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Kotliarenco, María Angélica y Aceitón, Hilda

“La resiliencia como ventana de oportunidad. Un análisis sobre resiliencia y pobreza”


III Conferencia de la Red Latinoamericana y del Caribe
de Childwatch International, 17 al 19 de julio, 2006

LA RESILIENCIA COMO VENTANA


DE OPORTUNIDAD1
Un análisis sobre resiliencia y pobreza.

María Angélica Kotliarenco, Ph.D.


Hilda Aceitón, Magíster en Educación

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Kotliarenco, María Angélica y Aceitón, Hilda
“La resiliencia como ventana de oportunidad. Un análisis sobre resiliencia y pobreza”
III Conferencia de la Red Latinoamericana y del Caribe
de Childwatch International, 17 al 19 de julio, 2006

RESUMEN

El presente trabajo, pretende lograr una aproximación diferente de aquella más


tradicional basada en las situaciones de riesgos y sus consecuentes carencias o dé-
ficit, la falta de adaptación y la disfuncionalidad que presentan algunas personas,
que tienen como característica común provenir de familias de menores ingresos; es
así como este trabajo se interesa en el estudio de evidencia empírica que permita
identificar las condiciones asociadas a vivir en pobreza socioeconómica de forma de
poder diseñar políticas de intervención social, que complementando la carencia
producto del riesgo pueda valerse de las fortalezas que también han mostrado estar
presentes en esos grupos.
La intervención se realizó con el Programa Puente dado que contempla la in-
corporación y participación de los niños / as, con el objetivo de descubrir a través
de una visión retrospectiva en relación al antes y el después de la intervención.
Por otra parte, los niños / as a través de sus relatos y dibujos permiten visua-
lizar la percepción que los niños tienen de su situación y su entorno, por tanto, un
marco privilegiado para evaluar el impacto de la pobreza.
También, se incorporo la relación que los niños /as mantienen con sus fami-
lias y en especialmente el tipo de apego que cada uno mantiene con su madre o
adulto significativo. Por otra, se hace mención a la resiliencia como ventanas de
oportunidades, es decir que el desarrollo del ser humano cuenta con momentos
considerados sensibles y oportunos para ciertos aprendizajes. Lo cual disminuye
significativamente la posibilidad de igualdad de condiciones al vivir en pobreza en
comparación con quienes no la experimentan.
Por lo tanto, el trabajo se relaciona con la comprensión de todos los elementos
involucrados en proceso de desarrollo humano, como son los mecanismos protecto-
res y las etapas sensibles, sólo considerando dichos elementos es posible la imple-
mentación de estrategias adecuadas en pro de la superación de la pobreza.

1
Trabajo a ser presentado en la III Conferencia Latinoamericana, México 17-19
Julio 2006.

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INDICE

1. IMPORTANCIA DE UNA MIRADA POSITIVA FRENTE A LOS HECHOS:

LA NO DETERMINACIÓN DE LAS ESTADÍSTICAS.

2. BREVE DESCRIPCIÓN DE LA SITUACIÓN SOCIOECONÓMICA EN CHILE.

3. LA POBREZA COMO ACUMULACIÓN DE RIESGOS.

3.1 Diagnóstico sobre el impacto de la pobreza en los niños

y niñas del Programa Puente de Chile.

4. LA POBREZA Y EL DESARROLLO INFANTIL.

4.1. El estrés, el apego y el desarrollo cerebral

4.2. Estilos de crianza y el desarrollo cerebral.

5. CALIDAD DEL APEGO EN LAS DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA:

LA TRANSGENERACIONALIDAD DEL APEGO.

5.1 El apego seguro.

5.2 El apego evitativo.

5.3 El apego ambivalente.

6. LA INTERACCIÓN MADRE E HIJO, EL MECANISMO PROTECTOR POR EXCELENCIA:

UNA POSIBILIDAD AL INTERIOR DEL MUNDO DE LA POBREZA.

7. LA RESILIENCIA COMO UNA VENTANA DE OPORTUNIDAD.

8. REFLEXIONES.

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1. IMPORTANCIA DE UNA MIRADA POSITIVA FRENTE A LOS HECHOS: LA NO DE-


TERMINACIÓN DE LAS ESTADÍSTICAS.

Este trabajo pretende lograr una aproximación diferente de aquella más


tradicional basada en las situaciones de riesgos y sus consecuentes caren-
cias o déficit, la falta de adaptación y la disfuncionalidad que presentan al-
gunas personas, que tienen como característica común provenir de familias
de menores ingresos; es así como este trabajo se interesa en el estudio de
evidencia empírica que permita identificar las condiciones asociadas a vivir
en pobreza socioeconómica de forma de poder diseñar políticas de interven-
ción social, que complementando la carencia producto del riesgo pueda va-
lerse de las fortalezas que también han mostrado estar presentes en esos
grupos. Amplia es la evidencia que explica la relación entre eficacia y vulne-
rabilidad, la propuesta de este trabajo apunta a aquellas personas que vi-
viendo condiciones de vulnerabilidad se presentan como los más eficaces
entre los vulnerables. Este análisis, no obstante, no contradice el resultado
bien documentado en América Latina y otras regiones del mundo sobre los
riesgos y las carencias que se hacen evidentes en al menos dos importantes
dimensiones como son la familia y la escuela. La resiliencia nos lleva a inte-
resarnos y buscar respuestas de por qué, por ejemplo, hay estudiantes que
logran altos desempeños académicos aún cuando proceden de condiciones
de alta marginación social, la resiliencia reemplaza el énfasis de lo que no
funciona por un énfasis en lo que si funciona. Este cambio de óptica no es
trivial, pues tal como ha sido indicado en la literatura (Reimers, 2004), el
éxito académico de los hijos de los pobres no puede producirse simplemen-
te cambiando las condiciones que describen las situaciones asociadas a los
bajos rendimientos de la mayoría de ellos. Continuando con el autor, crear
condiciones que permitan el éxito escolar requiere más que sólo revertir las
situaciones asociadas al fracaso escolar. Investigar las condiciones en que
estudian quienes alcanzan ciertos niveles de logro brinda conocimientos
fundamentales para comprender cuáles son esas condiciones que permiten
el éxito académico de los estudiantes más vulnerables. Según publicaciones
del ministerio de Planificación de Chile (2001) las opciones de inserción la-

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boral y de participación ciudadana para quienes no tienen, al menos, una


educación secundaria completa, son muy limitadas, el 32% de los estudian-
tes deserta de la escuela antes de terminar este nivel en zonas rurales 6 de
cada 10 estudiantes no terminan la secundaria. Aún cuando la deserción
escolar es probablemente un fenómeno multicausal en el cual inciden tanto
condiciones familiares, escolares, como extraescolares, es evidente que no
se hace aceptable el solo observar estas cifras sin penetrar en una com-
prensión más exhaustiva.
Se pretende ir más allá de la presentación de resultados educativos
exitosos, pues se considera que no es suficiente conocer los procesos que
explican el logro o ausencia de dichos resultados. Teniendo presente que
para construir conocimiento cada vez más rigurosos y complejos de forma
de ser posible el comprender “cómo funcionan las personas” será necesario
no uno, sino múltiples estudios, donde los hallazgos sean complementarios
entre sí y donde cada generación de estudios se construyan sobre las pre-
guntas que emerjan de estudios anteriores.

