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LOS HOMBRES Y EL CAMBIO

Por Michael Flood

El antisexismo se trata de hacer cambios. En nuestras vidas


privadas, en los espacios públicos y a través de grupos. Es vital
comprender las experiencias de las mujeres y conocer los aspectos
básicos de la teoría feminista. Pero existen algunos peligros en
ser "nuevos hombres sensibles". Michael Flood nos orienta.

Durante unos cuatro años he mantenido lo que podría llamarse un "diario". Al leer sus páginas
me percato de que han ocurrido cambios importantes. Tengo más claridad acerca de las
relaciones, pienso más en cómo funcionarán y en cómo negociarlas. He aprendido a usar
condones (¡aunque no muy bien!) y me siento más cómodo respecto a usarlos durante el sexo.
Tengo una mejor relación con mi madre y dedico más tiempo a mis amigos. Conozco más sobre
los peligros de utilizar el feminismo para obtener poder. Pero aún hay hábitos que no he podido
cambiar: quedaron algunos patrones obsesivos de una antigua relación; la pornografía aún me
provoca tentación; y mi conciencia sobre el trabajo doméstico es baja.

Todo esto requirió de un cambio consciente, o sea, un compromiso consciente de alterar algunas
conductas o formas de pensamiento. Pero no todo es producto de un esfuerzo individual; el
apoyo y la motivación de mis amistades, por ejemplo, han sido cruciales.

Estos cambios también están relacionados con el contexto; me ha afectado el estar en contacto
con feministas activas y hombres homosexuales, así como mi participación en las políticas
estudiantiles, entre otras cosas.

Existen también factores históricos, culturales, políticos y económicos que nos afectan a todos
los hombres. En Australia, por ejemplo, el escaparse de no hacer ninguna tarea doméstica es
mucho más difícil de lo que fue hace 15 años.

Sucede todo el tiempo

El cambio, en el sentido de "hacernos diferentes", está ocurriendo constantemente en nuestras


vidas. Cada uno de nosotros toma decisiones, modifica y construye facetas de su personalidad.
Esto es cambio consciente. También cambiamos sin acciones conscientes. Esto se debe a que
cada individuo existe en redes de relaciones sociales que son dinámicas y que, por tanto,
moldean su vida. En cada sociedad hay restricciones específicas y también posibilidades para
las vidas de las personas.

Lo que los hombres hacemos y somos ocurre, y puede cambiar, en varias áreas. El área de las
relaciones sexuales y emocionales, la familia, el terreno "privado" o doméstico es, en algunos
aspectos, el área de práctica más difícil que los hombres enfrentamos y cambiamos. Nuestros
hábitos emocionales están profundamente arraigados, y es desafiante y duro el que nuestro
poder personal sea cuestionado. Pero las formas en que vivimos y nos relacionamos con otras
personas están abiertas al cambio -- haciendo que las relaciones sexuales no sean opresivas,
disminuyendo el poder patriarcal de la paternidad, abandonando la violencia doméstica (el
maltrato a la mujer en el hogar), estableciendo relaciones amorosas.

Todas las relaciones personales tienen una cierta política. La opresión ocurre precisamente en
este nivel cotidiano ordinario; por ejemplo, en conversaciones, en la violación, el trabajo
doméstico, las emociones. Hacer cambios en estas áreas erosiona los patrones de la opresión.
Los hombres necesitamos enfrentar el sexismo como una serie de conductas e ideas que
literalmente encarnamos. El sexismo es algo que hacemos y pensamos.

Los espacios tales como el trabajo remunerado, los partidos políticos, los sindicatos y otras
organizaciones también ofrecen posibilidades para el cambio político contra el sexismo y el
patriarcado. En cualquiera de estos espacios encontramos múltiples ejemplos de sexismo: la
forma en que los hombres dominamos los puestos ejecutivos; los métodos de trabajo que
excluyen a las mujeres; el acoso sexual; la ceguera ante la posición y las experiencias de las
mujeres, etc. Los hombres podemos intervenir en cualquiera de estos espacios. Las estrategias
colectivas o grupales son vitales para desmantelar la opresión.

Cambio a través de grupos

Los "grupos de concientización para hombres" (GCH) iniciaron en 1971 en los Estados Unidos,
en gran medida como respuesta al resurgimiento de un movimiento de mujeres organizado.
Desde entonces, hay GCH en Gran Bretaña, Australia y algunos países europeos como
Alemania Occidental y Holanda. Actualmente hay en Australia entre 20 y 30 grupos de
hombres. Canberra ha tenido 2-5 grupos en los últimos años.

