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ESPAÑOLA1
(Anna Rossell, Departamento de Filología Inglesa y Germanística, UAB)
La materia que abordo en este artículo trata, como anuncia el título, de la literatura
producida por los escritores antifascistas alemanes en la Guerra Civil Española (1936-
1939). Me referiré por tanto a aquellos escritores que participaron en la Guerra Civil de
modo activo, en defensa de la República. Quiero precisar también que, si bien el título
reza “escritores antifascistas alemanes”, trataré de los autores que escribieron en lengua
alemana y no exclusivamente de aquellos de nacionalidad alemana, aunque éstos sean la
mayoría.
Con las diferencias, ideológicas o de matiz, que caracterizan por naturaleza a todos los
seres humanos aquellos escritores tenían en común la convicción antifascista y el
objetivo de combatir el fascismo hasta el final y ponían todo su empeño en lograrlo por
todos los medios, con el fusil y con la pluma. Este hecho hace que este grupo de
escritores quede completamente diferenciado de aquellos otros autores que, por razones
particulares y en contextos históricos bien diferentes, también trataron el tema en épocas
posteriores. A estos últimos no podemos considerarlos como grupo, porque sus razones
eran, en cada caso individual, diferentes.
La mayoría de escritores de lengua alemana que vinieron a luchar a nuestro país lo hizo
con las Brigadas Internacionales. Así los textos literarios que estos autores escribían se
basan en las experiencias acumuladas en el período en que las Brigadas actuaron en
nuestro país, entre 1936 y 1938. Algunos de ellos –pocos- estaban ya en España a donde
habían llegado en su huída de la persecución nazi, pero éstos eran casos aislados. A
España, huyendo del nacionalsocialismo antes del comienzo de la Guerra Civil, vinieron
muy pocos de los perseguidos, quienes, por razones culturales y de proximidad
geográfica a su país de origen, durante los primeros años de su exilio prefirieron
instalarse provisionalmente en tierras de Francia, Suiza, Holanda o Dinamarca, a la
espera de cómo se desarrollaban los acontecimientos.
Estos soldados-escritores voluntarios compartían aún algo más que hacía diferente en su
caso el hecho de escribir, y es que, del mismo modo que se sabían, como grupo,
luchadores contra una causa común, también se entendían, como grupo, escritores al
servicio de esta causa. Porque, como grupo, ellos se planteaban conscientemente la
pregunta de cómo convenía escribir en este crítico momento. Sus propios escritos nos
han dejado el testimonio de que la pregunta acerca de la finalidad que debía perseguir su
literatura era objeto de debate entre ellos.
Erich Weinert nos explica en el prólogo de su libro Camaradas2, publicado por primera
vez en el año 1951, pero escrito en otoño de 1938, cuáles eran las cuestiones que
entonces se planteaban; por ejemplo: ¿Cómo se debe escribir desde el mismo interior
del combate?. O bien: ¿Es posible escribir desde el combate mismo? ¿Para qué público
escribimos? (es decir, ¿a qué lectores debe llegar nuestra literatura?). Incluso preguntas
relacionadas con la técnica de escritura más adecuada al momento y al objetivo:
¿Conviene escribir artículos de estilo periodístico? ¿O es mejor hacerlo tomando notas,
a la manera del cronista?, es decir, ¿acumular apuntes para darle forma definitiva más
tarde, cuando la guerra haya acabado y tengamos una visión más distanciada y objetiva
de este período histórico? Todas estas cuestiones se planteaban entonces. Y el tipo de
preguntas que se hacían da a entender que estos autores eran muy conscientes de que su
literatura había de ser forzosamente diferente, porque la situación que daba origen a
2
E. Weinert, Camaradas. Ein Spanienbuch, ed. Verlag Volk und Welt, Berlin, 1956, p. 11.
estas preguntas era diferente, ya que surgía de un impulso atípico de escritura; es decir,
de una necesidad distinta. Esto no significa que todos los autores respondieran del
mismo modo a estos interrogantes, ni tampoco que un autor determinado se decidiera
exclusivamente por un estilo de escritura, pero está claro que todos eran conscientes de
que se encontraban en una situación y en un momento de escritura muy específicos.
