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asándose en principios de la mecánica se representan los mecanismos mediante

engranajes o ruedas dentadas, con los cuales se forman sistemas de ecuaciones, que
caracterizan el comportamiento y funcionamiento de un mecanismo. A diferencia de un
problema de dinámica básica, un mecanismo no se considera como una masa puntual sino
como un conjunto de sólidos rígidos enlazados. Estos sólidos se denominan elementos del
mecanismo y presentan combinaciones de movimientos relativos de rotación y traslación,
que combinados pueden dar lugar a un movimiento de gran complejidad. Para el análisis
de un mecanismo usualmente son necesarios conceptos como el de centro de
gravedad, momento de inercia, velocidad angular, entre otros.
La mayoría de veces un mecanismo puede ser analizado utilizando un enfoque
bidimensional, lo que reduce el mecanismo a un plano. En mecanismos más complejos y,
por lo tanto, más realistas, es necesario utilizar un análisis espacial. Un ejemplo de esto es
una rótula esférica, la cual puede realizar rotaciones tridimensionales.
El análisis de los esfuerzos internos de un mecanismo, usualmente se realiza una vez
determinada su cinemática y dinámica, y en este período se hace necesario modelizar
alguno de sus elementos como sólidos deformables, y así mediante los métodos de
la resistencia de materiales y la teoría de la elasticidad se pueden determinar sus
deformaciones, así como sus tensiones, y decidir si los esfuerzos a los que están
sometidos los elementos del mecanismos pueden ser adecuadamente resistidos sin rotura
o pérdida de la funcionalidad del mecanismo.

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