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Para mí no debe usarse el uniforme escolar, ya que el mismo es un elemento que impide
que el estudiante desarrolle su personalidad y capacidad de elección. Deberían enseñar a
los niños a aceptar y celebrar la diversidad, aprendiendo a respetar a todos sin tomar en
cuenta su forma de vestir. Sobre todo en comunidades donde hay diversidad cultural.
Estudios revelan que han advertido de que esta prenda “coarta la capacidad de autonomía
del alumno, pues, a través de la ropa, los jóvenes desarrollan su individualidad”. Por otro
lado, no existe ningún estudio científico que demuestre que el uniforme contribuya a un
mejor rendimiento académico de los alumnos.
Dicen que elimina lo diferente, pero también sería mejor educar el respeto a lo diferente,
para agregar un experto opina que “vestimos diferente porque somos diferentes”. También
ha indicado que desde el punto de vista pedagógico y educativo no existe argumento técnico
que confirme que influya para bien o mal en el aprendizaje.
Otros opinan que el uniforme “iguala a los alumnos” y contribuye a que se identifiquen
con el centro, con sus compañeros y con lo que les rodea. Pero el uniforme significa para el
estudiante lo mismo que para el policía, el bombero o el barrendero: su traje de trabajo.
Considero que “no hay que perder de vista” que los escolares “van al colegio a aprender”.
A su vez esta prenda se impone como símbolo de identidad institucional, esto genera
rivalidades entre los colegios, por ejemplo, “Pelea masiva: adolescentes de varios colegios se
enfrentaron en pleno centro. La pelea se habría originado cuando los alumnos de un
establecimiento que realizaba una caravana para promocionar la semana de su colegio se
cruzó con la de otra institución”.
El uniforme acarrea un gasto injusto para los padres que mandan a sus hijos a la escuela
pública, especialmente cuando una familia incluye más de un niño en edad escolar. Es una
carga económica a las familias de menores ingresos.
Los padres opinan que los niños que llevan uniforme escolar saben cómo deben vestirse. En
cambio, aquellos que no llevan uniforme deberán dedicar unos minutos todos los días a
pensar en lo que se deben poner (algunos niños/as, le dedican un tiempo considerable).
Otros padres argumentan que el uniforme reduce la violencia entre los alumnos. Muchos
niños y niñas se pelean. A menudo, el origen de estas peleas es la ropa que lleva puesta
alguno de ellos. (La burla de aquellos que no llevan puesta ropa de marca).
Algunos padres afirman que con el uniforme todos se vestirían igual a la fuerza, y las
comparaciones dañinas se acabarían. El uso del mismo evitaría el conflicto, ya que todos
irían vestidos igual.
Aunque los medios han fomentado la “uniformidad” de los gustos juveniles a través de la
llamada “ropa de marca”, la globalización de la educación debe abrir la puerta a la
diversidad de vestimenta. Lo más importante es que el comportamiento de los niños sea
motivado por su propia consciencia y no por su asociación con ninguna escuela.