Sei sulla pagina 1di 14

4

LOS PARADIGMAS CIENTIFICOS-I:


Thomas S. Kuhn
T. S. Kuhn, «!he function 01. dogma in sc:ienlific n:seuch .. , en A. C. Crombie
(ree.), S,ienli/i, Chllngt. Heinemann, 196), pp. )47-69.

Publ. en Barry Barnes (comp.), Estudios sobre sociología de la


ciencia, Madrid, Alianza, 1980, trad. Néstor Míguez, ISBN:
8420622613. Ed. ingl.: "The Function of Dogma in Scientific
Research", en A. C. Crombie (ed.), Scientific Change. Historical
Studies in the Conditions for Scientific Discovery and Technical
Invention (Symposium on the History of Science, University of
Oxford, 9-15/7/1961), Londres/Nueva York, Heinemann/Basic
Books, 1963, pp. 347-369.

En algún ponto de su carrera,:l todo miembro de este Simposio


se le ha presentado, estoy seguro, la imagen del cientí[ico como
una persona que está sin compromisos detrás de la verdad. Es el
explorador de la naturaleza, el hombre que rechaza los: prejuicios dn
el umbral de su laboratorio, que reúne y áamina los hechos desnu-
dos y objetivos, y que es fiel a los hechos y s6lo a ellos. Estas son
las C2rlcterIsticas que hacen tan valioso el testimonio de los cien-
tíficos cuando se hace una campaña publicitaria en los Esrados Uni.
dos. Ni siquiera para un público internacional se requiere más. Ser
científico es, entre otras cosas, ser objetivo e imparcial.
Probablemente ninguno de nosotros cree que en la práctica el
científico de la vida real logra plenamente satisfacer este ideal. El

• Las ideas desarrolladas en este art!culo hlD sido cmaldas, en una lerma
drásticamente condensada, del primer tercio de mi monograffa (K:,¡hn, 1962).
Algunas de ellas fueron también parcialmente dcsarron.das en un ensayo ante-
riof (Kuhn, 1959t),
Sobre todo este telr'.a, véanse tambibl Cohen (l9~2) y Barber (1961). Agr~·
dc-..co al señor Barbee el haberme facilitado una copia de este útil artlc-.úo
ante de su publiac:ión. Sobre todo, los interesados por el papel de las acihe·
siones casi dogmítias como :equisito para la investigac:ión dentLfica produc.
tiva deben leer las obras de Polanyi, particularmente (1958\ ! (1951). La dis-
cusión que sigue I este artículo revelad que el señor Polanyi y :'0 ¿ilcrimos
un tanto en lo concerniente I aquello I lo que adhieren los dentlfic:;,s, pe:o
estO DO dWninuye el alte !Jt'Ido de IC'.;crdo que: !ay entre Desor.es cen :el.
pectO 8 los cernu discutidos lqul e:cplI¿tBm~:ltl!.

,,
"TQ
80 Thomas S. Kuha ot. Los paradigmu cienúrlCOS 81

conocimiento personal, las novelas de Sir Charles Snow O una rápida necesario. Los preconceptos y la resi~tencia parecen b regla y no la
lectura de la historia de la ciencia proporcionan dem:lsi:ldas pruebas excepci6n en el desarrollo científico maduro. Además, en circunst:m·
de lo contrario. Aunque la empresa científica pueda ser imp:lrcinl, cias normales, caracterizan tanto a la mejor y más creadora invesd·
sea cual fuere el sentido que 'pueda tener esta aplicación de la frase, gación como a la más rutinaria. Tampoco puede haber muchas dudas
el científico personalmente muy a menudo no lo es. Sea su 9bra sobre cuál es su origen. No son características del individuo aberran.
predominantemente teórica o experimental, habitualmente parece co· te, sino que son características comunitarias con p'rofundas raíces en
nacer, aun antes de que su proyecto de investigación está en marcha, Jos procedimientos por los cuales se prepara a los científicos para
casi hasta los mínimos detalles del result:ldo ni que lleg:¡rá ese pro· trabajar en su profesión. Las convicciones firmes anteriores a la in-
yecto. Si el resultado aparece rápidamente, tanto mejor. Si no, luch:mí vestigación a menudo parecen constituir una condición necesaria parl!
con sus apar:ltos y sus ecuaciones hastn que, si ello es posible, brin· lograr éxito en las ciencias.
den resultados que se ajusten al tipo de estructur:l que ha previsto Obviamente, me he adelantado en mi exposicióñ, pero en la mar-
desde el comienzo. Tampoco es solamente por su propia investiga. cha creo haber indicado su tema principal. Aunque los preconceptos
ción por lo que el científico expone sus firmes convicciones sobre y la resistencia a las innovaciones pueden fácilmente obstruir el pro-
los fenómenos que pueden ocurrir en la naturaleza y sobre los modos greso ciendfico, su omnipresencia, sin embargo, es sintomática de
en que se los puede adecuar a la teoría. A menuJo las mismas con· característiClls de las que depende la permanente vitalidad de la inves-
vicciones aparecen aún más claramente en su respuesta :¡ la obra de tigación. A esas características las llamaré colectivamente el dogma-
otros. Desde la recepción por Galileo de las investig:lciones de Kepler tismo de la ciencia madura, yen. las próximas páginas trataré de
hasta la recepción por Nageli de las de Mendd, desde el rechazo destacar los siguientes puntos concernientes a ellas. La educación
por Dalton de los resultados que obtuvo Gay Lussnc hasta el re· científica inculca lo que la comunidad ciencífica conquistó anterior-
chazo por ¡';~vin' de los logrndos por Maxwd.l, }:¡s novedades ines· mente con dificultad: una profunda ~dhesión a un modo particular
peradas en lo concerniente a hechos o a teorí:l, ~rac:e:ís[icamente, de contemplar el mundo y de practicar la ciencia en él. Esta adhesión
han hallado resistencia y a menudo han sido rechaz.:¡dos por muchos puede ser reemplazada por otra de tanto en tanto, .pero no puede
de los miembros más cre:ldores de la comunidad científic:l profesio- ser meramente abandonada. Y mientras continúe caracteriz:mdo a li
nal. El historiador, al menos, no necesita que Plnnck le recuerde comunidad de investigadores profesionnles, demuestrn ser fundamen-
que: «Una nueva verdad científica habitualmente no se presenta de tal en dos aspectos para la investigación productiva. Al definir para
un modo que convenza a sus oponentes ... ; más bien, éstos V:lO des· el científico los problemas que- es menester investignr y el carácter
apnreciendo poco a poco y surge una nueva generación que está fnmi· de Ins soluciones aceptables para ellos, tal adhesión es realmente
liarizada con la verdad desde el principio» (Planck, 1948, p. 22). constitutiVA de In investigación. Normalmente, el científico se dedica
rtecnos conocidos como éstos -y sería fácil citar muchos más- a resolver problemas, como el jugador de ajedrez, y la adhesión que
no parecen indicar una empresa cuyos participantes sean notable· induce la educación recibida es lo que le proporciona las reglas del
mente imparciales. ¿Se los puede reconciliar acaso con nuestra ima· juego que se juega en su época. En su ausencia, no seda Hsic9. o
gen habitual de la investigaci6n científica productiva? Si tal recon· químico o cualquier otra cosa para la que haya sido preparado.
ciliación no ha parecido presentar problemas fundamentales en el Además, dicho compromiso tiene un segundo papel en la inves-
pasado, probablemente ello obedezca a que la resistencia y los pre· tigación, en buena medida incompatible con el otro. Su misma fuerza
conceptos han sido considerados, por lo común, como extraños a la y la unanimidad con que el grupo profesional adhiere a él brinca a
ciencia. No son, se nos ha dicho a menudo, más que el producto de cada científico un detector enormemente sensible de los puntos difí·
inevitables limitaciones humanas; un método científico apropiado ciles de los que surgen casi inevitablemente las innovaciones signi.
no tiene cabida para ellas; y este método es suficientemente pode- ficativns en los datos y en la teoda. En las ciencias, la mayoría de
toso para que ninguna idiosincracia meramente humana pueda im- los descubrimientos de hechos inesperados y todas las innovaciones
peáir su éxito por mucho tiempo. En esta concepción, los ejemplos fundamentales en la teoría son respuestas a unn ruptura anterior de
de partí pris cientIfico quedan reducidos a la' categorío de anécdotas, las reglas del juego previamente establecido. Por ello, si bien una
y es esta evaluaci6n de su signifiaci6n lo que este ensayo pretende adhesión casi dogmática es, de una parte, una fuente de resistencia
poner en tela de juicio. La sola verosimilitud sugiere qu~ esto es y de controversias, también es un ÍDstrumento que hace de las cien-
82 Thomas S. Kuhn 4. Los puadigmas cientlficos 8l

