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Brenda Milner, centenaria pionera de la

neuropsicología: “Todo continúa siendo una


aventura maravillosa”
Un simposio reconoce a la investigadora en Montreal sus contribuciones científicas y celebra su
siglo de vida
JAIME PORRAS FERREYRA

Montreal - 13 SEP 2018 - 11:59 CEST

Brenda Milner, en la cena del simposio celebrado en su honor. HOSPITAL NEUROLÓGICO DE MONTREAL

Brenda Milner cumplió cien años de vida el pasado 15 de julio. La mañana del 6 de septiembre, llegó al auditorio
del Instituto y Hospital Neurológico de Montreal (conocido popularmente como “Neuro”) sin ayuda de un bastón.
A pocos minutos de comenzar un simposio en su honor, saludó a varios exalumnos y colegas, tanto de Canadá
como de otros países. Lo hizo pronunciando sus nombres: la gran estudiosa de la memoria tiene la suya en
excelente estado. “Yo quería que la psicología y la neurología se acercaran”, afirmó en su discurso momentos
después. Lo ha cumplido con creces, ya que los expertos catalogan a Milner como la fundadora de la
neuropsicología. En su alocución, pasó del inglés al francés sin esfuerzo alguno. Antes de que volviera a tomar
asiento en la primera fila, remató: “Todo continúa siendo una aventura maravillosa. La sigo disfrutando cada
minuto”.

Milner es desde hace casi siete décadas investigadora y profesora del “Neuro” y del departamento de neurología
y neurocirugía de la Universidad McGill. No ha querido jubilarse. Va a su oficina dos o tres veces por semana,
donde charla con investigadores postdoctorales. La base de datos PubMed arroja que su último artículo data de
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2016. Milner se enfoca desde entonces en dar su opinión sobre los textos de los jóvenes investigadores.
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¿Por qué sigue en activo? Milner ha escuchado la pregunta desde hace dos o tres décadas. Siempre ha dado la
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misma respuesta. Los comentarios de varios de los participantes en el simposio (antiguos alumnos que se
formaron en sus cursos y colegas con quienes ha firmado un sinfín de artículos y libros, procedentes de centros
de enseñanza como McGill, Toronto, Yale, Oxford, MIT y Columbia) coincidían con sus palabras: por una
curiosidad desbordante y un cariño incondicional a la comunidad de neurocientíficos. También cabe señalar la
lealtad de Brenda Milner al “Neuro”. Guy Rouleau, director de esta institución, recalcó que Milner ha permanecido
fiel a sus colores a pesar de las propuestas de otros centros desde que la británica era una joven investigadora.
“Su trabajo ha tenido un enorme impacto para comprender el cerebro y, por ende, para comprendernos mejor”,
afirmó Rouleau.

Brenda Milner, junto a Julie Payette, Gobernadora General de Canadá. HOSPITAL NEUROLÓGICO DE MONTREAL

Brenda Langford nació el 15 julio de 1918 en Manchester. Su madre era cantante y su padre trabajaba como
crítico musical para el diario The Guardian. En 1939, obtuvo una licenciatura en psicología en la Universidad de
Cambridge. En 1944, en plena guerra, contrajo nupcias con el ingeniero nuclear Peter Milner, de quien tomó el
apellido. Se instalaron en Montreal ese mismo año y se divorciaron en 1952, pero siguieron siendo amigos
cercanos hasta la muerte de Peter Milner, a los 99 años, el pasado mes de junio.

Supervivencia
A su llegada a Canadá, Brenda Milner enseñó psicología en la Universidad de Montreal. Poco tiempo después, se
inscribió en el doctorado en psicología experimental en la Universidad McGill (lo concluyó en 1952), bajo la
supervisión del profesor Donald Hebb. Fue Hebb quien la puso en contacto en 1950 con Wilder Penfield, figura del
Instituto y Hospital Neurológico de Montreal. “Hebb me dijo varias veces que ningún psicólogo sobreviviría en el
Neuro”, dijo Milner en el auditorio del centro, casi siete décadas después, provocando las risas del público.

