
13 de marzo de 1961, el presidente norteamericano John F. Kennedy anunciaba la Alianza
para el Progreso con el firme objetivo de “ayudar a las personas y gobiernos libres a romper
las cadenas de la pobreza”2. Entre las medidas más importantes de la Alianza para el Progreso
(en adelante ALPRO), se encuentra la intención de reforma agraria. ¿Qué llevó a Estados
Unidos a cambiar su mirada acerca de la Reforma Agraria en Latinoamérica? ¿Qué tienen
que ver Jacobo Arbenz, Cuba y la Alianza para el Progreso? ¿Cómo se asemejan la Alianza
para El Progreso y la reforma agraria del Decreto 900 impulsada por Jacobo Arbenz en
Guatemala? ¿Fue acaso lo sucedido en Cuba, o hay que observar otros factores?

El objetivo de esta investigación es responder las preguntas esbozadas anteriormente, y


comprender qué es lo que llevó a un cambio en la concepción de Estados Unidos hacia la
reforma agraria en Latinoamérica. Pero para esto, primero hay que demostrar que
efectivamente hubo un cambio, ya que de lo contrario la hipótesis del ensayo caería por su
propio peso. Por lo tanto, en primer lugar se buscará establecer las similitudes y diferencias
entre la reforma agraria del decreto 900 y la de la ALPRO. En segundo lugar, se intentará
esbozar una explicación para comprender el giro en la política exterior norteamericana en
relación a la ruralidad en América Latina.

2. El decreto 900 y la ALPRO.

En el presente apartado, tal como se estableció en la introducción, se busca a partir del análisis
de fuentes primarias, establecer las similitudes y diferencias entre la reforma agraria
propuesta por la ALPRO y la aplicada en Guatemala durante el gobierno de Jacobo Arbenz,
diez años antes. Para dicho propósito se utilizarán principalmente el decreto 900 de Reforma
Agraria en Guatemala, documentos básicos de la ALPRO y discursos de John F. Kennedy y
Jacobo Arbenz. La comparación se hará en torno a cuatro grandes cuestiones: el ideal
democrático, la concepción teórica o el espíritu de la reforma, los objetivos del proceso y la
aplicación efectiva de la reforma agraria. Por último, se buscará comparar los resultados de
la reforma guatemalteca con los de las reformas amparadas por la ALPRO en Perú y
Colombia.

2
Discurso inaugural de la Alianza para el Progreso, 13 de marzo de 1961. Disponible en:
http://www.jfklibrary.org/JFK/Historic-Speeches
A partir de lo investigado, se ha llegado a la conclusión de que en todos los elementos
comparados hay coincidencia en las reformas planteadas tanto en sus objetivos como en su
aplicación. De hecho, resulta sumamente curioso que el razonamiento de Arbenz es bastante
acercado a la teoría de la modernización, años antes de que esta sea esbozada por académicos
norteamericanos. El principal elemento que diferencia ambas concepciones tiene que ver con
el rol asignado a los Estados Unidos. En este sentido, Arbenz se inserta en la concepción
“antiimperialista” o “nacionalista” que marcó a varios líderes latinoamericanos de la época.
Hay que destacar que esta tradición se encuentra sumamente presente en América Latina de
los años cuarenta y cincuenta y que responde más al nacionalismo que al marxismo
(Rodriguez de Ita, 2003). El segundo gran factor de diferenciación es más técnico, y tiene
que ver con la creación de organizaciones agrarias locales, como canales para realizar la
reforma agraria “desde abajo”, en el caso de Guatemala, cosa que se encuentra ausente en el
resto de las reformas (Gleijeses, 1992).

2.1. El ideal democrático

Como se verá más adelante, los años sesenta implicaron para Estados Unidos un cambio en
la forma de ver la política latinoamericana. A diferencia de las estrategias de los años
anteriores, donde en aras de “la estabilidad” o la sencilla defensa de los intereses comerciales
de particulares norteamericanos, no se dudaba en instalar y dar apoyo económico a dictaduras
militares (Kinzer, 2013), en los años sesenta y especialmente en la administración Kennedy,
se apoyó a los gobiernos democráticos (Gilderhus, 2000). Esta idea se encuentra presente en
el discurso del 13 de marzo de 1961 brindado por John F. Kennedy:

Para lograr este objetivo, la libertad política debe acompañar a1 progreso


material. Nuestra Alianza para el Progreso es una alianza de gobiernos
libres -- y debe esforzarse por eliminar la tiranía de un hemisferio en que
no tiene derecho a estar.3

Dejando a un lado lo paradójico que puede resultar este fragmento, es necesario observar la
concepción democrática de Arbenz. En este sentido, esta particular idea de democracia

3
Discurso inaugural de la Alianza para el Progreso, 13 de marzo de 1961. Disponible en:
http://www.jfklibrary.org/JFK/Historic-Speeches
también fue dada de un discurso, casi exactamente diez años antes, (15 de marzo de 1951),
en el acto de asunción presidencial guatemalteco.

