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ENCUENTROS CON JESÚS

JESÚS
y
LOS HIJOS DE ZEBEDEO

MIRADA A LA VIDA

¡Cuántas veces,
mirar nuestra
historia, la de la
humanidad, en sus
diferentes culturas,
es toda una
ESCUELA donde
se aprende tanto! Y
esto, en tantos
aspectos y
dimensiones de la
vida. Una sencilla
mirada nos hace tomar conciencia de todo esto. ¡Cuántas conquistas, en
tantos campos de la vida y de la ciencia, y que aportan tanto de bienestar y
de positivo al caminar de la humanidad!

Un aspecto vital de este caminar, es el mundo de RELACIONES que


“mueven” a las personas. También aquí se producen formas muy diversas.
Y en cada cultura se expresa y se vive de forma muy diferente. Si bien, el
dato común es que la persona es una ser EN RELACIÓN, y esta
dimensión es necesario cuidarla, si no queremos caer en unas relaciones
puramente mercantilistas (“te doy y tú me das”), o en algo superficiales y
que no aportan ni enriquecen a la persona. Y es que las relaciones sanas
conllevan una enorme carga de positividad para la persona misma.

Y cuando esas relaciones llevan dentro un contenido de GRATUIDAD


o un componente de AMOR DESINTERESADO, entonces… esas
relaciones, ya en sí mismas importantes, aportan un plus incomparable
para la madurez de la persona concreta y para los planteamientos que
esa persona se hace de cara a los demás, o de cara a la vida misma.

El “cuadro” del ENCUENTRO, que hoy se nos ofrece, lleva un poco de


todo esto y, especialmente, plantea una nueva forma de vivir. De ahí que
es bueno que nos adentremos en su meollo y, dentro de los “contrastes”,
descubramos la NOVEDAD que supone la propuesta del
ENCUENTRO con Jesús de Nazaret.

Está claro que, en aquel grupo que sigue a Jesús, hay miras muy pobres
y cortas; hasta podemos decir que “un tanto rastreras”, y es que el deseo de
“ser más que los demás”, está bien latente. Y esto no solamente en los
dos que se presentan proponiendo algo con ese “aire contaminado”, sino
también en el resto, que reaccionen de forma muy parecida. Por lo tanto,
los “deseos ocultos” son muy similares en unos y en otros. Pero Jesús no
se asusta de esta realidad.

Para poderlo entender en su justa medida, es necesario hacer notar que


detrás de estos deseos, se esconde un malentendido que está latente y
que es necesario ser consciente no sólo para entender la situación, sino,
sobre todo, con vistas a captar la propuesta de aquel Maestro, que pone
en evidencia los deseos ocultos de todo el grupo. Aquí hay una falsa
concepción del Reino que Jesús anuncia, y que sus amigos lo consideran
bajo el mismo prisma de los reinos de la tierra. Pero resulta que la
propuesta del Maestro de Nazaret va por otros derroteros.

Y es que había una corriente, profundamente arraigada en la conciencia y


en la historia de Israel, de que el Salvador sería un liberador de la
opresión de todos los enemigos y de cuantos se opusieran a los
proyectos de Dios, y todo ello por la fuerza incontenible de este
Liberador. Por lo tanto, se iba imponer por la fuerza, llevando a cabo una
venganza total y radical sobre todos los enemigos de Israel. Está claro que
aquellos amigos de Jesús se encuentran en esa perspectiva o en alguna
muy cercana a estos planteamientos.

Aquí resuenan, con fuerza, las palabras del Maestro y que recogen
cuanto estamos comentando: “No sabéis lo que pedís”. Y es que el
planteamiento que Jesús propone, es radicalmente opuesto a dicha
propuesta. Aquí está la clave de todo el relato y de la importancia que -de
hecho- se le ofrece en el evangelio y testimonio de Mateo.

Vamos a acercarnos con estas anotaciones, bien definidas, al mismo


relato y descubramos si “cuadran” o no en todo su conjunto. Sólo así
descubriremos qué tipo de “RELACIONES” propone el Maestro de
Nazaret. Ahí podremos contemplar toda la NOVEDAD y
RADICALIDAD de su propuesta. ¡Vamos allá!
A LA LUZ DEL EVANGELIO

EVANGELIO: Mateo 20, 17-28

En aquel tiempo, mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando


aparte a los doce les dijo:
- «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén y el Hijo del Hombre va a
ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados, y lo
condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que se
burlen de él lo azoten y lo crucifiquen, y al tercer día resucitará».

