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ANDRES AVELINO CACERES DORREGARAY

(Andrés Avelino Cáceres Dorregaray; Ayacucho,


Perú, 1833 - Lima, 1923) Militar y político
peruano, héroe de la Campaña de La Breña
contra la ocupación chilena de Perú durante la
Guerra del Pacífico (1879-1883) y dos veces
presidente de la República peruana (1886-1890 y
1894-1895) durante el Segundo Militarismo.
Ingresó muy joven en el ejército y tomó parte en
varios de los enfrentamientos civiles de la época
al servicio de Ramón Castilla. Ascendido a
capitán, acudió a la frontera cuando estalló la
guerra con el Ecuador. Durante el gobierno del
general Pezet fue desterrado a Chile por su
oposición al presidente; cuando le fue permitido
regresar al país, apoyó el golpe de Estado de
Mariano Ignacio Prado y participó en el Combate
del Callao o del 2 de mayo de 1866, en el que
Perú derrotó a la flota española.

Andrés Avelino Cáceres estudiaba en un colegio de su tierra natal cuando en mayo de 1854 lo
visitó Ramón Castilla, caudillo que se había sublevado contra el gobierno de José Rufino
Echenique, liderando a la facción liberal. El joven Cáceres se vio atraído por la figura del caudillo
tarapaqueño y por los principios liberales, por lo que dejó de estudiar para convertirse en cadete
del batallón Ayacucho, que estaba formando el general Fermín del Castillo.

Bajo las órdenes de Fermín del Castillo, Cáceres libró en Lima la batalla de La Palma, en la fue
derrotado. Por su participación fue ascendido a subteniente y muy pronto a teniente graduado
y efectivo. Intervino nuevamente apoyando la causa de Castilla contra la revolución de Manuel
Ignacio de Vivanco en Arequipa. Combatió en Yumina y Bellavista, y participó en el asalto de
Arequipa, por lo cual fue ascendido a capitán. En la toma de la ciudad recibió una herida bajo el
ojo izquierdo que, felizmente, no le comprometió la vista.

Cuando se dio el conflicto con el Ecuador entre 1859 y 1860, Cáceres, que estaba aún
convaleciente por las heridas recibidas en su última campaña, acudió a la defensa de la frontera.
Luego fue enviado por el presidente Castilla a Francia, como adjunto militar a la Legación
peruana en París, para curarse viejas y nuevas heridas, volviendo al país en 1862. Se integró
entonces al batallón Pichincha en Huancayo.
FRANCISCO BOLOGNESI CERVANTES

(Francisco Bolognesi Cervantes; Reyes,


1816 - Arica, 1880) Coronel peruano.
Francisco Bolognesi es particularmente
recordado por su heroica participación
en la batalla de Arica, en la que murió el
7 de junio de 1880 luchando junto a sus
soldados y después de pronunciar unas
célebres palabras: "Tengo deberes
sagrados que cumplir y los cumpliré
hasta quemar el último cartucho". Su
valentía y coraje han pasado a la historia
como ejemplo de soldado de honor y de
espíritu guerrero.

Hijo de Andrés Bolognesi, natural de


Génova, y de Juana Cervantes, oriunda de Arequipa, fue su padrino el marqués de Montamira,
caballero de la Gran Cruz Colorada. Realizó sus estudios primarios en Arequipa. En 1830 ingresó
al Seminario Conciliar de San Jerónimo, donde estudió secundaria, sobresaliendo en el curso de
matemáticas.

Desde muy joven, a la muerte de su padre (ocurrida el 27 de agosto de 1834), trabajó en el


rotativo El Comercio de Arequipa. Estudió contabilidad y llegó a dominar el francés. A los 24
años se dedicó a los negocios de manera independiente, pero su principal interés se centraba
en la vida política del país, que por aquel entonces atravesaba una etapa de anarquía.

En 1853, con el grado de teniente coronel, fue designado ayudante del Estado Mayor General
de la división de Arequipa, y posteriormente, el 28 de junio de 1854, fue nombrado comisario
de guerra. Participó en varias batallas libradas en Ayacucho, Arequipa, Cusco y otros lugares. El
18 de abril de 1856 pasó a servir en la Inspección General del Ejército en Lima.

El 14 de noviembre de ese año fue nombrado edecán de campo del presidente de la República,
el mariscal Ramón Castilla. En abril de 1857 empezó a ejercer el mando como artillero y el 7 de
marzo del año siguiente fue ascendido al grado de coronel efectivo, por acción distinguida. En
la campaña contra el Ecuador de 1860 participó como jefe de artillería.