El mismo autor, Erich Weinert, en un artículo que escribió a finales de 1938 con el
propósito de “hacer balance del trabajo de los escritores revolucionarios internacionales
que lucharon en el frente de la libertad”, por citarlo textualmente3, habla de una triple
tarea: “por un lado, luchar con las armas en la mano; después, inflamar los corazones de
los camaradas e infundirles coraje y, finalmente, dar publicidad universal a la cuestión
española para conseguir una participación activa desde todas las partes del mundo”.
Estas palabras resumen los objetivos que se proponía su literatura. Pero, en cuanto al
último de ellos se refiere, es decir, “dar publicidad universal a la cuestión española para
conseguir una participación activa desde todas las partes del mundo”, los escritores en
lengua alemana también se encontraban en una situación especial que les distinguía de
sus compañeros de otras nacionalidades de las Brigadas Internacionales, porque
aquellos no podían hacer llegar legalmente sus textos a sus países, no podían llegar al
gran público de lengua alemana, la relación con sus lectores naturales había quedado
impedida por el nacionalsocialismo.
A finales de octubre de 1936 en Madrid, que en aquellos días estaba sitiado por las
tropas franquistas, programaban la película “Los marineros de Kronstadt” (que glosa la
valentía con que la Armada Roja defendió la ciudad de Petrogrado en la revolución rusa
de 1917 y muestra imágenes de soldados que lanzan granadas de mano contra los
amenazadores y monstruosos tanques del enemigo). Peter Merin y Ludwig Renn, dos de
los autores de la época que nos ocupa, reaccionan de modo muy distinto ante este
mismo hecho: Peter Merin observa el entusiasmo que la película infunde en el ánimo
del público de los soldados, que ven en la actitud de quienes lanzan las granadas contra
los tanques un comportamiento heroico digno de imitación y concluye que estas
imágenes le han abierto los ojos, porque ahora sabe que el arte puede transformar las
cosas, ahora sabe el valor que tiene el arte, conoce su poder transformador, mientras que
antes era muy escéptico y pensaba que el arte tenía simplemente un valor estético y,
como mucho, lograba sólo dar consuelo4. En cambio, Ludwig Renn, que tenía
experiencia militar porque ya había participado como oficial en la Primera Guerra
Mundial y ahora lo era de la XI Brigada Internacional, rechaza la imagen que muestra la
película del soldado indefenso, que en su opinión se expone innecesariamente a una
muerte más que probable, lanzando una insignificante granada de mano contra un
tanque infinitamente más poderoso. Para el autor Ludwig Renn, que en aquel momento
tenía responsabilidad militar y era buen conocedor de las técnicas de guerra más
3
E. Weinert, “Dichter an der Front”, en Vol. d. l. Lib., nº 92 (Número de despedida, del 1 de nov. de 1938,
p. 16).
4
P. Merin, Spanien zwischen Tod und Geburt, ed. Jean Christophe-Verlag, Zürich, 1937, pp. 255-256.
modernas, presentar aquella actuación como un comportamiento modelo digno de
imitación equivalía a un acto de irresponsabilidad5. El ejemplo sirve para poner de
manifiesto las distintas maneras de entender el efecto del arte –en este caso, la película-
sobre el público –en este caso, los soldados- y puede orientar al lector de este artículo
sobre la pluralidad de respuestas que los autores que nos ocupan dieron a la pregunta
que se planteaban acerca de cómo convenía escribir en aquel momento.
A pesar de las diferencias de estilo que refleja esta literatura en función de la diferente
respuesta que daba cada uno de sus creadores a las preguntas comunes que se
planteaban, creo que sí puede afirmarse que en la mayoría de los textos que surgieron de
aquella situación bélica y que han llegado hasta nosotros predominan sobre todo tres
intenciones bien diferenciadas: una es infundir ánimo al soldado, otra construir un
modelo de comportamiento de lucha antifascista y, finalmente, la tercera, dejar
constancia de los acontecimientos para la posteridad, no tanto para registrar la historia
de la Guerra Civil Española, sino para documentar la de las Brigadas Internacionales.
