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Winks. Historia de las relaciones internacionales. Tomo I y II.

Los griegos y los romanos. (Capítulo 2 y 3).

Los griegos. Un pueblo racionalista, curioso con lo que sucedía en su entorno y ansiosos por adquirir nuevos
conocimientos y utilizarlos para modificar su condición. Reflexivos y cuestionadores de la condición humana,
interesados en lo nuevo, respetando lo antiguo. Creían en sus dioses con intensidad. Aceptaban el mundo de lo real,
bueno o malo, y se esforzaban por entenderlo mediante la ciencia y la religión. El terreno montañoso tuvo el efecto
de aislar a los griegos entre sí, lo que hizo que las comunidades tendieran a seguir sus caminos por separados y
desarrollaran su propia forma de vida.
Son el primer pueblo con el que nos podemos identificar, al comprender sus motivaciones, y en virtud de su arte.
Desde el punto de vista político, podemos pensar en ellos como los padres de la democracia –del gobierno por y a
través del pueblo–. En diferentes épocas y lugares, también encontraron que el mejor gobierno era la oligarquía, –el
gobierno por pocos–. Y en otros momentos, aceptaron la tiranía, –el gobierno absoluto por una sola persona–.

Los griegos antes de las guerras persas. Los griegos, y esto se puede observar en Pericles –el más célebre de los
caudillos de Atenas–, poseían una imagen utópica de lo que era Atenas, cuando ésta, en realidad, poseía prejuicios
en los tribunales, la riqueza no dejaba de ser un requisito importante para detentar un cargo público, y la ambición
política ardía intensamente y se buscaba de manera implacable.

Renacimiento después de la Edad Oscura, 850-650 a.C. Para ellos, esta edad comenzó a disiparse alrededor de 850
a.C., con el contacto renovado entre el continente y el Cercano Oriente. En Grecia continental, comenzaron a
aparecer objetos provenientes de Fenicia. El alfabeto fenicio, –se adoptó a la escritura–, junto con la alfarería son
testimonio de esto. Grecia recibía poemas homéricos, compuestos en principio en los asentamientos griegos jónicos
de Asia Menor.

La polis y la colonización. Para ellos, la unidad social y política cada vez más dominante fue la polis (plural, poleis),
cuya traducción aproximada es “ciudad estado”, aunque muchas eran demasiado pequeñas para considerarlas como
ciudades. Los “reyes” o caciques locales de los tiempos micénicos habían desaparecido, y los hombres más
destacados de cada comunidad comenzaron a formar consejos y otros grupos para el manejo de los asuntos públicos.
Por lo general, la comunidad poseía como centro una fortaleza construida sobre una colina, la “ciudad alta” o
acrópolis, y también poseía una plaza pública o lugar de reunión para asambleas, el ágora.
Los ricos controlaban los instrumentos de coerción y dominaban a los pobres que trabajan las tierras. Se formó una
clase media de agricultores, mercaderes y artesanos adinerados. El conflicto social en las clases era una condición
normal.
El poder en manos de una sola persona se convirtió en la forma característica de gobierno de las polis a partir del 650
aprox.
Se dio una expansión colonial en gran escala. Las polis de Asia Menor y Grecia continental enviaron expediciones
navales para establecer nuevos asentamientos en regiones no griegas, donde no había poder que se los impidiese.
Cada nueva colonia se convirtió en una polis, independiente de su ciudad madre, aunque ligada a ella por lazos
históricos y económicos, y por prácticas políticas/religiosas, similares. La sobrepoblación y las luchas internas en las
ciudades establecidas dieron impulso al movimiento colonizador.
Dicha colonización, –junto con la decadencia de Egipto y las conquistas asirias en Asia Occidental–, puso en marcha
un periodo de comercio mediterráneo enfocado a Grecia.
Zona sur de Grecia llamada Peloponeso, se conformó la polis de Esparta, gobernada por los descendientes de los
conquistadores dorios, que eran los únicos ciudadanos, –quizá conformaban el 10% de la población total–, llamados
homoioi, o “iguales”. La mayoría de la población pertenecía a la clase de los ilotas, –trabajadores agrícolas
pertenecientes al Estado, el cual los asignaba para trabajar en las tierras de los ciudadanos/homoioi–. Luego estaba
la clase libre llamada, periecos, los cuales no participaban en la política ni podían contraer matrimonio con los
espartanos. La constitución, que los espartanos atribuían a un legislador inspirado por los dioses –Licurgo– estipulaba
la existencia de dos reyes. El verdadero poder político quedo finalmente en manos de cinco supervisores que elegía
cada año una asamblea compuesta por los homoioi. Esparta era un Estado de cuarteles.

