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Suprema Corte de Justicia

PROVINCIA DE MENDOZA 
En Mendoza, a los dieciséis días del mes de abril del año dos mil trece, reunida
la Sala Segunda de la Excelentísima Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario,
tomó en consideración para dictar sentencia definitiva la causa Nº 105.897 caratulada
“FISCAL C/CAMPOS VIDELA, RAUL ALBERTO Y CONCHA RIQUELME
SELMA MARÍA P/ HOMICIDIO SIMPLE S/ CASACIÓN”.
De conformidad con lo determinado a fs. 469 quedó establecido el siguiente orden
de votación de la causa por parte de los Señores Ministros del Tribunal: primero, Dr.
HERMAN A. SALVINI, segundo Dr. CARLOS BÖHM, y tercero Dr. MARIO
DANIEL ADARO.
ANTECEDENTES:
Que a fs. 415/421 vta. la defensa de Selma Concha Riquelme y a fs. 422/430 vta.
la defensa de Raúl Alberto Campos Videla interponen recurso de casación contra la
sentencia y sus fundamentos de fs. 383/384 vta. y 389/408 vta., en cuanto condena a los
nombrados a la pena de prisión perpetua como co-autores penalmente responsables del
delito de homicidio agravado cometido con alevosía (arts. 80 inc. 2° C.P.),
pronunciamiento dictado por la Segunda Cámara del Crimen de la Segunda
Circunscripción Judicial en pleno, en los autos nº 4.097- P-40.421/10.
A fs. 448 y vta. se da trámite de ley al recurso interpuesto. A fs. 468 se fija fecha
de audiencia para deliberar, la que es realizada a fs. 469, donde se determina fecha de
lectura de la sentencia.
De conformidad con lo establecido por el artículo 160 de la Constitución de la
Provincia, esta Sala se plantea las siguientes cuestiones a resolver:
PRIMERA: ¿Es procedente el recurso interpuesto?
SEGUNDA: En su caso, ¿qué solución corresponde?
TERCERA: Pronunciamiento sobre costas.
SOBRE LA PRIMERA CUESTIÓN, EL DR. SALVINI, dijo:
Habiendo individualizado en los antecedentes la causa en la que se dictó la
sentencia recurrida, el tribunal que la pronunció y los recursos interpuestos, me remito a
lo allí expresado, haciendo constar que a fs. 433 y vta. se conceden los recursos de
casación y a fs. 443/446 el Señor Procurador General contesta la vista conferida.
I. Recurso de Casación
La queja de la co-imputada Selma Concha se basa en el inciso 2) del art. 474
C.P.P..
Se agravia porque la sentencia es absurda y arbitraria, y justifica falsamente la
condena de su defendida; que es nula, porque de acuerdo al método de la supresión
mental hipotética si se eliminan los dichos de Campos, no habría elemento de
persecución contra ella.
El defensor de Campos encuadra el recurso en los dos incisos del art. 474 C.P.P..
Alega que la sentencia es nula porque se han violado las reglas de la sana crítica
racional y que se ha aplicado erróneamente la ley sustantiva a la plataforma fáctica,
transgrediéndose el principio de inocencia y conculcando el derecho de defensa.
Formula reserva del caso federal.
II. Dictamen del Señor Procurador General
El Señor Procurador General estima que los recursos deben ser rechazados,
porque el inferior explicó por qué prefirió la prueba confesional rendida en sede
instructoria y analizó la declaración del testigo Rubio, contando para su apreciación con
los beneficios de la inmediación.
Que los recurrentes pretenden aislar los indicios a los efectos de restarles
eficacia. Que el a-quo consideró la posición de la víctima cuando recibió los golpes, en
base a las lesiones constatadas, la carencia de lesiones defensivas y que se encontraba en
posición de descanso, durmiendo.