Estas tres intenciones literarias no tienen por qué excluirse mutuamente; es decir,
algunos textos reflejan a menudo dos o los tres objetivos al mismo tiempo. De todos los
textos se desprende claramente que la intención literaria está subordinada y al servicio
de la causa antifascista y que este hecho condiciona habitualmente el estilo literario.
Esto se puede afirmar de todos los géneros, tanto de la prosa como de la poesía.
Dentro de la literatura en prosa que se escribió en lengua alemana en los años en que las
Brigadas Internacionales intervinieron en el conflicto predomina el texto del estilo
del “informe”, narrado por testimonios que han participado en los acontecimientos.
Se trata de crónicas vividas directamente que a veces se presentan en forma de
“diarios de guerra”, son textos de la familia del reportaje que a menudo se elaboran
con la ayuda de documentos auténticos que se van intercalando en la narración. A
este género pertenecen no sólo los libros que nacen con intención de escribir la
historia de una determinada brigada, sino también muchas novelas. El escritor se
convierte a menudo en protagonista del reportaje, de la crónica o de la novela. El
trabajo del autor consiste en seleccionar el material que considera más importante
para la narración y en montarlo. La selección y el montaje que haga dependerá del
tema o temas que más le interesa al autor exponer.
El modo cómo estos autores entienden los acontecimientos que se desarrollan en España
condiciona esencialmente los acentos temáticos de su literatura: ellos conciben la lucha
contra el ejército golpista de Franco como la defensa activa de un pueblo entero ante el
fascismo y, por la propia experiencia que tienen del nacionalsocialismo, entienden
también que en España se está forjando una comunidad internacional de antifascistas
que puede poner freno a la expansión universal del fascismo. Así pues son frecuentes las
narraciones de vivencias de los soldados voluntarios extranjeros y de sus motivaciones,
aunque los estilos, es decir, el modo literario de transmitirlas, diverja de un autor a otro.
Es muy probable que las diferencias estilísticas tuvieran mucho que ver con el público
lector al que el texto iba dirigido. Dicho de una manera general, y teniendo en cuenta
que esta literatura pretendía poner freno al avance fascista, debemos entenderla como
una literatura estratégica. Esto significa que en las actuaciones de los personajes o en los
5
L. Renn, Der spanische Krieg, ed. Aufbau Verlag, Berlin, 1956, pp. 59-60.
comentarios del sujeto narrador también se desprende con frecuencia una directriz de
comportamiento que pretende marcar o enseñar la mejor manera de conseguir este
objetivo. Ello da a una buena parte de estos textos un fuerte carácter de lo que
podríamos denominar “guía de actuación”, en tanto que construyen modelos de
comportamiento positivo ante los acontecimientos históricos, que, a pesar de las
diferencias en función del autor de que se trate, toman una dirección parecida. Esta
intención de marcar la diferencia entre el buen y el mal comportamiento se pone de
manifiesto por ejemplo en el tratamiento que reciben los anarquistas, que a menudo son
retratados como los representantes de la actitud equivocada. Esto se explica por el hecho
de que la mayor parte de los textos están escritos por brigadistas militantes del Partido
Comunista.
Más allá de los objetivos estratégicos que perseguían los textos a los que he hecho
alusión, algunos de los autores, en la medida en que sus conocimientos de historia se
lo permitían, incorporaron a la narración de los hechos un análisis histórico de sus
causas; intentaban establecer nexos de causa-efecto entre los antecedentes históricos
y los acontecimientos del momento. Así, por ejemplo, con cierta frecuencia
encontramos reflejado el tema de la rebeldía del campesino, que se presenta como
una reacción necesaria a la explotación sufrida, infringida durante generaciones por
parte del señor latifundista que cultiva o deja yermas las tierras a capricho,
ignorando por completo las consecuencias que ello tiene para quien necesita del
trabajo del campo para vivir. O bien se nos hace conscientes de la injusticia de la
estructura social y económica del país señalando que la miseria de la gente sencilla
viene causada por las riquezas acumuladas por la nobleza y los Grandes de España y
transmitidas de generación en generación.