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Atenas a partir de 632 a.C. Dracón y Solón. Atenas no se convirtió en polis tan pronto como Esparta, sino que se
mantuvo como estado tribal aristocrático. Estaba dividida en cuatro tribus, las cuales tenían hermandades, –fratrías–,
o subdivisiones territoriales, –tritrias–. Dentro de cada, se hacía una distinción entre quienes eran dueños de sus
granjas y las trabajaban, –los clanes–, y los agremiados, que pertenecían a una asociación de mercaderes o
artesanos. Las tierras se heredaban dentro del clan y no podían salir de él. Los agremiados eran ciudadanos pero no
aristócratas.
A los tres arcontes (los cuales manejaban asuntos religiosos, civiles y militares), –dirigentes u hombres principales–,
se unió un consejo de seis arcontes que llevaban registros –funcionarios jurídicos–.
En 621 a.C., Dracón publicó el primer código legislativo ateniense, famoso por sus severos castigos, –las más duras
relacionadas con las deudas–.
En la década de 590, Solón –reformador–, liberó tanto a los miembros de los clanes como a los agremiados que
sufrían las penas –de perder su libertad al trabajar para otro en calidad de esclavo, y/o de estar obligado a trabajar
para otro por tiempo indefinido, ambos, por la bancarrota–. Además, canceló las deudas vigentes y publicó una
nueva constitución o código de derecho. Intentó mejorar la prosperidad poniendo énfasis en fomentar un nuevo y
animado comercio. Abrió los cargos de Estado más importantes a los hombres más ricos, sin importar su origen.
Introdujo un conjunto radical de compromisos. Entendía a lo que podríamos llamar “justicia social”. Su política
económica hizo rica a Atenas, aunque sus medidas institucionales no perduraron. Dio a los atenienses igualdad ante
la ley.

Pisístrato y Clístenes. Luego de lo realizado por Solón, pronto comenzaron de nuevo las luchas entre facciones. En
560 a.C., sus pleitos pusieron a Atenas en manos de un tirano, el cual era Pisístrato. Él y su hijo Hipias, dominaron
esta polis hasta 510 a.C. Este tirano, alcanzó el poder como caudillo de los pobres, por lo cual, les hizo préstamos,
emprendió un generoso programa de obras públicas con objeto de asegurar que hubiera trabajo para todos, subsidió
las artes e intensificó la magnificencia de las celebraciones religiosas de estado.
Para 508, Clístenes, ascendió al poder apoyado en promesas de reforma constitucional. Con base en una antigua
división territorial llamada deme, –área pequeña algo parecida a un barrio de una ciudad moderna–, como nueva
unidad política fundamental. Ordenó a todos los ciudadanos registrarse como votantes dentro de sus demes, con lo
cal, dio a los agremiados las mismas concesiones que a los miembros de los clanes.
Clístenes reagrupó los demes en tritias. Mediante un sorteo agrupó cada tres tritias en una “tribu” política. Había
diez de estas nuevas tribus políticas. Cada una de estas, artificiales, tenía miembros de cada una de las tres nuevas
divisiones territoriales, y de esta manera, se redujo la antigua influencia de las familias nobles. Clístenes inventó una
herramienta fundamental de la democracia: la división arbitraria en distritos electorales. Dio a los atenienses igual
ante la urna. Con grandes grupos rápidamente cambiantes de ciudadanos que recibían responsabilidades por corto
tiempo, casi cualquier ciudadano podía gozar la experiencia de participar en el gobierno en algún momento de su
existencia, –los ciudadanos seguían siendo hombres exclusivamente–. Introdujo un medio para mantener las
rivalidades entre facciones bajo control, el ostracismo.
Los griegos daban la esclavitud por sentada, y con el tiempo, los términos esclavo y bárbaro, llegaron a ser casi
sinónimos para algunos, y la palabra bárbaros abarcó finalmente a todos los no griegos. El término implicaba el
hecho de ser “ellos”, –forasteros– en vez de “nosotros”.
La esclavitud era una institución fundamental para la sociedad griega, en particular, para la agricultura.
Las mujeres gozaban de derechos jurídicos que las colocaban por encima de los esclavos, aún así, su papel, estaba
definido por su clase social. El papel de la familia era muy importante, ya que a través de ella, se heredaban las
propiedades, la ciudadanía continuaba de generación en generación y se transmitía el código moral.

