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GEOLOGIA

La inmensa variedad de afloramientos de rocas sedimentarias, ígneas y metamórficas


presentes a lo largo de nuestra amplia geografía y un gran cúmulo de estudios geológicos en
el país confiere al módulo "Rocas de Venezuela" una relevancia de singular carácter. Estas
son razones más que suficientes para que el "Código Geológico de Venezuela" presente a
todos ustedes de manera muy especial este novedoso portal como una extensión
del "Museo Geológico Virtual".

La información que hallará en este módulo le permitirá conocer sobre el fascinante mundo de
las rocas. Podrá disponer de conceptos introductorios en la ciencia de la petrología, listado
general de rocas, secciones finas, así como un apartado con las rocas presentes en
Venezuela y datos importantes de cada una de ellas. El mapa de localidades le dará una visión
de la disposición de éstas a lo largo y ancho de nuestra geografía.

Otros tópicos dentro de este módulo le presentarán un glosario con la terminología básica,
clasificación general de las rocas, referencias y finalmente, consejos para construir una
colección.

Muchas personas han


observado las fotografías de
nuestro planeta desde el
espacio y han estudiado las
imágenes y restos de rocas
procedentes de la Luna y de
Marte obtenidos gracias a las
misiones que se han posado
en sus respectivas
superficies. Tomando esto
como premisa, ningún estudio
posterior sobre los minerales
y las rocas que componen la
corteza de nuestro planeta
puede emprenderse, sin
considerarlo en su posición
cósmica. Es en este ámbito
donde nuestra galaxia,
sistema Solar y planeta Tierra
se han originado y los
elementos químicos que
constituyen los materiales
formadores de nuestro
planeta se han generado. Las
rocas de la Tierra están
compuestas de uno o más
minerales, los cuales se
presentan como
componentes químicos de
elementos. Sabemos que las
cantidades relativas de
elementos que ahora
constituyen
la Tierra difieren de aquellos que estuvieron presentes en la formación de ésta y los demás
planetas que primeramente aparecieron. De este modo, la estructura de la Tierra primitiva
formada hace unos 4.600 millones de años ha variado considerablemente con respecto al
planeta en el que vivimos hoy en día.

El Sistema Solar

El sistema Solar se compone del Sol y todo los cuerpos que le


orbitan i.e., planetas, satélites naturales o lunas, cometas,
meteoritos, asteroides, polvo y gas. Podemos visualizar al
Sistema Solar como un disco con el Sol en su centro, y la mayor
parte de los cuerpos girando alrededor en un mismo plano. La
edad de las rocas más antiguas de la luna, meteoritos rocosos y
corteza terrestre muestran una edad aproximada de 4.600
millones de años. Cada planeta se mueve alrededor del Sol en la
misma dirección, en órbitas casi circulares y contenidas en el
mismo plano, el cual se halla aproximadamente en la región
ecuatorial de rotación Solar. De este modo, todo el Sistema Solar
está rotando, aunque a diferentes velocidades dependiendo de la
ubicación en este plano. La mayor parte de los planetas giran
alrededor de sus ejes. Al planeta Tierra le toma 23 horas y 56
minutos para completar una rotación completa sobre su eje. La
mayor parte de las lunas giran en la misma dirección relativa al
movimiento de sus respectivos planetas. Lo que se denomina galaxia no es sino un sistema de
estrellas conectado por fuerzas gravitacionales y en constante movimiento. Nuestra galaxia es
tan sólo una entre millones que conforman el universo, tal el caso de que 400 millones de
galaxias pueden ser divisadas desde nuestro planeta. Dentro de nuestra galaxia se han
estimado 100.000 millones de estrellas de las cuales, el Sol es tan sólo una de ellas. La Tierra
y el Sistema Solar son verdaderamente diminutos con relación a la inmensidad del Universo.
Las distancias son tan abrumadamente grandes que se ha convenido en emplear el año-luz
como patrón de medida (1 año-luz es la distancia que recorrería la luz en ese intervalo, y
equivale a unos 10 millones de millones de kilómetros). Las estrellas más cercanas en nuestra
galaxia con excepción del Sol se hallan a 4 años-luz. Nuestra galaxia puede considerarse
como un disco de gas, polvo y estrellas con un diámetro de 80.000 años-luz con dos brazos en
espiral los cuales probablemente se condensaron a partir de una vasta nube de hidrógeno,
quizás hace unos 7.000 a 10.000 millones de años. Podemos observar parte de nuestra
galaxia o Vía Láctea como una brillante banda en un cielo nocturno despejado.

Origen de los elementos

Los elementos son sustancias primarias y químicamente indivisibles. El origen de éstos, su


relativa abundancia y distribución en el universo está indisolublemente relacionado con la
evolución e historia de las estrellas y el universo. Los investigadores indican que las
reacciones termonucleares se suceden en el interior de las estrellas dando origen a los demás
elementos a expensas del hidrógeno primordial, el cual posee la estructura atómica más
simple, menor densidad y más abundancia en el universo. Un conjunto de reacciones más
complejas, con la participación de protones y de núcleos de elementos ligeros, permite la
formación de elementos más pesados. Todas estas reacciones están acompañadas con la
liberación de enormes cantidades de energía radiante en forma de luz. Sin embargo, no todas
las estrellas producen elementos pesados, sus temperaturas y dimensiones no son lo
suficientemente grandes para producirlos. Las estrellas ancianas pueden eventualmente
estallar y eyectar material al espacio, modificando la composición del material interestelar. Las
estrellas están compuestas parcialmente de los residuos formados en estadios anteriores, los
cuales han sido diseminados en el espacio. Los materiales elementales del sistema solar
pudieron haber sido originados hace más de 5.000 millones de años en la evolución y
destrucción de las estrellas.

