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Revista

2003] de Derecho Vol. XIV


PALOMO: TUTELA - Julio
DEL 2003AMBIENTE...
MEDIO Páginas 187-201
187

TUTELA DEL MEDIO AMBIENTE:


ABANDONO DEL PARADIGMA DE LA LITIS INDIVIDUAL

Diego I. Palomo Vélez*

R ESUMEN

La efectividad de la tutela del medio ambiente exige importantes modificaciones en


el tratamiento de instituciones procesales que se creían inmovilizadas. Los profun-
dos cambios experimentados por la sociedad a partir del siglo XX plantean una
nueva realidad más compleja, donde junto a la emergencia de novedosos intereses
de corte supraindividual se hace necesario su encuadre al sistema de protección
jurisdiccional que consagra la ley adjetiva, única forma de lograr que los mismos
no se queden en la pura letra de la ley que los reconoce. Dentro de estos intereses de
nuevo cuño está el medio ambiente y su tutela jurisdiccional, y es precisamente de las
dificultades que presenta su reivindicación y defensa de lo que trata este trabajo.

MEDIO AMBIENTE - INTERESES DIFUSOS - DERECHO PROCESAL

I. A MODO DE INTRODUCCIÓN En este contexto, lo que me interesa


revisar en estas líneas se vincula precisa-

L
os problemas que plantea el me- mente con las nuevas respuestas que exi-
dio ambiente (o ambiente) 1 como ge la protección jurisdiccional de los inte-
bien jurídico específico (y colecti-
vo, como se verá), y especialmente los que de su naturaleza, el ambiente ha de considerar-
derivan de su tutela jurisdiccional, cada se, en primer lugar, como un bien jurídico, es
día se posicionan más como temáticas de decir, como una realidad que es objeto de consi-
máxima prioridad y ocupación para el de- deración y protección por el Derecho; y frente a
recho, tanto en el ámbito nacional como la postura de quienes lo consideran como un
objeto de tutela indirecta, que ha de recibir pro-
internacional.2 tección a través de la que se presta a otros bie-
nes jurídicos –como la ha venido recibiendo tra-
* Profesor Instructor de Derecho Proce- dicionalmente, esto es, a través de la protección
sal, Universidad de Talca. de situaciones patrimoniales referidas a sujetos
1 La doctrina “ambientalista” siempre ha individuales o de facultades de ordenación de la
destacado el carácter redundante de la expresión Administración–, estimamos que es susceptible
“medio ambiente” (conformada por dos expre- de recibir una protección autónoma, por lo que
siones que son sinónimas). Sin embargo, en este estamos ante un bien jurídico autónomo y espe-
trabajo la utilizaré por el fuerte arraigo que ha cífico” (Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, 1999, “La
demostrado tener en la comunidad. tutela jurisdiccional de los intereses supraindivi-
2 El español Gutiérrez de Cabiedes da más duales: Colectivos y difusos”, Navarra, Ed.
luz sobre el particular: “Desde el punto de vista Aranzadi, p. 344).
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reses medioambientales, de un particular sa jurisdiccional de estos intereses de


carácter supraindividual, que obligan a nuevo cuño, motivan y exigen soluciones
repensar una serie de instituciones jurídi- jurídicas distintas a las tradicionales o,
co-procesales siempre enfocadas desde el como ha destacado Morello, “otro modo
clásico y tradicional paradigma3 del inte- de pensar y actuar del derecho instrumen-
rés individual sobre el cual se elaboró y tal, facilitador de la protección útil de los
sostuvo toda la teoría y dogmática de la mismos”.5
protección o tutela de los derechos de las Se trata de una nueva realidad, prác-
personas4 . ticamente inabordada por la doctrina y
Los profundos cambios experimen- legislación nacional, salvo una que otra
tados al interior de la sociedad durante el breve referencia a su especial naturaleza.
siglo XX, el surgimiento de inéditos pro- Ni aún a propósito de la “ley de bases
blemas y, en concreto, la efectiva defen- generales del medio ambiente” o la “ley
de protección de los derechos del consu-
3 Por paradigma entenderé la “investiga- midor” que, digámoslo de entrada, com-
ción basada firmemente en una o más realiza-
parten estas peculiares características
ciones científicas pasadas, realizaciones que al- metaindividuales, 6 se ha generado en
guna comunidad científica particular reconoce nuestro país un debate jurídico en torno a
durante cierto tiempo, como fundamento para su estos nuevos intereses y sus consecuen-
práctica posterior” (Kuhn, Thomas, 1996, “La cias. Sólo se recogen claramente en un
Estructura de las revoluciones científicas”, San-
caso, la norma contenida en el artículo
tiago de Chile, Fondo de Cultura Económica, p.
33). El concepto de Kuhn –estimo– es perfecta- 111 del Código Procesal Penal, que, re-
mente aplicable a la materia que pretendo abor- servando el ejercicio de la acción penal
dar en torno a los complejos intereses que la pública al ministerio público y las demás
sociedad postmoderna ha generado, a los que los personas que expresamente determina la
clásicos moldes del pasado ya no sirven.
4 Sigo aquí muy de cerca a Gabriel misma ley, de modo especial faculta para
Álvarez: “El objeto del estudio del Derecho no deducir querella a cualquier persona ca-
son solamente las fuentes formales del Derecho
(Constitución, ley, decretos, reglamentos, orde-
nanzas, instrucciones, resoluciones, jurispruden- 5 Morello, Augusto, 1998, “Estudios de
cia, costumbre, actos jurídicos, actos corporati- derecho procesal: Nuevas demandas, nuevas res-
vos y principios generales del Derecho), sino puestas”, Buenos Aires, Ed. Abeledo-Perrot, t.
también las realidades sociales que definen la II, p. 1083.
eficacia de las normas jurídicas. Por tanto, el 6 Así lo destaca claramente el italiano Denti
objeto de la investigación del Derecho son las al reunir dentro de los “interessi superindivi-
normas, los hechos y los valores, los que no se duali: collettivi o diffusi” tanto a aquellos nue-
dan por separados, coexisten incorporados en vos intereses que “conciernen al ambiente como
una unidad armónica, dialéctica y concreta”. al consumidor”. Respecto a estos últimos (tute-
Sólo respetando estos tres aspectos básicos, a la del consumatore), alude en concreto a la “san-
su juicio (lo que comparto), se logrará profun- ción de la publicidad engañosa, la defensa con-
dizar nuestras perspectivas, generar nuevos en- tra las condiciones generales del contrato, la
foques, modelos o respuestas, producir conoci- tutela de la persona respecto del sistema auto-
mientos jurídicos que permitan resolver mático de información, la prevención del daño
problemas que se dan en nuestra sociedad inherente a la tecnología industrial” entre otras
(Álvarez, Gabriel, 2001, “Manual de técnicas de áreas en las cuales se reflejan y expresan (Denti,
estudio e investigación”, Santiago, Chile, Facul- Vittorio, 1989, “La giustizia civile: Lezioni in-
tad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universi- troducttive”, Bolonia, Sociedad Editorial El Mo-
dad Central de Chile, t. II, págs. 221-223). lino, p. 114). La traducción es mía.
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paz de parecer en juicio, domiciliada en adecuada protección jurisdiccional,8 para


