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Introducción.

Hace cuarenta y nueve años, en 1969, se inició en el Perú una reforma agraria
y fue una de las más radicales de América del Sur. Donde se hizo
principalmente el reparto de tierras a las cooperativas campesinas, esto se dio
por muchos factores que afectaban la economía y producción del país.
" «Por la cual está» situación con relación a la pobreza rural era comparable con
la de ahora. La razón se vio, entonces, en la desigualdad en la posesión de la
tierra: ya que unos pocos hacendados poseían casi toda la tierra apta para; la
agricultura, a la mayoría de los campesinos no les quedaba posibilidades de
labrar la tierra para el mantenimiento de su familia sino sólo para aumentar las
rentas de los latifundistas".1

Por lo tanto, los que poseían prácticamente el poder eran los hacendados ya
que estos tenían en su mayoría el control de las tierras y los campesinos solo
tenían que conformarse con trabajar en ellas y así los únicos que aumentaban
sus ganancias eran las haciendas. Por lo cual esto principalmente dio cabida a
que las tierras sean repartidas a todos los campesinos para que haya una
mejor producción y a la vez más trabajo para los campesinos, pero esto a largo
plazo no fue como se esperaba ya que surgieron muchos imprevistos no
planeados por el estado que causo muchas catástrofes tanto económicas como
productivas.
"Por lo tanto, las estadísticas del año 1961 darían una idea de la posesión de
tierras en aquella época. Un 0.4 por ciento de los bienes más grandes
controlaron 75 por ciento de las tierras aptas para la agricultura." El coeficiente
de Gini" llegaba una medida de 0.947, cifra que corresponde a un nivel entre los
más altos de mundo."1

Estas estadísticas llamaron mucha la atención ya que este coeficiente de Gini


es muy elevado, esto nos quiere dar a entender que la proporción de tierras
esta distribuida de forma muy desigual. Cuyos hacendados tienen el mayor
porcentaje de áreas agrícolas el cual es muy alarmante ya que los campesinos
no tienen la misma capacidad de producción que estos, por la misma razón de
no poseer de terrenos fértiles.
Las actuales estadísticas muestran que el tema de la pobreza rural queda
pendiente. La escasa inversión en la agricultura que hizo la oligarquía peruana
desde la década de los años sesenta, contribuyó a agudizar el proceso de
descapitalización sobre todo en la región de la sierra, con el agravante que allí
los medios de producción estuvieron poco desarrollados. 1
" De otro lado, la aplicación parcial y escalonada de las expropiaciones y
adjudicaciones en las diversas Zonas, favoreció el empleo por los hacendados
de diferentes procedimientos que incidieron en la descapitalización. A la espera
de la «expropiación» y «adjudicación» de sus tierras, el hacendado tuvo tiempo
en algunas ocasiones de vender su ganado o los instrumentos de labranza, con
la «tolerancia» de ciertas autoridades políticas y administrativas. Otras veces los
mismos Cooperativistas por ignorancia o por mala gestión sacrificaron el ganado
expropiado o dilapidaron algunos recursos provenientes de los cultivos, lo que
también repercutió en la descapitalización"2

Lo expuesto nos muestra las dificultades que tuvieron que afrontar muchas
Cooperativas para iniciar un proceso de acumulación primitiva de capital,
teniendo en consideración además la obligación antes que nada de abonar la
deuda agraria, destinada al hacendado por concept o de pago de la tierra. La
ley agraria peruana no estableció la confiscación si no la expropiación de la
tierra con el subsiguiente pago anual de la deuda agraria.

Ofreceremos algunas consideraciones a manera de un breve balance sobre la


reforma agraria peruana entre 1969 y 1975, período importante donde se hizo
principalmente el reparto de tierras a las cooperativas campesinas. La reforma
agraria no representó un desplazamiento del poder político a una nueva clase,
el campesinado. Sin embargo, constituyó en sus grandes líneas un
mejoramiento económico de miles de familias campesinas, principalmente
aquellas que integraban las Cooperativas Agrarias de Producción (azúcar),
sector donde ya existía una mayor mecanización en la agricultura.

1. schaller, Sven. 2007. Reforma Agraria y productividad Ensayo sobre las razones de la pobreza rural en el
Perú. p. 2-3
2. Mariátegui, Juan. Sobre la reforma agraria peruana (1969-1975). P. 128
Antecedentes de la reforma agraria.

"En el Perú, por más de dos décadas se había incrementado paulatinamente, no


sólo la discusión sobre reforma agraria, sino también se había promulgado y
discutido una serie de decretos, leyes y proyectos que en una u otra forma
apuntaban a una reforma del agro. Sin embargo, poco se había materializado en
términos de reparto efectivo de tierras".1

Esto quiere decir que los hacendados eran las personas que tenían las tierras
más aptas para la agricultura lo cual hizo pensar al gobierno en que la mejor
manera de tener una mejor producción y alza económica sea mediante la
repartición de tierras hacia los campesinos. Esto dio a que durante el gobierno
de Odría, en la década del 40, se promulgó un primer decreto, declarando que
el Estado tenía la capacidad de expropiar las tierras que no estuvieran
trabajadas. Sin embargo, nada se hizo para que la situación cambiase
realmente, aun a este nivel incipiente de reforma.

