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El historiador judío David G.

Dalin dice que: como se deduce claramente de sus escritos y de


sus conversaciones, Hitler no solo había dejado de considerarse católico mucho tiempo antes
de llegar al poder, sino que tenía tendencias personales anticatólicas.[cita requerida]
A pesar de las peticiones de Martin Bormann, el régimen de Hitler tampoco abogó
públicamente por el ateísmo de Estado, aunque Richard J. Evans escribió que Hitler repitió
reiteradas veces que el nazismo era una ideología secular, supuestamente fundada en la
ciencia. En este sentido, diversos analistas han identificado a Hitler como un firme partidario
del darwinismo social que implementó medidas a favor de la eugenesia, y también llegó a
platear discursos y políticas públicas en términos del evolucionismo teísta por razones
políticas.2223242526 Evans cita a Hitler afirmando que eventualmente "el Nacional Socialismo y la
religión no podrían ser capaces de coexistir juntos".2728
En su libro, Hitler hizo mención constante a Karl Lueger, que era líder del Partido
Socialcristiano en Austria, una organización pseudoreligiosa con tendencias políticas de tintes
sectarios y antisemitas. Aunque Hitler admiraba a Lueger, nunca llegó a formar parte de su
partido debido a que le "molestaban los vínculos que tenía con el clero".29
Antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Hitler siguió promoviendo su ideología.
Hacia 1936, se requería que todos los alemanes que quisieran casarse oficialmente tuvieran
una copia del libro de Hitler.30 Pronto se comenzó con una secta religiosa que planteaba una
doctrina política:31 nombrada por Alfred Rosenberg como "Deutsche Christen" o "cristianismo
positivo", un movimiento que purgaba al cristianismo de sus elementos judeocristianos de la
historia, y, en su lugar, los infundía con la filosofía nazi. Dicha ideología negaba el origen
hebreo o judío del Nuevo Testamento, rechazaba abiertamente todas las creencias cristianas
del Antiguo Testamento, el Credo de los Apóstoles y el Apóstol Pablo, y en cambio, postulaba
como base ideológica, no a los evangelios, sino al Partido Nazi.3233 Irónicamente, sus
proponentes principales (Rosenberg, Himmler, Goebbels y Bormann) eran bastantes
conocidos por su rotundo odio al cristianismo, además de su antisemitismo. En la opinión de
John S. Conway, este supuesto cristianismo nazi "fue eviscerado de todos los dogmas
ortodoxos más esenciales", dejando sólo "la más vaga impresión combinada con prejuicios
contra los judíos" que pocos reconocerían como "verdadero cristianismo".34 Laurence Rees,
expresó que "la relación pública de Hitler con la cristiandad, de hecho su relación con la
religión en general, fue oportunista. No existe evidencia de que el propio Hitler, en su vida
personal, haya expresado alguna vez alguna creencia individual sobre los principios básicos
de la iglesia cristiana".35

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