El Sol

El Sol es en efecto, una estrella compuesta de gases,


mayormente de helio e hidrógeno a temperaturas muy
elevadas. Sus dimensiones son tan abrumadoras que
pudiera, en términos de masa, equivaler a más de 100
veces todos los planetas del sistema Solar juntos. Su
composición se aproxima a la composición del sistema
Solar y puede de hecho, ser empleada en los estudios
enfocados a dilucidar la abundancia de los elementos
en el sistema Solar. La energía radiante proveniente del
Sol se deriva de complejas reacciones termonucleares
que se suceden en su núcleo, donde el hidrógeno se
convierte en helio. La energía así producida se difunde
hacia la corteza exterior o fotosfera y de allí, hacia el
espacio. La temperatura en el núcleo del Sol se ha estimado en unos 17 millones de grados
centígrados, y en su superficie unos 5.500 °C.
Los planetas

Los planetas pueden clasificarse en dos tipos: cuatro planetas interiores i.e., Mercurio, Venus,
La Tierra y Marte, densos y pequeños conocidos como planetas terrestres por sus similitudes
con el planeta Tierra, y planetas exteriores i.e., Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón,
mucho más grandes y menos densos. El gigante Júpiter por ejemplo, posee un radio diez
veces mayor que el de la tierra y un volumen cercano a 1000 veces el de la Tierra. Los
planetas exteriores son menos densos que los planetas terrestres de hecho, Saturno posee
una densidad menor a la del agua. El hecho de que los planetas exteriores posean baja
densidad sugiere que éstos consisten mayormente de sustancias tales como helio e hidrógeno
junto a otros componentes hidrogenados como el agua, amoníaco y metano. Los planetas
interiores, densos, están compuestos mayormente por silicatos y elementos metálicos. Esta
diferencia puede ser explicada debido a que los planetas exteriores, alejados del Sol han
retenido grandes volúmenes de gas desde su período de formación contrariamente, los
planetas interiores han perdido mucho de su gas original dejando las esferas rocosas con una
cubierta gaseosa menos densa.

Meteoritos

La incesante lluvia de meteoritos en la superficie de


nuestro planeta ha permitido a los científicos estudiar
especímenes de rocas de un gran espectro de nuestro
sistema Solar. La mayor parte de estos difieren de las
composiciones presentes en nuestro planeta sin
embargo, los meteoritos conocidos como condritos
poseen una composición que apoya nuestras teorías del
origen de la constitución química de la Tierra.
Cartografiando cuidadosamente los patrones de vuelo de
ciertos meteoritos antes de caer, ha podido encontrarse
que estos se desplazan en órbitas elípticas los cuales han
originado un cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter.
Este cinturón de asteroides contiene miles de pequeños
cuerpos, la mayor parte de ellos con un diámetro menor a
un kilómetro sin embargo, Ceres es el mayor de los
asteroides con un diámetro de 769 Km. Los meteoritos
pueden clasificarse en: (1) Meteoritos férricos,
compuestos esencialmente por aleaciones de hierro-
níquel (4-20% Ni). (2) Meteoritos férrico-rocosos compuestos por silicatos y minerales
metálicos, y (3) Meteoritos rocosos, compuestos mayormente por silicatos de hierro y
magnesio.

Cometas
Muchos astrónomos afirman ahora que esas largas nubes y
material que circundan los planetas exteriores poseen
núcleos mayores de un kilómetro. Los cometas, cuerpos sin
luz propia, al acercarse ocasionalmente a una estrella
alteran su curso debido a la atracción gravitacional de ésta,
adquiriendo una trayectoria elíptica alrededor del Sol. Una
vez en esta trayectoria adquieren una luminosidad que les
han hecho característicos en el imaginario histórico y
representación artística por siglos y siglos. Los cometas
consisten aparentemente de dos zonas como lo son la
cabeza, la cual se expande enormemente cuando su órbita
se aproxima al Sol, y la brillante cola compuesta de polvo y
gas. Los cometas son cuerpos de baja densidad, y su
cabeza se cree compuesta de hielo y gases congelados, así
como un núcleo sólido o partículas de polvo difusas. Se ha
detectado en ellas moléculas de monóxido de carbono,
nitrógeno, y dióxido de carbono.

Formación del Sistema Solar

Existen actualmente dos teorías aceptadas para


explicar el origen del sistema Solar. Hace un tiempo se
creía que los planetas habían surgido a partir de una
colisión entre el Sol y una estrella. Esta concepción se
denomina "Teoría catastrófica" del origen del
sistema Solar. Hace más de 5.000 millones de años
una gran nube de polvo y gas, mayormente de
hidrógeno, comenzó a formar un núcleo debido a fuerzas
gravitacionales, una estrella que ahora
denominamos Sol. Al incrementar su tamaño,
su fuerza de gravedad se incrementó igualmente
empujando más gas y polvo. Se desconoce cuanto le tomó a este proceso pero; se estima que
la estrella recién formada fue lo suficientemente grande para calentar su núcleo a millones de
grados centígrados iniciándose de este modo complejas reacciones termonucleares. La
energía nuclear fue liberada gracias a la reacción que permite convertir hidrógeno en helio. Los
planetas pudieron haberse condensado a partir de los remanentes de esta nube primigenia.
Los cuerpos inicialmente formados exhibían pequeñas dimensiones y sus gravedades
respectivas eran lo suficientemente débiles para haber permitido grandes colisiones y
liberación consecuente de energía. Al incrementarse sus masas, la fuerza de gravedad
permitió que otros cuerpos pequeños colisionaran permitiendo liberación de energía. El planeta
Tierra en este momento podría haber tenido una amplia atmósfera cósmica o un pequeño
núcleo rocoso. Los estudios geoquímicos sobre la acreción planetaria muestran que los
planetas internos se formaron de materiales sólidos a temperaturas relativamente bajas.

Albores en la historia de la Tierra


El planeta Tierra de hoy día está estructurado
según un conjunto de capas o zonas, la más
superficial de éstas, es una capa
extremadamente delgada, conocida como
corteza, bajo la cual yace el manto, más denso y
de mayor espesor, y el núcleo, parte del cual se
estima de aleaciones de hierro- níquel con una
densidad mucho mayor que las anteriores. En su
formación inicial la Tierra estaba compuesta por
una mezcla relativamente homogénea entre los
materiales constitutivos del núcleo y el manto.
Un período de calentamiento de origen
radiactivo produjo la fusión de los minerales de
hierro, de modo que estos elementos pesados
se agruparan en el núcleo permitiendo que las
partes superiores del manto se Solidificaran. Se
ha postulado que la fuente de calor primigenio
de nuestro planeta se haya debido a la
radiactividad de elementos de vida media corta o
también llamados núcleos radiactivos. Esta
desintegración en un lapso de tiempo
relativamente corto, en términos geológicos,
permitió la estabilización de estas formas
elementales de manera tal que estos núcleos radiactivos se desintegren a isótopos no
radiactivos. Otra explicación basa sus principios en que el calor original de la Tierra se debió a
isótopos de vida media corta que tras su decaimiento dieran paso a un estado donde el calor
se generara principalmente gracias a esta desintegración de isótopos de larga vida radiactiva
como los del uranio, torio y potasio.