la región, respecto de delitos cometidos lo cual condición sine qua non es la exis-
en la misma que afectaren intereses so- tencia de mecanismos procesales apropia-
ciales relevantes o de la colectividad en dos y eficaces que permitan su verdadera
su conjunto.7 Más allá de eso, no mucho operatividad y reivindicación en juicio.
más. En fin, el derecho procesal, como
En esta nueva realidad que se nos pro- garante de la eficacia del derecho sustan-
pone (o mejor dicho, impone) son situa- tivo, debe otorgar una respuesta adecua-
ciones globales las que resultan menosca- da a los problemas que le plantea el desa-
badas, son intereses superindividuales de rrollo capitalista. De ello –centrados, por
la colectividad los que requieren de una cierto, en el problema de la protección del
tutela y mecanismos de defensa especia- medio ambiente– tratan estas notas.9
les y efectivos. De allí que las clásicas
instituciones del derecho procesal, léan-
se a modo de ejemplo la legitimación y II. GÉNESIS DE INÉDITOS INTERESES:
la cosa juzgada, demuestren insuficien- NECESIDAD DEL ABANDONO DEL
cia y deban ser objeto de importante re- PARADIGMA DE LA LITIGACIÓN
visión y adecuación. Entonces, este INDIVIDUAL
abandono de la perspectiva tradicional se
explica en forma simple a través del pro- Se señala aquí que estamos frente a
pósito final perseguido: dar efectividad la emergencia de “inéditos” intereses,
a los nuevos derechos e intereses supra- ¿Por qué? La respuesta no debe costar:
individuales, en lo que nos interesa prin- estábamos acostumbrados a la protección
cipalmente, a los intereses medioam- de intereses (o bienes jurídicos) indivi-
bientales.
En otras palabras, la importancia de
este tema excede con creces la inquietud 8 Como Morello ha subrayado: “La palabra
meramente intelectual de afinar los per- clave de nuestro tiempo es la de la efectividad de
files jurídico-procesales de este novedo- los derechos. Si a través de su ejercicio no se
so fenómeno, y dice relación más bien con materializan de nada valen”. Más adelante, el
la necesidad de permitir que estos nue- mismo autor se preocupa de destacar la trascen-
dencia de la cuestión: “Ingresamos a una fase ul-
vos intereses no se queden en la pura le- terior de lucha frontal contra los obstáculos de
tra de la ley que los reconoce, y reciban cualquier índole que suponen un peligro cierto o
de riesgo a la incolumnidad del ambiente, cuya
preservación ha trepado a ser el deber más im-
7 En la discusión legislativa de la norma portante que tiene nuestra generación, para sí y
del Código Procesal Penal citada, el Senado tuvo como hipoteca exigible con respecto a los dere-
perfectamente presente que la expresión “inte- chos incontestables de la cuarta generación”.
reses sociales relevantes o de la colectividad” Morello, Augusto, op. cit., págs. 1045-1047.
se refiere a lo que se ha venido a denominar en 9 Con razón se ha señalado que el proble-
la doctrina comparada como intereses difusos o ma hoy ya no radica en la aceptación del mismo
colectivos (de hecho, el proyecto del Ejecutivo como derecho autónomo, sino que en su protec-
utilizaba expresamente estas expresiones). So- ción jurisdiccional (Ferrer Mac-Gregor, Eduardo,
bre el particular sugiero: Pfeffer Urquiaga, Emi- 2002, “El acceso a la justicia de los intereses de
lio, 2001, “Código Procesal Penal: Anotado y grupo, hacia un amparo colectivo en México”,
concordado”, Santiago de Chile, Ed. Jurídica de en Derecho Procesal Constitucional, Ed. Porrúa,
Chile, págs. 137-138. México D.F., t. I, p. 346).
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duales que, como su denominación lo in- Pues bien, la génesis de estos intere-
dica, afectaban al individuo individual- ses va muy de la mano con la explosiva
mente considerado, a intereses –en otras expansión de las sociedades industriales
palabras– que podían protegerse a través modernas y la creciente complejidad y
del clásico-tradicional sistema del proce- masificación de las relaciones económi-
so de dos partes, donde cada una de ellas cas y sociales que experimenta la socie-
busca solucionar “su” problema particu- dad a partir del siglo XX. Se constata el
lar.10 surgimiento de unos nuevos intereses, ya
Es cierto, este tipo de litigación no no ligados solamente al individuo indivi-
desaparece por el surgimiento de estos dualmente considerado. Más concreta-
particulares nuevos intereses, de hecho, mente, la emergencia de estos particula-
los intereses y bienes estrictamente indi- res intereses se encuentra estrechamente
viduales siguen existiendo y reivindicán- asociada a fenómenos tales como el pu-
dose día a día en los distintos juicios de jante crecimiento económico, productivo
que conocen los tribunales de justicia. El y tecnológico de la pasada centuria, la
problema, sin embargo, es otro, y radica explosión demográfica y las grandes con-
en la necesidad de recepcionar procesal- centraciones urbanas (crecimiento de las
mente una nueva realidad que se impone ciudades) que le identificaron, que mar-
con fuerza, especialmente en materia de caron un radical cambio social que se
protección del medio ambiente y de los mantiene hasta nuestros días.12
consumidores. La sociedad que surge deja atrás la
Con la aparición de estos nuevos in- insipiencia industrial para transformarse
tereses, los conceptos jurídicos clásicos derechamente a la producción, intercam-
desarrollados bajo el alero de la concep- bio y consumo masivos. Son precisamente
ción individualista del siglo XIX ya no estos profundos y radicales cambios ex-
parecen tan pétreos, viéndose obligados perimentados por la sociedad los que
a la revisión, única manera de lograr el mudan el panorama netamente individua-
necesario encuadre frente a una nueva lista que gobernaba –en exclusiva– la nor-
realidad y servir a ella.11 mativa y práctica jurisdiccional. Lo que
sucede es que frente al desarrollo, pro-
10 Morello, Augusto, parafraseado en:
Pereira Campos, Santiago, 2000, “Intereses 12 Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit.,
difusos y efectos de la cosa juzgada”, Monte- p. 66. El mismo autor agrega: “A nadie se oculta
video, Estudios en homenaje al profesor Enri- que la sociedad actual poco tiene de común con
que Vescovi, Fundación de Cultura Universita- el modelo de sociedad básicamente rural y
ria, p. 315. artesanal, con una industria tan sólo incipiente, a
11 Es casi un lugar común destacar que, por cuyas necesidades pretendían dar respuesta los
regla general, el Derecho viene a la retaguardia Códigos del siglo XIX. No es imaginable que en
de la realidad. Ferrer así lo señala: “La nueva aquella civilización pudieran producirse los fe-
realidad que hoy vivimos ha puesto a prueba to- nómenos que como consecuencia de la compleji-
das las ramas jurídicas y en especial a las insti- dad, masificación y socialización a que ya hemos
tuciones procesales (legitimación para obrar, car- hecho referencia... puedan afectar a un gran nú-
ga de la prueba, ejecución de sentencias, cosa mero de personas, generando intereses típicamen-
juzgada, etc.), por lo que debe abrirse el cauce a te colectivos o difusos” (p. 128). Sobre el parti-
legitimaciones “supraindividuales” que hagan cular véase también: Peña Freire, Antonio, 1997,
efectivo el acceso a la justicia” (Ferrer Mac- “La garantía en el Estado Constitucional de De-
Gregor, Eduardo, op. cit., p. 345). recho”, Madrid, Ed. Trotta, pp. 176 y ss.
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ducción y consumo masivos surgen tam- Pues bien, dentro de estos intereses
bién las violaciones y conflictos masivos. de nuevo cuño, supraindividuales,
La litis individual va cediendo terreno metaindividuales, o como se les quiera
frente a la necesidad de brindar tutela a denominar,16 existe al menos uno que es
nuevos intereses en los cuales son grupos reconocido –en tal calidad– en forma
o categorías completas de personas los prácticamente unánime por la doctrina: es
que resultan involucrados. precisamente el interés (o derecho) de
De hecho, en este nuevo escenario co- tener un medio ambiente sano y libre de
lectivo y masificado no es difícil constatar contaminación17 .
numerosas actividades que, potencialmen- En resumen, una nueva realidad so-
te, puedan afectar y causar perjuicios ya no ciológica, que deja atrás la situación tra-
sólo al individuo aisladamente considera- dicional de la litis individual que se cen-
do, sino que a grupos de personas o a una tra entre un actor y un demandado, donde
pluralidad de sujetos. En lo que interesa en todo queda limitado a un interés singu-
este trabajo: graves fenómenos que han al- lar, dentro de la legitimación también in-
terado profundamente el medio ambiente, dividual, y donde ahora “los hombres se
contaminándolo y degradándolo al extremo.
Se comienza a hablar –cada día con na parte de las instituciones procesales funda-
más insistencia– de los intereses difusos mentales... Y entre ellas, principalmente, las de
o colectivos, de intereses supraindivi- la capacidad para ser parte y la procesal, la legi-
timación, la intervención, la acción y la preten-
duales, cuya titularidad es compartida por sión, la cosa juzgada, las medidas cautelares y
muchos ciudadanos, y cuya tutela juris- la ejecución. Así, habrá de tratarse de los obstá-
diccional efectiva resulta improbable bajo culos y dificultades de todo tipo que los sujetos
los predicados de la litigación individual afectados por una situación jurídica de alcance
clásica o tradicional. Así se ha dicho que supraindividual encuentran para acceder a la ju-
risdicción, de quiénes están legitimados para ins-
“el cambio de enfoque –de la historia in-
tar su protección jurisdiccional, cuál puede ser el
dividual a la historia colectiva– no puede contenido de las acciones ejercitables en su de-
dejar de reflejarse en el cuadro de rela- fensa, qué efectos tendrá la sentencia que en di-
ciones sociales reguladas por el derecho chos procesos recaiga, y los problemas atinentes
y, fundamentalmente, el derecho proce- a la efectividad de la tutela jurisdiccional”
sal debe dar una respuesta, una solución (Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit., p. 33).
16 De hecho, la problemática ya surge en
práctica a los problemas”.13 En otros tér- la terminología que emplean los autores: intere-
minos, el derecho procesal está obligado ses colectivos, difusos, de categoría, supraindivi-
a responder a la emergencia de un nuevo duales, dispersos, de clase, entre otras denomi-
modelo de litigancia que presenta reno- naciones.
17 Antonio Gidi lo ratifica sin dejar lugar a
vados desafíos al funcionamiento de las
dudas: “Uno de los mejores ejemplos de dere-
normas procedimentales.14 15
chos difusos es la situación en la cual hay con-
taminación en una bahía causada por alguna in-
13 Pereira Campos, Santiago, op. cit., p. 316. dustria. El derecho a un ambiente sano pertenece
14 De Salles, Carlos Alberto, 1999, “Execução a cada uno y al mismo tiempo a ninguno... Este
judicial em materia ambiental”, São Paulo, Ed. derecho pertenece a la comunidad, no a sus
Revista de Tribunales, p. 75. La traducción es miembros, por lo cual es un derecho transindivi-
mía. dual” (Gidi, Antonio, 2002, “Acciones de grupo
15 En otras palabras: “En la tutela juris- y amparo colectivo en Brasil; la protección de
diccional de estas situaciones jurídicas se ven derechos difusos, colectivos e individuales ho-
implicadas, se ponen en juego –y a prueba– bue- mogéneos”, op. cit., t. II, p. 2031).
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encuentran inmersos frente a una profun- dividuales. O, quizás, un término medio