En los GCH ha habido tendencias políticas divergentes. Dos sectores son especialmente claros
-- el de "hombres contra el sexismo" y un sector más conservador de "liberación masculina".
Los GCH tienen posibilidades tanto radicales como conservadoras. Los GCH antisexistas, si se
forman adecuadamente, son muy buenos para facilitar desafíos, cambios y crecimiento. A través
de los procesos del grupo podemos construir nuevas formas de identidad, conciencia y maneras
de relacionarnos con otras personas y así transformar nuestras vidas diarias.

¿Por qué debemos cambiar los hombres?

¿Por qué debemos los hombres cambiar y oponernos al sexismo y al patriarcado? He aquí
algunas razones:

* altruismo
* principios de justicia e igualdad
* mayores posibilidades de amor, apoyo y cariño hacia y de otras personas, y de otros hombres
en particular
* el beneficio del crecimiento emocional
* mejores relaciones con las mujeres
* contactos positivos y saludables con niños y niñas
* evitar la violencia de otros hombres y el temor hacia los hombres
* menores probabilidades de violencia proveniente de grupos y naciones
* porque las mujeres están pidiendo y exigiendo que cambiemos, y no nos permitirán seguir
oprimiéndolas

¿Antisexista?

¿Qué significa, para los hombres, el ser antisexistas? Ned Lyttleton responde bien esta pregunta
y realmente me gusta su descripción de los procesos involucrados.

"Dado que el sexismo es la práctica del privilegio masculino --la realización del poder de los
hombres--, el antisexismo debe empezar con el reconocimiento de ese poder y con la intención
de combatirlo en cualquier forma concreta que sea posible en nuestras vidas. La intención es
esencial […] Lamentablemente, la intención no garantiza ninguna acción o movimiento, pero
ciertamente no podemos movernos sin ella. Al principio la intención tambalea; hay mucha
resistencia, poco movimiento, mucha resistencia, poco movimiento -- un patrón muy conocido
por cualquier feminista que haya confrontado a un hombre por su sexismo. Pero, idealmente, la
práctica desarrolla el análisis, y el análisis se conecta con la práctica.

"Después de repetir una y otra vez nuestros errores, aprendemos a reconocerlos por nosotros
mismos y empezamos a cambiar nuestras acciones. En áreas en las que siempre hemos esperado
y ganado acceso a las vidas y los cuerpos de las mujeres, nos hacemos menos invasivos y
tomamos menos espacio. Y aprendemos a escuchar en áreas en las que solíamos dominar, tomar
control y adueñarnos.

"En espacios en los que nunca tuvimos que darnos cuenta de que lo que asumimos como
universal, lo que damos por sentado, es sólo una realidad, nos percatamos de otras realidades
aparte de la nuestra y nos sentimos muy culpables durante un tiempo. Pero la culpa es un estado
paralizante que impide la acción y rápidamente se convierte en resentimiento. Así que
empezamos a actuar de nuevo, pero desde una nueva perspectiva. En lugar de bloquear el paso,
damos a las mujeres un mayor acceso a nuestros grupos, nuestros pensamientos, nuestras
emociones, nuestras vidas. Nos arriesgamos a cometer errores y a ser criticados (y lo seremos),
pero tratamos de no estar a la defensiva o de escondernos en un lugar seguro. Esto es ser
responsables.

"Cuando hacemos esto en nuestras vidas personales y políticas, en cualquier proporción que
nuestro proceso particular lo exija, podemos llamarnos hombres antisexistas, recordando que
nuestra socialización y la construcción de nuestra sociedad son tales que no hay un solo hombre
que no sea sexista".

Informándonos

Me molesta la ignorancia y miopía que los hombres frecuentemente muestran en relación a


aspectos básicos de las experiencias de las mujeres y hacia la teoría feminista. Es vital que los
hombres tengamos una mínima comprensión de la política del género.

Personalmente, me gusta la teoría, me siento cómodo y familiarizado con ella, en parte por
haber estado en el ámbito académico. La teoría me ha resultado útil, empoderizante e
inspiradora (y a veces también mistificante y frustrante). No espero que a todo el mundo le
guste leer teoría feminista, pero es esencial conocer al menos algunos de sus aspectos básicos.
De lo contrario, el peligro es clásico para los hombres: ignoramos, trivializamos o atacamos las
vidas y perspectivas de las mujeres, y aceptamos los mitos dominantes.

Una de las mejores formas de informarnos consiste en leer teoría feminista --libros, revistas,
periódicos. Debo enfatizar la importancia de que comprendamos lo que las feministas están
diciendo. La teoría feminista es increíble. Otra buena forma es escuchar a las feministas (y, de
hecho, a todas las mujeres) para aceptar que ésta es su experiencia y respetarla.

