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El caliche en el barril

El caló como signo de identidad en la Ciudad de México

Carlos Alberto Salgado Romero


Biblioteca de la Dirección de Lingüística-INAH
H. Antonio García Zúñiga
Escuela Nacional de Antropología e Historia

Dos plebes, compas, cabos, fulanos, valedores o chompiritas, mientras comentan con
seriedad sus respectivos anticurrículums –aquel papel que recuerda el miserable y
vergonzoso artefacto de la burocracia académica denominado currículum, y que destaca los
“fracasos” de una persona- perciben y toman conciencia de que su identidad cambea y se
complejiza con el paso del tiempo y dependiendo del lugar donde habiten, de la gente con
que se relacionen y de varias otras cosas o “actividades”.1 Pa‟ empezar, los dos se
reconocen como algo que, basándose en las películas de El Santo, Pepito y Chabelo contra
las momias de Guanajuato, Pedro Infante, Tin Tan, las lecturas del Simón Simonazo, echar
el dancing en el Califas, pistear en el Nereidas y un largísimo etcétera, pudiera denominarse
“mexicano”. También se definen y, lo que es peor, los demás los identifican como
lengüeros y gente de gustos nada refinados. Sin embargo, estos buenos pa‟ nada creen
firmemente que su forma de hablar es algo que los hace ser y estar más que ninguna otra
cosa; así, mientras que a uno de repente se le sale lo sombrerudo y se dice cuasi norteño, el
otro, más consciente tal vez, se define como un auténtico chilango, es decir, como hijo de
juereños nacido en lo más recóndito de un barrio de la Ciudad de México.
Pues bien, en este encuentro Carlitos y Toño, los dos valedores, tratarán muchas
cosas referentes a su identidad. Por tanto, andarán saltando, frecuentemente, de rollos
sociales o antropológicos a rollos lingüísticos. En cuanto al choro social, expondrán las
principales características del barrio en el de efe. Parte importante de esta exposición será la
descripción de la vestimenta que usan sus habitantes y el tipo de interacción que se da en
sus relaciones. Esto con la finalidad de ofrecer un dibujo de lo que ellos, tal vez desde
fuera, creen que definiría a la gente del barrio. En cuanto rollos de la lingüística se refiere,
distinguirán entre los diferentes tipos de habla con que uno se topa, de harina, en el
chilango. También harán una revisión de los elementos que más caracterizan al caló defeño
y analizarán las circunstancias que permiten que entre los valedores se sepa que lo que es
de Roberto es de Toño y Pepe, pero menos de Roberto. O bien, en este mismo sentido,
revisarán cómo hace la tropa para entender que aunque Canadá, como todos sabemos,
queda en el norte, en el barril, estar en Canadá es como irse de vacaciones al sur.

A ver valedor, ¿qué transita por tus venas?


Toño: De jainitas mejor ni hablar. Cincuenta sería un decir, pero pa‟
Miguel que son más.
Carlitos: ¡Chale! Tanto así. Pues mejoral vete a hacer una limpia o a
rezarle al señor de Chalma.
Toño: Me cae que sí. Por eso mejor démosle a otros bisnes, ¿no?
Carlitos: Bamba. Pues parlemos de la vida, de cómo después de andar
bailando la pera dos tres abriles y de jetearla en dos tres
bisnes, tú sabes, la bibliotecología y las letras alemanas, me
clavé a darle a la lingüística. Ahí iguanas la jeteé, pero me
comí mi parte del pastel y aquí andamios entre tratando de
hablar del aspecto en español y del habla de la tropa de los
barrios densos, de esos batos que tienen que ir a chingarse por
varios pedos a Canadá. Porque, como sabes, yo nací en San
Tocho, una ciri dentro de la ciri.
Toño: No, pos usté si anda pesado mi Charli. Cantonearla en el
barril y darle al estudio, a quemarse las pestañas, pues sí está
durazno. Pero chido por usté. John Parker iguanas la anduve
rolando en varios bisnietos un ratón. Hasta de pintor la he
hecho, pero lo más cabrera de torombolo es cajetearla. Pus ya
ves que la gente te vicentea malora, no.
Carlos: Simón, puro pasado de lanza. Que si te garreas de una forma,
pues luego luego que eres esto, que si no, pus que eres
aquello. De mariguano no lo bajan a uno. ¿Y pos uno qué? Es
cosa del destino…jeje…
Toño: Nel mi Charlitos, me cae que eso es pura falta de conociencia
de uno mismo. Aquí no hay de que yo no fui. Todo es porque
todo influye en uno.
Carlitos: ¡Chale!, pues mejor role el churro, ¿no? Tampoco te viajes
camarada.
Toño: Neta, ya ves, dicen que uno nunca acaba de conocerse. ¿O
qué? Un fresita a poco es igual a la tropa del barril. Nel, el
chavo crece en otro mundo y esto influye en su
comportamiento.
Carlitos: Hasta ñañaras me das. No ande de mamila o como dijo
Sócrates, mame pero no se lleve al burro.
Toño: ¡Chale!. Mejor, a ver, dime cómo está eso del caliche que
andabas dieciocho hace un rayo, porque no entiendo. Por
ejemplo, yo antes de cantonearla por Acámbaro, pus parlaba
de otra manera. Y la verdá es que ahora me late el caliche.
Carlitos: El caliche es la neta.

