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Berkeley – Selección

Para Berkeley, la existencia de una idea consiste en ser percibida. Por ende, fuera del ser activo que
percibe, no se puede hablar de ideas que existen. Los objetos del pensamientos (ideas, ideas complejas)
no tienen lugar si no es en la relación con una mente que los percibe. Frente a la opinión del vulgo,
Berkeley declara que “es incomprensible la afirmación de la existencia absoluta de los seres que no
piensan, prescindiendo totalmente de que puedan ser percibidos”.

Se argumenta que la afirmación de la existencia de objetos exteriores incurre en una contradicción, pues
estos no son más que ideas que tenemos en nuestra mente. Contra la abstracción de separar la
existencia de los objetos y su percepción, Berkeley reivindica un idealismo feroz contra el realismo
representado por Locke. “así como es imposible ver o sentir ninguna cosa sin la actual sensación de
ella, de igual modo es imposible concebir en el pensamiento un ser u objeto distinto de la
sensación o percepción del mismo”.

Berkeley sostiene que la existencia de las cosas solamente está dada en función de contenerse en la
mente o un espíritu. En su caso, el espíritu de Dios es el sujeto absoluto en el que existen todas las
cosas. De hecho, “no hay otras sustancias sino las espirituales, esto es, las que son capaces de
percibir” y, por tanto, no hay cosas fuera de estas sustancias, negando la posibilidad de que existiera
una substancia impensante. Esto tiene sus objeciones, claro está, que arguyen que las ideas pueden
tratarse de copias o semejanzas de objetos que están afuera de toda substancia pensante, es decir, que
subsisten por sí mismos. Berkeley responde que una “idea no puede ser semejante sino a otra idea;
un color o figura no pueden parecerse sino a otro color o figura”, es decir, es imposible admitir la
existencia de cosas que, pese a afirmarme inconcebibles, se conciben: es contradictorio.

IX. La noción filosófica de la materia implica contradicción

En respuesta a Locke, que considera que las ideas de las cualidades primarias son semejanzas de
objetos que existen independientemente, denominados como “materia”, afirma Berkeley que es evidente
que, en tanto las ideas solo pueden asemejarse a otras ideas, las ideas contenidas en la sustancia no
pensante que es la materia no se refieren sino a otras ideas, todas contenidas en la mente y, por ende,
existiendo en relación a una substancia pensante. De este modo, se niega la existencia de estos objetos
como entes independientes.

Berkeley procede a exponer argumentos en contra de los que afirman este realismo moderno:

1) Las cualidades primarias no pueden concebirse con independencia de las cualidades secundarias. Es
decir, la figura, extensión y movimiento no pueden concebirse sin relación con una substancia pensante
que las perciba. “Que pruebe cualquiera a ver si puede, mediante la abstracción mental, concebir la
extensión y movimiento de un cuerpo con entera independencia de las demás cualidades
sensibles.”

2) Las magnitudes, representadas por el número o las relaciones grande/pequeño, no significan nada en
sí mismas, esto es, no tienen realidad extramental. Estas tienen un significado solo en relación a un
sujeto pensante que sirva como el punto central de la medida. Dice Berkeley, por ejemplo, que “El
número es cosa tan evidentemente relativa y dependiente del entendimiento humano, que resulta
extraño pensar que nadie haya podido atribuirle existencia real fuera de la mente”.

3) Se reitera que las cualidades primarias no tienen una realidad extramental, sino que existen solamente
en tanto hay un ser que es capaz de percibir. Así, por ejemplo, se afirma que no hay imágenes fijas
extramentales, sino que la extensión y la figura dependen del punto de vista del ojo y de su estructura.
“En resumen, cualquiera que considere los argumentos aducidos para probar que el color, el
sabor, etc., son cosas meramente subjetivas, comprenderá sin dificultad que también son válidas
para demostrar lo mismo y con igual fuerza respecto de la extensión, figura y movimiento”

Berkeley cuestiona la idea misma de la materia. De ella se dice que es el substrato en el que se apoya la
extensión; no obstante, al no poderse concebir positivamente la materia, la explicación de cómo se apoya
la extensión en esta resulta deficiente. Luego, se procede a examinar las nociones generales de la
substancia material, vinculándose el sentido de este término con la idea de ser. El inglés afirma, respecto
a esta última: “me parece la más abstracta e incomprensible de todas, y que sea el soporte o sostén
de los accidentes es cosa, como acabamos de ver, que no puede ser entendida dentro del alcance
común de las palabras”.

XVIII. La existencia de los cuerpos externos exige demostración

¿Cómo se demuestra que existen cuerpos extramentales? Una vía es intentarlo por los sentidos, pero
este camino no nos da noticia de que exista algo más allá de lo percibido, es decir, una realidad externa a
nuestra percepción. Por ende, queda la vía de la razón. Esta es insuficiente al no haber conexión
necesaria entre las percepciones sensitivas y las ideas.

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