En la muestra que sigue, el narrador pasea por las calles de Madrid y reflexiona
sobre la magnificencia de la arquitectura de los grandes palacios que han quedado
preservados de los bombardeos. Este hecho le lleva a reflexionar sobre la historia de
España:
6
Egon Erwin Kisch, Las casas y los palacios de Madrid
[...]
Hasta ahora estos palacios habían pertenecido a la funesta alta nobleza española, a los duques y marqueses que
durante medio milenio condenaron a los españoles a las tinieblas y a la desesperación con la ayuda de la clerigalla,
que mantuvieron un régimen feudal medieval y cultivaron un mercantilismo trasnochado, que impidieron la
6
E. Erwin Kisch, “Die Häuser und Paläste von Madrid”, en Erich Weinert, Die Fahne der Solidarität, Deutsche
Schriftsteller in der spanischen Freiheitsarmee 1936-1939, ed. Aufbau Verlag, Berlin, 1953, pp. 195-205.
Las traducciones de los textos son mías.
construcción de canales, que empujaron a la agricultura al peor de los estados, que dejaron la explotación de las
minas y la creación de las industrias en manos de consorcios extranjeros, que hasta arrendaron la red de
comunicaciones telefónicas a los americanos.
Aquellos que en la Edad Media temían el progreso de la burguesía y por esta razón expulsaron del país a los judíos
y a los moros bajo el pretexto de la religión hipotecaron más tarde sus minas de mercurio a los Rothschild de
Frankfurt y ahora traen moros mahometanos de África para que ataquen a sus paisanos y correligionarios católicos.
(pp. 198-199)
[...]
2. Textos que pertenecen a la familia del informe, del diario de guerra, del
reportaje o de la crónica:
En la prisión
El secuestro
El asalto a los cuarteles
La Centuria Thälmann
Madrid en octubre y principios de noviembre de 1936
Constitución del Batallón Thälmann (del 6 al 11 de noviembre de 1936)
La defensa del Cerro de los Angeles (del 12 al 16 de noviembre de 1936)
La defensa de Palacete (del 17 al 24 de noviembre de 1936)
Reorganización de la XI. Brigada (del 25 de noviembre al 31 de diciembre de 1936)
La Batalla de Las Rozas (del 1 al 11 de enero de 1937)
En Murcia (del 14 de enero al 7 de febrero de 1937)
El fracaso de Málaga (del 25 de enero al 12 de febrero de 1937)
La Batalla de El Jarama (del 8 al 21 de marzo de 1937)
La Batalla de Guadalajara (del 8 al 21 de marzo de 1937)
Los sucesos en otros frentes (de finales de marzo a mayo de 1937)
Contra los elementos antisociales (del 22 de marzo al 20 de mayo de 1937)
Efervescencia en el frente (del 21 de mayo a finales de junio de 1937)
El congreso de escritores antifascistas de Valencia y de Madrid (principios de julio de 1937)
La Batalla de Brunete (del 6 al 28 de julio de 1937)
La crisis se agrava
La escuela de guerra de Cambrils (de principios de junio a finales de septiembre de 1938)
Retirada de la Brigadas Internacionales (de finales de septiembre a finales de diciembre de 1938)
Vuelta a la lucha de las Brigadas Internacionales
Explicación de algunas palabras
Índice de mapas
[...]
7
L. Renn, Der spanische Krieg, ed. Aufbau Verlag, Berlin, 1956.
Nos apeamos y deshicimos un tramo del camino con los coches marcha atrás porque aún no sabíamos con exactitud
a qué distancia estaba el enemigo. Probablemente se encontraba al otro lado de la montaña de la Alcarria, al lado
derecho de su cima más elevada, el Picarón, aproximadamente a dos kilómetros de distancia. Nosotros estábamos a
1000 metros de altura. El Picarón tenía 1015 metros de alto y el valle que nos separaba estaba a 790 metros sobre el
nivel del mar, según el mapa. (pp. 239-240).
