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UNIDAD I: CONCEPTOS INTRODUCTORIOS A LA EXPRESIÓN ORAL

Desde tiempos antiguos se ha entendido al ser humano como un ente social. No se puede
concebir el desarrollo de la persona, ni del conjunto de individuos sin un elemento clave requerido
para que se dé dicho desarrollo: la comunicación. Existen diversos tipos de comunicación:
lingüístico, paralingüístico, quinésica, proxémica y pragmática, estilística, entre otras. Sin
embargo, la comunicación lingüística y dentro de esta la oral, es la más común. Toda la historia se
ha desarrollado en primera instancia a partir –especialmente– de dicha forma de comunicación.
El tipo de comunicación lingüística oral no se limita a un simple intercambio de palabras.
Está subdividido en otros tipos, dentro de los cuales encontramos la retórica. La retórica tiene un
rol especial en el campo de la comunicación, pues busca que el orador influya sobre otros para
cambiar ideas, actitudes o comportamientos, es decir, es un tipo de comunicación persuasiva 1. La
tradición retórica ha sido de soporte histórico a las técnicas de expresión oral. Partiendo de su
pasado más remoto, puede decirse que la oratoria –tomada como el simple hecho de hablar– nació
desde que el ser humano pudo hacer uso de la palabra. Es decir, primero aparecieron oradores
comunes que se comunicaban, transmitían un mensaje, y luego los retóricos, quienes
sistematizaron las técnicas y recursos utilizados por los oradores 2. Pero, haciendo referencia al
pasado documentado, algunos autores afirman que es Homero el padre de la oratoria en su modo
sistematizado, al que llamamos retórica 3. Es en este ambiente donde la retórica nace con su mayor
fuerza, en la antigua Grecia, como un «arte» de la persuasión. Se entendía que los discursos
retóricos estaban compuestos de dos partes fundamentales: la racional, que dependía del
argumento, y la parte emocional, que tocaba las fibras afectivas del receptor 4.
Es así como la retórica ha permanecido vigente y aportando a la comunicación persuasiva,
con la aplicación de sus principios todavía hoy en nuestros días, como asegura Alfonso Martín
Jiménez:
«En los últimos años, se ha adoptado un enfoque interdisciplinar que conjuga las
aportaciones de la retórica con las del análisis inter-discursivo o con las del
análisis crítico del discurso público, mostrando la utilidad de la retórica para la
explicación, entre otros, del discurso publicitario o del político. Todo ello es
muestra del vigor que sigue teniendo la retórica, algunos de cuyos fundamentos
tradicionales [...] han sido ratificados por la neurociencia actual» 5.
Los atributos personales de competencia, fiabilidad, persuasión y dinamismo siguen siendo
un bastión determinante en la oratoria, aspectos de los que desde la época clásica la retórica ha
hecho uso. Por tanto, puede afirmarse, que la tradición retórica más que dejar una herencia, hacer

