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LA DEMOCRACIA Y EL ORDEN GLOBAL DAVID HELD

LA SOBERANIA Y EL ORDEN DE WESTFALIA

El sistema interestatal moderno y las relaciones internacionales en general han guardado


poca relación con los principios democráticos.

Hobbes comparaba las relaciones internacionales con el estado de naturaleza.


Caracterizado como un continuo estado de guerra. La guerra de todos contra todos
representa una amenaza constante, pues cada estado puede hacer lo que crea
conveniente para asegurar sus intereses.

En el estudio de las relaciones internacionales la perspectiva hobbesiana fue asociada con


la teoría realista. El realismo afirma que el sistema de estados soberanos es
irremediablemente anárquico y que esta anarquía fuerza a todos los estados, ante la
inevitable ausencia de un juez supremo que sancione el comportamiento moral y el
código de conducta internacional. Esta perspectiva política-practica de los Estados ha
ejercido influencia en el análisis como sobre la práctica de las relaciones internacionales,
ya que ofrece una explicación en principio convincente del caos y el desorden de los
asuntos mundiales. Desde este enfoque el sistema de Estados-nación moderno constituye
un factor limitante, que siempre desbarata cualquier intento de conducir las relaciones
internacionales que trascienda a política del Estado soberano.

La autoridad suprema que todos y cada uno de los estados modernos reivindican es e
reconocimiento de que esa reivindicación confiere a los demás estados el mismo derecho
a la autonomía y al respeto dentro de sus propias fronteras. La soberanía implica la
aceptación estatal de la independencia; es decir, cada Estado afirma poseer derechos
exclusivos de jurisdicción sobre un territorio y una población particulares. El principio de la
igualdad soberana de todos los Estados fue gradualmente adoptado como el principio
supremo para gobernar la conducta formal de los Estados, independientemente de cuan
representativo fueran sus regímenes particulares.

El modelo de Westfalia, cubre un periodo de 1648-1945

1. El mundo está compuesto y divido por estados soberanos que no reconocen


ninguna autoridad superior.
2. El proceso de creación de derecho, la resolución de disputas y la ejecución de la ley
están básicamente en las manos de los estados individuales.
3. El derecho internacional se orienta al establecimiento de las reglas minimas de
coexistencia; la creación de las relaciones duraderas entre los estados y los
pueblos solo es promovida cuando atiende en objetivos políticos nacionales
4. La responsabilidad por acciones ilegales transfronterizas es un asunto privado que
concierne a los afectados.
5. Todos los estados son considerados iguales ante la ley: las disposiciones legales no
toman en cuenta las asimetrías de poder.
6. Las diferencias entre los Estados son en última instancia resueltas por la violencia;
predomina el principio del poder efectivo. Prácticamente no existen frenos legales
para contener el recurso a la fuerza; las normas legales para contiene el recurso a
la fuerza; las normas legales internacionales garantizan mínima protección
7. La minimización de las restricciones a la libertad del estado es la prioridad
colectiva.

Los principios y las reglas del sistema de Westfalia no se tradujeron en forma directa en
una concepción del orden internacional, pues siempre hubo una brecha entre el
reconocimiento de la igualdad ante la ley y de status de los Estados y las asimetrías de
poder fácticas que poblaban el sistema de Estados.

Esta brecha alentó una serie de acuerdos entre las potencias que aspiraban a organizar el
orden internacional conforme a sus intereses.

La consolidación del sistema moderno de Estados-nación no ha sido de ninguna manera


un proceso uniforme. La difusión del sistema de Estados moderno estuvo claramente
marcada por la jerarquía y la desigualdad. Jerarquía denota la estructura de la
globalización política y económica: el dominio de una constelación de Estados-nación
concentrados en el Oeste y Norte. El otro lado de la jerarquía es la desigualdad. Se refiere
a los efectos asimétricos de la globalización política y económica sobre las posibilidades de
vida y bienestar de los pueblos.

