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La innovación en la industria aeronáutica

Cualquier no-erudito relaciona el sector aeronáutico con tecnología punta aplicada


a una de las grandes ilusiones del ser humano: volar. En cambio hay que tener muy
presente que los programas (modelos de avión) pueden estar vigentes perfectamente 30 o 40
años desde su concepción hasta la fabricación de la última unidad.
En el sector de la industria aeronáutica no se pueden dejar de lado los proyectos I+d+i.
Teniendo en cuenta los altos costes de certificación que conllevan los cambios en
modelos de avión, durante el ciclo de vida del avión se opta por modificaciones
menores durante su fabricación. Más aun teniendo en cuenta que la fiabilidad es
crítica en este sector y los cambios la reducen. Por tanto los últimos avances
tecnológicos de los equipos embarcados y materiales estructurales se aplican en las
primeras fases de diseño con lo cual una vez en vuelo dichos avances no parecen tan
punteros. Por ejemplo la tecnología AFDX que ha reducido tanto el cableado en el
A380 con el consecuente menor peso y mayor autonomía, no deja de ser una
variante de Ethernet.
En lo que a la industria de fabricación aeronáutica se refiere, los avances tecnológicos
se aplican en los procesos productivos específicos. La innovación en esta fase del
programa de avión pasa fundamentalmente por optimizar costes para ser
competitivos frente a países emergentes de mano de obra más barata sin dejar de
lado que existe un alto valor añadido en la forma de fabricar para facilitar el
mantenimiento de la aeronave y el registro histórico de toda la documentación de
cada avión: órdenes de fabricación, pruebas, calibraciones, planos, etc.
Por tanto, con la necesidad de reducir costes que nos impone este momento
económico y el cada vez más amplio abanico de posibilidades de aviones que
cubren las necesidades de los clientes, en el sector de la industria aeronáutica no se
pueden dejar de lado los proyectos I+d+i y cualquier estudio de mejora que hagan a las
empresas más competitivas.
Por mencionar algunas líneas de mejora:
• Automatización. Hay que tener siempre muy presente que la fabricación aeronáutica es
un trabajo manual y poco repetitivo: una cadencia de 20 aviones al año no se asemeja a
una fabricación serie de automóviles. Por tanto hay que estudiar los cuellos de
botella analizando costes y no centrarse en sustituir todo trabajo manual por
automático.
• Procesos asistidos. Casi ningún avión es igual a otro ni dentro del mismo programa,
por tanto hay que mejorar la metodología para hacer llegar a los operarios toda la
documentación e instrucciones técnicas a tiempo, revisadas y con una rápida
realimentación ante no conformidades.
• Aplicaciones IT. Se pueden desarrollar numerosas herramientas informáticas
que enlacen toda la documentación de requisitos-diseño-fabricación-pruebas (maqueta
digital) que soporten diversas funciones, como el análisis rápido del impacto de
cualquier cambio, la trazabilidad del proceso y la búsqueda de errores.
• Trabajos administrativos. La cantidad de papel y ficheros de seguimiento que es
necesario mantener, cruzar y chequear se puede reducir enormemente
desarrollando programas informáticos a medida. Otra vía de optimización también
muy importante es la labor formativa “en tecnología” aplicada sobre los propios técnicos
de la empresa para informatizar y agilizar sus labores diarias liberando tiempo para
que puedan dedicarse a lo importante.
Todo ello, en definitiva, forma parte de una constante innovación en la industria
aeronáutica.
Las últimas generaciones de aeronaves, como el A380, el A350XWB y el Boeing
787 –en cuya fabricación participan las empresas del cluster de aeronáutica y
espacio HEGAN– usarán menos de 3 litros por pasajero a los 100 kilómetros, el
menor consumo conseguido hasta ahora en aviones comerciales.
Por comparar, hace una década se necesitaban 5 litros en las aeronaves, 8 litros en
los aviones de los años 80 e incluso el consumo medio por pasajero de un coche
es 5,3 litros.
En total, se estima que el sector aeronáutico atribuye a la mejora ambiental el 70%
de los proyectos de I+D en los que participan estas empresas, lo que permitirá
mejoras de las variables de reducción de ruido, de las emisiones atmosféricas, del
consumo de combustible y el empleo de nuevos materiales más ligeros, reduciendo
así el impacto en el cambio climático.
Son datos facilitados por HEGAN, cuyas empresas participaron en más de un
centenar de proyectos de I+D+i e invirtieron en esta área una partida de 193
millones de euros, el 13,6% de su cifra de facturación anual, y el 80% con
financiación propia.
Gran parte de los proyectos tecnológicos tienen como objetivo reducir el peso de la
estructura y la resistencia aerodinámica, lo que repercute en menos emisiones del
CO2, así como en conseguir turbinas más silenciosas y eficientes, lo que se traduce
a su vez en un menor consumo de combustible y también menor generación de
gases.
Los aviones de hoy son un 70% más silenciosos y consumen un 70% menos que
hace 40 años. Sin embargo, la visión de la UE para la industria aeronáutica en los
próximos diez años es que sea un sector aún “más seguro, limpio y silencioso”. El