Es también posible, que la fuerza gravitacional acrecionaria y la separación del núcleo


produjera la fusión de casi la totalidad de la periferia del planeta, lo cual produjo el escape de
la mayoría de los primeros gases raros y la transferencia de elementos nobles así como,
uranio, torio a la superficie de este planeta primigenio. La separación del núcleo y el
enfriamiento de la superficie debieron haberse completado hace 600 o 700 millones de años,
considerando las dataciones de rocas metasedimentarias de Groenlandia con edades entre
3.700 a 3.800 millones de años. Es probable además, que la fusión puntual de estas capas
exteriores se debiera en parte por el intenso bombardeo hace 3.800 o 4200 millones de años
de igual manera en el caso lunar. Los meteoritos, de este modo debieron ser de un tamaño y
cantidad mucho mayor con respecto a aquellos que han atacado la superficie de la Luna, esto
debido a una mayor fuerza de atracción terrestre. Parte de este patrón de distribución de
elementos en las capas exteriores del planeta pudiera ser atribuido a estos impactos y
fusiones primarios.

Formación de la corteza terrestre,


hidrosfera y atmósfera

Inicialmente, no existía una distinción en lo que ahora


llamamos continentes y cuencas oceánicas, la única
corteza presente estaba constituida por una capa
basáltica. Las fracturas localizadas en esta corteza
primigenia permitían el paso de la lava del interior, así
como gases y Soluciones más calientes que la
superficie de este proto planeta. El fenómeno de
ascenso de estos magmas produjo una corteza de
rocas menos básicas. El aporte sucesivo de depósitos
sedimentarios y material volcánico a los continentes
continúa hasta el presente. Las numerosas piezas
continentales han sido parcialmente fundidas y
reconstruidas muchas veces hasta que el espesor
Meteorización

La superficie terrestre está siendo continuamente esculpida por dos de los más importantes
agentes externos: viento y agua. La acción mecánica del viento, la lluvia, los ríos, glaciares y
olas a través de tiempos geológicos ha devastado cadenas montañosas y cavado a su vez,
grandes valles y cañones profundos en la superficie de la Tierra. En geología las palabras
meteorización y erosión no son sinónimas. La meteorización es el proceso por el cual las
rocas, y sus componentes minerales son alterados in situ por factores mecánicos como el
agua, viento, hielo y/o químicos como el agua rica en iones o dióxido de carbono, que se
percola a través de las rocas. La remoción del material meteorizado se conoce como erosión.
La meteorización mecánica y química son por lo general fenómenos paralelos o
contemporáneos pero, bajo diferentes condiciones climáticas uno de ellos puede predominar
sobre el otro. La disolución de grandes volúmenes de calizas debido a las aguas portadoras de
dióxido de carbono disuelto, percoladas a través de la roca puede producir sistemas de
cavernas, es un ejemplo donde la meteorización química prevalece ante cualquier factor físico
relevante. Todas las rocas, independientemente de su génesis, serán de algún modo alteradas
por los factores de la meteorización. Los minerales constituyentes en una roca mostrarán
variados grados de resistencia a la meteorización. Los minerales ferromagnesianos como
anfíboles, piroxenos, olivino y micas se alteran a minerales de arcilla (mayormente a illitas y
montmorilonitas), carbonatos y óxidos de hierro. Los feldespatos se alteran a minerales de
arcilla (mayormente caolinita), mientras que el cuarzo permanece frecuentemente inalterado
bajo estos procesos de alteración. Los materiales meteorizados son transportados luego por el
agua o el viento a una distancia de la fuente y son depositados posteriormente como
sedimentos. En condiciones especiales, estos materiales permanecen in situ en forma de
suelos o niveles lateríticos. Los suelos son depósitos de arena, arcilla y además, materia
orgánica producto de la descomposición de seres vivos. Los niveles lateríticos son depósitos
ricos en arcillas de aluminio e hidróxidos de hierro con menor proporción de sílice. Exhiben una
coloración rojiza, marrón o amarillenta, dependiendo de la presencia de hidróxidos de hierro, y
se generan en condiciones de humedad bajo climas tropicales. Las lateritas ricas en hidróxidos
de aluminio se conocen con el nombre de bauxitas, y son la mena económica más importante
del aluminio.

Transporte y sedimentación

La sedimentación constituye la acumulación de sedimentos derivados de la meteorización de


rocas preexistentes en el lugar de la deposición. Los ríos son en gran parte los mayores
agentes de transporte de sedimentos hacia los lagos, mares y océanos. Durante el transporte,
el material es escogido de acuerdo al tamaño de las partículas. Las rocas de mayor dimensión
y fragmentos de minerales formarán depósitos de gravas. Los minerales resistentes, como el
cuarzo formarán en fracción menor depósitos de arena. Finalmente, las partículas más
pequeñas como las arcillas constituirán depósitos de lodo. La capacidad que posee el viento
para transportar grandes cantidades de arena es notoriamente evidente al considerar los
ambientes de extensos desiertos que se desarrollan y migran en la geografía mundial.

La depositación o sedimentación constituye una etapa intermedia en la formación de las rocas


sedimentarias. Le sigue a la meteorización y prosigue con la litificación. Sin embargo, no todas
las rocas sedimentarias han sido formadas por acumulación mecánica. Muchas deben su
génesis a la acumulación de restos orgánicos de plantas y animales mientras que otras, se
forman directamente como resultado de la precipitación química, las cuales generarán
posteriormente niveles de evaporitas.

