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El método cartesiano

Introducción

Continuando con el camino trazado en la “Primera parte” del Discurso la


“Segunda parte” se inicia con una descripción de las reflexiones elaboradas por
Descartes durante sus viajes siguiendo un hilo ilustrativo y crítico hasta llegar a los
cuatro preceptos de su método y a la descripción de su exitosa aplicación en las
matemáticas.

1. La perfección de las obras depende de un solo maestro

Los viajes de Descartes son el momento perfecto para que sus reflexiones
puedan dirigirse a objetos, personas y situaciones diferentes a las que estaba habituado.
También, es de gran ayuda que sus estadías hubiesen sido tranquilas y solitarias para
poder analizarlas. La consideración que se desprenderá del análisis de sus reflexiones
será: no existe tanta perfección en obras compuestas de muchos elementos y realizadas
por diferentes maestros, como existe en las obras ejecutadas por uno solo ( A-T, VI, 11).

En primer lugar, Descartes se refiere a los edificios que construidos por un


mismo arquitecto son generalmente más bellos y están mejor dispuestos, que aquellos
que han sido reformados bajo la dirección de varios arquitectos y sobre la base de viejos
cimientos. Esto se puede encontrar en los pequeños burgos que, con el tiempo, se
convirtieron en grandes ciudades con edificios disparejos y calles desiguales. Así, todo
esto parece producto de la causalidad y no del deseo de hombres regidos por la razón
(A-T, VI, 12).

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En segundo lugar, menciona a los pueblos semisalvajes que han evolucionado
lentamente a un estado más civilizado elaborando sus leyes en la medida en que se han
visto obligados por los crímenes y las disputas que entre ellos surgían. Estos no están
políticamente organizados como aquellos que desde el momento de su reunión han
observado la constitución desarrollada por algún prudente legislador. Es más, el
gobierno de la verdadera religión está incomparablemente mejor regulado, pues sus
leyes han sido dadas únicamente por Dios. Además, pone como ejemplo a Esparta, una
sociedad cuyas leyes, aunque contrarias a las buenas costumbres por promover prácticas
como la celebración del robo no descubierto, fueron elaboradas por un solo hombre y
están ordenadas a un mismo fin (A-T, VI, 12).

En tercer lugar, hace referencia a las ciencias cuyas razones son probables y
carecen de demostración, habiendo sido compuestas y engrosadas por las opiniones de
muchas y diversas personas. Siendo así, estas ciencias no están tan cerca de la verdad
como los simples razonamientos que un hombre de buen sentido puede realizar.

Por último, estas reflexiones serán el preámbulo que llevará a Descartes a desear
reconstruir, el mismo, la casa de sus creencias comenzando por sus cimientos.

2. Una reforma individual

La reconstrucción y la reforma no deben entenderse en Descartes como un acto


de revolución, se trata simplemente de un individuo que derriba su casa para edificarla
de nuevo y en situaciones se ve obligado a hacerlo debido a la amenaza de ruina o
cuando sus cimientos no son firmes ( A-T, VI, 13). Es decir, es un proceso individual
que no pretende que toda la ciudad sea reconstruida, no pretende modificar el Estado, no
pretende modificar el conjunto de las ciencias y no pretende modificar la estructuras
educativas. Descartes solo desea intentar reformar sus propias opiniones y construir
sobre un cimiento completamente personal.

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Así mismo, solo ofrece la reforma como ejemplo pero no aconseja imitarlo,
puesto que la resolución de liberarse de todas las opiniones anteriormente integradas a
la creencia no debe ser emprendida por cada hombre (A-T, VI, 15). Descartes describe
dos tipos de personas en el mundo para las cuales no es adecuada esta resolución. Por
una parte, los que se estiman mas capacitados de lo que en realidad son no pueden
impedir la precipitación en sus juicios y no logran concederse el tiempo necesario para
conducir ordenadamente sus pensamientos. Por lo cual, si deciden dudar de los
principios que han recibido y de apartarse de la senda común, nunca encuentran el
sendero para avanzar correctamente y quedan atrapados en el error.

Por otra parte, los que tienen la modestia para apreciar que son menos capaces
de distinguir lo verdadero de lo falso pueden ser instruidos, pero deben contentarse con
seguir las opiniones de sus instructores. Descartes hubiera sido uno de estos sino
hubiese adquirido conocimiento filosófico, sino hubiese viajado y sino hubiese
reflexionado acerca de las cosas que pueden parecer ridículas y extravagantes en el
momento presente.