El poder efectivo que la soberanía confiere a un estado esta, en importante medida,


conectado con los recursos a su disposición.

EL ORDEN INTERNACIONAL Y EL SISTEMA DE LAS NACIONES UNIDAS

Después de las dos guerras mundiales, se fue extendiendo que el reconocimiento y el


proceso del gobierno internacional debían cambiar para que las formas más extremas de
violencia contra la humanidad fueran proscritas y la creciente interconexión e
interdependencia de las naciones reconocida. Las personas individuales y los grupos
fueron reconocidos como objetos del derecho internacional. También se generalizo la
opinión contraria a la doctrina según la cual el derecho internacional se refiere
principalmente a asuntos políticos y estratégicos, el derecho internacional fue
aumentando en materias económicas, sociales y ambientales. Vinculadas al crecimiento
sustancial de la cantidad de actores en la política mundial (ONU, FMI, Banco Mundial, etc)
El giro de la estructura de regulación internacional, del modelo de Westfalia al de la carta
de la ONU, en la medula de este giro reside un conflicto entre las exigencias a favor de los
Estados individuales y las exigencias a favor de un principio organizativo de los asuntos
mundiales alternativo. Compuesta por Estados con idénticos derechos de participación en
la asamblea general, regulando de forma abierta y colectiva la vida internacional y
obligados a obedecer la carta de la ONU y una batería de convenciones consagratorias de
los derechos humanos. Sin embargo este conflicto todavía no se ha resuelto.

Las organizaciones y los procedimientos de la ONU fueron diseñados en parte para


superar las debilidades de la ligas de las Naciones.

La arquitectura de la ONU, fue emplazada para acomodar la estructura de poder


internacional. La división del globo en poderosos Estados-nación, con conjunto de
intereses geopolíticos distintivos, fue reflejada en la concepción de la carta. Una de las
más obvias manifestaciones de esta condición fue el poder de veto especial garantizado a
los miembros permanentes del consejo de seguridad de la ONU. Este status privilegiado
añadía autoridad y legitimidad a la posición de cada uno de los estados más importantes;
pues a pesar de que se les prohibía en principio el uso de la fuerza en términos contrarios
a lo establecido en la carta, sus acciones unilaterales estaban protegidas contra la censura
y las sanciones a través de la figura del veto. La susceptibilidad de la ONU ante las agendas
de los Estados más poderosos fue reforzada por su dependencia de los recursos
financieros aportados por sus miembros. En definitiva, el modelo de la carta de la ONU, a
pesar de sus buenas intenciones, no logro dar origen a un nuevo principio de organización
internacional. Por otra parte el sistema de la carta de la ONU fue claramente innovador e
influyente en varios sentidos. Represento un foro internacional, en el que todos los
estados son iguales en ciertos aspectos, una base para alcanzar soluciones de consenso a
los problemas internacionales. Suministro una concepción valiosa a pesar de todas sus
limitaciones, de un nuevo orden mundial basado en el acuerdo de los gobiernos y, en
circunstancias propicias, de una entidad supranacional en defensa de los derechos
humanos en los asuntos mundiales.

Los desarrollos el derecho y las instituciones internacionales anticipan el momento en que


el Estado-nación no será más que un tipo de actor político entre otros y carente de toda
clase de privilegios dentro del orden legal internacional.

EL SISTEMA DE ESTADOS VERSUS LA POLITICA GLOBAL

Que el Estado-nación goce de una persistente vitalidad, no quiere decir que la estructura
soberana de los Estados-nación individuales no haya sido afectada por los cambios
La creciente interconexión mundial puede conducir a la decadencia o crisis de la
autoridad estatal y la exigencia de que los estados-nacion colaboren entre si de forma mas
intensa. Se verá en el siguiente argumento

