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] ésa es la Puerta del Sol y la plaza de armas de la mejor fruta que hay en
adonde, como en pleito de acreedores, están los aguadores gallegos y coritos gozando
de sus antelaciones para llenar de agua los cántaros. Aquélla es la Victoria, de frailes
mínimos de San Francisco de Paula, retrato de aquel humilde y seráfico portento que
Así era la Puerta del Sol que Vélez de Guevara describe en su Diablo Cojuelo. De
todo ello solo queda el recuerdo de la fuente, situada en el lugar que ocupa la réplica de la
espalda, en el espacio ocupado por el edificio del hotel París (el del anuncio de Tío Pepe), se
Francisco de Paula de los Mínimos (más conocido como el Convento de la Victoria) situado
en la confluencia de la Carrera de San Jerónimo con dicha calle. La coincidencia del nombre
hizo que la iglesia de San Francisco se denominara a partir de entonces el Grande para
entre damas y galanes la reunión de gentes que se celebraba en esta iglesia, además de que los
frailes Vitorios tenían también reputación de decir las misas muy ligeras, y, sabido es lo que
convento de San Felipe el Real. Por la parte de Mayor y Correo, el edificio se montaba sobre
una lonja muy espaciosa, conocida con el nombre de las «gradas de San Felipe». Debajo
estaban las «covachuelas», arcos porticados ocupados por tiendas donde se vendían, entre
1
Luis Vélez de Guevara. El diablo cojuelo. Ed. de Ángel R. Fernández e Ignacio Arellano. Madrid: Castalia,
1988, p. 203-4.
2
Ramón Gómez de la Serna. Historia de la puerta del sol. Madrid: Méndez & Molina Editores / Ediciones
Almarabú, 1987, p. 25. En la misma página recoge algunas alusiones del teatro español de la época a este
templo.
otras cosas, juguetes.
El principal mentidero de Madrid, «de adonde salen las nuevas primero que los
sucesos»3, tenía su sede en las citadas gradas, apareciendo frecuentemente en los textos de la
época4. En la acera contraria, en la casa de la calle Mayor, debió de estar la mancebía de Las
Entre Arenal y Mayor, se encontraba el Palacio de Oñate 6, a cuya puerta fue asesinado
un domingo de agosto del año 1622 el conde de Villamediana 7. El crimen, que quedó sin
Mentidero de Madrid,
Ni se dice, ni se esconde.
¡disparate chabacano!,
y el impulso soberano8.
No hace falta mucha imaginación para deducir el origen del nombre de la calle del
Arenal. A lo largo del Siglo de Oro son frecuentes las quejas acerca del barro y la basura
existente en las calles de Madrid. Sobre todo la segunda será objeto de observaciones como la
que sigue:
Tengo a esta villa de Madrid por la más sucia y puerca de todas las de España. Por las
calles no se ve otra cosa que grandes servidores (como ellos los llaman), que son
grandes orinales llenos de mierda que los madrileños vacían por las calles, lo cual
engendra una fetidez insoportable y villana. [...] Después de las diez de la noche, no
es divertido pasearse por la ciudad, pues a partir de esa hora se oye volar orinales
1642, levantándose en su lugar el actual, que se abrió al culto tres años más tarde. Digna de
visitar no sólo por su valor arquitectónico sino por su significado para el mundo de las letras,
ya que en ella fue bautizado Quevedo y Lope contrajo matrimonio con Isabel de Urbina.
Enfrente de este templo tomamos la calle de San Martín, donde se hallaba el convento
8
Alejo Martínez Martín. Madrid en la poesía. I. Madrid: Comunidad de Madrid, 1993, p. 53. Como es bien
sabido, la décima se atribuye a varios poetas, Góngora y Lope entre ellos.
9
Lamberto Wyts, Viaje por España, en Gachard, Noticia de los manuscritos relativos a la historia de Bélgica
que existen en la Biblioteca imperial, Bruselas, Leipzig, 1894 (ap. Madrid en la prosa de viaje, I, p. 7).
convento de las Descalzas Reales. Fue fundado por Juana de Austria, hermana de Felipe II, en
1564, con la intención de retirarse a vivir allí los últimos años de su vida. Otras reales
importantes donaciones, formando una de las mejores colecciones de arte de todo el país.
