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En este resumen crítico se cuestionarán algunas de las ideas del autor, así como algunas otras
se verán complementadas por nuestro pensamiento.
Introducción.
El amor está implícito en la mayoría de nuestras creaciones y actos sociales, y de manera
predominante en la vida de pareja, diada humana que, a pesar de los cuestionamientos a su
forma tradicional, centrada en la conyugalidad, continúa siendo una especie de gran matraz
donde se mezclan los ingredientes del amor y la agresión coma del erotismo o la locura, del
más profundo bienestar o la más dolorosa tristeza.
Sobre el amor y sus contradicciones.
Los puntos centrales que conectan a los estudiosos del tema del amor o sea sociólogos,
filósofos, antropólogos, literarios o psicoanalistas son el enamoramiento, el deseo, el
erotismo, la sexualidad y la ternura.
Se considera por el autor al sentimiento amoroso como un vínculo, un tipo complejo de
relación, conectado con estados de ánimo diversos y numerosos. Sin embargo, se acuerda
con el autor con el postulado de que el amor es una “tormenta” de emociones, se desacuerdos
que todo amor tenga que ser condición de una relación, se considera que este fenómeno puede
darse sin la necesidad de una relación, en otras palabras, un “amor unilateral”.
Si bien el amor puede crear la posibilidad de una serie de consecuencias que pueden enlistarse
como antónimos a los principios básicos del amor, los cuales se han conservado desde
culturas previas así como los que se han añadido en la actualidad como la libertad, el respeto,
la virtud, el asombro, la expresión genuina del ser , espontaneidad y plenitud, podemos
afirmar que el amor como construcción de un ser sano no implica la dicotomía que menciona
el autor como un atributo inamovible del amor, más bien se apunta desde nuestra perspectiva
a la dinámica de las relaciones y los fenómenos aparte del amor en si como los creadores de
estas “penurias” y “desgracias” psíquicas en las personas.
Por otro lado, se destaca el aspecto sexual de manera que una relación amorosa se consolida
y empieza a cambiar cuando se inicia el contacto físico y se despliegan una serie de
movimientos dirigidos por el deseo, que legitiman no sólo la existencia del otro sino también
la existencia de la pareja amorosa en una intensa interacción intersubjetiva que pretende
negar la finitud de la fusión. Entendemos la idea del autor contenida en este párrafo como
una construcción de la realidad que tomando como base de ambos individuos sus identidades
culturales y construcciones mentales previas sobre su acción que bajo tal interacción
empiezan a surgir, describiendo, creando y dando sentido así como continuidad y
renombrando el acto sexual que los termina definiendo como una pareja, que presa de sus
dinámicas psíquicas inconscientes pretenden fusionarse y a la vez formar una pareja, negando
la súbita separación y regreso a la individualidad que les incomoda fuera del acto sexual.
U Continúa el autor describiendo. Nos enamoramos de lo que el otro significa o representa
en un momento determinado de nuestra vida. El sentimiento amoroso tiene muchos
elementos contradictorios, es efímero, cambiante y está sometido a mucha influencia; además
se puede considerar una construcción eminentemente humana.
Algunas características del amor:
1. Es una experiencia subjetiva.
2. Es un sentimiento cambiante y dinámico.
3. Es una construcción humana.
Cuando hablamos de amor en pareja son dos fases por las que se atraviesan, la primera, es el
enamoramiento. Todo es perfecto en esta fase, no existe persona con la que seamos más afín,
que nuestra pareja y nuestro único interés es amarla y que nos ame de regreso. La segunda
fase es el amor, que es lo que empezamos a sentir cuando termina la locura del
enamoramiento. Sin embargo, no todas las relaciones llegan al amor y no todas las que llegan,
necesariamente estuvieron enamoradas.
El enamoramiento apasionado tiene una duración de entre los primeros 6 meses a 3 años de
la relación. En este momento la química de nuestro cuerpo cambia. Comenzamos a producir
7000 veces más dopamina (considerada la hormona del enamoramiento y la ternura), que
alimenta la fantasía y la imaginación. Utilizamos a nuestra pareja como una pantalla en
blanco donde proyectamos todo lo que queremos ver. Nos sentimos entusiasmados y en
nuestro cerebro se bloquea la lógica y la razón. Es cuando creemos haber encontrado a nuestra
alma gemela, a nuestra media naranja. Al aumentar la dopamina, con ella aumenta también
la testosterona (considerada la hormona masculina, que también es producida por las
mujeres) y con ella el deseo sexual. Esta es la razón por la que los primeros años de la relación
las parejas son más activas sexualmente.
cuando los niveles de dopamina regresan a su producción normal es cuando dejamos de
fantasear con los infinitos atributos de nuestra pareja, es cuando nos enfrentamos con la
realidad y nos comienzan a irritar cosas de nuestra pareja como su personalidad o las cosas
que hace y deja de hacer. Existe mucha gente que pareciera adicta a los niveles altos de
dopamina y a los efectos que esto tiene en nuestro cuerpo, ya que en cuanto comienza a sentir
que las mariposas del estómago se apagan y que la persona que veían perfecta tiene más
defectos de los que recordaba. Entonces dan la relación por terminada.
Cuando comienza la segunda fase que denominamos como amor es el momento en el que la
locura e intensidad del enamoramiento son remplazadas por un sentimiento de paz, seguridad
y comodidad. Cuando comienza el amor, se da otro cambio químico en el cuerpo. Al
disminuir la producción de dopamina, aumentan los niveles de oxitocina (considerada la
hormona del apego) y vasopresina (considerada la hormona de la monogamia). A estas dos
hormonas se les considera las “hormonas de la satisfacción” u “hormonas del apapacho”. A
pesar de que hombres y mujeres producen ambas hormonas, la combinación de la oxitocina
con las hormonas femeninas tienen un efecto mayor en el amor, lo mismo sucede con la
vasopresina y las hormonas masculinas. Esta es la razón por la que se dice que la hormona
del amor en las mujeres es la oxitocina y en el hombre es la vasopresina.
Para Erick Fromm el amor genuino es el que se afirma en el deseo de seguir amando, en el
compromiso. El sentimiento puede difuminarse, pero la voluntad persistir. El amor no es un
asunto fácil, señala, sino una disciplina que supone centrarse en los cuidados, la
responsabilidad, el respeto y el conocimiento del otro. Para Fromm no existe el amor sin
compromiso. El amor rinde sus frutos: “el que ama se transforma constantemente. Capta más,
observa más, es más productivo, es más él mismo”.