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EL PROBLEMA FUNDAMENTAL DE LA FILOSOFIA.

El problema fundamental de la filosofía es el de la relación que existe entre el pensar


y el ser, entre el espíritu y la Naturaleza. Engels hace notar que los filósofos se
dividen en dos campos: idealistas y materialistas, según consideren como primario
el ser o la conciencia. Todos los representantes de la filosofía idealista toman como
primario la conciencia, la idea, el espíritu. En cambio, los materialistas consideran
lo primario la Naturaleza, la materia, y la conciencia lo secundario, como una
propiedad de la materia, derivada de ella. El problema fundamental de la filosofía
tiene, además, un segundo aspecto; ¿estamos en condiciones de conocer el mundo
circundante? La mayoría de los filósofos afirma la posibilidad de conocer el mundo,
pero hay algunos agnósticos que la niegan. El materialismo dialéctico refuta el
agnosticismo. Nuestras sensaciones, nuestras ideas y conceptos son copias,
reflejos, del mundo objetivo. La práctica sirve de criterio de la verdad o del error en
nuestro conocimiento. “Desde el momento en que con arreglo a las propiedades
que percibimos en las cosas, las aplicamos a nuestro propio uso, sometemos las
percepciones de nuestros sentidos a una prueba infalible en cuanto a su exactitud
o falsedad” (Engels). Sólo el materialismo dialéctico da una solución consecuente y
correcta hasta el final del problema fundamental de la filosofía.

Problema de las relaciones del pensamiento con la existencia, del espíritu con la
naturaleza. Engels anota que los filósofos se dividieron en dos campos –”idealistas”
y “materialistas”– según que considerasen como primario la existencia, o la
conciencia. Todos los representantes de la filosofía idealista toman como primario,
la conciencia, la idea, el espíritu. Los materialistas, por el contrario, consideran como
primario la naturaleza, la materia, y como secundario, la conciencia, propiedad de
la naturaleza, derivada de la materia.

El problema fundamental de la filosofía tiene además un segundo aspecto:


¿Estamos en condiciones de conocer el mundo que nos rodea? La mayoría de los
filósofos considera que es posible conocer el mundo que nos rodea; pero hay
filósofos agnósticos que niegan esa posibilidad. El materialismo dialéctico impugna
el agnosticismo. Nuestras sensaciones, representaciones y conceptos solo son
copias, reflejos del mundo objetivo. La práctica sirve como criterio de la verdad o
falsedad de nuestro conocimiento. “En el momento en que, de acuerdo a las
propiedades por nosotros percibidas, de una cosa cualquiera, la utilizamos para
nosotros mismos, en ese mismo momento sometemos a inequívoca verificación la
verdad o falsedad de nuestras percepciones sensibles” (Engels).
La solución consecuente hasta el fin del problema fundamental de la filosofía solo
la da el materialismo dialéctico.
También existe el problema de la relación entre la conciencia y el ser,
el pensamiento y la materia, la naturaleza; se analiza desde dos lados: en primer
lugar, ¿qué es lo primario, el espíritu o la naturaleza, la materia o la conciencia? y,
en segundo lugar, ¿cómo se relaciona el conocimiento sobre el mundo con el mundo
mismo? o, en otras palabras, ¿corresponde la conciencia al ser, es capaz de reflejar
con certeza el mundo? Sólo tomando en consideración estos dos aspectos puede
ser resuelto de modo consecuente el problema fundamental de la filosofía. Los
filósofos partidarios del materialismo reconocen como lo primario la materia, el ser,
y como secundario, la conciencia, y consideran que esta última es el resultado de
la influencia que sobre el sujeto ejerce el mundo exterior realmente existente. Los
filósofos idealistas toman por lo primario la idea, la conciencia, afirmando que ellas
son la única realidad verídica. Por eso, desde su punto de vista, el conocimiento no
es un reflejo del ser material, sino tan sólo la intelección de la conciencia misma en
forma de autoconocimiento de la idea absoluta, la voluntad mundial, &c. La filosofía
anterior se distingue por el enfoque metafísico de la solución del problema
fundamental de la filosofía, que se manifiesta o bien en la subestimación de la
actividad de la conciencia, en la reducción del conocimiento a la contemplación
pasiva (materialismo metafísico) y en la identificación de la conciencia y la materia
(Materialismo vulgar), o bien en la exageración de la actividad del pensamiento y su
elevación al grado de lo absoluto separado de la materia (Idealismo), o bien en la
afirmación de su incompatibilidad por principio (dualismo, agnosticismo).
Únicamente la filosofía marxista brinda una solución dialéctica materialista
exhaustiva y científicamente fundamentada del problema fundamental de la
filosofía, subraya el carácter primario de la materia consistente en que: 1) ésta es la
fuente de la conciencia, que la refleja; 2) la conciencia es el resultado de un largo
proceso de desarrollo del mundo material; 3) la conciencia es propiedad o función
de la materia altamente organizada: el cerebro; 4) la existencia y el desarrollo de la
conciencia humana, del pensamiento, es imposible sin el substrato material del
lenguaje, sin el habla; 5) la conciencia surge, se forma y se perfecciona gracias a la
actividad laboral material del hombre; 6) la conciencia reviste un carácter social y
se determina por el ser material social. Al constatar la contraposición absoluta entre
la materia y la conciencia sólo en el marco del problema fundamental de la filosofía,
el materialismo dialéctico señala al mismo tiempo su interconexión e interacción.
Siendo derivada del ser material, la conciencia posee relativa independencia en su
desarrollo y ejerce una activa influencia inversa sobre el mundo material,
coadyuvando a su asimilación y trasformación prácticas. Apoyándose en la práctica,
la conciencia humana es capaz de lograr un conocimiento verídico del mundo. El
problema de la relación entre la materia y la conciencia, siendo fundamental, no
determina sólo la solución de las cuestiones particulares, sino también el carácter
de la concepción del mundo en su conjunto, y proporciona un criterio seguro para
distinguir las principales corrientes filosóficas. Por eso, una formulación científica
del problema fundamental de la filosofía permite aplicar consecuentemente el
principio del partidismo de la filosofía, delimitar con precisión y contraponer el
materialismo y el idealismo y defender decididamente la concepción científica del
mundo del materialismo dialéctico.

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