La calle de Flora nos encamina hacia la plaza de Opera, donde se encontraba la Puerta
de Balnadú, una de las primitivas puertas de la muralla, que fue derribada en 1567 por orden
de Felipe II. En esa misma plaza, se hallaba, aproximadamente donde esta el teatro, el
los principales monumentos del Madrid de los Austrias. Careciendo Madrid de catedral y el
Alcázar de capilla, fue fundado por la esposa de Felipe de II doña Margarita de Austria, con
Corona. Así mismo, serviría para cumplir en ella los preceptos ordinarios. La fachada es la
rinconcito de la plaza es obra de Mateo Inurria y se trasladó a este lugar no hace mucho
tiempo.
occidente de Madrid), estuvo ocupado en la época que nos ocupa por las huertas de la Reina y
de la Priora, así como por los edificios de la Casa del Tesoro 11 y de la Biblioteca Real. Todo
ello presidido por el Alcázar Real. Nada sobrevive y la zona está muy transformada,
unas cortinas de la habitación del pintor de cámara francés Jules Ranc. Sobre el lugar por él
10
El Madrid desaparecido, p. 66-7.
11
Una placa en el número 3 de la plaza nos recuerda que allí vivió Quevedo.
ocupado se construyó en el siglo XVIII el nuevo Palacio Real. José Bonaparte continuó la
parroquias (como la iglesia de San Gil, que se hallaba donde hoy se encuentran los Jardines
de Lepanto), con la idea de crear un gran espacio que uniera el Palacio con la Puerta del Sol.
La brevedad del reinado y las penurias económicas hicieron imposible tal proyecto,
presentar el caballo haciendo una corbeta (lo que se logró, según la leyenda, gracias al
ingenio de Galileo). Se la conoce por la estatua de los cuatro genios, ya que aparte de Galileo,
Tacca. Concebida por el Conde Duque de Olivares hacia 1640 para adornar el jardín de la
Reina en el Palacio del Buen Retiro, fue trasladada a su actual emplazamiento a mediados del
siglo pasado.
Donde hoy se sitúa la Plaza de Ramales estuvo la iglesia de San Juan, en la cual fue
ordenada por José I. En el centro de la plaza existe una columna con una cruz y una placa que
recuerda que, en algún lugar de la zona, se encuentran los restos del pintor.
Mejor suerte corrió la iglesia de San Nicolás (donde fuera bautizado Alonso de
Toda esta zona (comprendida entre la calle Bailén y la Plaza de la Villa) formaba el
barrio de la Almudena, residencia de la nobleza ansiosa de habitar cerca del Alcázar Real.
edificaciones, pero en cambio lo que hubo fueron callejuelas sombrías y tortuosas, con
12
José Simón Díaz. Guía literaria de Madrid. De murallas adentro. Madrid: Instituto de Estudios
Madrileños / Ediciones La Librería, 1993, p. 328.
iglesia de Santa María, que se hallaba en la confluencia de la calle Mayor con Bailén, y a
Madrid13.
Entre el palacio de Uceda y la calle del Factor, se encontraba el Arco de Santa María,
derribado en 1572 para ensanchar el camino con motivo de la entrada de doña Ana de
Austria, última esposa de Felipe II. En su lugar se construyó una nueva puerta que aunque se
denominó Puerta de Santa María de la Almudena, siguió siendo llamada Arco de Santa
María14.
Según llegamos a Mayor por San Nicolás, queda a la izquierda el palacio de Abrantes
edificado sobre el anterior caserón de Éboli y hoy Instituto Italiano de Cultura 15. Enfrente de
él, en la misma esquina de Bailén, se encuentra el Palacio del Duque de Uceda, valido de
Felipe III. El palacio, con sus torres y su tejado de pizarra (elementos ambos que perdió
posteriormente) sentó modelo y dictó las pautas para la posterior arquitectura palaciega
madrileña. Junto al palacio, hizo construir un convento (denominado del Sacramento), del
que sólo se conserva la iglesia, hoy sede del vicariato general castrense.