da lesión o graves fenómenos que han al- entre ambos extremos.
terado el medio ambiente, por la conta- Del tema bastante se ha escrito, pero
minación de la tierra, el aire y las aguas, lo primero que debe subrayarse es lo in-
que se proyecta sobre la fauna y la flora, dispensable que resulta desprenderse de
así como el paisaje, ocasionados por gru- la perspectiva y concepción individualis-
pos económicos donde en función de lo ta que ha primado en la tutela jurisdic-
utilitario actúan con gran poder y celeri- cional de los intereses en la dogmática
dad, en desmedro de los sectores sociales tradicional, arraigada –como se dijo– ya
que sólo constituyen conjuntos impreci- desde el siglo XIX.
sos e indeterminados de individuos, De hecho, no hacerlo, implica poner
carentes de toda base asociativa, que re- serios obstáculos al correcto entendimien-
sultan afectados por la polución”.18 Se to del fenómeno que en este trabajo se
trata, a no dudarlo, de buscar la forma de analiza. En efecto, al seguir con una pers-
protección jurisdiccional efectiva de bie- pectiva individualista, se está negando
nes de vida indispensables para la autonomía conceptual a la noción de in-
sobrevivencia del propio ser humano. terés supraindividual. Éste, para algunos,
no existiría como tal, y sólo sería una
agregación ideal “de una multiplicidad de
III. NATURALEZA JURÍDICA DE LOS intereses distintos, estrictamente indivi-
INTERESES SUPRAINDIVIDUALES ( ENTRE duales”.19 La diferencia con los intere-
LOS QUE SE CUENTAN LOS QUE SE ses individuales sería entonces meramente
RELACIONAN CON EL MEDIO AMBIENTE) cuantitativa, lo que, en todo caso, y a jui-
cio de los “individualistas”, daría más
En doctrina comparada no han sido fuerza a la tutela jurisdiccional de los
pocos quienes han catalogado a estos in- mismos. Lo que existe, en suma, es una
tereses como intereses difusos, profusos mera agregación de intereses distintos,
y confusos. Si ya en la denominación y varios, pero individuales.
utilización de los vocablos y conceptos La otra posición está constituida por
no existe uniformidad, las diferencias se aquellos autores que ven en los intereses
acrecientan aún más en el análisis de su supraindividuales, intereses del grupo,
discutida naturaleza jurídica. “una categoría autónoma, un interés dis-
Lo esencial en estos afanes es pre- tinto de las posiciones individuales o su
guntarse si el interés supraindividual es mera adición”.20 Sin embargo, cabe ad-
una relación jurídica unitaria atribuible a vertir que tampoco son identificables con
la “colectividad” o, por el contrario, im- un solo interés indivisible en el cual no
plica sólo una mera suma de intereses in- se puedan distinguir posiciones individua-
lizables.
Más bien, lo acertado está en reco-
18 Sosa, Gualberto Lucas, 2000, “La defensa nocer en ellos a unos intereses si bien in-
jurisdiccional de los intereses superindividuales y
difusos. La defensa de los intereses del consumi-
dor y del medio ambiente (Análisis jurisprudencial 19 Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit.,
desde Argentina)”, Montevideo, Estudios en ho- p. 73.
menaje al profesor Enrique Vescovi, Fundación de 20 Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit.,
Cultura Universitaria, p. 220. págs. 74-75.
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dividuales, cualificados y especiales, ca- esto– que las estructuras procesales tra-
racterísticas que los elevan a una dimen- dicionales –diseñadas en principio para
sión superior a la meramente individual, la tutela de intereses meramente indivi-
en el sentido clásico y tradicional del tér- duales– se adapten y recojan esta nueva
mino. realidad.23, 24
En otras palabras, y como lo ha pues-
to de relieve Gutiérrez de Cabiedes, el
interés supraindividual está referido a una IV. EL “PROBLEMA” DE LA DEFENSA
colectividad, pero también al individuo, JURISDICCIONAL DEL MEDIO AMBIENTE:
a quien se protege, ya no individualmen- EN ESPECIAL , EL ACCESO A LA JUSTICIA,
te considerado, como un sujeto aislado, LA LEGITIMACIÓN Y LA COSA JUZGADA
sino como miembro de esa colectividad,
vale decir, en virtud de su pertenencia a El medio ambiente, como problema
la misma.21 de carácter procesal, plantea primeramen-
Otro punto relativo a la naturaleza de te obstáculos en lo que se denomina el
estos intereses (supraindividuales) está “acceso a la justicia”.25 Éste se relacio-
dado por la discusión en torno a su carác- na, qué duda puede caber, con los costos
ter público o privado. Nuevamente aquí
los moldes tradicionales son rebasados,
23 La protección de toda situación jurídi-
y se muestran insuficientes para explicar
ca, con aspiraciones reales de lograr efectividad,
la nueva realidad. Ello se explica en for-
debe desarrollarse tanto en el plano sustantivo
ma simple: el ámbito en el cual se desa- (creación o reconocimiento de nuevos intereses)
rrollan estos intereses no es ni el público como el procesal (sistema de protección juris-
ni el privado en sentido puro o estricto. diccional). De hecho, mientras mayor sea el gra-
Encuentran sitio en un nivel o posición do de coherencia entre el derecho sustantivo y
el derecho procesal, mayor será la protección que
que podría denominarse “intermedia”, lo
reciba la situación jurídica por parte de la juris-
que no poco tiene que ver con las organi- dicción. En este sentido, se ha señalado que “la
zaciones que son sus naturales titulares aptitud de la jurisdicción en proporcionar una
(o “naturales portadores”), por ejemplo, fácil proposición de acciones debe ser propor-
las organizaciones de defensa del medio cional a la efectividad de sus respuestas” (De
ambiente.22 Salles, Carlos Alberto, op. cit., p. 126. La tra-
ducción es mía).
Esta especial naturaleza de los inte- 24 Como destaca Gutiérrez de Cabiedes:
reses supraindividuales ha acarreado más “Parece claro que lo que era plenamente válido
de algún problema en la protección juris- respecto de un litigio privado y particular entre
diccional que el derecho procesal ha pre- dos personas en relación a un objeto o bien de la
tendido darles. En efecto, no basta con la vida cuya proyección no desborda las respecti-
vas esferas de ambos sujetos, no es susceptible
consagración de normas sustantivas que
de permanecer incólume y aplicarse sin modifi-
apunten a su reconocimiento legal, es ne- caciones respecto de litigios donde existen un
cesario también –quiero ser majadero en gran número de interesados o afectados” (Gu-
tiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit., p. 128).
25 El acceso a la justicia de los derechos e
21 Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit., intereses supraindividuales o de grupo se con-
p. 80. virtió en uno de los temas predilectos del
22 Cómo lo señalara Cesarini Sforza: “Más procesalismo científico contemporáneo, a partir
que privado y menos que público”. Citado en: fundamentalmente de las teorías de Cappelletti
Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit., p. 84. (Ferrer, Mac-Gregor, op. cit., p. 346).
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económicos envueltos en cualquier inicia- si se me permite, al ciudadano pertene-