transporte aéreo es clave para el desarrollo económico, pero es responsable del 2%
del las emisiones de gases de efecto invernadero.
Objetivos medioambientales en aviación
Con las perspectivas de crecimiento actual del tráfico aéreo en torno al 5% anual –
5,3% en el año 2000–, se estima que las emisiones de los vuelos internacionales
representarían en 2050 el 3% de las emisiones totales de estos gases. Los agentes
del sector aeronáutico trabajan en reducir este impacto.
Los objetivos ambientales para el periodo 2010-2020 están enfocados a conseguir
los objetivos del Advisory Council for Aviation Research and Innovation in Europe
(ACARE) para reducir el ruido a la mitad en 2020, comparándolo con los estándares
del año 2000, así como el 50% de las emisiones de C02 y del 80% de emisiones de
NOx, y un ahorro de un 30% de combustible.
Entre los proyectos más destacados dentro del VII Programa Marco se encuentra
Clean Sky, la principal apuesta europea para investigar en el diseño de la futura
generación de aeronaves europeas más respetuosas con el medio ambiente.
El proyecto europeo Clean Sky destinará 1.600 millones de euros para diseñar la
futura generación de aeronaves más 'ecológicas'
Con una duración prevista hasta el año 2017, este programa recibe 800 millones de
euros de financiación de la CE, a los que se suman otros 800 millones aportados
por la industria europea.
Su misión es acelerar los desarrollos tecnológicos de vanguardia y acortar el tiempo
de comercialización de las nuevas soluciones, previo ensayo a nivel de avión
completo y en vuelo.
En este proyecto constituido como un consorcio público-privado, Aernnova tiene el
rango de miembro asociado, con una participación superior a los 8 millones de
euros, en el que participa junto a Airbus, AgustaWestland, Alenia Aeronautica,
Dassault Aviation, EADS-CASA, Eurocopter, Fraunhofer Institute, Liebherr-
Aerospace, Rolls-Royce, Saab AB, Safran Thales y la Comisión Europea.
El consorcio Clean Sky ha puesto en marcha cinco grandes proyectos integrados
sobre plataformas reales y la contribución de Aernnova se integra en el proyecto
Smart Fixed Wing Aircraft (SFWA).
En este caso el objetivo es reducir el consumo de combustible y en consecuencia
la emisión de C02 de las aeronaves de mediano y largo alcance entre un 10% y un
20%, así como el ruido entre 5 y 10 dB. Para el logro de tales objetivos, el proyecto
SFWA está desarrollando un ‘ala inteligente’ y nuevos conceptos de motor.
Dentro del programa del ala, Aernnova desarrollará el ‘cajón de torsión’ y el montaje
monitorizado de las nuevas “alas SMART”, integrando así las piezas del resto de
socios en dos semi-alas limpias.
Avión de nueva generación
Para este avión de nueva generación, un mejor comportamiento laminar del ala es
considerado como uno de los hitos más importantes ya que permite reducir la
fricción, lo que aumenta el rendimiento general y la reducción de emisiones.
Además, Aernnova integrará un novedoso sistema de monitorización estructural del
ala (SHM), desarrollado con tecnología propia, que será también validado en los
ensayos en vuelo.
Este sistema, denominado PAMELA SHM, detecta en tiempo real los daños y
defectos en las alas y se instalará por primera vez sin necesidad de cables y permite
la comunicación inteligente entre la estructura del ala y el personal de
mantenimiento.
Por su parte, Industria de Turbo Propulsores integra la variable ambiental en las
distintas fases del ciclo de vida del producto –diseño, fabricación y mantenimiento y
reparación–, desarrollando en cada una de ellas acciones específicas, sin perder la
visión global.
Sus responsables consideran que es esencial contemplar el impacto ambiental del
producto desde el diseño, ya que cualquier mejora en esta fase se traduce en un
comportamiento más eficiente y respetuoso con el medio ambiente a lo largo de una
vida útil de 25 años.
Por su parte, ITP participa en el proyecto Sustainable and Green Engines (SAGE)
del Clean Sky, liderado por Rolls-Royce, que persigue desarrollar nuevos conceptos
para la futura generación de motores de aviación de acuerdo a las exigencias de
ACARE. Participa en el diseño y construcción de 5 demostradores de motores para
integrar tecnologías de sistemas de baja presión con ruido reducido y peso ligero.
Para los próximos 15 años, el reto de ITP se dirigirá a mejorar la eficiencia, con la
reducción del 30% del consumo de combustible, reducción de un 50% el ruido y otro
tanto el peso, reducción del 35% el coste y reducción en 28 meses -un 20% -el
tiempo de puesta en servicio.
Dentro del marco de Clean Sky se encuentran también otros socios de HEGAN,
como Tecnalia, Aciturri, CTA y SENER, con diversos proyectos de desarrollos de
sistemas y equipos, motores, estructuras, nuevos materiales y sistemas de
fabricación que permitirán aviones y motores más eficientes y una mejora de la
gestión del tráfico aéreo.
Otro ámbito de mejora ambiental directa es el de fabricación de las propias
empresas, con la participación en programas de ecoeficiencia, optimización de
recursos y eficiencia energética, así como la tracción en el campo medioambiental
que realizan las empresas hacia el resto de su cadena de valor.

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