[...]
[...]
Cuando nuestras patrullas entraron en el valle, fueron recibidas por los disparos de fusiles y ametralladoras.
Deliberamos con los de los tanques sobre el modo de atacar la cima del otro lado.
El capitán nos dijo: “Podríamos usar la carretera que conduce a Muduex, que está en buen estado, pero una vez al
otro lado no podríamos seguir hacia arriba porque el camino es demasiado pendiente y está en mal estado.” [...]
Una compañía consiguió bajar hasta las puertas de Muduex y se dividió en dos líneas de tiradores. Se oían disparos
de infantería. Esto significaba que no todos los fascistas habían huido, sino que muchos estaban en sus posiciones en
la falda de la montaña [...].
Nuestro batallón de cazadores corría ahora por el pueblo hacia el escarpado despeñadero, donde probablemente
quedarían fuera del alcance de los disparos. Comenzaron a escalar la pendiente, pero cayeron.
También un batallón español de otra brigada extranjera había bajado por el lado que quedaba a nuestra derecha. No
podíamos ver sus movimientos, pero pronto empezaron a volver heridos. Eran cada vez más. Entonces informaron de
nuestro batallón: “Tenemos bajas. Es imposible escalar la fuerte pendiente bajo el fuego del enemigo. El oficial de
teléfonos de la brigada, teniente Schäfer, ha caído en Muduex, una bala le ha alcanzado el corazón.”
Al atardecer empezó a diluviar. Hans dio a nuestro batallón la orden de retirada [...]. (pp.240-241)
Como vemos, se trata de un estilo a caballo entre un diario de guerra y una crónica-
reportaje. El relato, vivido directamente por el narrador, no está recogido por días tal
como acostumbra a suceder en el género “diario”, pero sí por períodos de varios días
o meses, siguiendo un orden estrictamente cronológico que empieza con los últimos
años que el autor estuvo preso en una cárcel alemana, pasa por la salida de la prisión
y la marcha a España para luchar como miembro de las Brigadas Internacionales en
diciembre de 1938 y termina extendiéndose en los avatares cotidianos que conlleva
el desarrollo de la guerra.
El relato entre estos dos puntos va siguiendo meticulosamente las vivencias
autobiográficas del autor, que va buscando la manera de ser útil a la defensa de la
España antifascista con sus conocimientos de las técnicas más modernas de guerra.
La parte más extensa de la narración la ocupa la descripción de la guerra desde la
vivencia de la XI Brigada. El índice del libro permite seguir fácilmente este
recorrido. A sus descripciones el autor incorpora materiales que no son habituales en
la literatura tradicional, como por ejemplo mapas explicativos de las posiciones de
guerra, entre otros. La perspectiva de la narración es siempre la del autor-
protagonista que, a pesar de tratarse de acontecimientos humanamente muy duros,
que le afectan directamente, se esfuerza por mantener un estilo distanciado y
objetivo que evita en todo momento el reflejo de los sentimientos.
