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TEORIA DEL CONFLICTO

1. ANÁLISIS DEL CONCEPTO CONFLICTO.

Las acciones humanas están originadas por “necesidades biológicas, afectivas, cognitivas, etc., que
nos llevan a comprometernos en un proceso social de interacción humana”. De dicha manera, en
la “interacción” de las personas, en todo tipo de relación, bien sea interpersonal, intrafamiliar,
interinstitucional, intergrupal, internacional, es natural que en ellas, exista alguna desavenencia o
“desarmonía” que lleva a las personas, a que entre estas y en un momento dado, se presenten
diferencias de opinión, de parecer o de pensar con respecto a una determinada situación de hecho
o de un determinado derecho. Interacción que lleva entonces como consecuencia, que las
personas se involucren en un “choque de opinión” o, en lo que en el común de las gentes
denominan como “problema”, Lederach – 1.992. Pero si es necesario acudir a la decisión del Juez
para que lo resuelva entonces se le llama “pleito”. Pero de manera técnica, a esa diferencia se le
ha denominado como “conflicto” y a sus actores como “conflictuantes”.

Por lo tanto, los “conflictos” son formas de interacción que requieren de por lo menos, de la
participación de dos partes: personas, grupos sociales o políticos y a veces Estados en el evento de

los “conflictos internacionales”. (Sin perjuicio del concepto de “conflicto interno” o conflicto
consigo mismo respeto de aquello que “pensamos o sentimos”).

En términos generales, los “conflictos” tienen su origen en una diferencia de “intereses o de


deseos hacia aspiraciones incompatibles”, que llevan a la contraposición de las partes con el
propósito de obtener para el “vencedor” el objeto materia de la diferencia y los lleva a buscar de
alguna manera la forma para satisfacer dichos intereses y necesidades.

Lo cual hace que las partes frente al “conflicto”, lo vean como un “enfrentamiento en que cada
uno de involucrados busca ganarle al otro”, y dicha pretensión se agrava, cuando las partes en
conflicto (a quienes, involucran además sus sentimientos. Entonces, buscan como la “solución del
problema” no solo la “victoria del ganador”, sino la destrucción material o moral del otro, lo que
se conoce como conflicto “cero”.

Los sujetos del conflicto -actores- rara vez se apersonan del problema, pues generalmente se dice
“ese problema no es mío”. Todo porque creemos, de manera infundada, que el problema es del
otro -estamos acostumbrados a culpar a los demás de todo aquello que nos sucede-, esto se
traduce, en la “incapacidad emocional” de hacer frente al mismo.

Por lo que es necesario entonces, crear una cultura hacia la búsqueda de la modificación de los
paradigmas en las personas y en la manera en que aquellos ven los conflictos. Sobre la base de
que todo problema siempre tiene una solución posible y lo que es mejor, que esa solución posible
puede ser encontrada por nosotros mismos sin la intervención de otros.

Lo cual hace entonces, que las partes frente al “conflicto” lo vean como un “enfrentamiento en
que cada uno de los involucrados pretenda, como sea, ganarle al otro”, y dicha pretensión se
agrava, cuando las partes involucran además del problema que los separa, sus sentimientos, para
buscar como “solución al problema” no solo la “victoria del ganador”, sino también la destrucción
material o moral del otro.

Culturalmente el conflicto, es considerado por el común de la gente como algo “negativo”. Tener
un “problema” es tener algo que “hace doler la cabeza” (Lederach, 1992), y frente al conflicto la
persona involucrada opta entonces, o por “sacarle el cuerpo” y olvidarse del problema; o por
enfrentarlo, dejándolo en manos de un tercero para que lo resuelva, bien, por una decisión judicial
o por la vía extrema, como sería la destrucción moral o material del otro, como antes se dijo.

En nuestro medio entonces, culturalmente se considera de manera equivocada, que la alternativa


para resolver el conflicto es a través de la “violencia”, la cual se expresa en diferentes formas de
abuso, bien sea por el “abuso de la fuerza”, el “abuso de la libertad”, el “abuso de la confianza “y
lo que es más grave, mediante el “abuso del ejercicio del derecho propio”.

