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adolescentes. Representa un riesgo por sí mismo y por los problemas asociados que
plantea, como, por ejemplo, accidentes de tráfico, sexo sin protección, violencia, dificultades
académicas y adicción en la vida adulta.
Los adolescentes que presentan episodios repetidos de consumo excesivo tienen más
riesgo de tener problemas con el alcohol durante la juventud y cuando sean adultos.
Este es el 31.o informe del Cirujano General de los EE. UU. relacionado con el tabaco publicado desde
1964. Este documento describe la epidemia de tabaquismo en los jóvenes entre los 12 y 17 años y los adultos
jóvenes entre los 18 y 25 años de edad; incluye información epidemiológica, las causas, los efectos del
consumo de tabaco en la salud y las intervenciones para la prevención de eficacia comprada. La evidencia
científica que contiene el informe confirma la siguiente información:
Hemos avanzado en la reducción del tabaquismo entre los jóvenes; sin embargo, todavía demasiados jóvenes
consumen tabaco. En la actualidad, más de 600,000 estudiantes de escuela secundaria media y 3 millones de
secundaria fuman cigarrillos. Las tasas de reducción del consumo de cigarrillos han disminuido su ritmo en la
última década y las tasas de disminución del consumo de tabaco sin humo se han estancado completamente.
Todos los días, mueren más de 1,200 personas en este país debido al tabaquismo. Por cada una de
esas muertes, al menos dos jóvenes o adultos jóvenes se convierten en fumadores habituales cada día.
Casi el 90% de esos nuevos fumadores fuman su primer cigarrillo antes de los 18 años de edad.
Hoy en día podría haber 3 millones menos de fumadores jóvenes si el éxito obtenido entre 1997 y el
2003 en la reducción del tabaquismo en la juventud se hubiese mantenido.
Las tasas de consumo de tabaco sin humo no han seguido disminuyendo, y parecen estar aumentando
en ciertos grupos.
Los cigarros, en particular los de tamaño similar a los cigarrillos, son populares entre los jóvenes. Uno
de cada cinco estudiantes varones de secundaria fuma cigarros y el consumo de estos parece estar
aumentando en otros grupos.
El consumo de diversos productos del tabaco, como los cigarrillos, los cigarros y el tabaco sin humo, es
frecuente entre los jóvenes.
Los esfuerzos de prevención también se deben concentrar en los adultos jóvenes de 18 a 25 años de
edad. Casi ninguna persona empieza a fumar después de los 25 años. Cerca de 9 de cada 10
fumadores empezaron a fumar antes de los 18 años y el 99% lo hizo antes de cumplir los 26. El paso
del consumo de tabaco ocasional al consumo diario casi siempre ocurre antes de los 26 años de edad.
El tabaquismo en los jóvenes y adultos jóvenes causa daños inmediatos y a largo plazo. Uno de los efectos en
la salud más graves es la adicción a la nicotina, la cual prolonga el tabaquismo y puede llevar a consecuencias
graves en la salud. Mientras menos edad tengan los jóvenes al empezar a consumir tabaco, tendrán mayor
probabilidad de volverse adictos al tabaco.
En la mayoría de los fumadores jóvenes se observan daños cardiovasculares tempranos y quienes son
más sensibles a los efectos mueren muy jóvenes.
Fumar reduce el funcionamiento pulmonar y retarda el desarrollo pulmonar. Los adolescentes que
fuman no solo tienen dificultad para respirar en la actualidad, sino que llegarán a adultos con pulmones
que no se habrán desarrollado ni alcanzado su capacidad total. Ese daño es permanente y aumenta el
riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Los jóvenes son sensibles a la nicotina y pueden crear dependencia más temprano que los adultos.
Debido a la adicción a la nicotina, unos tres de cada cuatro adolescentes fumadores continúan fumando
en la adultez, aunque traten de dejar de fumar después de unos pocos años.
Entre los jóvenes que siguen fumando, un tercio morirá prematuramente por el tabaquismo.
Los jóvenes son vulnerables a las influencias sociales y ambientales para que consuman tabaco y están
expuestos constantemente a mensajes e imágenes que hacen el consumo de tabaco atractivo para ellos.
Los jóvenes quieren ser aceptados por sus compañeros. Las imágenes de la publicidad del tabaco
hacen que el consumo de tabaco se vea como algo atractivo para este grupo de edad.
Los jóvenes y adultos jóvenes observan a personas que fuman en su círculo social, en las películas que
ven, en los videos que juegan, en los sitios de internet que frecuentan y en las comunidades en que
viven. Con frecuencia fumar se muestra como una norma social y los jóvenes expuestos a esas
imágenes tienen más probabilidad de fumar.
Los jóvenes se identifican con compañeros que ven como líderes sociales y pueden imitar su
comportamiento; aquellos que tienen amigos o hermanos que fuman tienen más probabilidad de fumar.