HM son las iniciales del paciente más famoso de la neurociencia del siglo XX. Tras su fallecimiento en 2008, se
hizo público que su nombre era Henry Molaison. Vivió 82 años; 55 de ellos sin nuevos recuerdos. En el simposio,
Eric Kandel, profesor de la Universidad de Columbia, mostró algunas de sus más recientes investigaciones.
Kandel ganó el premio Nobel de Medicina en el año 2000 por sus estudios sobre los vínculos de los mecanismos
neuronales con el aprendizaje y la memoria. Al inicio de su ponencia, llamó a Milner “nuestra heroína” y recordó la
revolución que significó el trabajo con HM por parte de la británica.

Epilepsia
Molaison sufría serios ataques de epilepsia. Pasó por el quirófano en 1953, a los 27 años, en Hartford
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se redujeron considerablemente. Sin embargo, presentó una amnesia anterógrada (no podía formar nuevos
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recuerdos), aunque se acordaba de los acontecimientos antes de la operación. Scoville contactó a Wilder
Penfield, en esos años uno de los mayores especialistas en la epilepsia. Penfield no dudó en enviar a la persona
indicada: Brenda Milner.

La investigadora debió desplazarse numerosas veces de Montreal a


Hartford y, en cada visita, tuvo que presentarse con Molaison, ya que
no la reconocía por las secuelas de la operación. Milner concluyó que
los lóbulos temporales del cerebro –especialmente el hipocampo-
intervienen en la formación de los recuerdos. Anteriormente se
pensaba que ningún área cerebral específica era fundamental para la
memoria.

Otros trabajos de Milner con HM arrojaron que existen dos sistemas


cerebrales para procesar los recuerdos; uno explícito y otro implícito.
La investigadora se apoyó para ello en distintas pruebas. La más
famosa fue la de pedir a Molaison que dibujara el contorno de una
estrella que se reflejaba en un espejo. Milner constató que el paciente
era capaz de mejorar la tarea conforme la repetía. “El recuerdo más
emocionante que guardo de todo esto fue cuando logró dibujar la
estrella tras tres días de pruebas. Fue un aprendizaje hermoso, aunque
Brenda Milner, en 1956.
él no tenía conciencia de haber pasado el tiempo anterior en la tarea.
Para él, cada ensayo era el primero”, respondió Milner a pregunta de El
País.

Diseño, vino y hockey


Posteriormente, Milner siguió investigando sobre cómo los recuerdos y la personalidad se ven afectados por
lesiones cerebrales. También se ha interesado en la manera en que los hemisferios “dialogan” para formar
nuestros pensamientos. Tanto ella como otros expertos han permitido resolver buena parte de los misterios
detrás del funcionamiento del cerebro. Hace algunas semanas, el diario La Presse publicó que Milner tiene otras
pasiones fuera de la esfera científica. Por ejemplo, lee religiosamente la revista The New Yorker, siente
predilección por los vinos de Burdeos, apoya al Manchester City y, canadiense al cabo de varias décadas, adora el
hockey.

Brenda Milner ha sido recompensada con una larga lista de premios y doctorados honoris causa. En el marco del
simposio, Isabel II, reina de Inglaterra, y Justin Trudeau, primer ministro canadiense, enviaron mensajes para
celebrar su siglo de vida y reconocer su destacada trayectoria científica. Aunque, según lo que se vio el 6 y 7 de
septiembre, Milner estuvo particularmente emocionada –bajo sonrisas prolongadas- por las muestras de cariño
de parte de la comunidad de neurocientíficos presentes, a quienes ella considera una gran familia. En su
ponencia, Eric Kandel explicó que la proteína RbAp48 mengua con la edad, factor importante en la pérdida de la
memoria e independiente del Alzheimer. Dijo que las investigaciones arrojan que la actividad física ayuda a liberar
esta proteína del tejido óseo; también subrayó los beneficios de las tareas intelectuales. Al final, el Nobel expresó:
“Hay que seguir trabajando y aprendiendo… ¡como Brenda Milner!”.

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