“Por todo ello, el común de las gentes se inclina a confundir culturalmente el concepto “conflicto”
con el concepto “violencia”, a sabiendas que los dos tienen connotaciones distintas, pues mientras
el primero es contradicción de intereses, la violencia es la manifestación exagerada e “irracional”
de la conducta humana, que lleva al individuo a reaccionar frente a la diferencia con la ruptura
total de las relaciones entre los “conflictantes” y el rechazo total y absoluto del otro” y entonces
se dice, -de ese yo no quiero saber nada- (Gutiérrez, 2007).

2. DISTINTAS FORMAS DE VER EL MISMO CONFLICTO.

“Dependiendo de su cultura, condición socioeconómica e incluso su propia individualidad o forma


de ser o de pensar”.

Cada ser humano en su propia “individualidad”, percibe las cosas que se suceden a su alrededor
(entorno) con base en las propias creencias, concepciones, criterios y paradigmas establecidos por
su propia cultura (o subcultura) y como resultado del núcleo social al que pertenece. Así mismo,
por la educación recibida, los criterios morales y religiosos que se le inculcaron, sus emociones, sus
propias necesidades; valores, intereses y prejuicios, se reflejan todos en la interpretación que hace
de los hechos que se suceden en su personal realidad (entorno).

Lo anterior nos permite afirmar, que cada individuo frente al conflicto, tiene una “particular
manera de verlo y enfrentarlo”, así como de reaccionar frente al mismo (no todos frente al
conflicto, reaccionamos de la misma manera, ello dependerá no solo de la forma de ser y de
pensar, sino de la educación y cultura de cada parte.

3. CLASES DE CONFLICTO.

Para algunos estudiosos del tema, los conflictos se pueden clasificar como conflictos internos o
conflictos con uno mismo y conflictos externos como son aquellos conflictos que suceden como
resultado de la interacción de los individuos en las relaciones cotidiana (en el hogar, en el amor, en
el estudio, en trabajo, con el vecino y en general, con aquel en que en un momento dado se
deteriora la relación por alguna diferencia o discordia.

O se le puede clasificar desde la perspectiva de la “intensión de ocasionar daño a otro u a otros”,


en conflictos violentos (agresivos o bélicos) o no violentos (no agresivos o no bélicos),
dependiendo ello de la agresividad, violencia o belicosidad de sus actores.

Para otros como el profesor (Rios, 1997), los conflictos se clasifican en “personales y sociales”,
para este autor, “El conflicto personal involucra a un individuo con su problema. El social, a dos o
más actores con sus intereses. Los sociales pueden ser; Interpersonales, cuando se da entre
personas, ínter o intragrupales, ínter o intraestatales, ínter o intraorganizacionales, según la
naturaleza del conflicto y los agentes que involucre. Ahora bien, una situación de conflicto puede
surgir por varias razones. Porque los actores tienen un mismo objetivo deseable pero discrepan de
la manera de procurarlo. O porque tienen objetivos diferentes, con similares o distintos
procedimientos para alcanzarlos. Porque los agentes involucrados tienen diversas concepciones
acerca del poder y de la manera de ejercerlo....”.

Para otros autores, los conflictos personales se clasifican como “horizontales o verticales”, según
se presente entre individuos “pares o iguales”, como es el caso de los conflictos de pareja, o entre
individuos en donde por factores económicos, laborales o sociales, uno se encuentre en
condiciones

de desventaja frente al otro, como en los conflictos derivados de las relaciones entre empleadores
y trabajadores.

Los conflictos entre grupos, pueden presentarse como fuerzas negativa o positivas, lo cual hace
que se puedan distinguir entre sí, fundamentalmente, por sus efectos y consecuencias, los cuales
determinan que un conflicto sea bueno o malo, funcional o disfuncional, positivo o negativo.

3.1. Conflictos Funcionales

Son aquellos que se manifiestan en el grupo con una intensidad moderada, con un criterio
positivo, manteniendo o mejorando el desempeño de las partes; por lo mismo, promueven la
creatividad, la solución de problemas, la toma de decisiones, la adaptación al cambio, estimulan el
trabajo en equipo y fomentan el replanteamiento de las metas.

Pertenecen a este grupo, los conflictos que posibilitan un medio para ventilar problemas y liberar
tensiones, fomentan un entorno de evaluación de uno mismo y de cambio (Robbins).