13
«Y la primera entrada que hizo Preciosa en Madrid fue un día de Santa Ana, patrona y abogada de la villa,
con una danza en que iban ocho gitanas, cuatro ancianas y cuatro muchachas, y un gitano gran bailarín, que
las guiaba, y aunque todas iban limpias y bien aderezadas, el aseo de Preciosa era tal que poco a poco fue
enamorando los ojos de cuantos la miraban. De entre el son del tamborín y castañetas y fuga del baile salió
un rumor que encarecía la belleza y donaire de la Gitanilla, y corrían los muchachos a verla, y los hombres a
mirarla. Pero cuando la oyeron cantar, por ser la danza cantada, ¡allí fue ello! Allí sí que cobró aliento la
fama de la Gitanilla, y de común consentimiento de los diputados de la fiesta, desde luego le señalaron el
premio y joya de la mejor danza, y cuando llegaron a hacerla en la iglesia de Santa María, delante de la
imagen de Santa Ana, después de haberla bailado todas, tomó Preciosa unas sonajas, al son de las cuales,
dando en redondo largas y ligerísimas vueltas, cantó el romance siguiente:
Árbol preciosísimo,
que tardó en dar fruto
años que pudieron
cubrirle de luto,
y hacer los deseos
del consorte puros,
contra su esperanza
no muy bien seguros [...]»
Cervantes. La Gitanilla. Apud Madrid en la novela, p. 4.
14
El Madrid desaparecido, p. 144-5.
15
En El Madrid desaparecido, p. 179-80, se lee: «En su lugar se construyeron unos jardines colocándose el
busto de Larra en medio», afirmación que entiendo puede ser compatible con lo dicho.
Nájera) las tapias de los jardines del Palacio de Camarasa. Como puede verse en el plano de
Texeira, en el Madrid de los Austrias era normal que los palacios y casas de cierto rango (e
incluso algunas casas de vecindad) tuviesen jardines y huertas en la parte trasera. Estos
lugares conformaban, junto a las huertas de los conventos, las únicas zonas verdes de la Villa,
Subiendo por Puñonrostro llegamos a la plaza del Conde de Miranda, donde se halla
el convento de monjas jerónimas del Corpus Christi, conocido popularmente como las
Carboneras, a causa de una imagen milagrosa de la Virgen allí conservada que fue encontrada
por un fraile entre el carbón de una carbonera. El interior del templo sobrevivió a incendios y
destrucciones y se conserva tal cual fue concebido, destacando sobre todo su importante
retablo mayor.
La calle del Codo (cuyo nombre no hace falta explicar) nos encamina a la Plaza de la
Villa, antiguamente de San Salvador, ya que estaba presidida por la iglesia. En ella destaca el
edificio del Ayuntamiento, cuyas obras iniciara Juan Gómez de Mora en 1620, concluyéndose
en 1692. Toma como modelo y lleva a su plenitud el estilo iniciado en el Palacio de Uceda,
estatua de don Álvaro de Bazán, triunfador de Lepanto, realizada en 1891 por Mariano
Martínez del Mazo, en el que se puede observar en el centro la Fuente de la Villa, también
confluencia con Señores de Luzón. Fue sede provisional del concejo madrileño, ya que en
una sala existente encima de su pórtico estuvo su primer salón de sesiones. Aquí fue
enterrado Calderón de la Barca cuyos restos, como los del resto de los grandes autores de la
época, se hallan hoy en paradero desconocido. Desde la torre de este templo se inicia el
fantástico viaje por Madrid del Diablo Cojuelo:
[...] y asiéndole por la mano el Cojuelo y diciéndole: «Vamos, don Cleofás, que quiero
comenzar a pagarte en algo lo que te debo», salieron los dos por la buarda como si los
la torre de San Salvador, mayor atalaya de Madrid, a tiempo que su reloj daba la una,
hora que tocaba a recoger el mundo poco a poco al descanso del sueño[...]16.
