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En primer lugar nos encontramos con un Jesús que rompe fronteras. Para todos aquellos
que critican a la iglesia y a Jesús de ser intolerante con rezas, géneros, etc. Es porque no
han leído el evangelio o no lo han meditado. Jesús rompe 3 leyes de los judíos en este
pasaje para demostrarnos que para todo cristiano la evangelización no tiene fronteras. En
primer lugar, habla con una mujer, lo cual estaba prohibido para los judíos, luego le hablas
de religión, lo cual estaba también prohibido y además es samaritana, una raza odiada por
los judíos. La falta de Jesús fue tan evidente que la mujer se atrevió a tutearle y
reprocharle: “¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí que soy mujer y
samaritana?” Jesús debió haber sonreído y le contestó sin rodeos, como quien tiene
autoridad. Cualquiera que hubiera cometido algo indebido se intimidaría ante la pregunta
de la mujer e incluso respondería con un excusa, pero Jesús sabía que no estaba ahí solo
para descansar ni para beber agua. Jesús estaba ahí para mostrarle a un alma necesitada
el camino.
Después de esto viene la primera revelación directa en los evangelios. Ella le habla del
mesías y Jesús no duda en decirle: “Soy yo, el que habla contigo”
Es curioso que la primera revelación más directa de Jesús es precisamente a una mujer
con 5 maridos, pero es que precisamente es lo que más impacto causó en ella. Ella
anuncia al mesías como un hombre le ha dicho todo lo que ha hecho. Y es que puede
parecer chistoso o algunos incómodo. Imaginen que alguien llega y les dice sus pecados.
Pueden pensar muchas cosas, asustarse, pero todos llegarían a la conclusión: Esa persona
me conoce.
Es por eso que los invito en esta HE a que se den cuenta de que Dios no es un ser lejano,
no es un ser alejado de nuestra realidad. Qué hermoso que Dios, el creador de todo, de las
estrellas, de las constelaciones, de las montañas, mares y paisajes más hermosos de la
tierra y del espacio sea alguien que nos conoce, que es nuestro más íntimo amigo. Alguien
que nos dice: “Te pasaste la boda pasada” o “te andas haciendo wey en el trabajo” o
“Felicidades, conseguiste eso que tanto te costabas”. Dios nos conoce y nos ama,
entonces ¿por qué no acercarnos a platicar con él? ¿Por qué no abrirle nuestro corazón?
¡Por qué no pedirle perdón? ¿Por qué no ser cada día más íntimos amigos de él y buscar
conocerle mejor, como él nos conoce a nosotros?. Porque cuando le conozcamos mejor
seremos más capaces de hacer que otros también le conozcan y seremos portadores de
agua viva como Jesús mismo lo hizo