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VISTOS:
Para sentencia definitiva de primera instancia estos autos caratulados “G., S. y otro c/ A. M. P.
P. y otros. Daños y Perjuicios. IUE 2-xx/2016”.
RESULTANDO:
Expresaron en lo concreto que su hijo G. concurrió al Colegio P. P. desde el año 2007 al 2014.
Fue durante el año lectivo 2014 que sucedieron los gravísimos actos que motivan el presente.
Así, detallaron, que en oportunidad en que G. cursaba 2º año de liceo, fue expuesto por sus
compañeros y en especial, por F., a una serie de actos de discriminación y ofensas (aislamiento
del grupo, ser manoseado por F. por debajo del banco), que determinaron que fuera
gradualmente intimidado y hostigado.
2) Ello fue así hasta el día 28 de agosto de 2014, cuando ambos se reunieron para realizar un
trabajo de Inglés en equipo en la casa de G..
En dicha oportunidad, G., acosado por F., fue manoseado por éste y obligado a practicarle sexo
oral.
Ello no fue considerado por las autoridades, quienes no brindaron apoyo, sino que por el
contrario, las notas de G. comenzaron a descender, al punto que fueron invitados por el Director
A. F. a retirarse del Colegio.
En los referidos autos, sostuvieron, se constató en informe de ETAD que G. presentó indicadores
de haber transitado por una experiencia sexual abusiva.
Todo lo cual, sostuvieron, es coincidente con lo informado por la Psicóloga tratante de G., S. G..
Así como, con los informes efectuados tanto por el colegio actual de G., como por el Dr. G. S.
del Centro C. del S..
En su fundamentación, entendieron, que la situación de acoso sexual vivida por G., es violatoria
de las disposiciones normativas que prolijamente relevaron.
Por lo cual, reclamaron, los daños y perjuicios que en el capítulo respectivo detallaron para cada
uno de ellos.
El mismo fue evacuado en tiempo y forma de fs. 203 a 215, con documentación incorporada de
fs. 134 a 202, por la A. M. P. P. debidamente representada y por A. F. y M. M. B., oponiendo
éstos dos últimos excepción de falta de legitimación pasiva y de defecto en el modo de proponer
la demanda y contestando la demanda.
En lo que guarda relación con el fondo del asunto, expresaron en lo medular que G. desde su
ingreso al Colegio se presentó como un niño con problemas, que necesitó de ayuda
personalizada en sus estudios, por problemática de aprendizaje. Era un niño conflictivo, con
problemática en la convivencia y socialización con sus pares.
Todo ello, determinó, que el Colegio le brindara un tratamiento especial, con diversas
contemplaciones y apoyos.
Idéntica situación de apoyo curricular se produjo al momento del ingreso de G. al liceo en el mes
de marzo del año 2013.
Asimismo, expresaron, que la familia de G., los hoy reclamantes, se presentaban en aquella
época como muy demandantes respecto a la situación de su hijo.
Pues, de haberlo sido, se hubiese actuado de acuerdo a lo sucedido con el caso de otro
adolescente que relataron.
El día 1º de setiembre de 2014, indicaron, que mantuvieron una reunión con los padres de G. en
la cual se les informó de lo sucedido entre aquél y F..
Ello determinó que se citará al adolescente involucrado y a sus padres al Colegio, oportunidad en
la cual, aquél tal cual aconteció en sede Penal, negó las imputaciones en su contra.
Asimismo, indicaron, que se conversó la situación con los docentes de las clases en donde se
alegó la problemática, manifestando aquellos, no haber observado nada de lo denunciado.
Al tiempo que la falta de prueba en Sede Penal impedía a la institución el tomar partido por
alguno de los adolescentes por lo sucedido.
Ambos adolescentes al término del año lectivo 2014 fueron retirados del centro de enseñanza.
Asimismo, destacaron, que ningún hecho lesivo a G. ocurrió dentro del ámbito del Colegio. Al
tiempo que lo eventualmente sucedido en la casa de G. entre éste y F., no determina su
responsabilidad en tanto acaeció fuera de la vigilancia y custodia del centro de estudios.
Al tiempo que destacaron que de las actuaciones tramitadas ante la Sede de Adolescentes no
surgió evidencia de la existencia de material pornográfico en el celular de F..