das la mú consecuentemente revolucionaria de: todas las actividades raramente después del segunclo año universitario. y aun en los pri.
humanas. No es necesario hacer una virtud de la resistencia o d meros no exclusivamente. Pero en las ciencias los diferentes libros
dogma para reco~ocer que sin' ellos' no puede existir ninguna cien- de texto exponen diferentes materias, y no ejemplifican. como en
ci. madura. las humanida.des y muchas cier'cÍas sociales, diferentes enfoques de
Antes de examinar ro¡{, detalladamente la naturaleza y los efectos un mismo ~mbito de problemas. Aun los 'libros que rivalizan por su
del dogma científico, consideremos el tipo de educaci6n mediante [a adopción en un curso científico difieren prin¿palmentc en su nivel
cual se lo transmite de una generación a la siguiente. Los científicos, y en los detalles pedagógicos, no en la sustancia o la estructura
por supuesto, no constituyen la única comunidad profesional que ad- conceptual. No podemos' ima~inllr a un Hsico o un qu;mico diciendo
quiere mediante la educación un conjunto de normas, herramieP.tas que se vio obligado a comenzar el aprendizaje de su curso de tercer
y t~cnicas que luego aplican a su propia obra creadora. Sin embargo, año casi desde los primeros principios porque su anterior estudio
hasta una inspecci6n superficial de la pedagogra científica indica que del campo se habla realizado con libros que violabrm constantemente
es mucho mayor en ella la probab.ilidnd de que se genere la rigidez su concepción de la disciplina. Las afirmaciones de este género no
profetioeal que la educación en otros campos, excepto, quizá, la tco- son en absoluto raras en varias de las ciencias sociales. ApdCente.
logía sistemirla_ Admitimos que el siguiente resumen se inspira en mente, los científicos conc!:e:dsn en lo que todo estudiante del cam·
el modelo norteamericano, que es el que mejor conozco. El contrllSte po debe saber. Esta es la razón por la cual. en el plan de estudios
que pretendo establecer, sin embarga, debe ser visible también, aun- preprofesional. pueden usar textos en vez de muestras eclécticas
que con modificaciones, en la educación europea 'J británica. de investigación.
Quizás d IIlsgo mlls sorprendente de la educación científica es Tampoco la técnica característica de exposición de los textos es
<1l.e, en un grado desconocido en otros campos creadores, se lleva totalmente la misma en las cienc!as que en otras disciplinas. Excepto
a cabo mediante libros de texto, escritos especialmente para los estu- en las ocasionales introducciones que los estudiantes raramente l~~:1,
diantes. Hasta que está listo, o casi listo, para comenzar su propia los textos científicos hacen escasos intentos de describir el tipo 1e
:esis, el esrudiante de química, física, astronomía, gcologío o biolo- problemas que puede pedirse al pro{esional que resuelva o de disc'..!-
gía, .raramente es instado a intentar poner en práctica prOfectos de tir la variedad de técnicas que la experiencia ha pue~to a su disFko.
investigación o a examinar los productos recientes de investigaciones sición para la solución de tales problemas. En cambio, esos libros
realizadas por otros, esto es, las comunicaciones profesionales que e:'tponen, desde el comienzo mismo, problemas-soluciones que la prc·
los científicos escriben para sus colegas. Las colecciones de cfuentes fesión ha llegado a aceptar como paradigmas, y piden' al estudlante
originales» desempeñan un papel despreci:sble en la educación cien- que resuelVA, con lápiz y papel o en el laboratorio, problemas ajus·
t'fieL Tampoco se estimula al estudiante de ciencias a leer a los tadamente modelados, en cuRnto al método y la sustancia, según
eJúicos de su campo, obras en las que podda encontrar otros modos aquellos que el texto proporciona. 5610 en la instrucción lingüística
de considerar las cuestiones discuúdas en sus textos, pero en las elemental o en la enseñanza de un instrumento musical se hace :.:n
que t1lll1bién encontrada problemas, conceptos 'J tipos de soluciones uso tan amplio y esencial de los «ejercicios para los dedos». Y ésos
que su futllI'B profesión ha descartado 'J reemplazado desde hace tiem- son justamente los campos en los que el objetivo de la instrucci6n
po l. \Vhitehead captó. en alguno de sus escritos este rasgo muy es brindar con la máXima rapidez vigorosos «modelos mentales,) o
especial de las aencias cuando escribi6: .Una ciencia que vacila en Einstellu"gen. Sostengo que en las ciencias el efecto de esas técnicas
olvidar a sus fundadores est' perdida_D es el mismo. Aunque el desarrollo científico es particularmente cr~B·
La utilización casi exclusiva de Ubros de texto no es lo único dor de novedades importantes, la educación ciencífica sigue siendo
que distingue a la educación cientí.fica. A fin de C'..1cntas, [os estu- una iniciación relativamente dogmática en una tradición preestable.
diantes de otros campos también deben seguir tales textos, aunque cida para la solución de problemas) tradici6n que no se invita al
estudiante a evaluar ni se lo prepara para ello.
1 Lu cienciu muestran certa V1Iriaci6n en estos respectOS. Los cstudinntes El tipo de eduación 'textual sistemática que acabamos de ~es·
de la ciena.. m~. nueva y tambibl CI1 la, menos tcóricu -por ejemplo, cribir no existió en ninguna pa:te ni !n ninguna ciencia (excepto, t~l
partes de la biolo¡la, la ,colo¡1a y la medicina- tie:'\CI1 mayor probabilidad
de encontrar fuentes originales, tanto eontcmporlÚleas eomo hisróricu, que vez, en la matemática elemental) hasta prin¿pios del siglo XIX. Pero
101 cstudiantes, por ejemplo, de llStfOnoaúa, matem'ticu o física. ya antes de entences, algunas de las ciencias más desarroLladas exhi·
84 Thomas S. Kuhn 4. Los paradigmas cleDdEicos

bían claramente las características especiales. indicadas, y en unos historiadcr de Ja ciencia, de Ja biblioteca departamental activa a la
p-:>cos casos operaban de ese modo desde hacia mucho tiempo. Donde biblioteca en desuso del dep6sito universitario general. Los reempla-
no había textos, a menudo' habla paradigmas universalmente recibidos zan Jos obras al día, y' esto es todo 10 que requiere el progreso
para la práctica de las ciencias. Ellos eran 10Etros científicos de los ulterior de la ciencia.
que se informaba en libros que todos los dedicados a un campo de. Esta característica de los paradigmas se relaciona estrechamente
terminado conocían minuciosamente y admiraban, logros según los con otn que tiene particular importancia para mi elecci6n del t~r­
cuales modelaban su propia investigaci6n y que les suministraban mino. Al recibir un paradigma, la comunidad científica adhiere, cons-
un patrón de medida para juzgar sus propias realizaciones. La PhyIÍc: cientemente o no, a la idea de que los problemas fundameo.tales
de Arist6teles, el Almagesto de Ptolomeo, los Principia y la Optica resueltos en ~l, de hecho, Jo han sido de una vez para siempre. Esto
de Newton, la Electricidad de Franklin, la Química de Lavoisier y la es lo que queda significar Lagrange cuando decía de Newton: cSólo
Geología de Lyell, estas obras y muchas otras, sirvieron todas duo hay un universo, y puede ocurrir que s610 un hombre en la historia
rante un tiempo, implícitamente, para definir los problemas y méto· del mundo sea el intérprete de sus leyes. 2. El ejemplo de Arist6teles
dos legítimos de un campo de investigaci6n para sucesivas genera· O Einstein demuestra que Lagraoge estaba equivocado, pero esto no
ciones de científicos. En su época, estos libros, junto con otros que quita importancia al hecho de su adhesión para el desarrollo ciend-
seguían detalladamente su modelo, hicieron para su campo de inves· .fico. Al creer que no es necesario hacer de nuevo lo que ya habEa
tigaci6n mucho de lo que los textos hacen hoy para esos mismos hecho Newton, Lagrange no se senda i:entado a efectuar reinterpre-
campos y también para otros. taciones fundamentales de la naturaleza, sino que retomaba la labor
Todas las obras nombradas, por supuesto, son clásicos de la cien· aW donde la habían dejado quienes comparúan su paradigma newto-
cia. Como tales, cabe pensar que su papel se asemeja al de los ruano. en busca de formulaciones máS claras de ese paradigma y
clásicos principales de otros campos creadores, por ejemplo, las obras de una articuladon que lo hiciera concordar cada vez más detalla-
de un Shakespeare, un Rembrandt O un Adam Smith. Pero al llamar damente con las observaciones de la naturaleza. Este género de labor
a esas obras, o a las realizaciones en que se basan, paradigmas y s6lo la emprenden quienes piensan que el modelo elegido es total-
no clásicos, lo que pretendo hacer resaltar es que hay algo especial mente seguro. No hay nada similar en las artes, y las semejanzas
en ellas, algo que las distingue unto de otros clásicos de la ciencia en las ciencias sociales son a lo sumo parciales. Los paradigmas deter-
como de todos los clásicos de otros únbitos creadores. minan una pauta de desarrollo·en las ciencias de la naturaleza que
Parte de este calgo especial» es lo que llamo la oclusiyidaq de es diferente de la común en otros campos.
los paradigmas. En todo momento, los que cultivan una especialidad Podemos ejemplificar esa diferencia comparando el desarrollo de
determinada pueden reconocer numerosos clásicos, algunos de ellos una ciencia basada en un paradigma con, digamos, la filosofía o Ja
-<:omo las obras de Ptolomeo y Copúnico, o Newton y Descartes- literatura. Pero podemos alcanzar el mismo fin más económicamente
incompatibles entre sí. Pero el mismo grupo, si tiene un paradigma, contrastando la primitiva pauta de desarrollo de casi cualquier cien-
sólo puede tener uno. A diferencia de la comunidad de los artistas cia con la pauta característica del mismo campo en su madurez. Aqur
--que pueden inspirarse simultáneamente en las obras, por ejemplo, no puedo por menos de destacar este punto enérgicamente, pero lo
de Rembrandt y Céz~ne, y que por ende estudian a ambos-, la que quiero decir es lo siguiente. Excepto ea aquellos campos que,
comunidad de los astrónomos no tiene más alternativa que deglr como la bioquímica, tuvieron su origen ea la combinación de espe·
entre los modelos rivales de actividad científica que ofrecen Copér. cialidades ya existentes, los' paradigmas son una adquisici6n relati-
nlcoy Ptolomeo. Además, una vez hecha su elecci6n, los astr6nomos vamente tard(a en el curso del desarrollo científico. Durante sus pri-
pueden en lo sucesivo ignorar la obra que han rechazado. Desde el meros años, una ciencia opera sin ellos, o al menos sin uno tan
siglo XVI s6lo ha habido dos ediciones completas del Almagesto, inequívoco y obligatorio como los mencionados antes a tírulo de
ambas del siglo XIX y dirigidas exclusivamente a los eruditos. En las ejemplo. La óptica anterior a Newton. o d estudio del calor antes
ciencias maduras, aparentemente no cumple ninguna funci6n el equi-
valente de un museo de arte o una biblioteca de ·clásicos. Los cien- 2 Citado en esta forma por Mason (1956, p.. 254). El original, jd~ntico ea
tíficos saben cuándo pasan de moda los libros y aun los peri6dicos. esplriru lunque no en lu palabras, parece derivar dd ilogr contempoñnco de
Aunque no los destrUyan, los transfieren, como puede testificar todo Delambre (1816, p. 46).
Thom.s S. Kuhn 4. Lo, paradigma cicntlficos 87