Este estilo literario que busca la objetividad, es decir, esta escritura que pretende
transmitir al lector los acontecimientos tal y como sucedieron, sin interposición del
sentimiento ni el apasionamiento del autor, lo buscan muchos de los escritores de
textos en prosa, si bien encuentran soluciones diferentes:
Por ejemplo, otro autor, Willi Bredel, recibió el encargo de escribir una historia de la
XI Brigada Internacional8. El Comisario General de las Brigadas Internacionales,
8
W. Bredel, “Zur Geschichte der 11. Internationalen Brigade”, en Willi Bredel, Spanienkrieg, Berlin y
Weimar, 1977. El vol. II de esta edición contiene toda suerte de comentarios y explicaciones de M. Hahn
(ed.) acerca de la gestación de esta historia. Cabe señalar que el propio Bredel, en una carta del 25 de
mayo de 1938 a Lisa Bredel se refiere a la técnica que utiliza como “eine historische Darstellung ... und
keine Literatur” (“una exposición histórica ... y no literatura”), según cita el mismo Willi Bredel, en su
Luigi Longo (Gallo), había puesto en marcha la iniciativa de elaborar una colección
de materiales para documentar la aportación que los pueblos del mundo habían
hecho a la guerra de España. Quería dejar constancia para la posteridad de la
valentía, el sufrimiento y el heroísmo de estos soldados para que no se perdieran
para la historia. Bredel utilizó como materia prima escritos de diversos
interbrigadistas que se habían publicado en el diario de la Brigada o que iban
recopilando la sección histórica y los comisariados de la Brigada. Para conseguir
este estilo objetivo hizo un montaje incorporando diferentes puntos de vista en su
texto. Su técnica de montaje sigue un proceso de tres fases claramente diferenciadas
que va repitiendo sistemáticamente para describir cada uno de los acontecimientos
que transmite: primero da él mismo una visión panorámica de los hechos a modo de
introducción, seguidamente pasa la palabra a un soldado y, finalmente, incorpora
documentos que corroboran el testimonio que acabamos de leer. La intención del
autor no es tanto la de describir los acontecimientos, sino dejar hablar a sus
protagonistas directos.
En cambio Bodo Uhse, que también escribe una especie de historia del batallón
Edgar André9, lo hace de modo bien distinto: él no la aborda de manera documental,
sino que se basa en informes de los implicados sin usarlos de modo directo. No
actúa como cronista distante, sino que es un narrador que ve las acciones, pero
registra también las impresiones y los sentimientos de los implicados en la lucha.
Sirva como ejemplo de este género el texto de Eduard Claudius que recoge las
experiencias autobiográficas de su autor en la Guerra Civil Española desde que llega
al país y se incorpora a las Brigadas Internacionales hasta noviembre de 1938,
cuando el protagonista se encuentra por pocos días con su esposa en París.
A diferencia de los textos anteriores aquí el estilo literario es claramente novelado,
la expresión del sentimiento no está reprimida y ello permite al lector sumergirse
personalmente en los acontecimientos y en el sufrimiento humano. Con todo, y
aunque el estilo literario no es el de la crónica, la obra en su conjunto también tiene
algo de este género. Porque, tanto por el período temporal que abarca la narración,
como por el conjunto de historias individuales descritas, los lectores acabamos por
obtener una visión panorámica de cómo los acontecimientos históricos en Alemania
destrozaron las vidas de tantos y tantos seres humanos, que se vieron abocados a la
separación familiar y de los amigos y a una vida incierta y largamente errática, al
tiempo que nos permiten percibir de primera mano el grado de idealismo de todos
aquellos que, después de haber sufrido persecución, prisión y a menudo torturas,
ponían toda su energía en llegar a España para sumarse a la lucha antifascista,
empujados por una convicción ideológica sin fisuras:
[...]
Jack quedó fuertemente conmovido por el dolor que se leía en los ojos de los ocho muchachos que tenía a su
mando, un dolor que se negaban a admitir, un dolor violento, silencioso, reprimido. (pp. 245-246)
[...]