Litificación y diagénesis

Los sedimentos con débil compactación son bajo esta consideración, aún rocas sin embargo,
es preferible considerar a las rocas sedimentarias como agregados compactos. Su
conSolidación se conoce como litificación. Los tres procesos diagenéticos más importantes
comprenden compactación, cementación y recristalización. La diagénesis se refiere a todos los
cambios físicos y químicos que toman lugar dentro del área de deposición después del
enterramiento. Es un fenómeno de baja temperatura, ya que a altas temperaturas grada hacia
el metamorfismo. Una cantidad considerable de agua está presente entre los poros de los
sedimentos sin conSolidar. La presión causada por los sedimentos suprayacentes o carga
litostática causa la sobrepresión del agua intersticial obligándola a abandonar tales espacios y
permitiendo un empaquetamiento más apretado de las partículas entre sí.
Textura y estructura de las rocas sedimentarias

El término textura se refiere a la forma, tamaño y arreglo de los granos en una roca. El tamaño
en un factor de importancia en los depósitos de acumulación mecánica i.e., sedimentos
clásticos ya que de ello depende la clasificación intrínseca de estas rocas. En las rocas de
origen químico o de génesis orgánica, el tamaño de los constituyentes no reviste tanta
importancia, ya que los procesos diagenéticos causan la alteración de éstos constituyentes.
Las categorías para el tamaño de los constituyentes en una roca sedimentaria corresponden a:
Grueso, partículas mayores a 2 mm; Medio, partículas entre 2 y 0,0625 mm; Fino, menores a
0,0625 mm. La forma de las partículas y fragmentos es un factor de importancia en la
clasificación de rocas sedimentarias. Se reconocen tres formas principalmente: angular,
subangular y redondeada. La estructura se refiere a los caracteres que muestra la roca en
escala mesoscópica. La mayor parte de las rocas sedimentarias exhiben estratificación,
laminación y estructuras en capas monótonas o alternantes. Una capa representa un episodio
en la sedimentación, y está limitada en la base y tope por un plano de estratificación. Estos
planos delimitan pausas en el tiempo para cada episodio de sedimentación. Una simple capa
puede exhibir laminación paralela, la cual corresponde a pequeñas capas o episodios
milimétricos en etapas mucho más pequeñas en el tiempo.

Clasificación de las rocas sedimentarias

Las rocas sedimentarias pueden englobarse en dos grandes grupos: rocas detríticas o
clásticas, formadas por acumulación mecánica de material, y rocas químicas u orgánicas,
originadas por precipitación química o acumulación de materia orgánica. Sin embargo, la
mayor parte de los sedimentos detríticos contienen elementos de precipitado químico y materia
orgánica, así como los sedimentos químico- orgánicos contienen material detrítico.
Rocas detríticas de grano grueso

Los conglomerados son gravas conSolidadas constituidas de clastos redondeados, cantos


rodados y guijarros sustentados en una matriz de sedimentos más finos. Esta matriz consiste,
usualmente, de arena o limo cementada generalmente por calcita o cuarzo. Contariamente, las
brechas exhiben clastos angulares o fragmentos subangulares en similitud de tamaño a
aquellos clastos presentes en los conglomerados antes referidos. La matriz puede ser arenosa
o limosa. La angularidad en los clastos permiten inferir la cercanía y poco transporte de los
elementos constituyentes de la roca fuente.

Rocas detríticas de grano medio

Las rocas más comunes de este grupo corresponden a las areniscas, arcosas y grauvacas.
Las areniscas están compuestas casi enteramente por granos de cuarzo bien escogidos,
subangulares a redondeados. Pueden exhibir cantidades menores de feldespato, mica, y otros
minerales tales como olivino, rutilo, circón y magnetita. Los granos de cuarzo están
frecuentemente cementados por sílice, calcita y óxidos e hidróxidos de hierro, éstos últimos
imprimen un color ocre o rojo a las muestras. El color verde en algunas areniscas es indicio de
la presencia de glauconita, un mineral del grupo de los filosilicatos. Las areniscas pueden tener
como ambiente de formación tanto zonas de aguas someras así como desiertos. Las areniscas
de desierto exhiben granos de cuarzo bien escogidos, muy redondeados y pulidos.
Las grauvacas consisten de fragmentos angulares y mal escogidos de feldespato y cuarzo
sustentados en una matriz de sedimentos mucho más finos compuesta mayormente de clorita.
Este mineral le imparte a la roca un color gris y de allí su denominación del alemán grauwacke.
Se consideran estas rocas como consolidación de sedimentos de rápida sedimentación en
aguas profundas.

Las arcosas son exhiben peor escogimiento que las areniscas y grauvacas, y están
compuestas esencialmente de granos angulares y moderadamente escogidos de cuarzo,
feldespato y mica en menor proporción. Mineralógicamente poseen similitud con los granitos, y
de hecho, obedece su origen a la depositación de los sedimentos aportados por estas rocas.

Rocas detríticas de grano fino

Las limolitas contienen partículas que varían entre 0,0625 y 0,004 mm. Estas rocas se forman
por la acumulación de sedimentos finos en el fondo de los mares, rios y lagos. Los minerales
constituyentes son extremadamente pequeños para ser estudiados bajo el microscopio
petrográfico sin embargo, los mejores análisis pueden ser efectuados con la ayuda de la
microscopía electrónica.

Las lutitas consisten esencialmente de minerales de arcilla con partículas menores de 0,004
mm. Los colores de estas rocas varían desde el blanco al marrón negruzco. El color negro
predominante en muchas lutitas se debe a proporciones importantes de materia orgánica y el
color rojo a la presencia de óxidos e hidróxidos de hierro.

Sedimentos químico - orgánicos

Estos sedimentos pueden ser clasificados de acuerdo a su composición. Los sedimentos


carbonáticos son los más comunes e incluyen a las calizas. Estas rocas están compuestas
esencialmente de carbonato de calcio, cuyo origen se debe a la acumulación de enormes
cantidades de esqueletos de organismos o bien, gracias a la precipitación química directa de
este material en el agua, usualmente marina. Las calizas contienen por lo general pequeñas
cantidades de arena o arcilla. Al aumentar estos componentes las calizas gradan a lutitas
calcáreas, margas, areniscas calcáreas y lodolitas calcáreas. La formación de caliza toma
lugar en ambientes de agua marina somera, tibia, así como en ambientes de agua dulce.
Aquellas que se forman principalmente debido a la acumulación de restos esqueletales se
denominan caliza conchífera, caliza coralina, etc. La creta es un tipo especial de caliza
compuesta de millares de millones de pequeños esqueletos de cocolitofóridos y foraminíferos
planctónicos. Las calizas oolíticas están constituídas predominantemente por precipitados
químicos de oolitos empaquetados en una matriz de calcita. Los oolitos son pequeños cuerpos
esferoidales de 1 mm de diámetro y parecidos a huevas de pez. La dolomita está asociada con
las calizas y su origen es diagenético. El chert y el pedernal están compuestos de sílice
criptocristalina y se reportan asociados en nódulos con las calizas. Las rocas fosfáticas son
ricas en fósforo y constituyen material esencial para la industria de fertilizantes. El fosfato
procede de los dientes, huesos y excrementos de vertebrados aunque la mayor parte se
origina por precipitación química. Los sedimentos ferruginosos y carbonáceos están
especialmente ejemplificados en lateritas, rocas ferruginosas, hierro oolítico y el carbón
respectivamente. Las lateritas y rocas ferruginosas exhiben mineralogía y origen diversos pero
están caracterizadas por una enorme proporción de minerales ferruginosos tales como siderita,
hematita, chamosita, pirita y magnetita. El carbón es una roca formada a partir de la
acumulación y descomposición de materia vegetal en ambientes pantanosos similar a los
bosques ecuatoriales actuales. Después del enterramiento, el calor y la presión convierte la
materia vegetal en el material oscuro y compacto conocido como carbón. Las evaporitas se
forman como su nombre lo indica por evaporación de aguas saturadas en sales y sus
complejos químicos en áreas expuestas a inSolación permanente. Los boratos, tales como la
kernita y el borax, son dominantes mientras que otras rocas pueden contener nitratos, tales
como nitratina, carbonatos alcalinos y sulfatos. La halita o roca de sal es el ejemplo más
conocido de mineral evaporítico tanto en ambientes marinos como de agua dulce.

