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1-. Desde Azul hasta la publicación de Prosas profanas (1896). En este periodo
predomina el preciosismo formal de origen parnasiano. Prosas profanas encarna la plenitud
del Modernismo formal, suntuosidad expresiva, neologismos, innovaciones métricas, etc. Ya
en las últimas composiciones de este libro se intuye un cambio hacia motivos poéticos más
intimistas.
2-. Con Cantos de vida y esperanza (1905), se manifiesta una marcada influencia más
simbolista y una creación centrada en lo íntimo, en la misma línea de los poetas españoles
Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. Este poemario se divide en tres partes. En la
primera, titulada como el libro, aparecen los poemas de temática hispánica y política, basados
en autores anteriores (Cervantes, Góngora), pintores (Velázquez, Goya) o hechos históricos
(pérdida de las colonias en 1898). La segunda parte, titulada “Los cisnes”, recoge poemas
contrarios al poder que E.E.U.U. estaba tomando ya a principios del siglo XX. La tercera parte
del libro se titula “Otros poemas”. La temática es melancólica, triste y amarga. En Poema de
otoño (1910), el autor reflexiona sobre el erotismo y la muerte, en un tono meditabundo y
sencillo.
Campos de Castilla se publica en 1912, aunque con menos de la mitad de poemas de los
que contiene en la edición de 1917, (ya dentro de las Poesías Completas). Supone la
superación total del "primer" Machado por una doble vía:
Los poetas principales son Juan Ramón Jiménez, León Felipe y un escritor que estuvo en
la vanguardia de todo, Ramón Gómez de la Serna. Juan Ramón Jiménez (1881-1958)
descubrió muy pronto que su única dedicación había de ser la poesía. Abandonó sus estudios y
se trasladó a Madrid donde conoció a Rubén Darío. Se casó en Nueva Cork con Zenobia
Camprubí, su compañera infatigable a partir de entonces. El matrimonio se trasladó a América
al estallar la guerra civil. Residió en Cuba y en Estados Unidos. Donde Juan Ramón fue profesor
en diversas universidades. También en Puerto Rico, isla donde fijó su última residencia. En el
56, año de la muerte de su esposa, recibió el premio Nobel de Literatura. El propio poeta
establece las siguientes etapas en su obra: época sensitiva, época intelectual y época
suficiente o verdadera.
La primera etapa o época sensitiva llega hasta 1915. Rimas (1902), además de la huella
becqueriana presente ya en el título, deja traslucir la influencia de los simbolistas franceses.
Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904) sitúan la poesía del autor en la órbita del
Modernismo intimista y simbolista: atmósfera quejumbrosa y doliente, sentimientos de
soledad y melancolía, inevitabilidad del paso del tiempo, presencia de la muerte, recuerdos,
jardines y flores, paisajes otoñales, léxico decadente, adjetivación matizada, abundancia de
sinestesias, etc. Durante su estancia en Moguer (Huelva) compone numerosos libros:
Elejías Pastorales, La soledad sonora, Poemas májicos y dolientes…En ellos reitera los
motivos y al ornamentación modernista. Pero otros elementos preludian una poesía más
personal: búsqueda de lo cotidiano y de la vida sencilla, descubrimiento del paisaje e
identificación con la Naturaleza, delicada ironía. Hay en buena parte de ellos, un intento de
superación del Modernismo. Estío (1916) es ya claro exponente del cambio: estamos ante una
poesía a la vez conceptual y formalmente sencilla, rasgos básicos de la segunda etapa.
En su prosa lírica: Platero y yo (1914), escrito durante su estancia en Moguer (1905-11),
muestra su anhelo de gozosa armonía con la Naturaleza. Hay delicada ironía, sentimiento
cordial, ansia de belleza, presencia del medio rural. A veces, la armonía y el orden cósmico se
ven amenazados por la violencia, el odio, la injusticia, el dolor y la muerte.