8) Corrido traslado del excepcionamiento opuesto, el mismo fue evacuado por la parte actora en
tiempo y forma de acuerdo a los términos que surge de la comparecencia obrante de fs. 237 a
240.
Se convocó a las partes a audiencia preliminar, la que se desarrolló en los términos que surgen
del acta resumida de audiencia agregada de fs. 249 a 253.
En la misma se dictó Sentencia Interlocutoria Nº xx/2017 (fs. 249 a 201), por la cual, se
desestimó la defensa de defecto en el modo de proponer la demanda, difiriéndose al dictado de
Sentencia Definitiva la dilucidación de la excepción de falta de legitimación pasiva opuesta por
los co-demandados A. F., M. B., K. F. y N. S..
Continuando con la audiencia se fijó el objeto del proceso, de la prueba y medios de prueba a
utilizar.
Las partes formularon sus alegatos, convocándose para dictado de sentencia definitiva para el día
de la fecha en legal forma.
CONSIDERANDO:
2) Sentadas las premisas antedichas, previo a abordar el examen de la causa que guarda relación
con la posibilidad de progreso de la pretensión movilizada por daños y perjuicios derivados del
supuesto acoso sexual denunciado y actos discriminatorios verificados respecto del adolescente
G. A., procede destacar por ser de previo pronunciamiento, que corresponde ingresar al análisis
de la excepción de falta de legitimación pasiva opuesta por los co-demandados F. (en tanto
Director del Colegio-Liceo P.), B. (en su calidad de Coordinadora de Secundaria del mismo) y
de F. y S. (en tanto padres del adolescente F. al cual se le atribuye la autoría de los hechos
denunciados).
La legitimación en la causa puede ser definida como la posición del sujeto que le permite obtener
una providencia eficaz sobre el proceso, se la reconoce también como presupuesto de la
sentencia de mérito y resulta de la identidad de la persona que hace o contra quien se hace valer
el derecho y a quienes la ley le atribuye ese derecho (Vescovi, Derecho Procesal Civil, T. II, pág.
296 y sgtes; 315 y sgtes; etc.; Vescovi y colaboradores, Código General del Proceso, T. I, pág.
224 y sgtes; 229 y sgtes; T. III, pág. 394 y sgtes.; Sentencias de TAC 4º Turno Nº 12, 227/02,
195/05, 185/2010).
Procede por consiguiente el estudio del instituto del acoso sexual o bulling.
Desde que se adujo como causa esencial del reclamo formulado, la verificación del instituto de
referencia. En tanto, se alegaron hechos de discriminación sufridos por G., que determinaron y/o
supusieron que aquél fuera gradualmente intimidado y hostigado.
En tal sentido, siguiendo lo expresado por TAC 2º Turno en Sentencia Definitiva Nº 19/2012,
puede destacarse que: “…Como afirma Marcela Andrea Jefferson Cerda en su tesis sobre “El
Acoso Psicológico en el Trabajo. Su Trato y Reconocimiento por el Derecho Chileno:” En
términos simples, según la Real Academia de la Lengua Española, acoso significa “perseguir,
castigar, importunar a alguno con molestias y trabajos”, no obstante, el acoso Psicológico
involucra actitudes bastantes más perturbadoras, como las que expusimos, pues podrían
enmarcarse en una serie de trastornos físicos, psíquicos y sociales en quién los padece…”
(Universidad Católica de Temuco. Escuela de Derecho. El Acoso Psicológico en el Trabajo. Su
Trato y Reconocimiento por el Derecho Chileno. Profesor Guía: Luis Iván Díaz
García. Alumno: Marcela Andrea Jefferson Cerda, Fecha 2 de noviembre de 2004; TAT 1º,
Sentencia Nº 58/2007).
6) Los comportamientos abusivos son aquellos que se apartan de lo que se entiende por conducta
razonable e implican un uso inapropiado de la fuerza física o sicológica.