Aproximadamente un 80% de la corteza terrestre está compuesta por rocas formadas a partir
de la cristalización de masas de rocas fundidas, entre 700 y 1200°C, y que es conocido con el
nombre de magma. Los magmas son esencialmente un conjunto de silicatos fundidos y
pequeñas cantidades de agua disuelta y otros componentes volátiles, tales como cloro, boro,
flúor y azufre. Las rocas producidas por el enfriamiento o cristalización de estos magmas se
conocen como rocas ígneas (del latín ignis: fuego). Estas rocas están compuestas
principalmente por cantidades variables de minerales silicatados, principalmente cuarzo,
feldespatos, anfíboles, piroxenos y micas. Las rocas de origen ígneo formadas dentro de la
corteza terrestre se denominan rocas plutónicas o intrusivas. Los geólogos creen que los
magmas se originan a considerables profundidades bajo la superficie de la Tierra y migran
hacia niveles superiores a través de planos de debilidad y fisuras dentro de la corteza terrestre.
Los magmas que ascienden hasta niveles superficiales y alcanzan el exterior i.e., lava
formarán por la conSolidación y enfriamiento rocas extrusivas o volcánicas.

Actividad volcánica

La lava o roca en estado fundido (700-


1200°C) ha formado coladas a lo largo
del amplio espectro del tiempo geológico
y aún, hoy en día, continúa estando
ligada al desarrollo de los volcanes. Esta
actividad no está restringida a los
continentes, ya que grandes porciones de
la corteza oceánica están compuestas de
basalto, producto de lavas que han sido
emanadas durante las diversas etapas de
creación de piso oceánico. Los
volcanólogos han podido reconocer una
actividad volcánica de tipo fisura, y otra
de tipo eruptivo central. En las
erupciones de tipo fisura, las lavas alimentadas desde la cámara magmática, en profundidad,
alcanza en poco tiempo otros niveles gracias a las fracturas y grietas lineales. Estas lavas
pueden cubrir áreas muy extensas antes de Solidificarse y crear gruesos espesores con
erupciones y coladas repetidas. El vulcanismo de tipo eruptivo central produce volcanes
alrededor de una abertura, los cuales son producto de extrusiones periódicas de lavas muy
fluidas y de composición básica, principalmente basalto i.e., bajo contenido de sílice (SiO 2).
Este tipo de vulcanismo caracteriza dos tipos de volcanes: de escudo y estratovolcanes. Los
volcanes escudo son aquellos que en sección recuerdan la forma de un escudo, y de allí su
nombre característico. Volcanes como el Mauna Loa, Kilauea y Mauea Kea son ejemplos de
este tipo. Las lavas producidas por los estratovolcanes, tal el caso del Vesubio al suroeste de
Italia o el Monte Fuji, en el Japón, son generalmente ricos en sílice, y es por ello que la lava es
más viscosa y menos fluida. Los componentes volátiles en las lavas viscosas de los
estratovolcanes no pueden escapar libremente. La presión causada por estos componentes
volátiles producen erupción explosiva, los fragmentos de lava son expelidos al exterior, los
cuales se Solidifican súbitamente al contacto con el aire frío precipitándose a tierra en forma
de cenizas y rocas. Éstas últimas son conocidas como rocas piroclásticas (del griego ,
fuego, y klastós, roto). Gran número de geólogos las clasifican como rocas sedimentarias ya
que pueden y de hecho, conforman capas y estratos, así como la textura y rasgos
característicos de las rocas sedimentarias. Debido a su indudable origen ígneo son
clasificadas como un tipo particular de rocas ígneas. En aquellas lavas donde los gases
escapan durante la conSolidación se forman vesículas a partir de pequeñas burbujas dentro de
la roca. Este fenómeno es más notorio en las lavas viscosas ácidas donde las vesículas son
tan abundantes que la textura resultante corresponde a una masa esponjosa, a la cual se le
conoce como pumita o piedra pómez. Si las vesículas se rellenan con minerales secundarios,
entonces se le conocerán como amígdalas y las lavas se denominarán lavas amigdaloidales.
Los volátiles liberados a partir de las lavas durante la erupción pueden escapar a través de
fumarolas en la superficie del volcán a una temperatura que excede los 500°C y como
consecuencia del súbito enfriamiento por contacto con el aire o rocas se depositan en las
cercanías de las fumarolas. Los sublimados volcánicos depositan minerales vistosos como
azufre, rejalgar y oropimente, entre otros.

Rocas piroclásticas

Los fragmentos eyectados durante las explosiones volcánicas varían en tamaño desde fina
ceniza (<2 mm) lapilli medio (2- 64 mm) a bloques o fragmentos angulares (>64 mm). Si los
bloques son redondeados o elipsoidales se le denominan bombas. Las rocas piroclásticas
formadas por la consolidación de fragmentos de cenizas se denominan tuff volcánicos o tufitas
(tuff lapilli son aquellos que contienen alta proporción de lapilli) y conglomerados o brechas
volcánicas si contienen gran número de bombas y bloques. Las tufas o tufitas son clasificadas
en tuff líticos si el material fino está compuesto fundamentalmente por fragmentos de rocas,
y tuff vítreos si contienen abundantes fragmentos de vidrio, así como tuff cristalinos si exhibe
cristales rotos.

