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Modos de vida y acontecimiento

Según Zafer, cuando Deleuze habla de lo incomposible como algo diferente


a lo imposible, no da el salto efectivo de uno al otro. El problema, según la
traducción al español del francés de Zafer, es que la referencia a lo compo-
sible e incomposible es la resonancia, un concepto que Deleuze toma de
Simondon. Zafer propone un tercer modo de interferencia de ondas de fre-
cuencia, ya no disonantes, ni resonantes, sino desonantes.
Simondon en su teoría de la individuación, prefirió usar el término de
información, como aquellos elementos sin forma previa. El concepto de
información nos permite pensar en elementos reales, no necesariamente
actualizados en una forma concreta, y actuando, sin embargo, sobre otros
elementos sí individualizados. Para sentir un ejemplo de este tipo, podemos
ubicarnos en las diferentes afectaciones corporales que se viven al seguir
las cuerdas de tambores por las noches montevideanas. O en algunas com-
posiciones experimentales musicales que apelan a vibraciones sonoras no

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2. Acontecimiento y cartografía

audibles y que sin embargo producen una afectación corporal14.


Si el universo está compuesto por las p-branas, vibrando a diferentes fre-
cuencias, comportándose como partículas o como energía según la vibra-
ción, podremos comprender que algunas de estas series de ondas armoni-
cen, resuenen, produciéndose de esta manera las diferentes individuaciones,
objetos. Nos centraremos en esta resonancia un poco más adelante, cuando
trabajemos con Uexküll.
En cambio, cuando las imágenes no adoptan forma ninguna, se produce lo
que en las ondas sonoras se da en llamar ruido o disonancia. El ruido puro,
si existiera en ese estado, no permite que ninguna imagen adopte forma, en
este caso, de sonido armónico.
El problema que advierte Zafer (o su traductora, o mis oídos) es que, en
este entendido, no existe ninguna otra posibilidad que la resonancia, pues
la disonancia nos hablaría de un ruido puro, cosa que como ya vimos sería
una abstracción (Aracagök, 2013). No hay ruido sin principio de sonido
armónico (caos-criba). Por lo tanto, todo sería composible. En otra palabra,
univoco. En la resonancia no hay devenir. Ella se dice en un sentido, porque
solo concibe lo actualizado o formado. Para Zafer, si todo es resonancia,
¿dónde quedan los potenciales preindividuales que insisten por actualizar
nuevas individuaciones y que dan sentido a los procesos transductivos?
La resonancia o la disonancia, tienen una fuerte conexión con los conceptos
de composibilidad e incomposibilidad de Leibniz, trabajados por Deleuze.
El Universo está compuesto por series funcionales (recordemos que Leib-
niz era también matemático). Estas series, según sus movimientos producen
mundo. Si las series convergen, entonces se produce una figura (individua-
ción). La convergencia de las series llegan al nivel de producir todo un mun-
do individuado, es decir, un mundo continuo. En este caso, cuando el con-
junto de continuidades convergentes es máximo, ese mundo es composible.
En cualquier otro caso, donde hay una cantidad mayor de series divergen-
tes, decimos que ese mundo es incomposible, porque se conservan algunas

14 Se pueden encontrar en internet, en Youtube, algunas experiencias de este tipo, incluso


con efectos visuales vivenciales, a modo de performance. Recomiendo en particular a Ryoji
Ikeda y Pan-sonic.

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discontinuidades entre las continuidades menores (Deleuze, 2006b, p. 95).