1. la concepción tradicional entre el estado y sociedad, en la cual el primero es


postulado como la unidad fundamental del orden mundial. La intensificación de los
procesos de interconexión regional y global, y la proliferación de los acuerdos
internacionales y la formas de cooperación intergubernamental para regular el
crecimiento sin precedentes de estos fenómeno, erosionaron la distinción entre
asuntos externos e internos, entre política internacional y domestica.
2. El incremento de la interconexión global, la cantidad de instrumentos políticos a
disposición de los gobiernos individuales y la efectividad de esos instrumentos
muestra una clara tendencia a declinar. Esto responde en primer lugar a la pérdida
de un amplio espectro de controles sobre las fronteras que habían servido para
restringir la circulación de bienes y servicios, factores de la producción y
tecnología.
3. Los estados pueden experimentar una nueva reducción de las opciones debido a la
expansión de las fuerzas e interacciones transnacionales que reducen y restrigen
la influencia que los gobiernos particulares pueden ejercer sobre las actividades
de sus ciudadanos (ej el flujo de capital privado a través de la frontera puede
poner en peligro medidas antiinflacionarias, las tasas de cambio, la política
impositiva )
4. Los dominios tradicionales de actividad y responsabilidad estatal no pueden ser
regidos sin recurrir a formas internacionales de cooperación. El estado tiene que
hacer frente a un conjunto de problemas políticos que no se pueden resolver
adecuadamente sin la colaboración de otros Estados y actores no estatales
5. Los estados han debido aumentar el nivel de integración política con otros Estados
( Union europea, Mercosur etc) y/o impulsar negociaciones, acuerdos e
instituciones multilaterales para poder controlar los efectos desestabilizadores que
acompañan la interconexión
6. El resultado fue un importante crecimiento de instituciones, organizaciones y
regímenes que sentaron las bases para organizar los asuntos globales, esto es el
gobierno mundial.

Visto que sus capacidades fueron en un sentido cercenadas y en otro sentido ampliadas,
el estado comenzó a desempeñar una gama de funciones que ya no se pueden asumir de
forma aislada de las relaciones y los procesos regionales y globales.
El estado moderno esta cada vez mas atrapado en redes de interconexión mundial
permeadas por fuerzas cuasi supranacionales, intergubernamentales y transnacionales, y
es cada vez menos capaz de determinar su propio destino. La globalización es retratada
como una fuerza homogeneizadora que lima la diferencia política y la capacidad de los
estados-nación para actuar de forma independiente en la articulación y concreción de sus
objetivos de política domestica e internacional. Si bien es cierto que ha habido una súbita
expansión de los vínculos intergubernamentales y transnacionales, la era del estado
nación no está agotada en absoluto.

La importancia del estado-nación y el nacionalismo, la independencia territorial y el deseo


de lograr, reconquistar o mantener la soberanía no parecen haber disminuido en épocas
reciente. La globalización de los dominios de las comunicaciones y la información, lejos de
crear una estructura de propósitos, intereses y valores común a toda la humanidad, ha
servido para reforzar el sentido de la importancia de la identidad y la diferencia,
ofreciendo un estimulo a la nacionalización de la política.

La durabilidad del estado del sistema estatal es la resistencia generalizada de los estados a
someter sus conflictos con otros estados al arbitraje de una autoridad superior.

Quienes presagian el fin del estado dan por supuesta con excesiva rapidez la erosión del
poder estatal ante las presiones de la globalización y no logran reconocer la persistente
capacidad del aparato estatal para moldear la dirección de la política domestica e
internacional. No todos los estados por ejemplo están igualmente integrados en la
economía mundial; por lo tanto si bien los resultados políticos nacionales estarán
fuertemente influidos por los procesos globales en ciertos países, en otros, las fuerzas
regionales, pueden perfectamente mantener la supremacía. Debe destacarse que los
procesos de globalización en sí mismos no conducen necesariamente a una mayor
integración global, esto es a un orden mundial caracterizado por una sociedad y una
política homogéneas y unificadas. Cualquier grupo que se sienta agredido por las fuerzas
globales y por regímenes políticos inapropiados o ineficaces, puede desatar nuevas
demandas a favor de la autonomía regional y local.

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