Sei sulla pagina 1di 5

El culto reformado.

Por : Pbro. Gamaliel Hernández Hernández.

A propósito del día de pentecostés la riqueza de la iglesia cristiana está dada por vivir bajo
la acción del Espíritu de Dios, por eso para Jürgen Moltmann el teólogo sistemático
reformado más influyente en la actualidad, la Iglesia es “la comunidad en el proceso del
Espíritu”1, Pues esa comunidad vive la paz de Dios por medio de la soberanía de Cristo
(Rom. 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo). Esta comunidad vive bajo el reino de Cristo, y es ahí donde la adoración
directa la actividad cultico-liturgica, e indirecta, la vida cotidiana del creyente, tiene su
razón de ser que es manifestar el Señorío de Cristo a la humanidad, quien es el único dueño
y Señor de la Iglesia, lo expresa así Moltmann hablando de esta comunidad “Ella es en su
culto y en sus convicciones religiosas, la forma terrestre de su soberanía que vence al
mundo y un instrumento a través del cual él libera al mundo”2 la importancia del culto
cristiano está en que se constituye en una oportunidad salvífica, pues en el culto sucede el
enlace entre la gracia común y la gracia especial, es allí donde acontece el llamamiento
evangélico como oferta salvífica y que deviene sólo por el poder de Dios en llamamiento
eficaz3, pues el culto reformado está sujeto a la acción soberana de Dios, que se manifiesta
por el toque del Espíritu en el ejercicio de la gracia llamando a quien él quiere, pues en el
culto acontece la gracia soberana de Dios, Por eso el culto tendrá que cumplir dos
funciones que son ineludibles: la función doxológica y kerigmática, la primera se refiere al
ejercicio de dar la gloria a Dios, pues la iglesia, el pueblo de Dios se reúne para adorar,
conoce al Dios que adora, no cualquier pueblo puede realizar el culto, sino sólo aquel
pueblo qué conoce a su Señor a la luz de las Sagradas Escrituras. Y la segunda función es
la proclamación del mensaje de salvación, el culto comunicará con claridad a los hombres

1
Moltmann Jürgen, la Iglesia la fuerza del Espíritu, Trad. Emilio Saura, Salamanca:Sigueme, 1978, pp. 344-
353
2
Ibid. , p. 346
3
Grudem Wayne, Teología Sistemática, trad. Miguel Mesías, José Luis Martínez, Omar Díaz de Arce,
Miami:Vida,2007, p. 726
el mensaje del santo evangelio, en cada punto del orden de culto se expresará la verdad del
evangelio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

El culto reformado así expresa en primer lugar que es un culto trinitario aun en sus
manifestaciones más simples como un breve devocional, dirigidos por el Espíritu en el
ejercicio iluminador de la Palabra, dedicamos al Padre e imploramos su presencia, su
escucha y su acción, a través del único mediador entre Dios y los hombres Jesucristo el hijo
de Dios. Trinitario y Cristo céntrico a la vez, pues en ese diálogo inteligente con Dios4 bajo
los parámetros de la santa palabra se comunica a Cristo como el Señor y único suficiente
Salvador.

El culto cristiano para Karl Barth teólogo reformado es lo más importante, urgente y
grandioso que pueda darse sobre la tierra5, el culto cristiano es el encuentro entre Dios y
su pueblo, el cual se trata de una acción de Dios y de una respuesta humana, dice Von
Allmen6 en su teología de la liturgia, el culto cristiano es el que permite a la Iglesia
continuar siendo iglesia7. Por eso la actividad cultica en todas sus manifestaciones hace que
el pueblo de Dios, siga siendo pueblo de Dios, y en consecuencia esperanza salvífica para
la humanidad.

Para Von Allmen, el culto tiene que ser una recapitulación de la historia de la
salvación, pues el culto debe remitir a la vida de Jesús que es su fundamento y su
Justificación, por otro lado el culto tiene que centrase en un binomio inseparable, la muerte
y resurrección de nuestro Señor. Cristo ha realizado el culto perfecto por medio de su
ministerio terrestre, el culto de la iglesia es verdadero, porque Cristo reina hoy y está
presente como señor en medio de los que se reúnen en su nombre8. Este sentido Cristo
céntrico en la tradición reformada es vital, pues la iglesia es esa comunidad que bajo el
dinamismo del Espíritu se reúne en su nombre. En el nombre de su Señor y Salvador,
donde cada espacio de la vida esa comunidad de creyentes es un medio de adoración a su
Señor.

4
Definición de culto expresada por el Dr, Gerald Nyenhuis en su curso de liturgia.
5
Von Allmen Jean Jacques, El culto Cristiano, su esencia y su celebración, Trad. Alfonso Chaparro y Luis
Bibittini, Salamanca: Sigueme, 1968, p. 11
6
Ibid. p.14
7
Ibid. p.16
8
Ibid. p.31
Pero ¿Qué significa que él culto es la recapitulación de la historia de la salvación?
Significa “resumir”, “confirmar” en el culto la historia de la salvación que encontró su
punto culminante en la intervención de Jesús encarnado. Por eso el culto es anamnesis de la
obra ya realizada por nuestro Señor9 y se sigue la trayectoria que el culto es recapitulación
y compromiso. Pero también es “Maranatha” dicho en otros términos porque recapitular es
hacer presentes hoy las promesas de nuestro Señor que ha anunciado su segunda venida. El
mismo autor menciona que los que no aman el culto no saben amar tampoco al mundo10.

