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LUCÍA ETXEBARRIA

Escritora

No es impulso, es acoso
LUNES, 1 DE MAYO DEL 2017 - 21:13 CEST

Un chico va en el tranvía y una chica se sube. Al principio se «cruzaron las miradas», recuerda él. A él
no le pareció que «estuviera animada, no hablaba ni con sus amigas». Ellas se bajaron y la chica se
quedó en el tren, sola. Pese a los gestos que el joven le hizo para que bajara con él, ella no
reaccionó.
Al día siguiente él cuelga decenas de carteles por toda Murcia con este mensaje: «Ojalá te hubiera
tendido mi mano. Solo quería sacarte una sonrisa y llevarte a cenar». Una cena que se ofrece a sufragar
la marca de cerveza Estrella de Levante, que se comprometió a pagar una velada «a la altura de esta
fantástica aventura». El 'chico del tranvía' encontró, por fin, a la chica de la que se prendó cuando
volvía a casa. Es posible que la 'chica del tranvía' quedara con Sergio simplemente para decir que por
favor parara aquello. Porque Sergio la expuso públicamente sin que ella se lo pidiera o lo aprobara.
Describió en el cartel cómo iba vestida, su corte de pelo, su estatura, cómo era su amiga (pelirroja) a
qué hora exacta había tomado el tren, el trayecto… En una ciudad de 400.000 habitantes, mucha
gente pudo reconocerla. Sergio no le hizo un favor, sino una mala pasada.
El caso es que la historia de… ejem, ¿amor? ha despertado una enorme polémica. Desde que Sergio
Moreno apareció en los medios explicando su búsqueda ha generado multitud de críticas
por confundir romanticismo con un comportamiento «intrusivo de la intimidad», o «acosador».
Todas las mujeres hemos pasado por la experiencia de ir sola en un tren, un autobús o un vagón de
metro, y tener enfrente a un hombre que te mira de forma insistente. Es molesto, desagradable,
irritante y violento. En muchos casos, te bajas del vagón de metro o del tren. En este caso en particular
el chico hizo señas a la chica y ella no se dio por aludida. Eso debería haberle dejado muy claro que
ella no quería nada con él.
PROMOCIÓN SOCIAL

La sociedad no puede controlar el comportamiento individual de una persona. Pero lo que no debe es
'glamourizarlo' a nivel social. Lo que es vergonzoso es que una marca de cerveza califique un
comportamiento intrusivo y agobiante de «fantástica aventura» y lo promocione y legitime
socialmente en una campaña de márketing absurda. Creo que la marca de cerveza ha perdido
probablemente la simpatía de muchas mujeres.
¿Recuerdan aquel anuncio de «cuando un desconocido te regala flores eso es impulso»? En realidad, no
es impulso, es acoso. Las flores solo son aceptables si, y solo si, el desconocido ya ha dejado de serlo,
no antes. La frontera entre el mito del amor romántico y la privacidad de una mujer es tan frágil
como un tabique de obra.
Además, el amor no es un flechazo a simple vista. El amor se construye cada día y se basa en algo
más que en una simple atracción física, Se basa en respeto, en ideales y proyectos comunes, en
igualdad. No en una fantasía de «proyecto en tu belleza mis sueños como si tu belleza fuera una
pantalla y me quiero convertir en el príncipe que te rescata». Porque los príncipes azules galopaban en
córceles blancos, no viajaban en tranvía.
SIRA VILARDELL
Vocal de ECAS y directora de la Fundación Surt

Desahucios e infancia: ¿quién asume los


costes sociales y emocionales?
VIERNES, 12 DE MAYO DEL 2017 - 19:54 CEST

Es difícil olvidar la expresión de un/a niño/a o un/a joven que ha perdido su casa, como lo es
explicarle por qué ha sucedido tal cosa. Por qué aquel espacio propio de referencia, seguridad y
construcción de aprendizajes e identidad, de repente ya no existe. ¿Cómo explicarle a un/a menor que
se priorizan los intereses y beneficios bancarios o particulares antes que la protección del
derecho a la vivienda, a pesar de ser un derecho fundamental reconocido en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos? ¿Cómo transmitirle que el contexto en que deberá vivir será de creciente
desprotección e inseguridad en una sociedad que normaliza peligrosamente la vulneración
sistemática de derechos? Y lo más importante: ¿cómo asegurar la protección de los derechos de la
infancia y evitar que los efectos de una vivencia tan traumática deriven en factores de exclusión
social añadidos que determinen su vida?
La crudeza de los desahucios no nos resulta desconocida. Demasiado a menudo vemos a familias
expulsadas de su hogar sin alternativa y le ponemos rostro a la extrema vulnerabilidad. Pero la
vivencia y los efectos de esa realidad en la infancia y en la adolescencia es una segunda parte del drama
que escapa a las imágenes que nos suelen llegar. Es la cara más inocente y más vulnerable, pero
cuesta encontrar datos del impacto social y emocional de un desahucio en los hijos de las familias
afectadas.
Los efectos de un desahucio no empiezan en el momento en que la familia pierde su casa; el proceso
empieza mucho antes. En ocasiones la angustia por el riesgo de perder el hogar puede durar años de
tensiones y conflictos que padres y madres transmiten a sus hijos e hijas. Vivencias y sentimientos de
inseguridad e inestabilidad en un momento de desarrollo cognitivo, emocional y social que determinan e
influyen en dicho desarrollo.
La depresión y la ansiedad son dos de las patologías más comunes en los menores de familias que
han sufrido un desahucio, pero los impactos pueden llegar a tener una dimensión mucho más amplia. En
términos de salud y bienestar presente, pero también de rendimiento y expectativas de futuro:
baja autoestima, dificultades en establecer relaciones, desmotivación y rechazo social, pérdida de interés
en el aprendizaje, fracaso escolar, adicciones, conductas autodestructivas...
EFECTOS DEVASTADORES