Enviado a Europa para comprar piezas de artillería, regresó de Londres el 18 de enero de 1862
con el armamento adquirido. En 1872 pasó al retiro, dejando una brillante estela por su recia
personalidad de militar a carta cabal en su calidad de excelente comandante de un regimiento
de artillería.
TUPAC AMARU II

(José Gabriel Condorcanqui o Quivicanqui;


Surimana, 1738 - Cuzco, 1781) Revolucionario
peruano. José Gabriel Condorcanqui descendía
por línea materna de la dinastía real de los incas:
era tataranieto de Juana Pilco-Huaco, la hija del
último soberano inca, Túpac Amaru I, que había
sido ejecutado por los españoles en 1572. Más
de doscientos años después, en 1780, el
vigoroso José Gabriel, hombre carismático, culto
y de elegante estampa, lideró el más importante
de los levantamientos indígenas contra las
autoridades coloniales españolas.

Hijo del cacique Miguel Condorcanqui, nació


Surimana o quizá en Tungasuca hacia 1738, y se
educó con los jesuitas en el Colegio de San
Bernardo de Cuzco. Durante un tiempo se dedicó al negocio del transporte entre las localidades
de Tungasuca, Potosí y Lima, para lo cual contó con un contingente de varios centenares de
mulas; hizo también fortuna en negocios de minería y tierras. Hombre educado y carismático,
llegó a ser cacique de Tungasuca, Surimana y Pampamarca, y las autoridades reales le
concedieron el título de marqués de Oropesa.

Su prestigio entre los indios y mestizos le permitió encabezar una rebelión contra las autoridades
españolas del Perú en 1780; dicha rebelión (precedida por otras similares) estalló por el
descontento de la población contra los abusos de los corregidores y contra los tributos, el
reparto de mercaderías y las prestaciones obligatorias de trabajo que imponían los españoles
(mitas y obrajes).

José Gabriel Condorcanqui adoptó el nombre de su ancestro Túpac Amaru (razón por la que
sería conocido como Túpac Amaru II) como símbolo de rebeldía contra los colonizadores. Se
presentó como restaurador y legítimo heredero de la dinastía inca y envió emisarios para
extender la rebelión por todo el Perú. El levantamiento se dirigía contra las autoridades
españolas locales, manteniendo al principio la ficción de lealtad al rey Carlos III. Sin embargo, no
solamente los insistentes abusos de los corregidores, sino también la dureza de algunas de las
recientes medidas impulsadas por la misma monarquía española (y las cargas económicas que
implicaron para la población indígena) fueron el motor de la sublevación de Túpac Amaru II.
MARÍA PARADO DE BELLIDO

(Huamanga, 1761 - Ayacucho, 1822) Heroína peruana


de la época de la independencia. Se cree que fue hija
natural, y lo único que se sabe de su padre es que
procedía del Alto Perú. En 1776 contrajo matrimonio
en Huamanga con Mariano Bellido, de quien tuvo
siete hijos.

En 1820 parte de su familia se integró al grupo de


patriotas organizado en Paras (Cangallo), con el fin de
colaborar con la guerrilla auspiciada en la sierra
central por el general Álvarez de Arenales, que
obedecía a la estrategia del general José de San
Martín encaminada a desgastar al ejército realista.
Mariano Bellido y sus hijos actuaron como correos del
ejército patriota en la región de Huamanga, y su
misión principal consistió en dar cuenta de los
movimientos de las tropas realistas.

En 1822 el virrey José de la Serna ordenó a las tropas del general José Canterac, acantonadas en
Jauja, que se combatiera la insurrección popular organizada en Huamanga. Canterac
encomendó a la compañía al mando del general Carratalá la tarea de reprimir el movimiento
ayacuchano. Fue en esa coyuntura que uno de los hijos de María Parado, Tomás Bellido, fue
hecho prisionero y fusilado por los realistas ya acantonados en Cangallo. Este hecho motivó que
María Parado de Bellido se integrara al movimiento patriota y colaborara con su esposo en las
tareas de espionaje.

Debido a su condición de analfabeta, dictaba las cartas dirigidas a Mariano Bellido a un amigo
de confianza que, a su vez, se encargaba de trasladar la información al cuartel del guerrillero
patriota Cayetano Quiroz. Gracias a ello, los patriotas fueron avisados a tiempo de la planeada
incursión del ejército realista al pueblo de Quilcamachay el 29 de marzo de 1822, y la localidad
pudo ser evacuada a tiempo.

