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Resumen del libro TTA, 606-637

IGLESIA

Por lo general se considera que la comunidad cristiana primitiva conocida como “iglesia” nace el
Día de Pentecostés, después de la muerte y resurrección de Cristo. Su crecimiento y organización
fueron procesos graduales.

Mientras más se estudian las fuentes sinópticas, más se esclarece la idea de que Jesús estableció
algo más que otra escuela teológica. Creó una comunidad de hombres y mujeres bajo la soberanía
de Dios, una comunidad religiosa de la cual él era el líder. El ministerio de Cristo estaba orientado
a la formación de una comunidad especifica.

(Mat. 16:16): “Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificare mi iglesia, y las puertas del Hades no
prevalecerán contra ella”. Algunos han alegado, interpretando el juego de palabras en arameo,
que “Pedro” y la roca se referían a lo mismo y que Pedro es la roca sobre la que se construiría la
iglesia. Basado en la relación posterior con Pedro, ninguno de los discípulos que escucharon a
Jesús pronunciar estas palabras lo entendió así. Para ellos Cristo era el fundamento de la “casa de
Dios” (1 Cor. 3:11) y su “piedra angular “(Efe. 2:20-22; 1 Ped. 2:4- 8).

el término griego ekklesia generalmente se usaba para referirse a una asamblea de ciudadanos
libres convocados por un vocero público con el propósito de escuchar un discurso, por lo general
en conexión con asuntos públicos. La ekklesia local visible es la totalidad de la iglesia expresada
específicamente en un tiempo y un espacio particular.

En el NT. El reino de Dos significa, ante todo, el gobierno de Dios, su autoridad como Rey y, en
segundo lugar, el reino sobre el que se ejerce ese gobierno. El reino es sinónimo de su gobierno. El
reino de Dios, que también es el reino de Cristo. Aunque hay una relación inseparable entre
ambos, la iglesia no es el reino. Los dos conceptos no son equivalentes, ni siquiera en la época
presente. Como ya se notó, el reino es el gobierno de Dios. La iglesia, en contraste, es la
comunidad humana que vive bajo el gobierno de Dios. Creada en respuesta a la invitación del
evangelio del reino, la iglesia testifica acerca del reino.

Es importante notar que este pacto era condicional, como lo establece la cláusula inicial del pasaje
de Éxodo 19: “si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto” (v. 5). Trágicamente, Israel fue
desobediente y a la ves un representante indigno. Su fidelidad lo condujo al cautiverio babilónico y
a la pérdida de Canaán. Cuando el Mesías enviado de Dios vino a su propio pueblo, los suyos “no
lo recibieron” (Juan 1:11). Israel fue rechazado como el pueblo del pacto de Dios. Cristo manifestó
el veredicto sobre la nación judía: “El reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente
que rinda su fruto” (Mat. 21:43).

Cuando le preguntaron a Jesús acerca de la salvación, él les asignó una determinada prioridad a la
fe y a la condición espiritual de la persona. Filipos: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” (Hech.
16:30), Pablo declaró sencillamente: “cree en el Señor Jesucristo y será salvo tú y tu casa” (v. 31).
En ninguno de estos casos se sugiere que la salvación depende de los vínculos con una institución
visible o con un grupo de creyentes. La cizaña crecerá juntamente con el trigo hasta el tiempo de
la cosecha (Mat. 13:24-30, 36-43). Es posible, por un lado, que en la iglesia visible haya personas
que no sean creyentes verdaderos, y que por tanto no formen parte del cuerpo de Cristo. De igual
manera, es posible que algunos tengan una relación salvadora con Cristo sin pertenecer a la iglesia
visible. A ellos se dirige la invitación del evangelio para que salgan de Babilonia y se unan a la
iglesia visible de Dios (Apoc. 18:1- 4; Juan 10:16). La iglesia no es un cuerpo en sí; nunca se la
describe como el “cuerpo de cristianos”, sino siempre como el cuerpo en Cristo (Rom. 12:5) o el
cuerpo de Cristo (1 Cor. 12:27). La iglesia es “una casa espiritual”, explica Pedro, en la casa de los
creyentes individuales son edificados como piedras vivas (1Ped. 2:5), labradas y formadas a la
medida por el Señor.