3.2. Conflictos Disfuncionales

Contrario a lo anterior, existen conflictos que tensionan las relaciones de las partes a tal nivel que
pueden afectarlas severamente limitando o impidiendo una relación armoniosa en el futuro.
Generan stress, descontento, desconfianza, frustración, temores, deseos de agresión, etc., todo lo
cual afecta el equilibrio emocional y físico de las personas, reduciendo su capacidad creativa, y en
general, su productividad y eficacia personal. Si este tipo de conflictos afecta a un grupo le genera
efectos nocivos que pueden llegar, incluso a su autodestrucción.

Como es fácil concluir, los conflictos disfuncionales o negativos, constituyen el campo de acción
del conciliador.

De todo lo anterior, podemos reiterar que los conflictos se distinguen entre sí, fundamentalmente,
por sus efectos y consecuencias, los cuales determinan que un conflicto sea bueno o malo,
funcional o disfuncional, positivo o negativo.

4. Criterios de las escuelas de análisis de conflictos.

La Escuela Subjetivista. Sostiene que “los factores personales y la naturaleza humana constituyen
la principal fuente de los conflictos”.

La Escuela Estructuralista. Sostiene que “no se pueden reducir los conflictos sociales a factores
subjetivos” y que por tanto, debemos tomar como punto de partida para el análisis del conflicto la
estructura social y no la naturaleza humana.

El enfoque Sico-sociológico. Sitúa su nivel de análisis, “en la interacción entre el individuo y los
sistemas sociales dentro de los cuales se desenvuelve, se entiende el conflicto definido por

relaciones entre grupos que persiguen fines contradictorios, defienden valores opuestos y ejercen
relaciones de poder”.

Podemos identificar conflictos de intereses (distribución de algún recurso valorado) o de valores


(ideologías, religión). O los conflictos pueden surgir alrededor de los medios para alcanzar los
fines.

Para el autor (Gutierrez, 2007), el conflicto que interesa a la conciliación es el conflicto jurídico.
Referido dicho conflicto, a derechos y obligaciones radicados en cabeza de los “conflictuantes”,
cuyo contenido patrimonial además tenga carácter transigible y que sea de la libre disposición de
las partes; o que sin tener contenido patrimonial, la ley autorice expresamente la conciliación (es
el caso en materia de derecho de familia de las disputas sobre custodia o sobre los efectos
patrimoniales de la unión marital de hecho).

5. Mapa del conflicto.

El conflicto se estructura a través de una representación de los elementos que lo integran. Y a


dicha representación, los autores le dan la denominación de “mapa del conflicto” (Lederach,
1.992).

Así, podemos decir que los elementos que integran el conflicto son:

5.1. El Problema.
Se refiere a la causa del conflicto, los puntos de disputa, los intereses y las necesidades de las
partes, las “visiones del futuro”, las diferencias esenciales, los valores y asuntos que los separan.

5.2. Las Partes.

Debemos identificar las actitudes que las caracterizan entendiendo por ellas los estados sicólogos
que acompañan una situación o que surgen de ella. En el aspecto emocional principalmente (rabia,
resentimiento) y en el perceptual (procesos cognoscitivos). Con frecuencia las actitudes pueden
hacer que las partes persistan en el conflicto, incluso cuando las condiciones objetivas que le
dieron origen se hayan alterado.

5.3. El Proceso.

Se refiere al desarrollo del conflicto, podemos observarlo desde el momento en que surge como
una incompatibilidad entre las partes (conflicto latente), pasando por el surgimiento de una
conciencia sobre ella (conflicto incipiente) y la conducta adoptada para afrontarlo (conflicto
manifiesto), por conducta del conflicto entendemos “las acciones de las partes con la intención de
hacer que el oponente modifique o abandone sus metas.

De acuerdo con la elaboración sugerida por (Lederach, 1992), iniciado el conflicto, este suele
manifestar ciertos caracteres que en conjunto forman una estructura que lo define, la cual está
dada por la interacción de tres elementos básicos: las personas, el proceso y el problema o las
diferencias esenciales.

Al analizar el conflicto (Rios, 1997), expresa “que se debe tener en cuenta y determinar quiénes
están directamente involucrados y quienes indirectamente. Así como la influencia que
desempeñan o tienen dentro o sobre el grupo”.

De ese modo pueden clasificarse los elementos del conflicto así:

- (Robayo-2003).