de Blaele y Lavoisier ejemplifican la pauta de desarrollo prcparadig- tantas dificultades corno d primero para explicar los efectos de la
mlhica que examinaré inmediatamente en la historia de la electrici- conducci6n, excepto los mis s'-.Jldilos. Esos efectos proporcionaron
dad. Esto es, hasta que se adquiere un primer paradigma, el desarro- el punto "de partida para un tercer grupo, que consideraba la electri·
llo de la ciencia se parece al de las artes y la mayor parte de las cidad como un «fluido. que cCl:-..fa por los conductores, no como
ciencias sociales m~s de lo que se asemeja a Ja pauta que la astro- un «efluvioJ) que emanase de los no conductores. Este grupo, a su
nomCa, por ejemplo, ya había alcanzado en la Antigüedad y que hoy vez, tenIa dificultades para rec.:onciliar su teoda con una serie de
se conoce en todas las ciencias de Ja naturaleza. efectos de ntracción y repulsión <4.
Para captar la diferencia entre el desarrollo científico preparadig- En diversas épocas, todas estas escuelas hicieron contribucicnes
mátieo y el posparadigmático consideremos un solo ejemplo. A prin- importantes al cuerpo de conceptos, fenómenos y técnicas de! que
cipios del siglo XVIII, como en el XVII Y antes, había casi tantas Fnnklin extrnjo el primer paradigma para la ciencia de la electrici·
concepciones sobre la naturaleza de la electricidad como c-,,<perimen- dad. Toda definici6n de1 "cienúfico que excluya a los miembros de
tadores importantes en este campo, hombres como Hauksbee, Gray, estas eSC'.lelas excluirá también 11 sus sucesores modernos. No cb~·
Desaguliers, Du Fay, Nollet, Watson y Frunklin. Todos sus nume- tan te, quienquiera que examine el desarrollo de la electricidad ante-
rosos conceptos de la electricidad tenían alga en común, derivaban rior II Franklin bien puede conduir que, si bien los e."'C?eriment:1cicres
en parte del experimento y la observación, y en parte de una u otra eran científicos, el resultado inmedillto de su lIctividnd era algo menes
versión de la filosofía meCJtnico-corpuscular que guiaba a todas las que ciencia. Puesto que d euer?o de creencias que podía dar por
indagaciones científicas de la época. Sin embargo, estos elementos sentado era muy exiguo, cada experimentador se vela obligado a
comunes no daban a su obra mis que una semejanza de Eamilia. Nos iniciar su construcción te6rica desde los cimientos. De este modo,
vemos obligados a reconocer la existencia de varias escuelas y subes- su" elecci6n de las observaciones y e.'<:perimemos que tomara como
cuelas rival~; cada una de las cuales derivaba su fuerza de su rela- base era relativamente libre, pues el conjunto de métodos y fenó-
ción con una versión particular (cartesiana o newtoniana) de la- meno! que cada estudioso debía emplear y explicar era extraordina.
metaHsica corpuscular, y cada una de las. cuales ponla de relieve el riamente pequeño. Como resultado de esto, durante toda la primera
cúmulo particular de fenómenos eléctricos que su propia teoda ex- mitnd del siglo, las investigaciones eléctricas tendían "a volver uni
plicaba mejor. Otras observaciones eran abordadas con elaboraciones y otra vez al mismo punto bisico. Se descubrían repetidame.'lte nue·
,d ho, o quedaban como problemas pendientes para la investigación vos efectos, pero muchos de ellos se perdían de nuevo rápidamente"
posterior '. . Entre esos efectos perdidos se contaban muchos que se debían a lo
Un grupo primitivo de estudiosos de la electricidad seguía la que ahoI1l describiríamos como carga inducto:a y tambi6t el famoso
práctica del siglo ~II, y por ende tomaba la atracci6n y la generaci6n descubrimiento de Du Fay de los dos tipos de electricidad. Frankl.in
de fricción como los fenómenos eléctricos fundamentales. Tendían a y Kinnersley" se sorprendieron, unos quince años más tarde, c;Janóo
trat21 la repulsión como un efecto secundario (en el siglo xvn se la este último descubrió que una cola Cllrgada repelida por un vidrio
atribula a una especie de rebote mecánico) y también pcsponfan todo frotado era atraída por lacre o ámbar trotado s. En ausencia de \!!la
lo posible la discusión y la investigación sistemática del reciente-
mente descubierto eféeto de Gray, la conduecion eléctrica. Otro grupo 4 Esta divisi6n en escuela es, con" todo, demasiado simplista. Después
estrechamente relacionado con el anterio: consideraba la repulsi6n de 1no, la división básica se produjo entre la escuela fran~a (Du Fly, NeUet.
como el electo fundamental, mientras que otro aún contemplaba la etc~tel"1!), que basaba sw teodas C/J bs cfe:::os de atracci6n y repulsión, y 1,
atracci6n y la repulsi6n conjuntamente como manifestaciones igual. escuela inglesa (Desaguliers, Wltson. cte.), ql:e ~e centr:abt en los efettos de
la conducción (véase,. por ejemplo, d infc!:n: de Needharn sobre ;as investí·
mente elementales de la electricidad. Cada uno de estos grupos m~ 311ciones de Lcmonier [1746». Dentro de C3da uno de estOS grupos, ¡¡articu.
clific6 de modo consiguiente su tcoda y su investigación, pero tenía larmenre del ingl=. podemos ~rcu ot:u subdIvisiones. las cuale dependlan
d~ que se considerase la AttlcciQn o la repulsi6n ¿ efecto d~ico fundllmental.
;¡ Podd hallarse mucha documentacitSn sobre esta descripción de la cvolu- I Ei dest:Ubrimiento de Da Fa1 de que: hay dos c1l1Ses cie c:Iectricid3d y de
ci60 de la teerl. e1éctricu en RoUer y RoUer (19'54) y ~ Cohen {19'6), Pero que ésas se atraen muruamc.otc. ?CID dv5 :tierras con d mismo tipo d: dec"
con respectO a los detalles anlllfticos debo mucho a un artIculo inédito (1963 J tric:idad ~ rechaun, fue comunicado "7 ac::;.¡:nentado con ",u enes detllle=: Clepe·
de mi disdpulo JOM L. HeiIbron, quien !ambién me ha ayudado en la !)re- rimentaies en 11 cuarta de SIU fartlcsas memorias sobro: h electricidad (17J~":"
panción de lu tres notas li¡uicntes. EstaS memorias eran bien c:Jnoci¿as r tr.1.:1 citadas, ;¡era DaaguJicrs (174 ¡ )
88 Thomu S. Kuhn 4. Los paradigmas cientlficos 89
teoría bien articulada y ampliamente aceptada (una desiderátum que Cavendish, un Coulomb o un Volta, la recolección de datos e1~ctri·
ninguna ciencia posee desde sus mismos comienzos y que pocas, si es cos y In articulación de la teoda e1~ctrica fueron, por primera vez,
que hay alguna, de las ciencias han alcanzado hoy), difícilmente la actividades altamente concentradas. Como resultado de ello, la efi-
situación podía ser distinta. Durante la primera mitad del siglo XVIIl ciencia y la .efectividad de la investigación e1~ctrica aumentaron in-
no había ningún modo de que los estudiosos de la electricidad pu· mensamente, lo cual brindó la prueba de ·una versi6n social del agudo
dieran distinguir coherentemente los efectos eléctricos de los no e1éc· aforismo metodológico de Francis Bacon: cEs más fácil que la verdad
tricos, los ~ccidentes de laboratorio de las novedades esenciales o las surja del error que de la confusión.»
demostraciones espectaculares de los experimentos que revelaban la Es obvio que he exagerado la velocidad y la compleción con
naturalza esencial de la electricidad. que se produce la transición a un paradigma. Pero esto no hace
Este fue el estado de cosas que Franklin modificó '. Su teoría menos real el fen6meno. La maduración de la electricidad como
explicaba tantos -aunque no todos- de los efectos eléctricos reco- ciencia no es coextensa con todo el desarrollo del campo. Los que
nocidos por las diversas escuelas anteriores que en el lapso de una escribínn sobre la ·electricidad en las cuatro primeras aécadas del
generación todos los estudiosos de la electricidad admitieron alguna siglo XVIII poseían mucha más información sobre los fenómenos
concepción muy similar a ella. Sin embargo, no resolvió todos los eléctricos que sus predecesores de los siglos XVI y XVIL Durante
desacuerdos. La teoda de Franklin fue el primer paradigma de la el medio siglo posterior a 174.5 se agregaron a la lista muy pocos
e1ecticidad, y su existencia dio un nuevo tono y sesgo a las investi· tipos nuevos de fenómenos déctricos. Sin embargo, en importantes
gaciones eléctricas de las últimas décadas del siglo XVIII. El fin del aspectos ]os escritos sobre electricidad de las dos últimas d~cadas
dcbate entre las escuelas puso término a la constante reiteración de del siglo parecían mucho más lejlUlos de los de Gray, Du Fay y aun
las cuestiones fundamentales; la confianza de ql'e estaban en el ca· FrlUlkJin que los escritos de estos investigadores de principios· del
mino ccrrecto~'estimuló a los investigadores a emprender tipos de siglo XVIII con respecto a los de sus predecesores de cien años antes.
labores más precisos, esotéricos y acabados. Libre de la preocupa· En algún momento comprendido entre 1740 y 1780 los estudiosos
ción por todos y cada uno de los fenómenos eléctricos, el grupo de la electricidad, como grupo, lograron lo que los astrónomcs ha-
recientemente unificado pudo estudiar fenómenos seleccionados con bían alcanzado en la Antigüedad, los estudiosos del movimiento en
mayor detalle, concebir muchos equipos especiales para la tarea y la Ednd Media, los de la óptica física a fines del siglo XVII y los
emplenrlos de modo más constante y sistemático de lo que los estu- de la geología histórica a comienzos· del XIX. Esto es, habían adqui-
diosos de la electricidad: lo habían hecho nunca. En lns manos de un rido un paradigma, cuya posesión les permitió dar por sentados los
fundamentos de su disciplina y avanzar hacia problemas más con-
cretos y recónditos'. Excepto con la ventaja de la visión retrospec·
parece haber sido el único estudioso de la electricidad que, durante casi dos tiva, es difícil hallar otro criterio que proclame tan claramente un
décadas, menciona el hecho de que algunos cuerpos carGados se atraen. Sobre
1:1 -sorprcslD de Franklin y Kinnenley, véase Cohen (1941, pp. 250-5). Obsér· campo de la ciencia.
vese también que, si bien Kinnersley habr. producido el efecto, ni II ni Fran- Estas observnciones deberían comenzar por aclarar qu~ entiendo
klin parecen haber rtco"ocido que dos cuerpos resinosamente cargados se repe- por paradigma. En primer lugar, es un logro ciendfico fundamen·
lerían, fenómeno directamente contrario I 111 tcorla de Franklin.
• El cambio, claro está, no se debió I Franklin solamente ni se produjo tal, que incluye una teoría y alguna aplicación ejemplar a los resul·
de la noche a la mlñána. Otros estudiosos de la electricidad, muy notablemente tados de la experimentación y la observación. Más importante aún
\ViUiam \Vatson, adelantaron parles de la teoría de Franklin. Más importante es que constituye un logro abierto, que deja aún por hacer todo
aún es que sólo despu~ de recibir modificaciones esencialcs, debidas princi- género de investigaciones. Y, finalmente, es un logro aceptado, en
palmente a Aepinus, la- tcoda de Franklin gan6 la aceptación general necesaria
para convertirse en paradigma. Aun entonces,' siguieron existiendo dos formu· el sentido de que es admitido por un grupo cuyos miembros ·ya no
laciones de la tcoda: la forma de un fluido, de Frank1in y Aepinus, y la forma
de dos fluidos, debida principalmente a Symmer. Los estudiosos de la demi- , Obsérvese que este primer paradigma d6:rrico fue plenamente eficaz sólo
cidad pronto llegaron a l. conclusión de que ninguna p:ueba de ensayo permi- h3Sta 1800, cuando d descubrimiento de la batuta '1 la multiplicación de los
tida disaiminar enue las dos tcorías. Hasta el descubrimiento de la bacer!I, efectos electroqulmicos inició una revolución en l. teoría de la dectricidad.
cuando la opci6n entre la teoría de un fluido y l. de dos fluidos empezó a Hasta que surgió un nuevo paradigma de esta revoluci6n, la literatura sobre
originar diferencias ocasionales en el diseño y el análisis de experimentos, tu la electricidad, particulanncnte en Inglaterra, volvi6 en muchos respectos .1
dot qan equivalclites. 10'10 1:aractcrl~tico de la primera mitad dd siglo XVIII.
90 Thomu S. Kuhn 4. Los paradiamu cicntlficos 91