Hay expertos que aseguran que un desahucio en la infancia puede tener un impacto similar a
un accidente de tráfico o una catástrofe natural, y a pesar de conocer sus efectos psicológicos
devastadores no se garantiza un acompañamiento psicológico y social durante el proceso. Por ello cabe
reclamar medidas de protección específicas que garanticen los derechos de los/as menores y
aseguren su bienestar, acompañadas forzosamente de la debida protección a sus progenitores para
que las medidas no sean puramente paliativas. Las políticas preventivas deben empezar por garantizar
la subsistencia mediante unos ingresos mínimos a todas las familias.
JUAN DE LA CRUZ
Contra las adicciones, proteger a nuestros niños
13/05/20174
A nuestros niños y jóvenes " los recluta el vicio y la delincuencia, o los recluta la sociedad para integrarlos al
trabajo colectivo, al desarrollo familiar, la paz y la convivencia armónica". Así de simple pero también complejo es
el reto que tenemos en Tabasco y en todo México.
Las palabras iniciales fueron dichas por el gobernador Arturo Núñez durante la firma de un convenio con la
Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), que preside el ex comisionado nacional de seguridad, Manuel
Mondragón y Kalb.
Precisamente este funcionario federal dio la medida del reto que nos espera. Dijo que de acuerdo a estudios
especializados, actualmente 50 de cada cien consumidores de marihuana en el país son menores de edad. Por si
fuera poco, el 53 por ciento de los estudiantes de secundaria y bachillerato han consumido alcohol alguna vez.
Confirmó Mondragón y Kalb un hecho más preocupante todavía, y que refleja porqué nuestros y jóvenes son la
población objetivo de los malosos: México pasó de ser un país de tránsito y trampolín de las drogas (además de
productor, añade el columnista), para ser un país de consumidores de estupefacientes.
Pero ero no esto no es todo: el negocio ilícito de las drogas tiene aparejado la expansión de las bandas organizadas
y desorganizadas de delincuentes. No hay tráfico sin traficantes, no existen estos sin una estructura de violencia,
extorsión y corrupción que -lamentable y lógicamente- va enfermando a toda la estructura social e institucional si
no se atiende a tiempo.
Lo hemos visto en Tabasco: el problema que tiene en las manos el gobierno (y que debe asumir toda la sociedad)
no surgió hace dos o tres años, no es de ahora, como tratan de hacer creer quienes simplifican con objetivos
electorales, sino es algo que se incubó durante décadas.
¿Cuándo inició el cultivo y tráfico de drogas en nuestro país? Hay quienes ubican el uso de narcóticos en los
tiempos prehispánicos, pero fue hasta la década de los años 40 del siglo pasado cuando por las necesidades
estadounidenses por cuestiones médicas se comenzó a tolerar la expansión comercial de las drogas, sobre todo en la
región de Sinaloa y Guerrero.
Tabasco, hasta donde o admiten los reportes oficiales, no es tierra de cultivo pero sí de tráfico, distribución y
consumo. Pero, ¿en qué momentos se establecieron las redes del narco? Es importante que las autoridades lo sepan
porque de esta manera se podrá entender qué tanto penetraron en las estructuras del poder y en la sociedad.
Tenemos por ahora el compromisos expresado por el gobernador Núñez para que el combate a las adicciones no
sea sólo un trámite burocrático; tiene que ser, como se dijo el jueves en el acto del Conadic, un compromiso de las
políticas públicas para la educación y formación de valores.
Es tarea de la escuela, de los maestros, pero también de las familias y de los medios de comunicación proteger a
nuestros niños y adolescentes, la población más vulnerable a las malas influencias; pero también receptivos a las
buenas orientaciones y ejemplos.
POSTDATA
En relación a la educación, una gran tarea tienen por delante los maestros de Tabasco en todos los niveles. Desde
preescolar hasta las instituciones de educación superior. Es lo que la presidenta del DIF Tabasco, Martha Lilia
López, y el titular del sector, Ángel Solís Carballo, han denominado "educar para la vida".
Así, por ejemplo, el 23 de enero de este año se puso en marcha el programa integral "Educar para la vida,
responsabilidad compartida", que incluye las estrategias Mochila Segura, Escuela Segura y una línea telefónica
para denunciar actitudes sospechosas o actos que afecten el entorno escolar. El objetivo es, asimismo, fortalecer el
entorno familiar y escolar; en suma, recomponer el tejido social. Como parte de estas acciones dirigidas a los
adolescentes y jóvenes debe destacarse el programa Cambia tu Tiempo, que hacer partícipes activos a los jóvenes.
Este programa fue extendido a los municipios de Centla, Paraíso, Jalpa y Nacajuca durante un evento encabezado
por el gobernador Núñez.
Que no nos mientan, el responsable no es el narco
ÁNGEL GUERRA CABRERA