2. BREVE DESCRIPCIÓN DE LA SITUACIÓN SOCIOECONÓMICA EN CHILE.

POBREZA E INDIGENCIA EN CHILE

40 12,9
Indigentes
20 25,7 4,7
14,1
0 Pobres no
1990 2003 indigentes
AÑOS

En Chile el método utilizado por MIDEPLAN (Ministerio de Planificación) para


estimar la pobreza es el "método del ingreso" o "del costo de las necesida-
des básicas", que es el método más utilizado internacionalmente.
De acuerdo con este método, a un individuo se le considera pobre si su
nivel de ingreso se sitúa por debajo de un nivel mínimo que le permita sa-
tisfacer sus necesidades básicas; e indigente, si éste no le permite satisfa-

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cer sus necesidades alimentarias. Estos mínimos se denominan "línea de


pobreza" y "línea de indigencia" respectivamente. Así, estas líneas constitu-
yen el límite entre quiénes son pobres y quiénes no lo son y entre quiénes
son indigentes y quiénes no lo son.
Chile logró una significativa reducción de la pobreza e indigencia du-
rante la década de los noventa, desde un 38,6% en 1990 a un a un 18,8%
en el 2003. Se puede observar que el índice de pobreza no indigente era de
un 25,7% en 1990 y disminuyó a un 14,1% en el 2003. Asimismo, la pobla-
ción en situación de indigencia disminuyó durante el período considerado
desde un 12,9% a un 4,7%. Esta reducción se verificó tanto en las zonas
urbanas como en las rurales y en todas las regiones del país. A pesar de
que estas cifras muestran un claro descenso en cuanto a los índices de po-
breza, siguen siendo preocupantes debido al gran número de personas que
viven afectadas por esta situación.

3. LA POBREZA COMO ACUMULACIÓN DE RIESGOS.

La pobreza ha sido descrita como una condición especialmente generadora


de dolor y estrés. Diversos autores la sitúan en la misma línea que el vivir
con padres que presentan patologías mentales severas como la esquizofre-
nia, o bien con padres que sufran de otros cuadros de alteraciones psicopa-
tológicas (Fonagy et al., 1994). Dichos autores, agregan que la situación
que genera un mayor daño, es aquella en la cual están presentes tanto la
pobreza como la patología mental.
Las familias que viven en situación de pobreza están expuestas, a
menudo, a condiciones precarias que atentan contra la salud mental y
física. Por ejemplo, estas personas frecuentemente deben habitar en
lugares de alta densidad poblacional, lejos de los centros urbanos y de
mayor contaminación ambiental, dada la falta de lugares adecuados donde
depositar la basura, y la escasez de áreas verdes. Además, el vivir en
lugares húmedos y sucios, el hacinamiento, la falta de espacio, la
preocupación de que los niños jueguen en lugares inseguros, el riesgo de
salir de noche, con calles mal iluminadas y la irregularidad del transporte
público. Lo mencionado señala Blackburn (1991), deriva en conductas de

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ñala Blackburn (1991), deriva en conductas de aislamiento, incertidumbre y


sensación de vulnerabilidad.
De acuerdo a Blackburn (1991), para muchas de las familias que viven
en condiciones de pobreza, los sentimientos de culpa y la preocupación son
vivencias cotidianas. La dificultad para satisfacer las necesidades básicas
gatillan en los padres estos sentimientos, al verse fracasados en su rol de
proveedor(a) o administrador(a). Es frecuente que deban trabajar horas
extraordinarias para aumentar sus ingresos o tener dos jornadas, como es
el caso de las mujeres que además trabajan fuera del hogar.
Esta condición puede afectar la estabilidad y buen desarrollo de las re-
laciones familiares. Algunos autores señalan que, en muchas ocasiones, las
reacciones de los padres que viven en pobreza, condicionan en forma im-
portante la calidad de vida de sus hijos. Si estas reacciones son punitivas,
las relaciones padre-hijo se deterioran aumentado la probabilidad de que los
niños desarrollen problemas socioemocionales, síntomas psicosomáticos;
además, de reducir sus aspiraciones y expectativas (McLoyd, 1989, en Ga-
rrett et al., 1994).
De acuerdo a Fergusson et al. (1994), existe creciente evidencia en
torno a la asociación que se presenta entre problemas conductuales y de
salud mental en la adolescencia y las características de la infancia, la familia
y el estilo parental. A su vez, señalan, se ha podido observar que los niños
que están en mayor situación de riesgo son aquellos que se ven enfrentados
a una acumulación de circunstancias adversas, tales como dificultades eco-
nómicas, situación de pobreza, enfermedad mental de alguno de los padres,
prácticas de crianza inconducentes a su desarrollo, o bien, abuso y conflic-
tos familiares.
En este mismo estudio, los autores mencionados constataron que
aquellos niños y niñas que se encontraban dentro del 5% más pobre de la
población, tenían una probabilidad cien veces mayor de llegar a ser adoles-
centes con problemas múltiples, al ser comparados con los que se ubicaban
en el 50% más aventajado del grupo.
Sameroff et al. (1987 en Bradley et al., 1994), han mostrado eviden-
cias empíricas en la dirección de que el nivel socioeconómico bajo, va

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acompañado frecuentemente con una proliferación de riesgos en los planos


psicológico y social. Agregan que, es la acumulación de estos factores la
que produce morbilidad en una variedad de dominios.
Es de especial interés señalar que en un estudio en el cual se trabajó
con 11 indicadores de riesgo para evaluar riesgo contextual y entre estos
indicadores no se consideró la variable proximal de la familia, la investiga-
ción arrojó resultados que mostraron que en el caso en que se apreciaba
una emocionalidad positiva de parte de la figura significativa, se desdibujó
la influencia del alto riesgo acumulativo, lo que sin lugar a dudas tiene im-
plicancia en las políticas sociales.
En este trabajo se dará cuenta de la significación positiva que los niños
de la pobreza otorgan a la familia y en especial a la madre, situación que se
hace patente en la evaluación del Programa Puente realizado por el Gobier-
no de Chile.2