Los jóvenes expuestos a imágenes de personas fumando en la pantalla tienen más probabilidad de
fumar. Los que tienen más exposición a películas en las que se fuma tienen casi el doble de
probabilidad de empezar a fumar que los que tienen menos exposición. Las imágenes de personas
fumando en las películas han disminuido en la última década; sin embargo, en el 2010 casi un tercio de
las películas más taquilleras dirigidas a niños, de clasificación G, PG o PG-13, contenía imágenes de
personas fumando.
Las compañías tabacaleras gastan más de un millón de dólares por hora en este país en la publicidad de sus
productos. Este informe concluye que la publicidad y las campañas promocionales del tabaco todavía atraen a
demasiados jóvenes para que empiecen a consumir tabaco.
La industria tabacalera alega que su publicidad solo fomenta la selección de marcas entre los
fumadores adultos. Independientemente de la intención, estas estrategias de mercadeo fomentan el
consumo de tabaco entre los jóvenes menores de edad. Casi 9 de cada 10 fumadores empiezan a
fumar antes de los 18 años y más del 80% de los fumadores menores de edad seleccionan la marca
entre las tres que tienen mayor publicidad.
Mientras más expuestas estén las personas jóvenes a la publicidad y las actividades promocionales de
los cigarrillos, tendrán mayor probabilidad de fumar.
El informe indica que el amplio uso de promociones con reducción de precios ha llevado a tasas más
altas de consumo de tabaco entre los jóvenes, lo que no ocurriría si no existieran esas promociones.
Muchos de los productos del tabaco en el mercado atraen a los jóvenes. Algunos cigarros de tamaño
similar a los cigarrillos contienen sabores de caramelos y frutas, como fresa y uva.
Muchos de los novedosos productos de tabaco sin humo no requieren escupirlo y otros se deshacen en
la boca como las mentas; entre estos productos están el "snus", un tipo de tabaco de mascar seco que
viene en una bolsita parecida a las de té, así como pastillas para chupar y tiritas que se disuelven en la
boca. Estos productos son atractivos para los jóvenes, en parte porque se pueden usar sin que los
detecten en la escuela u otros lugares en que está prohibido fumar. Sin embargo, estos productos
causan y mantienen la adicción a la nicotina, y la mayoría de los jóvenes que los usan también fuman
cigarrillos.
Mediante la publicidad y las actividades promocionales, los empaques y los diseños de producto, la
industria tabacalera fomenta el mito de que fumar mantiene delgadas a las personas. Este mensaje es
particularmente atractivo para las jóvenes. Pero es mentira: los adolescentes fumadores no son más
delgados que los no fumadores.
Los programas integrales, sostenibles y de componentes múltiples pueden reducir a la mitad el tabaquismo en
los jóvenes en 6 años.
La prevención es de suma importancia. Los programas eficaces con componentes múltiples previenen
que los jóvenes empiecen a consumir tabaco en primer lugar y su costo es más que justificado por las
vidas que salvan y el dinero que se ahorra en atención médica.
Entre las estrategias que componen los programas integrales de control del tabaquismo que son
eficaces están: campañas masivas en los medios de comunicación, precios más altos para los
productos del tabaco, leyes y políticas antitabaco, programas escolares basados en evidencia y
esfuerzos sostenibles de amplio alcance en la comunidad.
Los programas integrales de control del tabaquismo son más eficaces si su financiamiento se mantiene
a los niveles recomendados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
1. Proporcionar información
Como en cualquier otro tipo de campaña de concienciación, el primer paso y
posiblemente el más importante es el de proporcionar información a los
jóvenes acerca del tabaquismo.
Es obvio que toda la población, independientemente de la edad, es consciente
de que fumar comporta un gran número de consecuencias negativas para la
salud de la persona. Sin embargo, parece que el solo hecho de saberlo no es
suficiente.
Teniendo en cuenta esto, es de suma importancia facilitar y proveer a la
población más joven sobre los efectos y secuelas reales del tabaquismo,
incluyendo las enfermedades que este puede ocasionar, los efectos en el
deterioro físico y mental, y los porcentajes de muertes que existen por causas
relacionadas con el tabaquismo.
2. Psicoeducar
Otra de las medidas que es necesario adoptar es la de suministrar
información sobre los efectos psicológicos del consumo de cigarrillos.
Dado que los efectos perjudiciales del tabaco suelen aparecer a medio-largo
plazo, una persona joven puede comenzar a fumar con la ilusión de dejarlo
antes de que estos efectos aparezcan. Por lo tanto, es esencial informar sobre
el potencial adictivo de este, sobre como funcionan los mecanismos de
adicción y sobre las consecuencias a corto plazo de comenzar a fumar o de
hacerlo de forma habitual.
4. Incentivar el razonamiento
Esta medida consiste en permitir a los más jóvenes desarrollar un
razonamiento crítico acerca del tabaco, dejando que, tras proporcionarles
una información objetiva, emitan sus propios juicios y valoraciones en torno al
tabaquismo.