Sobre el vicio in iudicando, dice que el quejoso pretende alterar la plataforma
fáctica, negando el acuerdo y participación de la imputada así como el estado de
indefensión de la víctima, siendo que el obrar sin riesgos y la indefensión fueron
queridos y tenidos en cuenta especialmente por el autor.
III. Antecedentes
III. 1. La sentencia establece que el 14 de setiembre de 2.010 a las 21.15 horas
aproximadamente, el imputado Campos se hizo presente en el domicilio de su amante,
la co-imputada Concha, sito en Aristóbulo del Valle 1.126 de San Rafael, quien lo
aguardaba y con quien previamente había acordado ponerle fin a la vida de la pareja de
esta última, que en ese momento se encontraba en la cama durmiendo. Campos ingresó
a la vivienda junto con Concha, dirigiéndose hacia donde estaba la víctima, a la que
mató con golpes de martillo en la cabeza y clavándole una daga en el pecho.
La víctima no pudo defenderse por el estado en el que se encontraba. Campos se
retiró junto a Concha, quien volvió momentos después junto a sus hijos, fingiendo
sorprenderse con la muerte, dándole aviso a la policía junto con su vecino Rubio, quien
se apersonó luego de oír los gritos de la mujer.
Al día siguiente se allanó el domicilio de Campos, secuestrándose el martillo y la
daga.
III. 2. A. La defensa de Selma Concha centra su queja en diversas cuestiones
fácticas; como ser las referentes al acuerdo previo, al aviso, al ingreso a la vivienda de
Campos, a la abertura del portón, al uso de la linterna pequeña, a la participación de su
pupila y la ausencia de sus hijos y del vecino Rubio.
Así, dice que el inferior llega a la conclusión que existió acuerdo previo entre los
imputados sobre la base de hipótesis no confirmadas, usando como prueba el análisis de
las comunicaciones entre los celulares de ellos, lo que arrojó un resultado negativo.
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Que ese acuerdo consistía en esperar que la víctima estuviese dormida para que
no opusiera resistencia, de lo que tampoco hay elementos probatorios. Que a fs. 150 vta.
se lee que la víctima estaba alcoholizada y cuando Concha le notó ese estado le avisó a
Campos; que esperaron a que se durmiera o a que se alcoholizara, pero que ambas
cuestiones no puede co-existir.
Que tiene como cierto que le avisó Concha a Campos que la víctima estaba
dormida, de lo que no hay prueba, y los fundamentos no dicen de qué manera se produjo
ese aviso; que no se especifica de dónde se extrae la conclusión sobre el ingreso a la
vivienda de Campos, si Concha lo estaba esperando adentro o ingresó después.
Agrega que sobre la abertura del portón tampoco hay antecedentes probatorios
que acrediten si Concha le abrió el portón con su llave o si dejó la puerta abierta, o si le
dio la llave original o una copia de la misma.
Con relación al supuesto uso de la linterna pequeña, dice que ésta nunca se
encontró, y que no hay prueba que indique que la luz del dormitorio estaba apagada.
Que tampoco se probó que Concha hubiera ocultado a sus hijos o que supiera que el
testigo Rubio a determinadas horas no estaba en su casa, por lo que la ausencia de éste
es un indicio anfibológico.
Que con el razonamiento judicial se podría llegar a afirmar que el testigo Rubio
es co-autor, o que lo es la persona a la que hipotéticamente Concha le hubiera dejado los
hijos (recurso, fs. 419).
Que Campos en el debate dijo que no sabía lo que significaba la palabra ratificar,
por lo que la declaración que prestó en la policía, posteriormente ratificada durante la
instrucción, carece de eficacia, ya que en la misma no contó con asistencia jurídica,
declaración que el a-quo tuvo como veraz.