2
Programa Puente El Programa Puente corresponde a una intervención de Chile Solidario, un
Sistema de Protección Social, dependiente del Ministerio de Planificación y Cooperación,
creado por el Gobierno del Presidente Ricardo Lagos para apoyar a las familias más pobres
del país. Para esto adopta un enfoque sistémico orientado hacia el refuerzo de las fortalezas
existentes, como son su propio nivel de compromiso, y las organizaciones sociales ya exis-
tentes, permitiendo a través de estas instancias realizar un adecuado manejo social del ries-
go. Una de las características más importantes de este programa lo constituye el hecho de
que un alto porcentaje de familias beneficiarias poseen jefatura de hogar femenina, lo que es
acorde con la realidad de altos índices de jefaturas femeninas que se observan en los secto-
res de indigencia.
El Sistema Chile Solidario considera Apoyo Psicosocial y Aporte Solidario comprome-
tiéndose las familias que aceptan integrarse al Sistema a trabajar con un profesional (“ apo-
yo familiar”) del Programa Puente que ejecuta Fosis, quien los acompañará durante 24
meses para que construyan su propio camino de superación.
El programa contempla 2 fases, durante la primera, que tiene una duración de alre-
dedor de 6 meses, durante la cual se realiza un trabajo intensivo por parte del apoyo familiar
con la familia participante. El trabajo se realiza en un total de 14 sesiones, período durante
el cual se espera cumplir con éxito con los objetivos y resultados de esta primera fase de la
intervención denominada “apoyo psicosocial a la familia”. Las sesiones son metodológica-
mente similares, variando sólo en los contenidos y participando de ellas todos los miembros
de las familias que se encuentren presentes.
El aporte solidario es un incentivo monetario de carácter decreciente, que el Gobier-
no entrega a las mujeres jefas de hogar y/o a la pareja del jefe de familia. Dichas familias
cuentan, además, con Acceso Preferente a Programas Sociales, tanto públicos como priva-
dos, gracias al compromiso que han adquirido, a la fecha, 25 instituciones y organismos de
las áreas de Salud, Educación, Trabajo, Vivienda, Justicia, entre otras.
Las familias se seleccionan en las Unidades de Intervención Familiar de cada comu-
na, sobre la base de la información proporcionada por la Ficha CAS II, las que son contacta-
das e invitadas a participar de manera personalizada, lo que significa que las familias no
solicitan el ingreso. La Unidad de Intervención Familiar asigna al apoyo familiar correspon-
diente, quien trabajará con ellos hasta terminar con el proyecto.
Su ingreso al programa es secuenciado, generalmente en forma bimensual, depen-
diendo del número de familias beneficiarias en cada comuna por año y de la fecha de inicio
del trabajo en terreno en cada una de ellas..

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3.1 Diagnóstico sobre el impacto de la pobreza en los niños y niñas


del Programa Puente de Chile.

Dado que el Programa Puente contempla la incorporación y participación de


los niños durante la realización de las actividades, se consideró de interés el
realizar una sesión en la cual se los invitó a participar en un concurso. En
éste los niños debían hacer un dibujo o escribir un cuento de lo que ellos
visualizaban, en ese momento presente, lo que ocurría “antes” de comenzar
el Programa Puente, por lo tanto con una visión retrospectiva y cómo ima-
ginaban que sería el “después” del Programa Puente, lo que implica realizar
una proyección.
Los relatos y dibujos correspondientes al “antes” del Programa permi-
ten visualizar la percepción que los niños tienen de su situación y su entor-
no, propician, por tanto, un marco privilegiado para evaluar el impacto de la
pobreza.
La situación económica deficiente es un factor predominante en la
comprensión de la realidad por parte de los niños, “Erase una vez una fami-
lia muy pobre que no tenía muchos beneficios, para atenderse en los con-
sultorios” (N., IX Región).
La percepción de los niños frente al sistema de salud refleja las difi-
cultades que han debido enfrentar en términos, por ejemplo, de tiempo “Si
uno iba, al hospital tiena que esperar al otro día, o sino tiene que esperar a
l otra semana.” (R., IX Región), los niños son capaces de asumir como pro-
pio el sentir de sus padres, “cuando se enfermaban la mamá se preocupaba
mucho ya que no habia dinero.” (F., IV Región) y manifestar conciencia en
torno a los problemas médicos y consecuencias que ellos deben afrontar “Mi
(papá) tuvo un accidente y a causa de esto el no puede mover el brazo iz-
quierdo el no recibe pensión” (J., III Región), “mi mamita estaba muy en-
fermita con una depresión severa y estaba desnutrida debido a la situación
ivida con mi paá.” (E., III Región), siendo específicamente el problema de la
depresión una situación que, de acuerdo a la literatura, provoca graves
trastornos en la convivencia y afecta por su complejidad a todos los miem-
bros de la familia y muy especialmente a los niños.

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En el ámbito de la educación existe una preocupación marcada por


todos los aspectos que se refieren a ella, en especial lo relativo a los útiles
escolares y la dificultad de los padres para financiarlos. “cuando tenía que
mandar al colegio a sus hijos se afligia mucho, ya que el dinero no le alcan-
zaba” (F., IV región). Se asocia, además, la educación con superación, es-
fuerzo y perspectivas de un futuro mejor, “uno de los sueños que tenemos
nosotros los hijos es agún día juntar dinero para comprarle una lavadora.
Pero eso será cuando salgamos del colegio y tengamos una profesión por
que mis padres siempre nos han enseñado que con esfuerzo y perseveran-
cia todo se logra.” (T., IV región).
Familias numerosas en su núcleo o familias extendidas por la impo-
sibilidad de independizarse constituyen uno de los mayores problemas en
pobreza, siendo dicho aspecto percibido con claridad por los niños “Antes de
estar en el puente nosotros viviamos en la casa de mis abuelitos. Compar-
tiamos pieza con dos primos que viven en la casa de mis abuelitos” (G. IV
Región), esta situación que si bien no es valorada negativamente provoca
justificadas aspiraciones de superación “no niego que era muy lindo vivir
con ellos (mis abuelitos) pero mi sueño era tener casa para compartirla con
mi mamá y mi hermana heramos felices todos juntos aunque careciamos de
privacidad y de espacio” (F., II Región)
El vivir en pobreza involucra una amplia gama de circunstancias difí-
ciles, pero sin lugar a dudas las que se encuentran asociadas a los factores
climáticos constituyen una de las más complejas de afrontar, es así como la
época de invierno se traduce en una infinidad de preocupaciones que hacen
percibir al invierno como un período en que la calidad de vida se ve muy
afectada, “Cuando el verano termina y llega el monstruo invierno todo en
mi casa se convierte en una fría lucha ya que el viento nos azotaba cruel-
mente nuestras débiles paredes y se va incrustando por entre los trozos de
lata y pedazos de fonolas.” (J. VII Región). Las incomodidades que se deben
sufrir por la falta, por ejemplo, de un techo en buen estado y los medios
para repararlo recargan a los padres de un trabajo que no siempre significa
una solución eficiente “Cuando llegaba el invierno nuestro dormitorio se mo-
jaba y mi papá tenía que colocarle nailon alrededor de nuestra pequeña ca-

