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Néstor García Canclini

¿Es. posible una política popular en la triunfo cubano nos hizo creer que la diversos, que por lo menos en Cuba y


cultura? polémica se reducía a los caminos, que Centroamérica los movimientos revo­
el avance era incontenible. lucionarios mantienen erguidas las
arece que los años sesentas no reivindicaciones populares, pero aun
hubieran existido. Dicen que en Luego, llegaron los golpes milita­ en procesos triunfantes, como el nica­
aquel tiempo le preguntaron a res en Brasil, Bolivia, Chile, Argentina, ragüense, se ven las dificultades para
García Márquez cuáles eran los aconte­ Uruguay. Las reacciones de la burgue­ desarrollar políticas adecuadas a la ac­
cimientos más importantes de nuestro sía y de los EE.UU. demostraron que tual etapa de los conflictos sociales, a
siglo, y respondió: los Beatles y Fidel ellos también habían "aprendido" de la revisión del modelo de sociedad que
Castro. Se debatía cómo integrar la re­ la revolución cubana. Pero es sobre to­ hoy queremos y podemos buscar. Más
volución cultural y la revolución polí­ do en los últimos años, cuando se pro­ aún en otras naciones donde se sufren
tico-económica que esas figuras con­ pagan las recetas friedmanianas para las derrotas de los años setentas y las
densaban, pero nadie dudaba (¿ni si­ sobrellevar la crisis capitalista y hasta izquierdas están débiles, dispersas, ase­
quiera la derecha?) de que la revolu­ los gobiernos de origen democrático diadas.
ción fuera posible. Discutíamos si lo reprimen las protestas populares, que
popular era reivindicado mejor por los la posibilidad del socialismo se ve más Pero las dificultades no vienen só­
populismos o por los partidos marxis­ dudosa. Todos sabemos que no se lo de factores externos, de la crisis eco­
tas, pero la efervescencia posterior al puede uniformar la situación de países nómica y del �ofocamiento a la oposi-
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18/ensayo --
Clon. Hay que pensar también en los 4) la militar; 5) la histórico-popular. metafísicas sobre "el Ser nacional"
factores internos. Como parte de la Presentaremos las bases doctrinarias de buscan preservar en el plano simbólico
discusión sobre el tipo de sociedad que cada una, las situaremos en sus condi­ la identificación de los intereses nacio­
queremos y sobre las deficiencias que ciones sociales de aparición y examina­ nales con los de los patricios y las gran­
obstaculizan las luchas populares, de­ remos sus consecuencias en la política des familias, disimulan bajo interpreta­
seamos revisar las concepciones de lo cultural. En cada caso, daremos breves ciones aristocráticas del pasado la ex­
nacional-popular actuantes en Améri­ ejemplos de la cultura de élites y de la plotación con que la oligarquía obtuvo
ca Latina y su relación con las prácti­ popular, pero el propósito central de sus privilegios, bajo el respeto a los orí­
cas, con las políticas culturales. este texto es criticar los paradigmas genes, la sumisión al orden que los be­
ideológicos y confrontar sus enuncia­ nefició. La dinámica histórica, que ha
Escuchemos la objeción del "sen­ dos con sus prácticas. Nos damos ido constituyendo el concepto -y el
tido común": ¿vale la pena plantear cuenta de la parcialidad de este trabajo sentimiento- de nación, es diluída en
las cuestiones políticas en el campo de por ocuparse sólo de algunas concep­ "la tradición". Se olvidan los conflic­
la cultura? ¿Quién se preocupa por la ciones de lo nacional-popular. Para tos en medio de los cuales se formaron
cultura cuando los salarios pierden 100 alcanzar un panorama más representa­ las tradiciones nacionales o se los narra
por ciento de su poder adquisitivo y la tivo de la realidad latinoamericana, se­ legendari.amente, como simples trámi­
gen te se desespera por llegar a fin de rán necesarias investigaciones que es­ tes arcaicos para configurar institucio­
mes? Esta crítica podría tener al me­ pecifiquen el desenvolvimiento de cada nes y relaciones sociales que garantiza­
nos la eficacia de la sensatez "común" vertiente en distintos países, que preci­ rían de una vez para siempre la esencia
si al hablar de cultura nos refiriéramos sen el encuadre histórico, y afinen, por de la Nación: la Iglesia, el Ejército, la
sólo a las bellas artes, a los libros, a los tanto, la clasificación aquí sugerida. familia, la propiedad.
conciertos. Nos ocuparemos de eso,
pero también del modo en que la gente La concepción biológico telúrica Este discurso nacionalista, explica­
come y piensa, se viste e imagina, arre­ ble como reacción ideológica de auto­
gla su casa y hace política, habla y se Es la ideología más característica defensa en estancieros cultos y escri­
calla; en suma, lo que hace a un pueblo de los Estados oligárquicos y de los tores de provincia, persiste todavía
vivir de una forma que le da identidad movimientos nacionalistas de derecha. dentro de movimientos populares.
y lo distingue. Hablamos de cultura
como el conjunto de fenómenos que
contribuyen, mediante la representa­
� i bien la oligarquía aristocrática
ha sido la principal portadora de
ción o reelaboración simbólica de las este nacionalismo, muchos de
estructuras materiales, a comprender, sus rasgos son reasumidos por corrien­
reproducir o transformar el sistema so­ tes populistas que asignan a una ver­
cial. sión idealizada del pueblo el núcleo del
Ser nacional. Su política cultural con­
Preguntarse, entonces, qué pode­ siste sobre todo en la promoción del
mos hacer con la cultura mientras esta­ folclore, concebido como archivo osi­
mos impulsando (o no podemos impul­ ficado y apolítico. Este folclore se
sar) el cambio social es preguntarse có­ constituye a veces en torno de un pa­
mo se relacionan los grandes temas de quete de esencias prehispánicas, otras
la política con la vida cotidiana, cómo Define a la nación como un con­ mezclando características indígenas
vincular las transformaciones estructu­ junto de individuos unidos por lazos con algunas formadas en la colonia o
rales con los hábitos de pensamiento y naturales -el espacio geográfico, la ra­ en las gestas de la independencia, en
conducta con que la gente está acos­ za- e irracionales -el amor a una misma otros casos convirtiendo en matriz
tumbrada a organizar su vida. Pregun­ tierra, la religión-, sin tomar en cuenta ahistórica ciertos rasgos que distingui­
tarse si es posible hoy una política po­ las diferencias sociales entre los miem­ rían nuestra personalidad nacional de
pular en América Latina requiere inte­ bros de cada nación. Aunque despre­ lo otro: lo foráneo, lo imperialista. Ya
rrogarse sobre las maneras en que los cia los criterios históricos para definir sea como folclore predominantemente
partidos y los Estados conciben la lo nacional y se apoya en componen­ rural o urbano, tales tendencias coinci­
identidad del pueblo y cómo esas con­ tes biológicos y telúricos (rasgo típico den al pretender encontrar la cultura
cepciones se corresponden, divergen o del pensamiento de derecha), en reali­ nacional ya lista en algún origen qui­
se complementan con las maneras de dad este nacionalismo consagra un mo­ mérico de nuestro ser, en la tierra, en
vivir y pensar de los sectores popula­ do de relacionar la naturaleza con la la sangre o en "virtudes" del pasado
res. Es tratar de que las movilizaciones historia: el orden social impuesto, en desprendidas de los procesos sociales
políticas se basen no sólo en reclamos una etapa de bajo desarrollo de las que las engendraron y las siguieron
coyunturales y voluntarismo ideológi­ fuerzas productivas, por los latifundis­ transformando. No toman en cuenta,
co, que se arraiguen en las condiciones tas y la Iglesia. Su rechazo de la histo­ por lo tanto, las manifestaciones cultu­
concretas de la existencia diaria. ria es, en verdad, un recurso para apun­ rales presentes de las clases subalternas
talar un período histórico particular, que se apartan de ese origen idelizado;
Vamos a analizar las cinco concep­ aquél que se desmorona ante la indus­ son incapaces de dar cuenta de las nue­
ciones principales de lo nacional-po­ trialización y la urbanización, esa he­ vas prácticas de apropiación con que
pular que parecen haber alcanzado ma­ rencia difícil de reacomodar en medio los sectores populares intentan modifi­
yor influencia: 1) La biológico-telú­ de conflictos protagonizados por nue­ car su dependencia de la lucha hege­
rica; 2) la estatalista; 3) la mercantil; vas fuerzas sociales. Sus meditaciones mónica, o crean, inventan, lo que el

