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Vazquez Rocío Historia Argentina Siglo XIX 3er año P.

Historia

Movimiento obrero argentina 1930-1945

Sus proyecciones en los orígenes del peronismo

Hiroshi Matsushita

Capítulo I: Tendencias ideológicas del movimiento obrero antes de 1930

Surgimiento de los sindicatos.

A mediados del siglo XIX, Argentina entró en una nueva etapa de su desarrollo
económico, en base a la producción y exportación de productos agropecuarios. Aldo
Ferrer, caracterizo esta etapa como “la economía primaria agroexportadora”.

Como factor político se destaca la estabilidad política de que el país gozaba durante ese
periodo. Entre los factores económicos merece ser destacado el arribo de numerosos
contingentes de extranjeros como mano de obra abundante y la radicación de capitales
extranjeros.

En cuanto a los capitales extranjeros, principalmente los de origen inglés, aumentaba


también el volumen en la década de 1880. Los rubros principales de esas inversiones en
el mismo año eran ferrocarriles, bonos públicos, actividades agropecuarias,
organizaciones financieras y frigoríficos, entre otros.

Este desarrollo económico orientado al fomento del sector agropecuario, no favoreció al


sector industrial pero incidió favorablemente en el desarrollo de la actividad industrial
vinculada con el sector agropecuario.

Reflejado este desarrollo industrial, las últimas décadas del siglo pasado vieron surgir en
la capital una cantidad considerable de sindicatos y luchas sindicales. La Unión
Tipográfica, creada en 1877 en base a la Sociedad Tipográfica Bonaerense, una de las
entidades obreras más viejas del país constituida en 1857, llevo a cabo la primera huelga
importante en el país al año siguiente.

En la década siguiente, fueron construidas la Unión Obreros Panaderos, Sociedad de


Obreros Molineros (ambas en 1881), la Unión Oficiales Yeseros (1882), Sociedad
Obreros Tapiceros, Sociedad de Mayorales y Cocheros de Tranvías (ambas en 1883).

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Poco a poco aparecieron los gremios con fines de lucha, tales como la Sociedad de
Resistencia de Obreros Marmoleros (1883) y Sociedad de Obreros Panaderos (1885). En
1887, los conductores y foguistas ferroviarios organizaron La Fraternidad con fines
principalmente de ayuda mutua.

A medida que crecía la actividad sindical, se realizaron varios intentos para formar una
central obrera y en 1891 fue creada la Federación de Trabajadores de la Región Argentina,
como la primer central del país. En 1901 se creó la Federación Obrera Argentina, que
cambió su nombre en 1904 por la Federación Obrera Regional Argentina.

Todas estas actividades a nivel de los sindicatos y de la central obrera estuvieron


principalmente a cargo de obreros extranjeros. El alto porcentaje de extranjeros entre los
obreros de la capital fue una característica descollante en el primer momento del
movimiento obrero argentino.

Argentina fue siempre receptora de las ideologías obreras más avanzadas de Europa. El
desfasaje entre tales ideologías y la realidad nacional se convirtió en uno de los problemas
con que los dirigentes obreros y los ideólogos de izquierda tenían que enfrentarse
constantemente.

Anarquismo.

Una de las principales corrientes que influyó en el movimiento obrero argentino en su


período inicial fue el anarquismo, introducidos al país hacia 1870. Se difundió
principalmente entre los obreros de las sociedades de resistencia a través de la propaganda
que realizaban destacados anarquistas europeos (Enrico Malatesta y Pietro Gori).

Ponía el acento en la acción colectiva antes que en la individual, tendencias que


predominaban en el anarquismo, aproximadamente hasta 1890. La acción colectiva
implicaba la acción del sindicato o de las organizaciones obreras.

Los anarquistas se dedicaron con mucho entusiasmo a la tarea de organizar los sindicatos,
encuadrándose el anarquismo de entonces en el anarco-sindicalismo.

Otra característica era su preferencia por la acción directa, con especial énfasis en la
huelga general como el método de lucha más eficaz, rechazando absolutamente la lucha
parlamentaria. La F.O.A en el congreso constituyente realizado en 1901, reconoció
oficialmente la huelga general como “base suprema de la lucha económica”.

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La cuarta característica era su internacionalismo marcado. El V congreso de la F.O.R.A


realizado en 1905 declaraba su internacionalismo. La quinta característica era su
intención de dar un contenido ideológico al movimiento obrero.

El anarquismo, logró un amplio apoyo entre los obreros argentinos durante las últimas
décadas del siglo pasado y la primera del actual. Argentina era el país sudamericano
donde el anarquismo fue más influyente.