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sa. (J., VI región). Con mayor o menor conciencia los niños participan de
esta realidad y de la imposibilidad de luchar contra ella “las coquetas gotas
de lluvia juguetonas niñas transparentes que empiezan a mojar toda mi ro-
pa, mi cama y hasta mis libros mientras mi mamá coloca de todo para po-
der atraparlas.” (R., R. M.)
Los insuficientes medios materiales son percibidos por los niños,
existiendo, no obstante la mirada positiva que apunta, en éste como en
muchos otros casos, al esfuerzo que los padres realizan para propiciar las
mejores condiciones de vida posibles pese a las carencias “Nuestra casa es
muy humilde, pero mi mamá y mi abuelita trabajan mucho para poder dar-
nos una mejor vida.”, (J., II Región)
La dinámica familiar, por otra parte, es visualizada, como bastante
positiva. No son pocas las referencias que expresan el ser felices “En mi fa-
milia somos todos felices” (R., VI Región) “pero eramos muy felices" (S., VI
región), generalmente agregando luego un ‘pero’ que hace alusión a diver-
sas dificultades, manteniéndose, no obstante una perspectiva positiva de la
situación “Había una vez una familia muy unida pero no era tan organizada”
(E., XII Región).
La comunicación, dentro de la familia es otro de los factores respec-
to del cual se adopta una visión retrospectiva muy cuestionadota, el conver-
sar actuando en toda propiedad como familia es valorado como
marcadamente positivo, “nunca conversábamos como cosas como familia”
(M., II Región).
Son frecuentes en los relatos las expresiones de tristeza por las
condiciones en que se vive “Me imagino que mi familia estaba triste y llena
de problemas” (M., IV Región) o de cómo las relaciones pueden provocar
dolor “Bueno a ella el nos quita a mi mamita y ella se vino con mi abuelita a
Vallenar para nosotros fue muy triste dejar de verla a ella.” (S., III Región),
“nosotros sufrimos mucho con mi papa” (R., VI Región).
La empatía se expresa sobre todo cuando los niños se refieren a las
actitudes de los padres “a veces me da penita cuando la veo llegar de su
trabajo a veces enferma pero igual con la fuerza de sacarnos arriba y cuan-
do grandes queremos trabajar y estudiar para ayudar a mamá.” (S., V Re-

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gión). El sacrificio que los padres deben realizar no pasa desapercibido “sus
hijos, esposa sufrieron mucho al er su gran sacrificio, y esfuerzo para poder
cortar los grandes duros troncos de pino” (H., VIII Región) y, no obstante,
ser capaces de reconocer las carencias la mirada es positiva “mis papás con
lo poco que ganaban hacían lo posible par que nos alcanzaran para ahorrar
para tener nuestra casa y darme mis estudios que es lo más importante
para mi y mi familia.” (L., XII Región), “mi mamita Mary gana $45.000 no
nos puede comprar zapatos ni los cuadernos pero somos felices.” (B., III
Región).
La sobrecarga de trabajo de la madre es una situación recurrente
que los niños perciben con claridad “la mamá siempre tenía que hacer todo
y ella se sentía demasiado cansada porque ella todos los días tenía que or-
denar la casa tenía que lavar loza, ropa y muchas cosas más hasta tenía
que mudar al bebe” (K., XII Región). En ésta misma línea surge el senti-
miento de orgullo que en reiteradas oportunidades y en relación a diversas
situaciones se expresa respecto de los padres y muy especialmente a la
madre “(tengo) tías que son mamá soltera pero yo me siento orgullosa de
mi mamá, ya que ella ha sabido ser mamá y papá todo lo que tengo y soy
se lo debo a ella” (S., V Región), esto último se traduce en sentimientos de
compromiso frente a los padres, lo cual refleja la importancia que la in-
fluencia de éstos tiene en la proyección de vida de los hijos “mi mamá cui-
da a mis sobrinos, mi mamita es una persona a la cual estoy muy orgullosa
de ella porque me ha ayudado mucho y yo espero dar lo mejor de mi en
mis estudios y ser una persona de bien en el futuro y agradecerle mis pa-
dres todo lo que me han dado.” (L., IV Región).
La dinámica familiar, en conclusión, pese a la comprensión de falen-
cias y el reconocimiento de las adversidades, es marcadamente favorable,
factor que sin duda permite contar con un capital inicial insustituible “mi
familia siempre siguió unida pese a todas las dificultades que nos ha puesto
la vida.” (J., VI Región).
Sólo una dinámica familiar de este tipo hace posible que los niños se
planteen frente a la realidad de la manera más adecuada “Eramos como

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cualquier familia vivíamos una población con vecinos y amigos jugábamos


todos los niños y amigos.” (H., VII Región).
La pobreza, como es posible apreciar por los relatos, es todo lo dura
que las cifras expresan, no obstante la mirada optimista, a pesar de la ad-
versidad, avala la alternativa real que los mecanismos protectores y la vi-
sión resiliente de la realidad representan.

4. LA POBREZA Y EL DESARROLLO INFANTIL.

Tal como se señaló, la pobreza ha sido descrita como una condición de ad-
versidad en la cual se presenta con una alta frecuencia la sensación de dolor
y estrés. La literatura ha sido reiterativa en la última década en dar cuenta
sobre el impacto del estrés en el desarrollo humano y, por tanto, en la cali-
dad de vida de las personas, por otra parte, múltiples estudios han señalado
la importancia que tiene, también, la relación de apego en el desarrollo ce-
rebral y la calidad de vida, razón por la cual se abordarán estos temas.
La situación de pobreza así como la vida estresada ha sido asociada
con deterioros en la sensibilidad parental durante la temprana infancia y la
niñez. Esta situación ha mostrado proveer un andamiaje insuficiente para
las capacidades reguladoras que están en desarrollo durante los primeros
años, provocando por lo tanto sensación de inseguridad en la autoimagen y
en las expectativas que el mundo social puede ofrecer, pudiendo por veces
crear problemas de conducta y de atención, entre otros (Egeland et al.,
1993). Señalan los autores que esto no significa que los niños de los am-
bientes más carenciados no sean cuidados y atendidos y que el abandono
es la excepción y no la regla al interior de estas familias, afirman, además,
que la mayor parte de los padres son bien intencionados, pero carecen de
los recursos psicoemocionales necesarios para entregar un cuidado sensible,
estar disponibles y ser flexibles frente a los niños, debido a que ellos, con
frecuencia, cuentan con escasas experiencias positivas a lo largo de su pro-
pia historia.
Es de interés señalar que Anthony (1987, pag 30) afirma que un padre
que cria estando insensible “es deprivador (depriving) aún cuando en apa-

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riencia esté entregando afecto”. Shore (1994) sugiere, a partir de la eviden-


cia empírica, que son de importancia no sólo la regulación de la emoción
vivida a través de la experiencia en intercambios diádicos tempranos, sino
que estos intercambios son también vitales para sintonizar los sistemas exi-
tativos e inhibitorios en el cerebro. Es así como, una interacción competente
en la infancia y la niñez entre los padres e hijo constituye un hito prioritario
para la prevención y la intervención que tiene como objetivo la promoción
del proceso de resiliencia de los niños y jóvenes que viven la deprivación
económica y o psicosocial.