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y justificación de esos actos al punto
de someterlos a su libre aprobación o
rectificación. Por el contrario, se exige
a las ·iniciativas populares que se subor­
dinen a "los intereses de la nación" (fi­
jados por el Estado) y se descalifican
los intentos de organización indepen­
diente de las masas. También suele
recurrirse al origen étnico o al orgullo
histórico para reforzar la afirmación
nacional, por lo cual esta corriente
prolonga en parte la anterior; pero el
ejercicio y el control de la identidad
nacional no se derivan prioritariamente
del pasado sino de la cohesión presente

[
tal como el Estado la representa.

a política cultural de esta ten­


dencia identifica la continuidad
de lo nacional con la preserva-
ción del Estado. Promueve, entonces,
sistema imperante no les da para res­ males precortesianas se mezclan con la las actividades capaces de cohesionar
ponder a sus necesidades. figuración barroca y la arquitectura al pueblo y algunos sectores de la
neoclásica, con altos edificios, automó­ "burguesía nacional" contra la oligar­
En países como la Argentina y el viles y carteles luminosos propios del quía, caracterizada como antinación.
Uruguay, formados mediante la susti­ desarrollo industrial. Pensar en nues­ Este impulso político de lo nacional y
tución de pobladores indígenas por tra identidad es pensar la coexistencia, de la presencia pública del pueblo fa­
una mezcla heterogénea de inmigran­ la combinación de las luchas étnicas voreció en el primer gobierno peronis­
tes, la pretensión de absolutizar cual­ con las de clases, la interpretación de ta un desarrollo inusitado de la cultura
quiera de las raíces desentendiéndose estas fuerzas en la historia. subalterna (por ejemplo, el auge del
de la historia reciente es una empresa tango y la poesía popular), generó una
irrisoria, casi extravagante. Pero tam­ industria cultural bajo la protección
poco resiste ante l a información antro­ La concepción estatalista del estado (política nacional de radio­
pológica más elemental la aspiración difusión, creación de estudios de cine)
de afirmar el nacionalismo sobre un Hay otra concepción sustancialista que por primera vez reconoció y divul­
origen racial puro en los países andinos de lo nacional. Para ella la identidad gó masivamente muchos temas y per­
o mesoamericanos. ¿Dónde está la na­ no está contenida en la raza, ni en un sonajes populares. En los primeros
ción que logró evitar el mestizaje, la paquete de virtudes geográficas, ni en meses del último gobierno peronista,
penetración del capitalismo en sus há­ el pasado o la tradición. Se aloja en el en 1973, un proyecto político seme­
bitos de producción y consumo? La Estado. Como consecuencia de proce­ jante, radicalizado fugazmente por la
herencia precolombina, sometida pri­ sos de independencia o revolución, el izquierda, dio ocasión para talleres ba­
mero a la violencia y la fusión colonial, Estado aparece como el lugar en que se rriales de plástica, música y teatro, ex­
refuncionalizada después en la reorga­ condensaron los valores nacionales, el periencias creativas y criticas en la co­
nización transnacional de la cultura, orden que reúne las partes de la socie­ municación masiva y otros avances en
no puede darnos hoy más que versio­ dad y regula sus conflictos. Una orga­ la producción cultural del pueblo.
nes desdibujadas, desarticuladas, de lo nización más o menos corporativa y
que en otro tiempo fue esa vida. Una populista concilia los intereses enfren­ ¿Por qué tantas veces -no sólo en
historia de tantos siglos, un mestizaje tados y distribuye entre los sectores la Argentina- este crecimiento de la
ya tan sedimentado, no admite los ar­ más diversos la confianza de que parti­ cultura popular se desvanece al poco
tificios del arqueólogo que quita pro­ cipan en una t otalidad protectora que tiempo o es manipulado (o reprimido)
lijamente lo que se fue sumando sobre los abarca. Esta "participación" puede por los Estados populistas? Hay razo­
las ruinas, recoge las piedras caídas y estar sostenida mágicamente por la fi­ nes derivadas de la descomposición
reconstruye -fuera de la realidad- la ilu­ gura mitologizada de un líder (Vargas económica y política de tales procesos,
sión de otro tiempo. La conciencia de en Brasil, Perón en la Argentina) o por pero también se debe a una caracteri­
los hombres y de los pueblos no se pa­ una estructura partidario-estatal jerár­ zación inadecuada de lo popular, en­
rece a las vitrinas de los museos ni a quicamente cohesionada (el sistema tendido como el conjunto de gustos,
los yacimientos arqueológicos, sino a mexicano). hábitos sensibles e intelectuales "es­
la :iridecisa o aturdida organización de pontáneos" del pueblo, sin discriminar
nuestras ciudades. Aun en países don­ Decimos que para esta concepción lo que representa sus j.ntereses y lo que
de lo étnico ha logrado subsistir con lo nacional reside en el Estado y no en los aparatos del Estado inocularon en
fuerza, como en México o Perú, la el pueblo, porque éste es aludido como las masas a través de la educación esco­
identidad fue reelaborándose una y destinatario de la acción del gobierno, lar y comunicacional. Al no quebrar
otra vez según lo revela su iconografía convocado a adherir a ella, pero no es radicalmente las estructuras ideológi­
pluricultural: formas vegetales y ani- reconocido genuinamente como fuente cas impuestas por la dominación en la