tiva judicial. ciente al grupo o categoría afectado, por
Ya las medidas judiciales que dicen ejemplo con el daño causado al medio
relación con la reivindicación de intere- ambiente, “no le sale a cuenta” (relación
ses puramente individuales resultan cos- costo-beneficio) reivindicar en los tribu-
tosas. Más aún, cuando se piensa en me- nales de justicia la defensa de este pre-
didas judiciales relativas a la protección ciado bien, que también pertenece en
de intereses supraindividuales como lo igual medida a los demás sujetos.29
son los relativos al medio ambiente, con En este particular contexto donde se
costos especialmente elevados derivados está frente a intereses que por pertenecer
de la complejidad de los problemas a varias personas no reciben una especial
involucrados.26 preocupación desde la perspectiva indi-
El escenario se complica aún más vidual, lo central del problema se ubica
cuando se comprueba que en todos aque- justamente en la dispersión de los mis-
llos casos de protección jurisdiccional de mos intereses en un gran o indetermina-
intereses supraindividuales “la parcela de do número de sujetos. La dinámica de los
interés personal envuelto es muy peque- intereses supraindividuales, en especial
ña”.27 Es lo que algunos autores han de- aquellos relativos al medio ambiente y su
nominado el “carácter regresivo de los tutela jurisdiccional, provoca una peligro-
gastos procesales respecto al importe de sa tendencia a permanecer subrepresenta-
la reclamación” en materia de intereses dos. Por ello, con razón, se ha dicho que
metaindividuales.28 En palabras sencillas, “el principal punto en la defensa del me-
dio ambiente está radicado en ‘la cues-
tión de la representación’”30 (o lo que es
26 Siguiendo a De Salles: “El medio am-
lo mismo, el problema fundamental de la
biente está relacionado a problemas de elevada
defensa del medio ambiente está dado por
complejidad, cuya formalización en un proceso
judicial envuelve un elevado grado de sofistica- la deficiencia de su representación).
ción. La defensa judicial del medio ambiente
implica costos: 1) de conocimiento técnico y
científico; 2) de información imperfecta; 3) de suelan ser daños de pequeña cuantía, por lo que
riesgo sustancial; 4) de partes numerosas; 5) de se produce una desproporción entre los gastos
múltiples posibles alternativas; 6) de pluralidad que genera el proceso y la cantidad que en él se
de centros de decisión, y 7) de oportunidades podría reclamar, entre el costo y el monto del
para efectos de naturaleza distributiva... La cues- proceso, de modo que la exigüidad de lo que
tión central en la defensa judicial del medio puede obtenerse no compense el coste y las difi-
ambiente, como también de otros intereses di- cultades que suponen el recurso a la jurisdicción
fusos o colectivos, puede ser, por tanto, coloca- y motiven su inhibición o pasividad... Se trata
da como una cuestión de costos” (De Salles, de cantidades pequeñas consideradas individual
Carlos Alberto, op. cit., p. 127. La traducción es y aisladamente, pero muy numerosas, y que agru-
mía). padas –tienen un contenido homogéneo– tienen
27 De Salles, Carlos Alberto, loc. cit. La una entidad mucho más considerable” (Gutiérrez
traducción es mía. de Cabiedes, Pablo, op. cit., p. 122).
28 En palabras de Gutiérrez de Cabiedes: 29 A ello agréguese el innegable desnivel
“Es característico de las situaciones jurídicas de económico que se constata entre el sujeto daña-
alcance supraindividual (intereses supraindivi- do que pretende accionar y la entidad responsa-
duales y derechos individuales plurales) el he- ble del perjuicio al medio ambiente.
cho de que el perjuicio sufrido –desde una ópti- 30 De Salles, Carlos Alberto, op. cit., p. 143.
ca estrictamente individual– por los particulares La traducción es mía.
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Es la misma posición “intermedia” instrumentos de formalización jurídica


