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Transición

Muchos autores sostienen que el mundo antiguo fue esclavista, hasta el siglo II o III, que es
cuando habría comenzado la transición al feudalismo, un proceso que algunos dan por finalizado
hacia el siglo VI, cuando las invasiones germánicas impusieron un nuevo regimen síntesis. Esta es
la opinión de Barbero, Vigil y Perry Anderson. (SALRACH, J. 1997)

SALRACH, José (1997) La formación del campesinado en el occidente antiguo y medieval, análisis
en los cambios en las condiciones de trabajo desde la Roma clásica al feudalismo, Madrid España:
akal.
La transición del esclavismo al feudalismo queda inserta dentro de una serie dedica a la formación
y desarrollo del sistema feudal Alberto Prieto ya señalaba sus objetivos principales, consistentes
en dar una visión acerca del fin del mundo antiguo y, por tanto, de la formación del feudalismo.
(Bloch y Weber ., 1989).

Bloch, M. & Weber, M. (1989) La transición del esclavismo al feudalismo. Madrid, España: AKAL

Es posible encontrar autores que sitúan el fin del feudalismo en el advenimiento del Estado
moderno; otros lo alargan hasta el fin del siglo XVIII o comienzos del xix; mientras que no pocos
historiadores creen que, sensu stricto (sentido estricto), tan solo puede hablarse de feudalismo
durante los siglos X al XII. Lo mismo ocurre en cuanto al territorio; así, encontraremos diferentes
opiniones sobre en qué partes de Europa se desarrollaron las estructuras feudales. (…) (Arroyo,
2018)

Arroyo, F. (2018). Feudalismo y señorío en Europa. Madrid, España: Ediciones Paraninfo S.A.
El fin del mundo antiguo atrae notablemente la atención de muchos historiadores y, en general,
de las personas cultas. Ya hace siglos que el tema de la decadencia del Imperio Romano se ha
convertido en uno de los grandes elementos de toda interpretación histórica. Pe-ro no cabe duda
que la propia investigación ha mostrado la necesidad de analizar con insistencia determinados
factores como los económicos y sociales, dando a entender, por tanto, que no se trata de un mero
problema de invasiones, cambios políticos, aparición de nuevos valores y desaparición de la
civilización romana, si-no de una paulatina y radical transformación de la sociedad. No se ha de
hablar de decadencia, sino de formación de algo nuevo sobre la base del mundo romano y
también con la aportación de las propias transformaciones desarrolladas en el seno de las
sociedades no-romanas, por ejemplo, _germánicas. Un libro que constituye una selección de
trabajos fundamentales acerca del fin del mundo antiguo y el comienzo de la Edad Media habría
de contener, sin duda, un mayor número de investigaciones significativas, pe-ro aquí lo que se ha
pretendido sobre todo es resaltar la aparición de un nuevo sistema de relaciones socio-
económicas, centrarse en conocer la formación de los primeros elementos feudales, la aparición
del feudalismo, más concretamente la transición, es decir, las transformaciones que conducen
hacia la formación feudal. Este es su principal objetivo.

