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Cultura andina
Alumno:
Rojas Gutiérrez, Andre
Cusco – Perù
Setiembre 2018
Introducción
Las culturas ancestrales de los diversos pueblos Andinos han presentado un permanente
desafío práctico y teórico a las concepciones del supuesto desarrollo histórico, lineal y
ascendente de la humanidad, propias de la modernidad eurocéntrica, que las habían
condenado a la inexorable superación o extinción, como vestigio caduco de lo arcaico y
supervivencia de lo atrasado.
En esta singularidad de lo supuestamente arcaico y atrasado en la teoría, pero que aparece
empíricamente vigente, aparece la necesidad actual de la humanidad por diseñar nuevas
formas de conocimiento y comprensión que cuestionen, permitan des-construir y superen los
pilares hoy en crisis de la civilización hegemónica. Es esa necesidad múltiple, integral, la que
genera condiciones materiales objetivas que permiten mirar como vigentes y acuciantes los
saberes alternativos de otras culturas que emergieron de manera paralela, separada y
distinta, que llegaron a ser altamente desarrolladas. Aunque en ella existían relaciones de
dominación y conflicto, éstas eran de un carácter muy diferente a las de Europa occidental y
ocupaban un lugar secundario bajo la hegemonía de principios de regulación social que
aunaban la justicia social y ambiental como soporte de la armonía y equilibrio del mundo y el
cosmos.
La originalidad de la cultura andina
"Andino" viene de "Andes", que es el nombre que recibe el sistema montañoso de millones
de años de formación y antigüedad, que atraviesa el continente suramericano,
desde Venezuela y Colombia en el norte hasta la Antártica en el sur. "Andes" tiene su origen
en el antiguo aymara "Qhatir Qullo Qullo": "Montaña que se ilumina" (por la salida y puesta
del sol); y que los españoles redujeron únicamente a "Qhatir", el cual castellanizaron como
"Antis" y finalmente "Andes". Se trata de una cadena interminable de cumbres, la más larga
del mundo con 7.500 kilómetros de largo, con un promedio de 4.000 metros de altura sobre
el nivel del mar, superando en muchos puntos los 6.000 metros. Hace de columna vertebral
simbólica del continente, omnipresente, diversa y común, de norte a sur, de océano a océano,
conectando de una u otra forma todos los actuales países, fundiéndose en los actuales Perú
y Bolivia con el Amazonas en una fuerte identidad andino-amazónica. Privilegiado
observatorio natural astrológico y escenario de permanentes y cíclicos sacudimientos
telúricos, con inevitables consecuencias mítico espirituales y religiosas en los pueblos que
milenariamente los habitan. En torno a los Andes surgieron los primeros y sorprendentes
órdenes sociales y estatales, abarcando amplios territorios de varios de los países actuales
suramericanos.
El origen de lo inédito
No existen pruebas serias de la llegada a América de seres humanos luego de que se cerrara
el llamado "Puente de Bering" que unió por congelamiento Norteamérica y Europa hace once
mil años, ni existen pruebas contundentes que permitan concluir que los pueblos americanos
tuvieron contactos con pueblos de otros continentes hasta la llegada de los europeos en el
siglo XV, salvo excepciones como la de la exploración vikinga en Norteamérica en el siglo X
y las evidencias de exploración china en Latinoamérica seis décadas antes de la llegada de
los Europeos El aislamiento de América y sus poblaciones de todo contacto significativo con
las poblaciones de otros continentes del planeta, a partir de alrededor de once mil años atrás,
luego de que el mar cerrará el llamado "Puente de Bering", determinó que los seres humanos
desarrollarán una interacción única e irrepetible con los mediosgeográficos, climatológicos y
zoológicos específicos de esta región, una evolución socio cultural diferente, paralela e
independiente, de las desarrolladas en otras partes del planeta. Esta es la base de la
originalidad, del carácter inédito de la denominada prehistoria americana, al punto que no se
emplea la periodización tradicional de la prehistoria usada en otras partes del mundo, sino
una específica adecuada a la realidad arqueológica del continente, planteándose una teoría
y metodología también específicas para el estudio de la prehistoria en América, ampliamente
aceptadas y usadas. Del mismo modo, las primeras civilizaciones de América se desarrollaron
de manera aislada, paralela pero independiente, del resto del planeta durante miles de años
que materialmente hubo de generar consecuentemente órdenes sociales y estructuras
culturales igualmente únicos e irrepetibles. Esta es la base de la originalidad, del carácter
inédito, de la denominada prehistoria americana, al punto que para su estudio no se emplea
la periodización tradicional de la prehistoria, ni la metodología, usadas en otras partes del
mundo, sino unas específicas y adecuadas a la realidad arqueológica del continente.