que poseen estos intereses la que juega disponibles, es decir, de que estos reco-
en contra de su representación adecuada. nocimientos de la legislación material
Por un lado, no es un interés puramente –derechos subjetivos e intereses legítimos
privado, de cuya tutela y defensa se ha- de los ciudadanos– queden en meras de-
gan cargo sus respectivos titulares y legí- claraciones retóricas y su protección en
timos representantes. Por el otro, tampo- una anécdota o tópico más o menos repe-
co se trata de un interés público de cuya tido”.32 33
protección se ocupe un defensor del inte- Sin embargo, más allá de lo señala-
rés general. No se ubican ni en uno ni en do, se está conteste en que la mayor re-
otro extremo, están en el medio, expec- percusión con relación al clásico litigio
tantes por quien quiera y pueda reivindi- individual se manifiesta en dos institucio-
carlos en juicio. nes derechamente fundamentales para el
Así las cosas, el predicamento natu- derecho procesal. Se trata de la legitima-
ral de cada uno de nosotros (en la inmen- ción y la cosa juzgada.
sa mayoría de los casos) frente a la cons-
tatación de un daño al medio ambiente
será dejar que “nuestro vecino” reclame
o accione en contra de los responsables
32 Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit.,
de la actividad que produjo el perjuicio
p. 132. En sentido similar Ferrer señala: “Lo que
ecológico. En definitiva, dejar que sea la
interesa en realidad es su tutela jurídica... Y más
paciencia del “otro” la que primero se aún, no es suficiente el reconocimiento de di-
agote, forzándolo a recurrir a los tribuna- chos intereses por la legislación, si no existen
les en defensa de un interés que a toda la los mecanismos procesales adecuados para su
colectividad pertenece.31 protección jurisdiccional” (Ferrer Mac-Gregor,
Eduardo, op. cit., p. 348).
El ordenamiento jurídico, especial- 33 Landoni Sosa, escribiendo en torno a
mente el derecho procesal, debe hacerse la tutela del consumidor, subraya: “La protec-
cargo de esta indesmentible realidad, ción de dichos derechos (entre los que nombra
implementando respuestas que faciliten al el derecho a disfrutar de un medio ambiente
ciudadano común y corriente la reivindi- sano y saludable y al equilibrio ecológico) por
cación jurisdiccional de intereses colec- el ordenamiento jurídico se considera hoy prio-
ritaria. Al respecto, existe en la actualidad con-
tivos o difusos como los medioambien- ciencia de que, si se quiere obtener una tutela
tales. “De otra manera –se afirma– se efectiva de los referidos derechos y una orga-
corre el riesgo de confirmar el carácter nización armónica de la sociedad, es necesario
simbólico o mitificador de los derechos permitir y hasta estimular el acceso a la justi-
reconocidos a los ciudadanos, de los sis- cia de los representantes, tanto públicos como
privados, de estos grupos escasamente organi-
temas de protección establecidos y de los
zados y de contornos imprecisos que actuarán
ante la Administración o estarán en juicio, no
por sí mismos, sino que representando a la to-
31 En el mismo sentido De Salles: “En ra- talidad de la clase o categoría de los titulares
zón de la gran dispersión de intereses persona- de los derechos o intereses difusos que defien-
les envueltos, existe un incentivo para que los den” (Landoni Sosa, Ángel, 2000, “La tutela
agentes aguarden la iniciativa de otros, generan- de los derechos del consumidor en el Derecho
do un problema de falta de iniciativas en su Uruguayo”, Montevideo, Estudios en homena-
protección” (De Salles, Carlos Alberto, op. cit., je al profesor Enrique Vescovi, Fundación de
p. 134). La traducción es mía. Cultura Universitaria, p. 281).
196 REVISTA DE DERECHO [VOLUMEN XIV