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vida cotidiana, ciertos programas de racismo a un linaje ficticio, los compo­ tación artesanal, que pretendió contri­
democratización educativa y reivindi­ nentes tradicionales de la nacionalidad buir a la política de sustitución de im­
cación de la cultura popular, como los son reelaborados por el Estado para portaciones equilibrando la balanza co­
emprendidos por los gobiernos pero­ adecuarlos a nuevas etapas del desarro­ mercial; e) la promoción de artesanías
nistas, quedan a mitad de camino. Su llo capitalista. Así lo demuestran, por como parte de la estrategia de creación
caracterización chauvinista de lo popu­ ejemplo, varios estudios sobre la refun­ de empleos y fuente complementaria
lar y lo nacional, explicable en el pri­ cionalización de las artesanías en dife­ de ingresos para las familias campesi­
mer gobierno de Perón como la ideolo­ rentes períodos de México. nas con el fin de reducir su éxodo a los
gía que acompañaba la política de sus­ centros urbanos ( 3). De un modo o
titución de importaciones, hizo recha­ Desde la Revolución de 19 1 O los de otro, diferentes políticas estatales
zar en bloque lo extranjero y encum­ dirigentes políticos y los intelectuales han seguido usando la producción de
brar indiferenciadamente los temas y promovieron el desarrollo artesanal y las culturas tradicionales para contri­
el lenguaje del pueblo mezclando lo folclórico con el fin de ofrecer un con­ buir al desarrollo económico contem­
reaccionario y lo progresista, los inte­ junto de símbolos para la identifica" poráneo y renovar la hegemonía de las
reses de los oprimidos y los de la in­ ción nacional. Un país fracturado por clases dominantes. Ya sea como recur­
dustria cultural. Rara vez este nacio­ divisiones étnicas, lingüísticas y políti­ so suplementario de ingresos en el
nalismo reconoce que muchos ingre­ cas necesitaba, junto a las medidas de campo, renovadoras del consumo este­
dientes conformistas o fatalistas del unificación económica (reforma agra­ reotipado por la industrialización,
folclore deben ser reformulados, ni se ria, nacionalizaciones, desarrollo con­ atracción turística e instrumento de
plantea cómo la cultura de otros pue­ junto del mercado interno) y política cohesión ideológica nacional, las arte­
blos puede aprovecharse en tanto bro­ (creación del partido único, de la cen­ sanías muestran la variedad de lugares
ta de experiencias liberadoras. Es útil tral de trabajadores), que se establecie­ y funciones en que el capitalismo pue­
al Estado populista la cohesión confu­ ra una homogeneidad ideológica. La de refuncionalizar objetos y símbolos
sa de sectores sociales internos, la in­ castellanización de los indígenas y la a primera vista extraños a sus fines. La
dulgencia con que el folclore ensalza exaltación de la cultura de cada gru­ acción cultural del Estado, tal como el
los rasgos nacionales y la atribución po étnico bajo la forma de patrimonio indigenismo la elabora, es el instru­
exclusiva de las culpas a adversarios ex­ común de todos los mexicanos fueron mento clave para adaptar las culturas
tranjeros o míticos respecto de los cua­ algunos de los recursos empleados. El indígenas a este desarrollo desigual pe­
les el Estado aparece como paternal nuevo Estado y muchos intelectuales y ro unificado, para diluir las oposicio­
defensor. artistas (Manuel Gamio, Othon de nes de clases y etnias en un proyecto
Mendizabal, Alfonso Caso, Diego Ri­ nacional.
Puesto que no interesa la interven­ vera, Siqueiros) sostuvieron que para
ción transformadora del pueblo para construir "una Patria poderosa y una La unificación mercantil: de lo étnico
redefinir el proyecto nacional, no se nacionalidad coherente" debía desple­ a lo típico
auspicia la experimentación artística ni garse una política de "fusión de razas,
la crítica intelectual. Los artistas inno­ convergencia y fusión de manifesta­ ¿Se trata realmente de una disolu­
vadores y los intelectuales indepen­ ciones culturales, unificación lingüísti­ ción de lo étnico en lo nacional? ¿Es
dientes son acusados de desligar.se de ca y equilibrio económico de los ele­ el Estado el único responsable? ¿Cuál
"los intereses populares y nacionales". mentos sociales"(!), según lo escribió es el papel de las determinaciones eco­
Muchas veces esto es cierto, pero el el primero. Salvador Novo declaraba nómicas en un sistema basado en la
nacionalismo populista no señala la en 1932 que "los muñecos de petate, apropiación privada, en la homogenei­
verdadera desconexión entre intelec­ las jícaras, los juguetes de barro, los dad de la producción y el consumo pa­
tuales y pueblo. Su incomprensión de sarapes policromados" estaban dando ra la expansión del mercado y el acre­
los requisitos específicos de la investi­ a los mexicanos "un sentido elevado centamiento incesante de las ganan­
gación científica y artística los hace racial y una conciencia de nacionalidad cias?
despreciar el trabajo teórico y la auto­ de que antes carecíamos" (2). Luego,
nomía parcial necesarios en la produc­ el Estado formó antropólogos y técni­ En las actuales sociedades capita­
ción cultural; al desconocer la impor­ cos para estructurar esta promoción listas la unificación propiciada por el
tancia de la evolución crítica de las nacionalista de la cultura popular, creó Estado se entrelaza con la organización
masas, juzgan como extraños al pueblo fondos especiales de asistencia crediti­ monopólica de la economía. El desa­
aun a los partidos de izquierda que cia, organismos dedicados a fomentar rrollo internacional del capital necesita
cuestionan la enajenación generada en la producción artesanal y su difusión. un proceso equivalente en la cultura,
los oprimidos por un sistema desigual porque la diversidad de patrones de vi­
de acceso al arte y al saber. Si bien esta exaltación de las arte­ da, de objetos y hábitos de consumo
sanías fue constante, el avance del ca­ obstaculiza su expansión. La exigencia
En varios movimientos populistas pitalismo dificultó su significado y su de incrementar el número de compra­
latinoamericanos encontramos que su función. Se distinguen tres períodos dores de objetos diseñados y produci­
política cultural trata de reproducir las después de aquel impulso inicial: a) la dos en forma "standard" requiere eli­
estructuras ideológicas y las relaciones explotación comercial de las artesanías minar diferencias de comportamiento
sociales que legitiman la identidad en­ ligadas al crecimiento del turismo ex­ y de gusto dentro de cada nación (en­
tre Estado y Nación. Sin embargo, no tranjero y ei interés por incrementar la tre la capital y el campo, entre clases
hay que entender esta reproducción reserva de divisas, que generaron la sociales) y también entre países desa­
como mecánica y repetitiva. A dife­ parcial industrialización de los objetos rrollados y dependientes. Esta homo­
rencia de la adhesión declamatoria del indígenas; b) el fomento de la ex por- geneización de la economía se acom-