Guadalajara, se conocía como calle de Platerías o más corrientemente la Platería, por ser en el
que los artesanos de la plata se hallaban establecidos 17. En esta zona (exactamente en el
número 61 de Mayor) se halla la casa que perteneció a don Pedro Calderón de la Barca. Con
una fachada muy estrecha, pero con fondo, representa un tipo de vivienda muy de la época,
Destacaba por sus comercios, y es tópica la imagen de las mujeres esperando la llegada de
algún galán que las regale. Una buena descripción nos la ofrece el siguiente pasaje de El
buscón:
banco de los que tienen en sus puertas los mercaderes. Quiso Dios que llegaran a la
tienda dos de las que piden prestado sobre sus caras, tapadas de medio ojo, con su
pelo y apelo y pospelo, y no dejé güeso sano a la razón. Sentí que les había dado mi
libertad algún seguro de la tienda, y yo, como quien no aventuraba a perder nada,
conocían. [...]18
Aunque la cosa se les fue poniendo difícil, como podemos ver en Las harpías en Madrid:
...pues en viendo los galanes deste tiempo coche de damas vecino de tienda de
Era aquí donde se publicaban los pregones, según nos recuerda Cervantes en El vizcaíno
Brígida: [...] Has de saber, hermana, que viniendo agora a verte, al pasar por la puerta
pregonando[...]20.
la calle Mayor21), siendo bautizado en la cercana parroquia de San Miguel de los Octoes,
Desde la Puerta de Guadalajara hasta la del Sol discurría originariamente «la calle
Mayor, no sólo de Madrid, sino del mundo22». El tramo fue adquiriendo cada vez más
comprendida entre la Puerta del Sol con la de la Vega 23. Baptista Remiro de Navarra en su
obra Los peligros de Madrid dedica su «Peligro Sexto», a esta calle, destacando, entre otras
cosas, el riesgo para la bolsa de circular por allí junto a damas, sugiriendo algunos trucos para
18
Francisco de Quevedo. El buscón. Apud, Madrid en la novela, p. 77.
19
Alonso de Castillo Solórzano. Las harpías en Madrid. Ed. de Pablo Jauralde. Madrid: Castalia, 1985, p. 161
20
Miguel de Cervantes. El vizcaíno fingido. Apud Ángel Berenguer. Madrid en el teatro. Siglos de Oro.
Madrid: Comunidad de Madrid, 1994, p. 153).
21
J. Entrambasaguas. Vivir y crear de Lope de Vega, I, p. 13-4. Apud, Guía literaria de Madrid. De murallas
adentro, p. 469.
22
Los peligros de Madrid. Ed. cit., p. 60-1, Peligro Primero.
23
Abundantes textos sobre esta calle en Guía literaria de Madrid. Arrabales y Barrios Bajos, p. 127-34.
evitar el gasto. En la misma obra, queda atestiguado el ya incipiente problema de tráfico en la
zona:
«¡Calle Mayor de Madrid que en esta variedad te aclamará el orbe! ¡Oh, tú, paseo de
los días tempestuosos del invierno, donde sustentas más coches que piedras!24»
Entramos a la Plaza Mayor por la que se denominó calle Nueva, abierta, poco después
del incendio que destruyó la puerta de Guadalajara, para empalmar el solar resultante (que
pronto se convertiría en gran centro de atracción) con la Plaza Mayor. La plaza actual procede
de la reconstrucción realizada, a finales del siglo XVIII, por Juan de Villanueva tras el
incendio que la destruyó en 1790. De la plaza del XVII queda la Casa de la Panadería (de
1672, en sustitución de la anterior que se quemó en 1590) que sobrevivió a las llamas y fue
respetada por el citado arquitecto. Aparte de servir de marco a todo tipo de fiestas y actos
públicos,
el uso cotidiano de la Plaza Mayor era el de servir de marco, [...], para el único
especializado, sobre todo gremial. Así, los mercaderes de paños se situaban entre la
el centro, al aire libre, toda la animación del mercado, con fruteras, meloneras,
cárcel propiamente dicha estaba en la parte trasera del edificio (donde hoy está el Palacio de
Plazuela de Santa Cruz confundida como hoy con la de la Provincia y hasta donde se extendía
encontraba la Iglesia de Santa Cruz. Su torre era la más alta de Madrid y su campana, junto a
la de San Salvador, era la encargada de tocar cuando había un incendio. Al ser derribado el
templo, se trasladó la parroquia al cercano convento de Santo Tomás, sobre cuyo solar se
hallaba otro convento, el de la Trinidad. De él queda en pie la pequeña capilla del Ave María
que en la actualidad forma ángulo recto con el cine Ideal y en el resto del solar se construyó
el edificio del teatro Calderón, abriéndose a la vez la calle del Doctor Cortezo. Fue
importante centro de reunión social en el Siglo de Oro, aparte de por el horario de sus misas 29,
por la importancia de sus predicadores, entre los que destaca fray Hortensio Paravicino 30.