La periodización adecuada y más consensuadas para su estudio y comprensión es la de tres
grandes horizontes panandinos, es decir, órdenes sociales estatales que abarcaron territorios
de varios de los países actuales de Suramérica: Temprano (Chavín), Intermedio (Tiawanaku)
y Tardío (Tahuantinsuyo). Pero que no son correlativos y consecutivos, sino que están
interrumpidos por períodos intercalados de predominio de la fragmentación en numerosos
órdenes sociales de carácter regional y local, limitados a pequeñas porciones de territorio. Se
les llama dos grandes "intermedios". En coherencia con los principios básicos de flexibilidad
y adaptación que inspiran a todas las culturas y comunidades andinas, éstos horizontes e
intermedios, obedecían a periodos de aumento de hielos en las cumbres andinas que
imponían, como mecanismo de adecuación, la formación compleja y contradictoria de
ordenes sociales que, siendo estatales, jerárquicos y con relaciones de dominación, conflicto
y violencia, conservaban sin embargo los principios fundamentales de la reciprocidad /
redistribución social comunitaria a gran escala, y el equilibrio armónico con el medio
ambiente. Subyacentemente, existe una continuidad cultural que por miles de años
sostuvieron, bajo diversas formas políticas, cientos de diversos pueblos andinos que permitió
desarrollar un alto grado de conocimiento agro astrológico, matemático geométrico,
arquitectónico, hidráulico, simbólico comunicacional, y cultural.
El Tahuantinsuyo, último ciclo panandino bajo la administración de los incas, es sólo una
pequeña y última parte de esa continuidad y acumulado milenario, que fue el que conocieron
los invasores europeos, como señala Flores Galindo: Sólo con la invasión europea se
interrumpió un proceso que transcurría en los marcos de una radical independencia…los
incas… realizaron desde el Cusco una expansión rápida pero frágil.
d.- La distancia cronológica hacia atrás, por la cual los conceptos actuales pierden
significados y utilidad
Tenemos además, el obstáculo que representa siempre, la distancia cronológica hacia atrás,
por la cual los conceptos actuales pierden significados y utilidad, en la medida que se
investigan realidades hacia atrás en el tiempo. Conceptos como economía, productividad,
desarrollo, educación y muchos otros, que hoy nos parecen naturales y evidentes, pierden
todo significado antes de la época moderna incluso en la misma Europa, como lo ha señalado
contundentemente, entre otros, Iván Illich.
Reflexiones finales
Estos obstáculos y condicionantes coloniales epistémicos imponen el esfuerzo incesante de
autorreflexión crítica. Exigen un doble trabajo simultáneo de descolonización, de
las fuentes de las que se estudia y de las matrices de conocimiento que habitan al
investigador y con las que éstas son pensadas. Conjuntamente, exige un principio de
prudencia y des-prejuicio, evitando al máximo posible concepciones analíticas a priori que
arriesguen a perder la autenticidad, complejidad y riqueza de realidades inéditas y únicas, en
tanto totalidades aisladas, paralelas y autónomas en su dinámica histórica respecto de las
hegemónicas. En suma, se trata de encontrar nuevas estrategias de conocimiento que no
sean en sí mismas estrategias de dominación y colonialidad. Re-construir con rigor de
autenticidad la cultura andina representa de hecho una traducción de un mundo a otro, del
andino al occidental moderno, con la dificultad de que uno de los mundos ha estado
largamente negado y silenciado y ha de traducirse su silencio, buscando en el camino el
mecanismo de traducción que garantice la mínima e irrenunciable horizontalidad entre ambos.
En ese sentido, y más allá de la vigencia y aporte que de hecho representa la cultura andina,
la descolonización del saber que implica su re-construcción, su recuperación y reivindicación
como un "otro" creador de conocimiento, legítimo y útil, en dialogo horizontal con el
conocimiento occidental moderno, resulta en sí mismo un ejercicio de emancipación
intelectual y de ética de la responsabilidad, un proceso de renovación de las estrategias de
conocimiento y de la política.
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