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paña con la unificación internacional lación y el con!lllmo para incorporar Porque la cultura nacional no puede
de los programas ideológicos destina­ las artesanías a su estrategia de unifi­ ser reconocida tal como es por un tu­
dos a construir el consenso y de los sis­ cación mercantil. (4) Observamos, por rista si se le muestra como un todo
temas políticos de control y represión. ejemplo, que cuando uno va a las co­ compacto, indiferenciado, si no se di­
Cada Estado unifonna y centraliza la munidades indígenas encuentra alfare­ ce c6mo viven los grupos que la com­
vida interna de la nación, y a la vez ría de Capula, lacas de Pátzcuaro, peta­ ponen, los enfrentamientos con colo­
coordina el propio sistema, o simple­ tes de Thuatzio. En las tiendas de Qui­ nizadores (y entre las propias étnias)
mente lo somete, a la organización roga, ciudad comercial en la que se que están en la base de muchas danzas,
transnacional de la economía y la cul­ cruzan las carreteras que comunican de muchos diseños artesanales. La uni­
tura. La estrategia normalizadora de esos tres pueblos, la alfarería, las lacas ficación bajo los colores y símbolos
los Estados contemporáneos está moti­ y los petates se convierten en artesa­ nacionales, en cierto sentido positiva,
vada, en primer lugar, por la exigencia nías. Los pueblos de origen se borran se vuelve distorsionante y despolitiza­
económica de construir mercados na­ y los negocios sólo hablan de "artesa­ dora cuando omite las diferencias y
cionales; pero esta motivación mercan­ nías de Michoacán"; nunca se las desig­ contradicciones que de hecho incluye.
til, y el carácter dependiente y tardío na como tarascas o purépechas, nom­ La museografía o el espectáculo que
del desarrollo latinoamericano, dificul­ bres que -por ser del grupo indígena al ocultan la historia, los conflictos que
tan la construcción de una verdadera que pertenecen los tres pueblos- man­ generaron un objeto o una danza, pro­
soberanía nacional. El crecimiento tendrían el origen étnico al reunirlas. mueven junto con el rescate la desin­
transnacional del capitalismo requiere En las tiendas de Acapulco, del Distri­ fonnación, junto con la memoria el ol­
a la vez unificar cada sistema nacional to Federal, de los grandes centros tu­ vido. La identidad que exaltan es ne­
y subordinarlo a1 orden mayor encabe­ rísticos, las artesanías de Michoacán se gada al disolver su explicación en su
reúnen en la misma vitrina con las de exhibición. La grandeza del pueblo

[
zado por las metrópolis.
Guerrero, Oaxaca y Yucatán, son con­ que elogian es aminorada al presentar
os efectos de esta transnacionali­ vertidas en "Mexican curious", o, en el como manifestaciones espontáneas,
zación se aprecian en todos los mejor de los casos, en "artesanías me­ con esa facilidad atribuida al virtuosis­
campos de la cultura: la unifor- xicanas". Aun en las tiendas de mo o el "genio" populares, artesanías
midad de temas y estilos de investiga­ y ceremonias cuyo mérito radica en el
ción en la ciencia es homóloga de la es­ esfuerzo hecho para trasponer al plano
tandarización del diseño en las vivien­ simbólico, y a veces "resolver" imagi­
das y los objetos domésticos, de los nariamente, relaciones dramáticas en
programas de entretenimiento televisi­ las que la naturaleza los hizo sentirse
vo y la elaboración periodística de los impotentes o los opresores humillados.
acontecimientos mundiales. Aun en
el campo en que el liberalismo auspició Lo típico es el resultado de la abo­
con más fuerza la diferenciación indivi­ lición de las diferencias, las subordina­
dual y nacional -las vanguardias artísti­ ción a un tipo común de los rasgos
cas- el mismo proceso socioeconómico propios de cada comunidad. Se puede
que generó la originalidad y el culto a FONART, promovidas por el Estado, argumentar que el turista necesita esa
la diferencia acabó borrándolo al suje­ se observa esta disolución de lo étnico simplificación de lo real porque novia­
tarlo el intercambio comercial. La ex­ en lo nacional: los carteles y el resto ja como investigador. Pero la simplifi­
perimentación individual deja de ser de la publicidad anuncian "Genuino cación mercantil de las culturas tradi­
experimentación y deja de ser indivi­ arte popular mexicano"; en el interior, cionales y de la cultura nacional, igual
dual cuando el arte de Nueva York se las piezas suelen estar separadas por di­ que en la prensa y la televisión llama­
parece al de Lima, al de Buenos Aires, ferencias de material o de forma, e in­ das populares, suponen casi siempre
al de Tokio. Desaparecen los rasgos cluso cuando se las distribuye según la que sus espectadores están por debajo
personales y nacionales que permitían procedencia no se coloca ningún cartel del cociente intelectual que efectiva­
distinguir en siglos pasados una escuela que las identifique, menos aún cédulas mente tienen y que el turismo o el en­
flamenca de otra francesa o italiana, y que infonnen brevemente el origen tretenimiento son lugares donde nadie
que en nuestro siglo, en las primeras material y cultural de su producción, quiere pensar.
décadas del cine, diferenciaban las pe­ en el sentido que tienen para la comu­
lículas francesas de las norteamerica­ nidad que las creó. Sin embargo, más que las conse­
nas. Gracias al monopolio de la pro­ cuencias sobre el turismo, nos parecen
ducción y la distribución, los modelos La necesidad de homogeneizar y a inquietantes los efectos que esta reduc­
estéticos de las metrópolis, especial­ la vez mantener la atracción de lo exó­ ción de lo étnico a lo típico tiene so­
mente de los Estados Unidos, se impu­ tico diluye la especificidad de cada bre la conciencia política y cultural.
sieron planetariamente. El arte y la pueblo, no en el común denominador Si pensamos que el turismo, además
cultura son hoy una gran empresa de de lo étnico o lo indígena sino en la de su valor recreativo, podría servirnos
superproducción internacional. unidad (política) del estado -Michoa­ para comprender nuestra ubicación
cán, Veracruz-, y a la estados en la sociocultural en un mundo cada vez
En una investigación reciente so­ unidad política de la nación. más interrelacionado; importa cuestio­
bre el impacto de este proceso en las nar esta tendencia general a ignorar la
culturas indígenas de México, estudia­ Dijimos: disolución de lo étnico pluralidad de hábitos, creencias y re­
mos las operaciones cumplidas por el en lo nacional. En rigor se trata de presentaciones. Si pensamos que para
capitalismo en la producción, la circu- una reducción de lo étnico a lo típico. entendernos a nosotros mismos es útil