1
Ojo, nos abstenemos de utilizar el término “resumen” para la parte en la que se explica la
intención, los objetivos y las hipótesis del trabajo, debido a que algún mal nacido, al
emplear este término, nos la quiera dibujar y nos albureé.
De tocho un polvo
Después de andar desbarrando un polvito con la vida de cada uno, el Carlitos y el Toño le
meten duracel a tratar de ver qué transa con la forma de hablar de la tropa del chilango.
Empiezan a ver que está cabrón, porque acá en la metrópolis pues cada bato parla bien
distinto. En lo que hay que tener cuidado pa‟ no cagarla es en no confundir, como sucede
frecuentemente, el caló con algunas de otras hablas. Por eso también hay que ver qué pex
con el habla popular.

Carlitos: ¡Simón! En dos tres laderos hay un chingo de formas de


parlar, ya sábanas, como hablan los negros o los chicanos en
el gabo o también como hablan los batos fresas aquí en el de
efe.
Toño: Cinta, pero tú sábanas que hay tropa que anda de borrega
diciendo que el caliche es pura jerga popular.
Carlitos: ¡Cámara con esos compas! No saben bien de qué tamaño.
Toño: ¿Cómo bestia? Estos borregas andan tirando aceite por dos
tres laderos choreando a la bandera, ya sábanas, a los que se
dejan dormir con el verbo de que este tipo de habla está lleno
expresiones que nomás son usadas por garufas, acá, por
felones y malillas, esos que batean de Toño y Pepe y que le
pegan macizo a Roberto.
Carlitos: ¡Simón loco! Eso es lo que andan dieciocho, pero pa‟
miguelito que esos guaguazas están tiernitos y no saben
chicles qué transita con el caliche. Tú sábanas algodón de lo
que te estoy dieciocho y sabes tan viejo de qué lado masca la
iguana. La jerga, pa‟ empeksar es el habla con la que un
guato de compas se parlan y es parte de su pedo, del jale al
que le tupen, tú sabes, que el doctor, que el carpintero, pero el
caliche es otro bisne.
Toño: ¡Órale! Yo he escuchado a otros güeyes más pirados, ya
sabes, acá, los caca-grandes, los que tiran la piedra del zapato
en trono real. Estos batos andan desbarrando, tú sabes,
borregueando, dicen quesque el caló va de la baisa con los
regionalismos. ¿Pa‟ títeres, qué transa?
Carlitos: No hay talco pa‟l rosado valedor. Los regionalismos son
palabrejas o ciertos rasgos de sonido o de otros pericles que
por diferentes pedos son propios de todo un terruño.
Toño: ¡Cámara!

Mi ciudad es chinampa en un lago escondido


Ya pa‟ estas alturas, sin birola ni churro de por medio, los dos batos andan bien densos.
Empiezan, como si de Veracruz, a ver qué pex con el barril donde cantonean. Hasta parecen
viejas de vecindad en el lavadero. Pa‟ Miguelito que hasta son pulgones los dos.

Toño: ¿Y qué pues con el barril?