A la iglesia Dios la llamo para cumplir un propósito a la cual él ya había establecido, dando ejemplo
de hacer la misión mientras estaba en la tierra. la iglesia no tiene simplemente una misión, sino
que la iglesia es la misión. A los miembros de la iglesia se los ha llamado a salir del mundo, para ser
enviados nuevamente al mundo con una misión y un mensaje. (Efe. 1:6) sugiere que el propósito
final de la iglesia es la adoración a Dios. Aunque también dejo el ejemplo en que la iglesia debía
adoctrinar a los creyentes, mantenerlos firmes frente a las herejías, sanar enfermos, etc.

De ninguna manera puede considerarse al evangelio como algo humano (Gál. 1:11), sino que es “la
Palabra de verdad” (Efe. 1:13; col. 1:5) edificada sobre la revelación, (Gál. 1:12), una palabra que
traspasa toda barrera racial y social (Rom. 1:16; Gál. 3:28) y nunca llega a ser obsoleta (Jud. 3). El
evangelio está presente en el corazón de la misión de la iglesia, de donde surge el evangelismo, la
edificación, la adoración y la preocupación social.

Cuando hablamos de los dones (1 Cor. 12:11). Algunos de estos dones se refieren al ejercicio de
los ministerios prácticos como la sanidad, el obrar milagros o el don de la administración. Otros
tienen que ver con el ministerio de la Palabra de Dios, como los apóstoles, profetas, evangelistas.
Su propósito es fortalecer la fe de los creyentes y capacitarlos para llevar a cabo su ministerio
entre los creyentes o entre los incrédulos.

las funciones de liderazgo en las fases más tempranas de la historia de la iglesia estuvieron
fundamentalmente en manos de los apóstoles. A medida que la iglesia crecía, la necesidad de un
gobierno, de instrucción y disciplina, hizo que algunas de las funciones del ministerio de los
apóstoles fueran asumidas por miembros locales que ejercían los dones recibidos de Dios. Se
estaba desarrollando una organización razonablemente estructurada. Muchas de las tareas
administrativas en las iglesias locales estaban a cargo de las mismas congregaciones, mientras que
las cuestiones difíciles que surgían a causa del gran crecimiento de la iglesia se discutían en
asambleas más grandes (cf. Hech. 15:1-6).

También debemos hablar de bautismo bíblico, y cuando hablamos de el claramente nos referimos
al bautismo por inmersión que para Pablo el significado del bautismo esta, en primer lugar, ligado
con los sucesos salvíficos de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Rom. 6:4-6, 8). Estos temas
encuentran un enfoque común en el concepto fundamental del bautismo como el acto de ahogar
la vida antigua y de emerger a una vida nueva: una muerte y una resurrección. Además, No hay
indicación en el NT de que en alguna ocasión se hayan bautizado niños. La tendencia general
marcha en una dirección totalmente diferente. La inmersión de los creyentes fue la práctica en los
tiempos apostólicos. La introducción de cualquier otra forma no tiene fundamento bíblico y
seguramente conduce a concepciones erróneas.
Respecto al rito de la cena del señor encontramos que. Al partir el pan y servir el vino la iglesia
recuerda el hecho y el significado y la muerte vicaria con la que se originó el rito (Hech. 20:28),
algo que es la base de nuestra salvación. Así como los judíos al celebrar la Pascua no sólo miraban
hacia atrás, a su liberación del yugo egipcio, sino además a la nueva liberación por el Mesías que
tanto esperaban; así también la participación de los cristianos en la mesa del Señor es una
proclamación de que el Ser que vino y está presente entre nosotros ha prometido volver otra vez.

Si bien los ancianos y diáconos ayudaban a los apóstoles en el ejercicio de su ministerio, gran parte
del gobierno de las iglesias locales descansaba sobre las iglesias mismas. la selección de sus líderes
(Hech. 6:1-6; cf. 14:23); la responsabilidad de mantener puras las doctrinas y prácticas. según las
mismas Escrituras, es evidente que, al ejercer su autoridad, la congregación local no se
desempeñaba en forma aislada o independiente de otras iglesias locales. La característica
fundamental es una fe viva. De acuerdo con el NT, la iglesia no es una sociedad de pensadores ni
de obreros sino de creyentes.

De principio a fin, estas son las características de la iglesia: fe, comunión, unidad, santidad,
universalidad y fidelidad al mensaje apostólico.

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