22/ensayo -------
guerra es una realidad incesante que
impregna todos los aspectos de la vida.
No podría admitirse ya, por tanto, la
separación entre lo civil y lo militar.
La nación debe subordinarse al Estado
y éste al Ejército. En otras épocas la
lucha de cada nación podía ser encabe­
zada por las élites, pero como las élites
políticas se han mostrado incapaces de
mantener el orden y acrecentar el po­
der nacional es preciso que las fuerzas
armadas desempeñen este papel.

Este discurso nunca tuvo consis­


tencia teórica, pues no resiste frente a
lo que las ciencias sociales enseñan so­
bre la historia. Pero al menos alcanzó
una precaria verosimilitud en Italia y
Alemania cuando buscaron la expan­
sión de sus economías y sus Estados.
Suena a hueco, por el contrario, si lo
pronuncian los militares que desnacio­
conocer lo extraño, o lo que es lejano la familia- como una de las institucio­ nalizan la producción, enajenan recur­
en nuestro pasado, ver que otros pue­ nes encargadas de preservar las esencias sos básicos cuya soberanía fue costosa­
den vivir -a veces mejor- con costum­ nacionales. La crisis presente del capi­ mente obtenida y modifican las leyes
bres y pensamientos diferentes, debe­ talismo mundial y la radicalización de para favorecer la inversión indiscrimi­
mos concluir que esta estrategia de conflictos sociales internos en todo el nada de empresas transnacionales.
ocultar lo distinto es una manera de continente ha ampliado su interven­
cerrarnos otros horizontes, confirmar­ ción. A diferencia de los "pronuncia­ Hay una segunda dificultad para
nos en lo que somos y tenemos. mientos militares" clásicos, que a veces admitir como nacional este modelo
merecían ese eufemismo pues se redu­ geopolítico: su sujeción a intereses aje­

U
res condiciones básicas de la de­ cían a sustituir prolijamente a un civil nos a los pueblos latinoamericanos.
mocracia, admitidas desde el na­ por un uniformado en la presidencia, ¿Cómo creer que el orden represivo se
cimiento del liberalismo -reco- desde el golpe militar brasileño de instaura para "defender nuestro estilo
nocer la pluralidad de opiniones y for­ 1964 los "golpes de estado" abarcan de vida" o "nuestras tradiciones" si sus
mas de vida, aprender a convivir con todas las esferas de la sociedad civil. fundamentos ideológicos y sus méto­
ellas, ejercer la crítica y la autocríti­ De pronto las fuerzas armadas se des­ dos nacieron en Alemania, fueron re­
ca- son proscriptas si nos convencen cubren especialistas en la dirección de elaborados en los Estados Unidos, y
de que todo el mundo se parece al la economía, la salud y las universida­ los ejércitos de la Argentina, Chile,
nuestro, o está en curso de parecerse, des, adquieren el monopolio del saber Uruguay, El Salvador, Guatemala y
si cuando viajamos a otro país compra­ y del poder, de la moral y la identidad otros países no hacen más que repetir­
mos las artesanías en los supermerca­ nacional. Extienden sus funciones de los, unánimes y dóciles? No estamos
dos de siempre y nos esconden bajo la un modo casi gramsciano: saben que el diciendo que cada cultura nacional de­
lacónica etiqueta de "curiosidades me­ poder no está sólo en los palacios de ba formarse únicamente con lo produ­
xicanas" o guatemaltecas o paname­ gobierno , que si quieren controlar la cido y pensado dentro de cada país, si­
ñas, lo que verdaderamente podría agi­ sociedad deben ocuparse de las escue­ no que su carácter verdaderamente na­
tar nuestra curiosidad: maneras distin­ las y las iglesias, la economía y la vida cional depende de lo que le confiere
tas de producir los platos y cocinar, te­ cotidiana. carácter popular: que lo adoptado de
jer la ropa y vestirse, enfermarse y re­ la historia de otros pueblos, y del pro­
currir a plantas que desconocemos pa­ Para justificar esta identificación pio pasado, se someta a los objetivos
ra curarse. Al desarrollar y sistemati­ del Ejército con el Estado-Nación han actuales de emancipación de las mayo­

a
zar nuestra ignorancia de lo diferente, elaborado la "doctrina de la seguridad das.
la estandarización mercantil nos entre­ nacional". Declaran caduca la concep­
na para vivir en regímenes totalitarios, ción liberal del individuo y la sociedad stas críticas nos parecen claves
en el sentido más literal en que se opo­ que nutrió al capitalismo en su naci­ porque la "originalidad" de tales
nen a los democráticos: por suprimir miento, y que también fundamenta las regímenes respecto de anteriores
lo plural y obligar a que todo se sumer­ luchas latinoamericanas para indepen­ dictaduras militares radica en dos in­
ja: en una totalidad uniformada. dizarnos de España y Portugal. La ac­ tentos: a) simular que la dependencia
tual etapa, dicen, requiere una teoría más extrema de la economía y la cul­
El nacionalismo acuartelado centrada en la seguridad de las nacio­ tura al capital transnacional estaría
nes, en su necesidad de subsistencia y arraigada en las tradiciones nacionales;
Decíamos que ya en la concepción expansión. La "guerra fría" habría de­ b) reconstruir un tipo de hegemonía
conservadora, o biológico -telúrica, el mostrado que no hay diferencia entre integral que garantice la nueva etapa
Ejército aparecía- junto a la Iglesia y tiempos de guerra y tiempos de paz: la de acumulación económica emprendí-