Entonces se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos


y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
- «¿Qué deseas?».
Ella contestó:
- «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu
derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
- «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he
de beber?».
Contestaron:
- «Lo somos».
Él les dijo:
- «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda
no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene
reservado mi Padre».

Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos
hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo:
- «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los
grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser
grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser
primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino
para dar su vida en rescate por muchos».

HOY Y AQUÍ

¡Impresionante la propuesta! No es extraño que aquellos, que le seguían


con entusiasmo, se quedaran perplejos ante cuanto Jesús les pone delante
de sus ojos. En aquella cultura, “ser servidor” o “ser esclavo” era el
quehacer de los extranjeros o de los “últimos”. Pero que un Maestro,
como Jesús, plantee lo que plantea… es un lenguaje no adecuado e,
incluso, impropio de su condición.
Precisamente aquí radica la FUERZA del encuentro. Y es que el
principio determinante que plantea es el SERVICIO A LOS DEMÁS, y
no precisamente el servirse de los demás, que era la perspectiva de su
entorno y de los corazones, incluso de sus mismos seguidores.

Y es que “beber el mismo cáliz” que el Maestro ofrece, supone la decisión


consciente de correr su misma suerte, de hacer de la vida una entrega
en favor de los demás. Y ésta es la propuesta, clara y valiente, que Jesús
les hace. El discípulo debe marchar por el camino del Maestro, que “no
ha venido para que le sirvan, sino para dar la vida en rescate por
muchos”. Esto tiene poco que ver con las “pretensiones” de los dos
discípulos y del resto del grupo.

Es verdad que la “muerte del justo” era considerada en el judaísmo como


válido, y que tiene raíces profundas en la espiritualidad del Antiguo
Testamento. Así en Isaías 53, 11-12. Pero es que en Jesús, esta plena
solidaridad con los hombres y la entrega de la vida por ellos es el
PROGRAMA PERMANENTE para sus discípulos. Es su vida
entregada en servicio al Reino. Aquí no hay jerarquía que valga; aquí no
hay puestos de honor. Sólo le cabe al discípulo “beber la copa de Jesús”;
esto es, experimentar la entrega hasta la muerte misma. Éste es el
CAMINO que propone a todo aquél que se encuentra con él. No hay
otra alternativa.

Y es curioso que uno de los dos discípulos del relato, Santiago, sea el
primero que derrama su sangre por su Maestro y Señor, y por el
Evangelio que él presenta. Él ha bebido “el cáliz” y ha derramado su
sangre siguiendo a su Maestro y su causa.

Mensaje y propuesta clara y nítida para todos los seguidores de este


Maestro a través de los tiempos: seguir su estilo, aceptando no el
dominar, el tiranizar y el oprimir, sino siguiendo el camino del SERVICIO
DESINTERESADO a los demás… ¡he aquí el CAMINO y no hay otro!

Aquí no caben otras interpretaciones; no hay escapatoria que valga. Ya en


la vida, lo más importante no es tener éxito y superar o ser más que los
demás. La actitud más coherente y válida es APRENDER A SERVIR,
desde una postura de amor fraterno. Así, los que viven desde la
generosidad, el servicio y la solidaridad son personas que IRRADIAN
una autoridad única. Su vida es grande precisamente porque saben
darla.

HOY y AQUÍ, para nosotros, la propuesta es la misma, con toda su


fuerza y radicalidad. Quien no la acepta así, aunque lo diga, no puede ser
discípulo y seguidor de este Maestro de Nazaret. Esto les costó entender a
Santiago, a Juan y al resto del grupo. Pero sólo desde la EXPERIENCIA
del ENCUENTRO con él y su propuesta, estarán “maduros” para dar
el paso y recorrer el camino del mismo Jesús. Mientras no se produzca el
encuentro, todo será un intento, pero que no cuajará en seguimiento,
aunque pueda darse una especie de “encantamiento”, o algo parecido.

Exigente, pero sugerente todo cuanto nos ofrece la contemplación de


este “cuadro” evangélico”. Una inmensa propuesta para NOSOTROS
porque, de este modo, tú, yo, nosotros seremos quienes hagamos
realidad la propuesta del Maestro y seremos una bendición para nuestro
entorno, para la Iglesia y para nuestro mundo. ¡He aquí el desafío!