Se queja también porque el a-quo dijo que Rubio cuando volvió encontró el
portón cerrado, y que cuando él se fue, estaba cerrado; que a partir de ese error se
construye la acusación en perjuicio de Concha. Que no se analizó que ambos imputados
eran amantes pero que Concha no abandonó su hogar a pesar de poder hacerlo, que no
hay pruebas de violencia familiar, por lo que podría concluirse que Campos, frente a la
negativa de su amante a abandonar a su marido, decidió eliminarlo. Que puede ser que
Concha cuando se fue con sus hijos haya dejado el portón abierto, lo que deja una duda,
a lo que se suma que Rubio dijo que "habitualmente" el portón estaba cerrado, pero no
dijo "siempre".
Dice que no se valoró que la indagatoria es un medio de defensa pero no un
medio de prueba, por lo que el imputado puede mentir. Que cuando Campos ratificó en
sede judicial la indagatoria la defensa de su pupila no tuvo participación y no pudo
controlar esa prueba.
III. 2. B. El defensor de Campos se agravia porque no hay prueba que avale los
dichos de su defendido. Que no entiende cómo el juez tuvo como certero que los
coimputados mediante acuerdo convinieron en darle muerte a Magallanes, lo que no
surge de prueba alguna. Que no se indica dónde fue el acuerdo previo, cómo fue
realizado; que no hay prueba que Concha y Campos hubieran tenido un contacto asiduo;
ningún testigo vio a Campos los días previos, por lo que el a-quo no puede arribar a esa
conclusión.
Que tampoco está acreditado el aviso previo de Concha a Campos sobre que
Magallanes estaba dormido; sólo los dichos de Campos; que vía telefónica queda
descartado. En lo demás, reitera los agravios esgrimidos por la imputada.
Desde el punto de vista sustancial, se queja porque no concurren en la especie
los recaudos para la configuración de la alevosía, debiendo estos elementos -objetivos y
subjetivos-, emerger de la prueba y no fundarla sólo en los dichos de Campos. Que la
víctima se encontraba en un estado de indefensión generado por la ingesta de alcohol
desmesurada, según surge de fs. 150; que no está acreditado que Campos o Concha
hubieran puesto premeditadamente a Magallanes en estado de indefensión, para luego
aprovecharlo y así ejecutarlo.
IV. La solución
IV. 1. De la atenta lectura de los recursos y de la sentencia, emerge que aquéllos
deben ser rechazados, por cuanto no se verifican los vicios que invocan las defensas, ni
arbitrariedad alguna.
La motivación es suficiente a los efectos del mantenimiento del dictum como
acto procesal válido, no adolenciendo de falencias que impliquen su anulación, a la luz
de la reiterada jurisprudencia de esta Sala, en el sentido que tales defectos, para
conllevar tal extrema solución, deben revestir una entidad tal que la prive de
fundamentos (L.S. 186-427, 153-011, 354-218, 392-94 y 397-177), lo que en la especie
no sucede.
En efecto, el inferior se basó en las pruebas rendidas en autos -testimonial del
médico forense, del vecino Rubio, de los policías que intervinieron en la investigación,
necropsia, exámenes realizados por Policía Científica, prueba confesional e
instrumental-, vinculándolas válidamente entre sí, conforme a las reglas de la sana
crítica racional, y a tenor de reiterada jurisprudencia de este Cuerpo en el sentido que
“…el Juez debe valorar las pruebas dentro de las facultades que le otorga el sistema de
la sana crítica racional (artículo 206 del C.P.P.) y el principio de la unidad de la prueba
que se encuentra íntimamente relacionado, e impone como regla la consideración de la
prueba en su conjunto, pues muchas veces la certeza se obtiene de probanzas, que
individualmente estudiadas pueden aparecer como débiles o imprecisas, pero
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complementadas y unidas entre sí, llevan al ánimo del juzgador la convicción acerca de
la existencia de los hechos denunciados". (L.S. 393-243, entre otros).
De este modo, y en virtud de una serie de razones, le acuerda credibilidad a la
indagatoria prestada por Campos en sede policial ratificada durante la instrucción, por
sobre la del debate.