a) La legitimación34 Ahora, podríamos forzar el instituto


procesal de la legitimación ordinaria y re-
Los autores siempre han destacado: currir a la “tradicional” litisconsorcio o,
“A diferencia de la capacidad, que es un incluso, a la acumulación de procesos. Sin
presupuesto genérico, común a cualquier embargo, ello implicaría que las miles de
tipo de pretensión de tutela jurídica que personas afectadas por el daño ambiental
se ejercite, la legitimación hace siempre tuvieran que demandar al autor de la con-
referencia a una determinada relación del taminación. Pareciera, a primera vista,
sujeto con la situación jurídica sustancial
que esta solución ya no es plausible ni
que se deduce en juicio”,35 relación que
atendible, primero, porque sólo agrega
–las más de las veces– se concreta en su
obstáculos a la protección jurisdiccional
titularidad. La excepción está dada por
del medio ambiente y, segundo, porque
la denominada legitimación extraordina-
ria, hipótesis bajo la cual el ordenamien- pierde de vista el objetivo principal de
to jurídico “legitima” a un sujeto para todo este problema: impedir que el accio-
deducir en juicio, en nombre propio, un nar dañoso al medio ambiente continúe
derecho del que no es titular. impunemente.
Pues bien, lo que hasta aquí se ha Entonces, en lo que atañe a la legiti-
señalado obliga a descartar de plano la mación en estos intereses, la mirada tie-
legitimación extraordinaria si lo que se ne que estar dirigida a la situación jurídi-
pretende es explicar la dinámica que se ca protegida: el medio ambiente, situación
produce a propósito de los intereses jurídica que se ubica en un plano inter-
supraindividuales del medio ambiente. La medio entre lo público y lo privado. De
razón está en que quien reivindica el in- allí que el panorama jurídico procesal que
terés a un ambiente libre de contamina- se ofrece en esta materia es derechamen-
ción, reivindica un interés en parte pro- te distinto al que plantean los clásicos
pio (del cual es titular) y en parte intereses individuales.
compartido. No reivindica un interés que La especial naturaleza de estos inte-
le sea ajeno.36 reses obliga a una redefinición de los le-
gitimados activos en su defensa y tutela.
34 Como lo anuncia Ferrer, “el problema Desde el momento en que reconocemos
se encuentra íntimamente relacionado con la le- en ellos algo más que una mera suma de
gitimación ad causam, ya que rompe con los intereses individuales, surge la necesidad
esquemas tradicionales de la misma” (Ferrer
Mac-Gregor, Eduardo, op. cit., p. 348). de recogerlos adecuadamente a fin de fa-
35 Cordón Moreno, Faustino, 1998, “So- vorecer su justiciabilidad.
bre la legitimación en Derecho Procesal”, en Como lo ha puesto de relieve Cor-
Revista Chilena de Derecho, Vol. 25 Nº 2, Sec- dón Moreno: “El problema no consistirá
ción Estudios, p. 357.
36 Con acierto se ha señalado: “El que un ya en determinar si ese concreto interés
interés pertenezca a muchos no quiere decir que existe o no, según pertenezca o no a un
no pertenezca a ninguno, sino que todos los determinado o determinados sujetos, sino
miembros de la comunidad de que se trate han en ver quién es el portador legítimo de
resultado igualmente afectados. Ahora bien, por
el hecho de pertenecer a muchos el interés no un interés que, aun perteneciendo a mu-
tiene por qué dejar de ser individual” (Cordón chos, goza de autonomía y es considera-
Moreno, Faustino, op. cit., p. 368). do globalmente por el ordenamiento jurí-
2003] PALOMO: TUTELA DEL MEDIO AMBIENTE... 197

dico”.37 Surge el problema (y la solución) proceso, relájense. La clave está en im-


del representante adecuado. 38 En otras poner “la más urgente definición preven-
palabras, responder a la pregunta: ¿A tiva y paralizante de las causas
quién reconocerá la ley legitimación para dañosas”41 del medio ambiente.
representar los intereses de los grupos Con todo, al hablar de la actuación
ante los tribunales de justicia?39 de grupos o asociaciones (con y sin per-
En el caso de agrupaciones de defen- sonalidad jurídica), me pregunto si con
sa del medio ambiente con personalidad ello se cierra la puerta a la actuación del
jurídica, éstas actuarán a través de sus particular en beneficio de un interés
representantes legales. La dificultad supraindividual. En teoría no, las puertas
operativa se presenta en aquellos grupos están abiertas; sin embargo, la praxis de
carentes de esa personalidad jurídica: los países que ya han asimilado estos in-
¿Quién será el portador en juicio del in- tereses ha demostrado que no es normal
terés del grupo?, ¿quién lo decidirá?, que sea un particular quien asuma esta
¿será el juez del caso quien decida si defensa. Las razones son plenamente ló-
gicas, y a ellas ya me he referido en este
quien acciona es portador legítimo del
trabajo: desde la perspectiva puramente
interés?
individual, los daños sufridos suelen ser
La respuesta varía de legislación en
de pequeña monta, a pesar de tratarse de
legislación, no es uniforme.40 Por mi par-
perjuicios que, agrupados, resultan dra-
te, estimo que cualquier decisión sobre el
máticos para la colectividad en general.
particular debe estar motivada siempre en
De esta forma, los costos que genera todo
la más efectiva protección del medio am-
proceso judicial actúan como inhibidores
biente. Si para ello es necesario “relajar”
a la actuación del sujeto como individuo.
los estrictos requisitos de entrada al
Si a lo anterior se agrega que, normalmen-
te, el agente contaminador no es un indi-
37
viduo como cualquiera de nosotros, sino
Cordón Moreno, Faustino, loc. cit.
38
Esta figura, entre otras cosas, permite
que se trata de una gran empresa, el te-
hacer operativa la defensa de estos intereses de mor a ingresar a una disputa en franca
nuevo cuño, posibilitando además superar las ba- desventaja también suele ayudar en el
rreras que impone el garantismo procesal indi- sentido señalado.
vidualista (por ejemplo: todas aquellas “trabas” A mayor abundamiento, resulta extra-
que impone el principio de contradicción o de
ño y contradictorio dejar en manos de ini-
audiencia).
39 Así comienza A. Gidi a tratar el proble- ciativas puramente individuales la tutela
ma de la legitimación (Gidi, Antonio, op. cit., jurídica de intereses supraindividuales. La
p. 2037). experiencia comparada demuestra que esta
40 Varias son las soluciones posibles. La
vía ha reflejado ser insuficiente a la hora
ley puede otorgar la representación a un indivi- de proteger intereses que trascienden la
duo, a una asociación privada, o al gobierno (a
esfera individual. Ello ha forzado a la bús-
través de dependencias del Ejecutivo o Legisla-
tivo, al ombudsman o al Ministerio Público), queda de otros caminos que permitan ha-
opciones que no se excluyen entre sí a juicio de cer efectiva esta particular tutela. El prin-
Gidi. De hecho, a su juicio, “amalgamar las tres cipio inspirador de estas nuevas vías
opciones dando legitimación a personas así como pareciera ser que frente a la trascendencia
a entidades públicas y privadas promovería as-
pectos positivos diluyendo problemas y riesgos”
(Gidi, Antonio, op. cit., p. 2038). 41 Morello, Augusto, op. cit., p. 1073.
198 REVISTA DE DERECHO [VOLUMEN XIV