La Democracia será más fuerte en nuestro país en la medida en que se eleve


la conciencia ciudadana, que permita el libre juego de las opiniones y de
las acciones políticas, manteniendo a toda costa la Libertad de Expresión
del Pensamiento, dentro —naturalmente— de la Constitución, la Ley y la
moral pública. La Libertad, sin embargo, tan preciada para nosotros, no
podemos exponerla al peligro que se ha vuelto tradicional en nuestro país.
La Libertad no deberá entenderse como la Libertad para conspirar y armar
complots para derrumbar al gobierno. En este sentido ratifico mis
declaraciones anteriores. La era de la Democracia y la Constitucionalidad,
la época institucional de Guatemala, serán mantenidas a todo trance, pero
precisamente por eso también estamos dispuestos a aplastar para siempre
la era de la conspiración y el complot.4

Como se puede ver, la concepción democrática de Arbenz es básicamente la de la democracia


liberal. La democracia es un valor fundamental para los políticos de la revolución de octubre
en Guatemala, ya que es su principal bandera de lucha (Mobil, 2010). Libertad y democracia
son entonces conceptos compartidos por Kennedy y Arbenz, o más bien por la ALPRO y la
Guatemala de 1950. Arbenz no solo fue elegido democráticamente, sino que fue un acérrimo
defensor y garante de esa forma de gobierno (Arbenz, 1953).

2.2. La concepción de la reforma.

El 13 de marzo de 1961, el presidente Kennedy en un discurso desde la Casa Blanca, anunció


el comienzo de la Alianza para el Progreso. En este discurso, fue visible el espíritu y la
concepción teórica que había detrás de esta nueva e innovadora política hacia Latinoamérica.

A menos que se lleven a efecto libremente las reformas sociales necesarias,


incluyendo reformas agrarias y tributarias; a menos que ampliemos las

4
Discurso de asunción presidencial de Juan Jacobo Arbenz Guzman (15 de marzo de 1951) Disponible en:
https://es.wikisource.org/wiki/Discurso_de_toma_de_posesi%C3%B3n_del_Presidente_Jacobo_%C3%81rbe
nz
oportunidades de todos nuestros pueblos; a menos que la gran meta de
americanos comparta la creciente prosperidad -- nuestra alianza, nuestra
revolución y nuestro sueño habrán fracasado.5

Aquí, se deja evidencia de que la reforma agraria, no era para Kennedy sino una parte de las
reformas que tenían que ocurrir en América Latina con el objetivo de garantizar el desarrollo
económico, - que generaría como estabilidad política, lo que hoy se conoce como teoría de
la modernización6. Esta idea, ya estaba presente en las ideas de Jacobo Arbenz que en su
discurso inaugural, dio una impronta muy marcada a su gobierno:

Nuestro gobierno se propone iniciar el camino del desarrollo económico


de Guatemala, tendiendo hacia los tres objetivos fundamentales siguientes:
a convertir a nuestro país de una Nación dependiente y de economía
semicolonial en un país económicamente independiente; a convertir a
Guatemala de un país atrasado y de economía predominantemente feudal
en un país moderno y capitalista, y a hacer porque esta transformación se
lleve a cabo en forma que traiga consigo la mayor elevación posible del
nivel de vida de las grandes masas del pueblo.7

El primero de los aspectos, que hace referencia a la independencia económica de Guatemala,


es quizás el más revolucionario y antiimperialista. El segundo punto, quizás el más relevante
para este estudio, habla de convertir a Guatemala en un país moderno y capitalista, asociando
la idea de modernidad con la del desarrollo de una economía de mercado donde la iniciativa
sea tomada por empresarios locales (pequeña y mediana burguesía). Por último, resulta
interesante que al referirse a la mejora de la calidad de vida de la población, hace referencia
a “la mayor elevación posible del nivel de vida”, con lo cual se descarta cualquier lógica
marxista.