Persia y los griegos hasta 478 a.C. El Imperio Persa. Bajo el gobierno de Ciro, los persas comenzaron su meteórico
ascenso hacia el dominio universal. Anexaba territorios en su imperio, pero les permitía rendir culto a quien
quisiesen y gobernarse a su manera y bajo sus propios representantes. Darío, –el cuñado usurpador de Ciro–,
subdividió el imperio en veinte provincias –satrapías–, cada una con un gobernador político, uno militar y un
cobrador de impuestos, y con libertad para conservar su religión y sus costumbres locales.

Ciudades jónicas, la amenaza para Grecia, Maratón. Los nuevos gobernantes persas no estaban dispuestos a
conceder a sus súbditos libertad política, que era a lo que más valor daban las ciudades griegas jónicas. Los jonios se
rebelaron en 499 con el apoyo de los atenienses, y luego del incendio de la capital lidia que era el cuartel general de
los persas en Asia Menor, Sardis, muchas polis se unieron a la rebelión.

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Los persas para 495 a.C., habían derrotado a la flota jónica, y quemaron la ciudad jónica más importante, Mileto. Para
493 a.C., la revuelta jónica había concluido y en los dos años siguientes los persas extendieron su autoridad a lo largo
de las costas septentrionales de Grecia, amenazando directamente a Atenas.

Guerras persas. El alzamiento en Egipto y la muerte de Darío impidieron la invasión mucho más grande que éste
planeaba. Jerjes, –su sucesor–, reanudó los complejos preparativos para la guerra en 481. El ostracismo se reanudó
en 487, el cual consistía en que los ciudadanos grababan el nombre de cualquier político al que deseaban exiliar de la
ciudad por diez años en un fragmento de una vasija. La década de 489, que fue de preparación para los ataques que
se esperaban de Jerjes, fue un periodo de ostracismo frecuente
Esparta asumió el liderazgo de las poleis griegas antipersas, las cuales formaron una liga antipersa con un congreso
de delegados de las ciudades individuales y un mundo unificado.
Cuando en 480 a.C., Jerjes se dirigía hacia Grecia a través del paso de las Termópilas –en el cual los griegos ganaron–,
junto con las profecías del oráculo de Delfos, se optó por evacuar Atenas, salvo a los defensores de la Acrópolis, a
quienes dieron muerte los hombres de Jerjes cuando quemaron la ciudad. Gracias a las tormentas en el mar, la flota
persa se redujo provocando la victoria por parte de los griegos. Jerjes se vio obligado a retirarse de Grecia. A través
de estas guerras, se logró demostrar que un pueblo intensamente individualista podía poner el interés general por
delante de cualquier cosa.
Se detuvo, formalmente, a los persas en la paz de 449.

El imperio ateniense 478-404 a.C. Reorganización en la posguerra. Atenas, a partir de 478, era la potencia naval más
poderosa, y organizó la nueva alianza griega cuyo propósito era liberar las ciudades jónicas que todavía estaban
sometidas a Persia, manteniendo las defensas. Dicha alianza se denominó Liga Délica al encontrarse el tesoro de ésta
en la isla de Delos. Bajo Cimón la alianza obtuvo una victoria importante sobre los persas en 469 a.C.
En 462, a través de una nueva reforma se democratizó aún más el gobierno ateniense. Pericles inspiró dicha reforma,
en parte, e inspiró un sistema de paga por el Estado. Por el año 457 se había convertido en el principal político
ateniense, responsable de las múltiples operaciones militares y navales contra los persas en Egipto, contra los
espartanos y contra ciertos miembros de la alianza ateniense misma que resentían la actitud dominadora de Atenas.