Según Deleuze, Leibniz, quien produce los conceptos de composible e in-
composible, tampoco pudo llegar al fondo de la cuestión de la incomposi-
bilidad. Pues la incomposibilidad, que refería a la divergencia entre series
funcionales, siempre tuvo un rasgo negativo por la misma divergencia, no
quedando lejos así de la imposibilidad. La imposibilidad para Leibniz no
era una opción pues, si Dios opta siempre por la menor discontinuidad, la
continuidad entre los atributos de la mónada y el mundo en que la mónada
existía era necesaria. “Tenemos la impresión, nos dice Leibniz, que en nues-
tro mundo hay discontinuidades, saltos, rupturas. (....) Pero de hecho no los
hay” (Deleuze, 2006b, p. 94). El solo poder pensar un imposible ya lo hacia
posible, por lo cual el imposible nunca conservaba tal estado. En cambio,
lo composible refería al mejor mundo posible y lo incomposible a los otros.
Como Dios siempre elegía el mejor mundo posible, el más composible, fi-
nalmente el incomposible era efectivamente un imposible.
¿Podemos ante este panorama pensar una afirmación de la divergencia? La
convergencia de las series producen las individuaciones. ¿Por qué? Porque
la convergencia se da en un sentido, la del centro de convergencia donde se
acumulan los términos de las series para producir el individuado.
La divergencia de las series, ¿qué produce? El alejamiento proporcional de
las series divergentes puede afirmar un distancia positiva que concrete un
no actualizado, es decir, un virtual, en este espacio. Esta frontera, esta zona
de punto posible y no actualizado debido a la divergencia de la serie, es lo
que llamaremos desonancia. El o los efectos producidos en la frontera entre
lo audible y lo no audible, entre lo visible y lo no visible, entre la forma y lo
informado. Estos efectos se encuentran en el dislocamiento, en el momento
de la inclinación generada por el clinamen. En el devenir. Por esto el sentido
no es unívoco. Por esto no es resonancia. Es salto y, como ya lo sabemos,
todo salto lo es en dos sentidos a la vez.
La desonancia es el efecto que nos importa, porque es el efecto que anuncia
el acontecimiento. Solo después del acontecimiento podremos teorizar estos
efectos, y por eso nada de esto tiene importancia sin el ser humano que lo
traiga a colación y le de un sentido, ya unívoco, ya resonante, ya sin aquel
acontecimiento. La resonancia convive con la desonancia, es lo que permite

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darle una forma a eso que no la tiene.


Al final de la conferencia Zafer se pregunta, “¿no es el momento más perturbador
cuando uno está desonando salvajemente?” (2013)
Para pasar esta frontera que impone la desonancia, esta frontera desde las
imágenes-movimiento al pensamiento, es preciso volver algunos pasos. Re-
tomar el mundo de las imágenes-movimiento accionando y reaccionando
sin retardo. Para descubrir que hay un retardo y por lo tanto otras cosas
que suceden.
Como ya dijimos esta abstracción es posible porque es pensable por un
hombre. En este punto es que se impone un retardo y la disposición de las
imágenes cambia.
El universo de las imágenes-movimiento tal como lo venimos describien-
do solo es pensable a partir de la existencia de ciertas imágenes especiales,
privilegiadas, en torno de la cual se ponen a girar otras imágenes. Bergson
llamó a esta imagen sistema nervioso. Deleuze, cerebro. El término común
a los dos: centro de indeterminación. ¿Por qué centro? ¿Porque se dispo-
nen las otras imágenes en un movimiento circular? Lo venimos advirtiendo
desde el comienzo del capítulo. Si no existiera un centro privilegiado, una
perspectiva, no habría ordenación, jerarquización. Y por lo tanto toda la
descripción anterior nunca hubiera sucedido. Si este capítulo fue posible es
gracias a la ordenación, a la jerarquización y a la codificación, que distribu-
yen el mundo de determinada manera y no de otra.
El centro de indeterminación lo que introduce en este universo es justa-
mente la indeterminación, a través del tiempo. “Todo pasa como si en este
conjunto de imágenes que llamo universo, nada realmente nuevo se pudiera
producir más que por la intermediación de ciertas imágenes particulares,
cuyo tipo me es suministrado por mi cuerpo” (Bergson, 2006, p. 34). Una
imagen acciona sobre esta imagen privilegiada y en vez de accionar sin
retardo tal como venía sucediendo, el centro de indeterminación genera
una detención del movimiento. Aunque sea mínima, es una detención del
movimiento. Solo así puede suceder a partir de él, una acción propiamente
dicha sobre otras imágenes. A partir de aquí es que podemos ensayar una
especie de clasificación o codificación de las imágenes en imagen-percep-
ción, imagen-afección, imagen-acción (Deleuze, 2009a, p. 176). Una ima-

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