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R ESUMEN
L
os problemas que plantea el me- mente con las nuevas respuestas que exi-
dio ambiente (o ambiente) 1 como ge la protección jurisdiccional de los inte-
bien jurídico específico (y colecti-
vo, como se verá), y especialmente los que de su naturaleza, el ambiente ha de considerar-
derivan de su tutela jurisdiccional, cada se, en primer lugar, como un bien jurídico, es
día se posicionan más como temáticas de decir, como una realidad que es objeto de consi-
máxima prioridad y ocupación para el de- deración y protección por el Derecho; y frente a
recho, tanto en el ámbito nacional como la postura de quienes lo consideran como un
objeto de tutela indirecta, que ha de recibir pro-
internacional.2 tección a través de la que se presta a otros bie-
nes jurídicos –como la ha venido recibiendo tra-
* Profesor Instructor de Derecho Proce- dicionalmente, esto es, a través de la protección
sal, Universidad de Talca. de situaciones patrimoniales referidas a sujetos
1 La doctrina “ambientalista” siempre ha individuales o de facultades de ordenación de la
destacado el carácter redundante de la expresión Administración–, estimamos que es susceptible
“medio ambiente” (conformada por dos expre- de recibir una protección autónoma, por lo que
siones que son sinónimas). Sin embargo, en este estamos ante un bien jurídico autónomo y espe-
trabajo la utilizaré por el fuerte arraigo que ha cífico” (Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, 1999, “La
demostrado tener en la comunidad. tutela jurisdiccional de los intereses supraindivi-
2 El español Gutiérrez de Cabiedes da más duales: Colectivos y difusos”, Navarra, Ed.
luz sobre el particular: “Desde el punto de vista Aranzadi, p. 344).
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duales que, como su denominación lo in- Pues bien, la génesis de estos intere-
dica, afectaban al individuo individual- ses va muy de la mano con la explosiva
mente considerado, a intereses –en otras expansión de las sociedades industriales
palabras– que podían protegerse a través modernas y la creciente complejidad y
del clásico-tradicional sistema del proce- masificación de las relaciones económi-
so de dos partes, donde cada una de ellas cas y sociales que experimenta la socie-
busca solucionar “su” problema particu- dad a partir del siglo XX. Se constata el
lar.10 surgimiento de unos nuevos intereses, ya
Es cierto, este tipo de litigación no no ligados solamente al individuo indivi-
desaparece por el surgimiento de estos dualmente considerado. Más concreta-
particulares nuevos intereses, de hecho, mente, la emergencia de estos particula-
los intereses y bienes estrictamente indi- res intereses se encuentra estrechamente
viduales siguen existiendo y reivindicán- asociada a fenómenos tales como el pu-
dose día a día en los distintos juicios de jante crecimiento económico, productivo
que conocen los tribunales de justicia. El y tecnológico de la pasada centuria, la
problema, sin embargo, es otro, y radica explosión demográfica y las grandes con-
en la necesidad de recepcionar procesal- centraciones urbanas (crecimiento de las
mente una nueva realidad que se impone ciudades) que le identificaron, que mar-
con fuerza, especialmente en materia de caron un radical cambio social que se
protección del medio ambiente y de los mantiene hasta nuestros días.12
consumidores. La sociedad que surge deja atrás la
Con la aparición de estos nuevos in- insipiencia industrial para transformarse
tereses, los conceptos jurídicos clásicos derechamente a la producción, intercam-
desarrollados bajo el alero de la concep- bio y consumo masivos. Son precisamente
ción individualista del siglo XIX ya no estos profundos y radicales cambios ex-
parecen tan pétreos, viéndose obligados perimentados por la sociedad los que
a la revisión, única manera de lograr el mudan el panorama netamente individua-
necesario encuadre frente a una nueva lista que gobernaba –en exclusiva– la nor-
realidad y servir a ella.11 mativa y práctica jurisdiccional. Lo que
sucede es que frente al desarrollo, pro-
10 Morello, Augusto, parafraseado en:
Pereira Campos, Santiago, 2000, “Intereses 12 Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit.,
difusos y efectos de la cosa juzgada”, Monte- p. 66. El mismo autor agrega: “A nadie se oculta
video, Estudios en homenaje al profesor Enri- que la sociedad actual poco tiene de común con
que Vescovi, Fundación de Cultura Universita- el modelo de sociedad básicamente rural y
ria, p. 315. artesanal, con una industria tan sólo incipiente, a
11 Es casi un lugar común destacar que, por cuyas necesidades pretendían dar respuesta los
regla general, el Derecho viene a la retaguardia Códigos del siglo XIX. No es imaginable que en
de la realidad. Ferrer así lo señala: “La nueva aquella civilización pudieran producirse los fe-
realidad que hoy vivimos ha puesto a prueba to- nómenos que como consecuencia de la compleji-
das las ramas jurídicas y en especial a las insti- dad, masificación y socialización a que ya hemos
tuciones procesales (legitimación para obrar, car- hecho referencia... puedan afectar a un gran nú-
ga de la prueba, ejecución de sentencias, cosa mero de personas, generando intereses típicamen-
juzgada, etc.), por lo que debe abrirse el cauce a te colectivos o difusos” (p. 128). Sobre el parti-
legitimaciones “supraindividuales” que hagan cular véase también: Peña Freire, Antonio, 1997,
efectivo el acceso a la justicia” (Ferrer Mac- “La garantía en el Estado Constitucional de De-
Gregor, Eduardo, op. cit., p. 345). recho”, Madrid, Ed. Trotta, pp. 176 y ss.