En esa primera oportunidad, el imputado manifestó -en lo pertinente para la
resolución de los recursos-, que conoció a Selma Concha hacen unos cuatro años y
desde entonces mantienen una relación."…Hace como dos semanas atrás ella me contó
que tenía un atraso en la menstruación, sospechando que podía estar embarazada de mí,
Magallanes en una discusión le había pegado en el estómago, éste fue uno de los últimos
motivos que tuvimos para ir planeando matarlo. Al transcurrir los días y al seguir
viéndonos ella me contaba que su esposo la maltrataba, la golpeaba, como así maltrataba
a los chicos. El día domingo próximo pasado volví a verla porque le vendí huevos y el
día lunes volví a traerle huevos como a las seis de la tarde y me quedé con ella en su
casa como hasta las ocho de la tarde. Tuvimos relaciones y es ahí donde planeamos
matarlo. Ayer en la mañana y en la siesta Selma me estuvo llamando a mi celular…y me
decía que me viniera que ella le iba a ir dando las pastillas para que su esposo se
durmiera, que ella iba a salir con los niños a buscar cartón pero que ella se iba a volver y
que me iba a avisar cuando el Magallanes se durmiera, como así me dijo que llevara
algo para golpearlo. Y como a las siete de la tarde del día de ayer salí de mi casa en la
moto y en una mochila de color negro con azul traje un martillo cabo de madera y una
daguita de cabo de bronce de unos 20 cm., cuando llegué al centro me quedé dando
vueltas porque Selma me estaba avisando lo que iba pasando con Magallanes y como a
las nueve me avisó que podía ir a su casa y me dijo "ya se durmió " y dejé la moto en el
Supermercado Átomo… y me fui caminando con la mochila. Al llegar a su casa ella me
estaba esperando en el puente de la vereda de su casa, ella entra, abre el candado del
portón y yo voy detrás de ella, a todo esto yo llevaba el martillo y la daga y ella la
mochila…. Cuando entramos a la casa ella ingresa primero lo alumbra con una linterna
negra chiquita a Magallanes, prende la luz y yo lo veo que dormía en la cama y le doy
dos golpes en la cabeza con el martillo y una puñalada con la daga a la altura del pecho.
Ella sale después en la bicicleta hacia la Mitre y yo me fui caminado llevando la
mochila, el martillo y la daga hacia el lugar de la moto y me fui a mi casa….cuando
estaba en el Átomo sacando el candado de la moto ella me volvió a llamar y me
preguntó que si ya me había ido, yo le dije que todavía estaba en el Átomo y me cortó.
Cuando llegué a mi casa me llegaron dos mensajes de ella donde me decía que ya había
llegado a su casa con los niños y que había llegado la policía…" (acta, fs. 57 vta./ 58).
El juzgador cree en la veracidad de esta deposición, en detrimento de la otra
-donde negó la participación de Concha y alegó que la policía lo obligó a declarar en
ese sentido-, porque cuando fue preguntado Campos en el debate, a título de ampliación,
dijo que en “…la Brigada nunca le pegaron ni lo apretaron. Que nunca lo presionaron.
…En definitiva lo que quiere aclarar es que la policía no lo apretó, que lo trataron
correctamente y que declaró libremente. Y que en el juzgado también declaró
libremente" (fundamentos, fs. 392), privando así de validez a sus aseveraciones
anteriores.
Resalta además el inferior, la coincidencia de esa primera declaración con el
resto de la prueba, extremo que he podido comprobar a través de esta revisión,
constatando que concuerda con:
- la testimonial de Rubio, que dijo que dejó cerrado con llave el portón de acceso
a la vivienda cuando él se retiró, y que cuando volvió en horario nocturno también
estaba cerrado con llave, infiriendo de esto el juzgador que Concha le abrió el portón a
Campos -quien no tenía llave-, tal como éste manifestó.