tratan de rivalizar o de crear alternativas a ~. En cambio, tratan biesen reconocido que Ptolomeo y Copérnico hablan elegido medios
de extenderlo y e.,,<plotarlo de una variedad de maneras, a las que igualmente legítimos para describir la posici6n de la Tierra? Esta
en breve volver~. Este examen de la labor que los paradigmas dejan idea, de hecho, fue sug~ida dun:nte el siglo XVII, y desde entonces
para hacer acls,rad aún más su funci6n y las razones de su especial ha sido conEirm~da por le. teoría de la relatividad. Pero en el ínterin
eficacia. Pero anteS es menester destacar un aspecto lIn poco dife· fue firmemente rechazad:: junto con la astron'om!a ptolomeica, y sólo
rente de ellos. Aunque la admisión de un paradigma parece ser emergió nuevamente a fines del. siglo XlX, cuando, por primera vez,
históricamente un requisito necesario parn los tipqs más eficaces de adquirió importancia concreta para los problemlls no resueltos que
investigaci6n científica, Jos paradigmas que refuerzan la efectividad generaba la continua práctica de la física no relativista. Se podría
de ]a investigación no necesitan ser permanentes ni habitualmente argüir, como lo haré implícitamt.nte, que dedicar una minuciosa
lo son. Por el eontrnrio, la pauta de desnrrollo de ]0 ciencia madura Iltc!",cióa, ea los siglos XVIII y XIX, a la obra de Ptolomeo o a las
es, por lo común. pasar de un paradigma a otro. Difiere de la pauta concepciones relativistas de Descartes, I-!uygens y Leibniz hAbría
característica del perlado primitivo o preparadigmlÍtico no por la retardado, no acderado, la revoltld6r. en la fisica c~n que comenz6
total eliminación del debate sobre los fundamentos, sino Por Ja drás- el siglo xx. Elllvance de un p:\I8cHgma s otro, en vez de Ja continua
tica restriccióD de ese debate a ocasionales perlados de cambio. rivalidad entre clásicos reconocidos, quizá sea una caractedstica fun·
El Alm"g~sto de Ptolomco, por ejemplo, no fue menos un· par:!' cional, tanto como fáctica, del desarrollo ciendfico maduro.
¿igma por el hecho de. que ]a tradición en la investigación que pro- Mucho de 10 dicho hasta abora pretende señalar que ~epto
venia de ¡g finalmente fue reemplaz.:da por otra incompatible, deri· durante ocasionales perIodos extraordinarios que examinaremos en
vada de Ja obra de Copérnico y Kepler. Ni la Optictl de Newton la última sección de este articulo-- quienes se dedican 11 una espe-
fue menos un ~aradigm:l para los estudiosos del siglo XVIII porque cialidad científica madurt\ a¿hkren profundamente a una manera d~
fuese luego 'reemplazada por la teorIa ondulatoria y del éter de considerar e investigar la naturaleza que se basa en un paradigma.
Young y Fresnel, tea da que a su vez fue abnndonada por la del Su paradigma les dice qué tipo de: entidades pueblnn el Universo
desplazamiento electromagnético que deriva de Maxwell. Induda· y el modo en que se comportan los miembros de esa población;
blemente, la labor de investigaci6n que todo paradigma permite da además, les informa de las cuestiones que pueden plantearse legí-
.origen a contribuciones permanentcs al cuerpo del conocimiento y la timamente sobre la naturaleza y de las técnicas que pueden usarse
técnica cientrficos. pero muy a menudo los paradigmns son elimi· apropiAdllmente en la búsqueda de respuestas a dichas cuestiones.
nadas y reemplazados por otros que son totalmente incompatibles De hecho, un paradigma le dice~ tanto al científico que las cuestiones
con cUas. No podemos apelar a nociones como la «verdad» o la que deja para investigar raramente tienen gran interés intrínseco
«validez» de Jos paradigmas en nuestro intento de comprender la para los que están fuera de la profesión. Aunque los hombres cultos,
especial eficacia de la investigación que su admisión permite. como grupo, pueden sentirse fascinados de o1r hablar del espectro
Por el contrario, el historiador puede con freC'.lencia reconocer de las pardculas fundamen:ales o de los procesos de reproducción
que, . al dedarar anticuado un paradigma Interior o al rechazar el molecular, por lo común su interés se agota rápidamente con la
enfoque de algunas. de las escuelas preparlldigmáticas, una comu· explicaci6n de !as creencias que ya están subyacentes en la investiga-
nidad científica rechaza el embrión de una" importante percepci6n ci6n de esos problemas. El resultado del proyecto de investigación
científica a la que más tarde podría verse obligada a volver. Pero individual le es indiferente, y es improbable que su inlerés se des-
esú muy lejos de ser evidente que la profesión retarde el desarrollo pierte nuevamente hasta que, como oC'.lIri6 con la no conservaci6n
científico al actuar así. ¿ Habría nacido mis pronto la mecánica cuán- de la paridad, la mvestigaci6n lleve inesperadamente a un cambio
tica si los científicos del siglo XIX hubiesen estado más dispuestos del paradigma y a la consiguiente alteraci6n de las creencias que
a admitir que la concepción ~orpuscular de la luz por la que abogaba gu!an la investigaci6n. Sin duda, ésta es la razón por la C'.lal histO-
Ncwton aún podía enseñarles algo importante scote la naturaleza? riadores y divulgadores hAn dedicado tanta atención 3 los episodics
No lo creo, aunque en las artes, las humanidades y muchas ciencias revolucionarios que daD como ~ultado un cambio de paradigma
sociales muy a menudo se adopta esta concepción menos doctrinaria y han pasado por alto, en gran ~edida, el género de labor que aun
hacia las realizaciones clásiCILS del pasado. ¿O la astronomía y la los más grandes cient(ficcs ¿eeen nec-...sariamenre hacer durante la
dinámica hubieran avanzado más rápidamente si los científicos hu· mayor parte de su tiempo.
92 ThOIll&S S. Kuh,. 4.1.0$ paradigmas cicntrEicos 9)