Sin embargo, en estas reflexiones no encontró una persona cuyas opiniones


pudiera preferir a las de otra. Entonces, comprendió que debía conducirse por sí mismo
como un hombre que camina en la oscuridad lentamente y que toma todas las
precauciones para no caer. Deseaba emprender con sinceridad la suspensión de las
opiniones hasta entonces creídas para creer otras mejores o las mismas ajustadas
mediante el nivel de la razón. Así, podría dirigir su vida de mejor manera que si se
limitase a edificar sobre antiguos cimientos y a apoyarse en los principios de los que
había sido persuadido en su juventud, sin haber examinado si eran verdaderos.

3. El establecimiento del método: el rol de la lógica y las matemáticas

Para vivir su vida de una mejor manera es necesario establecer el método y este
método estará fuertemente influenciado por la lógica y por la matemática. Por ello,
Descartes comenzará por una critica a estás disciplinas. Por un lado, la lógica
silogística, como disciplina de la filosofía, sirve más para explicar a otro cuestiones ya

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conocidas. También, tienen preceptos verdaderos y muy adecuados, pero que se
mezclan con otros que pueden ser perjudiciales.

Por otro lado, el análisis geométrico y el álgebra tienen algunos problemas


debido a que son demasiado abstractos y carecen de todo uso. El análisis geométrico
está tan circunscrito al análisis de las figuras que no permite ejercer el entendimiento sin
fatigar la imaginación. Y el álgebra está tan sometida a las reglas y a las cifras que se ha
convertido en un arte oscuro que no favorece al desarrollo (A-T, VI, 18).

A pesar de ello, el método asimilará sus ventajas y no sus defectos. De la lógica


tomará la importancia de los preceptos, aunque limitados para evitar la confusión. De la
matemática en general tomará en cuenta sus demostraciones y sus razones claras. Y de
la geometría tomará las cadenas de razones simples y fáciles, por medio de las cuales
los geómetras alcanzan las demostraciones, puesto que todas las cosas que pueden ser
objeto de conocimiento se entrelazan de igual forma.

Con esto en mente propone cuatro preceptos. El primero: no admitir cosa alguna
como verdadera si no se la ha conocido evidentemente. Se debe evitar la precipitación y
la prevención, admitiendo en los juicios solo aquello que se presenta de manera clara y
distinta al espíritu, tanto así que no tuviera motivo para ponerlos en duda. El segundo:
dividir las dificultades a examinar en tantas parcelas como sea posible y necesario para
resolverlas fácilmente. El tercero: conducir por orden las reflexiones comenzando por
los objetos más simples y más fácilmente cognoscibles para ascender poco a poco a los
más complejos. Y el cuarto, según el ultimo de los preceptos, se deben realizar
recuentos tan complejos y revisiones tan amplias que se pueda estar seguro de no omitir
nada (A-T, VI, 18. A-T, VI, 19).

Posteriormente, emplea su método para examinar lo mismo que los matemáticos


habían examinado. Pone en práctica sus preceptos para resolver las cuestiones del
álgebra y de la geometría, comenzando por las más simples y generales, convirtiendo
cada verdad que encontraba en una regla útil para alcanzar otras verdades. Así, llegó a

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concluir el análisis de cuestiones que consideraba de gran dificultad y podía determinar
porque medios y hasta donde era posible alcanzar las soluciones que ignoraba.

Por estas razones, Descartes concluye que “el método” nos enseña a seguir el
verdadero orden y a enumerar exactamente todas las circunstancias de lo que se
investiga y contiene todo lo que confiere certeza a las matemáticas (A-T, VI, 21).
Además, siguiendo el método se utiliza de un modo absolutamente perfecto la razón, al
menos de la mejor forma posible. Igualmente, habituaba al ingenio a concebir de forma
clara y distinta sus objetos. Así mismo, como no lo había limitado a materia alguna lo
podía aplicar a dificultades de otras ciencia, debido a que los principios de las ciencias
no eran ciertos, porque fueron tomados de la filosofía, y era necesario establecerlos.

Por último, es importante mencionar que el método llega a tomar forma gracias a
la madurez intelectual de Descartes y a su preparación, que le permiten desarraigar de
su espíritu las malas opiniones y realizar un acopio de experiencias que deberían
constituir la materia de sus razonamientos ( A-T, VI.22). De la misma manera, esta
madurez le permite un mejor ejercicio del método.

Bibliografía
Descartes, R. 1987. Discurso del método. Madrid. Alfaguara

Natalia Parra

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