[11:58, 14/9/2018] Luis.C.: La difusión alcanzada por la primera edición ha he-cho necesaria esta
nueva reedición, en la que sao se han hecho pequeños cambios, consistentes principal-mente en
ampliar y renovar la bibliografía general en-tonces presentada. El conjunto de artículos ya edita-
dos mantienen su vigencia: a veces puede tratarse de estudios como los de Weber v Bloch, que ya
han ad-quirido merecidamente una cierta categoría de «clási-cos». Por otro lado, a través de los
trabajos de Staer-man, Kovaliov, Mazzarino y Finley, comprendemos la realidad de diversas
interpretaciones, enfoques y crí-ticas acerca de las grandes tranforrnaciones económi-cas, sociales
e ideológicas que marcan el fin del mundo antiguo. Es por tanto justo decir que esta recopilación y
selección es enteramente válida y permite que los lec-tores se acerquen directamente a
problemas fundamen-tales corno el declive del sistema esclavista, la aparición de unas nuevas
relaciones económicosociales, el trata-miento historiográfico que ha tenido el fin del mundo
antiguo, los diferentes caminos hacia la configuración de un modo de producción como el feudal,
etc. A primera vista, tras el análisis somero de la mayoría de los estudios contenidos en este libro,
y a veces inclu-so guiados por la mera mención de algunos de sus au-tores, los lectores pensarán
que se trata de una obra de inspiración marxista, que por tanto enfocará el tema tratado,
ineludiblemente, de una manera determinada, desdeñando el tratamiento de cualquier otra
posible in-terpretación. Creemos que tales afirmaciones son injus-tas, toda vez que nuestra
intención es ilustrar el tema que lleva el título global de la obra, y sin renunciar a una metodología
marxista, vemos necesario plantear los problemas desde una perspectiva abierta e incorporan-do
interpretaciones no marxistas, como las de Weber y Bloch, al tiempo que damos muestra (a través
de los artículos de Staerman v Kovaliov) de cómo el marxis-mo puede ofrecer interpretaciones
diversas acerca de un mismo problema. Esta metodología, lejos de refugiarse en un esquematismo
y, por tanto, en un notable empo-brecimiento científico, por su propia esencia ha de di-rigirse a la
discusión, a la revisión de interpretaciones, conceptos y teorías, al trabajo científico realizado a
partir de los datos positivos y no a un condicionamien-to debido a unos planteamientos
dogmáticos previos. La metodología marxista sólo puede tener este punto de partida y esa es la
intención que ha habido r existe en la publicación de la presente obra. Que en algún artícu-lo (y
pensamos expresamente en el de Kovaliov) haya

[11:58, 14/9/2018] Luis.C.: una cierta dosis de esquematismo y dogmatismo, puede ser cierto, y al
lector compete el valorarlo; pero no ca-be duda de que nuestra intención exige que mostremos
interpretaciones diversas, entre las que se encuentran las de Kovaliov. También conviene indicar
cómo la obra es un con-junto de investigaciones concretas que nos permiten conocer mejor el
carácter de la «transición», construc-ciones realizadas a base de datos positivos que pueden
permitir el establecimiento de unos planteamientos teó-ricos generales; es interesante notar
cómo un estudio como el de Staerman, con una notable síntesis e in-dudable proyección teórica,
se ha realizado sobre una amplia acumulación de conocimientos concretos, en tan-to que el
artículo de Gutnova y Udaltzova, que puede ser tenido como el más «teórico» del libro, sólo es po-
sible con un tratamiento de los fenómenos particulares, ofreciéndose como un planteamiento
básico a la hora de enjuiciar la génesis del feudalismo, como un auténtico punto de partida
teórico, que indudablemente puede te-ner elementos discutibles, por ejemplo, en cuanto a la
radical diferenciación de las distintas vías hacia el feu-dalismo y su concreción geográfica e
histórica. Esta nueva edición, por consiguiente, abunda en los objetivos iniciales de comprensión
de la realidad histó-rica mediante el estudio de una época tan significativa N. de unos problemas
tan básicos. Refleja también la ne-cesidad de difundir el conocimiento acerca de ellos y se inscribe,
además, en una panorámica, por supuesto limi-tada, sobre la formación, evolución v disolución del
feu-dalismo, tema al que se dedican los tres volúmenes que componen esta serie y que esperamos
puedan contri-buir a la formación de todos los lectores en ello inte-resados.

CARLOS ESTEPA Madrid, febrero de 1980


Es posible encontrar autores que sitúan el fin del feudalismo en el advenimiento del Estado
moderno; otros lo alargan hasta el fin del siglo XVIII o comienzos del xix; mientras que no pocos
historiadores creen que, sensu stricto (sentido estricto), tan solo puede hablarse de feudalismo
durante los siglos X al XII. Lo mismo ocurre en cuanto al territorio; así, encontraremos diferentes
opiniones sobre en qué partes de Europa se desarrollaron las estructuras feudales. (…) (Arroyo,
2018)

Arroyo, F. (2018). Feudalismo y señorío en Europa. Madrid, España: Ediciones Paraninfo S.A.

La Ilustración, la Revolución francesa y el Romanticismo crearon una serie de conceptos y de


nociones sobre la política, la nación, el mercado, la religión... que no son aplicables para obtener
un conocimiento real de las instituciones que se desarrollaron en la Edad Media. Similares
consideraciones se pueden hacer sobre el término señorío. En primer lugar, hay que destacar la
frecuencia con la cual se confunden ambos conceptos, cuando el señorío es una organiza-

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