10 que quiero señalar será más claro si nos preguntamos qué permitir a Coulomb la determinación de la ley que rige la fuerza
es lo que deja' ·por hacer a la comunidad cienúfica la existencia de eléctrica. Nuevos tipos de telescopios fueron necesarios para realizar
un paradigma. La respuesta -tan' obvia como la existencia, rela- las observaciones que, una vez completadas, exigieron mejoras en
cionada con la anterior, de una resistencia a las innovaciones y como Ja teoda newtoniana de 'la perturbación. El diseño y la construcci¿n
el frecuente ocultamiento de problemas- es que los cientfficos, con de aceleradores más flexibles y más poderosos es un desidedtum
un paradigma determinado, dedican todo su esfuerzo y habilidad continuo en el intento de articular teodas más poderosas de las
a ponerlo en un acuerdo cada vez más estrecho con la naturaleza. fuerzas nucleares. Estos son los tipos de trabajos a los que casi todos
Gran parte de su esfu~rzo, particularmente en las primeras etapas los científicos dedican casi todo su tiempo '.
del desarrollo de un paradigma, está dedicado a articular el para- Probablemente este resumen de la investigación científica nor·
digma, a hacerlo más preciso en nmbitos donde la formulación ori- mal no requiera ninguna elabor¡¡ción en este lugar, pero hay dos
ginal ha sido inevitablemente vaga. Por ejemplo, sabiendo que la puntos que debernos señalar ahora. Primeramente, todos los pro-
electricidad es un fluido cuyas partículas individuales acroan unas blemas mencionados dependían de paradigmas, a menudo en varios
sobre otras a distancia, después d: Franklin los estudiosos de la aspectos. Algunos -por ejemplo, la derivación de términos para
electricidad pudieron tratar de determinar la ley cuantitativa de las ·perturbaciones en la teoda planetaria newtoniana- ni siquiera
la fuerza que actúa entre las partfculas. Otros pudieron indagar la podían haber sido formulados en ausencia de un· paradigma apro-
interdependencia de la longitud de la chispa, la desviación del elec- piado. Con la uansición de la teoría newtoniana a la de ]a relati-
troscopio, la cantidad de electricidad. y la configuración del conduc- vidad, unos poco~ de ellos se convirúeron en problemas diferentes
tOr. Estos eran los tipos de problemas en los que Coulomb; Caven- y no todos han sido resueltos. Otros problemas -por ejemplo, el
dish y Volta tr:lbajaron en las últimas décadas del siglo XVIII, y intento de determinar una ley de las fuerzas eléctricas- pudieron
tienen mu~os equivalentes en el desarrollo de toda otra ciencia ser y fueron formulados, al menos vagamente, antes de la aparición
madura_ !:os intentos contemporáneos para determinar las fuerzas del paradigma con el cual fueron finalmente resueltos. Pero en su
me::ánico-cuánticas que gobiernan las interacciones de los nucJcones forma más antigua eran innbordables_ Los que describían las aUac·
caen precisamente en esta misma categoda, la articulación del pa- dones y repulsiones eléctricas en términos de efluvios trataron de
radigma. medir las fuerzas resultantes colocando un disco cargado a una dis~
Este género de problemas no es la única-tarea que un paradigma tancia medida ·por debajo del platillo de una balanza. En estas cir-
piantea a la comWlidad que lo adopta. Siempre hay muchos campos cunstancias, no obtuvieron resultados coherentes o interpretables.
en los que se presume que un paradigma funciona, pero a los que El requisito para el éXito result6 ser un paradigma que redujo la
de hecho aún no ha sido aplicado. Esta aplicación del paradigma acción eléctrica a una acci6n a distancia, similar a la de la gravedad
a la naturaleza en esos otros campos a menudo tiene ocupados a entre partículas puntuales. Después de Franklin, los estudiosos de
muchos de los mayores talentos científicos de cualquier generación. la electricidad conciberon la acción eléctrica en esos términos, y
Los intentos del siglo XVIII dirigidos a elaborar una [coría new- de acuerdo con esa concepción Coulomb y Cavendish diseñaron sus
toniana de las cuerdas en vibración proporcionan un ejemplo signi- aparatos. Finalmente, en estos casos, y también en todos los otros,
ficativo de ello, y otro lo brinda la actual labor en una teoda mecá- se necesitó la adhesión a un paradigma sencillamente para propor·
nico-cuánuca de los sólidos. Además, siempre hay muchas tareas cionar una motivación adecuada. ¿Quién diseñaría y construiría como
fascinantes para hacer mejorar el ajuste entre un paradigma y la pIejos aparatos para fines especiales o quién 4edicaría meses a tratar
naturaleza en UD campo en el que ya se ha alcanzado al menos un de resolver una ecuación diferencial particular sin una firme garant!a
acuerdo limitado. Ejemplifica la labor te6rica en problemas como de que ese esfuerzo, de tener éxito, daría los frutos previstos?
éstos la investigación del siglo XVIII sobre las perturbaciones que Esta ref~encia al resultado previsto de un proyecto de inves-
hacen a los planetas desviarse de sus órbitas keplerianas, así como tigación apunta a la segunda característica notable de lo que llamo
la elaboración de la tcoría del siglo xx de los espectros de átomos investigación normal, o basAda en un paradigma. El científico ernpe-
y moléculas complejos. Por añadidura, acompaña a todos estos pro-
blemas y otros más la periódica reaparición de obstáculos instru- • La discusión realizada er este párnfo y el .iJUiente ha sido considerable-
mentales. Fue. menester inventar y construir un aparato especial para mente desarrollada en mi articulo (Kuhn, 1961).
94 ThcmlS S. K"hn 4. Los paradig/tllu aeotlfico,