4.1. El estrés, el apego y el desarrollo cerebral

El apego y el desarrollo cerebral constituyen, según Eliot (1999) “una calle


de doble sentido”, es así como, tal como la maduración del lóbulo frontal
constituye un antecedente crítico para el apego, también lo es una relación
estable y segura con un cuidador significativo, ambos factores son, por tan-
to, fundamentales para alcanzar un desarrollo cerebral normal y en particu-
lar para el desarrollo de un sistema límbico saludable, en este caso el tema
fundamental es el estrés. La evidencia empírica señala que la elevada pre-
sencia de las hormonas del estrés pueden ser dañinas al cerebro, en espe-
cial a los componentes del sistema límbico tales como el hipocampo, la
amigdala y otros. Los estudios demuestran que niños de un año pueden
mostrar altos niveles de cortisol sugiriendo que los cerebros infantiles son
vulnerables a los efectos del estrés. Si bien, los niños recién nacidos
presentan una alta responsibidad al estrés, la respuesta de éste tiende a
disminuir después de los dos meses, de allí en adelante la respuesta al
estrés de los niños va a depender del tipo de apego que tengan con sus
madres, es así que sostienen los estudios que los niños que han tenido un
apego seguro con sus madres muestran un menor aumento de la hormona
del estrés en respuesta a situaciones extrañas o que les provocan temor.
Interesante resulta mencionar que los estudios que se han implementado
para evaluar la reacción de los niños con otros cuidadores han mostrado
que si el cuidador es amistoso, juguetón y sensible, el niño no va a tener
una alza significativa de cortisol ni siquiera la primera vez, contraria será la

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cativa de cortisol ni siquiera la primera vez, contraria será la respuesta si el


cuidador es frío, distante y no comprometido con el niño.

4.2. Estilos de crianza y el desarrollo cerebral.

Los niños nacen y crecen bajo diversas circunstancias y, sostienen las


investigaciones, que las diferencias entre éstas dejan una huella específica
en el cerebro emocional, si bien, sostiene Eliot, los estudios están lejos de
comprender cómo cada circunstancia modela las características límbicas de
los niños los neurocientistas han comenzado a trabajar respecto de la in-
fluencia de la personalidad de los padres, especialmente de la madre, y esto
lo han estudiado en mujeres que sufren de depresión. Los estudios se han
centrado con frecuencia en las madres depresivas, dado que la interacción
que ellas tienen con sus hijos son inconducentes a un desarrollo positivo,
siendo éstas diferentes de aquellas que sostienen las madres no depresivas.
Respecto de este punto, la literatura señala que la depresión tiende a darse
con frecuencia en los sectores de mayor pobreza y dado que en la atención
primaria no existía hasta el año 2002 personal capacitado para detectar
tempranamente la depresión leve o moderada.

5. CALIDAD DEL APEGO EN LAS DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA: LA TRANSGENE-


RACIONALIDAD DEL APEGO.

Estudios sobre la influencia del apego sostienen que la autoconfianza


en la niñez y más adelante en la vida no descansan ni en un abandono be-
nigno, ni en una estricta disciplina sino que en “un apego seguro con una
figura de confianza” (Bowlby), la relación que se establezca, entonces, es
fundamental para definir el tipo de interacciones futuras, en este sentido ha
sido definidos distintos estilos de apego, con sus, consecuentes repercusio-
nes en las distintas etapas y situaciones de la vida:

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5.1 El apego seguro.

El apego definido como seguro considera la existencia de un cuidador pri-


mario tierno, acogedor, consistente y que responda de manera rápida al
llanto.

La guagua. Se caracteriza por explorar confiadamente su alrededor, ya que


confía en que la madre es su base segura, en general llora muy poco, mos-
trándose tranquila mientras se encuentra con la madre, del mismo modo
responde bien al dejar de cargarla.

Situación extraña.Si se encuentra en una situación extraña que le cause


estrés, busca activamente a la madre, manteniendo el contacto cuando la
madre regresa, superando, así, fácilmente el estrés.

En el parvulario. Durante la etapa parvularia tiende ha hacerse de amigos


fácilmente, es popular, es flexible, es resiliente, pasa un buen tiempo con
sus compañeros, manteniendo una buena autoestima. Las educadoras los
tratan en forma tierna, de acuerdo a sus necesidades y edad. Con los pares
(a los 6 años) mantiene una relación tierna y entusiasta, se manifiesta
abierto y sostiene interacciones con compromiso, sintiéndose cómodo con el
contacto físico.

Pubertad. En la etapa de la pubertad tiende hace amistades fácilmente, se


comporta de manera contenedora con ellas y las mantiene y se reúne con
grupos grandes de pares.

Adulto. En la etapa adulta demuestra un fácil acceso a un amplio rango de


sentimientos y memoria, positivos y negativos, tiene una visión equilibrada
de los padres, ha trabajado emocionalmente sobre el dolor y la rabia. En su
rol de Padre, madre o cuidador tiene niños con apego seguro.

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5.2 El apego evitativo.

En el estilo de apego evitativo la madre está con frecuencia se encuentra no


disponible emocionalmente o rechazadora, se disgusta cuando se siente ne-
cesitada, celebra la independencia del hijo.

La guagua. Al final del primer año busca escasamente contacto físico con la
madre, algunas veces está enojada con ella, no demuestra sentimientos
cuando se le toma en brazos y se disgusta cuando no la cargan.

Situación extraña. Ante situaciones extrañas que le provocan estrés, evita


el contacto con la madre, pareciendo herida.

En el parvulario. Durante la etapa parvularia se manifiesta con frecuencia


enojado agresivo, desafiante, puede estar aislado de sus pares y a ellos no
les resulta atractiva su compañía, literalmente “se cuelgan” de la profesora,
ensimismándose ante el dolor. Las educadoras se comportan controladoras
y “enojonas” con ellos. Con los pares (a los 6 años), se comporta neutral,
impulsivo, tiene interacciones poco entusiastas y se caracteriza por una au-
sencia de contacto físico agradable.

Pubertad. En la época de la pubertad no tiene amigos cercanos, las amista-


des están marcadas por posesividad y por celos, aislándose frecuentemente
del grupo.

Adulto. En la etapa adulta no acostumbra otorgar importancia al cariño y al


contacto, con frecuencia idealiza a sus padres, pero sus memorias no corro-
boran esa información, considera a sus padres prescindibles. Es una perso-
na superficial y sin autoreflexión. Como padre, madre o cuidador
usualmente tiene hijos con apego evitativo.

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5.3 El apego ambivalente.

En el apego ambivalente la madre es impredecible o caótica, con frecuencia


atenta a su guagua, pero sin sintonía con ella, excepto cuando la guagua
tiene miedo.

La guagua. Se caracteriza por llorar mucho, se aferra a la madre y es de-


mandante, con frecuencia está enojada, se perturba por separaciones bre-
ves, la interacción con la madre es crónicamente ansiosa y explora
escasamente.

Situación extraña. Ante situaciones estresantes es difícil de calmar, después


de la separación: está enojada y busca que la reconforten, ambas actitudes
simultáneamente.

En el parvulario. Se caracterizan por se “enojones” y fácilmente sobrepasa-


dos por la angustia, inmaduros, extremadamente dependientes de la edu-
cadora y usualmente “victimizados por los matones”. Las educadoras se
comportan con ellos de manera consentidora, acostumbran excusarlos e
infantilizarlos. Con sus pares (a los 6 años) pasan de buscar intimidad a la
hostilidad, pueden ser simpáticos, exasperantes, o congraciadores, pueden
mostrarse preocupados por las madres cuando se separan de ellas y por lo
general establecen relaciones complicadas en los grupos de pares.