colectiva del perjuicio causado se requie- ses colectivos y difusos es la cosa juzga-
re actuar de la misma forma, vale decir, a da.44
través de una legitimación colectiva.42 Por cosa juzgada se entiende un con-
En síntesis, existe en la actualidad junto de efectos propios de algunas reso-
conciencia de que si se quiere obtener una luciones judiciales: la inmutabilidad,
tutela jurisdiccional efectiva respecto de inimpugnabilidad y coercibilidad de las
estos bienes e intereses, es necesario per- mismas.
mitir, contemplar y hasta fomentar el ac- Se distingue entre la cosa juzgada
ceso a la justicia de los representantes, formal y material. La primera dice rela-
tanto públicos como privados, de estos ción con el efecto que consiste en vincu-
grupos, que actuarán en juicio, no por sí lar al tribunal que ha dictado la resolu-
mismos, sino representando al grupo afec- ción a actuar conforme a lo resuelto y no
tado, siendo portadores legítimos del in- en sentido distinto o contrario.45 La se-
terés grupal.43 gunda, en cambio, proyecta su eficacia
“hacia procesos distintos de aquél en que
b) La cosa juzgada la resolución se dictó”.46 En otras pala-
bras, en la cosa juzgada material los efec-
El otro de los institutos clásicos del tos propios del instituto se producen tan-
derecho procesal que se ve afectado con to respecto del proceso en que se dicta la
la nueva realidad que imponen los intere- resolución como en otro posterior.
Se señala por la doctrina: “En princi-
pio (con excepciones contadas y precisas),
42 Cabe una precisión: Técnicamente, la la eficacia, tanto negativa como positiva,
legitimación para la defensa de intereses supra- de la cosa juzgada se produce si las partes
individuales difiere de la legitimación “popular”. de los distintos procesos son las mismas:
Un autor enumera tales diferencias: la naturale-
za de la situación legitimante, el ámbito subjeti-
vo de los legitimados, la exigencia de reconoci- 44 “Los principios tradicionales de la cosa
miento legal explícito y el contenido de la juzgada en el litigio individual son un serio obs-
pretensión que puede ejercitarse con base a cada táculo para trasplantarlos a las acciones colecti-
una de ellas. Véase con mayor detalle en: vas en la tradición del sistema del derecho civil.
Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit., p. 200 y Es un principio bien establecido en el procedi-
361. Ahora bien, el mismo autor advierte que miento civil que la cosa juzgada solamente obli-
cuestión distinta es la posibilidad de que la ac- ga a las partes y no puede beneficiar ni perjudi-
ción popular pueda servir a la defensa de deter- car a terceros”. Por ello que la reglamentación
minados intereses supraindividuales. de la cosa juzgada se alza como uno de los tópi-
43 En resumen: “La legitimación para la cos más importantes en cualquier legislación
tutela de intereses supraindividuales puede ser sobre acción colectiva (Gidi, Antonio, op. cit.,
concedida tanto a personas físicas como a per- p. 2046).
sonas jurídicas –organizaciones sociales priva- 45 En este caso, la inmutabilidad y coerci-
das o públicas...– o grupos –sin personalidad–” bilidad que comprende la cosa juzgada se pro-
(Gutiérrez de Cabiedes, Pablo, op. cit., p. 202). duce únicamente respecto del proceso en que se
A estas posibilidades cabe agregar otros instru- dicta la sentencia, pero no impide que pueda
mentos como la actuación de determinados ór- revisarse lo fallado en un procedimiento poste-
ganos públicos que por sus funciones estén inte- rior. Sólo procede en aquellas hipótesis expre-
resados en esta defensa y la acción popular que samente contempladas por la ley.
puede resultar un mecanismo apto para la tutela 46 De la Oliva, Andrés y otros, 1999, “De-
de estos intereses en aquellos casos en que es recho Procesal: Introducción”, Madrid, Ed. Cen-
expresamente reconocida en el ordenamiento. tro de Estudios Ramón Areces, p. 366.
2003] PALOMO: TUTELA DEL MEDIO AMBIENTE... 199