De alianza a Imperio. Pericles estaba transformando gradualmente la alianza ateniense en un imperio, cuyos
miembros aportaban dinero a Atenas, la cual los defendería a todos y podría enfrentar así a Esparta. Durante una
tregua en la primera Guerra del Peloponeso, con los espartanos, los atenienses consiguieron aumentar el número de
sus aliados y en 449 hicieron la paz con Persia, liberando las ciudades jónicas. En 445, un tratado por treinta años
firmado con Esparta estipuló que ninguno de los bandos agrediría al otro, pero aún así, la paz duró solo quince años.
Éste fue un periodo próspero durante el cual Pericles continuó dominando los asuntos de Estado al ser elegido
general democráticamente cada año.
En términos relativos Atenas era una democracia, aunque hoy en día no la consideraríamos así. Los griegos creían
que los hombres eran desiguales, en cuanto a posición económica, social y valía moral. Atenas era una democracia
directa, no representativa. En su edad de Oro bajo Pericles, Atenas fue una sociedad notable más compleja que otras
en las poleis.
Segunda Guerra del Peloponeso. Los primeros quince años 431-416 a.C. En 431 se inició dicha guerra. Los
espartanos invadieron Ática con el propósito de forzar una decisión militar. Pericles respondió concentrando a toda la
población dentro de las murallas de Atenas. Su intención era evitar batallas campales, ya que los espartanos eran
superiores, y tomar la ofensiva en el mar. Estas tácticas funcionaron bien en el primer año de guerra, ya que en 430
se desató la peste en Atenas. Pericles murió a causa de ella en 429, con lo que Atenas quedó sin un dirigente de
confianza. La peste hizo estragos hasta finales de 426, costándole a Atenas 1/3 de su población. No fue sino hasta
421, cuando el partido favorable a la paz pudo negociar la Paz de Nicias y concluir con esta fase de la Guerra del
Peloponeso, que en realidad no fue una sola guerra sino una serie de ellas. El tratado estipulaba que cada bando
debía devolver los lugares, al igual que los prisioneros, y permanecer en paz durante cincuenta años. Esto se
complementó pronto con una alianza real entre Esparta y Atenas, establecida igualmente por cincuenta años.
Alcibíades y el fracaso. La paz duró solo cinco años: periodo que fue testigo del ascenso de Alcibíades.
El equilibrio de poder entre las dos grandes poleis griegas que en 490 y 480-479 habían conseguido expulsar a los
persas de Grecia estaba ahora, en manos de los persas en 412.
Los conflictos civiles crearon una atmósfera turbulenta en Atenas. Un grupo de conspiradores se impuso sobre la
asamblea para designar un equipo encargado de bosquejar una constitución nueva, aunque todavía oligárquica.

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Los principales oligarcas habrían preferido proceder ahora a hacer las paces de inmediato con Esparta, y su intención
probablemente era que nunca se convocase a los Cinco Mil, –pertenecientes a la calase alta que gobernaron la
ciudad en 411-410 cuando se restauró la democracia–, pero aún así los ciudadanos depusieron a los Cuatrocientos –
el nuevo consejo de Estado–, y eligieron a los Cinco Mil.
Atenas se vio obligada a rendirse de manera incondicional ante el caudillo espartano Lisandro. A cambio de ello, los
atenienses demolieron sus murallas, abandonaron su imperio, entregaron su flota y aceptaron seguir el liderazgo de
Esparta en cuestiones de Política exterior.