Es esencial, por ejemplo, que los hombres aprendamos sobre la experiencia de las mujeres de
ser violadas o acosadas sexualmente. Cuando leo sobre las experiencias de las mujeres, esto
ayuda a eliminar los mitos patriarcales acerca de la violación. El leer discusiones feministas
sobre la violación (así como escuchar a víctimas de violación) ha significado que yo pueda
creerles más a las mujeres y ver la violación como lo que es: real, común y opresiva.

"Nuevos hombres sensibles"


En el proceso de informarnos sobre la política del género y cómo cambiarnos a nosotros
mismos, hay algunos peligros potenciales, algunas cosas que deben ser evitadas.

Si eres un "nuevo hombre sensible" y al leer sobre el sexismo piensas, "Esto no se aplica a mí;
yo soy un buen hombre", piensa de nuevo. Los hombres como yo --que me creo tranquilo y
consciente-- pueden ser tan peligrosos como otros que son abiertamente sexistas. Tal vez no
practicamos de manera obvia el odio hacia las mujeres (misoginia) ni les silbamos en la calle,
las llamamos "culos" todo el tiempo o hacemos comentarios abiertamente sexistas, pero
podemos hacer mucho daño, por ejemplo, jugando juegos emocionales de poder en nuestras
relaciones con ellas. Y sin importar lo "buenos" que seamos, ganamos poder en formas muy
tangibles sólo por ser hombres en una sociedad patriarcal.

El conocimiento de la teoría feminista puede ser utilizado en formas opresivas. Los hombres
"conscientes" podemos (mal)utilizar y distorsionar los argumentos feministas para atacar a las
mujeres, por ejemplo, provocando sentimientos de culpa y acosando a nuestra compañera (o a
otras mujeres) por usar tacones altos, escotes bajos, faldas cortas o maquillaje. No nos
corresponde decirles a las mujeres que rechacen la femineidad --ésta es otra forma de control
patriarcal. Yo lo he hecho.

Los hombres podemos dividir a las mujeres en categorías de "verdaderas feministas", cuyas
opiniones son ocasionalmente tratadas con respeto, y "otras mujeres", a quienes ignoramos y
trivializamos. Ambas prácticas son formas de sexismo y de mantener el poder patriarcal.
También somos muy buenos para la intelectualización y la abstracción. Podemos hablar de que
"los hombres" esto y "los hombres" aquello, pero nunca sobre lo que YO hago o lo que YO
siento.

Algunos hombres podríamos adoptar el feminismo como el sabor del mes, para ser
ideológicamente sólidos y "versados", y no porque realmente signifique algo en nuestras vidas.
Por supuesto, es bueno tener la aprobación de las feministas, pero ésta no debería ser la
motivación para actuar. Algunos hombres podrían decir que apoyan el feminismo, o bien que
ellos mismos son "feministas", porque quieren acostarse con mujeres que son feministas.

La mejor forma en que los hombres podemos usar la teoría feminista consiste en desarrollar una
crítica de las conductas y las actitudes de los hombres, así como una conciencia de las
posibilidades de cambio, en lugar de desarrollar una crítica del feminismo. Deberíamos explorar
las implicaciones que el feminismo tiene para la posición de los hombres en el mundo.

En el ámbito académico, podemos examinar la práctica de disciplinas académicas existentes, a


menudo patriarcales. En cualquier campo que nos interese o en el que trabajemos, ya sea
educación para la salud, arquitectura, ecología o economía, existe un componente relevante de
pensamiento feminista que deberíamos consultar. Los hombres ciertamente podemos explorar el
feminismo en formas constructivas y prácticas.

Estrategias para el cambio

* Infórmate.
* Convéncete de que puedes cambiar.
* Habla con otras personas.
* Involúcrate en la escena.
* Pregunta qué puedes hacer.
* Conviértelo en una prioridad.
* Dispónte a escuchar y aprender.
* Acepta la crítica y aprende a usarla para tu cambio personal.
* Supera la parálisis provocada por la culpa.
* Nosotros somos el problema.
* El silencio es complicidad.
* Ten fe en el poder de cambiarte a ti mismo.
* Permítete estar equivocado.
* Habla con otros hombres.
* Escucha a las mujeres.
* Responde a ellos y ellas.
* Apoya activamente las luchas de las mujeres.
* Reconoce las dificultades, maneja las que puedas e identifica y sé honesto respecto a las que
no puedas manejar.

El antisexismo nos involucra en una acción positiva y creativa. No basta ser "buenos" o
"tiernos". Necesitamos coraje, fuerza y pasión para cambiar la opresión.

Copyright 1995.
Revista XY: men, sex, politics
PO Box 26, Ainslie ACT, 2602, Australia
Título original: Men and Change

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Traducción:
Laura E. Asturias
Editora, Revista *Tertulia*
Guatemala
leasturias@intelnet.net.gt
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