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“Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas
habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado. Y me
dijo: ¿Has visto, hijo de hombre?…
Note esas ultimas dos palabras: “Oíd, pues…” Cristo nos dice a nosotros,
“No pierdas esto. No dejes de ver lo que se te esta revelando.”
Viene un derramamiento
creciente del Espíritu Santo.
Esto era lo que le fue mostrado a Ezequiel: En los últimos días, la iglesia
de Jesucristo será más gloriosa, mas victoriosa, que en toda su historia.
El verdadero cuerpo del Señor no se debilitara ni se chisporroteara. No
menguara en números, o disminuirá en poder o autoridad espiritual. No,
su iglesia se ira en una llama de poder y gloria. Y gozara de la más
plena revelación de Jesús jamás vista.
Ezequiel escribe, “…y por sus especies serán los peces tan numerosos
como los peces del a Mar Grande.” (Ezequiel 47:10). ¿Puedes entender
lo que se dice aquí? Viene un cuerpo de creyentes que nadara en las
aguas crecientes de la presencia del Señor. Y su presencia entre su
pueblo se incrementara hasta el final.
“Somos el nuevo mover de Dios. Lo que el esta haciendo en estos
últimos días comenzara aquí mismo, en nuestros medios. Y fluirá de
este cuerpo. Así, que más vale que vengas y te unas a nosotros, porque
nosotros tenemos la visión. Somos el mismo centro de la cosa nueva
que Dios esta haciendo en la tierra en este tiempo. Y su red sale
directamente de nosotros.”
En efecto, veo que hoy están resucitando una vieja falsa doctrina.
Sencillamente, dice, “Dios solo tiene una iglesia en cualquier área o
ciudad en particular. Y solo puede haber una sola autoridad espiritual
que rige en esa área.” Aquellos que promueven esta horrible doctrina
asignan apóstoles o lideres para que “reinen” sobre esas áreas. Conozco
a ciertos apóstoles y profetas auto asignados en la Ciudad de Nueva
York. Ellos creen que solo ellos tienen autoridad sobre el reino espiritual
aquí.
“…y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.
Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió
luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos.”
(Ezequiel 47:3-4).
Ezequiel esta hablando aquí de un aumento del Espíritu Santo. En los
últimos días habrá un aumento de la presencia de Dios entre su pueblo.
Esta pequeña cantidad de agua fue lo que Ezequiel vio mientras la visión
se abría ante él. Mientras él miraba la casa de Dios, el vio que una gota
salió “de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; … las aguas
descendían de debajo hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar…y
vi que las aguas salían del lado derecho.” (Ezequiel 47:1-2).
“El que cree en mi, como dice la Escritura, de su interior correrán iros de
agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen
en el…” (Juan 7:38-39).
Martín Lutero fue aun otra vasija que llevo al cuerpo de Cristo a un
nuevo fluir de fe. El agua que fluyo durante la Reformación subió hasta
los lomos del pueblo de Dios, mientras ellos precian en una mayor
revelación de la Cruz y obtenían un conocimiento mas profundo del
poder y gloria de Cristo.
Esto es presagiado en la visión dada a Ezequiel. Dios llevó al profeta por un viaje
asombroso. Llevando un cordel de medir, el Señor medio 1,000 cubitos a pasos,
aproximadamente un tercio de una milla. A esa distancia, el Señor y Ezequiel
comenzaron a caminar en el agua. Hasta este punto, el fluir llegaba a los tobillos.
Ezequiel testifica, “…, y me hizo pasar por las aguas…” (Ezequiel 47:3). Y el Señor
seguía instando al profeta a seguir adelante, mas profundo y más lejos dentro del
agua. Después de 1,000 cubitos más, el agua llegaba a sus rodillas. Y seguía subiendo.
¿Puedes ver lo que estaba sucediendo aquí? Ezequiel estaba caminando en el futuro,
hasta nuestros tiempos. Los cristianos de hoy en día viven en los últimos 1,000 cubitos
del río en esta visión. Estamos en la última medida de agua. Y Ezequiel dice que
cuando él salió al borde de esta medida, el agua estaba muy profunda para él,
demasiado abrumante. “…Yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de
manera que el río no se podía pasar sino a nado.” (47:5). Él nos esta diciendo en
esencia, “El agua estaba sobre mi cabeza.”
Solo puedo imaginarme lo maravillado que estaría este hombre mientras el Señor le
preguntaba, “Ezequiel, ¿qué es este mar que ha subido? Si este río se trata de la vida
y el poder de resurrección, ¿quienes son aquellos que serán tan bendecidos para nadar
en tal gloria?”
El profeta Isaías tuvo una vislumbre de este mismo río que apareció en la visión de
Ezequiel. Sin embargo, Isaías vio aun más. Según el profeta, en los últimos días el
pueblo de Dios disfrutaría gran protección de ataques satánicos:
“…Por el cual no andará galera de remos, no por el pasara gran nave” (Isaías 33:21).
Isaías se esta refiriendo aquí a naves de guerra dirigidas por esclavos. Él nos esta
dando un cuadro del enemigo, el diablo, mientras él trata de lanzar un ataque contra
todos los que nadan en las grandes aguas. Y es un cuadro de confusión total.
Dios lo esta haciendo claro como el cristal para nosotros en estos pasajes: sus aguas
vivientes están fuera de límites para Satanás. Como testifica el Salmista, “Sean
avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; sean vueltos atrás y
avergonzados los que mi mal intenta. … y el ángel de Jehová los acose. … Y el ángel de
Jehová los persiga.” (Salmo 35:4-6).
Cuando Ezequiel volvió a la ribera, quedo atónito. Mientras él miraba atrás, él vio,
“muchos árboles” a ambos lados del río. Estos árboles recibieron vida del fluir de las
aguas. Echaron hojas que no se marchitaban y su fruto traía una maravillosa sanidad.