Fue durante la campaña presidencial para el período 1956-1962 en el que el


tema de Reforma Agraria fue uno de los más mencionados y donde los
candidatos necesariamente tenían que tomar una posición al respecto para
poder dar marcha a la a esta nueva ley, y en ello también la Reforma Agraria
Boliviana jugó un rol importante en este sentido, al ser un proceso que se
llevaba a cabo muy cerca de nuestras fronteras, en una situación rural muy
semejante a la de ciertas regiones de nuestro Ande.
"Habiendo sido elegido Manuel Prado a la Presidencia de la República, éste se
vio obligado a tomar algunas medidas en relación con las promesas planteadas
sobre Reforma Agraria. La Comisión de Reforma Agraria y Vivienda fue creada
para tal fin. Como era de esperar, al estar presentes en dicha Comisión
conocidos latifundistas, representantes de la Compañía Grace y la Sociedad
Nacional Agraria “. 1

Por lo tanto, estos planteamientos no tocaban aspectos importantes como el


futuro de las grandes haciendas azucareras del norte del país, empresas con
una extensión considerable de hectáreas, altamente tecnificadas y con alta
concentración de poder económico y político. Sumándose a todo ello, el
Congreso Nacional sólo dio fondos muy limitados para iniciar los primeros
estudios sobre cambios en el área rural.
"Todos estos intentos, orientados más para acallar la presión existente que para
resolver el problema, no lograron otro objetivo real que el de, justamente,
aumentar la presión. La Revolución Cubana y su política de afectar a las
empresas azucareras; el incremento en importaciones de alimentos; la
subsecuente presión sobre el campesinado para llevarlo a tierras marginales y
hasta el Acuerdo de Punta del Este sobre la necesidad de realizar reformas
agrarias en América Latina. “2

Esto quiere decir que hicieron que la campaña de los candidatos que pensaban
en reemplazar a Prado en la Presidencia tuviera nuevamente que enfatizar la
Reforma Agraria como uno de los puntos fundamentales de su programa de
acción. Fernando Belaúnde Terry, candidato y posteriormente Presidente, fue
uno de los que más claramente estuvo en la línea de propugnar una Reforma
Agraria en el país.

Habiendo subido al poder en julio de 1963, y ante una fuerte presión


campesina, motor importante para las decisiones que se iban tomando, se
promulgó la Ley de Reforma Agraria en mayo de 1964. Es importante señalar
aquí que, entre 1955 y 1965 se había desarrollado un fuerte movimiento
campesino, el cual quebró las relaciones de producción serviles existentes,
principalmente en la región de la Sierra, invadiendo las haciendas y
parcelándolas inmediatamente. Este movimiento se hizo más intenso en la
Sierra Central del Perú, aunque tuvo repercusiones en varias otras regiones.
“Los dos puntos de mayor controversia en la nueva ley fueron: en primer término,
el tratamiento que se les daría a las haciendas azucareras de la Costa, y, en
segundo lugar, los métodos de compensación a plantearse para aquellas
personas o empresas que fueran afectadas".3

Esto nos quiere decir que dada la aparente intención principalmente de las
Cámaras y del mismo Poder Ejecutivo por no implementar una ley que
realmente modificara profunda y rápidamente la estructura agraria, el resultado
de la gestión de Belaúnde no causó sino una situación de insatisfacción y
frustración aún mayor entre los que creían que una posibilidad, dentro de los
cauces democráticos planteados, sería posible. La convicción de que una
Reforma Agraria era necesaria en el Perú ya era compartida por la mayoría de
los grupos de influencia y de opinión en el país.

Las continuas frustraciones que acabamos de señalar no hicieron sino


incrementar las posibilidades de unanimidad ante el planteamiento de una
Reforma Agraria que fuera posible efectivizar y que realmente propusiera un
cambio importante en el sector agrícola. Era ya bastante clara la idea de que
para llevar adelante una efectiva Reforma Agraria no era una decisión
2exclusivamente técnica ni aun económica, la que había que plantearse.
Fundamentalmente, debía ser una decisión política. Esa decisión política no
pudo ser tomada durante el gobierno de Belaúnde, por la propia conformación
de los grupos de poder que directamente tenían que ver con el problema del
agro hasta 1968. Dichas posibilidades se abrían con la Ley 17716 planteada
por el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada en junio de 1969, a los
ocho meses de haber tomado el poder derrocando a Belaúnde.

1. Chirinos, Alfonso. 1975. La Reforma Agraria peruana. p. 1-2


2. Eguren, Fernando. Reforma Agraria y desarrollo rural en el Perú. p. 14
3. Chirinos, Alfonso. 1975. La Reforma Agraria peruana. p.3

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