27
A ello alude el soneto de Quevedo «Huye la Casa del Campo (donde está el coloso del señor Felipe III) la
competencia del Retiro» que comienza «Piedras apaño cuando veis que callo».
28
Más datos sobre la Plaza Mayor y sus alrededores en Guía literaria de Madrid. Arrabales y Barrios Bajos,
p. 15-134, donde se pueden encontrar descripciones de las actividades que allí se desarrollaron así como de
las calles del entorno.
29
«Se vistió y fue a Misa al Monasterio de la Santísima Trinidad y al entrar por su vistosa lonja, adorno de la
más frecuente y hermosa calle de Madrid, llamada de Atocha [...] vio a algunos de sus amigos, que
esperaban a las once Misa, hora propia de los que haciendo de la noche día, son sus más virtuosas
ocupaciones comedias, calle Mayor y Prado, frecuentando iglesias [...] más por entretenimiento que por el
fin que se debe, donde oyendo en conversación los divinos Oficios, hacen siempre más daño que provecho»
(Diego Agreda y Vargas. Novelas morales. Madrid: 1620, p. 325-7).
30
A ello alude la siguiente carta escrita en 1623:
«La señora duquesa de Medina de Rioseco, mujer del señor Almirante, celebró fiesta al nombre
santísimo de María en la Trinidad. Dijo el P. Rojas la Misa, predicó el Maestro Hortensio Félix, más
felice ingenio que el Romano, si más valiente Orador».
Desde aquí salían, además, las expediciones trinitarias que iban a rescatar cautivos, y entre
ellas, en mayo de 1580 la encabezada por fray Juan Gil y fray Antonio de la Bella que
Virgen de este nombre fue poco a poco poblándose, tanto con edificaciones religiosas y
benéficas como con posadas y buenas casas de vecindad, en que se instalaron abundantes
comercios33.
Entre las iglesias, cabe destacar por su importancia para las letras españolas la de San
Sebastián, que sería reconstruida tras la Guerra Civil respetando muy poco de su traza
original. En su parte trasera, haciendo esquina con la calle de las Huertas, se hallaba el
cementerio de la parroquia (en el lugar que hoy ocupa una floristería). En él estuvo enterrado
Lope de Vega, cuyos restos desaparecieron en una de las extracciones de cadáveres que
letras, cabe destacar el de Miguel de Cervantes, cuya partida de defunción aún conserva. La
parroquia servía de sede a las cofradías de la Soledad y la Pasión, administradoras de los dos
Novena. La imagen de ésta última (una Virgen con su hijo dormido en brazos y S. Juan
actriz Bernarda Ramírez), impedida desde hacía muchos años, quien sanó tras acudir nueve
días consecutivos a rezar a sus pies. El hecho tuvo un gran impacto entre las gentes de teatro,
[...] alegres por su sana vivienda como por estar cerca de los dos teatros de las
comedias; y porque cerca dellos viven los representantes y las damas de la Corte, se
Dado el carácter del barrio, no es de extrañar que casi enfrente se hallara el Convento
Otra institución que daba carácter al barrio era el famoso hospital de Antón Martín,
que se alzaba donde hoy lo hacen la Iglesia de San Salvador y San Nicolás y el pasaje de
Doré. Fue fundado en 1552 por el religioso de dicho nombre 36 para atender a los aquejados
cura de estos males le hizo objeto de múltiples alusiones en los textos de la época37.
Texeira sitúa el albergue de San Ildefonso para niños desamparados, estuvo instalada la
imprenta de Juan de la Cuesta, de cuyas prensas salió la edición príncipe de la primera parte
34
Se puede ver una Relación verdadera del origen, y principio de la imagen de nuestra Señora de la Nouena,
que está en la Parroquia de san Sebastián desta villa de Madrid (Madrid: 1624) en Relaciones breves de
actos celebrados en Madrid de 1541 a 1650, p. 321.