Carlitos: Algunos cábulas dicen que el barril es el lugar donde la tropa
se junta y cotorrea. En donde dos tres batos y jainas se ponen
bien chuecos metiéndose maroles, dándose unos flavios,
dando lata o clavándose unos fierros.
Toño: Yo tan viejo he escuchado eso, pero el barril es otro iris. Es
tupirle a los contactos, es rifarte por la tropa desde morro
aunque te cargue el payaso, loco. Ser barrio, neta, es tirarle la
baisa a tus compas, tú sabes, hacerles esquina a esos batos
que desde morros han rolado con títeres. Si hay que pegarle a
Roberto, pues ni pex, no te debes acalambrar y si cae la
bronca con Javier, ni pedo, hay que apechugar, que no se te
salga el aire, ya sábanas, usted calle doce, el borrega no cabe
en ningún lado. En el barril a la borrega nadie la quiere. A la
borrega nadie le hace el paro. Son gueyes que no aguantan la
recia.
Carlitos: ¡Simón! Ser barrio es ser felón, es ser rifado y no arrugarse,
es aguantar chanate. Todo por la pandilla, ya sábanas, la
clica.
Toño: ¿Y cómo bestias lo de la garra? Ya ves que hace dos tres
abriles la tropa usaba pantos entubados y ahora los batos
andan bien tumbados.
Carlitos: Ese, me cae, es otro bisne. Así como hay dos tres parnas del
barril que usan todavía sus tubos y sus marras y playeras
negras hay batos que les late la lleca y andan dando el rol por
dos tres laderos y se dan línea de otras formas de garrearse.
Hay tan viejo otros que se mueven al gabo y cuando rebotan
al barrio llegan garreados de otra forma y ya sabes los tiernos
que nomás andan guachando qué transa, pues aprenden a
garrearse como ellos.
Toño: ¿Y qué pues con el caliche? A mí me late que es iguanas. Los
batos que se lanzan al gabacho reviran con dos tres palabras
que luego usan con los güeyes de su clica. También hay dos
tres batos que se van de vacaciones al sur o a Reno, pa‟
pronto, a chingarse dos tres abriles, y ahí aprenden el caliche
de otros barrios. Hay también dos tres rancios en el barrio a
los que la banda respeta, pero ahí que quede, luego
reviramos.

Dibújemela despacito
Ya que andan de sabelotodos estos dos, pues se les hace fácil empezar a querérsela dibujar
a todos. ¿Pero qué? En un ratón se dan línea de que nel, el caliche está Cabrera. Por eso,
mejor hay que llevársela tranquila.