De este modo, los elementos que integran el conflicto nos proporcionan entonces la posibilidad de
elaborar con ellos un mapa del conflicto

Dinámica del conflicto. Los conflictos para (Lederach, 1992), se inician como una pequeña
diferencia que deviene en un proceso de agravación o “crecimiento del conflicto” a medida que
los involucrados no le encuentran solución posible. Es como una “bola de nieve” que empieza a
rodar, creciendo y creciendo a medida de que se desplaza.

De esa misma manera el conflicto se inicia como algo que no tiene importancia, pero a medida
que pasa el tiempo y de que no hacemos nada por resolverlo, empieza a complicarse deteriorando
la relación personal de las partes e involucrando en su desarrollo a más actores, a quienes lastima
y afecta.

De dicho modo para (Lederach, 1992), ese proceso se desarrolla mediante “niveles de agravación
del problema”, a saber: Un Primer Nivel. Que se inicia con un desacuerdo responsable” en donde
los “conflictantes” de inicio consideran que tienen un problema por resolver, de esta manera los
involucrados se esfuerzan en “atacar el problema y no a la persona”. Segundo Nivel. De
“antagonismo personal”, entonces se “pasa del desacuerdo a los roces”, en este estado los
“conflictantes” dejan de “atacar el problema para atacar al otro”, se empieza a buscar quien tiene
la culpa y no quien tiene la razón, entonces “se ataca más a la persona que al problema que los
separa”. Tercer Nivel. De “situación confusa”, en este nivel de un problema se pasa a varios y más
gente se involucra, “la situación se torna confusa y empieza a hablarse -es que así son-”. Cuarto
Nivel. En donde la “comunicación se deteriora”, las personas dejan de hablarse y la comunicación
entonces se realiza a través de terceros, en lugar de “hablar con la persona con la que se tiene el
problema se habla con otros de la persona problemática”. Quinto Nivel. Se “responde a la reacción
del otro y no a los problemas de fondo”, por lo tanto las “posiciones se radicalizan, se pasa del
enojo a la hostilidad abierta, entonces la violencia se torna inminente”. Este proceso se traduce en
una curva ascendente, en donde “al subir de tono la espiral incrementa la violencia, en donde se
“disminuye la confianza, la comunicación clara y el contacto directo”, afirma (Lederach, 1992).

Valor positivo del conflicto, distintas teorías y campos o disciplinas de abordaje. Hemos enunciado
anteriormente que la gente frente a un conflicto con relevancia jurídica y con intereses opuestos,
opta por la ruptura de la relación de manera inculta e incivilizada desbordándose en sus
emociones, optando o por la solución violenta o por dejar el problema en manos de un tercero
para que se lo resuelva.

Pero, también existe otra manera de afrontar el conflicto y es apersonándose de él, para que de
una manera creativa e inteligente “buscarle una salida” o solución por nosotros mismos o con la
colaboración de un “tercero neutral” que sirva de facilitador entre las partes para que les ayude a
alcanzar “acuerdos satisfactorios”, con base en presupuestos de consideración del otro y
búsqueda de intereses comunes, con cesión reciproca de aquellos intereses, para que puedan
obtener una solución perdurable, de beneficio común a todos los “conflictuantes”, sobre
esquemas de ganancias mutuas e intereses compartidos, pero partiendo de una premisa
importante, la “participación directa de las gentes en la solución de sus conflictos” y la formación
de una cultura que “transforme las relaciones sociales” por cuanto la utilización de las técnicas de
administración de los conflictos por vía de la autocomposición, les permite a las gentes resolver
sus conflictos recurriendo al dialogo, la transacción y la negociación; y no a la confrontación.

(Lederach, 1992) Nos hace algunas sugerencias para “transformar el conflicto y encaminarlo en
una dirección positiva”, a saber:

“Mantener el dialogo como disciplina”, lo cual significa “ver el problema como algo que hay que
resolver”, para lo cual es necesario “ver a la persona como un ser humano que merece respeto,
escuchándola y tomándola en serio incluso cuando nos cuestiona”.
“Delinear y explicar los problemas a resolver”, estableciendo cuales son los problemas concretos
que hay que resolver sobre la base de “las preocupaciones que motivan a la gente”.