Cabría conceptuar al acoso moral como toda conducta reiterada en un período de tiempo más o
menos prolongado, efectuada por una o varias personas y dirigidas generalmente contra otra, que
tenga por finalidad o efecto un trato objetivamente degradante con la consiguiente lesión de la
integridad moral de la persona afectada. Aunque la intencionalidad de dañar a otro está presente
en el concepto clínico de acoso moral, desde una perspectiva jurídica se tiende mayoritariamente
a una objetivización de las conductas de acoso. La intencionalidad deriva de elementos objetivos
y no de un análisis psicologista de la conducta del acosador. La doctrina toma por tanto en
consideración la concurrencia de reiteradas conductas hostiles en un período de tiempo más o
menos largo, o lo que es lo mismo, la existencia de un plan sistemático, pues ello es revelador de
la voluntad de humillar o dañar al otro. Por otra parte, interesa precisar que las conductas de
acoso moral, además de ser reiterativas o sistemáticas a lo largo de un período de tiempo más o
menos largo, deben ser objetivamente graves, esto es, no toda forma de presión psicológica
puede considerarse acoso moral, sino sólo aquella que objetiva y efectivamente siguiendo el
parámetro del ciudadano medio, pueda herir la dignidad moral.
Por su parte, el concepto de bullying, deriva del verbo “to bully” que significa ofender
brutalmente, maltratar, una persona bully es alguien brutal y tiránico, que se ceba con los más
débiles.
Por lo cual, éste, resulta más amplio que el concepto de mobbing, ya que desde las burlas y las
marginación hasta conductas de acoso, con connotaciones sexuales y agresiones físicas,
tratándose de vejaciones o de violencia individual procedente de superiores jerárquicos, más que
de un fenómeno de grupo.
Pues, cabe destacar, que en sede de responsabilidad reparatoria, se establece que todo daño
derivado de un obrar ilícito debe ser reparado.
Así las cosas para un correcto despeje del punto venido a decisión, se estima pertinente en
atención a la plataforma fáctica y jurídica invocada como fundamento del presente
accionamiento (ver escrito de demanda agregado de fs. 119 a 130 vto.), proceder a analizar por
separado la situación de acoso sexual denunciada dentro del centro educativo (concretizada en
manoseos en clase de idioma español), para luego analizar la conducta asumida por los
responsables del Colegio al tomar conocimiento de la denuncia formulada por los representantes
legales de G. y por último, analizar la situación de supuesto abuso sexual concretizada respecto
de G. por parte de F..
8) Con tales entendimientos, puede validamente estimarse que la parte actora logró cumplir con
el onus probandi que la gravaba (art. 137, 139 y conc. CGP, Couture “Fundamentos…”, 3ª. Ed.
Pág. 240 y siguientes), por cuanto, en aplicación de los medios probatorios a su alcance logró
acreditar puntualmente los hechos alegados en su demanda, con las particularidades que
seguidamente se detallarán.
De la situación de acoso denunciada como producida en el interior del Centro Educativo, cabe
decir lo siguiente.
Por cuanto, a despecho de lo sostenido por la parte actora, fue acreditado que de parte de las
autoridades del Colegio se adoptó la decisión de mantener la situación en reserva en atención al
archivo de los autos seguidos en Sede de adolescentes (ver fs. 54 vto. del testimonio agregado al
presente). Asimismo, también fue acreditado que desde la Dirección del Colegio se adoptaron en
forma diligente por el mismo, conductas tendientes a preservar la integridad del adolescente, por
ejemplo, seguimiento especial, mesa de examen personal, no cómputo de faltas (ver en ese
sentido informe de ANEP agregado de fs. 304 a 330 y documentos obrantes de fs. 138 a 164).
Ello fue fehacientemente probado con la prueba colectada tanto en Sede de Adolescentes (ver en
tal sentido testimonio de los autos IUE x-xx/2014 agregado de fs. 5 a 60, específicamente
declaración de G. A. luciente de fs. 14 a 21 y su ampliación de fs. 23, informe de ETAD obrante
de fs. 22 a 22 vto. y de fs. 32 a 33, declaración de F. S. incorporada de fs. 25 a 30 de aquellos,
informe de la Psicóloga S. G. luciente de fs. 62 a 63 y declaraciones recabadas en Sistema
AUDIRE de G. S., de G. A., de S. G. y declaración de ambos involucrados recabadas en
audiencia de obrados de fecha 12/04/2018 a fs. 376).