Carlitos: Hay un guato de lengüeros que han hecho jales del caló y
dicen que el caliche va de la baisa de fenómenos de sonido,
de léxico y de significado. Dicen que se pusieron a camellar
duro con unos batos que la armaban en el caliche y que le
tupieron macizo a los datos que les aflojaron. Lica nomás,
que madres que tienen que ver con los sonidos están en el “ya
sábanas paquetes de hule”, no; “yo Felipe y con trenzas”; “tú
calle doce”. Al parecer estos son los ejemplos que la bandera
cacha más en corto porque sólo hay una pequeña
modificación en la palabra. En cambio, los ejemplos que son
léxicos y semánticos tienen otros pedos. Ahí te va, pueden ser
dizque arcaísmos o palabrejas viejas como “mercar” en
mercar los cacles; “topar” como en toparse con otro bato; y
“felón”. O tan viejo, me cae, son palabras que vienen de otras
lenguas y llegaron pa‟ quedarse, como “guachar” del to
match del inglish, “cacles” o “chante” del náhuatl.
Toño: Y hay otras madres que quién sabe qué transa con ellas. O a
ver, ¿qué pex con jaina, garufa o cábula? Estas palabras todo
el barrio las capea por el contexto en el que se usan, aunque
no se sabe bien qué transa con su origen, pero. En lo que es la
oración, ahí empiezan las broncas semánticas pero espesas
por ejemplo, si unos compas de un barril se topan con que un
cábula, que no es de ahí y que se está tirando una birria en la
tienda en donde ellos regularmente cotorrean, pus luego
luego sienten que ese bato no debería estar ahí y tratan de
medir pues qué transa con él. Poco a poco le empieza a caer
la tropa para ver qué transa con ese compa que está bien tibio
a la sin susto en su barrio de ellos, ¿no? En ese momento
comienzan a guaguarear de dos tres ondas y a cargarse la
baisa, si el bato es garufa va aguantar sin paniquearse. Los
batos empiezan a ver que el compa no se acalambra y le
invitan de su biela o un cigarro, o sí hay, pues un churrito,
con el fin de saber qué transa con el bato. Pon tú que en una
de esas alguien dice que el Tuna acaba de mover una ranfla o
que al Tuna se le acaba de caer el cantón, si el bato capea
chido sabrá que el Tuna acaba de vender un carro o que el
Tuna acaba de pasar por un mal rato o, también, que al Tuna
lo atoró Javier o la chota, como dice la Chachita.
Carlitos: Los lengüeros han hecho estudios sobre esto, dicen que en
estos casos se haría una equivalencia entre algunos rasgos de
significado que comparten tanto la forma vender como la
forma mover y que esto tienen que ver con el hecho de que se
desplaza un objeto X en un dominio Y.
Toño: ¡Chale! Yo soy el que le quema las patas al diablo y a títeres
te hace efecto.
Carlitos: Me cae, en el verbo vender un vendedor se deshace de algo
que pasa a otras baisas; en este sentido, mover puede ser
usado en el contexto de vender porque mover lleva de manera
intrínseca la noción semántica de este evento. Algo similar
ocurre con reventar su ranfla, en donde, reventar tiene el
sentido, en este caso, o de deshacerse de ella, debido al valor
semántico de la forma reventar, o de que se descompuso. De
esta manera las oraciones “el Tuna reventó su ranfla” y “el
Tuna movió su ranfla” tienen el mismo sentido. Otro ejemplo
de esto es: “el Tuna le pone al flexo” en donde poner puede
ser sustituido por entrarle, atorarle y hacerle. En todos estos
casos el verbo está asociado a una noción que indica una
actividad habitual.
Toño: No pus ya me enamoré de ti. Estás cabrón.
Carlitos: Nel, nomás no empieces a perderme el asco, cabrón. Y no me
distraigas. Hay otros procesos semánticos que están más
cabrones. En ellos el sentido de un enunciado se aleja de
manera significativa del significado literal del mismo, lica:
“le dieron unas metidas”, “andar a la sorda”, “lo durmieron
con un libro”. Aunque la gente no lo crea, el caliche está bien
denso porque los batos todo el tiempo están sacando el
repertorio. Que si un bato dice “me voy a mi cantón”, otro
por allá está diciendo que “cantonea en San Tocho”. Que si
un güey dice que “tiene bien apañada la tuza”, otro bato dice
que “estuvo entuzado dos tres años en el reclu”. Que si un
bato dice que “se fue a chingar a cana”, otro güey dice que
“estuvo encanado o de vacaciones”. Esto es productividad
como los lengüeros dicen.
Toño: ¡Cámara!