“Hablar claramente y aclarar la comunicación”, hablando y escuchando e interactuando


directamente con la persona que se tiene el problema y no a través de otros, asegurándonos que
hemos entendido lo que se ha dicho y haciendo un esfuerzo por comprendernos mutuamente.

“Abrir un espacio para el dialogo”, cuando el conflicto se radicaliza y la hostilidad es abierta entre
las partes, es necesario entonces, “abrir poco a poco canales de dialogo a través de personas que
cuenten con la confianza de las partes”.

De este modo, “abordar el conflicto” significa en un primer plano encontrar la forma de como
“enfrentarlo”, de como “encontrarle una salida” o como ir en la búsqueda de su solución o de
poder “llevarlo a un feliz término”.

Pero, para obtener ese logro es necesario mirar las distintas teorías que existen y que facilitan la
administración o el “abordaje del Conflicto”, las cuales veremos más adelante.

“Como elementos que le son necesarios a las técnicas de abordaje de los conflictos, la Cámara De
Comercio De Bogotá -1.997, nos proporciona tres categorías a tener en cuenta:

“Los sujetos y sus actos de valoración”, en donde los involucrados en el conflicto valoran desde sus
facultades cognoscitivas y desde sus perspectivas y criterios propios sobre los hechos materia del
conflicto, pues “todos los valores no tienen un impacto igual en la conducta del individuo,
mientras algunos guían claramente buena parte de sus acciones, otros parecen no servir más que
para ser nombrados frente a los demás ... De hecho algunos valores pueden ser implícitos y otros
explícitos para el individuo mismo; incluso algunos valores solo pueden inferidos mediante la
observación de los comportamientos selectivos de la persona quien solo advierte su existencia
cuando estos valores le son presentados explícitamente .

“La sustancia y el objeto depositario de valor” la sustancia objeto de la disputa, tiene


características materiales o abstractas que le son propias y que se traducen en las percepciones de
las partes, las que dependerán también de sus deseos, necesidades e interés”.

“El contexto que rodea el conflicto”, los elementos extrínsecos del conflicto y del individuo hacen
que cada uno perciba el conflicto dependiendo de los factores políticos, culturales, sociales,
familiares, religiosos existentes en el contexto del que se rodea”.

En el análisis de las causas de los conflictos, consecuentemente surgen diferentes estrategias para
su resolución, que no necesariamente responde a mecanismos diálogo o “no violentos”. Entre los
modelos que se aplican vale destacar los siguientes:

miedo y temor, generalmente a través de la


demostración de fuerza, que suele crear sistemas de confrontación (justicia por propia mano).
parcialmente ciertos objetivos mediante un proceso de autocomposición y concesiones reciprocas
(transacción, amigable composición).

las partes en conflicto aceptan con la intensión de regular sus disputas (en el caso Colombiano,
existe regulación legal institucionalizada para la solución de los “conflictos jurídicos”, bien
mediante las decisiones de los jueces, o como ahora entre nosotros, mediante la conciliación y el
arbitraje institucional administrado).

de terceros para que estos les ayuden a regular sus conflictos, a través de mediadores,
conciliadores, amigables componedores, árbitros independientes o la “opinión de un perito
imparcial o experto.

6. El conflicto jurídico

El conflicto jurídico, es aquella diferencia que se sucede entre personas –de derecho privado o de
derecho público - por incertidumbre o disputa entre partes de una relación jurídica sustancial con
relevancia jurídica, por derechos sustanciales de naturaleza civil –arrendador vs arrendatario-,
mercantil –aseguradora vs asegurado-, agrario –colindante vs colindante-, laboral –empleador vs
trabajador-, de familia –hijo vs padre-, contencioso administrativo –administración vs particular- o
de derecho penal relacionado con el daño privado que el hecho criminal ocasiona a las víctimas de
un delito.