- las pericias, según las cuales Magallanes carecía de lesiones de carácter
defensivo; y en cuanto demuestran a partir de la posición en que éste recibió los golpes,
que al momento del ataque estaba en posición de descanso, lo que se aviene con los
dichos de Campos sobre que Concha alumbró el cuerpo de Magallanes, para cerciorarse
que dormía, con una linterna chica. También coincide la mecánica del ataque narrado
por Campos con lo advertido por los expertos, en el sentido que primero atacó con la
maza en el cráneo varias veces para después rematar con la daga en el pecho.
(fundamentos, fs. 402).
- la circunstancia que Campos en la Brigada señaló el lugar exacto donde dejó el
martillo y la daga en su casa, habiendo sido encontrados allí, lo que es otra evidencia de
su veracidad.
A esto debe añadirse que la verosimilitud acordada reposa también en la
impresión que el deponente le produjo al juzgador durante el debate, ya que éste calificó
a las palabras que pronunció en dicha audiencia, como “…contradictorias, dubitativas,
inverosímiles,…”, vertidas con la intención de favorecer a Concha y sustraerse de la
agravante del homicidio (fundamentos, fs. 402); términos que no pueden ser revisados
en este estadio, según ha dicho esta Sala de manera constante a partir del fallo de la
Corte Federal Casal Matías Eugenio (L.S. 366-156, 401-206, 414-149, L.A. 207-6, entre
otros).
Por ende, los esfuerzos de la defensa por hacer prevalecer la indagatoria que
tuvo lugar durante la audiencia pública, no pueden tener acogida.
Por otra parte, el agravio dirigido a la forma como se tuvieron por acreditadas
una serie de circunstancias fácticas que detalló el encausado -el acuerdo previo entre los
imputados, el aviso que Concha le dio a Campos, cómo ingresó éste a la vivienda, la
apertura del portón, al uso de la linterna pequeña, etc.-, constituye una mera discrepancia
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con el criterio utilizado por el inferior para valorar las probanzas rendidas, insusceptible
de conmover el acto sentencial, ya que mediante él procuran los impugnantes aislar los
indicios de los que se valió el inferior, para privarlos de la eficacia probatoria que deriva
de su conjunción, como advierte el Señor Procurador, en contra de la jurisprudencia
citada en los párrafos que anteceden.
Finalmente, es menester destacar que esta Sala sostiene que la declaración
indagatoria constituye a la par que un medio de defensa, un medio de prueba, estando
facultado el juzgador para fundar la sentencia en los dichos que su convicción considere
pertinentes, sea que favorezcan o no encartado (L.S. 278-036, 409-93, entre otros), que
es lo que en el sub-lite ha ocurrido.
IV. 2. La plataforma fáctica precedentemente confirmada ha sido correctamente
subsumida en la figura agravada escogida por el sentenciante, habiendo quedado
plasmado en sus distintos tramos, la indefensión de la víctima y la subjetividad propia
del actuar alevoso de los imputados.
Además, la procedencia del vicio sustancial invocado por la defensa de Campos
implicaría modificar ese material fáctico, lo que no es posible, según ha dicho esta Corte
de manera invariable: "El recurrente debe ceñir su pretensión impugnativa a los hechos
acreditados, toda vez que quien invoca un vicio sustantivo no puede desconocerlos
ni modificarlos. Esta exigencia formal deriva de la esencia misma del control que
permite este motivo casatorio, ya que con él se procura analizar el vicio "iuris"
atribuido a la resolución objetada, el que siempre versa sobre una interpretación
propiamente jurídica, sin que se pueda evaluar ni alterar el material fáctico alcanzado
por esa interpretación, el que queda fijado por el Tribunal inferior." (L.S. 405-35, entre
otros).