1
S. FONSECA et alii, Comunicación oral y escrita (Pearson Educación, México 2011) 155.
2
R. FUNES (ed.), Oratoria Aplicada (Neuquén 2017) 23.
3
MICROSOFT CORPORATION, “Dinamismo”, en: Microsoft ® Encarta ® (2009).
4
A. MARTÍN JIMÉNEZ, “La retórica clásica y la neurociencia actual: las emociones y la persuasión”: Rétor 4 (Junio
2014) 56-83.
5
Ibidem.
un aporte, dar un legado ha sabido mantenerse –en sus aspectos fundamentales– en los ambientes
de la comunicación.
Como se ha señalado con anterioridad, la retórica no es un simple hacer uso del lenguaje
oral, que permita, tal vez, dar una información, sino que busca convencer, persuadir. La retórica
clásica fue conocida como un cuerpo que se divide en partes. Según los manuales se denominaban
partes artis, o bien, operaciones retóricas: «la inventio, que se encarga del hallazgo de las ideas de
cada parte del discurso; la dispositio, que trata de disponer las ideas de la forma más favorable
para la persuasión; la elocutio, procura adornar el discurso dotándolo de claridad y belleza; la
memoria, está destinada a la memorización del discurso; y la actio o pronuntiatio suministra
consejos sobre su pronunciación ante los oyentes. Otros autores añaden una sexta operación
retórica: la intellectio, que posibilita la acción o puesta en marcha del conjunto anterior» 6.
Si bien es cierto que la retórica ha sido enmarcada en lo referente al lenguaje oral, no menos
cierto es que el caso anteriormente citado de Homero, como padre de la retórica, da a entender que
no es una modalidad exclusiva de la comunicación oral. Esto viene dado porque es en los
personajes Néstor, Odiseo y Aquiles en la Ilíada, se encuentra una característica peculiar de
elocuencia aun cuando se trata de un código escrito. Ahora bien, existen diferencias entre los
códigos oral y escrito. Cada uno tiene sus particularidades: «El código escrito es un conjunto de
sistemas convencionales de representación gráfica y de reglas que permiten su combinación para
producir o interpretar mensajes. Se considera autónomo con relación al código oral; se trata de un
código complementario y paralelo a la lengua fónica»7. Aunque la escritura nace como técnica
para representar gráficamente el lenguaje hablado, no se trata de un simple método de
transcripción. Por su parte, el código oral: se caracteriza por el empleo de «elementos fónicos, que
se transmiten por el aire en forma de ondas sonoras perceptibles acústicamente por el receptor,
denominado oyente»8.
A pesar de sus diferencias y autonomías, existe una interdependencia entre ambos códigos
cuando se refiere a permear un extracto más amplio de la comunicación. Además, cada código
tiene elementos que son inexpresables en el otro:
«su autonomía se hace asimismo patente en el hecho de que muchos de los
elementos acústicamente perceptibles en la comunicación oral carecen de reflejo
gráfico en la escritura, como la intensidad del sonido, la velocidad de emisión, los
cambios de ritmo, los silencios, etc.[...] Y, a la inversa, existen recursos propios de
muchos sistemas de escritura, como la separación de palabras mediante espacios
en blanco, la división en párrafos, la oposición entre la forma minúscula y
mayúscula de las letras, (etc.)»9.