6.1. Estructura y elementos del conflicto jurídico.

Desde la perspectiva de los elementos que integran el conflicto jurídico, se nos proporciona la
posibilidad de elaborar con ellos también un “mapa del conflicto jurídico”, el que puede diseñarse
partiendo bien de sus elementos extrínsecos (externos) o bien de sus elementos intrínsecos
(internos), a saber:

6.1.1. Mapa o estructura externa del conflicto jurídico (Gutiérrez, 2007).

Para lo que atañe a la conciliación en equidad, judicial y extrajudicial en derecho, el “conflicto


jurídico” que es el que interesa verdaderamente a la conciliación extrajudicial en derecho, y se
estructura a mi juicio, a través de tres componentes:

Un primer componente, que denominamos componente subjetivo y que toca con el “aspecto
humano y relacional derivado del conflicto”, el que a s vez, se relaciona con los “deseos,
necesidades e intereses de los conflictuantes”, y que involucra además esos sentimientos o
resentimientos a los que antes hicimos referencia.

Un segundo componente, que denominamos componente objetivo o material y que hace relación
con el objeto materia de la disputa1 o controversia, y que se constituye en el “contenido
económico o patrimonial” de la disputa (Vg. la casa, el carro, la finca, la cuota alimentaria, los
perjuicios materiales y morales derivados del daño, etc., etc.); al que “procesalmente” se le
denomina como la “cuantía del asunto”.

En tercer lugar, un componente jurídico, que hace relación con los “derechos y obligaciones de
contenido patrimonial de naturaleza transigible, desistible o conciliable” radicado en cabeza de las
partes en conflicto. Contenido patrimonial este o económico, que es también fundamental tener
en cuenta al abordar el conflicto para ir en busca de una solución posible.

Así las cosas de tales elementos podemos afirmar que estos constituyen los elementos externos
de un conflicto jurídico.

6.1.2. Mapa o estructura interna interno del conflicto jurídico (Gutiérrez, 2007).

El conflicto jurídico desde su interior, también a su vez se integra por otros elementos que lo
estructuran, los cuales están constituidos por un elemento material (objeto del conflicto jurídico -
la casa, el carro, la cuota de alimentos) y un elemento subjetivo (relación personal de sentimiento
o de resentimiento), integrado además con las percepciones que las partes tienen del conflicto,
además de los elementos manifiestos que las partes muestran y dejan ver de la estructura del
conflicto, pero también es necesario considerar los elementos no manifestados por las partes y
que subyacen ocultos. De dicho modo, el conflicto entonces tendrá unos elementos que se ven y
otros elementos

1 Controversias, Pleitos, Litigios, Contenciones, Discrepancias, Divergencias, Querellas,


Separaciones, Disputas, Desavenencia; todas estas acepciones pueden aplicarse por analogía a la
expresión conflicto jurídico.

Las partes frente al conciliador no siempre muestran el conflicto real que los separa, por lo que no
se ven, porque las partes no los muestran, sino que por el contrario los mantienen ocultos, y será
necesario entonces que el conciliador a través de su técnica los logre hacer manifiestos, a objeto
de conocer el conflicto en toda su integridad. Es decir, un conflicto, en la mayoría de las veces, no
está solo, sino que por el contrario, se acompaña de elementos intrínsecos que lo conforman, y a
su vez el “objeto material” del conflicto se forma también por varios componentes.

Por ejemplo, en el caso de una “separación de cuerpos”, el conflicto se extiende no solo a la


regulación sobre la custodia de los hijos, el monto de la pensión para sus alimentos, la atención de
necesidades referidas a educación, salud, vestido, recreación, el régimen de visitas, etc..

Pero como si ello fuera poco, además el conflicto se extiende no solo a la regulación de la cuota
alimentaría propiamente dicha, como ya se dijo, sino también a la ruptura de la relación personal
de los conflictantes, que, de manera desafortunada y por regla general, se presenta en estos casos
entre las relaciones interpersonales de los padres del menor, que por regla general, encontramos
en la mayoría de los casos bastantes deterioradas.
A su vez al objeto material de la disputa (cuota para alimentos del menor) se hace extensiva a
otras necesidades que en favor del menor debe proveerse, tales como lo necesario para su
educación, su salud, su vestido, su recreación y alimentación.

Todo lo cual hace del conflicto familiar, que estemos frente a un conflicto complejo, en donde en
la mayoría de los casos lo subjetivo prima sobre lo objetivo, pues las partes no solo involucran los
elementos materiales del conflicto ya enunciados (elemento objetivo) sino que también involucran
a terceros (los hijos y parientes) con las consecuencias sicológicas de la ruptura de su relación
personal y conyugal (elemento subjetivo).