Intrusiones ígneas

La conSolidación del magma bajo la superficie da origen a las rocas ígneas intrusivas que
muestran entre sí, variadas formas y tamaños. Las intrusiones menores, tales como diques y
filones son pequeños en tamaño y ocupan los planos de debilidad en las rocas suprayacentes.
Los diques poseen generalmente una disposición vertical o ligeramente inclinada. Los filones o
cuerpos aplanados se disponen entre los planos de rocas prexistentes. Cuando los cuerpos
intrusivos poseen dimensiones de cientos de kilómetros cúbicos o más, estamos
considerándolos como intrusiones mayores. La superficie de afloramiento, expuesta gracias a
la meteorización y erosión de las rocas suprayacentes exhibe una forma circular u oval. Las
intrusiones mayores que poseen 100 Km. o más se denominan batolitos. El granito, la roca
ígnea más común de las intrusiones, forma comúnmente extensos batolitos que ocupan varios
miles de kilómetros cuadrados. Los batolitos, así como los diques y plutones son descritos
como cuerpos discordantes ya que cortan los estratos que intrusionan sin embargo, los
cuerpos como filones, lopolitos y lacolitos son considerados como cuerpos intrusivos
concordantes.

Tamaño de grano, textura y estructura de las rocas ígneas

Se define textura de una roca como la relación entre los granos de minerales que la forman.
Muchos petrólogos emplean los sinónimos textura y estructura, la cual es un criterio importante
en la definición de cada roca. El tamaño de los constituyentes minerales o granos en una roca
ígnea depende de la tasa de enfriamiento del magma. Los magmas extrusivos o lavas y las
intrusiones menores se enfrían con rapidez en contacto con el aire frío o las rocas
circundantes. Como resultado de ello, los minerales se desarrollan en una masa de pequeños
cristales, usualmente menos de 0,1 mm. En otras ocasiones, el enfriamiento se sucede de
manera tan súbita que la roca resultante se compone exclusivamente de vidrio, tal el caso de
la obsidiana o taquilita. En contraste, una tasa extremadamente lenta de enfriamiento permite
el desarrollo de grandes cristales euhedrales y sub- euhedrales. Las rocas ígneas, excluyendo
las vítreas, se dicen de grano fino si los constituyentes son menores de 1 mm, grano medio si
se encuentran entre 1 mm y 5 mm y grano grueso si son mayores de 5 mm y reconocibles a
simple vista. Si los cristales constituyentes exceden a varios centímetros se dice que la roca es
una pegmatita. Las pegmatitas se forman generalmente por las ricas fracciones volátiles en
grandes cuerpos de magma intrusivo y contienen frecuentemente grandes cantidades de
minerales inusuales como el berilo, tierras raras y lepidolita entre otros. Las rocas que exhiben
minerales equidimensionales se dice que poseen textura granular. La textura porfirítica se
refiere a grandes cristales embebidos en una matriz más fina, mientras que la
textura poiquilítica exhibe grandes cristales de un mineral con inclusiones de otros minerales
más pequeños. Los magmas intrusivos y extrusivos pueden incorporar fragmentos
provenientes de la roca caja a través del ascenso que estos realizan alcanzando niveles
superiores en la corteza terrestre. Algunas veces estos fragmentos son asimilados por el
magma sin embargo, en otras el magma cristaliza y atrapa estas rocas como xenolitos, del
griego xenos, extraño, ajeno, y lithos, piedra. A escala mayor, las rocas ígneas, como el caso
de los gabros pueden exhibir laminación o bandeamiento de diferentes minerales causada por
precipitación diferencial y acumulación de minerales del magma. Esta textura de flujo se refiere
a la alineación de los primeros cristales tabulares precipitados causado por el flujo dentro del
magma.

Composición química y mineralógica

Las rocas ígneas presentan un amplio rango de composiciones químicas. Cerca del 99% del
total están compuestas por oxígeno, sílice, aluminio, hierro, magnesio, calcio, sodio y potasio.
El porcentaje restante está constituido por elementos trazas como fósforo, titanio, flúor e
hidrógeno. Es usual expresar la composición química de las rocas ígneas en función de sus
óxidos. La sílice (SiO2) es el componente más abundante del vasto conjunto de rocas ígneas y
varía entre 40% y 75%. El porcentaje de sílice es de suma importancia en los esquemas de
clasificación de rocas ígneas. Las rocas ígneas ultrabásicas contienen menos de un 45% de
sílice, las rocas básicas entre 45 y 52%, las rocas intermedias 52- 66%, y las rocas ácidas
contienen más de un 66%. La mayor parte de las rocas ígneas están compuestas de
proporciones variables y relativamente pequeñas de un número importante de minerales
esenciales. Estos han sido convenientemente subdivididos en minerales claros como el
cuarzo, feldespatos, feldespatoides y muscovita, minerales oscuros también llamados
minerales ferromagnesianos o máficos como los piroxenos, anfíboles, olivino y biotita. La
proporción volumétrica de minerales oscuros en una roca ígnea se denomina índice de color.
De ello se desprende que un valor de índice de color en una roca indica que esta exhibe una
coloración clara o pálida. Además de los minerales esenciales en una roca otros minerales
componentes juegan papel importante como minerales accesorios y relaciones paragenéticas
tales como apatito, circón, grupo de la espinela, esfena, rutilo y topacio. Cuando el contenido
de sílice es bajo, los minerales oscuros son preponderantes, mientras que un contenido bajo
de minerales máficos caracterizan de este modo, una roca de color claro.

Clasificación de las rocas ígneas

La clasificación y nomenclatura de los grupos más importantes de rocas ígneas están basadas
en el tamaño de grano, composición y proporción relativa de especies minerales.

Los criterios mineralógicos de importancia corresponden a:

 Presencia o ausencia de cuarzo


El cuarzo es un mineral esencial en las rocas ácidas, Solo un mineral accesorio en las
rocas intermedias y básicas, y usualmente ausente en las rocas ultrabásicas.

 Tipos de feldespatos o feldespatoides presentes

Los feldespatos corresponden a un grupo complejo de minerales de sodio, potasio y


silicatos cálcicos- alumínicos que muestran considerables variaciones en composición.
Existen dos grupos de importancia:

1. Feldespatos potásicos: ortosa, microclina, sanidina.

2. Plagioclasas con un rango en composición que varía desde la anortita, rica en calcio
a plagioclasas con cantidades apreciables de calcio y sodio como oligoclasa,
andesina, labradorita a plagioclasa rica en sodio como anortita. Las plagioclasas y los
feldespatos ricos en sodio son conocidos en conjunto como feldespatos alcalinos. Los
feldespatos alcalinos son minerales esenciales en las rocas ácidas, pero están
ausentes o en menor proporción en las rocas intermedias, básicas y ultrabásicas. Las
plagioclasas ricas en calcio son típicas en rocas básicas y la andesina en rocas
intermedias. Por su parte, los feldespatos están normalmente ausentes en las rocas
ultrabásicas, mientras que los feldespatoides se hallan en cantidades significativas
Solo en las rocas alcalinas, las cuales exhiben feldespatos alcalinos.