6
Ibidem.
7
L. AZNÁREZ, "Código escrito", en: http://www.anep.edu.uy/prolee/index.php/glosario/198-codigo-escrito (31 de
agosto 2018).
8
R. RAMÍREZ, “Relaciones entre el código oral y el código escrito”, en:
http://palestrafilologica.blogspot.com/2013/07/relaciones-entre-el-codigo-oral-y-el.html (31 de agosto 2018).
9
Ibidem.
Es menester del buen comunicador hacer uso adecuado manejo de ambos códigos, pues los
ambientes académicos y profesionales requieren de buenas competencias comunicativas, que
permitan al individuo alcanzar un alto grado de eficacia en el espacio donde le toque
desenvolverse.
La competencia comunicativa es «la capacidad de una persona para comportarse de manera
eficaz y adecuada en una determinada comunidad de habla; ello implica respetar un conjunto de
reglas que incluye tanto la gramática y otros niveles de la descripción lingüística (léxico, fonética,
semántica)»10. Es evidente que la capacidad de comunicación es esencial para el desarrollo de
buenas relaciones, en cualquier ambiente. Esto implica no solo ser capaz de decodificar un
lenguaje, o bien, emitir signos sonoros, escritos o corporales que pretendan informar. Existen
parámetros de tiempo, lugar, forma, destinatario, que es necesario conocer y bien utilizar, de
manera que se consigan los objetivos deseados en el entorno en que se empleen. De acuerdo con
determinados autores la competencia comunicativa se sostiene en cuatro competencias
interrelacionadas:
- Competencia lingüística: capacidad de una persona para producir enunciados
gramaticalmente correctos en una lengua.
- Competencia sociolingüística: capacidad para producir y entender de manera correcta
expresiones lingüísticas en diferentes contextos de uso.
- Competencia discursiva: aptitud que se tiene para desenvolverse de manera eficaz y
adecuada en una lengua, ya sea de manera oral o escrita, haciendo uso de formas
gramaticales y significado para lograr un texto robusto, de acuerdo con diversas situaciones
de comunicación.
- Competencia estratégica: propicia el uso efectivo de la lengua; se refiere a la capacidad de
valerse de recursos verbales y no verbales para favorecer la efectividad en la comunicación,
así como también desagraviar fallos que se puedan producir en esta.
Jan Van Ek añade la competencia sociocultural y la competencia social 11.
Para el caso del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas, difiere en las
competencias discursiva y estratégica. A las competencias lingüística y sociolingüística agrega la
competencia pragmática12, que se refiere al conocimiento que posee el [individuo] de los
principios según los cuales los mensajes se organizan, se utilizan para realizar funciones
comunicativas y se secuencian según esquemas de interacción y de transacción. Estas tres
competencias se integran a las competencias generales del individuo, que no están directamente
relacionadas con la lengua, pero que son parte del sujeto y no se pueden desestimar. Estas
competencias generales son: «el saber», que se refiere a conocimiento general del mundo,
conocimiento sociocultural y tener una consciencia intercultural; por otro lado, está «el saber
10
CENTRO VIRTUAL CERVANTES, “Competencia Comunicativa”, en:
https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/competenciacomunicativa.htm (1 de
septiembre 2018).
11
Ibidem.
12
MARCO COMÚN EUROPEO DE REFERENCIA PARA LAS LENGUAS et alii, Aprendizaje, enseñanza, evaluación
(Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Subdirección General de Cooperación Internacional, Madrid 2002)
106.
hacer», es decir, las destrezas y las habilidades del individuo; también encontramos «el saber ser»,
que apunta a la competencia existencial: relativa a las actitudes, motivaciones, valores, creencias,
etc.; y por último el «saber aprender», o la capacidad de integrar nuevos conocimientos a los ya
existentes13.
Todas las competencias comunicativas tienen un objetivo común: propiciar buen desarrollo
de las situaciones comunicativas. Se pueden entender las situaciones comunicativas como la unión
de las condiciones físicas, sicológicas, los contenidos, los hablantes, relación entre los hablantes,
la tarea comunicativa, el momento, el tema y el propósito que se dan en la comunicación 14. Cada
vez que nos comunicamos de forma oral o escrita, formamos parte de una situación comunicativa.
De modo amplio está constituida por los siguientes elementos: un emisor, un receptor y un
mensaje. Las finalidades de las situaciones comunicativas son la transmisión de información,
influir en los demás, dar a conocer los propios estados de ánimo, mostrar lo que se piensa,
mandatos, entre otros.
Si bien es cierto que toda situación en que haya intercambio de información entre un emisor
y un receptor puede ser llamada situación comunicativa, no menos cierto es que existe un tipo de
situación comunicativa cuya finalidad es elevar el nivel del debate. Este tipo se les conoce como
«situaciones comunicativas estructuradas». Entre ellas encontramos: panel, foro, mesa redonda,
seminario, lluvia de ideas, discusión guiada y simposio. Este tipo de comunicación estructurada
pretende que cada individuo pueda expresar su opinión, así como también aprender sobre un tema
en particular.
No obstante, la mayoría de las comunicaciones que se tienen durante el día no son del tipo
estructurada, sino interpersonales informales. La espontaneidad en la comunicación es propia de
los ambientes interpersonales, ya sea cara a cara o a través de algún medio electrónico. En este
tipo de comunicación no existe mucho espacio para la planificación, pues en definitiva se
desconoce cada respuesta que se recibirá o pregunta de la que se será objeto cuando se entra en un
diálogo. En consecuencia, la espontaneidad da lugar a la flexibilidad, dinamismo, ocurrencia, etc.
No quiere esto decir que en otro tipo de comunicación –del tipo estructurada, por ejemplo– no
haya espacio para la espontaneidad. De hecho, en las disertaciones es recomendado manejarse con
cierta naturalidad que denoten espontaneidad15, esto colabora con hacer una mejor conexión con
el público.
Es un complejo mundo el de la comunicación. Mundo del que nos servimos cada día,
especialmente en su modalidad oral. Es inimaginable que la humanidad hubiese podido alcanzar
el actual grado de desarrollo sin la posibilidad de este tipo de comunicación. Es imposible pensar
en el crecimiento de un humanismo si no se asumen dar importancia a la comunicación efectiva
entre los seres humanos.

13
Ibidem, 99-104.
14
MIRIAM DÍAZ GONZÁLEZ, Modelo pedagógico para la estimulación de la comunicación en niños (La Habana
2012) 15-16.
15
S. FONSECA et alii, Comunicación oral y escrita (Pearson Educación, México 2011) 46.

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