La inmensa mayoría de los inmigrantes, que eran los componentes más numerosos de los
obreros, provenían de Italia y España. La situación en que se encontraban los obreros
inmigrantes no era tan promisoria como lo que prometían las compañías de inmigración.

Los inmigrantes estaban marginados de la política, ya que carecía el derecho de voto


mientras no se nacionalizaran. Por consiguiente, el único recurso del que podían valerse
los inmigrantes extranjeros era la acción directa propugnada por los anarquistas. En
cuanto a la marginalidad política, la misma suerte corrían no pocos obreros argentinos,
ya que mediante el fraude electoral su participación política estaba severamente limitada.

El anarquismo tendía a atraer más gente entre los obreros del sector artesanal.

Por la acción conjunta de tales factores, el anarquismo logró adquirir una influencia de
tal magnitud que el gobierno reacciono para frenar la expansión. La Ley de Residencia
(ley 4.144) sancionada en 1902 y la Ley de Defensa Social (ley 7.029) de 1910 fueron
instrumento legales formuladas con tal propósito. Sirvió para frenar el desarrollo del
anarquismo y reducir su fuerza. A ello debe agregarse que la ley electoral de 1912 eliminó
en buena medida la marginalidad de los obreros nativos, lo cual incidió también la
decadencia del anarquismo.

Socialismo.

El primer intento de difundir el socialismo en forma orgánica fue el Vorwarts fundado en


1882 por los inmigrantes alemanes con el propósito de difundir las ideas de la democracia
socialista alemana.

El socialismo recién comenzó a tener influencia en el movimiento obrero después de la


fundación del partido socialista en 1896 por iniciativa de Juan B. Justo.

Justo procuraba realizar el socialismo en la Argentina dentro del marco del sistema
parlamentario, de donde nacía su crítica a la huelga general.

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El partido socialista reconocía la eficacia del uso de los derechos políticos y el sufragio
para preparar la fuerza del proletariado organizado en su declaración de principios
aprobada en 1896.

No sólo con respecto a la acción política y a la huelga general, sino también en torno al
papel del Estado hubo ciertas discrepancias entre el anarquismo y el Partido Socialista.
Mientras el primero quería minimizar su función, el Partido Socialista proponía
aumentarla, en especial con respecto al problema gremial. El Partido Socialista, en
contraste con el anarquismo que negaba el valor de las fronteras entre los países,
reconocía el significado del patriotismo, que fue moderado.

La Unión Gremial de Trabajadores, creada en 1903 por los gremios socialistas que se
había separado de la F.O.A en oposición a su dirección anarquista. La apreciación de la
lucha política y la cooperación con los partidos, con el consiguiente desprecio hacia la
acción directa, fueron los rasgos principales de los gremios socialistas.

En 1906 la dirección de la U.G.T fue copada por una nueva corriente llamada sindicalista,
que al principio poseía muchos elementos comunes con el anarquismo.

Si el partido insistía en la unidad de miras, ello significaba imponer su criterio al gremio,


lo cual condicionaría el comportamiento de este, violando el principio de independencia
del movimiento obrero.

El principio de independencia entre el movimiento obrero y el partido socialista


consagrado en el congreso de Avellaneda no significaba el alejamiento completo del
partido respecto del movimiento obrero. Después del congreso reunido en San Nicolás en
1919, para mantener un cierta relación con el movimiento obrero el Partido creo una
organización llamada Comisión Socialista de Información Gremial, cuya misión esencial
consistía en “orientar las ideas y unificar la acción de los afiliados socialistas que actúan
en el movimiento sindical”.

Sindicalismo.

La tercera corriente ideológica, fue el sindicalismo, introducido hacia 1903 por los
disidentes socialistas, como Julio A. Arraga, desde Europa. Originariamente en Europa,
el sindicalismo apareció como una reacción contra la tendencia reformista y
parlamentaria de los partidos socialistas, adjudicándole al sindicalismo un rol

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revolucionario en la lucha obrera contra el régimen capitalista, y exaltando la huelga


como el más eficaz medio de lucha.

El sindicalismo tenía mucho en común con el anarquismo; pero importantes diferencias


lo separaban, entre ellas la apreciación de la acción política. Mientras el anarquismo la
despreciaba, el sindicalismo las reconocía como medio de conseguir reivindicaciones
obreras sin que esto significara la subordinación de los sindicatos a los partidos políticos.