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da por la tecnoburocracia, esa alianza sobre los movimientos que representa­ zaciones populares pueden socializar
de militares tecnócratas y administra­ rían esta corriente, de la revolución cu­ los medios de producción cultural, no
dores de empresas transnacionales. Su bana hasta la nicaragüense, pasando rescatar sino reivindicar lo propio, no
política cultural, por lo tanto, tiende por la Unidad Popular Chilena, el pero­ difundir la cultura de élites sino apro­
a suprimir las instituciones y activida­ nismo revolucionario y los actuales piarse críticamente de lo mejor de ella
des capaces de expresar la participa­ procesos en Guatemala y El Salvador, para sus objetivos.
ción política antiautoritaria del pueblo advertí dos hechos: a) que es más fá­
-sus partidos, sindicatos, movimientos cil reunir a esos movimientos por sus Sin embargo, pese a que este mo­
étnicos, estudiantiles, etc.- y organi­ puntos comunes en política económica delo basista y autogestionario tiene va­
zar otro sistema de participación limi­ y social (antimperialismo, redistribu­ rias décadas, sigue existiendo más co­
tada de las fuerzas sociales bajo el con­ ción de la riqueza, etc.) que por líneas mo reclamo que como política. Aun
trol militar. En esta perspectiva, ape­ de política C).Iltural; b) que los movi­ en movimientos populares triunfantes,
lar a los sentimientos nacionales y su­ mientos triunfantes incluyen concep­ no llegó a implementarse en forma du­
peditar los intereses nacional-populares ciones divergentes de lo popular y que radera y profunda. Tomemos dos
al modo en que los militares juzgan los otros partidos no presentan defini­ ejemplos. En el peronismo, desgarrado
pertinente defenderlos son los recursos ciones claras sobre la función de la cul­ por fracciones internas, debidas en par­
privilegiados para que su dominación tura en las luchas sociales. Nos encon­ te· a la manera en que cada una define
tenga cierta apariencia de consenso. El tramos, por lo tanto, más que ante una la política popular desde una concep­
reciente uso de la recuperación de las fórmul a alternativa o proyectos elabo­ ción telúrica o estatalizante o basista
Islas Malvinas por parte de la dictadura rados de lo que sería una política po­ de lo nacional, este último sector nun­
argentina ejemplifica cómo una reivin­ pular en la cultura, ante un repertorio ca pasó de ser un grupo minoritario cu­
dicación nacional puede servir para de problemas. yo eventual poder cultural siempre fue
que un poder militar cuestionado neu­ frágil y breve . En la revolución cuba­
tralice temporariamente los avances En los papeles, en los discursos, y na, si bien existen formas avanzadas de
populares, sujete los reclamos econó­ en luchas parciales, existen desde hace participación política en algunos as­
micos, sociales y culturales a un pro­ décadas movimientos sociopolíticos pectos de la vida nacional, siguen vivas,
yecto belicista en el que las fuerzas ar- que buscan reconstruir la identidad na­ e irresueltas, las discusiones entre quie­
cional y de clase a partir de proyectos nes defmen la realización de lo nacio­
populares independientes. Existen en nal-popular a través de un Estado
muchos países latinoam.:ricanos frac­ fuerte, y quienes acentúan la construc­
ciones de partidos y movimientos so­ ción de una sociedad civil plural, don­
ciales que conciben lo popular en for­ de lo popular se estructure y renueve
ma contrahegemónica, resisten a que desde la base y no desde el Estado.
se lo encierre en esencias naturales o Podría decirse que la falta de rea­
folclóricas, se lo corporativice en una lizaciones de este modelo, y el enorme
organización estatal, y, por supuesto, número de derrotas o su simple reduc­
se lo reduzca a esa trivial identidad ción a una posición minoritaria, no
mercantil que da la pertenencia a un quitan la justificación política y ética a
madas preserven, un papel protagóni­
sistema de bienes y símbolos progra­ la concepción socialista de lo popular .
co.
mados por la "sociedad de consumo". Nos parece fácil coincidir en esto. Lo
Estos sectores conciben la cultura na­ que resulta más complejo es analizar
Al fin de cuentas, el proyecto de
cional como la identidad que el pueblo las causas de las dificultades reiteradas
la seguridad nacional carece de una po­
va forjando en el proceso histórico de de esta posición, no sólo para tener
lítica cultural para la sociedad civil que
luchas autónomas. Proponen como es­ éxito político sino para lograr un res­
no sea la reproducción de ciertas prác­
trategia cultural el desarr .ollo de la con­ paldo mayoritario en las clases popular
ticas aristocráticas y la formación ideo­
ciencia crítica en la praxis de esas lu­ que pretende representar.
lógica de una fuerza de trabajo adapta­
chas y a través de organismos autoges­
da a la planeación tecnoburocrática.
tionados por las clases populares. Pero Proponemos la siguiente hipótesis
Por eso, las manifestaciones culturales
rara vez dicen cómo implementar este para una discusión de este tema: una
más visibles de las dictaduras militares
objetivo en una política específica­ política popular en la cultura no puede
son negativas: la censura sobre la infor­
mente cultural. ser el resultado de una serie de omisio­
mación, el arte y la investigación, el
nes (no tener nada que ver con el Esta­
cierre de universidades e instituciones
Es fundamental que esta concep­ do, rechazar la transnacionalización y
populares, el exilio y encarcelamiento
ción dinámica, histórica, basista de la manipulación de los medios masivos,
de intelectuales y artistas.
cultura guíe la construcción de políti­ criticar la mercantilización cultural),
cas populares. Porque los Estados, en sino que debe ser construida en medio
Bases para una política popular en la los mejores casos, se preocupan por de las actuales condiciones de existen­
cultura rescatar la cultura del pueblo para con­ cia de los sectores populares. Es decir,
sagrarla en museos y libros lujosos; los en relación con quienes ya desarrollan
En una primera versión, terminaba medios masivos se dedican a düundir políticas culturales dirigidas a las ma­
este texto analizando como alternativa entre las clases populares la cultura de sas. Si bien partimos de que una polí­
a los paradigmas anteriores lo que po­ élites o a manipular los intereses y gus­ tica socialista debe tener como prota­
dría ser una concepción histórica y po­ tos del pueblo para adecuarlos a sus gonistas a las organizaciones populares,
pular de lo nacional. Pero al escribir propósitos lucrativos . Sólo las organi- los reclamos y críticas a la cultura he-