5
Discurso inaugural de la Alianza para el Progreso, 13 de marzo de 1961. Disponible en:
http://www.jfklibrary.org/JFK/Historic-Speeches
6
Con gran importancia académica en los años cincuenta y sesenta, la Teoría de la Modernización suponía que
las sociedades no desarrolladas en términos económicos, deberían pasar por una serie de etapas de desarrollo
iguales a las vividas por los países más avanzados, principalmente aquellos de Europa Occidental y Estados
Unidos.
7
Discurso inaugural de la Alianza para el Progreso, 13 de marzo de 1961. Disponible en:
http://www.jfklibrary.org/JFK/Historic-Speeches
2.3. Los objetivos de la Reforma Agraria

Uno de los documentos más importantes de la ALPRO fue la Declaración de Punta de Este.
En ella se describen entre otras cosas, los objetivos que tendría la reforma agraria:

Impulsar, dentro de 1as particularidades de cada país, programas de


reforma agraria integral orientada a la efectiva transformación, donde así
se requiera, de las estructuras e injustos sistemas de tenencia y explotación
de la tierra, con miras a sustituir el régimen del latifundio y minifundio por
un sistema justo de propiedad.8

En este mismo sentido, el decreto 900, definía como uno de sus objetivos fundamentales “la
necesidad de realizar un cambio substancial en las relaciones de propiedad y en las formas
de explotación de la tierra, como una medida para superar el atraso económico de Guatemala
y mejorar sensiblemente el nivel de vida de las grandes masas de población”. Sin duda, el
espíritu del decreto 900, era eminentemente capitalista, tal como lo había expresado Arbenz
en su discurso inaugural. Para reforzar esta idea, se pueden observar los objetivos esenciales
del decreto, descriptos en los artículos 1 y 3 del mismo, y de los cuales se hace una selección
a continuación:

Artículo 1°.La Reforma Agraria de la Revolución de Octubre tiene por


objeto liquidar la propiedad feudal del campo y las relaciones de
producción que la originan para desarrollar la forma de la explotación y
métodos capitalistas de producción en la agricultura y preparar el camino
para la industrialización de Guatemala.

Artículo 3°. Son objetivos esenciales que la Reforma Agraria debe realizar:

a) Desarrollar la economía capitalista campesina y la economía


capitalista de la agricultura en general; (…)

c) Facilitar la inversión de nuevos capitales en la agricultura mediante el


arrendamiento capitalista de la tierra nacionalizada; (…)

8
Declaración de Punta del Este, 20 de agosto de 1961. Disponible en:
https://otraclasedehistoria.files.wordpress.com/2011/06/documentos-de-alianza-para-el-progreso1.pdf
e) Incrementar el crédito agrícola para todos los campesinos y agricultores
capitalistas en general9

La reforma agraria, fue uno de los instrumentos al servicio del objetivo principal del
gobierno: modernizar económicamente a Guatemala. De hecho, muchos analistas describen
la medida como una ley moderada viciada en un molde capitalista (Gleijeses, 1992).

Con lo descripto anteriormente, se podría afirmar que al menos en sus objetivos, el decreto
900 y la reforma agraria propuesta por la ALPRO, a pesar de que esta última fue hecha diez
años después, van en un mismo sentido, que era convertir a los países latinoamericanos en
economías capitalistas. Vale destacar por último, que si bien el gobierno de Arbenz se
autodefinía como revolucionario, no hacía referencia a una revolución marxista o proletaria
(Mobil, 2010). De hecho, el concepto Revolución en esta época era transversal a las
ideologías y era un vocablo aceptado y bien visto por la mayoría de las personas en América
Latina y el mundo (San Francisco, 2007). Sin ir más lejos, Teodoro Moscoso, director para
América Latina de la Administración para el Desarrollo Internacional y uno de los mentores
de la Alianza para el Progreso, en su discurso del 15 de febrero de 1962 se refería en los
siguientes términos al proceso revolucionario en Latinoamérica:

Hoy día la América Latina se encuentra claramente en la mitad de una


revoluci6n de grandes alcances. No es una revolución comunista, y ni
siquiera inspirada por 1os comunistas. Es una revolución contra la
pobreza, el analfabetismo, la injusticia social y la desesperación humana.10

2.4. La aplicación de la Reforma Agraria.

En cuanto a los métodos para aplicar la reforma, quizás encontremos la mayor diferencia
entre ambos proyectos. Comenzando a analizar por las similitudes, el crédito agrícola y la
asistencia técnica son un punto fundamental para cualquier reforma agraria (Chonchol,
2003). Es decir, brindar tierra a los campesinos pero no los medios necesarios para trabajarla,
no solucionaría los problemas de fondo y por consiguiente no lograría los objetivos