óado en 8 no responde en absoluto a la imagen prevaleciente del avanza. En estas circunstancias. ¿cabe sorprenderse de que los cien·
científico como explorador o como inventor de nuevas teodas que tíficos 'se resistan al cambjo de paradigma? Lo que defienden, a fin
permiten predicciones sorprendentes e inesperadas. Por el contrario, . de cuentlls. no es nada mlls ni nada menos que su modo de vida
en todos los problemas mencionados se sabía todo de antemano, profesional. .
excepto los detalles del resultado. NinSún científica que aceptase
el paradigma de Franldin podía dudar de que habra una ley de atraco
ci6n entre pequeñas pardculas de electricidad, y podían suponer Ahora debe ser evidente una importante ventaja de lo que co-
razonablemente que tendría una forma algebraica simple. Algunos mencé llamando el dogmatismo cienúfico. Como 10 revela hasta
de ellos hasta conjeturaban que sería una ley de la proporcionalidad una rápida ojeada 1 cualquier historia natural baconiana o un exa·
inversa al cuadrado de la distancia. Tampoco dudaban los astr6no- men panorámico del desarrollo preparadigmático de cualquier cien·
mos y los Hsicos newtoniaoos de que finalmente seda posible dedu- cia, la naturaleza es demasiado compleja para ser explorada al azar;
cir de la ley del movimiento y la gravitación de Newton Jos movi· aun aproximadamente. Algo debe decirle al cientí!ico hacia dónde
mientos observados de la Luna y los planetas, aunque durante más mirar y qué buscar. y ese algo, aunque no perdure más allá de su
de un siglo la complejidad de la matemitica necesaria para ello im- generaci6n. es el paradigma que le ha proporcionado su educación
pidi6 obtener uniformemente un acuerdo satisfactorio entre la teoda como científico. Dado este paradigma y la necesaria confianza en él.
y l. observaci6n. En todos estos problemas, como en la mayorÚl el científico deja en gran medida de se.:: un explorador. o al menos
de los otros que abordan los ciendfic~, la tllrea no es descubrir lo un explorador de lo desconocido. En cambio. trata de articular y
desconocido, sino obtener lo conocido. Su fascinaci6n no reside en concretar lo conocido. y para esta tarea diseña muchos aparatos para
10 que pued~ esperarse que el éxito permita descubrir, sino en la fines especiales y concibe muchas adaptaciones de la teoría a fines
dificultad ·para lograr el &.ito, sencillamente. En lugar de aseme- especiales. Obtiene su placer de esos mismos enigmas de diseñv y de
jarse a la exploración, 1. investigaci6n normal se parece a armar adaptaci6n. A menos que sea extraordinariamente afortunado, su
un rompecabezas cuya forma acabada se conoce desde el comienzo. reputaci6n dependerá de su éxito con ellos. Inevitapiemente. lo,
Estas son las características de la investigación normal en las empresa a la que se incorpora se carac:eriza. en .cualquier momento,'
que )'0 pensaba cuando, al comienzo de este ensayo, describí al por tener una- visión drásticamente restringida. Pero dentro de la
hombre empeñado· en ella como una persona dedicada a resolver región en la cual se enfoca la visión, el continuo esfuerzo de ajustar
·problemas, como el jugador de ajedrez. El paradigma que ha adqui. los paradigmlls a la naturaleza da como resultado un conocimiento
rido mediante su preparaci6n previa le proporciona las reglas del y una comprensión de detaUes esoté.."Ícos que no podrían haberse
juego, describe las piezas con las que debe jugar e indica la natura· logrado de ningún otro modo. Desde Cop~rnico y el problema de
lea del resultado requerido. Su tarea es manipular esas piezas según la precesión hasta Einstein y el efecto fotoeléctrico, el progreso de la
las reglas, de tal modo que obtenga el resultado requerido. Si fro· ciencia ha dependido una y otra vez de ese esoterismo. Una grao·
casa, como les ocurre a la mayoría de los cienúficos al menos en virtud de la adhesión a paradigmas es que da libertad a los cien-
sus primeros intentos de resolver un problema determinado, este tíficos para dedicarse a enigmas minúsculos.
fracaso s6lo habla de su falta de habilidad.· No puede poner en teJa Sin embargo, esta imagen de la investigaci6n científica como
de juicio las reglas que su paradigma le ha proporcionado, pues sin soluci6n de problemas o ajuste de paradigmas es, al menos, muy
esas· reglas no habda habido ningún enigma con el cual luchar, en incompleta. Aunque el científico pueda no ser un explorador, lo!
primer término. No es de extrañarse, pues, de que los problemas científicos descubren continuamente :ipos nuevos e inesperados de
(o enigmas) que la persona dedicada a una ciencia madura normal· fenómenos. Asimismo, aunque el cie:ltffico normalmente no tiende
mente aborda presuponen una profunda adhesión I un paradigqla. a inventar nuevos tipos de teorías básicas. tales teorías han surgido
y es afortunado el hecho de que no se renuncie a esta adhesión a la repetidament~ en la práctica continua de la investigación. Pero
ligera. La experiencia muestra que, en asi. todos los casos, l()s es- ninguno de estos tipos dé innovaciones 3Farecerfa si la :!rr:presa que
fuerzos reiterados -del individuo o del grupo prolesiona1- final· he Uamado la ciencia normal siempre tuviese ~xho. De hecho, el
mente logran una soluci6n dentro del paradigma hllSta para los pro- bombre dedicado a la soluci6n de prcole:nas =nuy a me~u¿o se resim
blemas mis difíciles. Este es uno de los modos como la ciencia a la novedad sustantiva, y ello por buenas razones. Pllra él, es un
96' Thomas S. Kuhn. <l. Los "paradilmu cicntlficos 97
cambio en las re'gtas del juego, y todo cambia de reglas es intrín- Examinemos primero el aso de los descubrimientos. Muchos
secamente subV'ersivo. Este elemento subversivo, desde luego, es de ellos, como la ley de Coulomb O un nuevo elemento que ocupa
muy evidente en las grandes innovaciones teóricas, como las aso- un lugar vado en la tabla peri6dica, no presentan ningún problema.
ciadas a los nombres de Copérnico, Lavoisier o Einstein. Pero el No fueron UIll:evos tipos de fen6menos», sino descubrimientos pre·
descubrimiento de un fenómeno no previsto puede tener los mismos vistos por un paradigma y logrados por personas expertas en la
efectos destructivos, aunque habitualmente en un grupo menor y por solución de problemas: este género de descubrimiento es un pro·
un tiempo más breve. Una vez que realizó sus primeros experimen, dueto natural de lo que he llamado ciencia normal. Pero no todos
tos complementarios, la pantalla fluorescente de Rontgen demostró los descubrimientos son de esta especie: muchos no podían haber
que el equipo de rayos catódicos común se comportaba de maneras sido previstos por ninguna extrapolaci6n a partir de lo conocido;
que nadie habla previsto. Había U..la variable imprevista que 'debía en cierto sentido, fueron he~hos «por accidente». Por otro lado, el
ser controlada; las investigaciones anteriores, ya en vías de conver· accidente por el cual surgieron no podía haberle ocurrido, común·
tirse en paradigmas, debían ser recvaluadas; algunos viejos enigmas mente, a un observador casual. En las ciencias maduras, un descu-
debían ser resueltos de nuevo con un conjunto un poco diferente brimiento requiere mucho equipo especial, tanto conceptual como
de reglas. Hasta un descubrimiento tan fácilmente asimilable· como instrumental, y ~te invariablemente ha sido creado y utilizado para
el de los rayos X puede violar un paradigma que anteriormente ha la solución de los enigmas de la investigación normal. El descubri·
guiado la investigación. Se sigue de esto que, si la actividad de solu· mi~nto se produce cuando este equipo deja de funcionar como debe.
ción de problemas normal siempre tuviera éxito, el desarrollo de Ade"más, puesto que algún género de fracaso, al menos temporario,
la ciencia no llevaría a innovaciones fundamentales. se produce en casi todo proyecto de investigación, el descubrimiento
Pero, por supuesto, no siempre la ciencia normal tiene éxito, tiene lugar solamente cuando el fracaso es particularmente repetido
y al reconocer este hecho nos encontramos con 10 que considero o sorprendente, y s610 cuando parece poner obstáculos a las creen·
como la segunda gran ventaja de la investigaci6n basada en para- ciasy procecfimientos aceptados. As!, los paradigmas establecidos
digmas. A diferencia de muchos de los primeros estudiosos de la son" doblemente necesarios "para que haya descubrimientos. Sin ellos,
electricidad, el científico actual de una ciencia madura sabe con el proyecto extraviado no habría sido emprendido. Y aunque el
considerable precisión qué tipo de resultado debe obtener de su proyecto se haya extraviado, como les ocurre_ a la mayoda durante
investigación. A consecuencia de esto, se halla en una posici6n par· un tiempo, el paradigma puede ayudar a determinar si merece la
ticularmente favorable parla reconocer .c~~nc;lo .t~D. probJc;t!la de i~v,~' pena seguir la investigaci6n del fraoso. La respuesta habitual y
tigación ha ido por mal camino. Tal vez se encuenue, como Galvani apropiada a un fracaso en la soluci6n de problemas es atribuirlo
ó Rantgen, con un efecto que sabe que no debe ocurrir. O quizá, a la propia incapacidad o • los instrumentos, y pasar a otro pro-
como Copérnico, Plana o Einstein, llegue a la conclusión de que blema. Para no perder el tiempo, el cient!fico debe ser capaz de
los reiterados fracasos de sus predecesores en la aplicación de un distinguir la anomalía esencial del mero fracaso.
paradigma a la naturaleza es una prueba presuntiva de la necesidad Este esquema -el descubrimjen~o, por una anomalía, que pone
de cambiar las reglas según las cuales debe buscarse una adecuación, en tela de juicio las técnicas y las creencias establecidas- se ha
O' quizá, como Franklin o Lavoisier, decida, después de repetidos repetido una y otra vez en el curso del desarrollo científico. Newton
intentos, que no es posible articular ninguna teoría existente para descubrió la composici6n de la lw: blanca cuando no pudo recon-
explicar algún efecto descubierto recientemente. De todas estas ma- ciliar la dispersión medida con la predicha por la ley de la refracción
neras, y de otras además, la práctica de la ciencia normaL.en la de Snell, recientemente descubierta (véase Kuhn, 1958, pp. 27-45).
solución de problemas puede conducir, e mevitablemente conduce, Se descubri6 la batería eléctrica cuando lo! detectores existentes
a la identificación y el reconocÜIlienco de las anomaUas,. Este reco- de cargas estáticas no se comportaron como el paradigma de Fran-
nocimiento, crco, es un requisitó para casi codos los descubrimientos klin decía que debían hacerlo (véase Galvani, 1954, pp. 27-29).
de nuevos tipos de fenómenos y para todas las innovaciones funda- El planeta Neptuno fue descubierto por el intento de explicar las
mentales en la tea na científica. Después de obtener un primer para- anomallas reconocidas en la 6rbita de Urano (véase Armitage, 1950,
digma. un fracaso de las reglas del juego preestablecido es el pre- páginas 111-115). El elemento doro y el compuesto de monQxido
ludio habitual a una innovación científica importante. de carbono aparecieron en los intentos para reconciliar la nueva quío
98 lhomu S. Kuhn 4. Los Pllradigm •• cientUico. 99