 Tipos y proporciones relativas de minerales ferromagnesianos

El olivino es un mineral esencial restringido a rocas básicas y ultrabásicas. Los


piroxenos y anfíboles, particularmente hornblenda, son comunes como minerales
accesorios en rocas ácidas, alcalinas y rocas intermedias, pero son minerales
esenciales en las rocas básicas y ultrabásicas. La biotita en contrate, es un mineral
accesorio en la mayoría de las rocas ígneas, especialmente en las rocas con
feldespatos alcalinos. El contenido de mineral se refiere a la mayor cantidad de fases
típicamente presentes en cada tipo de roca. Las rocas granudas se refieren a rocas
plutónicas, asociadas a intrusiones profundas. Las variedades de textura media- fina
representan rocas volcánicas e intrusiones menores. Los basaltos por ejemplo, están
asociados a diques, filones así como, coladas de lava. Las rocas básicas alcalinas y
ácidas son en la mayor parte de los casos, denotadas con una palabra
calificativa e.g. granito alcalino, gabro alcalino. Las peridotitas alcalinas ricas en
mica e.g. peridotita biotítica. Los lamprófidos son rocas ricas en álcali de composición
básica a intermedia. Debe enfatizarse que la clasificación para los distintos grupos de
rocas es arbitraria y generalizada. Existen varios tipos de rocas que no se les puede
adjudicar una posición preferencial dentro de estos marcos nomenclaturales. Dos
ejemplos notables de esta excepción corresponden a las carbonatitas i.e., rocas
ígneas compuestas esencialmente de calcita o dolomita, y las kimberlitas i.e., rocas
complejas brechadas con alto porcentaje de minerales ferromagnesianos, las cuales
son además, la principal fuente de diamantes. Las rocas ultrabásicas granudas como
las dunitas, peridotitas y piroxenitas no poseen equivalentes extrusivos de textura fina.

Hoy en día, se emplea internacionalmente el diagrama o triángulo doble Q-A-P-F de


Streckeisen. La base de esta sistemática es el contenido mineral de los componentes
claros Q= Cuarzo, A= Feldespato alcalino (incluyendo la albita hasta un contenido de
anortita de 5%), P= Plagioclasa, y F= Feldespatoides. Estos triángulos definen quince
campos de clasificación, y de allí que todas las rocas ígneas con un índice de color (Ic)
menor de 90% se incluyan en este diagrama doble. En el triángulo superior están
ordenadas las rocas ígneas que contienen cuarzo, mientras que en el inferior aquellas
que contienen feldespatoides. Esta clasificación es posible debido a que el cuarzo y
los feldespatoides nunca están presentes en una misma roca. Se excluyen de estos
diagramas a las rocas ultramáficas o bien a las ultrabásicas con un índice de color que
indica Solo minerales oscuros (Ic=90 o Ic=100). Para ello, se les identifica en otro
triángulo basado en el contenido de olivino, ortopiroxenos y clinopiroxenos.

Para obtener un punto proyectado sobre estos triángulos se calcula previamente la


suma denotada por Q+A+P=100% o bien F+A+P=100%, por cada vértice se trazan
paralelas al lado opuesto para denotar la intersección de un punto triple
correspondiente a cada componente. Es importante notar que gran número de rocas
corresponden a campos transicionales entre una u otra casilla. Los componentes
minerales oscuros no se cuantifican en esta sistemática, y se emplean para describir
una subdivisión dentro de un grupo de rocas en especial. Se habla entonces de
variedades leucocratas (del gr. leukos, blanco y kratos, fuerza) o melanocratas (del
gr. melas, -anos, negro y kratos, fuerza) de un tipo de roca específico, empleándose
como prefijos e.g., melanogranito, en los casos en que el índice de color se desvíe
grandemente de los casos normales.
Origen del magma y diferenciación magmática: Serie de Bowen

Los granitos son las rocas plutónicas más comunes, así como los basaltos son rocas
extrusivas. El origen de los magmas de composición granítica y basáltica, y la relación entre
ambos es de suma importancia para el entendimiento del origen de los magmas. Se considera
que los granitos poseen dos orígenes i. e., a partir de corteza continental o magmas primarios
de origen basáltico. Se tiene la consideración general de que los granitos pueden ser
producidos gracias a dos orígenes: como roca de corteza continental y a partir de magmas de
composición basáltica. La corteza continental es de mayor espesor que la corteza oceánica.
Los magmas de composición granítica pueden generarse a grandes profundidades, donde las
temperaturas son lo suficientemente elevadas para causar la fusión de las rocas de la corteza
continental. Estos alcanzan la superficie a niveles superiores donde la temperatura es menor
Solidificándose en forma de batolitos u otros cuerpos ígneos. Se cree que los magmas
basálticos se originan en el manto superior o en las partes más bajas de la corteza. Si estos
magmas permanecen a profundidad durante un período significativo de tiempo, pueden
eventualmente Solidificarse lentamente y las primeras fases minerales comenzarán a
cristalizar a partir de la masa fundida. La composición de estos primeros cristales no posee la
misma composición del magma remanente. Este magma será sustancialmente diferente en
composición del magma original de origen basáltico. La diferenciación o separación del
magma es un conjunto de variados procesos físico- químicos, como resultado de los cuales a
partir de un magma original se originan magmas secundarios que producirán rocas de diversas
composiciones químicas. Esta diferenciación se efectúa a grandes profundidades y los estos
procesos se suceden gracias a la cristalización. El orden de ésta y la relación físico- química
entre los diversos componentes fueron establecidos por el petrólogo canadiense Norman
Bowen en forma de un esquema dual conocido con el nombre de Serie de Bowen. Este gráfico
muestra la dirección general en la formación de las rocas magmáticas, y separa dos series de
reacción de minerales, según el orden de precipitación del magma. Cada mineral superior, al
reaccionar con el magma produce el mineral situado inmediatamente en la posición siguiente.
Si la separación se sucede en las primeras fases, las rocas serán básicas, si por el contrario se
sitúan en las fases tardías, éstas tendrán carácter de rocas ácidas. En esta etapa, las
estructuras cristalinas de celda unitaria entre el silicio y el oxígeno se hacen más complejas
desde los silicatos de estructura insular hasta los de cadena, de cinta, hojosos y de armazón.
Es notorio también el incremento de las sustituciones de silicio por el aluminio. El proceso de
diferenciación magmática va acompañado de la acumulación en la masa fundida de sílice,
álcalis y agua. A los procesos de diferenciación magmática se les une el proceso de licuación
i.e., la separación de un magma líquido en dos líquidos inmiscibles, y siendo prolongado el
proceso de enfriamiento de ambos líquidos, las rocas así formadas exhibirán composiciones
diferentes. Así se formarán, de este modo, las segregaciones de schlieren, acumulaciones
minerales de una composición diferente a la masa original. En el proceso de licuación se ha
observado la separación de componentes metálicos a partir de la masa silícea produciendo así
yacimientos de cobre, níquel y cromo, de extremo valor económico en la prospección de
metales.