9
Decreto 900, emitido por el Congreso de Guatemala, 17 de junio de 1952. Disponible en:
http://old.congreso.gob.gt/archivos/decretos/1952/gtdcx900.pdf
10
Discurso de Teodoro Moscoso, 15 de febrero de 1962. Disponible en:
http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0016012.pdf
ambiciosos que se proponen las políticas estudiadas. En ya mencionada Declaración de Punta
del Este, se podían ver la importancia brindada a estos aspectos:

Mediante el complemento del crédito oportuno y adecuado, la asistencia


técnica y la comercialización y distribución de los productos, la tierra
constituya para el hombre que la trabaja desde su estabilidad económica.
Fundamento de su progresivo bienestar y garantía de su libertad y
dignidad11

Asimismo, esto fue un pilar fundamental de la política del decreto 900, y fue uno de los
puntos que le aseguró el éxito económico y el aumento de la productividad agrícola en el
periodo (Gleijeses, 1992). Como ya se citó más arriba, entre los objetivos del decreto 900
(Artículo 3, “e”), se detallaba la importancia del crédito agrícola.

Ahora bien, las diferencias entre el decreto 900 y las propuestas de la ALPRO tenían que
ver con la construcción de la reforma. El modo en que se aplicaría la reforma puede
entenderse desde dos de las dimensiones propuestas en los proyectos: uno que podríamos
denominar “desde abajo” y otro “desde arriba”. En el proceso llevado a cabo en Guatemala,
los Comités Agrarios Locales (CAL), establecidos en el artículo 57 del decreto, resultaron
fundamentales para su efectiva aplicación. Estos se componían de cinco miembros de los
cuales tres eran elegidos por la Organización campesina o el sindicato local. Esto nos
demuestra que las políticas aplicadas en Guatemala, fueron hechas desde abajo, y en este
sentido se diferencia de lo propuesto y aplicado por la ALPRO. Para ser más precisos, en
palabras de José Manuel Fortuny, dirigente del Partido Guatemalteco de los Trabajadores
(PGT), “la reforma fue hecha en dos direcciones: por arriba y por abajo”. Esta decisión
permitió el aumento de la participación campesina (Gleijeses, 1992)

Por su parte, las medidas tomadas en el marco de la ALPRO, no buscan realizarse desde
abajo, sino más bien desde arriba, como una forma del Estado para canalizar y cooptar la
movilización campesina, en lugar de fomentar su participación en el proceso reformista
agrario (Arneda Undurranga, 2003); (Morales, 1986)

11
Declaración de Punta del Este, 20 de agosto de 1961. Disponible en:
https://otraclasedehistoria.files.wordpress.com/2011/06/documentos-de-alianza-para-el-progreso1.pdf
2.5. Resultados

Por último, para analizar dos distintos procesos de reforma agraria resulta fundamental
comparar sus resultados. En este sentido, dado que no pueden estudiarse los resultados del
proyecto de la ALPRO sin aplicarlo a un caso concreto, se tomará como parámetros las
reformas agrarias realizadas en Perú en 1964 y el Colombia en 1968.

En el caso de la reforma llevada a cabo en Guatemala, se ha definido como una de las pocas
que han provocado alteraciones significativas en los índices de concentración de la propiedad
de la tierra (Sampaio, 2005), uno de los objetivos tanto del decreto 900 como de la ALPRO.
Además, esto fue logrado sin generar grandes situaciones de violencia en el campo y sin
perder la productividad agrícola (Gleijeses, 1992).

En el caso peruano, las bases para la reforma agraria junto con la creación del Instituto de
Reforma Agraria y Colonización (IRAC), se dan durante el gobierno militar de Nicolás
Lindley López. Sin embargo, la ley de Reforma Agraria que se dictó bajo el paraguas de la
ALPRO, tuvo lugar en la administración de Fernando Belaúnde Terry en 1964. Su elección
en 1963, pareció marcar el camino para un conjunto de reformas sociales de tinte
antioligárquico. A pesar de las altas expectativas depositadas, la reforma agraria fue débil y
no logró distribuir gran cantidad de tierra, ya que no se ocupó de las grandes propiedades de
la costa norte. Solo se expropiaron 834.000 hectáreas y se adjudicaron 384.254 (Robles
Mendoza, 2002). Uno de los motivos del fracaso del proyecto tuvo que ver con que la
coalición gobernante se opuso a la movilización popular, y consecuentemente no contaron
con el apoyo campesino (Cotler, 1983). Por otro lado, vale aclarar que otras medidas del
gobierno como los controles de precios a los alimentos, generaron problemas de
abastecimiento y consecuentemente la caída de la producción en el campo (Schyndowsky &
Wicht, 1983). Ante este fracaso, la tarea de la reforma fue dejada al Gobierno Revolucionario
de las Fuerzas Armadas que asumiría en 1968 (Stallings, 1983).