Vida florecía por todas partes en estas torres de árboles frutales.
Si, este río de Dios traerá vida dondequiera que vaya. Sin embargo, en estos últimos
días, también vamos a ver una inundación correspondiente de muerte:
Pablo añade que burladores vendrán, mofando el mensaje del pronto regreso
de Cristo. Mataran la esperanza de otros santos de su aparición. Sus mofas
harán que muera la moral y que el pecado abunde.
Falsos profetas propagaran doctrinas de muerte. “…Mas los malos hombres y
los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.” (2
Timoteo 3:13). Aun ahora, la muerte espiritual se ha esparcido a través de la
iglesia apostata.
Mas sin embargo, en medio de toda la muerte y destrucción que vemos, escucho la
profecía del Señor tronando en mi alma: “Mi río va a crecer. Y todo vivirá por donde
fluya mi río.”
Hasta hace solo unos años, la iglesia en China parecía como si estuviera muriendo. El
enemigo había llevado a los creyentes bajo tierra, y por años no salía palabra de ese
país mencionando el mover de Dios. Los cristianos del Occidente no tenían idea si la
iglesia en China había sobrevivido.
Pero, gracias a Dios, el río no pudo ser detenido. Estaba creciendo todo el tiempo que
nosotros los occidentales nos preguntábamos acerca del destino de nuestros hermanos
y hermanas chinos. Hoy, sabemos que millones de creyentes allí están nadando en el
río de vida de Dios. Como el Señor ha declarado, “Todo vivirá donde fluya mi río.”
Ese río fluye a niveles de inundación en Europa Oriental. Solo quince años atrás,
¿quien podía imaginarse que fluiría libremente y abiertamente a través de Rumania,
Polonia, Hungría, Alemania Oriental, Checoslovaquia, hasta en la fortaleza de Rusia? La
vida en Cristo esta brotando en todas estas naciones, y en otras por todo el mundo.
El distrito teatral no puede sacar el río de Dios de su territorio. Wall Street no puede
detener sus olas crecientes. Los homosexuales radicales no pueden sacarla de
Greenwich Village (villa donde ellos predominan). Los que están a favor del aborto no
pueden detener su fluir en los corazones de angustiadas mujeres embarazadas. City
Hall no puede retrasar su crecimiento. Los rabíes y mullahs no pueden sacar el río de
sus sinagogas y templos. El río esta subiendo, subiendo, y dondequiera que fluye todo
revive.
No se como el Señor hará todo esto. Pero si él dice que el río crecerá y traerá vida a
todo lo que toque, yo le creo. Después de todo, de la noche a la mañana Dios borro el
Comunismo—el movimiento global mas abrumante del siglo pasado—en Rusia, Europa
Oriental y Alemania Oriental. ¿No puede el hacer esto también?
Ezequiel esta describiendo lodazales, llenos de sucio y cenagoso. Mientras el río fluye
por encima de estos pantanos, no son sanados. Con el tiempo, el río les pasara por
encima por completo, dejándolos tan secos que se volverán sal.
Como resultado, la vida de Jesús no fluye de ellos. En vez de eso, de su vientre fluye
un manantial continuo de chisme, adulaciones falsas, mentiras y distorsiones. Tales
personas no son dadores de vida. Al contrario, todo a su alrededor esta tocado por
contienda y amargura. Están sumidos en lastima de si mismos. Ellos se quejan
continuamente y cuestionan la obra de Dios en los demás. Ellos profesan vida, pero
están en el sucio cenagoso. Son farsantes espirituales, propagando muerte a todos a
su alrededor.
En las palabras de Pedro, se han convertido en “pozos sin agua” (2 Pedro 2:17). Y,
según Ezequiel, una sentencia de muerte ha sido declarada sobre ellos: “quedaran
para salinas.” Esto es una maldición de esterilidad, relegándolos a una vida sin fruto, a
ser totalmente inútiles. Aun así, permanecen firmes en su rebelión, llenos de orgullo
destructivo.
Ezequiel quizás no podía creer al ser testigo de estos lugares de muerte. Él veía vida
brotando por todos lados dondequiera que fluía el río, pero esos lugares de muerte
permanecían estériles y blancos por la sequedad.
Te pregunto, ¿cómo cualquier seguidor de Cristo puede llegar a tal condición? ¿Cómo
puede un siervo llegar a tal vacío, sequedad y alejamiento de su río que es dador de
vida? Pedro explica:
“Ellos andan tras la carne. Ellos son presuntuosos y atrevidos. Ellos resisten la
autoridad ordenada por Dios. Y hablan mal de cosas que ellos no conocen. Ellos se
envuelven en cosas mundanas y son vencidos por ellas. Y se han alejado de los santos
mandamientos que una vez les fueron dados” (Ver 2 Pedro 2:10-21).
Para mí, la parte más triste de esta tragedia es que la mayoría de estos pozos secos
una vez fueron fuentes de aguas vivientes. En un tiempo sus vidas brotaban sanidad y
bendición. Pero ahora echan amargura, odio y muerte.
Amado santo, te insto: si estas atado en amargura tenaz mientras el río fluye a tu
alrededor, no te permitas continuar. Permite que Dios llene tu vientre con agua
viviente. No te das cuenta, pero una inundación de revelación de nuestro Señor esta
en camino. Y no se detendrá para servir a cualquier carnalidad.
Así que, ¿puedes comprender la magnitud de la visión dada a Ezequiel? Los profetas
del Antiguo Testamento no lo podían ver. Pero a través de su Espíritu Santo, Dios nos
ha dado ojos para ver su grandeza. Por lo tanto escucha: ¡Viene un río de vida!