Frente a la política, los sindicalistas tenían que prescindir de ella, o tomar una actitud
políticamente neutral, pero aceptando ciertas mejoras obreras realizadas por los partidos
políticos. A pesar de que el sindicalismo así concebido era más moderado que el
anarquismo, el sindicalismo de principios del siglo actual, tendía hacia el anarquismo,
reflejando posiblemente el ambiente político de la época. Los sindicalistas que coparon
la dirección de la U.G.T en 1906 hicieron aprobar una resolución en su congreso realizado
ese año.

Después de haber conseguido la hegemonía en la U.G.T, los sindicalistas la mantuvieron


en la Confederación Obrera Regional Argentina, creada en 1909, de la que participaban
también anarquistas y los socialistas.

Aunque la C.O.R.A se fusiono con la F.O.R.A en 1914, los sindicalistas mantuvieron la


hegemonía de la misma, el IX Congreso de la F.O.R.A, realizado al año siguiente, declaró
su carácter sindicalista.

III. La formación del proletariado.

El incremento de la inmigración y las modificaciones que se iban produciendo en la


estructura productiva, provocaban constantemente una evolución de la composición y de
las características de la masa de trabajadores. La formación de la clase obrera está
condicionada por la circunstancia que la transformación capitalista del país se hace en
función de los requerimientos del marcado mundial y de la evolución del capitalismo
europeo e internacional.

La inmigración masiva.

Hasta 1884, el ritmo de llegada se mantiene en niveles ligeramente superiores a los de los
últimos años del segundo quinquenio de los años setenta; en 1881 los saldos son más altos
porque disminuye el volumen de la emigración anual. Desde 1885 hasta 1889 el ritmo se
eleva bruscamente. La subvención estatal de los pasajes de ultramar, la incesante

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demanda de mano de obra, la expansión de la agricultura, la propaganda del gobierno


argentino en el exterior y las condiciones económicas en Europa, explican el salto de fines
de la década del ochenta.

Los acontecimientos políticos de 1890 y la crisis económica frenaran momentáneamente


el ritmo de crecimiento del flujo inmigratorio.

Probablemente los esfuerzos más intensos para atraer la mano de obra extranjera se
hicieron en los años ochenta. En 1886 fue creada nuevamente una comisión central de la
inmigración. En esa misma época se instalaron edificios de alojamiento de los
inmigrantes en algunas ciudades del interior, con el propósito de llevar al interior a una
parte de la corriente inmigratoria.

A partir de 1895, se dejara la inmigración librada al flujo espontáneo. No habrá más


agentes especiales en Europa, ni se hará tampoco propaganda especial para atraer
inmigrantes.

Los trabajadores.

La mano de obra asalariada, desde la segunda mitad de la década del ochenta y durante
la del noventa, se concentra en cuatro o cinco sectores. Una parte es absorbida por las
actividades agrícolas; otra por las industrias de transformación de materias primas
agrícolas y extractivas del interior, las industrias aun semiartesanales que producirán para
el mercado local nucleaban una cuota importante, igual que los establecimientos
comerciales.

En el sector denominado “Producción de materias primas”, estaba integrado en gran


medida por actividades vinculadas a la agricultura y la ganadería.

La expansión del sector se explica por el auge de las exportaciones, y por el aumento de
la población y el consumo.

Otras de las fuentes de reclutamiento de esta masa de mano de obra no calificada eran las
grandes construcciones ferroviarias, edilicias, portuarias y otras que se desarrollaban en
esos años.

En su conjunto estas industrias de transformación de materias primas agrícolas, presentan


características diferentes, a los de mayoría de pequeños talleres artesanales. La
concentración de mano de obra promedio es en general mayor, así como la proporción de

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argentinos respecto a la de extranjeros. Hay una cuota importante, por lo menos en los
ingenios y en los viñedos, de mano de obra temporaria y en algunos casos una notoria
presencia de mujeres y niños. Estos sectores se incorporarían más tardíamente a la vida
sindical, hacia fines de siglo y generalmente en vinculación a la actividad sindical
propagandística de enviados de los sindicatos de Buenos Aires.

La construcción es otro de los sectores que absorbe mano de obra calificada y también
peones.

La demanda de los oficios vinculados con la construcción está en directa relación con el
proceso de urbanización que vivía el país, al menos en el Litoral, y con las grandes obras
de infraestructura con los transportes y las comunicaciones en general.

Son particularmente las ciudades portuarias las que registraban un importante crecimiento
y acelerado proceso de urbanización.

Sumamente probable que la proporción de agricultores aparezcan aumentada por el hecho


de que muchos inmigrantes falsearan su declaración en función de las expectativas que
existían en torno a las posibilidades de la agricultura argentina. Además, las dificultades
crecientes para acceder a la propiedad de la tierra, hacía que muchos extranjeros
desembocaran finalmente en las ciudades empleándose como mano de obra urbana.