35
Alonso de Castillo Solórzano. La niña de los embustes, Teresa de Manzanares. Apud Madrid en la novela,
p. 130).
«Traía aviso la astuta vieja de Sevilla que los barrios cerca de San Sebastián eran los más frecuentados de
todo Madrid de la gente moza, así por estar cerca los dos corrales de las comedias, como por vivir en
ellos muchas damas de la profesión, que pensaban ser las que Teodora introducía en la Corte; y así quiso
hacer su habitación en ellos, para lo cual mandó al cochero que guiasé allá.» (Las harpías en Madrid,
p.53).
36
La vida de su fundador, el venerable hermano Antón Martín, convertido a raíz de su encuentro con san Juan
de Dios, inspiró a Lope de Vega la comedia Juan de Dios y Antón Martín, publicada en 1618 en la «Décima
parte» de las suyas. Ver Guía literaria de Madrid. Arrabales y Barrios Bajos, p. 243-4.
37
Una selección de textos en la Guía literaria de Madrid. Arrabales y Barrios Bajos, p. 245-50.
Ntra. Sra. del Carmen, siendo hoy sede de la Sociedad Cervantina.
Proseguimos por la calle de Moratín, antigua de San Juan al Prado, y pasamos por la
plaza de san Juan, que fue en el siglo XVII el centro del mundo erótico, pues en las calles
circundantes había varias mancebías. A un lado queda la calle de Fúcar, que —en palabras de
Ramón Gómez de la Serna— «parece llevar un nombre de antigua fuente o de batalla menor
en Flandes»38 y que debe su nombre a los Fugger, importantes banqueros de la época. Son el
precedente de los fondos de inversión, como atestiguan abundantes textos de la época, como
el siguiente:
Señor dotor, yo tengo seis mil escudos en poder de los Fúcares y en plata. Cuando los
dejé allí para que ganasen, me pusieron por condición que cuando los quisiese yo
La forma españolizada del apellido pasó a denotar «hombre muy rico y hacendado», según
de trinitarios descalzos, más conocido por el convento de Jesús. En esta zona estuvo el
Palacio del Duque de Medinaceli, antes del Duque de Lerma, cuyo conjunto ocupaba una
enorme manzana comprendida entre la Carrera de San Jerónimo, el paseo del Prado y las
calles de Huertas, Jesús, Cervantes, San Agustín y la plaza de las Cortes. En parte de la
1606. En su iglesia se venera la imagen del Jesús de Medinaceli, que, según la tradición, fue
rescatada en una de sus expediciones a tierra infiel por los propios trinitarios.
su número 11, encontramos la que fuera, desde 1610 y hasta su muerte, casa de Lope de
Vega. Que el Fénix se encontraba orgulloso de haber podido con su trabajo adquirir la
38
Ramón Gómez de la Serna. Nostalgias de Madrid. (Madrid: El Grifón de Plata, 1956): p. 259-262
39
Alonso de Castillo Solórzano. Las harpías en Madrid. Ed. de Pablo Jauralde. Madrid: Castalia, 1985, p.156
vivienda, lo demuestra la inscripción que hizo poner sobre la puerta: D.O.M. / PARVA
PROPIA MAGNA / MAGNA ALIENA PARVA («Al Dios mejor y más grande / Que propio
albergue es mucho, aun siendo poco / y mucho albergue poco siendo ajeno»). Al disponer de
dos plantas, la casa tenía «carga de aposento», redimida por Lope en 1613.
Seguimos por la calle de Quevedo, que no hemos de confundir con la glorieta del
mismo nombre, y que fue hasta el siglo XIX calle del Niño. En la esquina de esta calle con
Lope de Vega se encuentra la casa en que habitó Góngora y a la que hace referencias en
algunas de sus cartas («He alquilado casa que en el tamaño es dedal y en el precio de plata»;
«tengo una casilla agradable...aunque estrecha»40). En 1625 la casa fue comprada por
Quevedo y Góngora tuvo que abandonarla, hecho al que alude el primero en los siguientes
versos:
[...]