Por cuanto, del informe de ETAD relevado (ver testimonio de los autos IUE 437-115/2014
agregado de fs. 32 a 33) surgió acreditado que G., presentó indicadores de haber transitado una
experiencia sexual abusiva, dado por un relato verosímil, claro, consistente del vínculo con su
compañero de clase. La sintomatología presentó miedo, parálisis, el temor a la reacción social,
así como la evaluación errónea de su capacidad lo hacen especialmente frágil y esas
características personales no son compatibles con la fabulación o creación de un hecho que sólo
lo haría más vulnerable.
Todo lo cual, determinó que el mismo debiera ser tratado por estrés postraumático (ver
documentos agregados a fs. 67, de fs. 117 a 118 y declaración de G. S. recabada en Sistema
AUDIRE en audiencia de fecha 25/09/2017 a fs. 342).
Consecuentemente, de lo que viene de decirse, puede validamente concluirse con la rigurosidad
requerida para supuestos del tipo la configuración del abuso, acoso, denunciado, que conlleva a
un acogimiento de los perjuicios que se reclamaron en la pretensión movilizada.
Ya que era de cargo de la actora la aportación de la totalidad de medios probatorios hábiles que
estuvieran a su alcance y que llevaran al acogimiento de su pretensión.
Pues, como se dijera, surgieron evidenciados actos que afectaron la dignidad, el honor y
cualquier otro derecho individual del adolescente G..
En relación al rubro daño emergente (entendido como aquellos gastos derivados de consultas
médicas por tratamientos psicológicos, psiquiátricos de G. y de sus progenitores, así como
necesidad de contratación de clases particulares para el adolescente), cabe destacar lo siguiente.
En lo que refiere al daño no patrimonial (daño moral) padecido por la reclamante S.G.
(consistente en angustia, ataques de pánico y ansiedad, necesidad de ingesta de medicamentos,
etc.); por el reclamante A. A. (consistente en impotencia, humillación y dolor por la situación
vivida) y por G. (en tanto destinatario de los actos discriminatorios alegados), cabe destacar lo
siguiente.
En tal sentido, el daño no patrimonial debe ser acreditado por quien lo propone en su existencia y
monto de conformidad con los criterios generales (arts. 137, 139, 140 y conc del CGP), sin
perjuicio de la utilización de elementos presuncionales que deben ser calificados de iuris tantum
o presunciones simples por admitir prueba en contrario, sin que pueda disponerse limitación en
los medios probatorios a ser implementados.
Y, en el caso, el quebranto espiritual que el acoso moral, sexual, padecido por el adolescente
G. (hijo de los co-actores reclamantes) causa en un sujeto puede entenderse configurado.
Sin perjuicio de lo cual, cabe destacar, que de la prueba colectada (ver en tal sentido documentos
agregados de fs. 78 a 79, específicamente fs. 85 y declaraciones testimoniales de V. S., Y. C. y
R. G.) surgió que la actora S.G. estuvo certificada por ataques de pánico en el período 1/09 al
7/10/2014.
No habiéndose acreditado especiales afectaciones de la vida cotidiana y/o recreativa para el caso
del co-actor A. A..
En suma, cuando se participa del entendimiento de que el rubro debe ser cuantificado en el
momento de ocurrencia del hecho dañoso y en valores expresados en unidades monetarias
extranjeras, como forma de posible resguardo de fenómenos de desvalorización y con finalidad
de tratar de elaborar criterios jurisprudenciales comunes (ampliamente TAC 4to. 34/06, 369/09,
40/10 y otras en ellas citadas), se estima adecuado compulsando antecedentes similares al
examinado sub especie, en atención al principio de congruencia (art. 198 del CGP), situar la
suma de condena en US$ 4.000 (para S.G.), en US$ 2.500 (para Alejandro A.) y en la suma de
US$ 6.000 (para G. A.), con más los intereses legales desde la fecha del evento dañoso.
La actuación de las partes en el proceso no merece especial observación, razón por la cual no se
determinarán expresas condenaciones procesales en el grado (art. 688 C.C. y 56 del CGP).
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Dr. Federico Ruben TOBIA SILVEIRA
Juez Ldo.Capital