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Violencia familiar
La profesora Sokolich Alva nos recuerda que: "(..) a nivel nacional, la lucha contra toda
forma de violencia familiar significo el reconocimiento a un problema social que iba más
allá de los límites de un hogar y que no podía seguir siendo considerado como un asunto
de naturaleza privada, pues la violencia constituye una grave violación a los derechos
fundamentales de la persona.
Los procesos de violencia familiar son procesos humanos y, como tal, Policía Nacional,
Ministerio público y poder Judicial deben analizar cada caso en concreto, teniendo en
cuenta las diferentes fases de la violencia. Estas fases han sido sintetizadas por Núñez
Molina Waldo Y Castillo Soltero, María del Pilar de la siguiente manera:
2) Fase aguda de golpes: Núñez Molino Waldo y Castillo Soltero, María del Pilar señalan
que esta fase se caracteriza por el descontrol. En esta fase ya no sola hay insultos y
amenazas, sino que se producen golpes de mayor entidad y de manera reiterada. Las
mujeres se muestran sorprendidas frente al hecho agresivo que se desencadena de
manera imprevista ante cualquier situación de la vida cotidiana por trivial que fuere.
3) Fase de calma "amante" (luna de miel) Conforme a los autores, esta etapa se
caracteriza por una conducta de arrepentimiento y afecto del hombre golpeador, y de
aceptación de la mujer que cree que el hombre cambiará. En esta etapa predomina una
imagen idealizada de la relación acorde con los modelos convencionales de género.
Luego, tarde o temprano todo vuelve a comenzar y la fase primera se vuelve a repetir.
Es muy importante tener en cuenta el análisis de las fases desarrolladas por Núñez
Molina Waldo y Castillo Soltero, María del Pilar, ya que de este modo, se entenderá en
su real dimensión el problema de violencia familiar. Con la ley anterior, sucedía que
algunos inadvertidos servidores del Estado no entendían la problemática y, por ejemplo,
declaraban procedente Pedidos de "desistimiento" que habitualmente ocurrían en la
tercera fase del ciclo de violencia.
Esto ya no debería suceder con la aplicación la nueva ley Nº 30364, estando a que, en
estricto, no caben los pedidos de desistimientos de denuncia en el proceso penal. Donde
recae aún la duda es si antes de que se remita el caso al Fiscal Penal o Juez de Paz, para
el inicio del proceso punitivo, ante el Juez de Familia, pudiera presentarse un pedido de
desistimiento y así evitar la continuación de la denuncia.
Considero que tampoco debiera proceder el desistimiento, estando a las fases del ciclo
de violencia y al ejercicio público de la acción penal.
Ahora bien, entre los argumentos comunes o habituales para desistirse tenemos: "me
reconcilié", "la denuncia viene afectando a la familia" o "estoy arrepentido de haber
denunciado". En el cambio de la fase aguda de golpes a la fase de calma "amante", es
común que la víctima que denunció inicialmente y exigió las medidas de protección del
caso, luego pida el "desistimiento" o "retiro de denuncia".
Entendiendo las fases del ciclo de violencia, por ejemplo, comprenderemos, el interés
máximo inicial que tiene la presunta víctima y el desgano posterior de seguir con la
investigación o proceso.
En estos casos, el Juez de Familia luego de recibida la denuncia, sin dejarse llevar
necesariamente por todo lo que dicen las partes, deberá recurrir a una investigación
sumaria, en lo posible, con testimonios, pericias o certificados médicos, con la finalidad
de expedir las medidas de protección adecuadas. El camino es complicado no solo por
el breve tiempo que le otorga la ley al Juez para resolver dichas medidas, sino que el
Magistrado tendrá en contra muchas veces, al agresor y a la propia víctima
“arrepentida” que no desea que su caso lo siga conociendo el Estado. En lo personal, he
apreciado que la víctima o agresor denuncian al Magistrado o impugnan todo tipo de
resolución que este dicte, con la finalidad de dilatar o frustrar la investigación.
Por nuestra parte, teniendo en cuenta algunos aspectos de la definición brindada por el
Dr. Christian Salas Beteta, consideramos que violencia familiar es el acto u omisión,
único o repetitivo, que causa daño no patrimonial (daño a la persona y daño moral) y
que, a su vez, puede traer consigo daños patrimoniales (daño emergente y lucro
cesante), realizado por uno o varios miembros de la familia, en relación de poder, en
función del sexo, edad o condición física, en contra de otro u otros integrantes de la
misma, sin importar el espacio físico donde ocurra.