res iudicata inter partes”.47 La fuerza de que sería vana y ridícula una sentencia que
este principio ha obligado a morigerar la –amparada en el carácter individual de las
aplicación de los efectos de la cosa juzga- acciones y tras comprobar los efectos con-
da respecto de la tutela jurisdiccional de taminantes denunciados– pretendiera limi-
los intereses supraindividuales que invo- tar los alcances de su mandato a la relación
lucra la defensa del medio ambiente, te- jurídico procesal bilateral nacida en cada
niendo a la vista –principalmente– los pro- proceso individual y mandara, por caso, que
blemas que acarrea la “representación los efectos contaminantes cesaran tan sólo
adecuada” en estas materias. El carácter para con los actores, mas no para con el res-
erga omnes de la cosa juzgada que se pre- to de la comunidad afectada. Entonces, el
tende es un aspecto esencial en este pun- primer paso está en cambiar la concepción
to, siendo lo que da sentido a esta nueva individualista de la cosa juzgada. “En efec-
protección jurisdiccional. to, en tal cuadrante la cosa juzgada no pue-
Es completamente lógico: Cuando de ser sino erga omnes abarcativa de aque-
cualquier persona (o agrupación) puede llos que, aunque no fueron parte, podrían
“arrogarse” el derecho de defender el in- igualmente invocarla por estar comprendi-
terés colectivo (pero propio a la vez) y en dos dentro de la situación material
tal calidad acciona en contra de quien ha originante del proceso judicial”.48
atentado en perjuicio del medio ambiente, Y en el evento de la desestimación
el resultado del proceso no por tratarse de de la pretensión: ¿Qué sucede con los
un interés de estas particulares caracterís- demás titulares del interés? Ante tal es-
ticas deja de ser incierto. Puede desecharse cenario, las distintas legislaciones (exis-
la pretensión del actor ya sea por falta de te bastante coincidencia en la materia) han
fundamentos o, lo que es peor, por falta de optado por preocuparse especialmente de
aportación de la prueba necesaria por par- aquella situación de desestimación por
te del demandante. En tales casos, los que falta o deficiencia de la prueba. En tales
no han sido “parte” del juicio, los que no casos, no se impide “que otro eventual
han participado de la relación jurídico pro- legitimado inicie y gane un nuevo proce-
cesal, se ven perjudicados por un fallo que so por la misma causa de pedir”.49
resuelve un proceso en el cual no tuvieron
la oportunidad de plantear sus posiciones 48 Morello, Augusto, op. cit., p. 1073. Agre-
ni aportar pruebas. ga este autor: “Es decir, que –para los habitan-
Para hacer viable la protección juris- tes de una villa polucionada por la misma fábri-
diccional de estos intereses se hace nece- ca– el proceso colectivo instaurado por algunos
sario relajar la rigurosidad de los princi- o pocos se comunica a todos los que están
pios tradicionales de la litigación. Primero, involucrados en la misma situación. De lo con-
trario, con sus complicaciones y riesgos, se
el principio de audiencia: sería ilusorio
enracimarían las excepciones de litispendencia
pretender la notificación de todos y cada y las argumentaciones propias del compromiso
uno de los afectados. De allí la necesidad o visión individual”.
49 Morello, Augusto, op. cit., p. 1074. Se-
de operar con base a representantes.
Lo propio respecto de los efectos de la ñala Morello: “Por consiguiente, la eficacia erga
omnes lo es para beneficiar (si tuvo éxito), pero
cosa juzgada. Con acierto se ha señalado
no para perjudicar a los demás...”. Esta misma
idea se refleja –en el plano nacional– en el pro-
yecto de modificación a la “ley de protección al
47 De la Oliva, Andrés y otros, loc. cit. consumidor”.
200 REVISTA DE DERECHO [VOLUMEN XIV

V. CONCLUSIÓN El tratamiento jurisdiccional de es-


tos problemas medioambientales exige
Este breve recorrido por diversos ins- una mayor flexibilidad, única manera de
titutos procesales ha demostrado la nece- posibilitar la solución de situaciones
sidad de imponer (en palabras de Morello) fácticas sumamente complejas.
otro modo de pensar y actuar el derecho En esta nueva realidad que se impone,
instrumental. Es éste el que debe estar al con situaciones jurídicas supraindividuales
servicio de la efectividad de los derechos menoscabadas, son intereses colectivos los
reconocidos por las leyes y no al revés. que requieren de una tutela y mecanismos
Se plantea el desafío de dar efectiva de defensa efectivos. Las tradicionales ins-
tutela jurisdiccional a intereses y bienes tituciones del derecho procesal, la legitima-
jurídicos derechamente esenciales para el ción y la cosa juzgada, tan propias del pa-
desarrollo de la vida del ser humano. Se radigma ortodoxo de la litis individual, y
trata de la defensa del medio en el cual el propio acceso a la justicia, son obligadas
vivimos, de la defensa y protección del a la revisión y adecuación.
entorno donde nuestros hijos se desarro- Todo lo anterior, con un solo propó-
llarán. Allí la razón de la preocupación y sito: dar efectividad y justiciabilidad a los
ocupación que estas materias deberían nuevos derechos e intereses supraindivi-
concitar en todos los ámbitos. duales, en lo que en este trabajo nos inte-
Particularmente destaco la necesidad resó, el derecho a vivir en un medio am-
de poner más atención en el ejercicio de biente libre de contaminación.
acciones preventivas del daño o lesión que
al de acciones reparadoras de un daño ya
producido. “El tratamiento de los proble- BIBLIOGRAFÍA
mas medioambientales fuerza a la activi-
dad jurisdiccional a abandonar su perspec- Á LVAREZ , G ABRIEL . 2001, “Manual de
tiva tradicional, de carácter retrospectivo, técnicas de estudio e investigación”,
volcada a la reparación de situaciones pa- Santiago, Chile, Facultad de Ciencias
sadas. En la actualidad, debe ser orientada Jurídicas y Sociales, Universidad
para el futuro, asumiendo un posiciona- Central de Chile, t. II.
miento prospectivo, sea evitando la ocu- CORDÓN MORENO, FAUSTINO. 1998, “So-
rrencia de prácticas dañosas, sea garanti- bre la legitimación en Derecho Pro-
zando el exacto cumplimiento de sus cesal”, en Revista Chilena de Dere-
órdenes en situaciones complejas de reper- cho, Vol. 25 Nº 2, Sección Estudios.
cusión prolongada en el tiempo”.50 DE LA OLIVA, ANDRÉS y otros. 1999, “De-
Pero, en general, la función que la recho Procesal: Introducción”, Ma-
jurisdicción está llamada a cumplir en la drid, Ed. Centro de Estudios Ramón
tutela del medio ambiente es derechamen- Areces.
te diversa de la tradicionalmente desem- D E S ALLES , C ARLOS A LBERTO . 1999,
peñada, que apuntaba a la solución de “Execução judicial em materia am-
disputas entre sujetos privados, y versa- biental”, São Paulo, Ed. Revista de
ba sobre intereses individuales. Tribunales.
D ENTI , V ITTORIO . 1989, “La giustizia
50 De Salles, Carlos Alberto, op. cit., p. 18. civile: Lezioni introduttive”, Bolo-
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