2.3. Textos que aplican la política literaria soviética de los años treinta: el héroe
positivo según la estética del realismo socialista
Ya he mencionado que, en el conjunto de textos en prosa que nos han quedado de esta
época, se perfila el grupo de aquellos en los que predomina la intención de construir un
modelo de comportamiento positivo ante la situación crítica de la guerra. Dentro de esta
categoría tenemos por ejemplo una narración de Willi Bredel titulada Encuentro a
orillas del Ebro. Apuntes de un comisario de guerra11. Ya el subtítulo nos anuncia la
narración de la guerra a través de vivencias individuales. Nuevamente se trata de un
relato en primera persona. Pero poco a poco el peso de la narración se va desplazando
hacia otro personaje. A partir de este momento el escritor glosa una historia que
podríamos llamar “de aprendizaje”, protagonizada por el anarquista Pedro. Pedro, que
se nos presenta como un hombre valiente y luchador, pasa de una actitud inicial muy
recelosa y desconfiada hacia la política del Frente Popular y la función de las Brigadas
Internacionales dentro del ejército español a otra gradualmente mucho más proclive,
hasta que acaba por ver en los interbrigadistas a sus verdaderos amigos. La evolución de
Pedro desde las posiciones representadas por los anarquistas hasta las defendidas por los
comunistas se nos presenta como un modelo a seguir. Esta idea, bien desarrollada en
una historia completa, como en este caso, o bien simplemente embutida en un
comentario al paso, se desprende a menudo de los relatos en prosa de muchos de estos
autores, que manifiestan en sus textos claramente y sin ambages su posicionamiento
ideológico personal y la asunción a rajatabla de la estética literaria del realismo
socialista propugnada por Lukács.
Otro texto, en este caso de Eduard Claudius, que lleva el título La víctima12, construye
otro modelo de comportamiento positivo donde el acento se pone en el análisis de las
causas sociales que han empujado al pueblo llano a la revuelta política y social: el
protagonista, un joven antifascista español, recuerda su vida mientras lleva a cabo una
peligrosa misión en la que muere. En este repaso vital se nos van descubriendo las
razones de la firme convicción que impulsa sus actos y que le hace poner su vida en
peligro hasta tal punto. Estas razones son, primero, una infancia miserable, llena de
humillaciones por parte del propietario terrateniente, años, como dice, de apatía y de
11
W. Bredel, Begegnung am Ebro. Aufzeichnungen eines Kriegskommissars. Sobre la gestación y la
técnica literaria de esta narración V. el comentario del editor M. Hahn en el postfacio de W. Bredel,
Spanienkrieg, op. cit.
12
E. Claudius, “Das Opfer”, en Das Wort, 1938 (2), p. 61.
indiferencia; después, la esperanza de una vida mejor, en la que ya no habrá desposeídos
y, finalmente, el trabajo en la ciudad donde el joven se inicia en la lucha de clases. El
autor subraya la motivación antifascista del protagonista desde los años de la apatía al
despertar revolucionario.
Algunos textos en prosa persiguen otra finalidad: van destinados a la prensa extranjera
para facilitar la difusión internacional de los acontecimientos que se desarrollan en
España, llamar la atención sobre lo crítico de la situación y los esfuerzos del gobierno
republicano. En estos textos el estilo es mucho más operativo, informativo y
argumentativo. Sirvan como ejemplo de esta tipología literaria los títulos de Bodo Uhse
Visita al hospital militar del quinto regimiento, en Madrid o Sobre las milicias
españolas, del mismo autor 15.
13
B. Uhse, Begegnung zweier Deutsche, en Bodo Uhse, Gesammelte Werke in Einzelausgaben , ed. Por
G. Kaspar, vol. 2, Leutnant Bertram, Berlin y Weimar, 1974, pp. 726 y ss.
14
E. Claudius, “Wiedersehen vor Madrid. Brief an eine deutsche Mutter”, en Pariser Tageszeitung, nº
359, 6 de junio de 1937).
3. Los poemas
Es pues una característica de muchos de estos poemas que el sujeto poético se erige en
portavoz de todo un colectivo y no acostumbran a ser la expresión subjetiva de los
hechos históricos. Al igual que sucede con muchos de los textos en prosa, también la
lírica tiene una tendencia a la crónica y a la construcción de un modelo de
comportamiento positivo para los lectores u oidores. También para oyentes, porque en
algunos casos los poemas se musicaban y cantaban para los soldados y producían el
efecto de un himno, como es el caso del poema de Erich Weinert Canción de las
Brigadas Internacionales16.
Erich Weinert, Dieciocho de julio, transmitido por Radio Barcelona el 18 de julio de 1938 para rememorar la actitud
heroica del pueblo español ante las tropas franquistas17.
¡Dieciocho de julio!