Y págalo Quevedo
y desengongorarla
40
La primera cita de carta fechada el 13 de agosto de 1619; la segunda con fecha de 22 de octubre del mismo
año, ambas dirigidas a Francisco del Corral. Apud, Fco. Rodríguez Oquendo y F. J. Collantes Fernández.
Madrid para escolares. El Barrio del Parnaso. Madrid: Publicaciones Pablo Montesino, 1991, p. 59. Todo lo
referente a esta casa aparece en las p. 59-60.
de vapores tan crasos,
halla el convento de San Ildefonso de religiosas trinitarias descalzas (conocido como de las
Trinitarias). Es recomendable su visita por pinturas más antiguas, del siglo XVI, flamencas y
de gran calidad. En su primitiva iglesia (la actual procede de 1673) fue enterrado, como es
conocido, Cervantes.
Aquí profesó también, con el nombre de Sor María de Félix, Marcela Carpio, hija de Lope de
Vega. Por esta razón, la comitiva fúnebre de Lope de Vega se desvió de su recorrido para que
ella pudiera contemplarlo. Y fue escenario de un famoso suceso en enero de 1628: Pedro
persecución del cómico Pedro de Villegas que había herido a un hermano del comediógrafo,
casa en que murió el autor del Quijote, que entonces tenía su entrada por León, muy cerca de
Desde aquí, llegamos por Infante a la antigua calle del Lobo (hoy de Echegaray) por
la que accedemos a la calle de las Huertas. Era esta una de las muchas que hubo dedicada a la
prostitución, y así lo reflejan dichos antiguos como «en la calle de Huertas, una puta en cada
puerta» o «calle de las Huertas, más putas que puertas». En 1612, Cervantes, su esposa y su
sobrina Constanza vivieron en una casa de esta calle (aproximadamente en el nº 18). A esta
41
Francisco de Quevedo. Poesía original completa. Ed. cit., p. 1106.
vivienda se refiere don Miguel en algunas ocasiones llamándola «humilde choza mía», y en
y sacó dél una carta con su cubierta y, besándola, me la puso en la mano. Leí
Madrid».
Las casas a las que se refiere son el Palacio de Santoña o del Príncipe Negro, que hace
esquina con la calle del Príncipe y hoy sede de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid.
Fue, a finales del siglo XVI, lugar de residencia de Ruy Lope de Vega, y más tarde ocupada
por el príncipe de Marruecos Muley Xeque, quien se convirtió al cristianismo con el nombre
En la actual plaza de Santa Ana se hallaba el convento de ese nombre, construido por
deseo expreso de Santa Teresa. El edificio fue derribado por orden de José I, y en 1868 se
hizo lo mismo con las casas que aún se interponían entre ella y el teatro Español. Es en el
El Teatro Español fue antes Corral de Comedias del Príncipe y estaba levantado sobre
solares pertenecientes al doctor Álava de Ibarra, médico de Felipe II. Contiguo a esta casa se
erigía el Corral de la Pacheca. Este corral fue adquirido en 1582 por las cofradías de la Pasión
Sigue la ruta por Núñez de Arce, que antiguamente recibía el nombre de la Gorguera,
en la que estuvo instalada la famosa imprenta de Ibarra. En sus prensas se hicieron las más
bellas e importantes ediciones del siglo XVIII, entre ellas la primera académica del Quijote
(1780).
simple corral descubierto, hasta que en 1743 Sachetti construyó el primer edificio. Años más
tarde fue reformado por Pedro de Ribera, y fin derribado en 1859. La situación exacta del
teatro era el cruce de las calles de la Cruz y Espoz y Mina. Esta calle en un principio
terminaba en la de Cruz, porque enfrente, justamente, estaba la entrada del teatro de la Cruz,
que cubría la prolongación de la calle actual y las casas que le dan inicio.
tomando la Carrera de San Jerónimo42, volverá a encontrarse en la Puerta del Sol, punto de
inicio de este apacible paseo por las calles del Madrid del Siglo de Oro.
42
Una carrera es una calle larga. El nombre de San Jerónimo lo toma por conducir al antiguo convento de San
Jerónimo el Real.