De Acámbaro payaso
Como que poco a poco les va quedando claro al Carlitos y al Toño lo del caliche. Ya saben
dos tres cosas de esta manera de parlar. Ya más o menos saben qué pasa con la gente del
barrio, porque a final de cuentas esta tropa es la que usa el caló y pues como que hay que
ver qué transa con ella. Pero falta. Para hablar del caló hay que tomar en cuenta cada vez
más cosas. Ya no es como antes. Ahora el caliche ya usa hasta gente que no tiene nada que
ver con los barrios. Ya como que es popular. Pero, ¿qué pasa con esto? ¿Será así? ¿Qué
hace que se difunda, si es el caso, el caliche a otros sectores de la suciedad…digo…de la
sociedad? Vamos a ver.
Toño: Como te estaba dieciocho hace un rayito, los batos que se
lanzan al gabacho rebotan a sus barrios con dos tres palabras
que allá aprendieron. Todas estas palabras las usan con los
güeyes de su clica y algunas, las que más les laten, son
adoptadas y usadas por sus parnas. De la misma manera, los
güeyes que andan de malillas de barrio en barrio, llevan y
traen el caliche de un laredo a otro. Pero ahí no queda Toño,
hay güeyes a los que se les cayó el cantón y se tuvieron que ir
a chingar un rato a cana en donde se topan con garufas de dos
tres lados que usan sus respectivos caliches. En Canadá está
bien denso, loco, y los batos que se están chingando son de
dos tres barrios densos del chilango. Son compas de San
Tocho, de Tepito, de la Morelos, de la Guerrero, ya sábanas,
puro malilla. Ahí, en Cananea, todos se tienen que rifar a la
hora del rancho pa‟ que no los bañen. Hay que talonearle para
la lista pa‟ que no les den fajina o los apliquen y hay que
darse dos tres cerrones, tiro por viaje, pa‟ que no los
chamaquéen o les ganen con lo suyo. Cuando estos batos
chispan y rebotan a sus barrios llevan con cigüeña un guato
de caliche. Es fácil que su forma de parlar sea adoptada por
los batos de su tropa ya que estos compas generalmente
llegan a mover a los batos de su clica, porque el hecho de que
se hayan chingado un rato en cana les da prestigio en el
barrio.
Carlitos: ¡Simón! En sus barrios estos batos son mirados como güeyes
felones y los morros los imitan hasta en la forma de hablar.
Toño: ¡Órale! La labia anda en Toño. Un bato cuando es canero
utiliza el lenguaje que mamó en cana. Es un lenguaje más
espeso. Por medio de él te das tinta de quién ha estado en
cana, hay que llevársela tibia con esos güeyes. En el barrio, al
bato que ha estado en cana se le respeta y mucho más si se
fue a chingar por homicidio, cuando se llevan a un puto es
fácil para ellos tirar a otro. Pero eso no pasa ni con la ratota ni
con los violines, pinches batos erizos, aunque a veces si
apantallan.
Carlitos: ¡Órale! Pero tan viejo así como hay palabras que van y
vienen de un lado a otro, hay otras que se mueven en el
tiempo y de repente escuchas que un bato está usando
palabras que usaba la tropa de hace un guato de años.
Toño: ¡Simón! En el barrio hay dos tres batos rancios que la banda
respeta y estos batos usan palabras que se usaban antaño. Si
estos batos interactúan de manera regular con los tiernos del
barrio es muy probable que las formas lingüísticas usadas por
ellos se queden en el dominio de los morros.
Carlitos: Míralo, pues si es buzo el chavo, ya estás capeando. Yo he
escuchado a dos tres fresones que usan palabras del barrio.
No sé si será moda o será mamada pero vas por la lleca y
escuchas dos tres palabras del barril: que el “baro”, que “está
chido”, que “se la rifa”, pero luego luego se mira que no son
del barrio por el contexto en que se usan. Algunas, por
ejemplo, se convierten en clichés y pierden su productividad
lingüística. Me cae que hasta que ya mucha gente le atice
tiene que ver.
Toño: Es curado como pasa de una tropa a otra el caliche. Apenas
estaba guachando en el periódico que en algunos encabezados
se usan formas de caliche de manera frecuente. Por ejemplo:

Abre chance de acuerdo


Cae hermano del ‘Chapo’
Atoran judiciales a un matricida
Venadean a jefe policiaco… y vive
Le ‘ponen’ reos en los túneles de reclusorios: Mojan brocha
en lo oscurito
Atoran a homicida de tepito
La chispa Bejarano y prepara su salida

Carlitos: ¿Pues qué pedo con esto?


Toño: A partir de esto se puede mirar como algunas formas pasan a
formar parte de un dominio mayor y son entendidas por un
chingo de batos. Estas formas probablemente trasciendan y se
queden dentro de un lenguaje popular. Sin embargo, otras no
corren la misma suerte y resultan más difíciles de interpretar,
guacha:

Le cayó la broma „lo descubrieron en algo ilícito‟


Le atora a los contactos „sabe pelear‟
Le puso a Javier „lo delato con la policía‟

No es lo mismo huele a traste…


Ya entrados en esto de decir qué es lo que hace al barril, la manera de hablar, la forma de
vestirse, de lo que se platica y todo lo relativo a las interacciones que se dan entre la gente
de barrio, Carlitos y Toño siguen empeñados en ver qué transa cuando gente de otros
laredos emplean palabras o giros que son propios del barrio puro.