El siglo IV a.C., y la Era Helenística. La dominación de Esparta. Desde Jonia, los persas surgen como amenaza para el
mundo griego, una vez más. A mediados de este siglo, el nuevo estado de Macedonia amenazaba a los griegos.
Esparta probó ser tan incapaz como Atenas para dirigir Grecia. En Atenas a instigación del extremista Critias, una
oligarquía conocida como los Treinta Tiranos impuso un reino del terror contra los demócratas asociados y los
oligarcas moderados. En 403 una fuerza invasora de demócratas exiliados mató a Critias e hizo estallar una breve
guerra civil restaurando en Atenas la democracia.
Los espartanos no podían ser dirigentes de Grecia y cumplir su trato con los persas de venderles Jonia nuevamente.
Además, si se retractaban del trato, los persas iniciarían una nueva guerra. En 401 Ciro, gobernador de Asia Menor
pidió ayuda a los espartanos contra el rey persa Artajerjers. Esparta accedió. Ciro murió. Gracias a esto, los
espartanos quedaron en guerra contra Persia. Dicha guerra, “Guerra Corintia” duró ocho años, y terminó en empate
cuando los persas y los espartanos se reunieron finalmente e impusieron “La paz del rey” en 386 a.C., mediante la
cual los persas retomaron el control de todos los estados griegos de Asia y los demás se volvieron autónomos.

Tebas asume el liderazgo. Los espartanos rompieron su promesa de respetar la autonomía de las polis griegas al
disciplinar y castigar a aquellas que se atrevieron a oponerse, –e incluso tomar Tebas–. Un grupo de exiliados tebanos
conspiró para derrocar al régimen proespartano de su ciudad. Se desató una nueva guerra en la que Atenas era
partícipe en una nueva liga antiespartana. En 362 se formó una nueva liga peloponense de polis que resultó ineficaz.
Atenas se esforzó por reconstruir su antiguo imperio egeo, pero en 357 muchos de sus puestos de avanzada se
rebelaron y se vio obligada a darles la libertad en 355. El hecho del porqué las polis griegas no podían parar de pelear
se debía, en parte, a la prosperidad general. El activo comercio mediterráneo trajo riqueza a las diferentes polis. Esta
prosperidad provocaba que se recuperaran rápido de sus fallos e intentasen nuevamente.

Macedonia. Los macedonios estaban organizados en tribus y rendían culto a algunos de los dioses griegos. Sus reyes
eran propietarios de la mayor parte de las tierras y gobernaban de forma absoluta. El rey recibía asesoría de
consejeros, –nobles de cada tribu–, considerados como iguales en un punto de vista social.
No imitó las instituciones políticas griegas. Se apoyaba en la caballería para la guerra.
Logros de Filipo II. El orador ateniense Demóstenes comenzó a lanzar advertencias contra la amenaza proveniente de
Macedonia. Filipo sugirió hacer la paz y establecer una alianza con Atenas. Filipo estableció una alianza temporal con
Tebas para derrotar a Focis. Para 432 los atenienses habían adquirido nuevos aliados en el Peloponeso. En represalia,
Filipo avanzó con el fin de impedir una nueva alianza entre Persia y Atenas. Demóstenes incitó a la guerra y organizó
una alianza de último momento con Tebas. Filipo derrotó y ocupó Tebas, perdonando a Tenas con la condición de que
la ciudad se aliase con Macedonia. Los logros de Filipo despertaron en muchos la antigua esperanza de una Grecia
unificada, ya que éste organizaba a los pueblos que conquistaba, mantenía en alto el ánimo de su ejército y hacía que
los contingentes de las diversas regiones compitiesen para ver quién podía hacer el mejor trabajo. Además, dividió a
sus tropas en unidades especializadas.
Logros de Alejandro. Hijo de Filipo. Alejandro buscaba el ideal de “COSMOPOLIS” (ciudad universal) en donde
oriente y occidente estuvieran dominados por él. Este proyecto se basaba en la utilización de construcción de
ciudades para lograr la unión del mundo griego y oriental. Alejandro quería una sociedad nueva, buscaba la igualdad.
El peleaba en las batallas y esto lo hizo parecer un dios y ganar la admiración de muchos de sus ejércitos. Logró para
Macedonia el imperio más grande creado hasta entonces en el mundo antiguo. Al apoderarse de las ciudades
costeras de Jonia estableció democracias en las poleis, y en los territorios pertenecientes a los persas se adueño de
todas las tierras, tomando el lugar del rey persa. En Egipto, luego de que éste cayera, Alejandro estableció el gran
puerto de Alejandría en el Delta del Nilo. Era ya el rey de Persia, faraón de Egipto, rey de Babilonia, de Macedonia y
comandante de la Liga Griega. Murió gracias a una fiebre en 323 a.C. Se pueden tener 2 visiones de Alejandro la de
un político destacado que llevo la cultura y democracia a lugares desconocidos, que llevo la cultura a donde estaban
las barbaries, y la de un conquistador que dejo a Grecia debilitada. Alejandro quería seguir conquistando, pero el