Por último, la reforma colombiana, fue entendida por algunos autores como una reforma
superficial, que no logró alterar significativamente los índices de concentración de propiedad
de la tierra, como la mayoría de las reformas encaradas por la Alianza para el Progreso
(Sampaio, 2005). Hacia fines del segundo gobierno del liberal Alberto Lleras Camargo, en
1961 nació la Ley 135 sobre reforma social agraria. Esta ley creó el Instituto Colombiano de
Reforma Agraria (INCORA), que se encargaría de la expropiación y distribución de tierras
junto con el Consejo Nacional Agrario (CNA), el Fondo Nacional Agrario (FNA). Esta
política continúa en 1962 con el conservador Guillermo León Valencia, en el contexto del
Frente Nacional, que fue uno de los factores que permitió darle continuidad a la reforma más
allá del sello político del presidente. Según estadísticas del INCORA, durante este período
ingresaron al FNA 357.861 hectáreas de tierra, de las cuales apenas un 1,6% correspondían
a expropiaciones, con lo cual la modificación en la estructura de propiedad fue mínima (De
los Ríos, 2011). En 1968, en el gobierno de Caros Lleras Restrepo, primo de Lleras Camargo,
la Reforma Agraria entró en una nueva fase y se crea la Asociación Nacional de Usuarios
Campesinos (ANUC) que permite canalizar desde el Estado las demandas y la movilización
campesina.

El análisis de los resultados nos permite ver que paradójicamente, la Reforma Agraria más
exitosa y que más fielmente cumplió con los objetivos propuestos por la ALPRO, fue la
realizada en Guatemala durante el gobierno de Jacobo Arbenz, habiendo sido ésta realizada
diez años antes de que se estableciera la propia Alianza para el Progreso. Esto nos permite
responder afirmativamente nuestra primera pregunta, y confirmar que efectivamente hubo un
cambio en la política exterior norteamericana, que torna esta situación paradójica.

3. ¿Qué llevó a Estados Unidos a cambiar su perspectiva?

La literatura latinoamericana tendría para esta pregunta una explicación sencilla. La primera
reacción de la academia tendería a decir que el factor primordial para que Estados Unidos
haya cambiado su política hacia América Latina fue la Revolución cubana (Morgenfeld,
2012). Sin duda este evento fue sumamente influyente y generó reacciones de todo tipo. Sin
embargo, no fue el único factor que llevó a este cambio.

En la literatura que se refiere a los cambios de rumbo en las políticas públicas, algunos
autores hacen referencia a factores tales como la posición ideológica de los tomadores de
decisiones, la distribución de la autoridad gubernamental y el accionar de los actores de
veto, como los grupos de presión (Castiglioni, 2005). Sin embargo, en la política exterior
deben considerarse otros factores extra que no siempre se tienen en cuenta en la política
interna, especialmente en un país como Estados Unidos. Por esto, para el análisis en el
presente apartado, propongo utilizar las siguientes variables: posición de los tomadores de
decisión, accionar de los actores de veto, y cambios en la situación internacional. Este tercer
factor resulta indispensable para comprender los cambios de rumbo política exterior de
cualquier país, y más especialmente de los países con un papel primordial en el ámbito
internacional como los Estados Unidos de los años 1960.