2003] PALOMO: TUTELA DEL MEDIO AMBIENTE... 191
ducción y consumo masivos surgen tam- Pues bien, dentro de estos intereses
bién las violaciones y conflictos masivos. de nuevo cuño, supraindividuales,
La litis individual va cediendo terreno metaindividuales, o como se les quiera
frente a la necesidad de brindar tutela a denominar,16 existe al menos uno que es
nuevos intereses en los cuales son grupos reconocido –en tal calidad– en forma
o categorías completas de personas los prácticamente unánime por la doctrina: es
que resultan involucrados. precisamente el interés (o derecho) de
De hecho, en este nuevo escenario co- tener un medio ambiente sano y libre de
lectivo y masificado no es difícil constatar contaminación17 .
numerosas actividades que, potencialmen- En resumen, una nueva realidad so-
te, puedan afectar y causar perjuicios ya no ciológica, que deja atrás la situación tra-
sólo al individuo aisladamente considera- dicional de la litis individual que se cen-
do, sino que a grupos de personas o a una tra entre un actor y un demandado, donde
pluralidad de sujetos. En lo que interesa en todo queda limitado a un interés singu-
este trabajo: graves fenómenos que han al- lar, dentro de la legitimación también in-
terado profundamente el medio ambiente, dividual, y donde ahora “los hombres se
contaminándolo y degradándolo al extremo.
Se comienza a hablar –cada día con na parte de las instituciones procesales funda-
más insistencia– de los intereses difusos mentales... Y entre ellas, principalmente, las de
o colectivos, de intereses supraindivi- la capacidad para ser parte y la procesal, la legi-
timación, la intervención, la acción y la preten-
duales, cuya titularidad es compartida por sión, la cosa juzgada, las medidas cautelares y
muchos ciudadanos, y cuya tutela juris- la ejecución. Así, habrá de tratarse de los obstá-
diccional efectiva resulta improbable bajo culos y dificultades de todo tipo que los sujetos
los predicados de la litigación individual afectados por una situación jurídica de alcance
clásica o tradicional. Así se ha dicho que supraindividual encuentran para acceder a la ju-
risdicción, de quiénes están legitimados para ins-
“el cambio de enfoque –de la historia in-
tar su protección jurisdiccional, cuál puede ser el
dividual a la historia colectiva– no puede contenido de las acciones ejercitables en su de-
dejar de reflejarse en el cuadro de rela- fensa, qué efectos tendrá la sentencia que en di-
ciones sociales reguladas por el derecho chos procesos recaiga, y los problemas atinentes
y, fundamentalmente, el derecho proce- a la efectividad de la tutela jurisdiccional”
sal debe dar una respuesta, una solución (Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit., p. 33).
16 De hecho, la problemática ya surge en
práctica a los problemas”.13 En otros tér- la terminología que emplean los autores: intere-
minos, el derecho procesal está obligado ses colectivos, difusos, de categoría, supraindivi-
a responder a la emergencia de un nuevo duales, dispersos, de clase, entre otras denomi-
modelo de litigancia que presenta reno- naciones.
17 Antonio Gidi lo ratifica sin dejar lugar a
vados desafíos al funcionamiento de las
dudas: “Uno de los mejores ejemplos de dere-
normas procedimentales.14 15
chos difusos es la situación en la cual hay con-
taminación en una bahía causada por alguna in-
13 Pereira Campos, Santiago, op. cit., p. 316. dustria. El derecho a un ambiente sano pertenece
14 De Salles, Carlos Alberto, 1999, “Execução a cada uno y al mismo tiempo a ninguno... Este
judicial em materia ambiental”, São Paulo, Ed. derecho pertenece a la comunidad, no a sus
Revista de Tribunales, p. 75. La traducción es miembros, por lo cual es un derecho transindivi-
mía. dual” (Gidi, Antonio, 2002, “Acciones de grupo
15 En otras palabras: “En la tutela juris- y amparo colectivo en Brasil; la protección de
diccional de estas situaciones jurídicas se ven derechos difusos, colectivos e individuales ho-
implicadas, se ponen en juego –y a prueba– bue- mogéneos”, op. cit., t. II, p. 2031).