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ejército ya quería regresar a babilonia. Por lo cual, las conquistas finalizan hasta ese entonces. Alejandría, la ciudad,
fue la ciudad más grande del mundo antiguo hasta que finalmente Roma la superó.

Una civilización helenizada. Se llama periodo helenístico a los trescientos años comprendidos entre el reino de
Alejandro Magno y el de Augusto, el primer emperador romano. Cuando la noticia de la muerte de Alejandro se
esparció, sus generales se unían uno contra otros en diversas alianzas cambiantes. Alrededor de 280-279 a.C., ya
habían alcanzado la supremacía tres dinastías, cada una descendiente de los generales de Alejandro y en una región
diferente del Imperio: Egipto, Siria y Mesopotamia y Macedonia y Asia menor, en donde existe mejoras en las
condiciones de vida de las mujeres de clase alta, (pueden participar del comercio o en alguna función pública),
infanticidio, y esclavitud. Con el helenismo hay una ampliación de la educación a otras capas sociales, existe una
imitación de los griegos, hay un incremento del comercio, hay nuevas escuelas filosóficas, avances en astronomía,
entre otros, como por ejemplo la fusión entre oriente y occidente.
Roma comenzó a intervenir, surgiendo la desorganización y, para el año 118 a.C., Tolomeo VII, –perteneciente a la
dinastía de Egipto de la descendencia de los generales de Alejandro–, tuvo que emitir una serie de decretos que
exigían una reforma para reunificar su imperio y restaurar el orden público. En esa década 220 Roma había
comenzado a intervenir en el mundo griego.
A medida que la prosperidad aumentaba se hacía más grande la división entre quienes disfrutaban de una buena
posición económica y los campesinos. Se llegó a identificar a las ciudades con la riqueza y a las áreas rurales con la
pobreza. Los frecuentes debates sobre la distribución de la tierra, las demandas de abolición de deudas y las guerras
civiles debilitaron aún más la herencia de Alejandro, de tal modo que los estados helenizados se hallaban en
situación ideal para ser conquistados.