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gemónica no llegarán a estructurar una 2. Estado, sociedad civil y cultura. e) la construcción de canales alternati­
política -y una política eficaz- mien­ En las dos últimas décadas, cente­ vos de producción y distribución liga­
tras no se planteen las tareas necesarias nares de grupos de artistas e intelectua­ dos a organizaciones populares (parti­
para ser eficaces en relación con el Es­ les han ensayado en América Latina dos políticos, sindicatos, asociaciones
tado, con los medios masivos y con las nuevas formas de inserción social. Mu­ vecinales), reclamando de ellas una
estructuras culturales que rigen la vida chos de esos intentos fueron frustrados atención específica, no inmediatamen­
cotidiana. por la represión y la censura, pero tam­ te pragmatista, hacia el valor del traba­
bién limitaron sus efectos concepcio­ jo cultural.
l. · La investigación de la vida cotidia- nes demasiado pragmatistas sobre la
na y las necesidades populares. utilidad política inmediata del trabajo Por cierto, hay que discutir en ca­
Dijimos antes que un elemento común cultural, preocupadas por ampliar la da país y cada coyuntura cómo articu­
de las políticas culturales en América comunicación de los intelectuales y ar­ lar estos tres niveles de acción cultural.
Latina es ser diseñadas y aplicadas sin tistas con las masas pero indiferentes a Incluso si todos pueden ser utilizados.
tomar en cuenta las necesidades efecti­ otras formas más profundas de influen­ El grado de independencia o compro­
vas de las clases populares, aunque fre­ cia en la sociedad civil. En vez de ex­ miso con el poder que implica interve­
cuentemente se las aluda como desti­ poner en un museo se va a un sindica­ nir en programas artísticos estatales es
natarias de la acción de gobierno o se to; se hacen carteles en lugar de cua­ muy diferente en los países del cono
las convoque a adherir a ella. Predomi­ dros de caballete; se ofrecen experien­ sur, Venezuela o México, la posibilidad
na la concepción estatalista de lo na­ cias ejemplares de lo que podría ser de que una práctica transformadora
cional-popular, cuya estrategia es su­ una plaza o una calle diseñada en fun­ que desborde la política hegemónica
bordinar el pueblo y la Nación a lo que ción de necesidades estéticas de los sea permitida, neutralizada o reprimida
el Estado establece como tales. usuarios. Muy pocos artistas se han es bastante distinta en cada caso.
propuesto cambiar el museo (o conver­
Pero ¿acaso los partidos políticos tirlo en un centro cultural vivo), parti­ La cuestión que está en la base de
de izquierda han estudiado sistemática­ cipar en las discusiones de los sindica­ esta polémica es cómo caracterizamos
mente las necesidades populares en tos y no simplemente servir de ilustra­ los distintos tipos de Estado que exis-
nombre de las cuales cumplen su opo­ dores, intervenir en los organismos es­
sición e impulsan propuestas de cam­ tatales donde se diseñan las plazas y las
bio? Hay que preguntarse si el carác­ calles.
ter minoritario de la mayoría de estos

U
partidos en el continente no deriva, en res obstáculos ideológicos han
parte, de dicho desconocimiento y de trabado este tipo de experien­
la dificultad de vincular las ideas pro­ cias: a) la formación individualis-
gresistas con los inter eses y vivencias ta de los artistas e intelectuales, que a
de las clases subalternas. veces se modifica sólo para convertir­
se en un individualismo grupal, tam­
Es en este contexto teórico y polí­ bién competitivo y aislante; b) un
tico que el estudio del consumo cultu­ cierto ultraizquierdismo según el cual
ral y de las necesidades populares ad­ la conducta revolucionaria debe ex­
quiere un lugar decisivo. Tal coloca­ cluir toda participación en programas ten hoy en América Latina. Es verdad
ción del problema requiere un giro ra­ de cualquier Estado no socialista o en que se observa un común denomina­
dical en el trabajo científico y políti­ instituciones culturales, incluso vecina­ dor: la reorganización del aparato esta­
co. Generahnente, los estudios sobre les, no politizadas; e) la creencia en el tal (y su relación con la sociedad civil)
la cultura, incluso sobre culturas popu­ valor ejemplarizador de experiencias para adaptarlo a la reformulación mo­
lares, analizan sólo las estrategias de ocasionales de los artistas e intelectua­ nopólica y monetarista del modelo de
dominación, la difusión de mensajes les, y en su multiplicación mágica, su­ acumulación. Pero no es lo mismo que
(por la televisión, la prensa y la escue­ perstición que curiosamente conserva esta reorganización sea ejecutada por
la). Por su lado, los partidos de iz­ muy buena salud una década después una dictadura militar (Argentina, Chi­
quierda se reducen a denunciar la im­ de que su equivalente militar -la tesis le, Uruguay, entre otros) o intentada
posición y las injusticias de la . clase del foco guerrillero- revelara su inefi­ por un gobierno surgido de comicios
hegemónica. No sabemos casi nada de cacia. en el que se enfrentan tecnoburócratas
los usos que los sectores populares ha­ ligados a las transnacionales con políti­
cen de los mensajes impuestos, cómo Es hora de aceptar que el cambio cas liberales y sindicatos interesados en
reestructuran y renuevan sus prácticas, de función de la producción cultural mantener una alianza más o menos de­
las maneras de emplear los objetos pro­ no puede ser sólo asunto de individuos mocrática, o al menos donde los secto­
ducidos por la clase hegemónica, de se­ bien intencionados, ni de acciones ais­ res populares encuentran posibilidad
leccionarlos y combinarlos, de apro­ ladas. Debe incluir: a) transformacio­ de organizarse y luchar por sus deman­
piarse de los paradigmas culturales aje­ nes radicales en las instituciones dedi­ das (pienso en México y Brasil). Es
n 6s y transformarlos: en síntesis, que cadas a producir cultura; b) la inser­ muy distinta la posibilidad de incidir
hace la gente con lo que el sistema ha­ ción activa y crítica de los artistas e in­ en cuestiones claves para el interés na­
ce con ellos. ¿Qué hace el pueblo con telectuales en los organismos ocupados cional y popular, como son la defensa
lo telúrico, con lo estatal, con la mer­ de la circulación del arte y la cultura de espacios de participación crítica de
cantilización de su cultura, con la mili­ (museos, centros educacionales, me­ las masas y la resistencia a la transna­
tarización de la sociedad civil? dios masivos de comunicación, etc.); cionalización de la cultura agudizada