3.1. Posición de los tomadores de decisión.

En este giro de la estrategia para relacionarse con América Latina de la política exterior
norteamericana, el cambio de gobierno es un dato no menor. Sin embargo, en las
democracias, a pesar de que sean presidencialistas, los presidentes no toman decisiones por
si solos, sino que están influidos por un grupo de tecnócratas y burócratas, tal como lo
hicieron los trabajos de Alfred Thayer Mahan (Mahan, 1897) en la política exterior de
William McKinley y Theodore Roosevelt. El giro en cuanto a la concepción de la política
exterior hacia Latinoamérica, empieza a darse en la segunda administración de Dwight
Eisenhower. Existen tres factores por los cuales se comienza a entender el que el enfoque
anterior de rechazar la ayuda económica a América Latina para concentrarla en Europa, había
fracasado. El primero de los factores que justifican esta variación, son los informes de Milton
Eisenhower, hermano del presidente, quien tras realizar una serie de viajes a Latinoamérica,
llegó a la conclusión de que la ausencia de desarrollo y democracia en la región, implicaba
una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos (Rehren, 1992). Si bien el primer
informe fue publicado en 1954, empezaron a tener relevancia hacia 1958, a causa del segundo
factor que describiremos a continuación. En mayo de 1958, el vicepresidente Richard Nixon,
realizó visitas oficiales en Bogotá, Buenos Aires, Lima, Caracas y algunas otras ciudades
sudamericanas. Fue en la capital venezolana, donde iba a realizar un acto en homenaje a
Simón Bolívar, que fue escupido y herido por manifestantes que reclamaban principalmente
por unas restricciones norteamericanas a las importaciones de petróleo de Venezuela12. Este
evento llevó a las autoridades a replantearse su relación con América Latina. Por último, un
argumento académico no menor, tiene que ver con la propuesta de Rostow y Millikan
conocida como A proposal: Key to an Effective Foreign Policy (1957), que sería uno de los
pilares académicos fundamentales de la teoría de la modernización. En este mismo periodo,

12
La Nación(Buenos Aires), 18 de mayo de 1958.
la CEPAL desarrolla también argumentos similares. Hay que decir que este marco teórico
tuvo mucho más impacto en Kennedy y su círculo (Tulchin, 1988). Sin embargo, la
administración Eisenhower fue la que sentó las bases de la nueva política hacia América
Latina, por ejemplo con la creación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 1959.

Vale aclarar que durante que en la clase política norteamericana en general, y en los
tomadores de decisión republicanos en particular, existe una fuerte creencia durante los
cincuenta y sesenta de que los pueblos latinoamericanos con una cierta tendencia hacia el
infantilismo, no estaban aún capacitados para elegir a sus gobernantes (Hunt, 2007).

Por último, cabe analizar brevemente la posición ideológica de John F. Kennedy, que se
apartaba de la de su predecesor. El líder demócrata no solo cambió la forma de relacionarse
con América Latina, sino que revolucionó la política norteamericana debido a su juventud,
en un periodo donde juventud y revolución eran conceptos en boga (Hobsbawm, 1994). Por
un lado, tanto él como su esposa se dirigían a los latinoamericanos en español y su idealismo
wilsoniano era bien visto por los latinoamericanos. Su coalición gubernamental está
fuertemente influida por los liberales, dirigidos por Adolph Berle, quienes consideraban que
el apoyo a la democracia latinoamericana era fundamental para evitar el comunismo en la
región (Tulchin, 1988). En conclusión, podemos afirmar que tanto la personalidad y la
posición ideológica de Kennedy como el cambio en el consenso académico y burocrático
permiten un cambio en la concepción norteamericana sobre el cómo intervenir en América
Latina.

Vale aclarar, igualmente, que durante la administración Kennedy, se produjo la intervención


en Bahía de Cochinos, donde la CIA intentó remover del gobierno cubano a Fidel Castro. Si
bien la operación fue ejecutada una vez que los demócratas habían tomado el poder, fue
ordenada y planificada durante la presidencia de Eisenhower. Esto tiene que ver con que este
tipo de cambios en política exterior no se producen de un día hacia el otro, sino que son
fuerzas que se van gestando a través de varios años (Hunt, 2007).

3.2. El rol de los grupos de presión

La presión externa e interna para que se realicen este tipo de inversiones y el consecuente
giro de la política exterior norteamericana no es un dato menor. En cuanto a la presión
externa, podemos identificar el memorándum conocido como Operación Panamericana, que
por iniciativa de los presidentes Juscelino Kubitschek (Brasil) y Alberto Lleras Camargo
(Colombia), propuso un programa hemisférico de ayuda pública para aliviar las condiciones
de subdesarrollo e inestabilidad en junio de 1958 (Fernandez Shaw, 1962). La estrategia de
ambos presidentes tuvo sus frutos, debido a que se realizó tan solo un mes después de que el
vicepresidente Nixon sufriera los ya mencionados ataques en Venezuela, y fue respondida
favorablemente por Dwight Eisenhower.