Pubertad. En la época de la pubertad muestran gran dificultad en mantener


las amistades cuando están en grupos grandes.

Adulto. En la etapa adulta se caracteriza por la preocupación, continúa invo-


lucrado con rabia y dolor hacia sus padres, incapaz de ver su propia respon-
sabilidad en relaciones lo que se manifiesta en un fuerte temor al abandono.
En su rol de padre, madre o cuidador usualmente tiene niños con apego
ambivalente.

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El tipo de apego, entonces, marca poderosamante las relaciones que se es-


tablecen a lo largo de la vida, manifestándose la situación más sensible en
que su influencia se extiende a las futuras relaciones de apego que se esta-
blezcan con los hijos, configurando una transgeneracionalidad de los estilos
de apego.

6. LA INTERACCIÓN MADRE E HIJO, EL MECANISMO PROTECTOR POR EXCELEN-


CIA: UNA POSIBILIDAD AL INTERIOR DEL MUNDO DE LA POBREZA.

Uno de los factores presentes en los niños que logran desarrollarse adecua-
damente sin presentar problemas en su desarrollo, son los mecanismos pro-
tectores específicos, entre los que figuran los de tipo personal, familiar y
social.
En el plano personal se destaca la capacidad de humor, creatividad y
tolerancia a la frustración, el tener fe y esperanza en el futuro y sobre todo
en sí mismo, todo lo cual conduce a una buena autoimagen.
Entre los factores familiares destaca el que los niños cuenten con su
madre, padre o alguna otra figura significativa por la cual se sienten queri-
dos incondicionalmente, familias funcionales en las cuales los padres tengan
una relación estable, no intrusiva, no castigadora ni sobreprotectora, en la
cual la crianza está basada fundamentalmente en la entrega de límites.
Desde el punto de vista social son conducentes a una adaptación posi-
tiva aquellas comunidades que cuentan con estructuras y dinámicas educa-
cionales de buena calidad, contar con casas adecuadas así como barrios
adecuados y el que estén disponibles modelos adultos con los cuales pueda
existir una relación gracias a la cual se tiene un comportamiento pro-social.
Los estudios sobre resiliencia, entendida como la capacidad de desarro-
llarse adecuadamente de acuerdo a las etapas de desarrollo y “lograr salir
adelante a pesar de la adversidad” (Kotliarenco et al., 1997), destacan que
existe un porcentaje importante de niños que se comportan de esta forma,
es así como la literatura señala que los niños resilientes han tenido incluso
desde antes de su nacimiento una relación de apego estable con su madre y
que brinde seguridad, además de contar con una madre o figura significati-

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va cuyos comportamientos son efectivos, persistentes o estables y que


permiten resolver entusiastamente situaciones llamadas problemáticas por
ejemplo durante el juego que la madre sostiene con su hijo, sumándose a
esto características personales como las que han sido descritas (Karen,
1994).
En esta misma línea, de acuerdo a un grupo de investigadores nortea-
mericanos se comportarán en forma resiliente niños que han desarrollado la
capacidad de confiar tanto en ellos como en otros y que cuentan con apoyo
del mundo social que refuerza sus competencias.
En síntesis la calidad de la relación madre-hijo y el hecho de que los
niños se sientan queridos incondicionalmente ha mostrado ser un mecanis-
mo protector por excelencia. Incluso al interior del mundo de la pobreza, es
en un marco de cariño y de refuerzo positivo que el niño tiene patrones re-
gulatorios y emocionales adaptativos y son, por tanto, flexibles en la resolu-
ción de problemas, tienen esperanza y expectativas en sí mismos, a pesar
de la adversidad de la condición de vida.

7. LA RESILIENCIA COMO UNA VENTANA DE OPORTUNIDAD.

El vivir en pobreza, como se señaló involucra un estado de estrés, dicho


estrés atenta en contra de un desarrollo adecuado de los seres humanos y
si se piensa que este desarrollo cuenta con ciertos momentos, considerados
como sensibles, el vivir en dicha situación durante estos períodos disminuye
de manera significativa la posibilidad de una igualdad de condiciones al vivir
en pobreza en comparación con quienes no la experimentan.
En efecto, la resiliencia y los llamados mecanismos protectores no pue-
den desarrollarse espontáneamente, ni pueden ser reforzados sino en mo-
mentos específicos del desarrollo bioneuropsicológico. La posibilidad de que
la implementación de ciertos comportamientos favorezcan la presencia de
los mecanismos protectores depende, entonces, del momento del desarro-
llo, es decir, de la ventana de oportunidad que se hace presente en ciertos
momentos y no en otros. A modo de ejemplo se puede mencionar el impac-
to que tiene sobre el comportamiento de los niños la especialización hemis-

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férica, es así como señala Siegel (1999), en los primeros años de vida el
hemisferio derecho es a la vez más activo y crece más rápidamente, poco
antes de los tres años de vida el hemisferio izquierdo se convierte en el más
dominante en términos de actividad y desarrollo. Al final del tercer año de
vida el cuerpo calloso permite la transferencia de información entre los dos
hemisferios; el autor señala, que antes de este momento del desarrollo el
niño puede ser visto como un sujeto con un cerebro dividido, ello significa,
que el mundo de las palabras puede, con frecuencia, estar bastante separa-
do de las reacciones emocionales intensas. La mente está creada a partir
del cerebro completo, al interior de la actividad de sus dispares circuitos y
las interacciones que éstos presentan entre ellos. El cerebro en formación
del niño refleja la forma en la cual está anatómicamente predispuesto para
procesar la información, después de los cuatro años a la mayor parte de los
niños se les facilita el manejo de palabras para describir estados internos e
impulsos, en esta etapa, por ejemplo, los jardines infantiles pueden utilizar
la capacidad que tienen entonces los niños para aprender a socializar con
sus pares, dado que es en este momento cuando pueden utilizar el lenguaje
para expresar lo que sienten y desean. Eso logro requiere de la cooperación
conjunta de ambos hemisferios y puede no presentarse fácilmente en la
mayor parte de los niños.
La activación repetida de recorridos neuronales específicos refuerza la
fortaleza de las conexiones que tienen lugar entre grupos de neuronas.
Aquellos circuitos neuronales que no son activados no se refuerzan y por
tanto mueren. Algunos investigadores sugieren que existen las “ventanas
de oportunidad”, las que constituyen el tiempo de activación de funciones
específicas, siendo esto esencial para la continuidad del desarrollo, es así
como niños que no están expuestos a lenguaje hablado pueden perder la
habilidad de adquirir funciones lunguísticas normales después de los prime-
ros años de vida. De la misma forma, los niños que no muestran relaciones
de apego, por ejemplo los niños en Hogares de Menores, con poco personal,
antes de finalizar el tercer año de vida pueden presentar serios problemas
para presentar relaciones de apego en etapas posteriores. El sistema moti-
vacional del apego, sus circuitos y su potencial de desarrollo pueden ya

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haber desaparecido y no estar disponibles para un proceso de maduración


en el futuro.
El objetivo de este trabajo se relaciona con la comprensión de todos los
elementos involucrados en proceso de desarrollo humano, como son los
mecanismos protectores y las etapas sensibles, sólo considerando dichos
elementos es posible la implementación de estrategias adecuadas en pro de
la superación de la pobreza.
En este sentido, un buen ejemplo lo constituye el Programa Puente,
cuyo diseño descansa en la comprensión del ser humano como un ser mul-
tidimensional y que, por tanto, sus problemas deben ser abordados conside-
rándolo, una intervención adecuada debe ser capaz de diagnósticar de
manera eficiente la realidad y, a partir de esa información, estructurarase.