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dividuales, cualificados y especiales, ca- esto– que las estructuras procesales tra-
racterísticas que los elevan a una dimen- dicionales –diseñadas en principio para
sión superior a la meramente individual, la tutela de intereses meramente indivi-
en el sentido clásico y tradicional del tér- duales– se adapten y recojan esta nueva
mino. realidad.23, 24
En otras palabras, y como lo ha pues-
to de relieve Gutiérrez de Cabiedes, el
interés supraindividual está referido a una IV. EL “PROBLEMA” DE LA DEFENSA
colectividad, pero también al individuo, JURISDICCIONAL DEL MEDIO AMBIENTE:
a quien se protege, ya no individualmen- EN ESPECIAL , EL ACCESO A LA JUSTICIA,
te considerado, como un sujeto aislado, LA LEGITIMACIÓN Y LA COSA JUZGADA
sino como miembro de esa colectividad,
vale decir, en virtud de su pertenencia a El medio ambiente, como problema
la misma.21 de carácter procesal, plantea primeramen-
Otro punto relativo a la naturaleza de te obstáculos en lo que se denomina el
estos intereses (supraindividuales) está “acceso a la justicia”.25 Éste se relacio-
dado por la discusión en torno a su carác- na, qué duda puede caber, con los costos
ter público o privado. Nuevamente aquí
los moldes tradicionales son rebasados,
23 La protección de toda situación jurídi-
y se muestran insuficientes para explicar
ca, con aspiraciones reales de lograr efectividad,
la nueva realidad. Ello se explica en for-
debe desarrollarse tanto en el plano sustantivo
ma simple: el ámbito en el cual se desa- (creación o reconocimiento de nuevos intereses)
rrollan estos intereses no es ni el público como el procesal (sistema de protección juris-
ni el privado en sentido puro o estricto. diccional). De hecho, mientras mayor sea el gra-
Encuentran sitio en un nivel o posición do de coherencia entre el derecho sustantivo y
el derecho procesal, mayor será la protección que
que podría denominarse “intermedia”, lo
reciba la situación jurídica por parte de la juris-
que no poco tiene que ver con las organi- dicción. En este sentido, se ha señalado que “la
zaciones que son sus naturales titulares aptitud de la jurisdicción en proporcionar una
(o “naturales portadores”), por ejemplo, fácil proposición de acciones debe ser propor-
las organizaciones de defensa del medio cional a la efectividad de sus respuestas” (De
ambiente.22 Salles, Carlos Alberto, op. cit., p. 126. La tra-
ducción es mía).
Esta especial naturaleza de los inte- 24 Como destaca Gutiérrez de Cabiedes:
reses supraindividuales ha acarreado más “Parece claro que lo que era plenamente válido
de algún problema en la protección juris- respecto de un litigio privado y particular entre
diccional que el derecho procesal ha pre- dos personas en relación a un objeto o bien de la
tendido darles. En efecto, no basta con la vida cuya proyección no desborda las respecti-
vas esferas de ambos sujetos, no es susceptible
consagración de normas sustantivas que
de permanecer incólume y aplicarse sin modifi-
apunten a su reconocimiento legal, es ne- caciones respecto de litigios donde existen un
cesario también –quiero ser majadero en gran número de interesados o afectados” (Gu-
tiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit., p. 128).
25 El acceso a la justicia de los derechos e
21 Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit., intereses supraindividuales o de grupo se con-
p. 80. virtió en uno de los temas predilectos del
22 Cómo lo señalara Cesarini Sforza: “Más procesalismo científico contemporáneo, a partir
que privado y menos que público”. Citado en: fundamentalmente de las teorías de Cappelletti
Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit., p. 84. (Ferrer, Mac-Gregor, op. cit., p. 346).