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por el monetarismo. Si reconocemos difusión sólo alcanzan a universitarios objetivo de una política popular en la
la importancia de este espacio y esta y militantes. Pocas veces hemos enca­ cultura? La progresiva democratiza­
resistencia, y que dentro del segundo rado el uso sistemático de los medios ción de los medios, las instituciones,
tipo de Estado existe lucha de clases, de comunicación masiva: ni los de tec­ los lenguajes a través de los cuales se
no podemos caracterizarlo como "bra­ nología avanzada como radios, televi­ realiza la comunicación social y se es­
zo de la burguesía" simplemente por­ sión, video, ni los tradicionales de gran tructura cotidianamente la conciencia
que. se da dentro del capitalismo. Sería repercusión popular como historietas, del pueblo. Dicho de otro modo: re­
más productivo que ese tipo de recha­ fotonovelas, etc. Aun en casos en que organizar con una orientación socialis­
zos dogmáticos preguntarse cómo in­ se transitaron estas vías (en Chile y Ar­ ta las relaciones entre significado y po­
tervenir en sus contradicciones, cómo gentina a principios de los setentas) la der. El punto de partida de esta polí­
combinar la lucha por la democratiza­ falta de preparación técnica de los mi­ tica es saber que el significado de la
ción del Estado con las luchas autóno­ litantes y de conciencia de los partidos identidad no está dado por nadie -ni
más de las organizaciones populares sobre el valor de estas tareas, el escaso por la raza, ni por el Estado, ni por el
dentro de la sociedad civil. o nulo énfasis que se les dió en la estra­ consumo-, sino que se produce en la.
tegia general, revelaron cuán ajenas re­ historia. El punto de llegada es cons­
Depende de cada país y cada co­ sultan a las izquierdas. Nos cuesta truir una sociedad en la que el po\ler
yuntura la articulación de estos dos ti­ pensar que el militante en la fábrica o no sea algo que se conquiste ni se re­
pos de trabajo político. Pero al menos en la universidad pueden ser política­ verencie, sino la manifestación solida­
podemos decir que nuestra historia es­ mente tan necesarios como el guionista ria de la capacidad creadora del pue­
tá llena de fracasos por haberlos sepa­ de TV y el dibujante de historietas. Y blo.
rado. El cuestionamiento del orden vi­ no sólo porque sirvan para producir
gente sólo mediante experiencias suel­ buena propaganda partidaria en el len­
NOTAS
tas desde las bases gasta las fuerzas en gultie de los medios, sino porque pue­
socavamientos aislados del sistema que den contribuir -mediante espectáculos
no se acumulan para construir un po­ y entretenimientos masivos- a demo­ 1) Manuel Gamio, Forjando patria;
der alternativo. A la inversa, la disputa cratizar y mejorar la vida cotidiana. Editorial Porrúa; México; 1960;
p or el poder sólo dentro de las institu­ Salvo emisiones radiales de directo uso pág. 183.
ciones hegemónicas, sin levantar para­ político que algunos movimientos de
lelamente estructuras de base que desa­ liberación sostienen precariamente en 2) Salvador Novo, "Nuestras artes
fien a las oficiales desde posiciones au­ la clandestinidad (por ejemplo en Cen­ populares", en Nuestro México;
tónomas, se detiene en el reformismo troamérica) no hemos encarado la uti­ T. 1, No. 5 ; México; júlio 1932;
o es asimilada como apéndice autocrí­ lización de los medios de mayor pene­ pág. 5 6.
tico del sistema al que termina consoli­ tración en la vida popular. En ciertos
dando. Entre estos dos riesgos, hay sin países el poder de los partidos revolu­ 3) Victoria Novelo, Artesanías y ca­
embargo un conjunto de oportunida­ cionarios y condiciones relativamente pitalismo en México; SEP/INAH;
des que habitualmente no se debaten democráticas permitirían crear radios México; pág. 14-16.
en su variedad y riqueza. y quizá algún canal de TV progresista.
Pero llegaremos a saber cómo usarlos 4) Néstor Garcia Canclini, Las cultu­
3. Medios masivos y política cultu- en la medida en que tengamos una po­ ras populares en el capitalismo;
ral. La reformulación de las prác­ lítica clara para disputarle a la burgue­ Nueva Imagen; México y Casa de
ticas artísticas e intelectuales en años sía las principales áreas de comunica­ las Américas; La Habana; 1982.
recientes se ha limitado casi siempre a ción social, incluso en sus propios me­
las artes tradicionales y a las activida­ dios si es posible: desde la orientación
des "cultas" de la vida intelectual: ta­ de los noticieros hasta los entreteni­
lleres populares de teatro y plástica, mientos, la dirección intelectual y la
conciertos en barrios y peñas folclóri­ administración de los órganos estata­
cas, poesía combativa y recitales en sa­ les que enseñan a la gente a pensar y
lones populares. ¿Por qué no somos a sentir.
igualmente innovadores en el uso de
los medios masivos de comunicación? Para ocupar este vasto espacio so­
Salvo los movimientos de crítica social ciocultural, indispensable en la cons­
en la canción urbana y algunos inten­ trucción de la hegemonía popular, de­
tos renovadores de periodismo y cine bemos cambiar la manera de vincular
alternativos, casi siempre fugaces e in­ en las luchas sociales lo económico,
dependientes de los partidos políticos, lo cultural y lo político. Nuestra rela­
los trabajadores culturales de izquierda ción con la cultura debe ser mucho
nos hemos concentrado en los instru­ más de lo que hasta aquí ha sido: de­
mentos más tradicionales de comunica­ nunciar las manipulaciones de la clase
ción. Durante décadas venimos pro­ hegemónica y planear acciones a corto
moviendo revistas y periódicos, y, en plazo para aprovechar coyunturas elec­
los países de mayor desarrollo, edito­ torales u otros tipos de movilización
riales que publicaron miles de libros transitoria.
marxistas y estudios críticos sobre
América Latina. Pero estas formas de ¿Cuál sería, entonces, el principal

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