Todo lo anterior no es una mera mención del culto a nivel general, sino una
mención de lo propio de aquel culto que no es ajeno. Menciono esto del culto reformado,
que no tiene nada que imitar de otras tradiciones, donde lo distintivo del mismo es
la“sencillez”, es trinitario y cristocéntrico a la vez, la actitud iconoclasta11.

El culto reformado debe ser en el Espíritu ya que los hombres no son capaces de
adorar a menos que el Espíritu de Dios les capacite para hacerlo, el culto debe de involucrar
la fe en Jesucristo como Salvador y Señor, porque solo a través de esta fe será la adoración
aceptada por Dios12.

Pero que hace que el culto de la iglesia reformada (presbiteriana) sea diferente,
definitivamente su carga fundante lo distintivo en el siglo XVI era que a lado de la
fastuosidad de la misa, se encontraba la gran sencillez de un culto que seguía los
parámetros de las sagradas escrituras. ni más ni menos, sólo lo que Dios pedía en la
Escritura estos seguidores de Zwinglio y Calvino celebrarían y llevarían a práctica cúltica.

En el pensamiento reformado Dios es el que indica como debe ser adorado, al igual
que lo hacía en el A.T. en la ley ceremonial, hoy a través de la primera y segunda tabla de
la ley moral nos sigue indicando lo que a él le agrada para ser adorado, las Sagradas
Escrituras indican con claridad la adoración que Dios nos demanda13. “El principio
regulativo” es la expresión más reformada del culto verdadero, porque no es el hombre el
9
Ibid. pp. 32-33
10
Ibid. p. 36
11
Iconoclasta: del griego que significa ruptura de imágenes, la reforma protestante del siglo XVI,
particularmente la tradición reformada calvinista hereda esta forma.
12
Turnbull Rodolfo et. al., Diccionario de la teología práctica, el culto, trad. Norberto Wolf, Grand Rapids:
Desafio, 1995, p. 39.
13
Ibid. p. 40.
que establece los parámetros, es Dios mismo quien declara como ser adorado, ciertamente
el concepto como tal no está en la Biblia pero es una expresión pedagógica “sola scriptura”
es uno de los principios fundantes de la reforma y es desde ahí donde la misma adoración a
Dios está trazada. Juan Calvino declara en el punto de la autoridad de la Escritura y su
certidumbre lo siguiente.

Iluminados pues por la virtud del Espíritu Santo ya no creemos pues por nuestro
juicio, ni por el de otros que la Escritura procede de Dios, sino que por encima de
todo entendimiento humano con toda certeza concluimos (como si en ella a simple
vista viésemos la misma esencia divina) que nos ha sido dada por la boca misma de
Dios por ministerio de los hombres.14

El principio regulador es lo distintivo en la liturgia reformada, este pueblo que se


rinde ante la majestad de la santa palabra de Dios, está dispuesto a ser obediente a lo qué su
Dios demanda, en Sharenberg citando a Juan Knox, hablando del principio regulador
El reformador escocés Juan Knox (1510-1572), escribe en 1550 sobre este tema en
un documento contra la idolatría y la misa romana:
"...resulta evidente, que no es la posición de la persona ni la intención detrás de sus
acciones cuando inventa o establece una religión, sin el consentimiento expreso de
Dios, que es aceptada ante Dios. El no admitirá nada en su religión que no esté
acompañada de su palabra; todo lo que es agregado, él aborrece, y castiga a sus
inventores y hacedores."15
Nuestros símbolos doctrinales establecen plenamente el ejercicio de la adoración,
anclados en la Escritura la iglesia promoverá la adoración que a Dios le agrada, pero
también es necesario que los ministros, los obreros y todo miembro de la iglesia
preocupado y ocupado en la confección litúrgica de la Iglesia para la realización del culto
reformado, pero también ocupado en una función y atención pastoral decidida dentro de la
iglesia cuente con herramientas que le ayuden a confeccionar un culto adecuado y acorde a
la tradición reformada, de ahí lo pertinente de un libro de liturgia que coadyuve como
herramienta de trabajo ministerial a cumplir el propósito de preservar un culto reformado,

14
Calvino Juan, Institución a la religión cristiana,Trad. Cipriano de Valera, España:Felire, Libro I, Cap. VII,
6.,año (1597) 1994 p. 34.
15
Sharenberg Martín, el principio regulador del culto cristiano, Buenos Aires: Rama de Almendro, 2010, p. 43
que permita incluso la innovación bajos los parámetros Bíblicos, sin olvidar los
leccionarios y otros textos acordes a la liturgia y teología de la liturgia desde los
lineamientos de la tradición reformada.

Potrebbero piacerti anche