Metamorfismo

El metamorfismo es el proceso por el cual


las asociaciones minerales, estructuras y
texturas de las rocas prexistentes son
modificadas por el efecto del calor y la
presión dentro de la corteza terrestre. Estos
cambios comprenden generalmente la
recristalización y la formación de nuevas
fases de minerales i.e., minerales
metamórficos, muchos de los cuales están
Solo presentes en las rocas metamórficas.
Durante el metamorfismo las rocas
permanecen esencialmente sólidas, y la
recristalización se lleva a efecto en estado
sólido mediante la interacción de los fluidos
de poros, y de allí, que la meteorización superficial y los cambios que comprenden fusión
parcial en las rocas a profundidad sean excluidos del proceso de metamorfismo en este
estudio. Las rocas preexistentes pasan a ser metamórficas i.e., bajo metamorfismo, ya que los
Rocas del Metamorfismo de Contacto

El metamorfismo de contacto es consecuencia directa de la intrusión de cuerpos ígneos


fundidos. En contraste con las rocas producidas por metamorfismo regional, éstas se forman
en ausencia de compresión diferencial y con temperatura como factor imperante. El calor
circundante "cocina" las rocas circundantes produciendo un anillo de rocas alteradas o aureola
de contacto. La temperatura es menor en la periferia de ésta y por ende las rocas aquí son
menormente metamorfizadas con la característica distintiva que la asociación mineralógica
difiere en estas zonas.

Rocas del Metamorfismo Regional

Estas rocas constituyen el grupo más diverso y numeroso, se forman en la corteza terrestre
donde el rango de temperaturas es moderado a alto y los esfuerzos son a escala regional. La
formación de éstas rocas está asociada a la formación de montañas y cinturones orogénicos.
Las rocas producto de estos fenómenos exhiben diversas texturas y mineralogía. Esto se debe
en gran medida a la variedad de protolitos existentes, así como a los rangos variables de
temperatura y diversidad de esfuerzos diferenciales a las que éstas están sometidas. Los
esquistos, filitas, gneisses, pizarras, anfibolitas y granulitas son algunas de las rocas más
comunes en este tipo de metamorfismo. Las areniscas puras y calizas serán metamorfizadas
regionalmente y pasarán a ser cuarzitas y mármoles respectivamente. El grado metamórfico se
refiere a la intensidad del metamorfismo que han afectado a la roca. Rocas genéticamente
emparentadas de la misma composición química producirán distintas asociaciones minerales
dependiendo del grado del metamorfismo. Las rocas sometidas a alto metamorfismo pasan por
una cristalización intensa. En el metamorfismo de bajo grado la recristalización es menor y es
más común la presencia de estructuras relícticas.

Depósitos Hidrotermales

La mayor parte de los minerales de yacimientos metálicos se presentan como depósitos de


venas hidrotermales. Estos depósitos muy pequeños en dimensión pero muy variables en
composición y texturas para ser clasificados como rocas, se forman por precipitación de
minerales en fisuras y grietas a partir de Soluciones acuosas calientes (50° a 500°C). La mayor
parte de las vetas se disponen diagonalmente, en disposición vertical, pero existen también
cuerpos horizontales concordantes. La anchura de estos cuerpos es muy variable, raras veces
exceden a unos pocos metros, si bien aquellas menores a un centímetro se denominan
comúnmente vetillas. Sin embargo, su extensión lateral o vertical no alcanza más de un
kilómetro. Las vetas hidrotermales presentan una distintiva textura crustiforme. El material es
depositado en las paredes de las fisuras que luego serán cubiertas consecutivamente por
nuevo fluido mineral inyectado en la fractura. La mayor parte de los depósitos hidrotermales
están asociados a intrusiones ígneas de composición granítica. Las vetas hidrotermales
contienen frecuentemente concentraciones de metales de valor económico como el estaño
(casietrita y estannita), cobre (calcopirita), tungsteno (wolframita), así como minerales ganga y
abundante cuarzo. Estos depósitos son producto de la precipitación de fluidos minerales
residuales calientes durante el enfriamiento del magma. Existen sin embargo, otros depósitos
hidrotermales que parecen no estar relacionados con rocas ígneas. Grandes vetas y depósitos
de reemplazamiento han sido reportados en rocas calcáreas como las calizas. Estos depósitos
contienen comúnmente plomo y zinc (galena y esfalerita) y minerales de ganga como fluorita,
calcita, barita y witherita. Los fluidos hidrotermales no magmáticos como el agua subterránea y
los fluidos de poro a alta temperatura parecen ser los responsables de estos depósitos.
Durante el metamorfismo pueden originarse fluidos hidrotermales, los cuales podrían
eventualmente depositar oro en vetillas comúnmente asociadas al cuarzo en rocas verdes. El
movimiento de las hidrotermas a través de las rocas se debe a la diferencia de presión; cuando
la presión interior de las Soluciones es mayor que la exterior, las Soluciones se desplazan
hacia la presión mínima, usualmente hacia los estratos superiores. La precipitación de estos
minerales se debe principalmente a la disminución de la tempratura y presión, condiciones
químicas del medio ambiente, aguas subterráneas y reacción con la roca caja. Las hidrotermas
pueden clasificarse según temperatura alta (300-450°C), media (200-300°C) y baja (<200°C).

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