Resta decir que yerra el quejoso cuando afirma que de autos no fluye "…la
premeditación a la que claramente alude el maestro Soler …como requisito de la
alevosía, ni el fin de valerse por el imputado de aquel estado", así como cuando agrega
que "…la procura de la indefensión de la víctima debe haber estado en la mente del
autor, de modo que la sola circunstancia objetiva de desamparo de la víctima …no torna
alevosa la muerte producida" (recurso, fs. 429 vta.), ya que se ha expresado, en términos
aplicables al presente, que el tipo en estudio requiere subjetivamente "...la procuración o
aprovechamiento del estado de indefensión, lo que no implica necesariamente una
predeterminación (serena y fría deliberación), al decir de Andrés José D'Alessio en
Código Penal comentado y anotado, La Ley, 2007, tomo 2, p. 11/12; o bien "…el frío y
prolongado proceso reflexivo sobre si se cometerá y cómo se cometerá el crimen…",
admitiendo que comprende aún al que aprovecha la inesperada circunstancia de
encontrar a su enemigo durmiendo y decide darle muerte, según Oscar A. Estrella -
Roberto Godoy Lemos, Código Penal - Parte especial, con cita de Soler, Núñez y Creus,
tomo 1, p. 76." (L.S. 408-71, 418-99).
Por último, corresponde consignar que la presencia activa y concomitante de
Concha -esperando a Campos en la vereda, abriéndole la puerta de entrada cerrada con
candado, conduciéndolo hasta el dormitorio, iluminando a Magallanes dormido-,
demostrando una clara división de funciones, por más que no haya cometido acciones
típicamente consumativas, ha sido adecuadamente ponderada por el inferior, al
endilgarle el homicidio agravado de su concubino en calidad de co-autora. (L.S. 424-
018, entre otros).
Por lo tanto, y opinión concordante del Señor Procurador General, corresponde
confirmar la sentencia impugnada.
ASÍ VOTO.
SOBRE LA MISMA CUESTIÓN EL DOCTOR CARLOS BöHM, (EN
DISIDENCIA) DIJO:
Me permito discrepar con la solución a la que arriba mi colega de Sala.
Ello por cuanto en autos se ha incurrido en una causal de nulidad absoluta, que
como tal puede ser declarada en cualquier estado del proceso, y por más que haya sido
pronunciada por los tribunales inferiores una decisión favorable a su validez.
En efecto, se ha vulnerado el art. 198 inc. 3) C.P.P. Ley 6.730, de igual redacción
que el art. 172 inc. 3) C.P.P. Ley 1.908, en cuanto prescribe bajo pena de nulidad la
observancia de las disposiciones concernientes a la intervención, asistencia y
representación del imputado, ya que Campos careció de asistencia letrada en
oportunidad de declarar en sede policial, y luego durante la instrucción, cuando ratificó
esos dichos.
Ésto es lo que surge del acta de fs. 78, que da cuenta que "…Requerido por la
designación de abogado defensor, dijo que designa en tal sentido al señor Defensor de
Pobres y Ausentes, con domicilio legal en los estrados de este Tribunal, no necesitando
su presencia. Lo que al ser oído por U.S. dijo: téngase por nombrado el defensor
propuesto por el imputado, por constituido el domicilio legal indicado y por aceptado el
cargo…", ratificando a continuación su participación en el hecho que se le enrostra e
involucrando en el mismo a la co-imputada Concha, sin que mediara contacto alguno
entre el declarante y el defensor oficial que fictamente, se tuvo como su asistente
jurídico.
Esta situación no se compadece con la jerarquía propia del derecho de defensa y
resulta claramente violatoria de expresas normas procesales, constitucionales (arts. 18,
75 inc. 22 C.N.) e internacionales (art. 8.2 d) y e) C.A.D.H, 14.1 y 3 b) P.I.D.C.P.), que
en forma coincidente procuran asegurar que la defensa del encausado se desarrolle en
condiciones de plena igualdad con la acusación -paridad de armas-, para que tenga no
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sólo en teoría, sino también en la práctica, las mismas posibilidades reales que el
acusador para influir en las decisiones de los jueces sobre el caso (José I. Cafferata
Nores - Aída Tarditti "Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba Comentado",
Editorial Mediterránea, tomo 1, p. 275), concordando la doctrina en que la asistencia
debe ser real, efectiva y no meramente formal (Teresa Armenta Deu "Estudios sobre el
proceso penal", Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2.008, p. 91), habiéndose pronunciado
diversos tribunales en el sentido que la garantía de la defensa efectiva exige que se
notifique al defensor de su designación previo a recibirse la indagatoria a su cliente, de
manera que puedan entrevistarse. (Alejandro D. Carrió "Garantías Constitucionales en el
Proceso Penal", Ed. Hammurabi S.R.L., Buenos Aires, p. 421).
