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INTERRUPCIÓN Y SUSPENSIÓN DEL PROCESO

INTERRUPCIÓN Y SUSPENSIÓN DEL PROCESO

Por

Luz Marina Arbeláez

En si este tema es bastante simple y se desarrolla en unos pocos artículos. Pero


esto no significa que no sea relevante en la materia de procesal civil, pues son
precisamente estas figuras las que nos permiten pedir u obtener en medio de un
proceso tiempo para corregir determinadas dificultades. Actúan como el tapo en el
juego de niños ¿quien la lleva?, cuando uno de los participantes lo usa sin importar
que tan cerca este de atrapar a los otros jugadores, el que la lleva no puede
continuar con su acción hasta que se reanuda el juego.
No vamos a negar que lo ideal seria que al iniciar el proceso, este transcurra de
principio a fin sin ningún contratiempo, pero esto no siempre es posible, nuestra
condición de mortales y de seres humanos que cometemos errores e incurrimos en
descuidos hace que en algunos casos surjan determinadas dificultades y como el
legislador lo tenia claro, creo las figuras de la interrupción y la suspensión del
proceso con el fin de permitir dentro de un juicio un correcto ejercicio del derecho
de defensa, estas se hallan reguladas en CPC desde el art.168 hasta el art. 173.
Si miramos el significado de estas palabras en el diccionario (Interrupción es cortar
la continuidad de algo en el lugar o en el tiempo y suspender es detener por algún
tiempo una acción u obra), nos encontramos que en un escrito literario podrían
remplazarse la una con la otra como buen sinónimo, pero en el campo del derecho
no es posible, y esto es claramente detectable cuando hablamos de los efectos que
producen, ya que, cuando aparece la interrupción en escena esta borra el termino
transcurrido de la etapa procesal en que se presenta haciéndola contar desde cero;
mientras que la suspensión actúa simplemente como pausa, es decir, que cuando
continua el proceso lo hace exactamente en el punto donde se quedo. Es por esto
que hablaremos de ellas por separado.
Empezaremos por la interrupción en el proceso; esta surge cuando se dan hechos
que afectan a las personas encargadas de realizar las actuaciones procesales en
defensa de un interés particular propio o ajeno. Ocurrido uno de esos hechos, que
son enfermedad grave, por analogía aplicada a esta circunstancia la privación de la
libertad, la muerte o la perdida temporal o definitiva del derecho de postulación por
decisión de autoridad disciplinaria (solo en los casos en que el abogado se abstiene
de realizar actuaciones ya que si sustituye o revoca el poder no procede), el proceso
debe paralizarse, en este caso no se requiere de decisión judicial que lo disponga,
simplemente el juez al conocer de la causal de interrupción se abstendrá de realizar
actuaciones dentro del proceso.
En caso de que se realicen actuaciones procesales diferentes a las encaminadas a
reestablecer la normalidad del proceso, tomar medidas de aseguramiento como las
medidas cautelares y resolver cuestiones que por su naturaleza no puedan
mantenerse indefinidamente, bajo estas circunstancias, estas pueden invalidarse al
ser causal de nulidad consagrada en el art. 140 numeral 5 del CPC.
De las causales mencionadas anteriormente, la única que puede generar cierto
grado de dificultad es la de la muerte o enfermedad grave, por lo que a continuación
será tratada de una manera mas extensa, con ejemplos que nos permitan divisar
exactamente en que casos procede y en cuales no.
La muerte y la enfermedad grave como causal de interrupción del proceso actúan
solo en los casos en que el afectado es el encargado del proceso, es decir, el
encargado de la defensa, cabe anotar que el concepto de enfermedad grave se
refiere no al concepto de enfermedad Terminal, sino aquella que en razón de su
sintomatología impida se ejerza correctamente el derecho de defensa. Para que
quede claro colocaremos los siguientes ejemplos:
En el caso de una persona jurídica involucrada en un proceso, que tiene un
apoderado judicial diferente al representante legal de esta realizando las
actuaciones, en caso de que muera o enferme gravemente el representante legal el
proceso no se vería interrumpido pues no afecta el derecho de defensa, pero si
quien muere o se enferma gravemente es el apoderado judicial entraría en escena
la interrupción. Lo mismo pasa si es una persona natural actuando mediante
apoderado judicial, la muerte o la enfermedad grave de la persona natural no afecta
al proceso, sigue su curso sin contratiempos.
Si la persona natural fállese sin apoderado judicial ya sea por que nunca lo tuvo o
por haberle revocado el poder, sin importar que haya realizado o no actos de
defensa se interrumpe el proceso, y queda en manos de los “continuadores de la
persona”, sus herederos, decidir sobre la mejor manera de hacer frente al proceso.
Aunque la muerte y la enfermedad grave por regla general afectan cuando recaen
en cabeza del encargado de la defensa, hay una excepción, y es en el caso de la
muerte del deudor en el proceso ejecutivo. Esto es debido a que, por el simple
fallecimiento de una persona, las relaciones jurídicas de este no pasan a sus
herederos, se requiere la aceptación de la herencia, por lo cual hay que enterarlos
para darles oportunidad de apersonarse de la situación antes de continuar con el
proceso. Es por ello que en este caso no importa si hay o no apoderado judicial,
inevitablemente interrumpe el proceso.
La suspensión en el proceso por otro lado surge de actos realizados en el transcurso
del proceso, y por regla general requiere halla pronunciamiento judicial que la
ordene, en si buscan obstaculizar la emisión de una providencia. Al igual que la
interrupción solo permite actuaciones encaminadas a llevar a la normalidad el
proceso, medidas de aseguramiento y toma de decisiones urgentes o accesorias,
si se realizan acciones diferentes a estas, pueden invalidarse.