E
esta semana el periodismo mexicano y La Jornada perdieron a un extraordinario profesional y ser humano,
Javier Valdez, corresponsal de nuestro diario en Sinaloa, acribillado a balazos a las 12 del día en Culiacán,
a unos pasos del semanario Ríodoce, del que fue cofundador. Hace 57 días, el 23 de marzo, murió también
acribillada frente a su casa nuestra compañera Miroslava Breach, corresponsal en Chihuahua, mientras
esperaba a su hijo para llevarlo a la escuela. También Miroslava era otro gran valor del periodismo
mexicano y, al igual que Javier, comprometida con las luchas sociales.

Ambos gozaban de merecido prestigio y reconocimiento social en sus estados y en el país, tanto por su
rigor y brillantez profesional como por sus valores éticos, inmunes al soborno y la intimidación. Sus
impecables notas eran lectura asidua para gran parte de los fieles lectores de La Jornada. Eran
imprescindibles para conocer la situación del país pues relataban el narcotráfico y la corrupción
gubernamental, las luchas de los maestros contra la reforma educativa, de las comunidades contra los
megaproyectos de las trasnacionales, los grupos de poder local y autoridades a ellas vinculados.

Mucho más, cuando en el caso de Sinaloa, a falta de oportunidades de trabajo, el narco –coludido con
el Estado– es desde hace décadas un poder creciente, el medio de sustento de gran parte de la sociedad y,
por supuesto, de muchos de los más humildes, aunque sean ellos los menos beneficiados. No sólo eso,
el narco, como ya ocurre en el resto del país, controla los más criminales y depredadores delitos. En
Chihuahua, al pingüe negocio del narco se suma la voraz acción depredadora del gran capital contra las
comunidades indígenas y mestizas. Miroslava había dado cuenta del total abandono y discriminación del
pueblo rarámuri y sus luchas contra los señores del dinero, que les arrebatan a toda velocidad sus fuentes
de vida y los mantienen sumidos en la desnutrición y las enfermedades prevenibles. Dos meses antes que
ella, fue asesinado el líder rarámuri Isidro Valdenegro López, protagonista de no pocas notas de Miroslava,
a quien nada lo pudo proteger el galardón que le concedió la Fundación Goldman por su defensa del
territorio indígena y los bosques. Como tampoco a Javier Valdez, el premio Libertad de Prensa del Comité
Internacional para la Protección de Periodistas.

En una administración que acumula ya 36 asesinatos de reporteros, Javier fue el séptimo de este año,
pero al día siguiente una colega fue herida de gravedad y unos días antes, en Guerrero, otros siete salvaron
sus vidas no se sabe cómo de un grupo armado, aunque perdieron todos sus equipos de trabajo e
información. Entre ellos había dos de nuestro diario, el corresponsal en ese estado, Sergio Ocampo, y el
fotógrafo Jair Cabrera.

De 2000 a 2017 han sido asesinados en México 126 periodistas, crímenes impunes en su abrumadora
mayoría según datos de la ONU. Los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa recuerdan muchos otros
hechos semejantes.

No nos digan que el responsable es el narco. El indebidamente llamado crimen organizado es inherente
al capitalismo y ha crecido como la espuma en su etapa neoliberal, cuando cada vez es más difícil deslindar
los llamados crímenes de cuello blanco de los de las organizaciones mafiosas y cuando estas son
indispensables para la acumulación capitalista en la etapa financierista. No hay un solo gran banco en el
mundo que no lave dinero. Suponiendo que lo evitara, los flujos de capital de procedencia ilícita son de tal
magnitud y se mueven a tal velocidad, que es imposible controlarlos a menos que hubiera una decisiva
acción de los estados.
En México es mayor que nunca el clamor de justicia y por poner fin a la escandalosa impunidad con
que se cometen al alza cientos de asesinatos de periodistas, defensores de derechos humanos y activistas
sociales, así como decenas de miles de desapariciones. El Estado, por definición, es el responsable de esta
catástrofe y las medidas que ha tomado se han revelado del todo ineficientes, como lo demostró en
estas páginas Jan Jarab, representante en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los
Derechos Humanos.

No deja de sorprenderme que, igual que Almagro, el gobierno del país de Benito Juárez, Lázaro
Cárdenas y la no intervención, apunte a la entrañable Venezuela bolivariana cuando se le incendia la casa.

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