Carlitos: ¡Simón! Hay dos tres palabras del caliche que son usadas por
güeyes que no son del barril y hasta en la telera las escuchas,
pero algunas se usan sólo en un sentido ya que sólo se quedan
los usos más prototípicos, esto es, se quedan las que son
capeadas más en corto.
Toño: ¡Cámara! Algunas formas no son capeadas por todos porque
cuando se mueven a otros batos se quedan en las
interpretaciones más papitas, pero hay otras que de plano no
son comprendidas porque no están tan peladas. Lica el
sentido de atorar en varios contextos:

Atoran a homicida de tepito „detienen a homicida de Tepito‟


Le atora a los contactos „sabe pelear‟
Le atora a los carros „roba autos‟
¿Si le vas a atorar? „¿si lo vas a hacer‟

Toño: Es posible que la forma atorar se propague con un sólo uso


entre gran parte de la comunidad mientras que la forma
atorarle se quede en un dominio menor porque no se
reconoce del todo su referente.
Carlitos: ¡Cincho! Así ha pasado con el uso de algunas palabras del
caliche que, por varios pedos, han entrado en un dominio
mayor. Un caso reciente lo tenemos en lo expresado por el
presidente Fox o por “El Niño Verde” cuando usaron
respectivamente las palabras paniquearse y chamaquear.
Toño: No vale la pena recordar el caso del Zedillo que cuando llegó
con tropa del barril de no me acuerdo dónde que dice “a mí,
díganme la neta” y pues luego luego lo subieron al comal. El
cabrón quería que le dijeran la verdad, así, de sopetón y los
cábulas quisieron entender que pues como se llamaba Ernesto
a él le gustaba que le dijeran la neta. ¡Ay pulmón!
Carlitos: En los casos que te decía los significados parecen estar
asociados a un valor muy literal, sin embargo estas
expresiones no corresponden de manera directa con los
referentes que se mantienen dentro de los batos que usan el
caliche.

Chamaquear „traer de pendejo a alguien‟


Lo traen de su chamaco „abusan de él‟ / „lo tratan como
pendejo‟
¡Chamaquéalo! „pégale‟ / „agandállalo‟
Paniquearse „entrar en estado ansioso debido
a los efectos del crack‟

Como se puede observar, los significados que fueron


asumidos por gran parte de la población distan mucho de su
sentido original al que estaban asociados. El simple hecho de
que el sentido haya sido difundido de manera masiva
probablemente garantizará un uso asociado a un significado
más literal. De esta forma, aunque para la tropa el significado
siga siendo el original (al menos hasta que no sea desplazado
por completo por el asociado de manera secundaria) para la
mayoría de la población el uso quedará restringido a lo
expresado de manera masiva. A este respecto tenemos el caso
de la palabra antro que hace un guato de años, como cuentan
algunos rancios del barrio, la palabra denotaba un lugar
verdaderamente de mala muerte y, actualmente, con esta
misma palabra se denota un sentido que bien podría ser el
antónimo del primero.

En una esquina el Black Shadow y en la otra el Santo


Ahora que después de tanta desbarrada ya, por fin, tienen como que definido qué es lo
propio de la gente de barrio y, de rebote, qué es lo de la otra bandera, el Carlitos y el Toño
verán si, por un lado, la identidad del barrio se pone en “peligro” cuando los fresas u otros
emplean términos que nacieron en el barril y, por el otro lado, si estos fresas o aquellos
otros ya se sienten como que barrio.

Toño: Los batos que usan chido el calo son cábulas que son vistos
con prestigio por los güeyes de sus barrios. Por medio del
lenguaje se domina, se somete, se agandalla y en corto te das
línea de quiénes lo usan por moda y quiénes para definirse
ante otros. Por medio del caló les muestras a los otros que
eres banda.