Estos actos que traen a la vida jurídica la suspensión, permitiéndole entrar en
escena, se dan, cuando se desea el evitar incurrir en errores como los fallos
contradictorios entre una o mas sentencias proferidas que se relacionan entre si; o
se quieran subsanar descuidos a la hora de vincular al proceso partes y terceros;
también funciona para hacer valer lo pactado en un contrato al darle vía libre al
tribunal de arbitramento de resolver, cuando las partes desde un principio lo
plantearon de esa manera; por necesidad de una de las partes, en cualquier caso,
siempre y cuando ambas partes manifiesten la voluntad de suspender el proceso
señalando el tiempo correspondiente, etc.. Para dejar lo mas en claro posible los
actos que generan la suspensión, serán desarrollados a continuación los mas
comunes.
Trataremos como primera causa el objetivo de evitar el pronunciamiento de
sentencias contradictorios e incoherentes entre si, esto es conocido como la
prejudicialidad. Esta surge cuando el fallo de un proceso puede verse afectado por
otro en razón de una relación existente entre ambos, sin importar la materia a que
corresponda (civil, penal, laboral administrativo, etc.), por lo que el fallo que se vera
influenciado por otro se suspende en espera del fallo influyente, pero esta espera
no puede ser superior a 3 años y en los casos que resuelve el recurso de revisión a
2 años. El juez es quien decide tanto la suspensión como la reanudacion del
proceso.
En los casos en que ambos procesos se encuentren en la misma rama, es
indispensable que lo que se discute en ellos no sea viable de ser discutido
conjuntamente, porque de ser así, debe buscarse el debate de ellas en un único
proceso mediante la acumulación de pretensiones o de procesos.
Como segunda causa tenemos los descuidos o inconvenientes al vincular partes y
terceros al proceso, por lo que se congela el juicio mientras se les cita y expira la
oportunidad que tienen para ejercer su defensa.
Cuando hablamos de partes nos referimos a los litisconsortes necesarios en caso
de no haber sido todos citados, por ser estos obligatorios para el proceso debido a
que se verán afectados por la sentencia que se profiera en el proceso de única o de
primera instancia. Esta suspensión se da por ministerio de la ley por lo que el juez
no tiene necesidad de ordenar ni la suspensión, ni la reanudacion del proceso,
aunque lo hace, manda la suspensión en el auto que ordena la citación de los
litisconsortes faltantes.
Con respecto de los terceros, nos encontramos que hay dos tipos capases de
producir la suspensión. Aquellos vinculados al proceso por una de las partes que
las considera pertinentes para el juicio, no porque su presencia sea necesaria para
este, y son las llamadas en garantía y el denunciado al pleito. En este caso si
trascurren 90 días sin lograr la citación se debe reanudar el proceso. Y los terceros
del llamamiento ex officio (cuando el juez ante la evidencia que le presentan advierte
que están tratando de defraudar a un tercero, por lo que debe llamarle al proceso
para que se defienda). Para ello se suspende el proceso por 30 días, se halla
logrado o no la citación del tercero en este plazo debe reanudarse el proceso. Como
se puede ver y concluir por descarte los terceros excluyentes no suspenden el
proceso.
También hay inconvenientes con motivo de la vinculación de partes en los casos
donde aparece la agencia oficiosa; como sabemos un agente oficioso es el
encargado de administrar los bienes de una persona sin un mandato, obligándose
con esta y obligándola en algunos casos. Por lo que, si un agente oficioso formula
una demanda, al no haber actuado este en nombre propio el proceso se suspende
por 2 meses una vez integrado el contradictorio, para darle oportunidad a la persona
en cuyo nombre actuó el agente oficioso de ratificar lo actuado por este. En este
caso la suspensión no requiere pronunciamiento judicial pero la reanudacion si.
La tercera causa son los impedimentos o recusaciones según quien los advierta, en
el primer caso el funcionario, en el segundo las partes. Estas se hallan consagradas
en el articulo 150 del CPC y suspenden el proceso por ministerio de la ley, de igual
modo se reanuda al ser solucionada la dificultad.
Como cuarta y ultima causal a tratar nos encontramos los casos en que pese al
conocer la justicia ordinaria por haberse acordado entre las partes debe de conocer
la justicia arbitral. Pero para que entre en rigor la suspensión el caso debe haber
sido aceptado para ser estudiado por el tribunal de arbitramento. Al se así, este le
informara al juez para que por decisión judicial suspenda el proceso que ante el se
adelanta. Solo se reanudara el proceso ante el juez ordinario si el tribunal de
arbitramento no emite un fallo.
Como lo pudimos observar en el transcurso del escrito, la interrupción y la
suspensión en el proceso aunque den la impresión de ser lo mismo si nos dejamos
engañar por su significado en la lengua española, no lo son. Y es importante saber
cuando opera cada uno de ellos, por si alguna vez nos encontramos en presencia
de estos, en especial de la suspensión que por regla general debe ser decretada
judicialmente, para así hacerles entrar en escena, dándonos oportunidad de
subsanar esos ”pequeños inconvenientes”, que podrían traernos grandes dolores
del cabeza en el transcurso del proceso.
Para cerrar solo voy enunciar las diferencias que existen entre ellas para que nunca
se nos olvide que no son lo mismo y actúan bajo diferentes circunstancias. La
interrupción borra el termino trascurrido, surge de hechos procesales y opera por
ministerio de la ley mientras que la suspensión es mas un efecto de pausa, pues el
proceso se retoma exactamente en el punto en que se suspende, se origina en actos
procesales, en la mayoría de los casos debe ser decretada judicialmente y se podría
decir que tiene como fin obstruir la emisión de una providencia.

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