Ojalá no le tengamos miedo a este desafío. Seguro que ahí se da una


plenitud de vida que ninguna otra propuesta nos puede ofrecer. ¡Buen
ánimo”!

ORACIÓN

¡Padre amado y bueno!

Tú nos has llenado de dones,


y todo cuanto has realizado,
lo has hecho movido por un amor eterno
en favor de todos nosotros y nosotras,
entregándonos hasta tu mismo Hijo querido.

Por eso, tu estilo y actitud, Padre bueno,


nos invita a darlo todo EN GRATUIDAD,
porque gratis lo hemos recibido.

Padre,
que no nos quedemos encerrados en nosotros mismos,
sino que les demos a los demás,
a cuantos nos encontramos en los caminos de la vida,
lo que hemos recibido de Ti,
para que así, también ellos y ellas,
se enriquezcan y puedan alcanzar la plenitud y la felicidad
que Tú “sueñas” y deseas para todos tus hijos e hijas.

Concédenos, Padre,
los dones de tu amor y de tu misericordia
y que así inundemos nuestro entorno
con esos tus inmensos dones,
especialmente, a los más débiles y necesitados.
PLEGARIA

EN NUESTRA DEBILIDAD ENCONTRAMOS TU FUERZA

Señor,
el caminar de la vida
nos va mostrando que somos débiles
y va desnudando nuestras limitaciones.

Ante el espejo de nuestra persona


nos descubrimos pobres y necesitados...
nos falta la fuerza,
que la rutina y los problemas
van mellando y erosionando
lenta y continuamente.

¿Dónde abrevar agua fresca


que reponga nuestras fuerzas?
¿Dónde asir nuestra mano
para sentirnos firmes?
¿Dónde encontrar el ánimo
que nuestro espíritu necesita?

En nuestra debilidad
encontramos tu fuerza,
Señor de la Vida.

Tú nos enseñas
que reconocernos débiles
es CAMINO de ENCUENTRO
con la fuerza que viene de Dios.

Sólo cuando nos vacíanos y despojamos,


cuando sentimos el vacío
y tomamos conciencia de nuestro límite,
el Dios Bueno y Generoso
nos sostiene, alimenta, anima
y renueva nuestras fuerzas.

Que nuestra vida esté unida a Ti,


que te busquemos con ansías
y sin descanso;
que nuestros ojos busquen tu mirada,
y nuestras manos se estiren
para alcanzar tu apoyo;
que tu Espíritu, Señor,
nos dé el coraje y la valentía,
para seguir andando,
y sobre todo,
para compartir con los demás,
compañeros del camino,
la fuerza que abrevamos en Ti.

Unidos por una mano a Ti,


buscando tu fuerza a través de la oración,
la Palabra,
y la escucha atenta...
unidos por la otra mano a los demás,
compartiendo y convidando
la fuerza que nos alimenta,
tu presencia viva entre nosotros,
caminando siempre a nuestro lado,
sosteniendo nuestros esfuerzos
y guiando nuestros pasos.

En nuestra debilidad,
asumida y presentada como ofrenda ante tus manos,
está nuestra fuerza, Señor,
que en realidad es tu fuerza
que encontramos
al unir nuestras vidas
a tu Proyecto.

Que así sea.

CANTO

NO HABLASTE DE CAMINOS
PORQUE ERES EL CAMINO.
NO HABLASTE DE VERDADES
PORQUE ERES LA VERDAD.
NO HABLASTE DE LA VIDA
PORQUE ERES TÚ LA VIDA.
TÚ ERES EL CAMINO,
LA VIDA Y LA VERDAD.

Camino y Verdad y Vida


es la vida del Señor,
desde que pobre nace en Belén
hasta que triunfa en su resurrección.

Camino, Verdad y Vida


es la vida de Jesús,
desde que oculto vivió en Nazaret,
hasta que dijo “del mundo soy la luz”.

Camino, Verdad y Vida


es la vida del Señor,
desde que a todo exigió renunciar,
hasta que a todos su vida nos dio.

Camino, Verdad y Vida


es la vida del Señor,
desde que manda a todos amar,
hasta que exige el completo perdón.

Camino, Verdad y Vida


es la vida del Señor,
desde que exige la ofensa olvidar
hasta que a todos nos brinda el perdón.

(C. Gabaraín – Disco: “Camino, verdad y vida” – Ediciones Paulinas)

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