8. REFLEXIONES EN TORNO AL PROGRAMA PUENTE.

Reforzando todo aquello que se ha mencionado con anterioridad es posible


percibir desde los niños la importancia del rol de la madre y el vínculo que
con ella se establece.

Relación con la madre:

Se pudo observar que los niños viven los afectos a través de sus madres,
actuando como una caja de resonancia que reflejan los dolores y
preocupaciones de la madre
El hecho de que la madre sea la figura más significativa para una bue-
na parte de los niños del estudio lleva a pensar en la importancia de promo-
ver políticas o intervenciones destinadas a mejorar esta relación, ya que, tal
como señala la literatura, la interacción positiva entre la madre y el hijo, en
los sectores de pobreza, puede constituirse en una variable de positivización
del desarrollo de los niños, en tanto, la emocionalidad positiva, de parte de
la figura significativa puede traer como consecuencia el que se desdibuje la
influencia del alto riesgo acumulativo que es propio de los sectores de po-
breza (Karen 1994)

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Textualidades:

“El cuento es el siguiente: mi mamá antes de integrarse al proyecto puente


tenia muchos sueños que no podia cumplir ya que no tenia dinero como pa-
ra realizar sus sueños, yo pensaba ser más grande para poder ayudarla
económicamente y lograr tener un techo donde vivir ...” N., R.M.

“… yo era un niño que se sentía muy solo y triste, aunque tenía a mi


mamá y mi hermana, pero me faltaba algo para ser feliz, viviamos en una
pieza pequeña, sin luz ni agua me daba mucho miedo cuando llegaba la no-
che, dormía abrazado junto a mi mamá, pidiendo a Dios que nos cuidara y
nada malo nos pasara…”. E., VIII Región

Importancia de la Familia:

Una de las fortalezas que se encontró, es el valor que le asignan los niños a
su familia, lo cual podría constituir un factor protector. Esto lleva a pensar
la importancia de tener presente a la familia como unidad de trabajo e in-
tervención a la hora de pensar en posibles políticas sociales.
El valor central que se atribuye a la familia es desde la perspectiva de
la unión y del esfuerzo, lo cual también debe ser considerado como un re-
curso a tener en cuenta en las políticas sociales, ya que abre una forma de
intervención más efectiva, ya que refleja que las personas tienen un sentido
de control interno.

Textualidades:

“Había una vez una familia pobre que tenía muchas necesidades esta familia
estaba compuesta por su mamá, papá y 5 hermanos, el papá era agricultor
se sacrificaba mucho para dar de comer a su familia, cuando tenía que
mandar al colegio a sus hijos se afligia mucho, ya que el dinero no le alcan-
zaba, tambien cuando se enfermaban la mamá se preocupaba mucho ya
que no habia dinero”. L., IV Región.

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“Nosotros somos una familia pobre pero honrada. Pero por ser pobre a
uno siempre lo miran como bicho raro.
Porque siempre que necesitabamos algo nunca teniamos alluda de na-
die. Porque a nosotros por ser pobres nos toco lo peor.
Pero yo con mis padres soy feliz y mis abuelitos aunque a veces nos
falta, pero siempre estamos unido en las vuenas o en las malas, saben no-
sotros somos cartoneros, pero a pesar de eso lo paso vien y cuando necesi-
tamos algo suiempre nos cierran las puertas o nos dicen venga mañana.
Somos mal atendidos en los hospitales. Por ser pobres.
Sobre todo por mi hermana chica que sufre de escoliosis. Porque noso-
tros los pobres somos discriminados por no tener una prevision”. F., VI Re-
gión.

“En un pueblo muy chico pero súper lindo, vive una familia muy alegre
y a pesar de que son un poco pobres su humildad y felicidad nunca la dejan
atrás siempre se ayudan mutuamente, ellos son la familia … Cada vez que
un problema se les presenta ya sea de salud u económico ellos con su es-
fuerzo salen adelante aunque les cuesta un poquito siempre lo logran.” N.,
VIII Región.

“Mi familia es muy feliz, vivimos en una casita humilde, construida por
mi padre, él y mi mamá cunatan como recogían la tabla que encontraban
para construir poco a poco lo que ahora es mi casa. Mi papá trabaja mucho,
mi mamá se preocupa de todos nosotros, mi hermana cuida de mi y de mi
hermanito. L

Importancia de la intervención en Pobreza:

A modo de síntesis, se puede señalar que la percepción que tienen los niños
sobre la pobreza supone el ver a su familia expuesta a condiciones precarias
de vida que atentan contra la salud mental y física. También se perciben
aislados y con una sensación de vulnerabilidad, lo cual afectaría la estabili-

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dad familiar, aspecto también señalado por la literatura (Hammen, 2003).


Esto releva la importancia de intervenir con estos programas focalizados en
familias que viven en situación de pobreza.

“Cuando a mi mamá salio en el proyecto, yo me puse muy contento


porque sabia que nos estaban dando una oportunidad para salir de la po-
breza, y asi asido ya tenimos luz, ahora tenemos 4 piezas y tenimos camas,
y nuestra propia pieza” F., V Región.

“…Bueno ahora que mi mamá se integro a este proyecto puede cumplir


sus sueños, ahora tiene un puesto en la feria donde ganar dinero y nos
puede comprar la ropa del colegio…”. L., R. M.

“Cuando esta familia estaba construllendo este puente se dio cuenta


que tenian que caminar juntos para poder terminar de cruzarlo. Fue enton-
ces que comenzo a valorar la familia y no identificamos quien eramos. Estu-
diamos nos preocupamos de nuestra salud de los demas por que habia
tiempo para preocuparnos de nuestro entorno. Trabajamos unidos escu-
chamos la opinión de los demas la orientadora nos alludo mucho a confiar
en nosotros mismos. Se puede decir que ahora somos mucho más felices
que antes. Por que ahora tenemos oportunidades de trabajo”. O., IV Re-
gión.

“Ahora yo y mi familia vivimos muy felices y contentos gracias a este


programa nosotros superamos esta pobresa ahora tenemos nuestra cedula
de identidad ahora no tenemos la ropa rota los zapatos limpios andamos
limpios y agradables. Ahora la gente no los mira mal y gracias a traves de
este programa, gracias y que siga a delante” S., IX Región

Importancia de intervenir con las madres:

“Bueno ahora somos muy felises ya que falta muy poco para tener la casa y
mi mamá puede ganar plata con su maquina de coser y esta con nosotros

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en casa y asi le ayuda a mi papá y esta todo el día con nosotros”. R., XII
Región.