mica de Lavoisier con las observaciones de laboratorio '. Los llama. efcctuadn unR experimentaci6n m's al azar en el 4mbito de las difi·
dos gases nobles fueron producto de una larga sede de investiga. cultades. con la esperanza de descubrir algún efecto que sugiera
ciones iniciadas a causa de una anomalIa pequeña, pero persistente, en una manera de enderezar las cosas. Sostengo que s610 en circuns·
la densidad medida del nitr6geno atmosférico (véase Ramsay, 1896, tancias como éstu se inventa y se acepta una innovación funda·
capítulos 4 y 5). El electrón fue postulado para explicar ciertas mental en la teorfa científica.
propiedades an6malas de la conducción eléctrica eh los gases, y el El estado de la astronomía ptolomeica. por ejemplo, era un es-
spin para explicar otros tipos de anomallas observadas en los cspec· dndalo reconocido antes de que Copérnko propusiera un cambio
tros atómicos (véanse Thomson, 19.37, pp. 325-371; Chalmers, básico en la teoda astronómica, y el prefacio en el que Copérnico
1949, pp. 187-217; Ritchmeyer, Kennard y Laudtsen, 1955, pági. expone las razones de la innovación brinda una descripción clásica
na 212). El neutron y d neutrino brindan otros ejemplos, y la lista del estado de crisis (véase Kuhn, 1957, pp. 1.33-140). Las contri·
podría extenderse casi indefinidamente (véanse Ritchmeyer, Ken· buciones de Galileo al estudio del movimiento partieron de dificul·
nard y Lauritsen, 1955, pp. 466·470, Y R. D. Rusk, 1958, pigi- tades reconocidas de la teorla medieval. y Newton reconcili6 la
nas 328-330). En las ciencias maduras se descubren novedades ines- meéánica de Galileo con la astronomía copcmiCllna u. La nueva
peradas principalmente aiando. hay algo qúC; .anda ·mal. qulmica de Lavoisier fue d producto de las anomalías creadas con-
Pero si la anomalla es importante en la preparac1ón del camino juntamente por la proliferación de nuevos gases y los primeros estu·
hacia nuevos descubrimientos, desempeña un papel aún mayor en dios sistemáticos sobre las relaciones de los pesos 11. La teorla ondu·
la invención de nuevas teedas. Contrariamente a una creencia pre- 1atoria de la luz fue elaborad. en medio de una creciente preocupación
valeciente, aunque en modo alguno universal, las nuevlls teerIas no por l. anomaUas en la relación de los efectos de difracción y polari.
se inventan para explicar observaciones que no hayan sido en gen· zación con la teoda corpuscular de Newton (veanse Whittaker,
dradas anteriormente por la teorla. En casi todo momento del des· 1951·1953, vol. 2, pp. 94.109; Whewell, 1847. vol. 2, pp. 213·217,
arrollo d~ una ciencia avanzada, todos los hechos cuya relevancia Y Kuhn, 1961, p. 181 n.). La termodin¡{mica, que luego llegó a
se admite parecen adecuarse bien a la teoría existente o en vías de parecer una superestructura para las ciencias existentes, sólo se afir·
adecuación. Hacer que se ajusten mejor a ella proporciona muchos
meS al precio de rechazar la teoda del cafórico, anteriormente para"
digm¡{tica 1'. La mecánica cu¡{ntica naci6 de una serie de dificultades
de los problemas comunes de 1s ciencia normal. Y casi siempre los
cienúficos dedicados-a ellos logran resolverlos. Pero no siempre lo
logran, y cuando fracasan repetidamente y en número creciente, su ,concernientes a la radiación dd cuerpo negro, el calor específico
sector de la comunidad cienúfica entra en lo que en otra parte he .y defecto EotoeJectrico (vÚDse Ritchmeyer y otros, pp. 89·94',
namado una «crisis». Al reconocer que hay algo fundamentalmente 124·1)2 Y 409-414¡ Holton, 1953, pp. '28-'45). Nuevamente, po-
erróneo en la teoría sobre la cual basaban su. labor, los cienúficos dría extenderse la lista, pero el punto ya es suficientemente claro.
tratarán de efectuar articulaciones de l. teoría mú fundamentales Las nuevas teorlu surgen de la labor conducida bajo la égida de las
que l.s que eraD admis.ibles antes. (Es característico d hecho de viejas, y s610 aparecen cuando se ha observado que algo no es como
que, en tiempos de crisis,. encontramos numerosas versiones dife· debiera. Su preludio es la anomalía ampliamente reconocida, y cSte
rentes de la teo~ paradigmática 10.) Simultáneamente, a menudo
COQ d difundido juicio de que btl es una dcsc:ripci6n muy tendenciosa de la
• Sobre el cloro, v~se M.eyer (1891, pp. 224-7). Sobre el monóxido de génesis de la teoda de la relatividad, pero contiene los detalles necesarios pira
carbono, yáJe Kopp (1845, pp. 294~). destacar d punto que aqu( me interesa.)
10 Un ejemplo Clísieo (VHIC Kuhn. 1957, pp. 03-<10) es lI proliferación 11 Sobre Galileo, véue Koyré (1939); sobre Ncwton, vb.5e Kuhn (19'-¡,
de siSlema uuon6micos ¡eoc~ntriCOl en lo. año. anteriores a la reforma helio- pdginu 228-60 y 289·91).
dntr1ca de. 'Copúnleo. Otro (vHse PartingtOn y Mc:ICie, 1937, 19)8 ., 1939) 12 Sobre la prolifCBci6n de gases, vbJe Parcington (1948, cap. 6); sobre
es 1I multipUcidad de cteorlas del Oogis~, elaborada. en respuesta I 11 creen· el plp:l de la rdacioQ~ de peso. véase Gucrlac: (19'9).
cil seneral de que siempre se pna peso en lI combustión y al descubrimiento I~ 5e hallad una descripción general de los com.icnZOJ de la termodinámica
experimental de muchos nuevGI gases &:s¡,ub de. 1760. La mlsml proliferación (con mucha bibliografla sobre d tema) en Kuhn, 19'9b. Con respecte a !os
de versiones de tcoda aceptada se produjo en l. :nccÁnica y el electromlgne- problemu espcciaics que planteaba a JOl tcórn:os dd calórico la corm:rvación
tismo en la dos d6:ada. Interiores a 1I teorll especial ele 11 relltividad de de Ja energía, I~nse los an[c:ulos de Camo! .m 'citados en n. 2, y también
Einstein. (Véase Whittakcr, 1911.'-', vol. 1, cap. 12, y vol. 2, cap. 2. Coincido Thompson (1910, ClIp. 6).
100 lñomls S. Kuhn 4. Los puaclillDIJ cimtUicos 101