Pero si se analiza un conflicto jurídico, relativo por ejemplo al no pago de una obligación en dinero
sujeta a plazo y que se ha respaldado en un título ejecutivo con intereses de plazo y de mora,
encontraremos que este tipo de conflicto jurídico, estaría integrado por dos componentes a saber,
de un lado un primer componente relacionado con el capital a pagar; luego tendríamos un
segundo componente que estaría constituido por los intereses que se hayan causado y que se
liquidaran por el termino de plazo y de mora transcurrida, para así poder liquidar la totalidad de la
obligación objeto del conflicto.

También podríamos analizar un conflicto jurídico derivado del incumplimiento de un contrato de


arrendamiento, en donde el arrendatario constituido en mora en el pago de sus obligaciones
dinerarias de carácter contractual, daría lugar a que su arrendador de una parte le exigiera la
terminación del contrato, de otra la entrega del inmueble arrendado y también, el pago de los
cánones y demás conceptos económicos adeudados.

De donde tenemos ahora un conflicto no tan complejo, pues las partes en estos tipos de
problemas no involucran sus sentimientos en forma tan profunda como sucede en el conflicto
familiar, acá prima más lo objetivo sobre lo subjetivo, la relación personal no incide mayormente
en la relación conflictual.

Por lo que entonces, considero de manera personal, que los elementos materiales que integran el
conflicto jurídico, nos permite también “mapear el conflicto”, desde su interior. Y es ese mapa, el
que nos permitirá también “fraccionar el conflicto” en sus componentes intrínsecos y así esos
componentes, nos servirán más adelante en el ejercicio de la “mediación jurídica”, para trabajar
hacia la resolución del problema de una manera técnica, sistemática y coherente.

Como abordar el conflicto jurídico ínter subjetivo. Al abordar un conflicto, el mediador jurídico
procurará promover entre los conflictantes algunos principios, que es necesarios inculcar en las
partes, hacia una cultura de apropiación de nuestros conflictos. Haciendo que como dueños de
nuestros problemas, nos apersonemos de la búsqueda creativa de soluciones pacíficas.

Por ello algunos autores señalan las siguientes pautas a seguir, así:

“Ver el conflicto como algo que tiene solución”.


El conflicto es un paso que permite (con cooperación) buscar soluciones creativas, en busca del
bien común, y esto último constituye además un mandato constitucional.

El conflicto no tiene por qué afectar la convivencia pacífica entre las personas y sus relaciones
jurídicas, por lo tanto no hay que evitarlo.

“El conflicto no tiene por qué destruir ni romper las relaciones de las personas”.

Objetivo del abordaje: “nivelar el desequilibrio” de influencia entre contrarios y “transigir” la


diferencia.

Los “conflictantes” tienen la oportunidad de ser los “jueces de su propio asunto”, pues son las
partes mismas quienes estructuran de común acuerdo su propia decisión con efectos legales de
sentencia judicial.

TÉCNICAS O MODELOS DE ABORDAJE DE LOS CONFLICTOS DESDE LA MEDIACION.

Desde la perspectiva de la mediación, los autores refieren los siguientes modelos de


administración de los conflictos interpersonales intersubjetivos sin relevancia jurídica:

1. MODELO TRANSFORMATIVO DE BUSH Y FOLGER

- ELEMENTOS.

 Se centra en lo relacional
 Promueve hacia el empoderamiento del problema
 Busca el reconocimientos del otro

La meta:

Este modelo busca modificar la relación entre las partes, así no logre el acuerdo.

2. MODELO CIRCULAR NARRATIVO DE SARA COB

- ELEMENTOS:

 Se apoya en la comunicación circular


 Cada parte narra su historia ( cuenta su problema )
 El trabajo del mediador consiste en construir una historia alternativa, que permita ver el
conflicto desde otro punto de vista, pero tomando en cuenta elementos (comunes y no
comunes) de las historias de las partes

La meta:

Este modelo busca cambiar el significado del problema transformando la historia de las partes,
para luego ir en busca del acuerdo, pero el acuerdo no es lo mas importante.

3. MODELO LINEAL DE HARVARD DE NEGOCIACION - ELEMENTOS.

 Se fundamenta en la comunicación lineal (dos individuos que se comunican)


 La función del mediador es la de servir de facilitador de la comunicación
 El desacuerdo es la causa del conflicto

La meta:

Este modelo busca disminuir las diferencias entre las partes y lograr el acuerdo. Para este modelo
el acuerdo es más importante que la relación. Y para ello se apoya en la negociación mediada del
conflicto.