Las mujeres componen solamente el 15% del total de trabajadores empleados en la


industria. La presencia de la mano de obra femenina es más alta en las fábricas de
productos químicos, fábricas de cigarros y curtiembres, que coinciden en general con una
proporción elevada de nativos.

En términos generales la presencia de la mano de obra femenina aparece en mayor


vinculación con los sectores menos ligados al proceso de modernización con los del
interior del país y con los que tiene una mayor cuota de trabajadores de origen argentino.

Los trabajadores en Buenos Aires.

La composición de la masa de trabajadores en la ciudad de Buenos Aires merece una


consideración particular. Se trata del mayor punto de concentración de la mano de obra
de todo el país. Es allí donde aparecen con mayor presencia los ramos de actividades más
vinculados al proceso de modernización capitalista. Será Buenos Aires donde nacerá
virtualmente el movimiento obrero argentino.

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La emigración desempaña un papel importante en el aumento de la población porteña.

Una de las fuentes más importante de reclutamiento de la mano de obra en la Capital


estará vinculada al proceso de urbanización global que siguió al aumento demográfico.

La incesante demanda de mano de obra, permite la rápida colocación de los recién


llegados y en muchas ocasiones los favorece en la obtención de salarios ventajosos. La
ausencia de una verdadera industria, la posesión de sus propias herramientas y a veces un
pequeño capital permite a algunos de los inmigrantes de la primera época convertirse en
propietarios. El comercio es también otra forma de ascenso social.

La situación era también favorable para los obreros menos calificados que aunque con
menos ventajas encontraban también trabajo rápidamente. Hay una conciencia general
entre todos los observadores contemporáneos y los historiadores del periodo que los
salarios aumentaban incesantemente hasta 1886. Sin embargo, la movilidad espacial y
por sectores de este tipo de mano de obra menos calificada era mayor. Los peones y
jornaleros iban muchas veces desde su llegada al campo, para regresar luego a las
ciudades. Otras veces se empleaban en las grandes obras de construcción, para emigrar
hacia otros trabajos cuando éstas terminaban.

Las transformaciones de la década del ochenta aceleraban la proletarización de la masa


de trabajadores. La llegada de grandes volúmenes de inmigrantes hacia finales de los años
ochenta un vuelco en la situación, que se verá agravado por crisis económica.

El surgimiento del movimiento obrero es a la vez expresiones de estas transformaciones


y factor de cambio de las relaciones internas en el taller. La presencia de activistas
sindicales cambia las relaciones tradicionales y en algunos casos casi patriarcales entre
obreros y patrones.

La preocupación del movimiento obrero por la reducción de la jornada de trabajo


comenzaría realmente a partir de los años noventa. En 1896 un poco más de la mitad de
las huelgas incluyen en sus reivindicaciones la reducción de la jornada de trabajo. El
descanso dominical también aparece en los años noventa como una preocupación de las
organizaciones sindicales.

La prohibición del trabajo de los niños es una reivindicación que figura en casi todas las
peticiones y programas obreros de la década del noventa.

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En muchos casos a las condiciones de promiscuidad en los conventillos se agregaba la


mala calidad de vida.

La vivienda significaba casi la cuarta parte del gasto de una familia obrera. Durante la
primera década del siglo la situación y los alquileres en los conventillos dará lugar a
importantes movimientos de protesta. Ya tempranamente a comienzos del noventa, hubo
reuniones e iniciativas tendientes a luchar contra el aumento de los alquileres. En el
interior las condiciones de la vivienda no eran mejores a Buenos Aires. Las provincias
subsistían todavía los ranchos de paja.

Las asociaciones por comunidades extranjeras tiene esa época una gran importancia en la
vida del inmigrante. Ellas desempeñan un papel destacado en la vida asociativa. Muchas
veces son ellas las que organizan los primeros sistemas de socorros mutuos, que auxilian
al trabajador en caso de enfermedad o accidente. A las comunidades extranjeras
pertenecían también una parte importante de los periódicos y publicaciones que se
dictaban en la época.

Si los trabajadores extranjeros encontraban un relativo auxilio entre sus connacionales,


en Buenos Aires, la situación no era la misma cuando iban al interior. Las condiciones de
trabajo en las provincias eran más general y más duras que las existentes en los centros
urbanos del Litoral. En algunas actividades vinculadas con la transformación de materias
primas agrarias, subsistirán durante mucho tiempo prácticas pre-capitalistas de
explotación.

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