reconocimiento s610 puede hacerlo un grupo que sabe muy bien qué Cehen, I. B. (1941) (rcc.:), Benjllmin Frllnllin's E:xperimenll:. A NeUl Edition
significada enderezar las cosas. 01 Frllnllin's Experimenll _lid ObstrlJtllionl on Eledricily, Cambridge,
MISSlChllSClS•
.Cohcn, I.·B. (19'2), .Onhodoxy and sdentific progresu, Procwlin" 01 tbe
Ameri~_n PbiJolopbiCIII Soci,,.,, vol. 96, pp. '0'"12.
Limitaciones de espacio y de tiempo me obligan a detenerme
Cehen, l. B. (1956), FrlUiJ:lilJ VId NeUlton: An lnl/ui" into SpeeullltiPI Nno-
en este punto, por lo que mi argumentaci6n sobre el dogmatismo tonuJn E:xptrimen,IIl Seienee IInd Fftl1lllin's W DTk in 'Eleetrieity liS IIn
debe ser esquemática. Ni siquiera intentaré oqu{ considerar Ja es- &1In1ple Tbtreol, Huvard University Press. .
tructura fina que el desarrollo científico exhibe en todo tiempo. Dclambre, ]. H. B. (1816) (p. )5) élo¡e, M¿moim de ... ¡'Institut ... , an-
Pero hay otra calificación más positiva de mi tesis, y que requiere nét 1812, pI. 2, p. <16.
un comentario final. Aunque la investigación de éxito exige una DCSAgulicrs, ]. T. (1741) (p. )56), .Some char¡ed bodies will amaCI elch
profunda adhesi6n al stattl quo, la innovación sigue estando :n el olher., Phi[olophiclll Tranldetionl, núm. 42, pp. _140-)._ ...... .
corazón de la empresa. Los científicos son p,~pa"ldos para actuar Du r-ay (1735" .De J'lmacrion et repulsion des corps eleetriquc:s», Mlmoim
como personas dedicadas a resolver problemas a partir de reglas Je ... 1'&IIJimie... Je l'II,",le 17)). Pam, pp. 457-760.
establecidas, pero tnmbién se les enseña a considerarse como explo- Galvani, L. (l9~), ÚJmm,nluy' on Ibe EII"II 01 Eltelridty on MUICultr,
MOlion. trad. de M. G. FoIcy (notu e iotrod. de I. B. Coben), No-.Jk,
radores e inventores que no conocen más reglas que las dictadas Connccticut.
por la naturaleza misma. El resultado es una tensión, que está en Gucrlac, H. (1959), .The orilin oE uvoisier's work on combuslion», Archi·
parte en el individuo y en parte en la comunidlld, entre las habili- Vf!1 illttrnlllio"IIÚ' tJ'his/oi" d,s sci,ne". núm. I2, pp. 1l)·}5.
dades profesionales de un lado y la ideología profesional del otro. Holton, G. (195), InlroJuetion to Cone,pll IInd Theoritl in PbysiclII Scienct.
Casi ciertamente, esta tensi6n y la capacidad para soportarla son Addison· VI es1ey.
importnntc;s para el éxito de la ciencia. En la medida en que he Kopp, H. (1945), Ct,ehicbte Je, Chimie. Braunschwei¡;.
considerlféfo exclusivamente la dependencia de la invesrigaci6n con Koyré. A. (19)9', E/ud" G.J¡nl,nts () voJs.), Pub.
respecto a la tradición, mi examen es inevitnblemente unilateral. Hay' Kuhn, T. S. (19'7), The Coperniclln Rtuolution: Pllllltluy Astrono"" in ,he
mucho más que decir sobre este tema. DellClop,.,tnl 01 Weslern Tbou,bt. Harvard Univenil1 Pre:ss.
Pero ser ul)ilateral no es necesariamente estar equivocado. y Kuhn, T. S. (19'8), .NewtOn'. Optical Plpcrs-, en l. B. Cohen (ree.), I~lIe
quizá sea u!l preliminar esencial para un examen más penetrante de NtWIOn's Paptrl & úUerl on N.tu,aJ PbilosOph,. Cambridge, Mus.
los requisitos para una vida cienúfica de bito. A casi nadie, o tal Kuhn, T. S. (1959&), .!he essauial tension: uadition and iMovation in scien·
lificrcscarth., en C. W. Tlylor (ree.), Th, Th;rd (1959) Un;umíl1 01
vez a nadie en absoluto, es menesrer decirle que la vitalidad de la Ut.h ConltrttrCt on the U,nlilic.t;on 01 Crelltiut: Sei,"tilie TIIlent, Sal!
ciencia depende de la continuación de innovaciones ocasionales que 'ulce CilY.
sacuden la tradici6n. Pero Ja dependencia, aparentemente contraria, Kuhn, T. S. (1"9b), .EnerlD' C'OnServltion u In exc:mple oE simultaneous
que tiene la investigación de una profunda adhesión a herramientas disc:overy., ea M. Clag¡et (rec.), Criliclll Proble"" in Ihe Hislory 01 Scienet,
y creencia.s establecidas recibe una mfnima atención. Insto a. que p'ginu 321·56, Madison.
se le. preste más atención. Hasta que no se lo haga, algunas de las Kuhn, T. S. (1961), .The Eunction oE meuurement in modcrn physical sciencc:»,
más sorprendentes características de la educación y el desarrollo Isis, núm. 12, pp. 161.91.
cientlficos serán extraordinariamente dllfciles de comprender. Kuhn, T. S. (1962), Th, Slruet"" .01 Scientilie RellOlutionl, University of
ChiaIO Prea.
MlSOn, S. F: (1956), Mili" CII"nllI 01 Sei,nlilie Tbou,bl, Nueva York. (Edi·
ción revisada, 1966, con el dru10 de HislOl'7 o/ tb, Seitnctl. Colliers
Obras de referencia MacmiDan.)
Meycr, E. von (1891), A Hislory o/ Cb,..isu, l,tIIII tbt "&rl;'11 TUn" lo tbt
Armiuse. A. (l9~), A C,nl." 01 &"""0"", Sampson Low. PrtS,nl Dr,. traci. de G. ~ Loodra.
Blrber, N. (1961),·· cResistance by sacntists to scientiflc discovcry., S,itn't, Nccdham, H. }. T. (1746), Repon of Lcmonicc'l invc:stiptiona, PhilosophieJ
número 84, pp. -"6-602. . TNlrs«tionl, nÚID. 94, p. 2<47.
Chalmers. T. VI• .(1949),-Hisl",it R..iureb", o.pms ;. Ih, Hisl"" o/.p~· Plnin,mn, J. 1. (1948), A SlJOI'l HitlOt1 01 Cbelllillr¡¡ 1.oncIres; 2." ed. '(pro-
siul _"tI CbUlfiul Di#ofltr7. Morpn BroI.. Loadra. bablemente MacmlDan).
102 Thomas S. K'Jhn

Partington, ]. R., Y McKic, D. (19.37, 1938, 1939), «Historica1 studics oE the


ph1o¡is.ton theory-, Annllls 01 Sci~nct, vols. 2, ,) Y 4.
Pl.nclt, M. (1948), Wisstnschlllllicht Stlbslbiogrllphit, Lcipzig.
Pol.nyi, M. (1951), The Lo,íc 01 Ubtr/y, Rouuedge & Kegan Paut.
Po1.anyi, M. (1958), Pmontd Knowlttlgt, Universiry oE Chic:ago Press.
Ramsay, W. (1896), Tbe G41tS 01 Ibt Atmolphtr~: Iht His/ory ol/htir Disco-
UeT1, M.aniLlan.
Richtmeyer, F. K., y otros (1953), Introduc/ion lo ConCtpll IInJ Thtor;es in
Plr¡siC41 Scienee, Cambrid¡e, Man.
Ric:bmJeyer, F. K.; KennaM, E. H., Y Lauritscn, T. (1955), In/rodlle/ion lo
MoJ~rn Ph,sics, McGraw.Hill, 5." ed.
RoUer, D., y RoDer, D. H. D. (l9~). The DtlJelopmen/ o/ /ht Coneept 01
Elte/ríe Cbtuge: Eleelrici/y Irom tbt Grt~lts lo Coulomb, Harvud Case
Histories in .Expcrimcotal Science, núm. 8, HarvlM Uníversiry Pren.
Rusk, R. D. (1958), IntroJlI&lioll lo Atomie III/(J N"cú", Physies, Applcton
Ccaauy Crofts. .
'Thompson, S. P. (1910), Tb~ 1.i/~ 01 'WiU;llm Tbomson, JUron Xtlvill 01 ÚTgl,
2 vols, MecmiUm.
Tbomsoa, 1. 1. (1937), R«oIltClionl Ilnd &fl«tions, Ben.
Whewdl, VI. (18417), Hislory ol/bt Intluc/;lIe Se;tneu, P.rlcer, cd. In.
Vlhiaakcr, E. T. (1"1."), HiJ/of1 01 Ihe TbtOritl 01 Atlh~ .ntl Eltet";'
dIJ. NeJson; 2." cd.

Potrebbero piacerti anche