No obstante, la persona a través de la que María Parado enviaba su correspondencia fue


capturada ese día por unos sacerdotes leales al virrey, que lo entregaron al general Carratalá. El
general conoció así las actividades que realizaba María Parado, ya que una de las cartas llevaba
su firma. Las tropas españolas rodearon la vivienda en que María Parado se hallaba en compañía
de sus hijas y la capturaron. Llevada ante el general Carratalá, María Parado se negó a contestar
las preguntas encaminadas a desarticular la red de información, desechó las ofertas de
recompensa y tampoco se inmutó al ser advertida de que su casa sería quemada si no
colaboraba.
JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
Nació en Moquegua, 14 de junio de 1894 fue
un escritor, periodista, y pensador político
marxista peruano. Autor prolífico a pesar de
su temprana muerte, El Amauta (del
quechua: hamawt'a; 'maestro', nombre con
el que también es conocido) es uno de los
principales estudiosos del marxismo en
Iberoamérica, destacando entre todas sus
obras: 7 ensayos de Interpretación de la
Realidad Peruana, obra de referencia para la
intelectualidad del continente. Fue el
fundador del Partido Socialista Peruano (que
Eudocio Ravines aprovechando la muerte de
Mariátegui transformaría en Partido Comunista Peruano en 1930, a instancias de la III
Internacional) que según su acta de fundación, tendría como herramienta axial al
Marxismo-Leninismo, en 1928, y de la Confederación General de Trabajadores del Perú
en 1929. Para el sociólogo y filósofo Michael Löwy, Mariátegui es "indudablemente el
pensador marxista más vigoroso y original que América Latina haya conocido”. Así
mismo, José Pablo Feinmann, filósofo y crítico cultural argentino, lo declara el "más
grande filósofo marxista de Latinoamérica".
Su madre, Amalia La Chira, se había casado con Javier Francisco Mariátegui en 1882, en
el pueblo de Sayán, de donde ella era originaria. Poco después fue abandonada por su
marido, quien la dejó a cargo de los tres hijos del matrimonio. Cuando la familia se
instaló en Lima, José del Carmen Eliseo cambió su nombre por el de José Carlos. Durante
una estancia en Huacho, Mariátegui sufrió un accidente que dañó su rodilla izquierda y,
aunque fue tratado en la Maisón de Santé de Lima, perteneciente a la Beneficencia
Francesa, finalmente quedó cojo, lo que le obligó a abandonar sus estudios escolares.
Durante su convalecencia inició su formación autodidacta con su madre y su hermana
mayor.
Para contribuir al sostén de la familia entró a trabajar en el diario La Prensa como
ayudante en los talleres de linotipia y fue ascendiendo lentamente dentro del periódico.
Su deseo de incorporarse al grupo de redactores lo motivó a publicar en 1911 un artículo
sin autorización, pero a principios de 1914, tras un duro período de aprendizaje
periodístico, comenzó a escribir regularmente como redactor con el seudónimo de Juan
Croniqueur. Más adelante colaboraría en diferentes revistas sociales e hípicas como
Mundo Limeño, Lulú, El Turf, Vesperal y Alma Latina.
Muere en Lima, 16 de abril de 1930.
MARIO VARGAS LLOSA
(Arequipa, Perú, 1936) Escritor
peruano. Con la publicación de la
novela La ciudad y los perros (1963),
Mario Vargas Llosa quedó
consagrado como una de las figuras
fundamentales del «boom» de la
literatura hispanoamericana de los
años 60. Al igual que otros miembros
del mismo grupo, su obra rompió con
los cauces de la narrativa tradicional
al asumir las innovaciones de la
narrativa extranjera (William
Faulkner, James Joyce) y adoptar
técnicas como el monólogo interior,
la pluralidad de puntos de vista o la
fragmentación cronológica, puestas por lo general al servicio de un crudo realismo.
Mario Vargas Llosa pasó su infancia entre Cochabamba (Bolivia) y las ciudades peruanas
de Piura y Lima. El divorcio y posterior reconciliación de sus padres se tradujo en
frecuentes cambios de domicilio y de colegio; entre los catorce y los dieciséis años
estuvo interno en la Academia Militar Leoncio Prado, escenario de su novela La ciudad
y los perros. A los dieciséis años inició su carrera literaria y periodística con el estreno
del drama La huida del Inca (1952), pieza de escaso éxito.

Poco después ingresó en la Universidad de San Marcos de Lima, donde cursó estudios
de literatura. Desempeñó múltiples trabajos para poder vivir sin abandonar sus
estudios: desde redactor de noticias en una emisora de radio hasta registrador en el
Cementerio General de Lima. En 1955, el escándalo que provocó al casarse
clandestinamente con su tía política Julia Urquidi (episodio que inspira la novela La tía
Julia y el escribidor) agravó aún más su situación, y hubo de recurrir a algunos amigos
para aliviar su penosa situación doméstica.

En la capital peruana fundó Cuadernos de Composición (1956-1957), junto con Luis


Loayza y Abelardo Oquendo, y luego la Revista de Literatura (1958-1959), erigiéndose
en estas publicaciones como abanderado de un grupo que reaccionaba contra la
narrativa social y documentalista de aquel entonces. A finales de los años 50 pudo
finalmente viajar y establecerse en Europa, donde empezó a trabajar en la Radio
Televisión Francesa y fue profesor en el Queen Mary College de Londres.

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