El MODELO DE CONCILIACION COLOMBIANO.

Personalmente, considero que el sistema de resolución extrajudicial de conflictos intersubjetivos


con relevancia jurídica adoptado en nuestra legislación es particularmente distinto a los adoptados
en otros sistemas legales extranjeros, porque si bien es cierto, que en sistemas como el Argentino,
a la resolución extrajudicial de conflictos se le enmarca en el campo de la “mediación de disputas”,
en donde las partes en conflicto someten su “caso” ante el servicio de mediación que es de
carácter privado y en donde, una vez surtido el proceso de avenimiento de las partes, y luego de
logrado el acuerdo entre ellas, el acuerdo debe ser llevado al juez para su aprobación. Surtiendo
entonces, efectos legales vinculantes entre las partes, solo y a partir de la homologación que haga
el juez oficial.

Mientras que en el sistema Colombiano, la conciliación es por decirlo así, una mediación revestida
de solemnidad legal -con efecto jurídico de mérito ejecutivo y cosa juzgada-, pues esta entronizada
en el sistema legal, en forma no solo constitucional -art. 116- sino legalmente desarrollada -ley 23
de 1.991, 446 de 1.998 y 640 de 2.001, entre otras disposiciones legales-, lo que lo convierte en
una institución del derecho público y como una función pública de administración de justicia
ejercida por ciudadanos particulares, formando de esta manera parte de nuestro moderno y
particular sistema de administración de justicia integrado por Conciliadores extrajudiciales - en
derecho y en equidad-; Árbitros y Arbitradores y Jueces de Paz.

Lo anterior hace que la conciliación en el sistema legal colombiano de resolución de disputas,


constituya un verdadero avance y un modelo de excepción, que podemos, además de los tres
anteriormente citados, presentar y caracterizar de la siguiente manera:

Modelo de conciliación Colombiano - elementos, (H. Gutiérrez).

 El desacuerdo es la causa del conflicto.

 Al igual que en el modelo lineal de “Harvard”, fundamenta el abordaje del conflicto en la


comunicación y la negociación mediada, en donde la función del “conciliador” es la de
servir de facilitador de la comunicación y de promotor de la “negociación”, y por lo
mismo entonces se habla de “negociación mediada del conflicto”.

 El “conciliador” está facultado legalmente para proponer a los conflictantes opciones


de solución que estos pueden acoger o no, por lo tanto no solo lo inspira la
neutralidad del proceso sino que su actuar debe ser imparcial.

 La meta:

Este modelo busca lograr el acuerdo con efectos legales vinculantes para las
partes, de “cosa juzgada de la controversia con merito ejecutivo del acuerdo”, procurando así
la perdurabilidad del acuerdo y evitando que la disputa llegue para su resolución a manos de los
jueces.

(Coadyuvando a la Descongestión Judicial, el cual también ha sido su propósito esencial).


Cuestionario a resolver por el alumno.

1. ¿Qué se entiende por conflicto?

2. ¿Cuáles son las características del conflicto?

3. ¿Cómo se clasifican los conflictos?

4. ¿Qué dio origen al análisis y estudio del conflicto?

5. ¿Qué es la mediación de conflictos?

6. ¿Qué teorías existen en torno a la mediación de conflictos?

7. ¿Qué se entiende por conflicto jurídico?

8. ¿Cuáles son las características del conflicto jurídico?

9. ¿Cuáles son los componentes del conflicto jurídico o mapa del conflicto?

10. ¿Qué componentes integran al conflicto jurídico?

11. ¿Qué sugerencias nos hace Lererach, para transformar el conflicto en algo positivo?

12. 16. Señale 3 características del modelo transformativo de solución de conflictos de Bush y
Folger.

13. Señale 3 características del modelo circular de solución de conflictos de Sara Cob

14. Señale 3 características del modelo lineal de solución de conflictos de Harvard

15. Señale 3 características del modelo conciliación colombiano.

Observación.

El presente cuestionario debe ser desarrollado por el estudiante en hoja de examen y a mano.
Para entregarlo al docente junto con el examen escrito correspondiente al primer corte

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