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Cuando menos, traumático puede ser el resultado de juntar un Cinco con otro

Cinco. Y es que este número es solitario, independiente y egoísta. No se


preocupa por nadie y prefiere pasar su tiempo en soledad antes que
compartirlo con personas que él considera inferiores. Dos Cincos juntos
suponen una confrontación total, un choque de egos al máximo nivel pues, para
ellos, no existe nadie que pueda superarlos. Cuando se ven amenazados por
alguien cuya inteligencia pueda opacarlos, intentarán hacer todo lo que esté en
su mano para desacreditarlos delante de los demás. El Cinco se considera el
ombligo del mundo... y, lamentablemente, ombligo sólo hay uno.

Son raras y contadas las ocasiones en que un Cinco se ve atraído por otro
Cinco. Su arrogancia extrema no le permite fijarse en cómo son los demás
realmente. Así, para que se diese una relación entre dos

individuos que nurmerológicamente son Cinco, ambos tendrían que romper el


cascarón, bajar de la nube y dejar a un lado sus altos humos y delirios de
grandeza. Si bien es muy complicada una unión sentimental entre dos Cincos,
no es imposible. Si algo los caracteriza es su inteligencia (extravalorada, eso
sí): si se afanan en ello descubrirán como llevar a cabo una exitosa conquista.

Un caos absoluto suele reinar en una unión “estable” entre estos individuos.
Infieles, fríos y mentirosos, son incapaces de entregarse a fondo en una
relación, de perder la cabeza por nadie pues sus deseos imperan siempre sobre
todo lo demás. No conocen el significado de la palabra “compartir”, por lo que
la convivencia puede llegar a ser un auténtico desastre. Discusiones sin sentido,
reacciones ilógicas, distanciamento, indiferencia... son características que, en
muchas ocasiones, se presentan en una pareja de Cincos. Evidentemente, si no
toman cartas en el asunto y buscan ése elemento que los une (si es que
todavía lo hay), la relación o matrimonio está abocada al fracaso.

Guerra fría. En el ámbito laboral, dos Cincos se llevan a matar. No entienden de


compañerismo, no soportan que nadie sea mejor que ellos y no son capaces de
trabajar en equipo. Su falta de escrúpulos puede provocar que la oficina se
convierta en un auténtico campo de batalla. ¡Sálvese quien pueda!

A todas luces, una relación empresarial o de negocios entre dos Cincos está
totalmente desaconsejada. Derrochadores y manirrotas, es prácticamente
imposible que logren sacar un negocio a flote

Vuestra compatibilididad es...


El punto y la “i”. Como una desequlibrada balanza será la unión entre el Cinco y
el Seis. El Cinco, egoísta, frío y calculador se aprovechará de un inseguro y
bondadoso Seis cuya ingenuidad le impedirá desconfiar de alguien a quien
considera su fiel amigo. Nada más lejos de la realidad. El número Cinco
raramente conoce la amistad, la fidelidad es, para él, una carga demasiado
pesada y un obstáculo para conseguir sus propósitos. En el momento más
inesperado, el Seis podría sufrir una dolorosa puñalada por la espalda, de la
cual su débil y prácticamente inexistente autoestima podría tardar en
recuperarse.

En el ámbito sentimental, no resulta en absoluto extraño que el Seis presente


una extraña y obsesiva atraccíón hacia el Cinco, un amor platónico por el que
suspira y que ni siquiera repara en su inexistencia. Y es que la timidez del
número Seis supone, a todas luces, un gran obstáculo a la hora de relacionarse
con otras personas. Si, además, por “otras personas” entendemos un número
Cinco, el asunto se complica. El Cinco jamás querrá “rebajarse” o “arrastrarse”
persiguiendo a alguien y muchísimo menos querrá ir detrás de un Seis, a quien
considera un ser débil e irrelevante. Sin embargo, hay una cualidad que el
Cinco valora por encima de todo lo demás: la inteligencia. Ésa es precisamente
la baza que debe jugar el Seis para conquistarlo, las armas de seducción que
debe utilizar si quiere “cazar” a este retorcido y complicado número.

De darse una relación entre estos dos números, suele ser tortuosa y hasta
dolorosa. El Seis se refugia en el Cinco en quien encuentra estabilidad y
protección. Sin embargo, tal estabilidad es tan sólo una fachada, pues el Cinco,
al creerse infinitamente superior al resto del Universo, puede llegar a
considerar que merece algo mejor que un conformista y perezoso Seis y, aun a
sabiendas de que puede herir a su pareja, si piensa que ésta no está a su
altura, no vacilará a la hora de buscar alguien “digno de su amor”.

No habrá simbiosis, ni compañerismo... ni siquiera un mínimo entendimiento en


el terreno laboral. Son dos polos opuestos: el Seis, generosidad pura, siempre
dispuesto a echar una mano a sus compañeros; el Cinco, máximo
representante de la ambición, al acecho de la debilidad ajena, de que los demás
tengan momentos de flaqueza de los que él pueda sacar tajada. “Hacer leña del
árbol caído” parece una frase hecha para éste maquiavélico número.

Vuestra compatibilididad es...


Tú a lo tuyo y yo a lo mío. El Seis y el Ocho son dos números que no suelen
polemizar cuando están juntos. Ni se adoran, ni se odian. Simplemente, se
soportan. El Ocho, lleno de brío y energía, es más aventurero que el Seis, por
lo que no debe extrañarse si éste pone excusas para no aceptar cualquier tipo
de plan y propuesta. La diplomacia y timidez del número Seis le impiden decir
que no a muchas cosas que realmente no le apetece hacer. Si el Ocho dejase al
lado su arrogancia por unos momentos, se daría cuenta de que su ímpetu está
agotando a su amigo y, de seguir así, podría hacer añicos una amistad de años.
Y es que la amistad, como el amor, es cosa de dos.

En el terreno amoroso, la sensualidad del Ocho no pasa desapercibida por el


Seis. No es extraño que éste se sorprenda a sí mismo perdiendo la cabeza por
alguien, algo a lo que no está acostumbrado y a lo que durante toda su vida se
ha mostrado reacio. Pero, como los sentimientos son difíciles de controlar, la
atracción que el Seis siente por el Ocho puede ser tan increíblemente fuerte
que lo haga dejar a un lado su característica timidez y se lance, con arrojo y
decisión a la conquista.

Cuando esta conquista se produce o cuando existe una relación estable entre
estos dos números, la paz y la cordialidad suelen ser las notas dominantes de
esta unión sentimental. A primera vista, no parece que haya problemas entre
dos números que se complementan: el Seis ofrece tranquilidad y madurez a la
relación, mientras que el Ocho es pasional y aventurero.

Como reza el refrán: poderoso caballero es don Dinero. Entre ambos forman un
equilibrio perfecto que casi nada puede alterar. Y decimos casi nada porque el
aburguesado Seis es amante de la buena vida y trabaja duro para poder darse
esos pequeños lujos, caprichos y placeres. Esta tenacidad y compromiso se lo
exige también a su pareja, pues el Seis no está dispuesto a mantener ni a ser
mantenido por nadie.

La unión de un Seis y un Ocho en el terreno laboral puede conllevar la


consecución de importantes objetivos y metas. Estos dos números forman un
buen equipo, saben (y les gusta) trabajar juntos. El Ocho es sinónimo de ideas
originales. Por lo tanto, si el Seis sabe aprovechar la creatividad de su
compañero, está destinado a alcanzar grandes logros a su lado.

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