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El artículo 152º de la Ley General del Ambiente, Ley Nº 28611, señala que pueden someterse a
arbitraje y conciliación las controversias o pretensiones ambientales determinadas o
determinables que versen sobre derechos patrimoniales u otros que sean de libre disposición
por las partes. Esto nos llevaría a asumir que existirían dos tipos de materias conciliables y
arbitrables atendiendo a la titularidad del derecho afectado, ya que en algunos casos existiría
materias en las cuales el titular del derecho es perfectamente identificado con atributos de libre
disposición y es él y sólo él quien acciona en la vía conciliatoria o arbitral correspondiente; y en
otros casos, la titularidad resultaría indeterminable al estar dispersa en la colectividad, y el
impacto del daño ambiental sería a un grupo indeterminado de personas, habilitándose a
instituciones específicas a intentar llegar a una solución en aplicación de los principios que
regulan la defensa de los intereses difusos.
La Ley General del Ambiente señala expresamente los casos que podrán someterse a
conciliación y arbitraje ambiental, a saber:
Vemos que en la mayoría de estas materias es perfectamente identificable al titular del derecho
disponible afectado por el daño ambiental, empero, en también existirán casos en los que nos
encontremos frente a la indeterminación de los titulares, encontrándonos frente a intereses
difusos.
Por su parte, el artículo 153º de la misma Ley General del Ambiente establece limitaciones tanto
al Laudo Arbitral como al Acuerdo Conciliatorio, los cuales no pueden vulnerar la normatividad
ambiental vigente ni modificar normas que establezcan Límites Máximos Permisibles (LMP), u
otros instrumentos de gestión ambiental, ni considerar Estándares de Calidad Ambiental (ECA)
diferentes a los establecidos por la autoridad ambiental competente. Sin embargo, en ausencia
de éstos, son de aplicación los establecidos a nivel internacional, siempre que medie un acuerdo
entre las partes, o en ausencia de éste a lo propuesto por la Autoridad Nacional Ambiental.
El artículo 154º de la Ley General del Ambiente señala, en cuanto a los árbitros y conciliadores
en materia ambiental, que la Autoridad Ambiental Nacional se encargará de certificar la idoneidad
de los árbitros y conciliadores especializados en temas ambientales, así como de las instituciones
responsables de la capacitación y actualización de los mismos. Es decir, en la resolución de
temas ambientales no bastaría ser conciliador extrajudicial adscrito a un Centro de Conciliación
(que, recordemos, no posee especialidad ambiental) o árbitro designado por las partes, puesto
que se requerirá de una certificación expresamente otorgada por la autoridad ambiental a fin de
considerarse habilitado para guiar un procedimiento de resolución alternativo de conflictos
ambientales.