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HACIENDALISMO
En verdad, la primera tentativa de imaginarse una “economia de hacienda” fue del frances
COURCELLE SENEUIL, en su “Traité Theorique et Pratique des enterprises industrielles,
commerciales et agricoles ou Manuel de Affaires, editado en Paris, en 1854.
Imaginar una economía ocurriendo en una institución fue la forma de encontrar partes
distintas en acción, ínter ligadas, pero autónomas y que eran la administración, la
organización, la Técnica de la Actividad y la Contabilidad. SENEUIL procuro realizar
algo “científico” en torno a la “practica de las empresas”.
Las obra de W. Sombart, buscando una ciencia de la empresa, los estudios precursores
de Giovanni Rossi, de LEO GOMBERG (el de mayor rigor lógico), de JOHAN FRIEDRICH
SCHAR (especialmente en su libro de 1910 ALLGEMEINE
HANDLESBERTRIEBSLEHRE). M. R. WEYERMANN, H. SCHONITZ, RODOLF
DIETRICH, EUGEN SCHMALENBACH y otros situaron el “campo hacendal” como un
“espacio de ciencias”.
La corriente haciendalista domino la Italia del siglo XX, pero termino por no ofrecer un
cuerpo de doctrina abarcante, de lógica profunda, competente para justificar el campo
contable. Su visión de la contabilidad no convence y no consigue imponerse por falta de
una lógica científica capaz de justificar la dignidad y la autonomía necesarias.
Los autores referidos produjeron doctrina de altísima calidad científica que contribuyo
expresivamente al progreso cultural de nuestra disciplina y algunos de ellos, como
Giannessi, llegaron a formar escuelas propias, de características distintivas (creo la
ESCOLA DE PISA, con valores mayúsculas de la actualidad,
como Giovanni Padrón, Rossella F. Ferraris, Humberto bertini, Ricardo Varaldo, Renzo
Corticelli, Paola M. Vitali, Brunillo Passaponti y otros).