Los romanos. La república. Bajo las leyes etruscas Roma prosperó durante el siglo XI a.C. Aún así, la población
romana se unió a otras tribus latinas en una rebelión en gran escala. Una vez derrocado Tarquino –el último rey
etrusco de Roma– las fuerzas aristocráticas dominantes de Roma establecieron una república –res/publica: cosa de
todos–. Únicamente las familias terratenientes bien establecidas, los patricios, tenían plena ciudadanía. El restante,
eran plebeyos, los cuales se dedicaban al comercio o al trabajo –y además resentían su exclusión de la autoridad
política–. La clase patricia aportaba dos cónsules, –que seguían las políticas decididas por el Senado–, que
gobernaban de forma mancomunada por un periodo de un año durante el cual gozaban de pleno imperium, “poder
político supremo”, –para que pudieran ser elegidos debían pasar por una serie de puestos de menor categoría y la
que dirigía directamente al consulado era la de Pretor (juez el cual mandaba un ejército y gobernaba una provincia),
elegido por la Asamblea del Centuriato, la cual era un organismo deliberador basada en la centuria que era la unidad
más pequeña del ejercito–. Cada uno de ellos tenía derecho de veto sobre el otro. En condiciones ordinarias ellos
eran comandantes del ejército, pero en tiempo de guerra este poder solía quedar en manos de un dictador electo. La
Dictadura fue otra institución creada, el dictador era designado por el senado cuando se atravesaba por una
situación crítica, éste debía sacar adelante a Roma y protegía la institucionalidad, pero al pasar esta situación,
devolvía el poder a los cónsules. De entre los ex cónsules la asamblea elegía dos censores que llevaban a cabo un
censo a fin de determinar que parte de la población reunía los requisitos para el servicio en el ejército. En 494 a.C.,
los plebeyos obtuvieron el derecho a tener funcionarios propios, los tribunos del pueblo, que los protegían de la
aplicación demasiado severa de las leyes y en 471 obtuvieron su propia asamblea, la Tribal, que elegía a los tribunos
y tenía el derecho de pronunciarse sobre las nuevas leyes.
A diferencia de los griegos los romanos institucionalizan los actos de gobierno para evitar así la confrontación del
senado, y se sancionaban leyes para regular las acciones humanas (lo que se conoce hoy como el derecho romano).
En la república primitiva para un agricultor plebeyo tener deudas significaba perder sus tierras y convertirse en
esclavo. La propiedad se acumuló en manos de terratenientes patricios.
Las actividades llevadas a cabo eran la ganadería y la agricultura y el arte de la guerra. Cada vez los romanos iban
conquistando tierras más ricas y los sectores plebeyos se fueron incorporando a las batallas dejando de lado sus
tareas agrícolas.
La fusión de los plebeyos ricos con los patricios dio origen a una nueva clase, la de los nóbiles.
Expansión romana, 264-133 a.C. Este régimen era idóneo para llevar adelante la principal preocupación del estado
romano naciente: la guerra. Casi todos los ciudadanos de Roma debían servir.

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En una serie de guerras los romanos establecieron su dominación política sobre las demás poblaciones. No
intentaban forzar a la población residente a un sometimiento absoluto, sino que los aceptaban como aliados y
respetaban sus instituciones. Lo más frecuente es que tuviesen la protección de las leyes de Roma sin el derecho a
participar en las asambleas.
La conquista de la Magna Grecia hizo de Roma un vecino muy cercano del estado cartaginés. Cartago era una ciudad
libre y expandida. Cuando los cartagineses comenzaron a atacar las polis griegas de Sicilia oriental, los griegos
sicilianos recurrieron a Roma. En consecuencia, los romanos iniciaron la Primera Guerra Púnica –fenicio–. Los
romanos la ganaron y obligaron a Cartago a renunciar a todo derecho a Sicilia oriental e incluso a ceder Sicilia
occidental, con lo que obtuvieron su primera provincia fuera de Italia continental. Los cartaginenses utilizaron España
para una invasión por tierra a Italia en la Segunda Guerra Púnica. Los romanos obligaron a los cartagineses a entregar
España –donde la población se opuso a la dominación romana–, a pagar un fuerte tributo y a comprometerse a
seguir a Roma en cuestiones de política extranjera.
En la Tercera Guerra Púnica, los romanos arrasaron la ciudad, se apoderaron de todo el territorio cartaginés restante.
El rey antigónida de Macedonia, mientras, Filipo V, intentó ayudar a Aníbal a defender Cartago contra la fuerza
invasora romana, pero una flota romana le impidió cruzar a Italia, y fue derrotado en esta Primera Guerra
Macedónica. En la Segunda Guerra Macedónica, –ya que Filipo V siguió interviniendo en los estados de contención
ilirios, provocando que los romanos temieran por su lealtad y varias potencias helenísticas acudieran a los romanos–,
Roma derrotó los ejércitos de Filipo en su propio suelo y los obligó a retirarse totalmente de Grecia y a convertirse en
un aliado de Roma. En la Tercera Guerra Macedónica, hijo y suceder de Filipo V, Perseo, fue capturado y sus fuerzas
puestas en fuga en la decisiva batalla de Pidna. Roma impuso un arreglo implacable dividiendo Macedonia en cuatro
repúblicas, y exiliando a muchos de los simpatizantes de Perseo. Veinte años más tarde los romanos se anexaron
Macedonia. A partir de entonces, los romanos dominaron Grecia desde Macedonia, pero no se la anexaron todavía
como provincia.

Crisis de la república. A medida que el territorio romano crecía

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