Con específica relación a la normativa procesal aplicada en la especie -Ley
1.908 vigente en la Segunda Circunscripción Judicial-, se ha dicho que en casos como el
presente, el art. 295 C.P.P. Ley 1.908 no se cumple, porque "…no se satisface el derecho
de defensa en juicio ínsito en ella, si sólo el imputado es anoticiado de la facultad de
hacerse acompañar por el defensor en ese acto; esto es, si sólo se pone en manos de
quien es lego en derecho el curso de esa diligencia procesal. La falta de notificación de
la misma a quien debe ejercer la defensa técnica, implica aminorar el derecho de defensa
del imputado, porque desconoce la posibilidad que tiene el defensor de materializar la
actividad que le es consustancial…"; habiéndose señalado sobre el art. 297 C.P.P. Ley
1.908, en cuanto remite a los arts. 209 y 102 del mismo cuerpo legal, que "…de la
norma se desprende que la voluntad del legislador ha sido dotar al encartado de
asistencia técnica desde el primer momento de la persecución; y tan es así, que no ha
dejado margen para la discrecionalidad, al exigir que el defensor técnico debe proveerse
siempre antes de la indagatoria"… porque "…la ratio legis ha sido, que la defensa
técnica, sea ésta particular u oficial, tenga oportunidad desde los primeros momentos de
la instrucción de asistir jurídicamente al sospechado, aconsejando lo que resulte más
conveniente a su interés y haciendo que su derecho de resistencia a la pretensión
punitiva del Estado sea algo materialmente posible, completo y oportuno." (María Belén
Salido "Sobre la indagatoria o declaración del imputado sin la asistencia del defensor",
La Ley Gran Cuyo, 2.005, Doctrina, p. 107/108).
Además, en términos enteramente aplicables a esta causa, dado que el imputado
es un obrero rural con estudios primarios incompletos -segundo grado de primaria-
(fundamentos, fs. 389), se ha expedido la misma autora, resaltando "…que el proceso
penal es para el imputado un intrincado de actos que transcurren, normalmente, al
margen de su comprensión; que lo alcanzan sin poder controlarlo. La carencia de
conocimientos técnicos de que adolece el hombre común, hace que éste se vea precisado
de suplir sus deficiencias cognoscitivas con la asistencia de un letrado; y que…sólo hay
defensa en juicio, si la defensa material y la defensa técnica han tenido su espacio en el
proceso, y concretamente, si ambas han sido convocadas a ese acto esencial de defensa,
que es la indagatoria" (ob. cit., p. 108), lo que en el sub-lite no ha ocurrido.
Debo consignar que con antelación me he referido a los presupuestos de validez
de la confesión: "…ésta requiere que el imputado se encuentre en condiciones
intelectuales que le permitan advertir las consecuencias de su reconocimiento; debe
producirse en forma libre, ser prestada ante el órgano judicial competente, y se la debe
prestar con el propósito de confesar" (L.S. 367-176), circunstancias que de estos obrados
no fluye que hayan concurrido.