El segundo y fundamental grupo de presión que influyó en la política latinoamericana, y


especialmente en el sector agrario fue la United Fruit Company (En adelante UFCO). Esta
enorme empresa productora de alimentos, y dueña de vastos territorios en el Sudamérica y el
Caribe, tuvo un rol primordial en el derrocamiento de Jacobo Arbenz, y una influencia
importante en la política exterior de Estados Unidos, mientras el Secretario de Estado de
Eisenhower fue John Foster Dulles (1953-1959), quien también ocupaba un asiento en el
directorio de la UFCO (Kinzer, 2013). Existen dos factores que debilitaron el lobby de la
UFCO en Washington, y que consecuentemente favorecieron la apuesta por la reforma
agraria en la Alianza para el Progreso. En primer lugar, el auge de la fruta procesada y una
serie de problemas políticos y sindicales en Latinoamérica llevarán a la caída de las acciones
de la UFCO y al replanteamiento total de la producción (Buchelli, 2013). Por otro lado, la
muerte de los principales lobbistas de la compañía, debilitó su influencia política: John Foster
Dulles murió en mayo de 1959, mientras que Schmuel Zmurri Blausman, mejor conocido
como Sam Zemurray, o sencillamente The banana man, lo hizo en 1961 (Cohen, 2012).

En resumen, la fuerte presión de los gobiernos democráticos latinoamericanos, sumada a la


pérdida de influencia del lobby de la UFCO, son factores importantes para entender cómo se
pudo llevar adelante este giro en la política exterior.

3.3. El cambio en la situación internacional: La revolución cubana

El escritor libanés Nassim Taleb define como Cisnes Negrosa eventos inesperados y de alto
impacto que conllevan cambios y situaciones no imaginadas (Taleb, 2008). El giro marxista
de la Revolución cubana, y no el derrocamiento de Fulgencio Batista, podría ser definido
como un Cisne Negro. Sin embargo, estos eventos no tienen el poder para modificar por sí
mismos una profunda concepción de la política exterior norteamericana, aunque puedan ser
detonantes.

La conversión al marxismo de los revolucionarios cubanos es uno de los factores sin los
cuales no se entendería el cambio en la política exterior de Estados Unidos hacia América
Latina. A partir de este momento, Washington intentará evitar de diversos modos, con gran
ahínco, el surgimiento de otro bastión comunista en el hemisferio occidental, actividad que
ya se realizaba anteriormente, pero ahora lo hará prestando especial atención a la situación
de las clases más bajas, y fundamentalmente de los campesinos. Es así, que luego de la caída
del régimen de Batista, el periódico norteamericano The New York Times, afirmó que “la
gran mayoría de guajiros o campesinos en las zonas rulares vivían en la miseria, a nivel de la
subsistencia”13.

La teoría de la modernización resultará una justificación perfecta para atacar el régimen


castrista, como puede observarse en los discursos de Kennedy en relación a la ALPRO donde
insta a los gobiernos de Cuba y República Dominicana a “reintegrarse a la sociedad de los
hombres libres”14. La rápida adhesión de los sectores campesinos a la guerrilla de los
sobrevivientes del Grandma, llamó la atención a Estados Unidos sobre la desigualdad en la
estructura de tenencia de la tierra, y las consecuencias que esto podría tener para la
implantación de nuevos satélites comunistas. Sin embargo, como se expresó anteriormente,
en la etapa guerrillera, el carácter de la revolución fue eminentemente nacionalista y en contra
del régimen de Fulgencio Batista, más que comunista. No hay que olvidar que en un
principio, Fidel Castro no se definía como comunista y de hecho se reunió con el
vicepresidente Richard Nixon en Washington (LeoGrande & Kornbluh, 2014)). Así lo
definía el propio Fidel en un discurso pronunciado en el Club Rotario en enero de 1959:

(…)Considero que no estoy diciendo más que una verdad histórica, y a mí


no me van a llamar comunista por eso, porque yo no soy comunista; estoy
diciendo la verdad. Aquí se han querido poner las cosas que quien no sea

13
Lamrani, Salim, ”50 verdades sobre la dictadura de Fulgencio Batistaen Cuba”, 19 de octubre de 2013.
Disponible en: http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/10/19/50-verdades-sobre-la-dictadura-de-
fulgencio-batista-en-cubas/#.Vjurqrcvcgs)
14
Discurso inaugural de la Alianza para el Progreso, 13 de marzo de 1961. Disponible en:
http://www.jfklibrary.org/JFK/Historic-Speeches
un vendido y un incondicional miserable de los norteamericanos, entonces
es un comunista; pues yo no soy comunista, ni me vendo a los
norteamericanos, ni recibo órdenes de los norteamericanos (…).15

En resumen, debido a lo enunciado en los apartados anteriores, podemos afirmar que la


concepción que se desarrolla en Estados Unidos sobre el éxito de la revolución cubana y la
adhesión del campesinado, fue solo el último evento que empujó al cambio definitivo de la
política y aceleró el proceso que ya se venía gestando hacia los estratos más burocráticos del
proceso de toma de decisión en Estados Unidos.