Carlitos: ¡Simón! Por medio del caliche muestras que eres parte de un
determinado espacio, tú sabes, por medio de él dices que
transa con títeres para que los demás le midan el agua a los
camotes, como un pedo de identidad, porque detrás de los
batos que usan el caliche se reconoce que pertenecen a un
barrio felón en donde son reconocidos y no tan fácil le
brincas con estos batos, con ellos sabes que no es de hule.
Toño: El que solo unos compas entiendan algunos sentidos
específicos de algunas formas hace que la identidad se
refuerce y así abres a los otros. Además, el uso de las formas
en diferentes contextos garantiza la productividad limitando a
otros que sólo lo usan por moda para jugar a ser malos.
¡Pinche chaviza RBD (rebelde)!
Carlitos: ¡Órale! Yo he mirado dos tres pedos que tienen que ver con
eso de la identidad. Algunos batos felones miden a otros a
través de su lenguaje, sus experiencias en cana se traducen en
juegos de lenguaje por medio de los cuales se reconocen a sí
mismos como parte de un mismo pedo pero también para
reconocer entre ellos quién es el más gandul.
Toño: ¡Simona la mona! Por medio de la guaguara se determina el
rol que cada uno de estos batos juega dentro de un grupo
mayor. De esta manera se mide lo felón, a través de algunos
valores que tienen que ver con el tiempo que cada uno se
chingó en cana o con la gravedad del delito por el cual se
fueron a chingar. No es lo mismo irse a chingar por tortillas
duras que por pegarle a un banco. Hay prestigios, loco.
Tampoco es lo mismo ir a chingarse por tirar a un bato que
por pegarle a Roberto.
Carlitos: ¡Cinta! Cuando dos batos caneros se topan en un barrio y son
presentados empiezan a medirse a través de las miradas y el
lenguaje. Así, para determinar quién es el más verga, se valen
de comunicar sus experiencias en cana y la razón por la cual
se fueron a chingar. De esta manera los dos batos se
empiezan a parar el rabo para determinar quien se aventó el
mejor disparo. No pasa así con todos, los batos que se van a
chingar por violines lo último que quieren es que se sepa el
motivo por el que se fueron a comer dos tres años a Cananea
o a Reno.
Toño: ¡Simón, es! Por ahí dicen que se las dejan caer.
Carlitos: Solamente esos batos saben bien que transa. Hay un chingo
de cosas que se cuentan de cana pero a los batos que son
caneros no se les sale el aire, no aflojan nada de lo que les
pasa adentro a menos que seas la mera tropa. Si no es así, lo
único que te pueden decir es que la vivas pa‟ que sepas qué
transita y que no te la dibujen.
Toño: ¡A güevo! Y eso es tan viejo parte de la identidad, alinearse
con los principios y los códigos que tienes que capear desde
morrillo. Nunca aflojes nada aunque te amarqueten o se te
caiga el cantón, si la cagas, gacha a tu calaca, te cortan el
agua, dejas de ser identificado como del barrio, eres pulgón y
nadie te va a ser esquina o a tirar la baisa cuando te esté
cargando el payaso. Si corres a la hora que cae la tira y dejas
a tu parna, tienes que aguantar chanate cuando tu valedor
rebote por la copa. Pero a veces no hay falla, también la
banda capea que corras pa‟ chisparla y como si naylon
cuando salga. Siguen siendo camaradas, al fin y al cabo
también corriendo se gana.
Carlitos: ¡Simón! Eso se dice y lo que se dice en el barrio se mantiene
hasta donde tope, ese. Si te tumban, regresas por el cambio; si
revientan a tu compa, le tienes que brincar por él; si ves que
le van dando la vuelta en un disparo, le das cerro; si se llevan
a tu valedor, tú te llevas al que lo tiró y ya sabas, de que
lloren en su casa a que lloren en la mía… Así es la tropa
carnal.
Toño: Así merengues.

La intención del trabajo fue presentar un análisis alejado de todo contenido y rebuscamiento
académico, ya que, creemos, ha sido precisamente esta manera de abordar el estudio del
caló lo que no ha permitido ver el fenómeno en su totalidad y, todo lo contrario, sin
desmerecer la gran valía de los otros trabajos, ha hecho que el análisis del caló siempre
caiga en lo mismo, a saber, en una mera lista de palabras que terminan siendo una especie
de glosario. En este trabajo hemos querido mostrar lo que hace a la gente del barrio. Lo que
crea su identidad. Como se pudo observar, como toda buena identidad, ésta es compleja. En
ella intervienen múltiples factores: la forma de vestir, la manera de relacionarse, de lo que
se habla y, por supuesto, la forma en que se habla. Este trabajo de corte sociológico o
antropológico ha sido lo que ha faltado en otros estudios. Por otra parte, pensamos que no
se podía hablar del caliche y del barrio sin hacerlo tal cual la misma gente del barrio lo
hace; es decir, si vamos a hablar del caliche, lo mejor es hacerlo en caliche. Con esto se
buscó, principalmente, una confrontación de identidades. Así, al verse uno imposibilitado,
en cierta medida, a entender el texto que presentamos, se mostraba y se reforzaba la
identidad de la gente del barril en dos sentidos. Primeramente, haciendo uso de su lenguaje
y su discurso y, en segundo lugar, al impedir que una persona ajena al contexto del barrio lo
entendiera. Finalmente, Con el fin de que se pueda dar seguimiento a la lectura del presente
trabajo, se enlistan algunas palabras, a manera de glosario:

Abril „año‟
Acalambrar „hacer sentir miedo‟
Afelpar „morir‟
Aguantar la recia / vara „no sentir miedo‟
Amacizar „agarrar‟
Apañar „agarrar‟
Apechugar „aguantar‟
Arrugarse „sentir miedo‟
Atizar „fumar mariguana‟
Atorar „agarrar‟
Atorarle „resistir‟
Aventar a la tira „delatar‟
Aventar un dieciocho „advertir‟
Aventarse un disparo / un cerrón „pelear‟
Aventarse la bronca „aceptar‟
Baisa „mano‟
Bañar „engañar‟
Barril „barrio‟
Batear „comerciar‟
Bisne „negocio‟
Borreguear „delatar‟
Borrega „delator‟
Caerle „irse‟
Calambres „temor‟
Camellar „trabajar‟
Cana „cárcel‟
Canadá „cárcel‟
Canero „convicto‟
Cantón „casa‟
Cantonear „vivir‟
Capear „captar‟
Cargar el payaso „morir‟
Cerrón „pelea‟
Chicles „bien‟
Chingarse „irse preso‟
Chispar „liberar‟
Chocho „pastilla‟
Chorear „mentir‟
Choro „mentira‟
Clavarse fierros „inyectarse‟
Clica „pandilla‟
Contacto „golpe‟
Cuete „pistola‟
Dar línea / tinta „reconocer‟
Dar unas metidas „apuñalar‟
Darle al camello „trabajar‟
Darse un flavio / gallo / toque „fumarse un cigarro de
mariguana‟
Darse un cerrón / tiro / disparo „pelearse‟
Desafanar „liberar‟
Desafinarse „escapar‟
Dormir „engañar‟
Encanado „encarcelado‟
Entuzar „guardar‟
Erizo „pobre‟
Felpar „morir‟
Fierro „pistola / navaja‟
Flavio „cigarro de mariguana‟
Formarle „aceptar‟
Garra „ropa‟
Guaguarón „hablador‟
Guato „mucho‟
Hacer esquina „ayudar‟
Jaina „muchacha‟
Jale „trabajo‟
Javier „policía‟
Labia „mentiroso‟
Latir „gustar‟
Lleca „calle‟
Malilla „malo‟
Marol „pastilla‟
Marra „chamarra‟
Mercar „comprar‟
Meterse fierros „inyectarse‟
Metida „herida por arma punzo
cortante‟
Mezcla „pantalón de mezclilla‟
Mamar „aprender‟
Mover „comercializar‟
Moverse „irse‟ „ser hábil‟
Panto „pantalón‟
Parlar „hablar‟
Pegarle a Roberto „robar‟
Pelado „fácil‟
Pirado „loco‟
Pirarse „irse‟
Pirata „loco‟
Pisto „bebida alcohólica‟
Rancho „comida‟
Rancio „viejo‟
Rayo „rato‟
Rebotar „regresar‟
Reno „Reclusorio Norte‟
Retornar „regresar‟
Reventar „comercializar‟
Reventarse un tiro „pelearse‟
Revirar „regresar‟
Rifado „aguerrido‟
Rifarse un cerrón „pelearse‟
Poner a la tira / el dedo „delatar ante autoridad‟
Ponerse chueco / chido „drogarse‟
Ponerse con la biela „invitar cerveza‟
Rolar „pasar‟
Talonear „recolectar‟
Tierno „joven‟
Tirar aceite „ser indiscreto‟
Tirar un choro / verbo „mentir‟
Tirar la baisa „ayudar‟
Topar „encontrar‟
Tropa „pandilla‟
Tupirle a los contactos „saber pelear‟
Tupirle al bote „drogarse con crack‟
Tumbar „robar‟ „matar‟
Tumbado „holgado‟
Tuza „reserva‟
Violín „violador‟
Guachar „ver‟

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