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colectiva del perjuicio causado se requie- ses colectivos y difusos es la cosa juzga-
re actuar de la misma forma, vale decir, a da.44
través de una legitimación colectiva.42 Por cosa juzgada se entiende un con-
En síntesis, existe en la actualidad junto de efectos propios de algunas reso-
conciencia de que si se quiere obtener una luciones judiciales: la inmutabilidad,
tutela jurisdiccional efectiva respecto de inimpugnabilidad y coercibilidad de las
estos bienes e intereses, es necesario per- mismas.
mitir, contemplar y hasta fomentar el ac- Se distingue entre la cosa juzgada
ceso a la justicia de los representantes, formal y material. La primera dice rela-
tanto públicos como privados, de estos ción con el efecto que consiste en vincu-
grupos, que actuarán en juicio, no por sí lar al tribunal que ha dictado la resolu-
mismos, sino representando al grupo afec- ción a actuar conforme a lo resuelto y no
tado, siendo portadores legítimos del in- en sentido distinto o contrario.45 La se-
terés grupal.43 gunda, en cambio, proyecta su eficacia
“hacia procesos distintos de aquél en que
b) La cosa juzgada la resolución se dictó”.46 En otras pala-
bras, en la cosa juzgada material los efec-
El otro de los institutos clásicos del tos propios del instituto se producen tan-
derecho procesal que se ve afectado con to respecto del proceso en que se dicta la
la nueva realidad que imponen los intere- resolución como en otro posterior.
Se señala por la doctrina: “En princi-
pio (con excepciones contadas y precisas),
42 Cabe una precisión: Técnicamente, la la eficacia, tanto negativa como positiva,
legitimación para la defensa de intereses supra- de la cosa juzgada se produce si las partes
individuales difiere de la legitimación “popular”. de los distintos procesos son las mismas:
Un autor enumera tales diferencias: la naturale-
za de la situación legitimante, el ámbito subjeti-
vo de los legitimados, la exigencia de reconoci- 44 “Los principios tradicionales de la cosa
miento legal explícito y el contenido de la juzgada en el litigio individual son un serio obs-
pretensión que puede ejercitarse con base a cada táculo para trasplantarlos a las acciones colecti-
una de ellas. Véase con mayor detalle en: vas en la tradición del sistema del derecho civil.
Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit., p. 200 y Es un principio bien establecido en el procedi-
361. Ahora bien, el mismo autor advierte que miento civil que la cosa juzgada solamente obli-
cuestión distinta es la posibilidad de que la ac- ga a las partes y no puede beneficiar ni perjudi-
ción popular pueda servir a la defensa de deter- car a terceros”. Por ello que la reglamentación
minados intereses supraindividuales. de la cosa juzgada se alza como uno de los tópi-
43 En resumen: “La legitimación para la cos más importantes en cualquier legislación
tutela de intereses supraindividuales puede ser sobre acción colectiva (Gidi, Antonio, op. cit.,
concedida tanto a personas físicas como a per- p. 2046).
sonas jurídicas –organizaciones sociales priva- 45 En este caso, la inmutabilidad y coerci-
das o públicas...– o grupos –sin personalidad–” bilidad que comprende la cosa juzgada se pro-
(Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit., p. 202). duce únicamente respecto del proceso en que se
A estas posibilidades cabe agregar otros instru- dicta la sentencia, pero no impide que pueda
mentos como la actuación de determinados ór- revisarse lo fallado en un procedimiento poste-
ganos públicos que por sus funciones estén inte- rior. Sólo procede en aquellas hipótesis expre-
resados en esta defensa y la acción popular que samente contempladas por la ley.
puede resultar un mecanismo apto para la tutela 46 De la Oliva, Andrés y otros, 1999, “De-
de estos intereses en aquellos casos en que es recho Procesal: Introducción”, Madrid, Ed. Cen-
expresamente reconocida en el ordenamiento. tro de Estudios Ramón Areces, p. 366.