4. Conclusiones: Una mirada del reformismo agrario.

A partir de lo investigado, se ha podido demostrar en primer lugar que la reforma agraria


llevada adelante por Jacobo Arbenz en Guatemala, no solo se desarrolló dentro de los cánones
propuestos por la ALPRO, sino que fue más exitosa que todas las reformas que efectivamente
recibieron la ayuda norteamericana en el marco de dicho programa. Esto nos pone ante una
paradoja ineludible: el único caso de reforma agraria que fue exitoso bajo los parámetros
mismos de la Alianza para el Progreso, no se dio en el marco de dicho programa, y de hecho
fue interrumpido por la intervención activa de Estados Unidos. En segundo lugar, y
desprendiéndose del punto anterior, también podemos afirmar que hubo un giro en la política
exterior norteamericana con respecto a la idea de reforma agraria en menos de diez años. Los
motivos del giro son diversos, y se han expuesto ya en el ensayo. Considero que el hallazgo
más importante en este ensayo, es que el factor cubano fue lo único que llevó al cambio de
postura, sino que hay un proceso interno de larga data detrás de este giro.

La importancia de este hecho no es menor si tenemos en cuenta que la reforma agraria es uno
de los conceptos políticos más emblemáticos del siglo XX en América Latina. La imagen
más prevaleciente del proceso en el inconsciente colectivo de la sociedad se relaciona con el
reparto de tierras expropiadas a grandes latifundistas, para dárselas a campesinos pobres y
sin tierra que la cultivarán según la noción colectiva o individual de la propiedad. Esta

15
Discurso de Fidel Castro Ruz en el Club Rotario, 15 de enero de 1959. Disponible en:
http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1959/esp/f150159e.html
imagen, es sin duda producto de los procesos de construcción del relato histórico de grandes
revoluciones como la cubana o la mexicana, emblemas de la cuestión social agraria en la
América Latina del pasado siglo. Lo descripto anteriormente nos podría llevar a pensar que
la mayoría de las reformas en el mundo rural, y especialmente las propuestas por la ALPRO
(aunque también la de Arbenz en Guatemala) no han sido en contextos ni con propósitos
revolucionarios. Enmarcando esta idea en el contexto de la guerra fría, las reformas agrarias
más importantes, exceptuando la cubana no han tenido concepciones revolucionarias en el
sentido marxista o colectivista de abolición de propiedad privada con la que en algunos casos
se las pretende evaluar. ¿Podría esto ayudarnos a entender por qué se habla del fracaso de las
reformas agrarias? La reflexión de diversos momentos políticos e históricos, nos permite
establecer que la noción de fracaso o éxito se da a partir de las expectativas depositadas en
determinada política, gobierno, persona o circunstancia. Sin duda, debido a la concepción
que acabamos de describir, las expectativas depositadas en las reformas agrarias no solo son
excesivas, sino que la entienden más que como una reforma, como una revolución. Por lo
explicado anteriormente, me permito ir más allá, e introducirme brevemente en una discusión
ya planteada por la academia que tiene que ver con el éxito/fracaso del reformismo rural, que
si bien no corresponde al presente ensayo, podría desprenderse de sus conclusiones para
futuros trabajos ¿Por qué se juzga a las reformas agrarias como si fueran revolucionarias?

Para concluir, quisiera hacer una breve mención al segundo gran tema de este ensayo: el
paradojal giro de la política exterior norteamericana con respecto a la reforma agraria.
Considero importante enmarcar esto en un fracaso constante de las estrategias de desarrollo
propuestas por Estados Unidos para América Latina. En más de un siglo casi ininterrumpido
de intervencionismo norteamericano en la región, han fracasado gran cantidad de propuestas
hasta la actualidad. En este ensayo se ha visto el fracaso de la ALPRO como modo de
acercamiento hacia América Latina. ¿Por qué las propuestas de Washington fracasan
constantemente en el contexto latinoamericano? ¿Por qué las elites y gobiernos
latinoamericanos se empeñan en seguir buscando recetas desarrolladas para otras latitudes?
Sin duda, estas preguntas son otro interesante aspecto que se desprende de esta investigación.
Algún día serán vencidas las fuerzas oscurantistas que hoy oprimen al mundo a trazado y
colonial. Seguiré siendo, a pesar de todo, un combatiente de la libertad y del progreso de
mi patria(Discurso de Renuncia de Jacobo Arbenz)

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