Después del Programa.

A partir de los relatos de los niños es posible decubrir que existen fortalezas
presentes, incluso en la difícil situación de vivir en pobreza y, especialmente
a partir de esta intervención fue posible visualizar la importancia de ellas.
Es así como la percepción de los niños después de la intervención permite
detectar el efecto que esta provocó.
En la etapa posterior al Programa Puente los niños son capaces de
percibir los beneficios que optar a los distintos sistemas de ayuda puede
traer “esta señorita que se llama señorita Mabel ella nos cambio nuestra
forma de vida ya que nos ayuda a solucionar nuestros problemas o
diciéndonos donde dirigirnos, al menos se nos abrieron las puertas que
nunca habiamos golpeado” (K., IV Región), se aprecia como la falta de
información en muchos casos hace que las personas no reciban la ayuda
oportuna, situación que como aquí se ve fue posible superar a través de las
reuniones que contemplaba la intervención.
Los niños manifiestan que existe un cambio importante en esta etapa
se aprecia que ha sido posible encontrar soluciones respecto de problemas
que ni siquiera se planteaban en la etapa anterior, haciendo así patente que
las personas no siempre se encuentran conscientes de la existencia de al-
ternativas de solución para las situaciones que les toca vivir “ha habido
acercamiento a la junta de vecinos, equipamos nuestras camas, inscribimos
a mi hermano en el jardín infantil, acudimos a la municipalidad y tenemos
un bono de apoyo.” (F., IV Región), “recibimos más ayuda por parte de Ju-
naeb” (R., IV Región)
La comunicación es uno de los aspectos en los cuales se percibe un
cambio positivo, siendo sinónimo de unión y participación “Nuestra familia
estuvo muy unida y todos opinábamos” (V., IV Región), “unió a toda mi fa-
milia, nos enseñó a jugar, conversar y desde ese momento somos muy feli-
ces.” (G., II Región). No se encuentran ausentes las alusiones a la

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importancia que la comunicación tiene para asumir la diversidad de opinio-


nes y el respeto que los demás miembros de la familia merecen “Nos hizo
pensar a comunicarnos más a estar más juntos compartir con otras perso-
nas a opinar a escuchar las opiniones de los demás.” (J., IV Región), “Com-
partir más como familia tener diferentes opiniones. Conversar de las cosas
que tenemos y lo que nos hacen faltan.” (D., IV Región).
Existe una valoración al logro que significa para los mismos niños el
portarse mejor “Ahora es mucho mejor me porto mejor, me porto mucho
mejor que antes yo no sabía que tan bien se siente portarse bien” (M., Re-
gión Metropolitana), lo que en muchos casos hizo que se pusiera el acento
en la importancia de la participación de los niños en el Programa.
Las enseñanzas en términos de roles ayuda y comprensión de la reali-
dad lograron los niños responde al enfoque psicosocial con el que se trabajó
“Nosotros en el Programa Puente lo pasamos bien” cuent.003.rtf “nos ense-
ñó que la vida no era sólo ver televisión y jugar.” (F., II Región). Estas
mismas experiencias de vida nos enseñan la importancia de la presencia de
los padres, ausentes en la mayoría de los casos por necesidades económi-
cas y lo importantes que se vuelven las alternativas de trabajo remunerado
posibles de desarrollarse en el hogar “me beneficia harto porque así no es-
toy tan sola como antes” (R., XII Región).
El esfuerzo tanto de los padres como de los mismos niños es amplia-
mente valorado manifestándose la unión y el compartir como la representa-
ción más clara de él “(fue) como una carrera pase por momentos difíciles
pero todo eso lo superé y con mi familia” (Y., V Región), “bueno yo le ayude
a mi mama a construir el puente con mi hermana". (S., VI región), dicha
percepción de pertenencia permitió, de parte de los niños, un compromiso
mayor.
Expresiones de alegría son frecuentes para referirse a los resultados
que ellos perciben de la intervención “.. y así esta familia se unió más y fue
una familia muy feliz como muchas otras estaban felices con estos logros
que habían tenido.” (P., XII Región), ésta alegría se plantea como modo de
superar las dificultades pasadas “ahora estamos felices y ya no más malos
recuerdos.” (E., V Región).

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El participar activamente en las actividades propias de la familia re-


afirma la autoestima de los niños, los hace sentirse importantes “nosotros
estabamos felices le ayudamos a clavar, cortar y construir y barrer y así de
ahí en adelante vivimos felices.” (M., VI Región). La división de funciones
cambia la perspectiva en torno a los compromisos aliviando de paso la pe-
sada carga que los padres deben afrontar “la mamá ordenaba una de las
hijas lavaba la loza la otra ayudaba a mudar al bebe y el hermano mayor
limpiaba el patio” (X., XII Región), sin que por esto los niños dejen de reco-
nocer la importancia de los esfuerzos de los padres “mi mamá se esfuerza
cada día más para realizar nuestros sueños.” (L., VII Región).
Es, además, importante hacer notar que a pesar de las carencias,
dificultades y problemas a los que se ven enfrentados los niños su visión es
marcadamente positiva “al igual que antes somos felices". (A., VI región).
Las familias, como lo manifiestan los niños, se hacen parte de la solu-
ción a los problemas, proporcionándoles este papel activo la dignidad que a
toda persona le es tan necesaria, “a traves del puente escucharon a mi
mamá y le dieron la oportunidad de comprar una mediagua con el convenio
de la municipalidad” (K., VII Región), existe, entonces, una clara conciencia
del logro a través del esfuerzo que se expresa en el discurso de los padres,
un valor que permitirá en el futuro la apertura de expectativas “ella decia
que aunque no me la regalaron (la casa) al menos el puente me sirvio de
abogado para que me escucharan y me dieran la oportunidad para obtener
mi casita propia” (N., II Región).
Se reconocen y destacan los beneficios de las mejoras, aunque muchas
veces éstas pueden no ser sustanciales para una percepción objetiva “Mi
casa ya no tiene el oscuro que tenían las paredes, la pintura le dio un lindo
tono.” (L., IV Región), “Ampliamos la casa, eliminamos las moscas” (J., IV
Región) quedando claro, con esto, que la realidad requiere más que solucio-
nes globales, estrategias que consideren las diferentes necesidades que las
mismas familias manifiestan.
Los sentimientos de arraigo, por último tampoco se encuentran ausen-
tes y aunque los niños reconocen los beneficios de, por ejemplo, un cambio
de casa, no pueden dejar de expresar cierto grado de nostalgia asociada a

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lo vivido en una casa con menos comodidades “bueno aunque ahora nuestra
(casa) es mas bonita comoda y grande igual extrañamos nuestra casa anti-
gua porque alli quedaron todos nuestros mejores recuerdos de nuestra ni-
ñes” (J., IV Región), esto deja en claro que si bien el bienestar material es
importante y valorado, los niños también cuentan con otros valores, los que
no pueden ser ignorados si se trata de implementar intervenciones exitosas.

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