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Sigo haciendo una inspección de mi vida y recuerdo que cuando hice mis prácticas
docentes en un colegio antes de graduarme de la Universidad Pedagógica Nacional, hice
muchas cosas buenas por los estudiantes, aprendí allí que es muy importante saber
escuchar, ver en ellos que les gusta para poder incentivarlos, no frustrar sus sueños, y a
través del juego se puede reflejar esto. Cuando me gradué quería cambiar el mundo en los
colegios como docente, tenía ideas nuevas, no quería llegar a ser lo mismo que hacen los
demás docentes, echar 60 minutos de carreta esperando que unos muchachos se interesen
en algo que ellos mismos están aprendiendo porque les toca no porque quieren, pero me
estrellé contra el mundo, porque encontrar trabajo no es fácil y que sea el ideal menos,
entonces ingresé a trabajar a un Colegio Departamental en Cundinamarca donde los
índices de vulnerabilidad son muy altos en los niños (as) y adolescentes y dirigido por una
rectora que tenía una mentalidad totalmente cuadriculada porque su edad no permitía
cambiar las cosas y el hecho de que yo quisiera cambiar el mundo no fue suficiente para
ella, pero en los estudiantes encontré allí también que para ellos lo más importante es que
los escuchen por todas las situaciones tan difíciles que viven fuera de las aulas de clase y
ahí también comprendí que para estos estudiantes y para cualquier persona, es el apoyo
de la familia, la mamá juega el papel más importante en la educación y ellos no encontraban
ese incentivo en la casa y en el colegio lo que encontraban era también reproches por sus
actuaciones, por su rebeldía. En esta Institución enseñé a través de la construcción de
juguetes y descubrí que para ellos hacer cosas que funcionen mecánicamente o de forma
eléctrica les gustaba mucho, era encontrar el punto de atención de ellos para que
aprendieran de otra forma.
Ahora sigo construyendo juguetes en las clases que imparto en la Universidad con el
objetivo de que esos estudiantes lo que diseñen y construyan lo regalen a niños de muy
bajos recursos económicos, esto con el único fin de que mis estudiantes aprendan además
de todo un literal de carreta a SER personas, que hay personas en una realidad muy difícil
afuera y que con lo que ellos hacen pueden cambiar en algo un momento la vida de muchos
de esos niños.
Por eso creo y estoy completamente segura que el cambio sólo va a ser posible si uno
quiere, no importa lo que digan los demás, lo que lo critiquen a uno por querer cambiar o
enseñar de forma diferente, porque para venir a leer unas diapositivas y todos los
estudiantes como borregos aceptar lo que dice allí es muy fácil; la educación no es sólo
aprender como loros lo que los profesores digan, es criticar constructivamente, es ser
honesto, leal, tener todos los valores que nos enseñan desde casa para llegar a SER
personas. Continuará………..