Este día ha entrado en la historia,
15
V. p. ej. B. Uhse, “Besuch im Lazarett des fünften Regiments in Madrid” o “Über die spanischen
Milizen”, en Das Wort, 1936, nº 6 y 1937, nº 1 respectivamente.
16
E. Weinert, “Lied der Internationalen Brigaden” (1936), en Erich Weinert, Gesammelte Werke,
Camaradas, ed. Verlag Volk und Welt, Berlin, 1956.
17
E. Weinert, “Achtzehnter Juli (Aufruf im Radio Barcelona am 18. Juli 1938)”, en Erich Weinert,
Gesammelte Werke, Camaradas, ed. Verlag Volk und Welt, Berlin, 1956.
En la historia de España,
En la historia del mundo.
Pero el pueblo,
Cogido por sorpresa y sin armas en la mano,
Se levantó contra los traidores
E hizo frente con los puños vacíos
A las armas y a las granadas de mano.
¡Dieciocho de julio!
Fue la sagrada legítima defensa de la libertad.
Arrancaron las armas a aquellos miserables
Y empezó una guerra.
Y nadie dudaba que el pueblo obtendría pronto la victoria.
La hora es crítica.
Pero al pueblo español le apoya
La simpatía grande
De los pueblos del mundo,
Y ella llena su valiente corazón
Con una fuerza que es más poderosa que las armas.
¡Dieciocho de julio!
¡Dos años de guerra sangrienta, repleta de muertos!
Que viva el pueblo español,
Modelo para todos aquellos cobardes
Que creen que el fascismo es invencible.
El dieciocho de julio
Este pueblo demostró
Cómo puede hacerse frente al monstruo,
Fue el primero que lo demostró.
¡España vencerá!
¡Que viva el dieciocho de julio!
¡Viva la República!
(pp. 197-201)
Pero, al margen de esta poesía escrita desde la distancia racional, algunos practican una
poética más sensible que asimismo enaltece la valentía y registra los acontecimientos
sin olvidar el dolor humano. Éste es el caso de Erich Arendt. Así como los poemas de
Weinert son poemas de guerra, nacidos desde la lucha militar de las Brigadas, los de
Arendt nacen desde el interior del pueblo, glosan la vida y el sufrimiento de la gente
sencilla, observan y dan fe de la cotidianidad de la miseria. Ello se explica seguramente
por el hecho de que Erich Arendt fue uno de los pocos autores alemanes que se exiliaron
en España huyendo de la persecución nazi. El 18 de julio de 1936 hacía ya tiempo que
Arendt vivía en Mallorca y conocía a la gente y las costumbres del país.
18
E. Weinert, “Lied der Internationalen Brigaden” (1936), en op. cit.
Erich Arendt, Las manos de un minero19
[...]
(p. 353)
VI. BIBLIOGRAFÍA
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aesthetics of partisanship, Columbia, SC, ed. Camden House, 1992.
Susanne Christink (ed.), Es klingt ein Ton wie geschliffener Stahl…: Lieder und
Gedichte aus dem spanischen Bürgerkrieg 1936-1939, München, ed. Hanser, 1986.
Erich Hackl (ed.), Geschichten aus der Geschichte des spanischen Bürgerkriegs:
Erzählungen und Berichte deutssprachiger Autoren, Darmstadt …, ed. Luchterhand,
1986.
Gerhard G. Mack, Der spanische Bürgerkrieg und die deutsche Exilliteratur, Michigan,
ed. Ann Arbor 1984.
Wilfried F. Schoeller (ed.), Die Kinder von Guernica: deutsche Schriftsteller zum
spanischen Bürgerkrieg; Reportagen, Erinnerungen, Kommentare, Berlin, ed. Aufbau-
Taschenbuch-Verlag, 2004.
19
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Spanien”, en Kunst und Literatur im antifaschistischen Exil 1933-1945, vol. 6: Exil in den Niederlanden und in
Spanien, ed. Verlag Philipp Reclam jun., Leipzig, 1981.