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res iudicata inter partes”.47 La fuerza de que sería vana y ridícula una sentencia que
este principio ha obligado a morigerar la –amparada en el carácter individual de las
aplicación de los efectos de la cosa juzga- acciones y tras comprobar los efectos con-
da respecto de la tutela jurisdiccional de taminantes denunciados– pretendiera limi-
los intereses supraindividuales que invo- tar los alcances de su mandato a la relación
lucra la defensa del medio ambiente, te- jurídico procesal bilateral nacida en cada
niendo a la vista –principalmente– los pro- proceso individual y mandara, por caso, que
blemas que acarrea la “representación los efectos contaminantes cesaran tan sólo
adecuada” en estas materias. El carácter para con los actores, mas no para con el res-
erga omnes de la cosa juzgada que se pre- to de la comunidad afectada. Entonces, el
tende es un aspecto esencial en este pun- primer paso está en cambiar la concepción
to, siendo lo que da sentido a esta nueva individualista de la cosa juzgada. “En efec-
protección jurisdiccional. to, en tal cuadrante la cosa juzgada no pue-
Es completamente lógico: Cuando de ser sino erga omnes abarcativa de aque-
cualquier persona (o agrupación) puede llos que, aunque no fueron parte, podrían
“arrogarse” el derecho de defender el in- igualmente invocarla por estar comprendi-
terés colectivo (pero propio a la vez) y en dos dentro de la situación material
tal calidad acciona en contra de quien ha originante del proceso judicial”.48
atentado en perjuicio del medio ambiente, Y en el evento de la desestimación
el resultado del proceso no por tratarse de de la pretensión: ¿Qué sucede con los
un interés de estas particulares caracterís- demás titulares del interés? Ante tal es-
ticas deja de ser incierto. Puede desecharse cenario, las distintas legislaciones (exis-
la pretensión del actor ya sea por falta de te bastante coincidencia en la materia) han
fundamentos o, lo que es peor, por falta de optado por preocuparse especialmente de
aportación de la prueba necesaria por par- aquella situación de desestimación por
te del demandante. En tales casos, los que falta o deficiencia de la prueba. En tales
no han sido “parte” del juicio, los que no casos, no se impide “que otro eventual
han participado de la relación jurídico pro- legitimado inicie y gane un nuevo proce-
cesal, se ven perjudicados por un fallo que so por la misma causa de pedir”.49
resuelve un proceso en el cual no tuvieron
la oportunidad de plantear sus posiciones 48 Morello, Augusto, op. cit., p. 1073. Agre-
ni aportar pruebas. ga este autor: “Es decir, que –para los habitan-
Para hacer viable la protección juris- tes de una villa polucionada por la misma fábri-
diccional de estos intereses se hace nece- ca– el proceso colectivo instaurado por algunos
sario relajar la rigurosidad de los princi- o pocos se comunica a todos los que están
pios tradicionales de la litigación. Primero, involucrados en la misma situación. De lo con-
trario, con sus complicaciones y riesgos, se
el principio de audiencia: sería ilusorio
enracimarían las excepciones de litispendencia
pretender la notificación de todos y cada y las argumentaciones propias del compromiso
uno de los afectados. De allí la necesidad o visión individual”.
49 Morello, Augusto, op. cit., p. 1074. Se-
de operar con base a representantes.
Lo propio respecto de los efectos de la ñala Morello: “Por consiguiente, la eficacia erga
omnes lo es para beneficiar (si tuvo éxito), pero
cosa juzgada. Con acierto se ha señalado
no para perjudicar a los demás...”. Esta misma
idea se refleja –en el plano nacional– en el pro-
yecto de modificación a la “ley de protección al
47 De la Oliva, Andrés y otros, loc. cit. consumidor”.
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FERRER MAC-GREGOR, EDUARDO. 2002, PEÑA FREIRE, ANTONIO. 1997, “La garan-
“Derecho Procesal Constitucional”, tía en el Estado Constitucional de
México D.F., Ed. Porrúa, t. I y II. Derecho”, Madrid, Ed. Trotta.
GUTIÉRREZ DE CABIEDES, P ABLO. 1999, PEREIRA CAMPOS, SANTIAGO. 2000, “Inte-
“La tutela jurisdiccional de los inte- reses difusos y efectos de la cosa juz-
reses supraindividuales: Colectivos y gada”, Montevideo, Estudios en home-
difusos”, Navarra, Ed. Aranzadi. naje al profesor Enrique Vescovi,
KUHN, THOMAS. 1996, “La Estructura de Fundación de Cultura Universitaria.
las revoluciones científicas”, Santia- PFEFFER URQUIAGA, EMILIO. 2001, “Có-
go de Chile, Fondo de Cultura Eco- digo Procesal Penal: Anotado y con-
nómica. cordado”, Santiago de Chile, Ed. Ju-
LANDONI SOSA, ÁNGEL. 2000, “La tutela rídica de Chile.
de los derechos del consumidor en SOSA, GUALBERTO LUCAS. 2000, “La de-
el Derecho uruguayo”, Montevideo, fensa jurisdiccional de los intereses
Estudios en homenaje al profesor superindividuales y difusos. La de-
Enrique Vescovi, Fundación de Cul- fensa de los intereses del consumi-
tura Universitaria. dor y del medio ambiente (Análisis
MORELLO, AUGUSTO. 1998, “Estudios de jurisprudencial desde Argentina)”,
derecho procesal: Nuevas demandas, Montevideo, Estudios en homenaje
nuevas respuestas”, Buenos Aires, al profesor Enrique Vescovi, Funda-
Ed. Abeledo-Perrot, t. II. ción de Cultura Universitaria.