En definitiva, de lo hasta aquí desarrollado emerge que la declaración prestada
por Campos no puede ser válida y legalmente valorada como medio de prueba,
apareciendo en forma notoria e incuestionable del contexto de autos, la decisividad de la
misma, al punto que su exclusión mental hipotética importa privar de sustento
probatorio a la sentencia en trato, imponiendo el vicio precedentemente señalado acoger
los recursos de casación articulados y declarar la nulidad del dictum objetado, de la
indagatoria y de todos los actos que de ella dependan, de acuerdo a la doctrina del fruto
del árbol venenoso (L.S. 224-441, entre otros), lo que releva de tratar el resto de los
agravios.
ASI VOTO.
Sobre la misma cuestión, el doctor MARIO DANIEL ADARO adhiere por sus
fundamentos al voto que antecede.
SOBRE LA SEGUNDA CUESTIÓN, EL DR. SALVINI DIJO:
Atento al resultado a que se arriba en el tratamiento de la cuestión anterior,
corresponde anular la indagatoria de fs. 57 y de fs. 78, el procesamiento y prisión
preventiva de fs. 176/180, la resolución confirmatoria de éste de fs. 195/201 vta., el
requerimiento de elevación a juicio de fs. 204/205 vta., el debate y la sentencia N° 898
de fs. 383/384 vta., sus fundamentos de fs. 389/408 vta., así como todos los actos que de
la indagatoria dependan, y remitir al subrogante legal que corresponda -en este caso la
Primera Cámara del Crimen de la Segunda Circunscripción Judicial-, para la
sustanciación de la causa y la realización de un nuevo debate.
ASÍ VOTO.
Sobre la misma cuestión los doctores CARLOS BöHM y MARIO DANIEL
ADARO adhieren al voto que antecede.
SOBRE LA TERCERA CUESTIÓN, EL DR. SALVINI DIJO:
Atento al resultado que se arriba en el tratamiento de las cuestiones que
anteceden, corresponde imponer las costas por su orden y regular los honorarios
profesionales de los doctores DIEGO MARTÍN SIERRA y ARIEL DARÍO LIZARDEZ
en la suma de PESOS UN MIL OCHOCIENTOS ($ 1.800.-) a cada uno, por su labor en
esta etapa. (Arts. 558 y concordantes del C.P.P.).
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ASÍ VOTO.
Sobre la misma cuestión los doctores CARLOS BöHM y MARIO DANIEL
ADARO adhieren al voto que antecede.
Con lo que se terminó el acto, procediéndose a dictar la sentencia que a
continuación se inserta:
SENTENCIA:
Mendoza, 16 de abril de 2.013.-
Y VISTO:
Por el mérito que resulta del acuerdo precedente la Sala Segunda de la Excma.
Suprema Corte de Justicia fallando en definitiva,
RESUELVE:
1º) Hacer lugar a los recursos de casación interpuestos a fs. 415/421 vta. por la
defensa de SELMA CONCHA RIQUELME y a fs. 422/430 vta. por la defensa de
RAÚL ALBERTO CAMPOS VIDELA, y en consecuencia, anular la indagatoria de fs.
57 y de fs. 78, el procesamiento y prisión preventiva de fs. 176/180, la resolución
confirmatoria de éste de fs. 195/201 vta., el requerimiento de elevación a juicio de fs.
204/205 vta., el debate y la sentencia N° 898 de fs. 383/384 vta., sus fundamentos de fs.
389/408 vta., así como todos los actos que de la indagatoria dependan, y remitir al
subrogante legal que corresponda -en este caso la Primera Cámara del Crimen de la
Segunda Circunscripción Judicial-, al los efectos de la sustanciación de la causa citada, y
la la realización de un nuevo debate. (art. 486 C.P.P.).
2º) Comunicar lo resuelto a la Segunda Cámara del Crimen de la Segunda
Circunscripción Judicial.
3°) Imponer las costas en el orden causado y regular los honorarios profesionales
de los doctores DIEGO MARTÍN SIERRA y ARIEL DARÍO LIZARDEZ en la suma
de PESOS UN MIL OCHOCIENTOS ($ 1.800.-) a cada uno, por su labor en esta
etapa.-
NOTIFIQUESE.-

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