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Dessors, D. y M-P Guiho-Bailly (1998) Organización del trabajo y salud.

De la
psicopatología a la psicodinámica del trabajo. Editorial Lumen. Buenos Aires.

(Fragmentos de los capítulos 10 y 11)

“La diferencia entre el “trabajo prescrito” y el “trabajo real” y la cuestión de


la actividad

Del trabajo sala Generalmente en términos de medios, objetivos, protocolos, volu-


men, resultados. También es posible interesarse en las características cuantitativas
y cualitativas del personal necesario. Finalmente, se mencionan las condiciones de
trabajo, inclusive sus consecuencias sobre el individuo en términos de fatiga, acci-
dentes, enfermedades…

Pero del trabajo mismo, del trabajo como compromiso, como enfrentamiento con
lo real, no se habla prácticamente nunca.

Y sin embargo, si el trabajo siempre es una aventura, y a veces un drama, es porque


el trabajo prescripto, el trabajo tal como está descrito en los manuales, el trabajo
tal como es aprendido, previsto, organizado, siempre es diferente al trabajo real.

Aún en la fábricas más taylorizadas, cuando los ingenieros creían haber organizado
y provisto el trabajo esos detalles más extremos, el operador operadora encarga-
dos de ejecutarlo, inevitablemente se enfrentaban con lo que, en lo real, escapa a la
abstracción del cálculo y a la generalidad del concepto.

Cada vez que hay trabajo, el ejecutante debe enfrentar todas las fuentes de variabi-
lidad no tomadas en consideración en la definición de su tarea: variabilidad del
proceso, de la materia trabajada, dejaste de las herramientas, evoluciones del en-
torno material y humano, fluctuaciones de su propio estado.

Aún cuando el discurso sobre el trabajo está fijado, la acción, por su parte, nunca se
repite estrictamente idéntica. El trabajo nunca es simple ejecución. Comporta
siempre una parte de interpretación, en el sentido en el que la consigna debe in-
terpretarse, igual que una partitura.

Esta necesidad de enfrentar la brecha con respecto a la previsión, que puede re-
querir demostración para un trabajo en cadena es evidente en el ámbito hospitala-
rio. Nadie se atrevería a sostener que la actividad del personal de salud se limita a
una aplicación pura y simple de las prescripciones y las consignas.

Este enfrentamiento con lo que no puede preverse por adelantado constituye la


fuente, el núcleo viviente de la experiencia de trabajo. En este espacio entre pres-
cripción y realidad se juegan en el momento las cuestiones del placer y el sufri-
miento en el trabajo, y en la duración, las del dinamismo de la organización y de la
salud del individuo.

El sufrimiento en el trabajo tiene su origen en la diferencia entre trabajo prescrito


y trabajo real. Diferencia estructural al punto que no hay trabajo que no comporte
una decepción en su origen. El movimiento de despecho, que el sujeto siente frente
a una realidad que lo decepciona, inaugura la exploración, la búsqueda, el itinera-
rio.

La salida positiva de este movimiento es la invención de soluciones personales de


trucos sin los cuales los objetivos no podrían alcanzarse invención por medio de la
cual el trabajo se descubre creador” (pp. 180-181).

“(…) el trabajo supone la movilización (...) de la inteligencia, de la imaginación y la


iniciativa. (...) a cambio de esta contribución significativa a la concepción de la
organización real del trabajo, los agentes pueden esperar una retribución.
La forma específica de esta retribución es el reconocimiento en el doble sentido del
término: reconocimiento en el sentido de admitir, de tomar nota de la contribución
de los sujetos; reconocimiento en el sentido de gratitud.
El reconocimiento esperado es, en primer lugar, el de los colegas, el de los pares,
que son los mejor ubicados para apreciar la naturaleza y la calidad de la
contribución. Es por eso que (...) (los) otros tienen fundamentalmente la forma del
colectivo o de la comunidad de pertenencia” (pp.175-176).

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